Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Hola, esperando que disfruten el capítulo ;)
Las manos de Draco fueron de inmediato a su cintura, sujetándola de tal forma, que fuese sencillo colocarla sobre la mesa que estaba a unos pasos de él, de cualquier manera, la mujer no pesaba demasiado, desconocía la manera en que se mantenía en forma y no le importaba, en ese instante solo importaba que tenía demasiada suerte como para poder estar con ella dos veces en un mismo día.
El sonido de su respiración se mezclaba con los gemidos que le hicieron saber que no era el único que había estado esperando por esto, a pesar de que ya habían estado de esa manera hacía unas horas atrás, sin duda las cosas habían cambiado demasiado en su vida sexual, y admitía que le gustaba, por fin estar con una mujer que no tuviese pudor de expresar que lo que él le hacía, le complacía a tal grado de hacerla llegar al orgasmo.
La mano de Ginevra golpeo la comida que estaba a un costado de ella, pero realmente no le interesó mucho, la forma tan abrupta en que Draco le había penetrado, sin duda le había catapultado un poco más a su propia liberación, arqueó la espalda y rasguñó un poco la madera de la mesa, su corazón se agitó tanto que le provocó una respiración demasiado agitada, como si llevara un gran maratón recorrido, pero apenas acababan de iniciar con eso, gimió un poco al sentir como sus manos la sujetaban de las caderas para pegarla más a él, para comenzar el vaivén en su interior, ahora que tenían más libertad, él no se estaba conteniendo para nada, y ¿por qué tendría ella que hacerlo?
Intentó incorporarse para besarlo, pero la mano del hombre se colocó en su plexo solar, para impedirlo, mientras él se empujaba cada vez más rápido en ella, que no le quedó de otra más que disfrutar desde esa posición lo que él estaba provocándole, lo observó de reojo, por su expresión un poco ausente, haciendo movimientos que la mujer pensó mecánicos, pero una vez que se percató que lo observaba, sonrió de lado, la sujetó del cuello, empujándose un poco más fuerte, permaneciendo en su interior unos pocos segundos, repitiendo un par de veces.
—Te preguntaría si te está gustando, pero solo ver cómo te retuerces, sería una pregunta estúpida.
—Entonces cállate y continúa haciendo lo que haces –gimió a punto de llegar al orgasmo.
—La tarde es larga –murmuró él.
La incorporó jalándola de la cintura, lo repentino del movimiento la descolocó, se aferró a él para no caerse, rodeó su cintura y se dejó ser cargada hasta el sofá, donde la dejó a horcajadas sobre él.
—Espero que no te moleste, que piense follarte, en cada parte de este pequeño apartamento –murmuró, para después besarla furiosamente.
—Espero que al casero no le importe que manchemos los muebles.
Él gruñó por lo bajo, nada de eso le importaba, simplemente quería que ella, cada que se levantara y observara la tranquilidad de aquella estancia, lo único que viniera a su mente, era los momentos en que él la estaba llevando al orgasmo, y solo eso llegara a sus pensamientos.
Así, todo el lugar estaría marcado con su esencia, haría que no se sintiera cómoda, de llevar a otro hombre, cada que alguien más intentara provocarla de esa forma, él aparecería en sus pensamientos, impidiendo que otro, tocara lo que a él le pertenecía.
—X—
Tal y como lo había dicho Draco, la tarde había sido muy larga, al menos para ella, él parecía seguir de ánimo para mancillar, cada parte del apartamento, pero si seguía así, sin duda le costaría mucho trabajo ponerse de pie por la mañana para ir al trabajo, y no quería que nadie sospechara de su vida sexual, que comenzaba a creer, que estaba pagando por permanecer tanto tiempo sin contacto real, con un hombre.
—Y pensé que eras bastante apasionada –bromeó Draco, acercándose a ella.
—Creo que es momento que nos detengamos y comencemos a comer, realmente ya estoy muriendo de hambre.
—¿Comerás desnuda?
—No –sonrió divertida –claramente no.
—Oh, vamos, no seas aburrida.
—En otro momento, necesito tu atención en lo que tratemos, no en mis senos.
—Que estés vestida no te garantiza mi atención en otra cosa que no sean tus senos –informó, observándola por primera vez a los ojos.
—Vaya cambio –se burló –cuando nos conocimos, no creí que fueras de la clase solo pienso en sexo, pensé que había algo más en tu cabeza.
—Bueno, digamos que pasé muchos años acostándome con alguien que no disfrutaba el sexo, al menos no conmigo –aclaró –y tuve la fortuna de encontrarme con una mujer, que no pretende que la está pasando bien, cuando claramente no es así, disculpa si me permito pasarla bien, no sé cuánto tiempo dure el que ambos la pasemos bien con el otro.
—Sí, bueno, venimos de circunstancias similares –se encogió de hombros.
—Cierto, olvidé tu detalle pequeño, estabas comprometida con un imposibilitado sexual –se burló.
—No es cierto –frunció el cejo Ginny.
—No, créeme, es cierto, él me lo dijo.
—Sí, desde luego, se acercó a ti y como el desconocido que eres te contó que tiene problemas en la intimidad, cuando a mí, que soy su prometida, no…
—Eras –la interrumpió enfadado.
—¿Perdón? –Cuestionó sin comprender.
—Dijiste que eres su prometida, y ya no lo eres.
—Lo lamento, la costumbre, supongo.
—Pues mejor no vuelvas a repetirlo en mi presencia, practica en el espejo, el decir que no eres de nadie más ¿Comprendes?
—¿Qué no soy de nadie más? –Elevó una ceja, interrogándolo de forma incrédula.
—No digo que me pertenezcas completamente…
—Pertenecerte completamente –se burló –es mejor que te marches, Draco.
—No, no, aclaremos esto –recorrió una silla de la mesa y se sentó –ven, toma asiento, aclaremos todo esto, desde el inicio.
—Bien.
Ginny se sentó, por la sonrisa de Draco, supuso que había estado planeando distraerla de tal forma, que llevaran esa charla desnudos, suspiró, iba a darle ese pequeño placer.
—No estoy buscando nada serio –informó Draco.
—Desde luego que yo tampoco –se burló –y menos con alguien como tú.
—Aun así –continúo con el ceño fruncido –sin duda quiero exclusividad mientras dure este… juego, entre nosotros.
—Tendrás que usar preservativo, cada vez que tengamos sexo.
—Pero… -hizo una mueca de desagrado.
—Sin chistar, es sí o sí, Malfoy –bufó.
—No encuentro razón para usarlo, si vamos a tener exclusividad.
—Espera –lo detuvo –espera en eso –negó –exclusividad sexual, sí, desde luego –aceptó –pero no rechazaré a nadie que intente llevarme a una cita –aclaró.
—¿Por qué irías con alguien más a una cita si puedo llevarte yo? –Inquirió.
—Vamos, ninguno de los dos quiere algo serio, no vamos a comportarnos como pareja, solo nos veremos ocasionalmente para sexo y nada más, intentaré ver a otros hombres, y quizás enamorarme de alguien –se encogió de hombros –sin que esas citas lleven a sexo –informó –de igual manera, puedes seguir buscando a una mujer con la cual casarte y cumpla con todo… sin el sexo, eso será después.
—No funciona eso, Ginevra, seamos realistas.
—Bueno, es que… si lo piensas bien, sí, sí funciona, en el momento en el que yo me enamore de alguien, en ese momento terminaré el juego –sonrió –y comenzaré en serio con la persona de la que me enamore…
—Comenzarás una relación a base de mentiras, dime ¿Cómo puede funcionar una relación si la cimentaste con engaños? Te enamoras de alguien, pero coges con otro, eso es ilógico, ¿no lo crees?
—Bueno, en ese caso, no jugamos más –soltó enfadada.
—Claro –se burló –las mujeres y su tonta ideología del amor romántico.
—Eres hombre, Draco –le recordó –tú no tienes ningún problema, yo en cambio, si no me caso a una buena edad, la vida la habré desperdiciado, y no es que yo lo crea de esa manera –informó –simplemente que las cosas funcionan así en la sociedad, en mi familia, y si me la paso jugando contigo a pasarla bien, ¿Cuánto tiempo crees que funcione esto? –Cuestionó.
—La compatibilidad sexual entre nosotros es alta –aceptó –y si continúa así…
—No voy a desperdiciar un año, dos o cinco, cogiendo contigo, en lugar de encontrar a alguien con quien pasar el resto de mi vida –se encogió de hombros –digamos que es un límite que no pienso cederte para esto.
—Bien –aceptó a regañadientes –intentarás encontrar a ese tipo –bufó –saldrás con otros a citas… -hizo una pausa larga –pero solo, cuando encuentres a alguien que realmente te guste y creas que será en serio, terminaremos el juego.
—Igual contigo –informó ella –en el momento en que una chica…
—Yo no pienso casarme –se burló –y menos buscar a alguien, simplemente quiero divertirme, el sexo contigo es fantástico, por eso estoy aquí, haciendo este acuerdo contigo, que me parece, ciertamente ridículo.
—Oh, perdón, ¿entonces cuál era tu plan desde el inicio, si no quieres nada serio?
—Ya te lo dije, ser exclusivos.
—Actuar como pareja, ir a citas, coger, hacernos regalos, eso es una relación, aunque no lo expongas con todas sus letras, y no, en algún momento, uno no podrá salir de ahí.
—Claro que sí.
—Bueno, habla por ti, yo no sé si a pesar de que me digas que no quieres nada serio, con el paso del tiempo, con demostraciones de afecto, y haciendo lo que hace una pareja, no vaya a enamorarme, y realmente, Draco, no quiero enamorarme de ti.
—Haces bien –informó –creo que sería el peor error que cometerías, porque jamás voy a verte de esa manera, y quiero aclararlo desde el comienzo.
—Exactamente –sonrió.
—Sólo… seamos amigos con beneficios, saldremos, cogeremos, y verás a otras personas, nada que sea muy nuevo, ¿o para ti lo es?
Ginny se cubrió la cara, no comprendía como Draco podía decir que podían tener ese tipo de convivencia y simplemente no cruzar la línea, al final, no tenía en claro cómo podía actuar como pareja de alguien y no enamorarse, y más, si como bien lo había dicho él, eran tan compatibles en la cama.
—Solo intentémoslo –sonrió divertido –sino funciona para ti, terminamos, no te estoy pidiendo que no salgas con alguien más, simplemente, seamos amigos, veámonos algunas veces a la semana para coger, no lo sé, hacer otras cosas y ya, cosas como las que se hacen comúnmente con tus amigos.
—Entonces, te aviso, que siempre voy a priorizarme, en el momento en que sienta que comienzo a malentender esto, y sentir algo real por ti, terminaremos, ¿bien?
—Fenomenal –sonrió –ahora, comamos o morirás de inanición –se burló.
—M—
Ginny no pudo dormir tanto como le hubiese gustado, y no fue porque Draco decidiera ir por otra ronda, no, simplemente se quedaron charlando de cosas sin sentido una vez que terminaron de comer, se habían puesto a ver noticias mientras criticaban a los ricos que salían entrevistados, sin duda era más divertido estar con él de lo que había pensado, no veía problemas con ser su amiga.
—Rolf y yo, pensábamos en hacer una reunión –sonrió Luna, sentándose junto a ella y le sonrió.
—Que sea en fin de semana –suplicó Ginny.
—Justo lo es –sonrió divertida la rubia –y no sé, ¿Qué opinas de invitar a Cedric?
—Bueno, no sé si tenga tiempo –contestó pensativa.
—Lo tiene, Rolf pasó por el zoo, y curiosamente se encontró con él, charlaron y curiosamente, le agradas.
—Pues sí, soy agradable –murmuró la pelirroja –claro que le agrado.
—No de ese agradarle, le gustas, y sin duda ya es tiempo de que comiences con las citas.
—Lo cierto, es que no me sentiría muy cómoda, saliendo con un amigo de mi hermano Charlie.
—Cariño, que Charlie sea asexual, no significa que sus amigos lo sean –palmeó su hombro –podrás tener sexo genial, pero si no sueltas al imbécil de tu ex, ¿Cómo lo sabrás? –Suspiró.
—Oh, quieres que me relaje y disfrute de la vida –se burló.
—El sexo te relaja y te hace disfrutar de la vida –se encogió de hombros Luna.
—Lo dice la que solo coge con uno –sonrió.
—Por eso coge con muchos, tú que puedes.
—Claro, pero no quiero ir por la vida follando con desconocidos –se encogió de hombros –no estoy diciendo que no, a las citas –aclaró haciendo que Luna asintiera feliz –pero eso de coger en la primera o segunda cita, no va a pasar, por ahora –aclaró.
—Bien, sal con Cedric, si no lo encuentras material para una relación bien, pero no te quedaste en casa comiendo helado viendo la BBC –sonrió.
—Me gustan las noticias –hizo pucheros.
—Lo sé, pero también tienes que salir ¿Cómo quieres encontrar al hombre de tu vida en pijamas, sin peinar y sobre todo sin salir de tu casa?
—Pues la vida debería ser justa con los que nos matamos trabajando y no nos queda energía para salir –se encorvó fingiendo tristeza.
—La vida pide sacrificios para darte la felicidad –le dio una palmada para que se sentara derecha.
—Bien, ¿Dónde va a ser?
—Cedric dijo que sabe dónde vives, que él pasaba por ti –le guiñó un ojo.
—Bien, es este fin de semana, ¿no? Para no hacer más planes.
—Sí, ¿Planes con quien, con el sofá? –Se burló.
—Con mis padres –bufó.
—Oh, sí, es este fin de semana, Cedric pasa por ti a las 6 en punto.
—Bien, dejaré dicho en la puerta para que lo dejen pasar.
—Buena chica.
El resto de la semana trascurrió sin contratiempos, Draco le había dicho que no se verían por dos semanas, porque tenía cosas que hacer, trabajo en su mayoría, fuera de Londres, le dio una larga explicación que ella no pidió, y que realmente no le interesaba del todo.
El sábado la pasó intentando elegir algo que ponerse, no quería que Cedric creyera que se estaba arreglando de más solo porque él iría, y bueno, tampoco quería ir demasiado desarreglada como para que sintiera el rechazo de inmediato, no sabía ni siquiera como tenía que comportarse con él, sí, era guapísimo y sobre todo, amable, pero… mentiría si no aceptara que no quería meterse a una relación tan pronto como comenzó a jugar, con Draco, el sexo con él era simplemente maravilloso, y sin duda quería disfrutar de esos encuentros un poco más, si es que se podía, pero como bien lo había dicho Luna, tampoco se iba a enfrascar en eso, ya le había pasado con Michael, desperdició muchos años de su vida en una relación que al final, no llegó a nada, eso no iba a pasarle otra vez.
Cerca de las cuatro de la tarde, decidió tomar una ducha, no podía decidir que ponerse, y si seguía ahí frente al desorden, se le haría tarde, por lo menos avanzaría en lo más sencillo, así que podía dedicarse a arreglarse el cabello un poco, y lo hizo, se distrajo un poco más de lo pensado, ya le había crecido bastante, así que lo mejor era cortarlo un poco.
Una vez que vio que eran las cinco cuarenta, realmente eligió lo primero que vio, no era tan… llamativo, pero tampoco algo que le hiciera pecar de conservadora, sin duda era para una salida que tendría con Lavander y Luna, sin preocuparse si alguien más se uniría o no.
—Señorita Weasley, hay un joven llamado Cedric, buscándola.
—Oh, sí, fue la persona que autoricé desde el inicio de semana –contestó frunciendo el cejo –no entiendo la llamada para anunciarlo.
—Lo lamento, señorita, ahora mismo le autorizo la entrada.
—Gracias.
Abrió la puerta una vez que escuchó el timbre, le sonrió al chico y le indicó que tomara asiento, en lo que entró a la habitación a terminar de arreglarse, el labial y el perfume.
—Lo lamento –sonrió apenada –es que mi casa sigue siendo un caos, como bien puedes ver –se encogió de hombros.
—Es lo que veo –sonrió –Charlie suele decir que siempre dejas el desorden de lado, te concentras en el trabajo, lo demás puede esperar.
—Él tiene mucha razón –aceptó –aunque es un poco penoso que me exponga así con gente que no conozco.
—A mí me conoces, y no divulgaría eso con nadie más.
—Te lo agradezco, la primera ronda te la invito yo –le guiñó un ojo.
—Gracias –sonrió.
Los dos salieron del apartamento charlando y bromeando, sin duda era sencillo hablar con él, después de todo, era amigo de Charles, que tenía la bendición de tener buenos amigos, después de Luna y un poco de Lavander, Ginny siempre solía tener mala suerte con los amigos, por eso casi no tenía.
—Estacioné el auto por aquí –le señaló el camino.
—Oh, gracias –sonrió –auto, pensé que seguías con la camioneta.
—Sí, pero papá ocupaba donde mover sus cosas, así que lo más práctico era comprar un auto para movernos a nosotros y la camioneta para las cosas.
—Que practicidad –bromeó Ginny.
—Lo sé –sonrió Cedric, abriéndole la puerta para que subiera.
