Capítulo 5: Solo tres palabras

***Kagome***

Después de que Rin se fue yo no sabía bien cómo reaccionar, jamás pensé encontrarme con Inuyasha saliendo de mi casa, es más, jamás pensé volverlo a encontrar en mi vida. Y ahora lo tenía en frente de mí, con una media sonrisa, a la cual no estaba muy segura de contestarle.

-¿Estas sorprendida?- de alguna manera se veía como si se estuviera divirtiendo con mis reacciones y eso, en alguna parte de mí, me hacía enojar. Le sonreí, aunque en realidad no era una sonrisa sincera.

-Un poco, no pensaba verte por aquí- quería sonar lo más tranquila posible y hubiera sido casi perfecto de no haber sido por mi estúpido corazón que no paraba de latir con mucha fuerza. Inuyasha se quedó viéndome y yo me quede unos instantes perdida en aquellos ojos dorados.

-Un amigo me dijo que andaba por aquí y tiene que darme unas cosas- ¿Un amigo? Conocía a prácticamente todas las personas de nuestro edificio, de alguna manera al conocerlos y ellos conocerme me podían dejar de confundir con Kikyo.

-Bueno, no te quito más el tiempo- estaba por darme la vuelta cuando él me detuvo queriendo sostener mi mano, vio mi reacción de sorpresa y la quito rápidamente.

-Lo siento, yo solo, quería saber cómo estabas- se le notaba nervioso y como si tuviera miedo de preguntarme eso o tal vez era miedo a mi respuesta, mi corazón comenzó a calmarse y en lugar de sus agitadas palpitaciones me dejo una sensación de calidez.

-Estoy bien, en la mañana aun me encontraba frustrada y enojada- tan solo de recordarlo volví a sentir aquellas emociones, las mismas que no se han querido ir de mi en muchos años.

-De nuevo lo siento, no pensé que fueras a reaccionar de esa manera, además por confundirte y todo eso- se le veía realmente arrepentido y para mí con eso era suficiente.

-No tienes por qué disculparte, al final de cuentas no eres el primero y estoy segura de que tampoco el ultimo que me confunda con ella- Inuyasha se quedaba atento a cada una de mis reacciones y yo comenzaba a bajar mis barreras con él, de alguna manera me hacía sentir segura, era muy extraño y algo nuevo para mí.

-¿Puedo preguntar algo?- yo solo asentí y él continuo- ¿Por qué si te pasa muy seguido no tienes alguien te que cuidé?- era cierto que no era la primera persona que lo preguntaba, hasta Kikyo me lo decía cada vez que tenía oportunidad y sango hacia lo mismo, siempre sin importar que mi contestación seguirá siendo la misma.

-Quiero vivir como una persona común- vi que Inuyasha se sorprendió por mi contestación, como si estuviera esperando muchas otras clases de respuestas- si tengo a gente que cuide de mi todo el tiempo comenzare a destacar y todo tipo de personas se pegaran a mí solo por ser la hermana de Kikyo- estaba viendo como pasaban los carros, me perdí por un instante en mis pensamiento y de pronto vi como Inuyasha estaba queriendo acercar a mí, mi corazón de nuevo comenzó a latir como loco y mi cuerpo se quedó justo donde estaba sin poderlo mover.

-¡Inuyasha! No pensé que fueras a llegar antes que yo- la voz de Miroku nos sacó a los dos del estado en el que estábamos y yo sentí mis mejillas arder al darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Trate de voltear para otro lado y dar un paso hacia atrás, pero Inuyasha se movió primero y tomo su distancia- ¡Oh! También está la señorita Kagome aquí- le sonreí y después caí en la cuenta de que Miroku e Inuyasha se conocían. Como si Inuyasha se hubiera dado cuenta de lo que pensaba se rio-¿De qué te ríes Inuyasha?

-¿Es gracioso no crees?- sabía que se estaba refiriendo a mí, aunque no me viera directamente- tenemos muchos conocidos en común y no conocernos hasta ahora- Miroku se quedó viéndome, esperando que contestara algo, pero yo solo negué con la cabeza así que el que contesto fue él.

-Bueno, la señorita Kagome no es muy fan mía, solo la he visto en pocas ocasiones cuando Sango la lleva a las reuniones, pero ella no suele salir mucho- lo último lo dijo casi susurrándolo, pero aun así pude escucharlo.

-Si no salgo es porque no quiero, no tiene nada de malo que no me gusten tus fiestas- Miroku nunca me ha caído bien del todo, siempre hacia sufrir a Sango por sus modos de hablar con las mujeres, además de que su ambiente fiestero nunca me agrado. Aun así, lo soportaba ya que era el novio de mi mejor amiga.

-Vaya vaya, la señorita Kagome no está de humor hoy- detestaba ese humor suyo y él estaba totalmente consciente de ello- lo más extraño aquí es ¿Cómo es que ustedes dos se conocen?- Inuyasha estaba a punto de contestarle, pero yo me adelante.

-Solo nos conocimos por casualidad, ¿Has venido por Sango?- quería cambiar de tema rápido antes de que se le ocurriera hacer más preguntas e Inuyasha terminara diciéndole lo que realmente paso el día de ayer.

-Si, ella me dijo que estaba aquí y que estaban celebrando algo, espero que sea bienvenido a su casa señorita Kagome- claro que no lo era, pero una vez más lo tenía que aceptar solo por tratarse de Sango, así que solo le sonreí- oh cierto Inuyasha, te hice venir hasta acá- saco algo de su bolsillo y se lo entrego a Inuyasha no pude ver bien de que se trataba- esta seria tu paga por lo de anoche

-¿Trabajas con Miroku?- sabía que había hecho una cara de disgusto, pero ahora era demasiado tarde para cambiarla, Inuyasha solo sonrió mientras que ahora fue Miroku el que hablo interrumpiendo nuestra platica.

-¿Por qué no comentamos esto adentro?- su pregunta me tomo por sorpresa, pero casi al instante entendí que no iba a dar su brazo a torcer hasta que lo dejara pasar así que solo suspire y camine de vuelta a mi departamento.

-Vamos- sentía algo incomodo que también viniera Inuyasha, pero ya era demasiado tarde para decirle que se fuera. Subimos hasta mi departamento y cuando abrí la puerta me hice a un lado para que ellos pasaran, Miroku me dio las gracias y entro sin más, como si fuera su casa. Mientras que Inuyasha se quedó en la entrada viéndome un poco dudoso- ¿Sucede algo?

-No me parece muy correcto que pase a tu casa, así como si nada- sabía que tenía razón, pero aun así me quede pensando unos segundos antes de contestarle, vi sus pies que estaban justamente en el límite entre el pasillo y mi departamento.

-Me supongo que tienes razón, pero, creo que sería de muy mala educación de mi parte no permitirte entrar- me hice a un lado y le sonreí sinceramente. Se vio que dudo unos segundos antes de dar el paso hacia mi departamento

-Perdona por la intromisión- mientras cerraba la puerta escuche unos pequeños pasos detrás de mí y cuando estaba volteando a penas alcance a ver que Shippo salto a mis brazos, estuve a punto de no reaccionar y dejar que él se cayera. En sus ojos había lágrimas y yo me sorprendí mucho.

-¿Qué paso?- hasta hace unos minutos que lo había dejado en su cama todo estaba bien, después del día que habíamos tenido no pensé que se pusiera de esta manera. De pronto entendí que era lo que pasaba, una pesadilla- ¿De nuevo?- Shippo no hablaba solo asintió con la cabeza y se acurruco en mi cuello, en ese momento apareció Sango en el pasillo.

-Lo siento Kagome, salió de su cuarto muy asustado y trate de detenerlo, pero en cuanto te escucho entrar salto de mis brazos- solo suspire y lo abrace más a mi mientras que me levantaba. Tenía que llevarlo a su cuarto y tal vez quedarme ahí hasta que se durmiera de nuevo, definitivamente esta noche iba a ser larga. En eso, me acorde de que Inuyasha estaba aquí y cuando voltee a verlo me veía con una cara llena de sorpresa.

-Solo iré acostarlo y ahorita vuelvo- sabía que Inuyasha no había quitado los ojos de mi en todo mi camino hacia las escaleras, cuando llegué al cuarto de Shippo lo recosté- ¿ahora si me puedes decir que te pasa?- me miraba mientras que con sus pequeñas manos se limpiaba las lagrimas

-Otra vez soñé con esos hombres Kagome- su voz estaba entre cortada y sé que estaba haciendo el mayor esfuerzo para no llorar más.

-Sabes que estas a salvo aquí conmigo Shippo- le acariciaba la cabeza mientras que él se tranquilizaba de poco en poco- tengo que ir con mis amigos, pero no quiero dejarte de esta manera, ¿Podrás volver a dormir solo?- se sorbo los mocos y después volteo a verme, podía darme cuenta de que se estaba haciendo el fuerte.

-Solo deja la luz prendida, ¿sí?- le limpié aun rastros de lágrimas que quedaban en sus ojos y después le di un beso en la frente. Él me sonrió y lo ayude a acomodarse en la cama, lo cobije y le di otro beso antes de salir del cuarto. Cuando salí me quedé un momento recargada en la puerta, sabía que lo que le estaba pasando a Shippo tenía que pararlo pronto, necesitaba ayuda y yo no era la indicada para brindársela. Tan solo de pensar por todo lo que debía estar pasando él solo me hacía sentir muy mal. Suspire y mire al techo para detener las lágrimas, ahora no podía llorar, había gente abajo esperándome y lo menos que quería era preocuparlos innecesariamente. Así que volví a respirar y me di unas palmadas en los cachetes para concentrarme en atenderlos y dejar lo que estaba pasando con Shippo atrás, al menos unos momentos. Cuando estaba bajando las escaleras vi como Sango, Miroku e Inuyasha hablaban de algo relacionado con el bar al que fuimos el día de ayer

-Solo digo que estuviera mejor si pusieras más vigilancia en el lugar- obviamente ese comentario venia de Sango, jamás estaba satisfecha con la seguridad de los lugares, aunque debo de admitir que en esta ocasión tenía toda la razón.

-Pues bien, eso lo tienes que hablar con Inuyasha, al final de cuentas es el encargado de la seguridad del lugar- ahora entendía todo. Por eso me había defendido la noche anterior, él estaba vigilando justamente que no pasaran ese tipo de cosas

-Siento interrumpirlos, ¿se les ofrece algo de tomar?- los tres voltearon a verme al instante y yo me quede unos segundos esperando que contestaran.

-Miroku trajo unas cervezas- Sango se dio cuenta de mi cara de malestar y rápidamente hablo antes de que yo dijera algo- lo sé, lo sé. Puedes tomar jugo o soda, no es necesario que tomes alcohol- me sonreía tiernamente para que yo no le dijera nada, así que solo suspire y me fui hacia la cocina. Tome una lata de soda y también saque unos aperitivos para comerlos junto con la cerveza, tome ambos y cuando me di media vuelta vi a Inuyasha parado en la entrada me sorprendió tanto que estuve a punto de tirar las cosas a lo que él reacciono rápidamente y me sostuvo para que eso no pasara.

-Me asustaste- le dije mientras veía la bandeja en sus manos y en su rostro una media sonrisa, ¿Tal vez esto lo hizo a propósito?

-Pensé que necesitarías ayuda, bueno, Sango fue la que lo dijo. Yo me ofrecí a venir a ayudarte- conocía a mi amiga, él no lo había propuesto, era obvio que Sango lo mando hacia acá. Lo que no sabia bien era si lo mando para ella estar sola con Miroku o si lo había hecho para que yo estuviera sola con Inuyasha. Deseche rápidamente esa última idea, porque no había razón para que Sango pensara eso si yo no le había comentado nada.

-Gracias, pero, no creo que necesite ayuda- Inuyasha volvió a reírse y yo me quede viéndolo, interrogándolo con la mirada.

-Lo siento, es que me acabo de dar cuenta que te pongo incomoda- me sorprendió mucho que dijera eso y por lo mismo sentí que los colores estaban subiendo por mi cara. ¿Por qué me ponía de esta forma?

-No me pones incomoda, solo me sorprendiste, es todo- tome la bandeja de sus manos y lo que quería era escapar lo mas pronto posible de la cocina, ya no quería estar en una habitación a solas con él. En eso sentí que Inuyasha tomaba delicadamente mi antebrazo para voltearme a verlo a la cara nuevamente. Justo en el momento que iba hablar alguien más se escuchó detrás de mi y de alguna manera le agradecí internamente que interrumpiera.

-Kagome, vine a despedirme- Kohaku, ya no me acordaba que estuviera aquí. Pero recordé que había salido al balcón a contestar el teléfono. Solté mi brazo de la mano de Inuyasha, lo hice de una manera muy lenta y suave para que no se notara lo que esta haciendo.

-¿Por qué te vas?

-Mi hermana me corrió- abrí los ojos mas de la cuenta sorprendida por lo que había dicho.

-¿Qué por qué?

-Me dijo que solo estoy estorbando aquí, y es la verdad no quiero incomodarlos- se le veía su cara seria y yo comenzaba a ponerme mas nervios que antes.

-¿Qué? ¿Incomodarnos? No lo haces- si él se iba me tendría que quedar con Inuyasha, ya que sango y Miroku cuando están juntos no le hacen caso a nadie.

-Claro que sí, mi hermana con Miroku y tú con Inuyasha es obvio que yo sobro aquí- los colores de nuevo se subieron a mi rostro y antes de poderle contestar algo Kohaku estallo en una risa y después hablo- no te creas Kagome, solo era una broma. Me necesitan en casa así que tengo que irme, solo vine porque estaría Rin aquí, así que te veo luego- se salió de la cocina y aun escuchaba su risa, mi cara estaba ardiendo y no sabia muy bien si voltear o no. Lo mas seguro es que Inuyasha también se estuviera burlando de mí.

-Ni se te ocurra reírte- le dije sin voltear a verlo y di un paso hacia la salida, pero Inuyasha nuevamente me tomo del brazo y me volteo. Me sorprendió mucho darme cuenta de que no había ninguna sonrisa en su rostro, al igual que yo se encontraba sonrojado y eso no sabía si se debía al mismo motivo que el mío o era la cerveza haciendo su efecto. Después, de la nada soltó tres pequeñas, pero muy fuertes palabras.

-Kagome, me gustas- en ese momento me quede sin habla, sin saber que hacer, que decir ni si quiera sabia que pensar en esos momentos. Mi mente se había quedado en blanco y lo único que sonaba una y otra vez eran esas palabras.

Tal vez, este fue el primer momento en el que tuve que haber dado un paso atrás, en el que tenia que seguir con mi mente fría. Tal vez, este fue el momento que marco mi vida y que lo volvió en este caos…

***Notas de autor***

Pues bien, aquí otro capítulo más… desde un principio que quise escribir esta historia, quería que las personalidades de los hermanos, bueno, de todos en general, fueran un poco diferentes a lo que nos tiene acostumbrado el anime. Solo un poco jeje y creo que este final con Inuyasha es un buen ejemplo de lo que hablo jajaja.

Como siempre estaré atenta a sus comentarios

Gracias y espero leernos pronto…

Saludooos :*