Capítulo 11: La abuela de todos los combates

Ciudad Carmín, Kanto, 2 de noviembre de 2008.

-Gracias, que le vaya bien - dijo una florista de la ciudad portuaria, sonriéndole a su cliente mientras le entregaba su compra.

Green simplemente asintió y se llevó consigo su compra, dos rosas blancas envueltas en un papel de periódico.

Ya había ganado la medalla de gimnasio de la ciudad y curado a sus pokémon después de una dura batalla con el líder, el teniente Surge, un militar y embajador de la región de Unova en la región de Kanto, experto en los tipo eléctrico y con una particular regla en su gimnasio.

Con todo eso listo, solo le quedaba una única parada en esa ciudad antes de irse a su siguiente destino, una parada que venía preparando desde que salió de Pueblo Paleta.

Se dirigía al puerto de la ciudad, cruzando por las calles atestadas de personas y pokémon que seguían realizando sus tareas diarias, como comprar y vender.

Al llegar al puerto de Ciudad Carmín respiró profundamente, encontrándose con el memorial en honor a las víctimas de la tragedia del año 1998.

La edificación eran varias columnas de cemento, que tenían inscritas los nombres y apellidos de los pasajeros del S.S. Anne, que fallecieron producto de su hundimiento de camino a la región de Unova.

Green deambulaba por el memorial, viendo placa por placa el apellido de las personas que estaba buscando. Mientras hacía eso, también había otras personas que decoraban con flores y regalos las placas de sus familiares y conocidos fallecidos.

Se detuvo en seco cuando encontró el apellido de las personas a las cuales les iba a entregar las rosas blancas.

Akashi Augur y Lorett Augur.

Se quedó viendo detenidamente esos nombres, dejando las rosas blancas en una repisa de cemento que se encontraba debajo de la placa donde estaban escritos los nombres de los padres de Red.

Cerró los ojos y juntó las manos, mientras recitaba en su mente algunas palabras para ellos.

Lorett fue una persona muy importante para él. Fue quien lo inspiró a convertirse en un entrenador, el mejor del mundo junto a Red.

Recordaba como ellos miraban por televisión sus combates, quedando fascinado por sus técnicas y forma de combate, dignos de una entrenadora profesional.

Sin embargo, era algo que actualmente se encontraba haciendo solo, ya que Red se había aislado de esa idea, convirtiéndose en el asistente de su abuelo.

-Eso es algo que nunca olvidaré –

Pensó en las últimas palabras que le había dicho a Red cuando le gano en su primera batalla, siendo ese su primer paso para encaminarse en su viaje por la región.

No lo odiaba del todo, entendía por qué se apartó del camino del entrenador, pero le disgustaba que no podía combatir contra él por el trono del campeón de Kanto, ya que lo consideraba como un hermano, pero también como su rival, el único rival que podía tener.

Lo había derrotado en la primera batalla que tuvieron en el patio del laboratorio de su abuelo, pero aun así no se sentía conforme con esa victoria, ya que no sentía que Red estuviera dándolo todo de sí para ganar.

-Seremos los entrenadores más fuertes –

Recordando la promesa que ambos hicieron hace años, diciéndolas mientras miraban como Lorett estaba en un combate usando su Flareon en una batalla de exhibición de Johto.

-Vaya vaya, al fin el pequeño hombrecito ha salido de viaje - dijo una voz femenina detrás de él, interrumpiendo sus pensamientos.

-Lo sabrías si fueras más seguido a Pueblo Paleta - dijo Green, dándose la vuelta para ver a la mujer - abuela.

La mujer en cuestión tenía la edad del profesor Oak, con el cabello rubio canoso, ojos negros y de estatura baja. Llevaba puesto un vestido morado, sosteniendo también un bastón de madera y una ramo de claveles blancos.

-Mejor discutamos eso en otro lugar, ¿Quieres? - colocando las flores al lado de las rosas blancas - No hay que molestar a los espíritus.

Luego de rezar por los espíritus de los difuntos, abuela y nieto fueron a la plaza de la ciudad, para poder descansar en un lugar con sombra y también poder hablar.

Varias personas se les quedaban viendo, ya que ella era Agatha, una miembro de los 4 entrenadores más fuertes de la región Kanto, además de ser un miembro original de dicho grupo.

-Veo que eres muy popular - dijo Green, presenciando como algunos entrenadores veían fascinados a su abuela.

-Jajaja, ya lo creo, aunque estoy muy atareada como miembro del Alto Mando, dado el inesperado fallecimiento del actual campeón de la región –

-Algo así había escuchado - dijo Green - ¿La Liga Pokémon continuará verdad?

-Claro que sí, esa fue la última voluntad de Ryu. Quería que antes de acabar el año, se pudiera confirmar un sucesor digno de ser el nuevo campeón de Kanto –

- ¿Sucesor?, ya veo - contestó Green - así que por eso faltaste a nuestro cumpleaños.

-No fue por eso la verdad, iba a ir para su cumpleaños para regalarles su primer pokémon, pero Sam me dijo que ya tenía planeado regalarles un Squirtle y un Bulbasaur a ti y a Blue respectivamente. En serio, que mal gusto tiene ese hombre –

- ¿Mal gusto?, claro que si - mirando fijamente a su abuela - Adivinare, nos ibas a regalar un Grimer, un Spinarak o un Duskull.

-No seas ridículo - dijo la abuela - Les iba a regalar un Nidoran a cada uno, ¿A poco no te verías genial con un Nidoking en tu equipo? - bromeaba mientras le daba golpes suaves a la espalda de su nieto.

- ¿Genial?, claro que sí - dijo Green - aunque ahora si tuviera un Nidoking, lo único que haría sería desbalancear a mi equipo.

-Espero que estés armando un buen equipo, me han contado de varios entrenadores bastante hábiles que este año van a participar en la Liga Pokémon - dijo Agatha - uno en especial me llama la atención, porque al parecer es de la región de Alola, y es un investigador igual que Sam.

-Ya veo - contestó Green, sin mucho interés de escuchar de los otros aspirantes.

- ¿Espero que no te estés poniendo nervioso al saber de la competencia? - preguntó Agatha, intentando molestar a su nieto.

- ¿Nervioso? - dijo Green - Nada me pone nervioso.

Agatha no contestó, solamente se le quedó viendo y aguantándose la risa.

- ¿Qué? - preguntó Green.

-Nada, solo que te pareces a tu tío - respondió Agatha - en personalidad quiero decir, "Nada me de miedo", "Nada me pone nervioso", "Te enseñaré qué es el miedo" - haciendo más grave su voz - jajaja, suenas igual a Koga.

Green no contestó. No quería admitirlo, pero sí se parecía mucho al hermano gemelo de su madre, de hecho, ella misma se lo decía a veces.

- ¿Estás preparado para enfrentarte a él y a sus técnicas de envenenamiento? - preguntó Agatha.

- ¿Preparado? - dijo Green - Tarde o temprano me enfrentaré a él, y le ganaré, como a todos los líderes, aspirantes y Altos Mandos.

-Que confianza tienes - dijo Agatha - ¿Cuántas medallas llevas ya?

- ¿Medallas?, llevo 3 - contestó Green – y contando.

-Ya veo, estás progresando muy bien - dijo Agatha - ¿Qué hay del muchacho de Lorett?

Green no respondió, simplemente desvió la mirada.

-Por tu reacción supongo que sigue como ayudante de Sam en el laboratorio - dijo Agatha.

-Si - respondió Green.

-Y supongo que estás molesto por eso - dijo Agatha.

- Un poco - dijo Green.

- ¿Crees que por eso es alguien débil? - preguntó Agatha de pronto.

-No entiendo tu pregunta –

-Red Augur, ¿Crees que por rehusarse a ser un entrenador pokémon es alguien débil? –

Green no contestó. Para él, Red no era alguien débil, podía arreglárselas en un combate, sin embargo, el haber perdido a sus padres a temprana edad lo hizo querer alejarse del camino de un entrenador pokémon. Esto lo pudo experimentar en su primer y único combate, donde sentía que Red no peleaba para ganar.

- ¿Débil? - dijo Green - No lo creo.

Agatha sonrió por la respuesta de su nieto.

- ¿Tienes prisa para ir a tu siguiente destino? - preguntó la anciana.

- ¿Prisa?, la verdad es que no - contestó Green - Tenía pensado ir a Pueblo Lavanda antes de desafiar el gimnasio de Ciudad Azafrán. ¿Por qué lo preguntas?

-Lo preguntaba para ver si querías tener un combate conmigo –

- ¿Combatir contigo? - dijo Green - ¿Por qué?

- ¿Acaso una abuela no puede pedirle a su nieto tener un combate?, ¿O acaso tienes miedo de pelear conmigo? –

- ¿Miedo? - dijo Green - Nada me da… - se detuvo al procesar lo que iba a decir.

-Jajaja, ¿Ves?, Igual a Koga - dijo Agatha, levantándose para buscar un lugar en la plaza para poder combatir.

Lograron convencer a un señor de usar su terreno en el que iba a construir para usarlo de arena de combate. El tipo acepto feliz al tratarse de Agatha, sintiéndose honrado de que una miembro del Alto Mando usara su terreno para combatir.

Green y Agatha ya habían hecho distancia, listos para empezar.

- ¡Usaré las reglas del gimnasio de Surge, solo usare un pokémon mientras que tú puedes usar todos los que tengas! - dijo Agatha.

- ¡Me parece bien! - dijo Green - ¡Te venceré igual que hice con él!

- ¡Jajaja espero que estés preparado! - dijo Agatha, riéndose de la confianza de su nieto - ¡Adelante Gengar!

La anciana había sacado a su pokémon, un espeluznante pokémon fantasma de color morado, con unos grandes ojos rojos y una sonrisa perturbadora.

-Gengar eh - pensó Green - ¡Adelante Doduo!

Sacando a su pokémon ave de dos cabezas, que afilaba las garras de sus patas en la tierra del terreno.

Tenían a varias personas viendo lo que estaba ocurriendo, fascinados con ver a una de las entrenadoras más fuertes de la región tener un combate público y en una pelea no oficial.

- ¡Seré amable contigo, y dejaré que hagas el primer movimiento! - dijo Agatha, burlándose un poco de Green.

- ¡Muy bien! - dijo Green - ¡Doduo, usa persecución!

El pokémon ave gemela corrió para embestir a Gengar, quien al igual que su entrenadora se veía bastante calmado.

Al momento de hacer contacto con el pokémon fantasma, este se hizo intangible, evitando el ataque de Doduo, quien lo traspasó.

- ¡Pico taladro! - ordenó rápidamente Green.

Doduo se volteó para atacar a Gengar, impulsándose para comenzar a girar y atacar con sus dos picos al ente espectral.

- ¡Bomba lodo! - ordenó Agatha.

Gengar escupió una bola de lodo venenoso que golpeó directamente a Doduo, debilitando al instante y dejándolo a los pies del pokémon fantasma.

Las personas que estaban espectando la batalla comenzaron a aplaudir y a gritar emocionados por la primera victoria de Agatha.

- ¡Doduo regresa! - dijo Green - Buen trabajo - pensó.

- ¡Nada mal, en serio! - dijo Agatha - ¿Quién es el siguiente?

- ¡Raticate ve! - sacando a su segundo pokémon.

Su Rattata había evolucionado en Raticate antes de llegar al gimnasio de Ciudad Carmín, cuando Green hizo una visita al Dojo Karate de Ciudad Azafrán a modo de entrenamiento.

-Otro tipo normal, que interesante - pensó Agatha, recordando a cierto entrenador de su pasado.

Green respiró profundamente, ya habiendo pensado en los movimientos que utilizará contra el pokémon fantasma de la anciana.

- ¡Golpe bajo! - ordenó Green.

El pokémon ratón corrió hacia Gengar, usando su velocidad para girar en círculos a su alrededor, casi como si se estuviera desvaneciendo.

Gengar le seguía el paso con algo de dificultad.

- ¡Ahora! - ordenó Green.

Raticate apareció detrás de Gengar, embistiendo y haciendo que este casi perdiera el equilibrio.

- ¡Bomba lodo! - ordenó de nuevo Agatha.

- ¡Protección! - ordenó Green.

Al momento de que el pokémon fantasma escupió las bolas de veneno, Raticate generó un campo de fuerza a su alrededor, protegiéndose del daño.

- ¡Triturar! - ordenó Green.

El pokémon de Green saltó hacia Gengar antes de que volviera a hacerse intangible, y usando sus afilados dientes le mordió el costado derecho, haciéndolo retroceder.

- ¡Pulso umbrío! - ordenó Agatha.

- ¡Esquiva usando excavar! - ordenó Green, haciendo que Raticate cavara un agujero, evitando ser golpeado por el ataque siniestro.

- ¡Elévate! - ordenó Agatha.

Gengar obedeció a su entrenadora, quitando los pies del suelo para elevarse a una altura considerada para evitar cualquier ataque subterráneo por parte del pokémon ratón.

- ¡Triturar! - ordenó el entrenador.

- ¡Pulso umbrío! - ordenó la Alto Mando.

Raticate salió de su agujero, listo para atacar a Gengar, pero este le lanzó una energía oscura directamente, debilitándolo.

El público le seguía ofreciendo una ovación a la anciana, con algunos pocos que apoyaban a Green, aunque en el fondo sabían que no iba a ganar esa pelea.

- ¡Regresa! - dijo Green, devolviendo a Raticate a su pokéball - ¡Sal, Weepinbell! – sacando a su tercer pokémon.

Su Bellsprout fue otro de sus pokémon que evolucionó gracias al entrenamiento en el Dojo Karate con el Maestro Karateka Koichi.

- ¡Hoja afilada! - ordenó Green.

El pokémon planta extendió sus dos hojas, afilándolas y haciéndolas similares a un par de cuchillas para luego lanzarse a atacar al Gengar de Agatha.

Se repitió lo mismo que con Doduo. Gengar se hizo intangible, evitando el ataque y colocándose detrás de Weepinbell.

- ¡Bola sombra! - ordenó Agatha.

- ¡Paralizador! - ordenó Green.

El pokémon fantasma genero una esfera oscura entre sus manos, a la vez que Weepinbell soplaba un polvo de color anaranjado con dirección a Gengar.

El ataque de Gengar acertó, debilitando de un solo golpe al pokémon de Green, sin embargo, también recibió de lleno el polvo paralizante de este, sintiendo una corriente eléctrica que le recorría todo el cuerpo, sin poder librarse de ese polvo aun si se hacía intangible.

- ¡Weepinbell, regresa! - devolviendo a su tercer pokémon, sonriendo levemente al ver como Gengar se encontraba paralizado.

-Interesante - pensó Agatha.

- ¡Ve, Wartortle! - sacando a su inicial y último pokémon que le quedaba.

Wartortle estaba preparado, entusiasmado al igual que su entrenador de entablar un combate.

Gengar se alistaba para pelear, todavía afectado por la parálisis.

- ¡Giro rápido! - ordenó Green, sorprendiendo a todos los presentes por la elección de ataque.

- ¡Bola sombra! - ordenó Agatha.

Wartortle se ocultó en su caparazón y comenzó a girar directamente hacia Gengar, quien no pudo realizar el ataque mandado por su entrenadora producto de la parálisis.

- ¡Mordisco! - ordenó Green, al ver que su pokémon se encontraba cerca del fantasma.

Antes de chocar con Gengar, Wartortle salió de su caparazón, abriendo sus fauces para atacar al fantasma, mordiéndolo en el costado derecho, mismo lugar donde Raticate había usado triturar antes.

Gengar se estremeció por el ataque, mas no podía hacer nada dado la corriente eléctrica que recorría su cuerpo.

- ¡Rayo! - ordenó la Alto Mando.

- ¡Protección! - ordenó Green, a sabiendas de que a pesar de que el ataque de Gengar no se podía realizar, no quiso arriesgarse.

El fantasma se logró mover, levantando su mano izquierda para lanzar un rayo contra Wartortle, quien había generado un campo de fuerza a su alrededor, protegiéndose del ataque eléctrico.

Las personas estaban emocionadas con el combate. Pese a que Green era un simple entrenador novato, también era familiar de varios entrenadores famosos y expertos en el ámbito competitivo, mostrando que igual podía dar batalla.

Green no podía utilizar protección nuevamente, pues iba a fallar, por lo que se arriesgó a utilizar el único ataque que le quedaba, considerando también que Gengar no si iba a volver intangible de nuevo.

- ¡Mordisco! - ordenó Green.

- ¡Rayo! - ordenó Agatha.

Wartortle salto para morder a Gengar nuevamente en el costado derecho, haciendo que el fantasma gruñera de dolor.

Sin embargo, el pokémon sombra logró moverse otra vez, lanzando su ataque eléctrico a Wartortle, debilitando así al último pokémon de Green.

Green respiró profundamente otra vez tras perder.

- ¡Regresa! – dijo simplemente, para luego dirigirse al centro pokémon.

Algunas personas, a pesar de que perdió, le aplaudían, ya que había dado un buena batalla.

-Esperamos volver a verte pronto - dijo la enfermera del centro pokémon de Ciudad Carmín, entregándole sus pokéballs a Green.

El entrenador se limitó a asentir y a recoger sus pokéballs.

-Pero que buena batalla tuvimos allá, ¿No crees? - dijo Agatha detrás de Green.

- ¿Buena?, perdí - dijo Green, dirigiéndose a las bancas para sentarse un poco.

-Jajaja, era obvio que ibas a perder - dijo la anciana, siguiendo a su nieto y sentándose al lado suyo - Eres hábil, pero aún tienes que seguir entrenando y aprendiendo para poder vencer al Alto Mando.

Green no contestó.

- ¿Crees que Red Augur tiene potencial para ser el entrenador más fuerte? - preguntó Agatha de la nada.

-Seremos los entrenadores más fuertes –

Green sonrió al recordar esas palabras, palabras inocentes, pero con un gran peso en su presente.

Si Red se atreviese a salir de ese laboratorio y a realizar su viaje para competir por el trono del campeón, definitivamente podría ser uno de los entrenadores más fuertes.

Lorett creía eso, y Green también lo creía.

-Si - dijo firmemente - tiene el potencial de ser el entrenador más fuerte, al igual que yo.

-Que soberbio - dijo Agatha mientras le sonreía a su nieto - Bueno, creo que tengo que irme, tú sabes, deberes de Alto Mando y tal - parándose del asiento, ayudándose con su bastón.

El chico permaneció sentado, quería descansar un poco y aprovechar de comer algo junto a sus pokémon antes de dirigirse a su siguiente destino.

-Antes de que se me olvide, Green - dijo Agatha, deteniéndose un momento - Cuando amas algo, luchas por ello - para luego seguir con su camino, yéndose del centro pokémon.

Estaba confundido por las palabras de su abuela, no era alguien que solía decir ese tipo de cosa, quizás podía decirle eso a su hermana Blue, pero no a él.

¿Qué quería decir con eso?

No le tomó tanta importancia, interpretándolo como algo que dijo para aparentar una imagen de abuela preocupada por el camino de entrenador de su nieto.

- ¡Salgan! - sacando a sus cuatro pokémon.

Todos estaban ya con todas las energías puestas, salvo Doduo, que se encontraba un poco triste por haber perdido sin poder haber hecho nada.

-No te preocupes Doduo - agachándose a la altura de su pokémon para acariciarle el lomo - Realizaste un buen trabajo - haciendo sentir mejor a su pokémon – todos ustedes realizaron un excelente trabajo – haciendo que sus pokémon se alegraran.

Fue a conseguir algo de comida para su equipo, el cual se encontraba hambriento por haber peleado contra un miembro del Alto Mando. También se compró algo para él, un simple sándwich, que iba comiendo mientras observaba a sus pokémon devorando la comida.

-Luchas por ello - pensó.

Continuará.


nadaoriginal: Si, es triste su despedida, pero como se dijo una vez Kanto es pequeño, por lo que están prontos encontrarse otra vez. Ambos ya con sus respectivos objetivos estan listos para alcanzarlos.