Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.

Hola, esperando que disfruten el capítulo ;)


Ginny Weasley pasó a la página siguiente con el semblante aburrido, aunque realmente estaba frustrada, no podía deshacer aquel contrato inmobiliario que había firmado una semana atrás, bien le había dicho ese hombre que le recomendaba leerlo detenidamente, se ofreció a darle el tiempo necesario y contestar sus dudas, pero no pensó que pudiese afectarle tanto como eso.

Un año tenía que pasar para poder cancelarlo, 365 días era el plazo, y no conforme con eso, según lo que había investigado en internet, tenía que dar el aviso tres meses antes, así que en teoría, tendría que estar otros noventa días, cuatrocientos cincuenta y cinco días, o pagar una indemnización y aparte, un mes de renta extra, si hacía eso, se iría a la quiebra de inmediato.

Resopló dando vuelta a la siguiente hoja, su firma estaba estampada en el papel, como si fuese una gran victoria y no lo era, observó a su hermano, que estaba en el sofá, alimentando a una chinchilla, tenía una enorme sonrisa, y parecía un papá orgulloso de su bebé.

—Oye, ¿crees que tú y alguno de tus amigos pueda ayudarme con mis cosas? –Habló de repente, pero no asustó a su hermano.

—Claro, ¿cuándo quieres mudarte? –Cuestionó observándola.

—Lo mejor sería el fin de semana, para tener tiempo de acomodar todo, y no llegar tarde a la escuela.

—Genial, le diré a Cedric, que no tiene turno el fin.

—Te lo agradecería muchísimo, ahora tengo que irme o llegaré tarde, cuida a ese bebé muy bien.

—Siempre lo hago –sonrió.

El trayecto a la escuela fue bastante largo, y pasó la mayor parte del tiempo pensando en cómo podía solucionar eso, posiblemente encontrar a alguien que ocupara un apartamento y aunque el contrato estuviese a su nombre, dejarle vivir ahí, si las cosas iban bien, por lo mientras, lo primero que haría era cambiar el picaporte y colocar unos cuantos seguros extras, eso mantendría a la gente no deseada fuera de su apartamento en lo que arreglaba las cosas.

—Buenos días, niños –saludó con una enorme sonrisa.

Sus alumnos no tenían la culpa del desastre que era su vida por culpa de sus malas decisiones en la vida, dejó sus cosas sobre su escritorio y se dedicó a dar la clase, el ánimo de los pequeños le ayudó a olvidarse de todo, y centrarse en ese enorme y maravilloso mundo al que solo las mentes inocentes podían crear para ella.

El receso llegó tan solo en un abrir y cerrar de ojos, se reunió con Lavander y Luna que estaban discutiendo de lo que había pasado con sus alumnos, ambas daban los últimos grados, así que sus alumnos eran más problemáticos que los de ella, se sentó esperando el contexto.

—Por favor –suplicó Lavander –pon un nuevo tema a la mesa, ya no soporto, quiero hablar de otra cosa que no sea el infierno que me espera cuando termine mi tiempo libre –sonrió.

—Bueno, renté un nuevo apartamento, pero… ahora no estoy muy segura de querer vivir ahí –se encogió de hombros –así que ¿conocen a alguien que ocupe donde vivir?

—No –contestaron a unísono las chicas.

—Pero ¿qué tiene de malo? –Preguntó Luna.

—De malo, pues no tenía nada, comenzaron a remodelarlo, y sabemos que puede llegar a ser un completo caos.

—Cierto –admitieron las jóvenes –pero supongo que eso será bueno, no te deshagas de él sin antes darle una oportunidad.

Les sonrió, tenían razón, pero no podía decirles o más bien, no quería decirles la razón por la cual no quería vivir en ese lugar, sabía que Draco Malfoy podía tener a la mujer que quisiera a sus pies con tan solo chasquear los dedos, y que realmente ella estaba fuera de sus ligas, pero ¿qué era capaz de hacerle solo por fastidiarla? Lo único bueno, según por sus propias palabras, era que se aburría pronto, aun así, podría arruinarle la vida en tan solo cinco segundos.

—Así que, por favor, pon al día tu venganza, no nos has dicho ¿qué ha pasado con Michael Corner? –Cuestionó Lavander.

—Ah, lo dejé por la paz, ya no quiero perder mi tiempo en alguien como él, realmente no lo vale.

—Bueno, te ha tomado bastante tiempo decidirlo –murmuró Luna.

—Por algo dicen que la venganza se sirve fría, porque si no, te aburre.

—Creo que mientras más tiempo te tome, más te aburre –murmuró Ginny.

—Oh, no, la venganza nunca aburre, Ginny –sonrió –siempre es gratificante ver a tu enemigo sufrir –informó Luna, en ese tono suave y dulce.

—Rayos, te veo y no creo que dijeras eso –murmuró Lavander.

—Cierto, viéndote toda tierna con esas palabras hace que suene más escalofriante –admitió Ginny.

—Caras dulces vemos, mentes perversas no sabemos –se encogió de hombros con una sonrisa divertida.

—Rolf tiene que tener mucho cuidado, en serio –se estremeció Lavander.

—Es bueno que siempre bien las cosas antes de hacer una estupidez, es bueno que sea un adulto responsable –informó Luna.

—Sí, ya lo creo, me temo que comenzaré a ser una adulta responsable contigo, por si las dudas, Luna –negó Lavander.

La charla cambió de tema, por fortuna, tampoco quería hablar de Michael Corner, que no la hubiese buscado era un gran alivio para ella, no podría soportar tener que estar rechazándolo y temiendo a que en un momento de aburrición, Draco Malfoy decidiera arruinarle toda la vida, avanzó hasta su salón de clases y sonrió al ver a sus niños sentados, aunque sí, charlando y riendo, todos estaban sentados en sus respectivos lugares, guardaron silencio en cuanto la vieron y la volvieron a saludar completamente felices.

—M—

Estar satisfecho y frustrado al mismo tiempo era algo nuevo con lo que tenía que lidiar Draco, si bien tener sexo con Ginevra Weasley lo había devuelto a ese estado de relajación que había experimentado después de estar con ella, el tan solo pensar que se había reusado a iniciar un nuevo juego con él, lo enfadaba ¿por qué se había negado? Si era más que obvio que podía y la satisfacía sexualmente, ¿qué era lo que no le agradaba de estar con él?

Era algo de lo que no podía obtener respuestas, tenía que dejarla en paz, eso era lo mejor, antes de que se obsesionara y llegara a un lugar muy obscuro que no beneficiaría a absolutamente a nadie, ojalá las cosas con Millicent jamás se hubiesen ido a la basura, en esos momentos sería el hombre más feliz, y no uno frustrado en más de un sentido, eso jamás le había pasado.

Se sentó sobre la cama, echando un vistazo a la mujer pelirroja detrás de él, cabe mencionar que era una maldita peluca, Bellatrix no contrataba mujeres con cabello llamativo, al menos no dejaba que lo luciera, después de Ginevra, un par de chicas comenzaron a usar pelucas pelirrojas, pero solo eso, solo él y claramente Michael Corner, sabían que ese color era natural para ella.

Gruñó al ver a la joven moverse, buscando abrazarlo, algunos pequeños mechones negros salieron de la peluca, así que eso lo enfadó más de lo que ya estaba, la mujer era buena en la cama, pero no había logrado llevarlo a un lugar pacífico en su mente.

Comenzó a vestirse mientras la joven al no encontrarlo se incorporó agotada visiblemente, casi dos semanas sin actividad sexual, lo habían llevado a tener bastante energía acumulada, nada que partidos de golf, tenis pudieran quitarle, así que tuvo que recurrir a ese lugar para encontrar a alguien dispuesto a ir por más de una ronda.

—Te ves relajado –murmuró ella.

—Claramente no me conoces –se burló él.

—Vuelve aquí y puedo ayudarte de nuevo –se escurrió de la cama, lo rodeó desde atrás acariciando su pecho.

—Eres buena, pero realmente no me has ayudado en mucho.

—Esos condones terminaron bastante llenos, así que me atrevo a decirte que sí fui de mucha ayuda –sonrió fanfarrona.

—Eyacular es algo que se puede hacer aun masturbándote –le recordó –no fue mucha la diferencia.

La alejó de él y terminó por vestirse, el pasillo estaba casi vacío, Blaise salió de otra de las habitaciones visiblemente satisfecho, así que eso le irritó más el día, sin duda algo había malo con él, mientras los demás se satisfacían con mujeres al azar, él no podía, si fijaba su vista en una, solo quería a esa mujer hasta que se aburriera, aun si era sexo sin compromiso.

—Te ves de bastante mal humor ¿qué pasó?

—Nada, Zabini, nada.

—Tu cara dice otra cosa, no puede ser el trabajo o no estarías aquí.

—Déjame en paz –gruñó y se alejó a zancadas del chico que se burló por lo bajo.

El viernes por la noche, se hartó de ese mal humor, así que decidió tomar cartas en el asunto, condujo de mala gana hasta el edificio que había comprado recientemente, siempre lograba lo que se proponía y obtenía a la chica que quisiera, así que Ginevra Weasley no sería la excepción, no la quería hacer su esposa, solo quería llevársela a la cama las veces que pudiese antes de aburrirse de ella y dejarla como a las demás.

Se detuvo frente al edificio, se acomodó el saco y observó a la ventana del apartamento de la joven, efectivamente se había mudado ya, la luz estaba encendida y ella estaba dando la espalda a la calle, cerró la puerta y colocó la alarma dispuesto a subir hasta su apartamento, pero se detuvo justo cuando una cabellera rubia apareció, ese hombre no estaba en los registros que había obtenido de ella ¿quién demonios era?

Su furia creció cuando lo vio darle una copa que ella aceptó, cuando pudo verla a la cara, fue porque él señalaba algo. Ese imbécil ya estaba planeando remodelar lo que él había mandado colocar ¿quién rayos se creía que era?

La frágil idea de que era su nuevo novio lo golpeó, ¿en serio había comenzado a salir con alguien tan pronto? Bueno, no es como si su ruptura con Corner hubiese sido ayer, y como si lo de ellos hubiese sido algo… estable o una relación.

El chico sujetó el hombro de la pelirroja y su mano se escurrió hasta su cintura, abrazándola, el enfado de Draco incrementó más de lo que debería hacerlo, así que volvió a subir a su auto, al inicio no pensaba hacer nada en su contra, pero… era bueno arruinando vidas, desquitándose con la gente, era su don, y si había algo que nunca lo aburría, era la venganza.

Fue en dirección a su apartamento, necesitaba un buen whiskey para poder ponerse a pensar de qué forma podía sacar su frustración y su furia, la mejor opción para Ginevra había sido aceptar su juego, pero no, decidió a un tipo cualquiera, ahora le tocaba arrepentirse de su mala decisión.

—Bienvenido, señor Malfoy –saludó su ama de llaves -¿va a cenar?

—No –contestó enfadado –no quiero que nadie me moleste, ¿está claro?

—Por supuesto, señor.

Draco avanzó hasta su habitación, tomó una ducha para enfriarse la cabeza, y poner manos a la obra en sus planes, el solo imaginar a Ginevra con una clara cara de sufrimiento mejoraba solo un poco su día, sin duda alguna, cuando terminara con ella, Ginevra Weasley no iba a tener la más mínima idea de qué la había golpeado.

—M—

El fin de semana había sido bastante reconfortante para ella, el apartamento no estaba tan mal y ahora con las cerraduras extra, podía estar más que relajada, sabiendo que Draco no podría entrar a su hogar, si bien era de él, ella lo rentaba, así que durante ese tiempo, era de ella.

Tomó una ducha y se arregló para el trabajo, lo bueno es que el trabajo quedaba relativamente más cerca ahora, y eso la hacía un poco más feliz, a veces era demasiado simple en las cosas que la hacían tener un buen día.

—Llegaste más temprano –sonrió Luna.

—Ahora vivo más cerca –presumió.

—Si no viviera con Rolf, realmente me mudaría contigo –admitió la rubia.

—Adoraría tenerte como compañera de vivienda, pero ahora mismo, la otra habitación está ocupada.

— ¿Con quién te mudaste? –Elevó una ceja, preocupada.

—Con nadie, tengo un montón de ropa apilada en la otra habitación, todo sea por tener mi alcoba libre de caos –se burló.

—Charlie fue muy amable al ayudarte con toda tu ropa.

—No, nos ayudó uno de sus compañeros de trabajo, un tal Cedric Diggory –se encogió de hombros –bastante sensual, he de admitir –sonrió.

—Te estás olvidando de Corner, eso me agrada, ¡Vamos por todo, amiga!

Ginny sonrió, no usaría a alguien para sacarse a otra persona de la cabeza, y de querer sacar a alguien, no sería Michael Corner, sino más bien, Draco Malfoy, que había estado revoloteando en sus sueños desde la última vez que se vieron, bueno, no es como si realmente hubiese salido de sus pensamientos en algún momento por completo.

—No se ve muy convencida –informó Luna.

—Usar a alguien para olvidarte de alguien, no es mucho de lo mío, ¿saben?

—Bueno, pero no te vas a quedar sola nada más porque sí, de alguna manera tienes que superarlo, además, dijimos que fueras por él, no que te casaras y todo eso, ¿sabes?

—Lo sé, pero siento que no estoy preparada aun para salir, han pasado unos cuantos meses, sí, pero quiero tomarme mi tiempo.

—Lavander tiene razón, puedes tratarlo como amigo, no necesariamente como una pareja, hacer amigos ayuda.

—En eso tienes razón, además es agradable, me ayudó a darme cuenta de que la luz arruinará uno de los cuadros –se burló.

—Los amigos somos de ayuda, así que anímate a salir con alguien más que nosotras, conocerás más gente y con el tiempo, podrías encontrar a alguien que te haga feliz –aconsejó Luna.

La rubia definitivamente tenía razón, expandir su mundo ayudaría que con el tiempo encontrara a alguien, así, con más amigos y más salidas podría quizás olvidarse de Draco Malfoy, después de todo, sus diferentes estatus sociales, hacía casi imposible que volvieran a verse, y con el rechazo que le hizo en su apartamento, dudaba que fuera a buscarla de nuevo, se veía que él sin duda era alguien con quien su ego iba primero que cualquier otra cosa.

—Es mejor que vaya a trabajar, al final de cuentas, para eso me pagan aquí.

—Suerte con esos engendros –le deseó Lavander.

—Serán los tuyos, porque los míos son unos ángeles –le sacó la lengua y salió.

—Esperemos que tome el consejo y salga con ese chico –comentó Lavander.

—Sin duda le hace falta un poco de acción a su vida –suspiró Luna –pero mientras eso pasa, lo mejor es volver al trabajo.

Caminaba de un lado al otro al frente del aula mientras trataba de explicarle a sus alumnos el tema que habían visto hacía unos minutos atrás, y como todavía quedaban ciertas dudas, estaba intentando de otra manera para que ellos comprendieran, sonreía mientras los veía asentir, unos con cara de confusión aún, y otros felices de comprender lo que su profesora estaba diciendo.

—Si todavía tienen dudas, díganmelo y lo explicaré de otra forma, hasta que todos lo comprendan –les sonrió.

Como notó sus caritas de confusión, comenzó a explicarse de nuevo, todo iba tranquilamente hasta que en su vista periférica notó un movimiento en el pasillo, el director iba caminando de forma lenta junto a otra persona, su corazón dio una sacudida gigantesca, su respiración se agitó.

—Un momento, niños –les sonrió.

Avanzó rápidamente hasta la puerta, abrió la puerta y una vez que salió un poco, los hombres ya iban un poco más adelante, aun así, no tuvo dudas de que en realidad era Draco Malfoy quien acompañaba al director Wittaker, tragó saliva antes de abrir la boca.

—Disculpe, director Wittaker, ¿ocurre algo?

Los hombres se detuvieron al escucharla girándose hasta ella, el rostro de su superior era tranquilo, sin embargo el de Draco perdió lo estoico y sonrió de lado, nada seductor, más bien como dejando ver su lado perverso y cruel.

—No, señorita Weasley, puede volver a su aula.

—Pero… ¿por qué está él aquí? –señaló a Draco.

—Es un asunto que aún no se trata –respondió el director frunciendo el ceño.

—Deberíamos darnos prisa –pronunció Draco en un tono solemne –tengo muchas cosas que hacer todavía –informó –y quiero hablar de ese asunto que realmente le va a interesar mucho –la observó –muchas cosas podrían cambiar a partir de ahora, Kenny –musitó.

—Vuelva a su aula ahora mismo, Weasley –ordenó –vamos a mi oficina, señor Malfoy.