— ¿Estáis sugiriendo asaltar el casino de la mafia? — La Katrielle del futuro alzó la ceja. — Eso es un suicidio… es como una fortaleza llena hasta arriba de matones…
— Pero Papá está ahí. — Exclamó la Kat Joven. — Tenemos que salvarle.
— No seas absurda… Papá no está ahí. Papá estará lejos, probablemente de aventuras, con gente que le importe de verdad, no como nosotras.
— En el diario del jefe de esos mafiosos decía que el profesor estaba en el sótano del casino. — Le espetó Emmy. — Si tu padre está ahí, ¿En serio vas a dejarlo?
— Antes de contestar. — Interrumpió Amy. — Debes saber que vamos a ir con tu ayuda o sin ella.
Amy se puso tras la Kat más joven y apoyó las manos en sus hombros, tosiendo para aclararse la garganta.
— Y sería una lástima que le pasara algo a esta jovencita, ¿No crees?
El tono de Amy hizo estremecerse a la Kat del futuro. Sabía perfectamente que si la Kat más joven sufría algún daño… ella también lo sufriría. Era un riesgo demasiado grande.
— No eres una chantajista particularmente sutil. — Gruño la alcaldesa.
— No se trata de ser sutil, se trata de ser efectiva… — Añadió la maga, sonriendo. — Y bien, ¿Nos ayudarás?
— Si no hay más remedio…
— Amy… ¿Te importa salir con Kat un segundo? — Emmy se llevó los dedos a la barbilla. — Quiero hablar una cosa con la alcaldesa.
Amy simplemente asintió, tomó a la pequeña Kat de la mano y la acompañó fuera, de camino hacia el ascensor. Emmy llegó poco después, con una sonrisa segura en los labios.
— ¿Todo bien? — Preguntó Amy, alzando una ceja.
— Todo perfecto. He tenido unas palabras con ella para terminar de convencerla. Todo irá rodado, palabra.
— ¿Cuándo empezamos? — Quiso saber Amy.
— Nos encontramos con ella junto al casino. Tendrá efectivos para la ocasión.
— ¿Cómo lo hacemos? — Preguntó Kat.
— Ella va a generar una distracción en la entrada del casino. Nosotras aprovecharemos para colarnos en los pisos inferiores y llegar hasta Layton. — Concretó Emmy. — Es la única forma de llegar.
— Sacar a Layton será un problema. — Planteó Amy.
— El plan es salir por… — Hizo una pausa desagradable. — El sistema de alcantarillado.
— No debí vestirme de blanco hoy… — Suspiró Amy, negando con la cabeza. — Pero si no hay más remedio, supongo que puedo trabajar con eso.
El punto de reunión estaba a sólo unas calles del casino. A Kat le sorprendió la cantidad de efectivos que parecía haber reunido su contraparte. Había al menos cincuenta personas de uniforme allí, esperando órdenes de la alcaldesa.
— El comisario me está haciendo un gran favor al permitirme hacer esto. — Dijo, cuando las vio llegar. — Más vale que papá esté realmente ahí… de lo contrario os pienso encerrar.
— Estará. — Dijo la Kat más joven. — Tiene que estar.
— He conseguido un mapa del casino de parte del departamento de urbanismo. — Kat lo extendió sobre una mesilla que habían preparado para la ocasión. — Según nuestros cálculos, el acceso a los niveles inferiores debería estar aquí… junto a los lavabos. Pero sabemos que no hay ninguna puerta visible en ese punto.
— Una puerta oculta. — Sugirió Emmy. — Si realmente usan el sótano para retener gente, tiene sentido.
— Habrá un puzle que podamos resolver para colarnos. — Señaló Amy. — Suerte que venís vosotras dos. Yo puedo cubriros mientras os ocupáis de la puerta.
— Y hablando de cubriros… — Añadió la alcaldesa. — Tengo algo para vosotras.
La alcaldesa sacó de un maletín tres chalecos antibalas. Eran bastante finos, pero también por ello, más sutiles.
— No es mucho, pero la cubierta de acero que tienen os protegerá de las balas lo suficiente como para no tener que lamentar que os hieran ahí.
— ¿No sería mejor el Kevlar? — Preguntó Emmy.
— Demasiado grueso. Estos podéis llevarlos debajo de la ropa. — Sentenció Kat. — Vosotras entraréis primero. Os daremos diez minutos para que os coloquéis en posición… y una vez estéis listas… montaremos nuestra distracción. Estoy segura de que todo el casino se pondrá patas arriba.
— Gracias por todo, Kat. — Emmy le puso la mano en el hombro y sonrió.
— Dame las gracias sacando a mi padre de ahí y manteniendo a esa niña con vida. — Dijo, señalando a la Kat más joven. — Si no me conociera a mí misma lo bastante como para saber que se negará, os diría que la dejarais aquí.
Todo comenzó tal cual lo planeado, Katrielle hacía un gran esfuerzo para que no se le notara que le pesaba el chaleco, que además la cubría casi entera. Si no llevase un vestido, habría sido muy difícil ocultarla. Emmy no parecía acusar el peso, mientras que Amy andaba algo más lento de lo habitual.
— Actuad con naturalidad… aprovechemos el tiempo mientras Kat se pone en marcha.
No tardaron en encontrar el punto que estaba señalado en los planos. Pero resultaría complicado acercarse, porque había algunos de los miembros de seguridad del casino cerca del mismo. Eso lo hacía aún más sospechoso. Emmy y Amy se quedaron en unas tragaperras cercanas, mientras Kat iba al baño, aprovechando la cercanía para echar un vistazo.
— Es mejor que se quede allí dentro hasta que todo se relaje un poco. — Dijo Amy, y Emmy asintió.
Hubo un petardeo y la situación no tardó en alterarse. Los agentes de Kat se presentaron haciendo ruido y no tardó en organizarse un tiroteo que hizo que los guardas de seguridad se pusieran en marcha. Todo el casino estaba revolucionado. Amy y Emmy no tardaron en acercarse al punto en cuestión. Kat se acercó corriendo y Amy no tardó en señalar unas sospechosas líneas que indicaban una puerta.
— Alguien ha pintado en la pared… — Señaló Emmy. — Parece un mapa astral.
— Son fases lunares — Concedió Kat.
Escucharon tiros cercanos. Amy se movió y se adelantó.
— Yo me encargo, vosotras resolved el puzle.
Amy se adelantó, recogió un arma del suelo y se cubrió detrás de una de las tragaperras. No parecía saber demasiado bien lo que estaba haciendo con la pistola perdida, pero les estaba ganando tiempo, que era la prioridad.
Katrielle dedicó un buen rato a analizar el mapa antes de percatarse de que había que generar un eclipse. Posicionó los dedos sobre dos puntos muy concretos del fresco y, con un ruido que probablemente habría llamado la atención de no encontrarse en mitad de un tiroteo, una puerta se abrió. Kat y Emmy se lanzaron al interior.
— Amy. — La llamó Kat. — Vamos.
— En seguida os alcanzo.
Kat y Emmy empezaron a bajar por la escalera. Amy llegó poco después. Llevaba un bastón que provocó que Emmy alzase una ceja.
— ¿De dónde has sacado eso?
— Me lo ha dado una señora muy amable que estaba junto al lavabo al ver que cojeaba… el peso de este chaleco me está matando. — Gruñó Amy, sujetándose el brazo izquierdo.
— No pesa tanto… — Bufó Emmy, poniendo los ojos en blanco. — Casi había olvidado que lo llevaba con toda la tensión.
— Yo me lo quitaría de buen grado. — Se quejó Kat.
— No, aún no. — Sentenció Amy. — Cualquiera de ellos podría bajar por aquí… nos los quitaremos cuando salgamos.
Emmy y Kat estuvieron de acuerdo y empezaron un largo y tortuoso descenso. A medida que bajaban, tenían la sensación de que alguien los seguía, pero decidieron achacarlo a la paranoia. La oscuridad era casi absoluta. Quizá hubiera algún interruptor o algún otro medio para iluminar en alguna parte, pero las asustaba demasiado activarlo y ser descubiertas.
Así que, en completo y absoluto silencio, descendieron por aquella escalinata de forma que les recordó a cómo habían llegado a aquella ciudad subterránea, pegadas a la pared y en silencio, sin separar las manos de la misma. Sólo se escuchaban sus pasos, el golpeteo del bastón de Amy y algún quejido de vez en cuando.
— Estas escaleras no se acaban nunca. — Susurró Emmy.
— Espero que no hayan sentido pereza por venir a echar de comer a Papá aquí abajo.
— Yo sólo espero que las cañerías no sean igual de largas… — bufó Amy.
— Lo que es seguro es que ese traje va a acabar arruinado hoy, Amy. — concedió Emmy, sin dejar de avanzar.
— Valdrá la pena. — Dijo Amy, más alegre.
El tortuoso descenso genuinamente parecía no acabarse nunca mientras continuaban bajando y más escalones. Hacía a Emmy preguntarse cada cuanto bajaba allí alguien a revisar que los presos estuvieran bien.
— Creo que ya oigo algo… ¿Será Papá?
Lo cierto es que algo sí que sonaba. Era una respiración… quizá incluso un ronquido. Un sonido que probablemente estuviera amplificado por la reverberación de la escalera. Más motivadas, empezaron a bajar más deprisa.
Emmy fue la primera en llegar abajo del todo, y al hacerlo, encontró lo que iban a buscar. Una larga hilera de celdas… Y un guarda al que no tardó en noquear, aprovechando que lo encontró de espaldas. Emmy y Kat empezaron a correr por las celdas en busca del profesor Layton.
Hershel realmente estaba ahí. En la celda más alejada de la entrada, sentado en el suelo y encadenado a la pared. Emmy no dudó un solo segundo antes de abrir la cerradura con la llave que había cogido del guardia.
— Papá… — Exclamó Kat, lanzándose a abrazarlo.
Layton tardó un par de segundos en reaccionar, y abrió mucho los ojos al ver a su hija.
— ¿Katrielle? — Alzó la vista. — ¿Emmy? ¿Qué hacéis aquí?
— Hemos venido a sacarlo de aquí, profesor. — Dijo Emmy, con suficiencia. — Deme un segundo y encontraré la llave de esas cadenas.
Emmy estaba a punto de coger la llave, pero Katrielle y ella salieron despedidas y se pegaron a la pared. Layton emitió un quejido cuando los grilletes se unieron a la superficie de forma visiblemente dolorosa. Las llaves cayeron al suelo con un tintineo.
— Pero… ¿Qué? — Preguntó Kat.
— Magnetismo… — Gruñó Layton.
— Los chalecos… — Bufó Kat.
— No consigo quitármelo. — Emmy se revolvió con todas sus fuerzas, pero la parte delantera del chaleco se presionaba contra su pecho.
Kat miró frente a la celda y vio a Amy mirándolas fijamente, con una expresión indescifrable en el rostro.
— Tú…
Ignorando a Layton, Amy dejó el bastón a un lado, se adentró en la celda, se agachó y tomó las llaves del suelo. Su expresión se tornó en una sonrisa de suficiencia cuando se giró, salió de la celda y la cerró. Fue en ese momento cuando Emmy y Kat cayeron al suelo.
— Debo confesar, profesor… que esperaba que me lo pusieran más difícil. — Amy dejó escapar una risita. — Cuando Emmy apareció… genuinamente me preocupó que me descubriera.
— Espera… ¿Qué significa esto?
— Esa mujer es la que me encerró aquí, Kat. — Hershel se debatió, esforzándose por levantarse. — Es la que está detrás de todo esto.
— Y ahora te he traído compañía, profesor… ¿No estás contento? Estaba segura de que te aburrías aquí sólo. — Agitó el bastón, divertida.
— ¿Por qué has hecho todo esto? — Preguntó Kat, con los ojos llorosos. — Yo creía que…
— Te encariñas con mucha facilidad, pequeña. De mí… de tu padre. Tienes que aprender a desapegarte… te será útil en el futuro.
— Responde a la pregunta. — Emma ya se había quitado el chaleco y le lanzaba una mirada asesina.
— ¿Venganza? Digamos que venganza.
— No te he visto en mi vida. Creo que me acordaría de ti si te conociera. — Dijo Layton, tirando de las cadenas al acercarse a la puerta de la celda. — ¿Cómo puedes querer vengarte de mí?
— Tengo mis razones… Hershel… ¿O prefieres Theodore? — Layton se tensó. — Veo que no te gusta ese nombre…
— No respondo ante ese nombre. — Hershel trataba de parecer sereno, pero era difícil después de estar semanas ahí encerrado.
— Podría desmontarte pieza a pieza, Layton. — Respondió, con un suspiro. — Hershel Bronev… Randall Ascot… Claire Foley… Luke Triton… Podría desmontar cada pieza que te compone y hacerla pedazos… y tú no sabes absolutamente nada de mí… Debe ser frustrante.
— Podrá juntar las piezas cuando salga de aquí. — Emmy mostró una sonrisa confiada. — ¿No es cierto, Katrielle?
— ¿De qué estás hablando? — Kat en ese momento se encontraba en el suelo de la celda, abrazándose las piernas. — ¿Cómo vamos a salir?
— No hablaba contigo.
Amy se giró para encontrase con la Katrielle adulta junto a la entrada, sosteniendo una pistola. La alcaldesa tenía una mirada fría y cortante.
— Así que fuiste tú quien encerró a mi padre… No quiero ni saber lo que pensabas hacerle… ¿Acaso iba a estar diez años aquí encerrado para tu diversión? ¿Acaso le mataste?
— Ambas sabemos que yo no tengo las respuestas que buscas, Katrielle. Aunque tampoco te las daría si las tuviera… — Dejó escapar una risa. — Por supuesto… Emmy y tú planeasteis esto, ¿Verdad?
— No eres tan buena ocultando tus intenciones como crees. — Reveló Emmy. — Llevo sospechando de ti desde el principio… Y Kat estaba más que dispuesta a cubrirnos.
— Una decisión de la que te vas a arrepentir. — Susurró Amy.
Chasqueó los dedos y los imanes de las celdas volvieron a conectarse. Layton se vio de nuevo lanzado contra la pared, pero la peor parte fue cuando Katrielle sintió que la pistola escapaba de su mano.
— No te preocupes, Kat, incluso sin la pistola puedes con ella. — La animó Emmy.
— Oh, ¿Tú crees? — Amy hizo un gesto con el bastón y este emitió un sonido metálico que reveló que se trataba de una vaina que dejó caer, revelando una espada oculta.
— ¿Por qué diablos no atrae el imán esa espada? — Preguntó la Kat más joven, aún abrazando sus rodillas.
— Es de aleación de titanio… — Amy puso los ojos en blanco. — No iba a traer una espada de acero a esta habitación.
Agitó el arma de un lado a otro, son una sonrisa cruel. Sabía lo que estaba haciendo. Pero Katrielle no dudó en lanzarse en su contra. No fue una batalla demasiado larga. Amy la esquivó y, con un solo y certero envite, clavó la hoja en su abdomen, que se manchó de rojo, al igual que el traje de Amy cuando la sangre la cubrió.
— Supongo que tenías razón, Emmy… mi traje está hecho un desastre.
