Capítulo 26: La primera noche
***Kagome***
Entre besos y caricias los dos habíamos llegado a mi habitación. Inuyasha comenzó a besar mi cuello mientras me acomodaba en la cama, yo deje salir un pequeño suspiro mientras que con mi mano estaba tratando de encontrar el interruptor del foco. Él se dio cuenta y antes de que pudiera apagarlo me detuvo mi mano.
-No hay nada que esconder Kagome- su voz se había vuelto más gruesa, mientras que su boca se encontraba besando mi cuello haciendo que mi cuerpo entero se estremeciera.
-Lo se… pero yo…- deje la frase a la mitad por la vergüenza enorme que sentía al decirle esas palabras, él se detuvo y levanto su vista para encontrarse con mis ojos apenados.
-¿Es tu primera vez?- miraba con demasiada atención mi cara, mientras que yo sentía nuevamente subir los colores. Al no poder encontrar mi voz lo único que hice fue asentir levemente. Trate de apartar mi mirada o de alguna manera poner algo de distancia ya que no sabía que reacción esperar. También rápidamente muchos pensamientos comenzaron a atacar mi mente. ¿Y si ahora que sabía que no tenía experiencia ya no le interesaba? Era obvio que Inuyasha se veía como alguien que vivía su vida al límite, lo peligroso de su trabajo no le permitía generar lazos a largo plazo con nadie, por lo mismo de seguro tenía mucha experiencia en esto. Sango muchas veces me ha dicho que a los hombres en ocasiones les aburre o les molesta hacer todo ellos, ¿y si Inuyasha era de esos? Al final se iba a cansar de mí y terminaría todo. El pánico subía rápidamente por mi cuerpo cuando de pronto sentí un pequeño golpe en mi frente- Tonta, deja de hacerte historias- Inuyasha sonreía y sus ojos dorados mostraban solamente cariño. Yo estaba sorprendida, ¿Acaso podía leer la mente?
-¿De qué hablas?
-No tengo idea de que este pasando por tu cabeza, pero no es necesario entrar en pánico- acaricio mi mejilla para después detenerse en mi cuello, haciendo un poco de presión para que no apartara mi mirada de la suya- Escúchame bien Kagome, no tiene nada de malo que esta sea tu primera vez, no voy a mentir diciéndote que no me sorprende, porque la verdad es que si- de nuevo me sonrió delicadamente- Pero, esto es algo de los dos, es bueno comentar este tipo de cosas porque así podemos buscar una solución juntos- pego su frente con la mía y yo sentí como mi corazón se agitaba al mismo tiempo que una sensación cálida se posaba en él- Prometo que seré lo más delicado posible, pero si en algún momento te sientes incapaz de continuar solo dímelo- en alguna parte de mi mente estaba volviendo a crecer el miedo, ¿era tan doloroso?
-Mas que tranquilizarme, pareciera que lo que realmente quieres es meterme más miedo- Inuyasha estallo en una risa.
-Te lo digo porque te conozco, la primera vez no es tan necesario ir hasta el final, así que no te fuerces- antes de esperar mi contestación ya se encontraba de nuevo en mis labios, depositando un beso dulce.
Así continuo los minutos siguientes, besaba mi boca con cierta dulzura, subiendo el ritmo de vez en cuando. Yo me estremecía cada vez que sentía su lengua jugar con la mía, sin poder detenerlos estaban comenzando a salir de mi boca pequeños suspiros, sentía mi cuerpo entero arder y más aún cuando Inuyasha se separó de mi boca para comenzar a besar de nuevo mi cuello. Todos sus besos y caricias eran lentas, como si de alguna manera estuviera tratando de memorizar cada centímetro de mí, sus manos viajaron más hacia el sur hasta que pasaron por debajo de mi suéter, cuando su mano hizo contacto con mi piel caliente de nuevo me estremecí dejando escapar otro suspiro. Sin darme tiempo a procesar lo que estaba pasando subió mi suéter hasta pasarlo con mi cabeza, yo estaba dejándome llevar por la excitación del momento, así que no le tome importancia al hecho de que estaba semi desnuda en frente de él, ni si quiera note el tiempo en el que él se quedó observando mi pecho para después comenzar a besar por encima del brasier mis pezones. De nuevo me estremecí y arquee mi cuerpo, al mismo tiempo estoy segura de haber escuchado a Inuyasha gruñir solo por no soltar un gemido.
De pronto sentí como se deshacía de mi brasier con cierta experiencia, ahora que sus manos tocaban mis pezones, millones de sensaciones pasaron por mi cuerpo, yo mantenía casi todo el tiempo mis ojos cerrados, en un intento de huir de la pena y de controlar lo más que pudiera mis gemidos. Rápido sus manos habían sido remplazadas por su boca, sentía como tomaba con sus dientes mi pezón mientras que yo me estremecía cada vez más quería sentirlo más cerca de mí, quería que esa calidez nos terminara por envolver a los dos completamente. Cuando se cansó de jugar con mis senos sentí como iba dejando un camino húmedo por mi estómago y se detuvo justamente en el inicio de mi pantalón. Cuando pensé que iba a continuar, en lugar eso sentí un frio inesperado, fijé mi vista hacia donde se suponía se encontraba. Entonces me di cuenta de que el frio se debía a que se había enderezado para quitarse su camiseta, dejándome con una vista clara de su torso desnudo. De nuevo sentí el color subir por mi rostro al darme cuenta de que estaba más marcado de lo que esperaba, además de una nueva sensación en mi parte baja. También pude observar que en el rostro de Inuyasha se encontraba un pequeño rubor, mas no sabía si se trataba de la misma pena por la que yo estaba pasando o era debido a lo excitante del momento.
-Sube un momento tus caderas Kagome- su voz se había endurecido más y eso solo hacía que mi calor interior aumentara. Hice lo que me dijo y después deslizo mi pantalón hasta dejarme solo en calzón. Antes de poder sentir vergüenza se acercó a mi tocando su piel con la mía y sus labios se apoderaron de los míos más intenso que antes, hasta el punto de morder levemente mis labios- No tienes idea lo que me estoy conteniendo Kagome, tu cuerpo entero me vuelve loco- su voz venia de mi lado derecho, hasta podía sentir su aliento en mi oído. Sus manos viajaron de nuevo al sur de mi cuerpo, solo que ahora sentí como se deslizaban por debajo de mi calzón hasta detenerse en la humedad de mi centro, cuando paso sus dedos por ese delicado botón, por más que trate de detenerlo un gemido salió de mi boca- me encanta sentirte estremecer- sus palabras solo hacían que la humedad y la excitación aumentara aún más por mi cuerpo. Mi cuerpo protesto un poco cuando sintió una intromisión, uno de sus dedos se hacía paso por mi interior, mientras que una pequeña molestia iba acompañada- tengo que dejar que te acostumbres un poco o te terminare lastimando- yo había cerrado mis ojos, pero su voz dulce aún se escuchaba muy cerca de mi oído. Yo asentí y de nuevo comenzó a besarme al mismo tiempo que movía su dedo en mi interior.
Cuando estaba comenzando a acostumbrarme sentí como metía otro dedo, pero antes de que pudiera sentir dolor también comenzó a masajear mi clítoris. Su boca se estaba encargando de suprimir mis gemidos, que comenzaban a salir un poco más fuertes, después de unos minutos sentí como un hormigueo comenzaba a subir por mis piernas, traté de detener la mano de Inuyasha, al no entender del todo que estaba pasando, pero de pronto unas contracciones en mi vagina y como mi cuerpo entero se estremecía hacia una liberación. Una de mis manos se había cerrado en su brazo al tratar de contener las contracciones y no lo solté hasta que mi cuerpo se calmó. Sentí como Inuyasha sacaba sus dedos de mi interior y también como daba pequeños besos en mi rostro.
-Me parece que estas lista- cuando me encontré con sus ojos, había algo diferente en ellos, era como si el deseo lo estuviera consumiendo. Yo aun me encontraba un poco perdida después del orgasmo, sentía mis piernas débiles y mi piel se había vuelto aún más sensible que antes, así que sentía lo erizada que estaba. Cuando estaba comenzando a procesar más lo que pasaba, me di cuenta de que Inuyasha se encontraba entre mis piernas, ya no tenía puesto su pantalón encontrándose completamente desnudo, también noté que yo ya no traía mi calzón, encontrándome en la misma condición que él. Acaricio mi cuerpo y después se acercó a mi rostro sus manos tomaron las mías y las paso por detrás de su cabeza, entrelazándolas detrás de su cuello. Se acerco un poco más su cuerpo al mío y fue cuando sentí algo en la entrada de mi vagina- Tienes que relajarte y recuerda que si te sobrepasa podemos parar con esto- de nuevo me dio unos delicados besos en mi frente, ojos y por último labios, yo solo asentí y él volvió a mi boca.
Una de sus manos se encontraba sosteniendo su peso, mientras que la otra palpaba con lentitud mi vagina, pasando sus dedos por mi clítoris haciéndome estremecer de nuevo. Seguíamos besándonos solo se detuvo cuando sentí que su pene se abría paso a mi interior. Mi cuerpo obviamente protesto, no tenía comparación con el tamaño de sus dedos así que estaba abriendo aún más mi interior que antes. Yo cerré mis ojos fuertemente y él no dejaba de observar mis reacciones ni un segundo, yo esperaba un dolor agudo, estaba esperando el momento en el que le diría que parara, que no podía seguir con esto, pero, mi cuerpo solo protesto al principio. Después solo fui consciente de cómo se deslizaba en mi interior, aunque fue lento, la verdad era que solo abrí los ojos cuando escuché la voz de Inuyasha.
-¿Estas bien? ¿Te duele?- mi cuerpo de nuevo me entregaba muchas sensaciones, era como si el hormigueo de nuevo se apoderara de él. Había de todo, pero el dolor no formaba parte en ningún lugar. Así que solo negué con la cabeza, entonces noté el autocontrol que tenía Inuyasha, además de su preocupación, su cara entera y llena de placer me decía cuanto deseaba continuar con esto. Como tenía mis manos detrás de su cabeza hice fuerza para que se acercara a mi- Kagome no…- como lo había tomado por sorpresa perdió un poco el apoyo y cuando se acercó a mi cuerpo hizo más profunda la intromisión tocando un punto en el que me hizo lanzar un gemido, con una mezcla entre excitación y dolor. Estoy segura de que me sintió temblar porque quiso enderezarse pero no lo deje hacerlo- ¿Te lastime?- volví a negar con mi cabeza y como pude hable.
-Continua… por favor- yo había escondido mi rostro en su cuello así que no podía ver su expresión.
Tal como le pedí comenzó a moverse de manera lenta. Yo sé que él estaba tratando de verme, de al menos estar atento a mis reacciones y de parar con esto si veía que yo no podría continuar. Pero yo no me separaba de él mientras que las estocadas iban subiendo el ritmo. Aun cuando en algunas estocadas volvía a tocar el mismo punto de antes ya no había dolor alguno, los dos éramos un intercambio constante de gemidos y de suspiros, yo sabía que aún se estaba conteniendo, lo podía sentir en su cuerpo, pero también sabía que el subir el ritmo tal vez sería demasiado para mí, al menos para mi primera vez. Aun así me hacía sentir gustosa escucharlo gemir junto conmigo, conforme el placer iba en aumento, la vergüenza iba desapareciendo hasta el punto de que me separe de su cuello para poderlo ver a los ojos.
Yo me deje consumir por el placer y por el amor que me transmitía. Jamás en mi vida quería olvidar este momento, estos sentimientos que transmitíamos, quería permanecer siempre en este pequeño espacio. En este lugar donde sabía que nada nos podía lastimar, separar o hacer que dudáramos de lo que sentía el otro.
Cuando él se encontraba cerca de la liberación, con una de sus manos comenzó a acariciar mi clítoris, al ritmo de las estocadas. Sabía que lo que quería era que nos viniéramos juntos, yo no podía dejar de gemir y aun cuando quería detenerlo no podía, dado que había tomado mis manos y las había puesto por encima de mi cabeza, estaba totalmente atrapada con millones de sensaciones en mi cuerpo. Estoy segura de que sintió cuando mi cuerpo comenzó a estremecerse porque soltó mis manos para sujetarme de la cintura y hacer la penetración más profunda.
Los dos terminamos con nuestro pecho agitado y con una cara de éxtasis. Saco su pene de mi interior y después de unos segundos me acomodo en la cama, después se acostó a lado mío y nos cobijó, protegiéndonos del frio. Un frio del cual ni si quiera estaba enterada que existía, en ningún momento lo sentí. Me acurruco en su pecho, aun los dos respirábamos con un poco de dificultad. Después de unos minutos él rompió el silencio dándose cuenta de que yo estaba a punto de quedarme dormida.
-¿Crees que necesites algún medicamento?- había bajado su mirada para verme directamente a los ojos
-Hace unos años recuerdo que me burlaba de cuando alguien decía que para tener hijos hay que ser valientes. Ahora me doy cuenta de que es verdad, no creo soportar dar a luz- aun cuando mi comentario era para reírse Inuyasha no lo hizo, me miro con preocupación y seriedad.
-¿Tanto así dolió?- yo me reí y como pude me acerqué a su rostro para depositarle un delicado beso
-Deja esa cara de susto, fue fantástico ¿ok? Ahora vamos a dormir- Inuyasha me dio un beso en la frente y me acomodo en su pecho.
-Eres grandiosa- dicho esto los dos caímos dormidos profundamente, la verdad no tenía ni idea de la hora que era cuando terminamos, ni mucho menos cuando me desperté. Ya no me encontraba acostada en el pecho de Inuyasha, pero cuando voltee vi que aún estaba dormido a lado mío. Se veía tranquilo, pocas veces lo podía ver con su guardia totalmente baja. Pareciera que nada le preocupaba en estos momentos, que se encontraba en un lugar feliz. No pude evitar acariciarle su frente y él lo sintió rápidamente
-Lo siento, te desperté- Inuyasha abrió sus ojos dorados y en cuanto se cruzaron con los míos sonrió un poco antes de abrazarme y pegarme con él.
-Ver tu rostro tan solo al despertar es perfecto- desde anoche Inuyasha había estado diciendo muchas cosas de ese estilo. Era como si algo se hubiera abierto en él, sea lo que fuera, todas esas palabras solo hacían que mi corazón se agitara más fuerte y que lo que sentía por él creciera mucho más. Hubiera querido durar mucho más tiempo así, pero nuestro momento fue interrumpido por el sonido de su celular. Vi como hizo una pequeña cara de molestia y después tomo su celular. Contesto, pero ni aun así me separo de él, así que podía escuchar todo.
-Espero sea importante- la voz de Inuyasha se había endurecido. Ya no se parecía en nada al hombre cariñoso que había estado hablando conmigo segundos antes.
-Querido, no me molestaría en llamarte si no es algo importante- Era la voz de una mujer, al ver que Inuyasha no quitaba su cara de molestia, pude deducir que se trataba de Irasue Taisho.
-¿Y bien?
-Estoy llegando a Japón- Inuyasha se tensó hasta el punto de que apretó de más el agarre en mi brazo. Se que se dio cuenta porque me dedico una mirada rápida de disculpa- Tengo asuntos muy urgentes que arreglar con tu hermano, creo que necesita de una orientación más específica para que no se desvié del camino marcado- lanzo un suspiro como si estuviera cansada o fastidiada- todo lo que tiene que soportar una madre por el bien de sus hijos- Inuyasha no decía nada, solo mantenía su vista fija al techo- Como siempre no eres nada expresivo, muy bien, te mandare que hacer más de rato, por ahora ya me aburriste- su voz y sus palabras eran como el de una niña caprichosa sin contestarle Inuyasha colgó el teléfono. No sabía bien si decir algo o no.
-Lo siento, esa bruja siempre encuentra una manera de molestar en los mejores momentos- sabía que estaba tratando de ocultar su verdadero enojo con un poco de su tono sarcástico o cómico.
-No te preocupes, creo que debería de levantarme y preparar algo de desayunar- me separe un poco de él y cuando quise enderezarme mi parte baja protesto haciendo que me quejara.
-Anoche dijiste que no te dolía, solo te hacías la valiente- Inuyasha me ayudo a sentarme al mismo tiempo que pasaba un suéter por mi cabeza tapando mi desnudes.
-No me dolía, tampoco me duele mucho, creo que solo tengo que moverme para que se me pase- trate de hacerlo pero Inuyasha no me dejo.
-Quédate quieta, yo tengo que hacer una llamada a mis hombres, ahora que Irasue está aquí todos tienen que estar a sus órdenes- de nuevo no podía ocultar su cara de molestia- deja que tu cuerpo se acostumbre y ahorita que venga te acompaño a hacer el desayuno- asentí sabiendo que no tomaría otra opinión y antes de salir me dio un beso en la frente, cuando iba atravesando la puerta ya estaba con su teléfono al oído.
Yo me quede un momento viendo al techo para después tomar mi celular y encontrarme con una llamada perdida de Rin. Me había llamado hace más de 1 hora, entonces fue cuando me di cuenta de que ya eran casi mediodía, de pronto pensé en Shippo, el estudio y todo lo que no había hecho por dormir tanto. Pero antes de que me levantara decidí llamar a Rin.
-Puedo asegurar que si no me contestaste es porque Inuyasha se quedó anoche, ¿verdad?- la voz de Rin sonaba hasta cierto punto juguetona, además de feliz
-Y yo puedo asegurar que si tienes ese tono de voz es porque no ha pasado nada grave- Rin se rio un poco al darse cuenta de que no le había contestado su pregunta, aunque ella sabía claramente la respuesta.
-¿Qué tal fue?- sentí los colores subir por mi rostro al recordar todo lo que había pasado la noche anterior- Sin detalles- las dos nos reímos fuertemente.
-Solo te puedo decir que al final es un Taisho- como Rin no contesto rápidamente supe a la perfección que ella también se había apenado.
-Son imparables- las dos nos quedamos en silencio por unos segundos inmersas en nuestros propios pensamientos.
-¿Y cuál era el motivo de tu llamada? ¿Paso algo anoche?- escuche como Rin soltó el aire en un largo suspiro antes de contestarme
-No, bueno sí. Las dos sabemos que Kohaku es alguien difícil cuando se lo propone- se escuchaba un poco desanimada
-¿Quieres contarme que paso?- Rin estaba por contestarme cuando se escuchó un timbre. De pronto mi mente trabajo muy rápido- ¿En dónde estás? Pensé que te quedarías con la anciana Kaede
-Amm, es una larga historia- se escuchaba que estaba caminando- estoy con Sesshomaru, salió un momento por algo de comer, de seguro es él quien toca, aunque me parece extraño que lo haga, es su casa.- de pronto sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo entero.
-Rin tienes que irte de ahí- estaba comenzando a entrar en pánico.
-No te preocupes, no pasara nada. Esta mañana él y yo hemos hablado, justo como habíamos platicado tu yo ayer. Igual te cuento luego, ahora iré a abrirle. Bye
-¡No! Rin no me cuel…- en ese momento el teléfono hizo un pequeño sonido indicándome que la llamada había terminado. Mi corazón latía nerviosamente y en ese momento iba entrando Inuyasha a la habitación.
-Termine los pendientes, ¿Qué te parece si…? ¿Sucedió algo?- Inuyasha se acercó a mi rápidamente preocupado.
-Tenemos que ayudarla- fue lo único que logre decir, pero Inuyasha aún me veía con cara de preocupación y ahora también se notaba confundido- esta con él, en su casa
-¿De quién hablas?
-Rin esta con Sesshomaru- la cara de Inuyasha cambio completamente cuando entendió de lo que hablaba.
-Mierda-fue lo único que dijo para después levantarse de la cama y tomar de nuevo su teléfono- no te preocupes iré ahora mismo hacia donde esta
-Yo iré contigo- Inuyasha negó con la cabeza, le dijo algo en coreano a la persona que tenía al teléfono y después colgó.
-No tienes que involucrarte- iba a decir algo más pero Inuyasha me tomo por los hombros y me volvió a sentar en la cama- te tengo que mantener alejada de esa bruja, yo puedo encargarme de todo- entendía su preocupación y también sabía que no podía hacer mucho. Pero al final de cuentas tenía miedo de que le pasara algo, Inuyasha me dio un beso en la frente- te prometo que no le pasara nada, confía en mi- después me beso en los labios y se fue no sin antes dedicarme una mirada tranquilizadora.
Aun cuando confiaba en él, no podía evitar preocuparme por ella. Hasta Inuyasha sabía que corría cierto riesgo o no habría salido corriendo como lo hizo. Solo podía desear con toda mi alma que nada malo le pasara a Rin…
***Notas de autor***
Se que me tarde un poco en actualizar, la carga de trabajo estuvo un poco intensa. Aun así aquí tienen un nuevo capítulo y con muchas cosas interesantes.
Al principio tenía pensado que el capítulo solo fuera rosas y miel. Esa primera vez de Kagome y el cómo se sentían los dos al respecto. Pero cuando estaba a punto de terminar el capítulo, de pronto se me ocurrió poner esa llamada mágica y todo el problemón que posiblemente le llegue a Rin.
Desde el capítulo anterior Inuyasha nos había aclarado que con Irasue no se juega, es por eso que Kagome reacciono de esa manera. Aun así les quiero aclarar que la personalidad de la suegrita Taisho es demasiado impredecible, pero demasiado. Así que puede que reaccione totalmente diferente a lo que están pensando.
Solo me queda decir que espero poder actualizar pronto para traernos un poquito más de contexto sobre como Rin termino en la casa de Sesshomaru y que fue lo que hablaron. Se vienen cosas importantes y muy decisivas sobre el camino que va a tomar este fic.
Estaré atenta a sus comentarios saludooos :*
