Capítulo 46: ¿Tú quién eres?
*Rin*
-¿Piensas seguir así?- la pregunta de Sesshomaru hizo que mi mente reaccionara, estábamos cenando en su departamento como tantas veces, pero no tenía idea de cuánto tiempo llevaba viendo mi comida sin darle un solo bocado.
-Lo siento, creo que estoy envuelta en mis pensamientos- trate de sonreír, pero estoy segura de que no me salió. Vi la cara seria de Sesshomaru, aunque solo la mantuvo unos segundos y después siguió con su comida. Sabía que estaba muriendo por preguntarme que me estaba pasando- ¿Crees que Inuyasha asista a la cena?
-¿Es eso lo que te preocupa? Si sabias que te pondrías así, hubiera sido mejor que no lo invitaras en primer lugar- Sesshomaru seguía comiendo tranquilamente.
-Lo sé, lo se. Pero es que…- en ese momento caí en cuenta de algo- ¿Cómo sabes que lo invité?
-Rin, eres demasiado fácil de leer- dejo los cubiertos a un lado y volteo a verme directamente a los ojos- sé que llevas tiempo pensando en la situación de Kagome y mi hermano
-¿Y por qué no habías hecho algún comentario?
-Porque es algo con lo que no estoy de acuerdo, pero tampoco tengo el derecho de detenerte, porque en el fondo te entiendo- mi mente estaba tratando de comprender lo que decía- Yo también quiero la felicidad para mi hermano, pero es necesario entender que si lo forzamos solo será un caos
-Tampoco es como si quisiera que ellos dos hablaran, aunque sé que es lo que Inuyasha quiere, para Kagome seria todo lo contrario. Solo quiero…- mi mente entonces trajo de vuelta aquella imagen de Inuyasha lleno de esos vendajes y Kagome encerrada en una habitación por días.
-Rin- su tono fue un poco más fuerte que de costumbre y yo voltee a verlo, estaba estirando su mano hacia mi- ven un momento- fui hasta su asiento y cuando tome su mano me hizo sentarme en sus piernas.
-¿Qué haces?- le dije entre apenada y sorprendida
-Consintiéndote- sus brazos me rodearon fácilmente y eso me acerco más a él, su aliento en mi cuello me hacía cosquillas, después subió hasta llegar a mi oído- si te soy sincero, yo no podría soportar verte de lejos, eso me mataría aún más que tu indiferencia- sentí un escalofrió recorrer mi espalda.
-Espera- le dije mientras lo alejaba- ¿entonces debería de decirle que no fuera?- Sesshomaru sonrió un poco y después apretó un poco más sus brazos para acercarme a él, aunque aún nos seguíamos viendo a la cara.
-Mi hermano no es ningún estúpido, que lo hayas invitado no significa que deba tomarlo como una orden. Él es grande Rin, si va es porque está dispuesto a conformarse con verla de lejos, no hará algo para lo cual no se sienta listo- las palabras de Sesshomaru me confortaban, al menos hacían que mis preocupaciones disminuyeran poco a poco- ¿Podríamos dejar de hablar de eso? Ahorita mismo estoy dispuesto a cumplir con la promesa que te hice en el carro
-¿De qué promesa hablas?- en cuanto hice la pregunta recordé cuando lo molesté en el carro sobre tener hijos. Así que rápidamente se me subieron los colores al rostro- ¿Acaso hablabas en serio?
-Gatita, yo siempre hablo en serio- me dio otro beso en el cuello dejando un calor agradable en el lugar- ¿Acaso eres tú la que no quiere?- entonces aquella escena que me había imagino hace meses por fin tomaba forma y la podía sentir tan real. Desde aquel entonces yo ya sabía que era Sesshomaru al hombre que quería a mi lado, aquel hombre que me complementaba y que hacía de mi vida algo muy feliz. Siempre fue él.
-Sera mejor que cumpla esa promesa, señor CEO- Sesshomaru sonrió pero antes de pudiera decir algo más estampe mis labios en los suyos.
Nuestro beso subió el ritmo casi al instante y aquella lengua que me hacía estremecer se abrió paso hasta que encontró la mía. No tarde mucho en comenzar a gemir más aun cuando sentí como sus manos viajaban por debajo de mi ropa y acariciaba mi espalda. Se deshizo de mi sudadera y después se quedó unos momentos contemplando mi cuerpo, para dirigirse de nuevo a mi cuello y acariciar mis senos por encima del sostén. De pronto sentí como sus manos dejaban mis pechos para dirigirse a mis caderas y con un poco de fuerza las movió hacia abajo para encontrarme con su pene erecto, yo sentí una especie de escalofríos mezclado con placer y dejé salir un fuerte gemido mientras arqueaba mi espalda para poder sentirlo más claramente. Con un movimiento ágil Sesshomaru me tomo por el trasero y se levantó de su silla conmigo enredada en él.
-Sera mejor que te sostengas bien gatita- no pude evitar reírme mientras era llevada de esa manera hasta nuestra habitación. Cuando me deposito en la cama, note que aquellos ojos dorados tenían un brillo diferente.
-¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
-¿En serio preguntas después de haberme sentido?- no pude evitar sonrojarme, ya que él se había ido por otro camino.
-No me refería a eso, era sobre lo de tener una familia- sus ojos brillaron de nuevo y yo sentí como brincaba mi corazón.
-Rin, mientras cuidaba al mocoso solo una cosa ocupaba mi mente, lo maravilloso que sería tener una familia contigo y ser a nuestros hijos los que este cuidando- acaricio mi mejilla mientras quitaba una pequeña lagrima que se había escapado- te amo Rin- volvió a besarme y yo pase mis brazos por detrás de su cuello aferrándolo más a mí.
-Yo también te amo Sesshomaru- nuestros besos de nuevo volvieron a tomar aquella intensidad que teníamos en el comedor y rápidamente nos deshicimos de la ropa que nos quedaba para poder disfrutar de la piel de cada uno.
Éramos una constante mezcla de gemidos y suspiros. Cuando Sesshomaru me penetro creo que fue la primera vez en toda mi vida que no necesite de alguna estimulación extra para venirme. Todo era diferente a cualquier ocasión que nos hubiéramos acostado, las caricias, los besos, los sentimientos que transmitíamos cada uno era algo nuevo. No recuerdo el número de veces en las que mi cuerpo se estremeció ante sus estocadas o sus caricias. Ni tampoco era consciente del cambio de posiciones, los dos estábamos totalmente perdidos en todas las sensaciones de nuestros cuerpos. Cuando él se vino sentí aquel liquido esparcirse en mi interior. Se recostó en la cama para después abrazarme tiernamente, los dos estábamos cansados pero aun así no queríamos dormir, tal vez ninguno quería finalizar este momento, este pequeño momento en el que existíamos solo nosotros. Me dio un beso en mi mejilla para después acurrucarme en su pecho, yo me deje hacer y guarde cada una de sus palabras en mi memoria, jamás me iba a permitir olvidar este momento.
Se llego el día de la cena y debo de admitir que me encontraba muy nerviosa, era como si fuera alguna clase de bienvenida a la alta sociedad. Tenía miedo de decir o hacer algo que no era correcto, algo con lo que al final Sesshomaru resultara afectado. Por eso mismo en estos últimos días había estado estudiando junto con Jaken a todos los invitados de la cena. Al menos saber sus nombres y lo que hacen, por si en algún momento me veía sola o abordada por alguno de ellos, aun cuando Sesshomaru me dijo que no se iba apartar de mí no podía fiarme.
-No estes tan nerviosa gatita- me dijo Sesshomaru mientras me tomaba de la cintura para estar más cerca de él.
-Eso es fácil para ti, tu perteneces a este mundo- Sesshomaru sonrió un poco antes de volver a su mirada seria del gran CEO, alguien lo llamo pero antes de apartarse de mi se acercó a mi oído para susurrarme algo.
-Ahora también es su mundo, Señorita Takumi o ¿debería de llamarla Taisho?- los colores rápidamente subieron a mi rostro, pero antes de que pudiera decirle algo más se fue hacia donde lo estaban llamando. Tuve que ir por una bebida para poder calmar ese calor que había subido por mi rostro. Mientras regresaba hacia donde estaba Sesshomaru vi rápidamente a la gente que había llegado, esperando encontrar a Inuyasha, pero no estaba por ningún lado. Fue entonces cuando me encontré con Sango y Miroku.
-¡Rin!- Sango se acercó hasta donde estaba y me dio un fuerte abrazo- me da mucho gusto verte y además, mírate estas preciosa- Sesshomaru había insistido mucho en escoger lo que me pondría esta noche. Así que ahora mismo traía un vestido negro escotado, con la espalda descubierta hasta la mitad y pegado a mi cuerpo hasta la cintura, mostrando a la perfección mi figura. Caía hasta mis pies y tenía una abertura por un lado hasta la mitad de mi muslo. La verdad era lo más atrevido que me había puesto hasta el día de hoy, pero no me sentía tan incomoda como pensé que sería. Mi cabello caía en pequeñas ondas, no llegaba a considerarse ondulado pero tampoco lacio.
-Gracias- le dije un poco apenada- me da mucho gusto que hayan podido venir- Miroku sonrió y Sango volvió a abrazarme.
-Jamás me perdería una noche tan importante para ti, supe que también lograste convencer a Kagome
-¿Te lo dijo ella?- eso era extraño, ya que Rin últimamente no hablaba con nadie.
-Le llame esta mañana para preguntarle si iría, tú sabes para pasar por ella y me lo menciono
-Ah, sí. Sesshomaru puso un carro a su disposición, así que me imagino que no tardará en llegar
-Creo que no será así Rin, bueno, cuando yo hable con ella me dijo que vendría con su pareja a esta cena- sentí como si mi estomago comenzara a revolverse al escucharla decir esas palabras- yo no entendía a quien se refería así que le pregunte y me dijo que vendría con Koga
-¿Con Koga? ¿El mismo que decía ser su prometido?- aquellas nauseas volvieron con mayor intensidad y la única persona que pasaba por mi mente era Inuyasha.
-Si, ese mismo- trate de sonreír como me fue posible antes de contestarle y que no se notara mi pánico.
-Acabo de recordar que tenía que ir a reunirme con Sesshomaru, así que los dejo- Sango se me quedo viendo extraño, pero después me sonrió y se fue junto con Miroku a tomar lo que parecía ser un coctel- Rayos, ¿Qué fue lo que hice?- dije por lo bajo mientras empezaba a buscar desesperadamente a alguien que me ayudara. Pero por más que buscaba a Sesshomaru, Jaken, Myoga o Inuyasha, no los encontraba. Mientras seguía buscándolos en el inmenso salón de pronto escuche una voz conocida, pasando por los pasillos exteriores. Sabía que era uno de los hombres de Inuyasha.
-Ya te dije que el jefe nos ordenó esperar afuera, él se quedara en ese estudio un rato más- hablaba por teléfono con alguien y ni siquiera noto mi presencia. Cuando se alejó comencé a pensar a que estudio se refería, este lugar era un hotel y enorme, así que estaba difícil adivinar donde exactamente se encontraba. Entonces recordé las indicaciones que me había dado Jaken sobre el lugar, solo había un estudio en el cual se podía ver prácticamente todo el salón, ya que contaba con vidrios con efecto de espejo, así nadie podía saber que ahí se encontraba alguien del otro lado. Así que me dirigí rápidamente. Cuando llegue a la puerta se podían escuchar varias voces y las cuales no estaban conversando amigablemente.
-¿Cuántas veces tengo que repetirlo Sesshomaru? Este problema no es tuyo así que no te metas- era Inuyasha y sonaba entre enojado y cansado- Ve, vive tu vida feliz, has lo mismo que has hecho hasta hace unos meses
-Que estúpido eres Inuyasha, tu piensas que esta pelea es solo tuya y te recuerdo que a Rin también la secuestraron- sentí un escalofrió- lo único que quieres lograr con todo esto es que terminen matándote
-No voy a morir Sesshomaru, no hasta que ese bastardo pague por lo que le hizo a Kagome
-¿Por eso estas cazando a su gente?- pregunto Sesshomaru y yo pude comprender el porqué de su estado hace unos días- La policía se está acercando cada vez más a Naraku, deberías de dejar que ellos se hagan cargo- se escuchó la risa de Inuyasha
-¿Qué la policía haga algo? Por favor Sesshomaru, de no ser por mí no hubieran encontrado a ninguno de esos idiotas. La policía es solo un estorbo, así que será mejor que te mantengas alejado, no quiero que te veas involucrado- en ese momento los pasos de Inuyasha se fueron acercando a la puerta, pero las palabras de Sesshomaru no me dejaron moverme de mi lugar.
-¿Por eso piensas matar a Naraku con tus propias manos? Dime, ¿Eso en que ayudara a Kagome?- Inuyasha abrió la puerta y los dos nos quedamos congelados viéndonos directamente a los ojos. Él se veía sorprendido mientras sostenía mi mirada.
-¿Eso es cierto Inuyasha?- le pregunte con la esperanza de que me dijera que no lo era, Inuyasha no estaba dispuesto a llegar tan lejos, ¿Verdad? Porque de ser así, la única capaz de poderlo detener era Kagome.
Inuyasha*
Lo único que me faltaba, después de soportar nuevamente las quejas de Sesshomaru, ahora me tenía que encontrar con Rin y después de haber escuchado lo que pretendo hacer.
-No deberías de estar escuchando detrás de las puertas Rin, eso es de mala educación- sus ojos temblaban, sabía que quería escuchar otra respuesta, pero no estaba dispuesto a dársela. Estaba por irme cuando Rin me detuvo del brazo.
-¡No puedes hacerlo Inuyasha! Tú no eres así- en otro momento esa mirada hubiera hecho algo dentro de mí, tal vez me habría hecho dudar, pero en este momento sentía que aquel Inuyasha ya había quedado enterrado muy en el fondo de mi conciencia. Tomé la mano de Rin y antes de quitarla vi como Sesshomaru se ponía detrás de ella.
-Ninguno de los dos tiene la menor idea de cómo soy Rin, así que no pretendan ser parte de mi familia ahora y conocerme- sabía que esas palabras iban a ser muy fuertes para Rin, pero ya no había vuelta atrás. Comencé a caminar hacia el salón, ya me había resignado de que no sería capaz de ver a Kagome y tal vez era lo mejor.
-No digas estupideces Inuyasha- escuche que me dijo Rin, sabía que no se daría por vencida tan fácilmente. Así que al pasar por un lado de Myoga le hice una señal para que la detuviera.
-Señorita Rin, es mejor que se detenga- dijo Myoga y después se escuchó como Jaken también se metía en la conversación.
-No creo que sea buena idea detenerla Myoga- dijo Sesshomaru mientras yo seguía caminando por aquel pasillo.
-¡Espera Inuyasha!- Por segunda vez en la noche Rin me había sostenido del brazo, solo que en esta ocasión había sido capaz de voltearme. Su mirada ya no temblaba, parecía aún más decidida que antes
-Rin…
-Yo no sé qué es lo que estás pensando y mucho menos voy a entender tu dolor, pero, no digas que no somos tu familia, porque al menos yo si te considero como parte de la mía- por un leve momento sentí aquella calidez querer instalarse en mí, pero si quería terminar con lo que me propuse no podía dejarme caer.
-Esa es la diferencia Rin, para mí, ustedes no son nada. Así que no vuelvas a detenerme o mis hombres dejaran de tener consideración por la pareja de Sesshomaru Taisho- ella sabía que no estaba bromeando, así que soltó mi brazo mientras asentía. No quise voltear a ver a Sesshomaru aunque sabia a la perfección que en este momento él también se había resignado a detenerme- Vamos Myoga- por tercera vez me di la vuelta y comencé mi camino hacia la salida de aquel hotel, sabía muy bien lo que debía hacer y también sabía que tal vez esa conversación era la última que tendríamos- ve por el carro Myoga- él solo hizo una reverencia y se retiró rápidamente hacia el estacionamiento. Cuando estaba por salir del hotel jamás pensé que el destino sería tan cruel para darme una última estocada esta noche. Pero aun así, ahí estaba ella, su cuerpo se veía más delgado y aquel cabello oscuro había perdido su brillo totalmente. Quise esconderme, pero era demasiado tarde para hacerlo, sus ojos cafés se habían detenido en los míos y por un segundo, por un pequeño segundo, sentí como si fuera la Kagome de antes la que me estaba mirando. Aunque ese hechizo se terminó tan rápido como llego, ya que su mirada comenzó a oscurecerse poco a poco.
-Tenía la esperanza de que tuvieras un poco de consideración y no vinieras- era la primera vez que me hablaba en lugar de gritarme o tratar de golpearme con algo para que me alejara de ella. De hecho esta era la primera vez que era ella quien se acercaba a mí.
-Lo siento, estaba por irme- en este momento mi interior era algo muy difícil de explicar, por una parte si quería irme de ahí, pero por otra quería aprovechar cada segundo para verla, para saber cómo estaba, simplemente para volver a sentirme completo.
-¿Cómo puedes vivir así Inuyasha?- el tono en el que me hizo esa pregunta hizo que mi cuerpo entero se paralizara.
-¿A qué te refieres?
-Me preguntaba como eras capaz de soportar vivir como el asesino de mi hermana- con sus palabras sentí como si algo en mi interior se quebrara, esa no podía ser Kagome ¿cierto?, ella no sería capaz de mirarme con tanto odio, con esa mirada donde no podía caber ni una pizca de cariño. Esa persona no era Kagome- ¿Acaso no te arrepientes de lo que hiciste?- estaba haciendo todo lo posible para volver a poner aquella barrera que no me permitía sentir nada, justo como cuando estaba con Sesshomaru y Rin, pero pareciera que sus palabras se estaban clavando en lo profundo de mi corazón.
-¿De salvarte? ¿Quieres que me arrepienta por salvarte?
-¿En serio pretendes pensar que lo hiciste?- soltó una pequeña sonrisa que estaba lejos de tener humor en ella, más bien era sarcástica y fría- Yo no tenía salvación Inuyasha, lo que me hicieron… lo que él me hizo- de nuevo sentía ese nudo en mi estomago solo de escucharla y pensar lo que el bastardo ese se atrevió a hacerle- simplemente no tenía salvación
-Para mí si Kagome y no podía dejarte más tiempo en sus manos- de nuevo me miro a los ojos y por otro leve segundo pude notar que aquellos ojos temblaban antes de volver a oscurecerse- así que no me arrepiento de salvarte.
-Yo si lo hago- dirigió su mirada al suelo, desviando sus ojos de los míos por primera vez desde que comenzamos la conversación- yo me arrepiento de haberte conocido Inuyasha, me arrepiento de haberte aceptado en mi vida- esto era lo que siempre temí escuchar de Kagome, era como si mi peor pesadilla se estuviera volviendo realidad y yo no podía despertar- espero jamás volver a verte- y así fue como me dio la estocada final, definitivamente nunca volvería a estar con ella y todo aquel futuro que en alguna ocasión pensé que podríamos tener juntos se esfumaba rápidamente.
-Te amo Kagome y eso no va a cambiar nunca- por un momento pensé que dejaría de ver al suelo, pero no fue así.
-Amo- escuche de pronto la voz de Myoga, una vez que Kagome se había ido- Le aconsejo que vaya a descansar- pase rápidamente el dorso de mi mano por mis ojos antes de contestarle.
-Prepara todo Myoga, esta misma noche salimos
-Pero amo, no creo que sea conveniente…
-Como escuchaste Myoga, ¿Acaso tengo que repetirlo?- lo había tomado por el saco y tuve que controlarme en no golpearlo por no querer seguir mis órdenes. Él asintió y yo lo solté, para después dirigirme al carro- Tengo que matar a ese bastardo, tengo que matarlo, así sea lo último que haga, así eso termine con mi propia muerte…
