Capítulo 28: 2 semanas

***Rin***

Ahora que me había quedado a solas con él me di cuenta de que estaba perdiendo un poco de seguridad, aun así traté de no demostrarlo.

-Te escucho- Sesshomaru se quiso acercar a mí pero yo no lo deje hacerlo, tenía que mantener la distancia necesaria para no caer ante su juego, si quería que confiara en él tendría que hacer un mejor trabajo

-Los dos sabemos que unos cuantos minutos no serán suficientes para explicar todo- aunque su voz salía tranquila, su mirada no mostraba para nada esa tranquilidad, aun cuando estaba haciendo todo lo posible para ser el Sesshomaru de siempre.

-Entonces tendrás que hacer un esfuerzo doble- siempre estuve consciente de mi personalidad, de esa Rin pasiva que al no poder hablar ni si quiera hacia el esfuerzo por ser vista. Pero desde que conocí a Sesshomaru, una nueva parte de mi salió, una Rin segura y capaz de hacer cualquier cosa por dar su punto de vista. La Rin del pasado jamás hubiera podido hacerle frente a un hombre como él.

-No me lo pones sencillo Rin, tú y yo hablamos esta mañana y llegamos a un acuerdo- dio una pequeña pausa antes de continuar- decidimos confiar uno en el otro y…

-Es cierto, pero, para poder confiar lo nuestro debes de ser sincero conmigo

-Yo te dije que no podía decírtelo todo

-¿Después de lo que paso hoy? ¿Qué hubiera pasado si ella se diera cuenta que estaba aquí?- Sesshomaru trataba de evitar mi mirada, aun cuando yo casi lo estaba obligando a que me viera.

-Yo no permitiría que mi madre te hiciera algo- su voz se había vuelto dura, como cuando estaba discutiendo con Inuyasha

-¿Y por qué me haría algo?- de nuevo sus ojos temblaron ante mi pregunta- ¿Por qué tuve que esconderme como si estuviera haciendo algo malo?- sabía que estaba comenzando a acorralarlo, pero pareciera que esa era la única manera de que me diera las respuestas que estaba buscando.

-Rin…

-¡Solo contéstame! ¿Cuál es el peligro que corro según Inuyasha?- en ese momento Sesshomaru volteo a verme con cara endurecida totalmente enojado

-Él no sabe de lo que habla

-¿No lo sabe? ¿Quieres que vaya y le pregunte? Estoy segura de que de que él si me dará las respuestas que estoy buscando- di unos pasos hacia la puerta y Sesshomaru sostuvo con fuerza mi brazo, deteniéndome en seco.

-No es un buen momento para esa actitud gatita- aun cuando me hablo con mi apodo, estaba lejos de ser una palabra de cariño o de sensualidad. Sus ojos ardían, estaba sacándolo de sus casillas lentamente- Mi madre me separo de mi hermano por tantos años, no dejare que haga lo mismo contigo, y eso es todo lo que obtendrás de mi por ahora- suavizo un poco su agarre, pero aun podía sentir su mano sujetándome lo suficiente para que no me fuera- si puedes comprender eso, déjame arreglar las cosas a mi modo- subió sus manos por mis brazos hasta que se detuvieron en mi cuello- ¿por favor, Rin?- su frente la pego a la mía y yo trataba de controlarme totalmente, aunque al final yo sabía que no podía ir en contra de él, algo dentro de mí me hacía creerle.

-Está bien- sentí como Sesshomaru soltaba el aire y sus manos comenzaban a acariciar mis mejillas con delicadeza. Cerré mis ojos y sentí como su respiración se acercaba más a la mía, así que como pude puse mi mano en su boca y voltee a verlo a los ojos- No me preocupa que no lo soluciones, solo no quiero más secretos entre nosotros- Sesshomaru volvió a su mirada inexpresiva y aunque fue algo muy leve sentí como asintió

-Te lo diré pronto, lo prometo- quise confiar en sus palabras, tatuarlas y guardarlas en lo profundo de mi cabeza, esas palabras quiero que sean las armas que necesitare para calmar mis inseguridades. De pronto se escuchó que tocaron la puerta, los dos sabíamos que se trataba de Inuyasha, los quince minutos habían pasado.

-No me hagan entrar de nuevo- estoy segura de que si hubiera sido otra circunstancia me hubiera reído. Inuyasha en estos momentos parecía un padre cuidando a su hija adolescente con la hormona alterada. Me separe de Sesshomaru y una vez que recogí mis cosas camine hacia la puerta, lo sentía atrás de mí. Cuando abrí la puerta Inuyasha estaba dando la espalda a la puerta, de cierta manera se sentía como si no quisiera cruzar miradas con Sesshomaru- vamos, Kagome no ha dejado de llamar- tomo mi pequeña mochila y comenzó a caminar hacia el ascensor.

-Rin- Sesshomaru sujeto mi mano y me acerco hacia él para hablarme casi susurrando al oído- Estaré en contacto, así que espera mi llamada- yo asentí y sentí como me ruborizaba. Como si no fuera suficiente antes de soltarme me dio un ligero beso en los labios y otro en la frente. Gire la mirada hacia donde estaba Inuyasha para huir de la pena del momento, fue peor darme cuenta de que él había girado justo a tiempo para ver el beso de despedida que me dio su hermano.

-Vamos- dijo Inuyasha un poco incomodo y yo fui rápidamente hasta entrar al elevador con él a mi lado. Los dos nos fuimos en silencio, salimos por la parte de atrás del edificio departamental y después subimos a su carro, debo de ser sincera y me sorprendió darme cuenta de que Inuyasha también tenía carro, ya que desde que lo conozco había conducido la moto. Cuando volví a centrarme en él me di cuenta de que no dejaba de mirarme y podía jurar que en estos momentos estaba conteniendo un enorme regaño, esa mirada la había visto miles de veces en Sesshomaru.

-Lo sé, soy una idiota por creer en él- Inuyasha asintió y aparto su vista de mi para fijarse completamente en el camino

-Lo eres, pero no soy el indicado para tener esta platica, Kagome te está esperando para eso- hice una mueca y dejé salir el aire

-Pero yo no quiero hablar con nadie en estos momentos- por la expresión de Inuyasha sabía que lo había sorprendido

-Pero…

-No quiero dudar de mi decisión, más bien, no quiero las respuestas al menos que vengan de él- Inuyasha hizo un gesto de molestia, sabía que por su mente pasaban millones de cosas que quería decirme- al menos que tú quieras contarme toda la verdad- casi al instante note como se tensó- pero sé que no lo harás, así que terminemos esta conversación aquí

-Eres tan terca como él- sabía que se refería a Sesshomaru y estuve a punto de decirle que él era peor, pero no quería hacer de esto una discusión estúpida. Así que nos fuimos en silencio el resto del camino.

Cuando llegamos a la casa de Kagome, ella estaba casi al borde de las lágrimas. Tuve que ayudarla a calmarse y cuando trato de preguntarme algo yo le dije que no quería hablar del tema. También pude darme cuenta de que ella sabía muchas cosas que yo no, pero cada vez que intentaba decirme algo pareciera que le daba miedo de mi reacción, ¿o tal vez de la suya?

Y así de rápido pasaron 2 semanas. Era fin de semana y me encontraba revisando unas anotaciones de mis clases de la semana.

-¿Piensas estar así todo el día?- Kagome había entrado a la habitación, desde que comencé a quedarme con ella me había dado una de las habitaciones de huéspedes. La pequeña habitación tenía una gran ventana que me permitía ver la ciudad- Hoy teníamos pensado salir y tomar un poco de aire junto con Shippo

-Disfruten su salida- Kagome hizo la misma cara de molestia que los últimos días y yo trate de no contestarle nada.

-¿De nuevo esperaras su llamada? Ya pasaron dos semanas Rin, ni si quiera te han pedido presentarte a trabajar- suspire pesadamente y deje de transcribir mis apuntes.

-Kagome, agradezco tu preocupación, en serio. Pero si yo no me meto en tu relación con Inuyasha, te pido que tú tampoco te metas en mi relación con él- Kagome se quedó sin palabras, mirándome fijamente sin poder decir nada más.

-Kagome, el mocoso está demasiado inquieto- Inuyasha estaba entrando y vi como Kagome inhalo profundamente antes de voltear a verlo

-Voy con él- sé que evito verlo a la cara y por lo mismo paso rápidamente por la puerta dejando a Inuyasha en mi habitación.

-¿Le pasa algo?- Inuyasha se quedó viéndome, tratando de entender la actitud de Kagome

-Si no vas con ella saldrá por si sola- un segundo después se escuchó la voz de Shippo gritándole a Inuyasha

-Bestia ya nos vamos- Inuyasha salió casi corriendo de la habitación cuando se escuchó el teclado electrónico de la puerta.

Limpie mis ojos, después tome mi celular y me quede viendo el fondo de pantalla tratando de llamar telepáticamente a Sesshomaru. Me sentía mal y sola, al final de cuentas solo me había desquitado con mi amiga, cuando lo único que quería hacer por mí era ayudar. Ni un solo mensaje había recibido desde ese día, no había tratado de comunicarme yo con él, de alguna manera sentía que no debía de molestarlo. También estuve aferrada a sus palabras, me dijo que lo solucionaría y que él me llamaría, así que como una estúpida estaba esperando su llamada. Al inicio de la semana pasada y de esta recibí un breve mensaje del Señor Jaken, donde me decía que por el momento no era necesaria mi presencia en la compañía y que el me avisaría de algún cambio. Aun cuando le conteste y le pregunte acerca de Sesshomaru, el Señor Jaken no había vuelto a contestar.

Decidida a dejar de pensar en el imbécil de mi jefe, tomé de nuevo mis apuntes y comencé a transcribir lo más importante. Cuando por fin había tomado un buen ritmo sonó el timbre de la puerta, al yo ser la única persona que se encontraba en casa tuve que ir a abrir. Aun no me acostumbraba a la casa de Kagome, así que no vi por la cámara de quien se trataba y solo abrí la puerta.

-Hola Rin- me sorprendió mucho ver a Kohaku enfrente de mí, no habíamos hablado en semanas, justo después de nuestra pequeña discusión. En ese momento me di un golpe mental, era mi culpa por no ver por la pantalla. Me hice a un lado y Kohaku paso muy dudoso de si era lo correcto o no.

-¿Acaso te mando Kagome?- no quería sonar a la defensiva, pero pareciera que se me había vuelto un hábito, puesto que Inuyasha y Kagome no paraban de hacerme preguntas o comentarios sobre mi estado emocional.

-¿Qué? No- fuimos hasta la sala y tomamos asiento- había escuchado hace unos días por mi hermana que te encontrabas viviendo aquí, por eso vine- se quedó viendo unos momentos sus manos antes de continuar- Vine a disculparme Rin

-¿Disculparte?- mi mente llevaba horas trabajando, tratado de olvidar a Sesshomaru y memorizando todas las clases. Así que en este momento me encontraba muy desgastada y desconectada de todo.

-Las palabras y mi actitud de ese día no fueron correctos, me deje llevar por todas mis preocupaciones- yo no podía decir nada más que quedarme mirándolo- El escucharte hablar fue muy impactante para mí, siempre había pensado que si alguien te ayudaría a lograrlo estaríamos tus amigos a lado tuyo. Pero ver que fue tu jefe quien te ayudo, no dejaba de pensar que él tal vez tenía otras intensiones para hacerlo y…- en ese momento mis lagrimas comenzaron a salir y Kohaku se quedó viéndome con cara de asustado- ¿Rin que pasa?

-Estas dos semanas no han sido sencillas y lo menos que necesito son preguntas- estaba tratando de tranquilizarme, seguía tallando mis ojos para deshacerme de las lágrimas, pero por más que lo intentaba no lograba ni una cosa ni otra.

-No las hare, lo prometo- Kohaku me había abrazado delicadamente y su mano acariciaba mi espalda dándome consuelo. Por unos segundos no supe cómo actuar, después me aferré a su camisa y continue llorando por los siguientes minutos.

Cuando noto que me había calmado un poco se levantó por unos pañuelos y un vaso de agua. No sé cuánto tiempo paso y tal como lo prometió no hizo ni una sola pregunta, simplemente estaba ahí a mi lado dándome la compañía que tanto estaba deseando.

-Gracias y lo siento- Kohaku puso el vaso de agua en mis manos y yo tome un poco

-¿Por qué te disculpas? No has hecho nada malo- me sorprendía verlo tan tranquilo, por este momento lo veía como mi amigo de siempre. No había ningún pensamiento en mi mente que me diera incomodidad, simplemente había paz. La gran paz que era Kohaku.

-Pareciera que si- me perdí un momento en mi reflejo que daba el agua- siento como si estas dos semanas estuviera pagando por algo que hice y no tengo el coraje para hacerle frente, si quiera para defenderme

-Pero Rin, ¿A qué te refie…?- voltee a verlo a la cara y él rápidamente entendió- Esta bien, sin preguntas

-Gracias, todo sería más sencillo si Kagome comprendiera las situaciones como tu

-No debes de olvidar que los dos nos preocupamos por ti, tal vez la manera de Kagome sea más intrusiva que la mía. Pero al final de cuentas ella está haciendo lo que cree correcto para ayudarte- tome de nuevo del vaso. Sabía que tenía toda la razón, hasta yo lo había pensado más de una vez, pero mi mal humor siempre ganaba. Hubo un silencio largo, silencio que fue interrumpido por el sonido de mi estómago. Segundos después los dos nos pusimos a reír- ¿Qué te parece ir a cenar?- voltee a ver mi ropa, traía pijama ya que no tenía pensado salir en todo el fin de semana, pareciera que Kohaku se dio cuenta así que agrego- iríamos al restaurante de mi padre, así que no te preocupes- por un momento pensé en decirle que no, pero deseche esa idea, ya que no quería arruinar otro fin de semana más.

-Dame unos minutos para arreglarme- Kohaku sonrió y asintió. Yo corrí rápido hacia mi habitación y me puse una blusa sencilla y mi pantalón de mezclilla, también me recogí el cabello en una coleta. Voltee un momento para buscar mi celular, al tomarlo vi que ya no tenía carga así que lo deje cargando en mi habitación. Al final de cuentas sabía que esa llamada o mensaje tal vez nunca iba a llegar- estoy lista, ¿podrías mandarle un mensaje a Kagome? Si llega y no me ve aquí estoy segura de que pondrá a toda la policía a buscarme- Kohaku sonrió y mando el mensaje.

-Vamos- nos fuimos en su carro, en el camino hablamos de muchas cosas triviales, como las nuevas series que habían sacado, su partido de futbol al cual no pude ir, hasta hablamos un poco de sus planes a futuro.

-¿Entonces piensas salirte de tu casa? Pensé que tu padre nunca te dejaría hacerlo- los dos sonreímos

-No fue fácil, soy el único que evita que mi hermana y mi padre se maten. Pero tengo que buscar mi propio sitio y poder ser yo- era exactamente lo que yo estaba buscando.

-Yo quisiera lo mismo

-Siempre estaré dispuesto a aceptar una compañera de piso- por un breve momento me emocioné, pero al final no le hice ningún comentario y preferí seguir observando por la ventana. Cuando el auto se detuvo me di cuenta de que estábamos frente a un gran edificio, no solo eso, estábamos ante un edificio elegante.

-¿No habías dicho que iríamos al restaurante de tu padre?

-Eso hacemos- observe una vez más el edificio y voltee a verlo incrédula- recuerdo que el restaurante de tu padre está en otra parte de la ciudad y se ve completamente diferente a esto- Kohaku se quedó pensativo un momento y después chasqueo los dedos, como si su mente se hubiera iluminado.

-Pensé que te lo había dicho, mi padre abrió este restaurante hace como un mes- voltee a ver mi ropa un poco insegura de mi- no te preocupes, solo vamos a disfrutar de una comida, tienes que alimentarte- aun no estaba del todo convencida pero Kohaku me llevo arrastrando hasta ahí.

Cuando pasamos las puertas el restaurante se veía completamente de lujo, unos cuantos reconocieron a Kohaku y lo saludaron cordialmente. Llegamos a una mesa algo alejada de todos y en el camino vi que tenían unas habitaciones apartadas del resto de la gente.

-Rin, es un gusto tenerte aquí, cuando Kohaku me dijo que venía a cenar jamás pensé que tu vinieras con él- el padre de Kohaku es un señor amable, pareciera tener las dos personalidades de sus hijos.

-Es un gusto señor- lo dije sin pensarlo y rápidamente me llevé las manos a la boca

-¡Puedes hablar!- Kohaku tampoco había captado lo que pasaba hasta que su padre dijo eso, a lo que rápidamente entro en la conversación.

-Padre, queremos algo rápido y fácil de comer, Rin tiene que volver temprano a casa- el padre de Kohaku quería preguntar muchas cosas, pero él no lo dejo hacerlo y se fue de nuevo a la cocina, no sin antes prometerme que me prepararía algo que me gustaría mucho- lo siento mucho

-No te preocupes, por un momento me olvide de que no podía hablar- la cena transcurrió con tranquilidad. Cuando estábamos terminando el celular de Kohaku comenzó a sonar y pude alcanzar a ver el nombre de Sango en él.

-Saldré un momento, ahorita vuelvo- yo asentí y puse atención a la tranquilidad que sentía en estos momentos, después de estar dos semanas sin permitirme sentirlo.

-Espero y hayas disfrutado la cena- el papá de Kohaku me saco completamente de mis pensamientos, yo dudé un poco en como contestarle, pero al final decidí usar mi voz

-Si, muchas gracias. Tengo una duda señor, ¿para qué son esas habitaciones?- señale las puertas que habíamos pasado cuando llegamos a nuestra mesa

-Oh, son mesas privadas, pareciera que últimamente los empresarios o la gente importante ya no quiere involucrarse con los demás, así que piden esa clase de habitaciones- yo asentí y voltee a ver de nuevo las puertas

-La gente es cada vez más extraña, ¿Están ocupadas ahora?

-Solo dos, una reunión de un aspirante político y en la otra es el CEO de un importante grupo corporativo, solo que no recuerdo de quien se trataba, tendrás que disculparme querida, pero los nombres con las caras no son mi fuerte- ya no iba a preguntar más cuando vi que una de las puertas se abrió pude ver una mujer muy atractiva. Traía un vestido azul con blanco, era discreto pero al mismo tiempo mostraba la figura de su cuerpo, todo en ella brillaba. Su cabello lo traía sujeto en una delicada cebolla, haciendo lucir su cuello y sus hombros desnudos, donde descansaba un lindo collar. Eso fue lo único que pude detallar antes de que una mano descansara cómodamente en su espalda baja, fue ahí donde mi vista se desvió hacia su acompañante. Su traje gris impecable, haciendo notar sus enormes brazos, además de acentuar esa cabellera plateada, una leve sonrisa en la comisura de sus labios mostrando que disfrutaba de la compañía- cierto, se trataba del joven Taisho- yo había girado mi vista dándole completamente la espalda a Sesshomaru mientras que sentía mi corazón latir en mi boca. Trate de levantarme pero sentía que todo mi cuerpo temblaba- ¿Rin? No te ves bien- quise sonreír para indicarle que todo estaba bien, pero mi cuerpo entero estaba paralizado, además sentía que todo me daba vueltas- ¿Rin?

-Necesito un poco de aire, eso es todo- no tengo la menor idea de cómo pude pronunciar esas palabras. Lo único que quería era huir de ahí, antes de que Sesshomaru me viera, o peor, antes de que yo los volviera a encontrar. El padre de Kohaku me llevo hasta una puerta trasera, donde ahí se encontraba hablando por teléfono.

-¿Qué paso?- dejo el teléfono y se acercó a mi rápidamente, ayudándome a sentarme en la banqueta.

-Tu quédate con ella, yo iré a ver si encuentro algo que pueda ayudarla- sin verlos, sabía que estaban muy preocupados

-Rin, dime que te pasa

-No he dormido bien estos días, así que mi cuerpo me está pasando la factura- trataba de sonar lo más normal posible, pero, mi voz aun salía temblorosa, eso sin hablar de que todo el piso se me movía aun estando sentada. Pero lo peor de todo es la escena que se seguía repitiendo en mi mente, Sesshomaru sujetando y sonriendo con aquella mujer. Ahora entendía porque no me había contactado todo este tiempo, ahora lo entendía todo.

-Vamos, te llevare hasta el carro- asentí tratando de enfocarme en el presente, pero mi mente iba nublándose más y más, hasta que sentí que Kohaku cargaba con todo mi peso- Rin, mantente consciente por favor- trate de decirle algo más, pero toda la energía la estaba usando para mantenerme consciente, sentía un poco más de fuerza cuando estábamos en el carro

-Nada de hospitales- le logre decir cuando lo escuche hablar por teléfono con alguien

-Necesitas un médico- me enderecé un poco más en mi asiento y comencé a masajear mis ojos

-No, solo fue un mareo, ya se me esta pasando. Necesito descansar

-Claro que no le hare caso, ya te dije que estamos en camino- no entendía lo que decía la voz del teléfono, pero si identifique que se trataba de Kagome, así que como pude le quite el teléfono de las manos

-Iremos a tu casa o soy capaz de bajarme ahora mismo del carro. No hay discusión- no espere su contestación y colgué el teléfono. Kohaku me miraba entre sorprendido, asustado y preocupado- Estoy bien Kohaku, solo fue un pequeño mareo, así que llévame con Kagome que necesito hablar con Inuyasha

-¿Con Inuyasha?- ya no le conteste y él muy a su pesar cambio el rumbo hacia la casa de Kagome. Si hay alguien que me pudiera dar respuestas sobre lo que ha estado haciendo Sesshomaru, ese seria Inuyasha. Tenía que hablar con él antes de enfrentarme a Sesshomaru…

***Notas de autor***

Primero que nada, lo siento mucho. Se que había prometido esta actualización desde hace mucho. Cada uno no está exento de enfermedades o de ciertas situaciones que nos ponen en unos aprietos con todo.

Ahora que he vuelto pienso ponerme a escribir casi a diario y traerles actualizaciones no solo de este fic, sino de los otros que tengo en emisión. Solo les pido un poco de paciencia, que cuando uno deja de escribir y vuelve a veces la inspiración no llega como quisiéramos.

Espero y hayan disfrutado mucho de este capítulo y estaré leyendo todos sus comentarios.

Saludoooos :*