Capítulo 16: Aquello que se oculta en Pueblo Lavanda
Ruta 10, Kanto, 5 de noviembre de 2008.
Blue caminaba por la ruta 10 algo cansada, acompañada por Sparker y Venus.
Había cruzado el Túnel Roca, una de las tantas cuevas que tenía su querida región, siendo la más oscura de todas.
Para su suerte, tenía a Sparker que le iluminó el camino por el laberíntico lugar, y a Venus que con su dulce aroma, pudo repeler a varios pokémon salvajes que se cruzaron en su camino.
Sin embargo, los que no querían dejarla avanzar y eran obstinados, como algunos Onix, Geodude o Zubat, tuvieron que ser debilitados por sus pokémon.
Sparker hizo un buen trabajo encargándose de los Zubat que fastidiaban a su entrenadora, mientras que Venus hacia el suyo lidiando con los pokémon de tipo roca que abundaban en ese lugar, no por nada era el Túnel Roca.
Le podía ver el lado positivo, al menos fue un buen entrenamiento para sus pokémon, para no tener que recurrir tanto de Otto, el Pidgeotto de Red, que era el pokémon más fuerte que tenía en su equipo.
A lo lejos pudo ver la entrada de Pueblo Lavanda, su objetivo. Sintió un escalofrío tremendo proveniente de ese lugar, aun cuando el viento circulaba por el lado contrario.
Era un lugar conocido por sus mitos urbanos, como que el viento que soplaba por el pueblo tenía un conjuro que hacía a los visitantes volverse locos, o que por las noches los pokémon muertos de la Torre Pokémon salían de sus tumbas para alimentarse de los visitantes, siendo un trato que habían hecho con los residentes para que haya prosperidad en el pueblo.
Historias que no le daban miedo, de hecho, le encantaría leer un libro o ver una película inspirada en el segundo mito urbano. La idea de muertos vivientes y como los lugareños dejando a los turistas a merced de esas criaturas, era una historia genial para ella.
Al entrar al dichoso pueblo notó que no había mucha gente circulando por los alrededores, solo unos cuantos que se encontraban en los pórticos de sus casas, algunos barriendo las entradas de sus casas y otros atendiendo las plantas que tenían afuera, dando la sensación de un pueblo fantasma.
— Que miedo — pensó Blue mientras avanzaba por las calles del pueblo.
La Torre Pokémon era sin duda el lugar que más destacaba en el pueblo, pues las casas carecían de diseños memorables, siendo bastante feas y viejas.
Era una estructura hecha con unos ladrillos de un material elaborado en Unova, siendo bastante resistente y que podía preservarse bien con el paso del tiempo, siendo de la época de la guerra contra Sairel. Era alta, teniendo ocho pisos con la cima perdiéndose en el cielo.
Otro lugar destacado y que sintió alegría de encontrar, era el centro pokémon, pues quería detenerse a comer algo, tanto ella como sus pokémon.
— Bienvenida al centro pokémon — contestó la enferma al ver ingresar al recinto médico a Blue — ¿Desea que curemos a sus pokémon?
— Por favor — dijo Blue, devolviendo a Venus y a Sparker a sus pokéballs, para dárselas a la enfermera junto a las de Otto y Kitty.
Miró el puesto de comida al lado derecho de la recepción, viendo las distintas opciones y precios a elegir. Se tentó a probar un platillo que jamás había escuchado hablar, curry, que al parecer era un plato muy popular en la región de Galar, siendo algo nuevo que vino a la región de Kanto, para ver el impacto que tendría en la población.
Fue a sentarse a las bancas tras recibir a sus pokémon totalmente curados, junto a la orden de comida para todos.
— Que rico — pensó Blue mientras degustaba su comida.
El curry que ordenó era uno llamado curry picante con queso mu-mu. Dicho queso había sido traído desde la granja mu-mu en la región de Johto.
Era bastante delicioso, siendo picoso, pero muy cremoso, generando una combinación perfecta que hacía bailar sus papilas gustativas.
— Galar tiene buena comida — pensó Blue.
Sus pokémon por su parte consumían a gusto su comida, siendo Venus y Sparker los que comían más, considerando que habían estado peleando con varios pokémon salvajes en el Túnel Roca.
Otto comía tranquilo, se sentía tranquilo de estar junto a Blue, pues ya había combatido a su lado, y en aquella ocasión la chica logró sacar su potencial para hacerlo evolucionar.
Kitty era la que comía más refinadamente, comiendo de una forma más tranquila y sintiéndose un poco incómoda de la forma en que Sparker devoraba la comida de su plato.
Mientras comía también aprovecho de ver más a fondo el paquete que había recibido del Agente Looker y la Agente Anabel.
Un pequeño comunicador de una sola línea, siendo eficaz para que agentes externos no puedan rastrear las llamadas. Una pequeña cámara fotográfica, así como también una pequeña fotografía de una mujer de piel clara, con los ojos y el cabello morado, usando un traje negro con camisa blanca y corbata igual de negra que el traje, dicha mujer era la Agente Anabel, que se veía realmente joven para ser una agente de la Policía Internacional.
Una de las interrogantes que tenía en su mente, era cuál era la residencia del profesor Fuji en el pueblo, al igual que el nombre que utilizaba, ya que no era lógico que se siguiera llamando Fuji si había fingido su muerte en el S.S. Anne tras hundirse.
Lo único que podía hacer era deambular por el pueblo, buscando alguna señal extraña en alguna de las casas, considerando la teoría de que Fuji había sido secuestrado por las personas detrás de la Silph S.A.
— Manos a la obra — dijo acabando su curry, al igual que veía que sus pokémon también acabaron con su comida.
Venus y Sparker estaban recostados, el último podía notarse con una barriga un poco más elevada, ya que comió mucho y más rápido que sus demás compañeros.
Kitty estaba lamiendo su pata derecha, a su vez que Otto permanecía en el suelo al lado de Venus, que estaba acostada de estómago al suelo.
— Muy bien, creo que se merecen descansar un poco más — devolviendo a Venus, Sparker y a Otto a sus pokéballs — Vamos Kitty — guardando el paquete con los artefactos en su bolso.
La pokémon gata se subió en el hombro derecho de su entrenadora, acomodándose a gusto allí.
Blue salió del centro pokémon, lista para encontrar el hogar del profesor Fuji en ese pueblo fantasma, siendo precavida en no llamar mucho la atención de los pocos residentes que había afuera.
Al caminar por los alrededores no encontraba nada sospechoso, solo que no había rastros ni de personas ni de pokémon, más allá de unos cuantos vecinos en sus pórticos y unos Pidgey y Spearow posándose en los techos de las casas.
No había ningún indicio de la posible casa de Fuji, ninguna ventana sospechosamente abierta o puerta forzada. Lo bueno era que el pueblo no era tan grande, siendo más grande que Pueblo Paleta, pero eso era porque en su pueblo natal solo había tres casas.
— Ya se — pensó la chica.
Dado que Fuji había fingido su muerte 10 años atrás, llegando a este pueblo para poder esconderse y empezar una nueva vida, su vivienda tendría que ser la menos vieja de todas, pues las demás tenían alrededor de 4 décadas de antigüedad.
Estaba la posibilidad de que estuviera rentando en una casa con dueño, sin embargo, si ese era el caso, alguien tendría que haber reportado la desaparición repentina de su inquilino a las autoridades.
La gran mayoría de las casas a su alrededor eran viejas, por lo que decidió ir más al sur a inspeccionar. Mientras avanzaba encontró una casa con un diseño algo diferente a las demás. Al acercarse notó que era de un tamaño un poco mayor al resto, con una fachada distinta, pese a estar construida con los mismos materiales que las demás.
Al estar frente a la puerta, vio como estaba mal cerrada, notándose un poco por la perilla, y viendo como esta no tenía seguro.
Estaba casi segura de que ese era el lugar donde Fuji estuvo viviendo todo este tiempo, podía sentirlo. Sacó la pequeña cámara de su bolso para fotografiar el lugar y recolectar evidencia.
Se dispuso a entrar, dirigiendo su mano a la perilla de la puerta para poder ingresar y corroborar su hipótesis, que de ser cierta, tendría que informar a la Policía Internacional al respecto.
— ¿Blue? — dijo una voz masculina detrás de ella.
Reconocería esa voz donde fuera que vaya, sin importar la distancia o el tiempo que haya pasado sin estar cerca de él.
— Green — dijo la chica, volteándose para ver a su hermano.
El chico estaba igual a cuando se fue de Pueblo Paleta para participar en la Liga Pokémon, teniendo la misma expresión en su rostro. Al lado suyo se encontraba un Haunter, un pokémon de tipo fantasma, siendo ese tipo de pokémon muy recurrentes en la Torre Pokémon.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Blue.
— ¿Aquí?, Yo podría hacerte la misma pregunta — contestó el chico — ¿Tu qué haces por aquí?
— Yo, pues… estoy aquí, porque el abuelo quiso que le entregará un paquete a un amigo suyo — dijo Blue.
— ¿Paquete?, ¿No habría sido mejor enviarlo por medio de un Pidgey o algo así? — dijo Green, un tanto escéptico por lo dicho por su hermana.
— Tú sabes cómo es el abuelo, siempre quiso que nosotros saliéramos a explorar el mundo, así como él lo hizo en su juventud — dijo Blue — Por eso aprovechó que tenía que enviar un paquete a su amigo para que iniciará el mío.
— ¿Y ese Meowth lo atrapaste en el camino? — preguntó Green, mirando detenidamente al pokémon que se encontraba en el hombro de su hermana.
— Si, se llama Kitty, la atrape antes de llegar a Pueblo Lavanda — dijo Blue, sosteniendo a su pokémon — Supongo que ese Haunter lo atrapaste en la Torre Pokémon, ¿Acaso quieres ser como la abuela? — preguntó en tono de burla.
— ¿Como la abuela?, claro que no — negó de inmediato — Solo vi conveniente tener a un pokémon de tipo fantasma en mi equipo, eso es todo — recordando su batalla con su abuela — Bueno, ¿Vas a ingresar?
Blue asintió, volviendo a centrarse en su misión, le alegraba mucho volver a ver a su hermano, pero tenía cosas que hacer. Abrió la puerta e ingresó a la residencia de manera precavida, dando pasos sigilosos mientras su hermano esperaba afuera junto a su pokémon fantasma.
Al ingresar llegó de inmediato a la sala de estar de la casa, mas no había nada, solo un sofá y una televisión bastante antigua. En las paredes no había nada, ninguna fotografía o cuadro que funcionara como evidencia de que esa casa era de Fuji.
Se movió por un pasillo que conducía a la habitación principal, quedando horrorizada con lo que encontró en la entrada del cuarto.
— AAAAAAHHHHH! — gritó Blue.
Al oír a su hermana gritar, Green entró de inmediato a la casa junto a su Haunter, buscando a Blue por todos lados hasta encontrarla tirada en el piso, abrazando fuertemente a su Meowth.
Al intentar ayudarla a levantarse descubrió porque había gritado.
En el suelo frente a la puerta de la habitación, se encontraba el cadáver de un Marowak, que pudieron reconocer por la calavera característica del pokémon de tipo tierra, pues el resto del cuerpo estaba casi irreconocible, una masacre total de sangre, órganos y huesos por todo el suelo.
Los ojos de Blue estaban lagrimeando por lo horrible de la escena, mas no era solamente por eso que estaba llorando, sino porque al lado del cuerpo destrozado de Marowak se encontraba otro pokémon más pequeño, un Cubone, que permanecía sentado al lado del pokémon fallecido, que al parecer resultaba que era su madre.
El pequeño pokémon no se movía, estando en una especie de shock que le impedía moverse, teniendo los ojos muertos mirando el cuerpo sin vida de su madre.
La escena también era impactante para Green, quien no estaba llorando como su hermana, pero si dolido por la escena que estaba frente a él.
Blue respiró profundamente, tratando de calmarse un poco para luego acercarse al pequeño pokémon, tomándolo entre sus brazos para abrazarlo. Cubone no mostró resistencia, de hecho, aceptó el abrazo de la chica, hundiendo su cabeza en el pecho de esta mientras comenzaba a llorar, soltando un llanto desgarrador.
Algo en ese pequeño pokémon le recordaba un poco a alguien muy especial para ella, Red, recordando cómo su amigo estaba igual que el pokémon de tierra hace 10 años, siendo consolado en su momento por el profesor Oak.
No podía dejarlo solo, no después de todo lo que había estado viviendo, permaneciendo junto a su madre muerta sin mover un solo músculo.
Mientras Blue abrazaba al Cubone, Green decidió ver que había en la habitación, teniendo cuidado de no pisar el cuerpo de la fallecida Marowak.
Al ingresar a la habitación notó que había muchas prendas por todo el suelo, con la cama también hecha un desastre. Había varios libros tirados en los pies de la cama, con algunos abiertos, como si alguien estuviera buscando algo dentro de ellos.
Se adentro más al cuarto, acercándose a la ventana que estaba al fondo. Movió un poco la cortina azul que adornaba la habitación y al hacerlo se sorprendió que un teléfono cayó a sus pies, al parecer estaba escondido en el marco de la ventana.
Green lo tomó con cuidado, parecía funcionar, pero era un modelo muy viejo y no sabía cómo utilizarlo. Además de eso, no encontró rastro alguno del conocido de su abuelo, al ver que su Haunter había registrado por toda la casa sin éxito en encontrarlo, dudando un poco de las palabras de su hermana.
La chica se había calmado, teniendo al Cubone aun entre sus brazos. Este se había quedado dormido producto del llanto.
— ¿Entregar un paquete? — preguntó Green, parándose al lado de su hermana — Será mejor que me digas la verdad.
Los hermanos se movilizaron de la casa hasta el centro pokémon para poder platicar con más tranquilidad, y poder atender al pequeño Cubone. Cubrieron el cuerpo de la madre del pokémon con una manta, para discutir luego qué hacer con ella.
Dejaron a sus pokémon afuera de sus pokéballs para que pudieran relajarse e interactuar entre ellos. Venus y el Wartortle de Green se conocieron de inmediato, sin importar que ya estaban evolucionados. Kitty y Otto estaban cerca de la Doduo y el Raticate de Green, mientras que Sparker y Haunter tenían una especie de duelo de caras graciosas, siendo arbitrado por el Weepinbell del chico.
— Entonces el abuelo te envió para que le entregaras cierta información a un agente de la Policía Internacional en Ciudad Celeste — dijo Green, diciendo lo que había entendido de la explicación de Blue, a lo cual ella asintió mientras revisaba el teléfono que Green encontró en la casa — Pero ese agente te envió a Pueblo Lavanda para que verifiques el paradero del tal Fuji — dijo Green, a lo cual Blue volvió a asentir.
La chica estaba centrada revisando el teléfono, que por más antiguo que fuera ella sabía un poco como funcionaba el aparato, descubriendo en la lista de llamadas el número de su abuelo, corroborando que dicha casa era de Fuji.
El joven respiró profundamente al estar más claro en todo lo que su hermana se había metido. Tan solo se fue de la casa y ya estaba involucrada con una organización internacional que rastreaba a una organización criminal que acechaba entre las sombras.
— ¿En serio él está viajando? — preguntó bastante escéptico.
No podía creer que Red había iniciado su viaje un día después de su partida. Era algo que en verdad no podía creer y debía verlo con sus propios ojos, más el hecho de que la última vez que Blue estuvo con él, este se dirigía a Ciudad Carmín.
— Ya te lo dije, viajamos juntos desde Ciudad Plateada hasta Ciudad Celeste — dijo Blue, un poco molesta de que su hermano no le crea.
— ¿Y estará bien él solo en Ciudad Carmín? — preguntó Green, un tanto preocupado.
— Él estará bien — dijo Blue.
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó Green.
— Porque él me dijo que estaría bien — recordando la última vez que vio a Red y sus palabras.
Green no respondió y dejó el tema de Red hasta ahí, ya que la enfermera del centro pokémon llegó cargando al Cubone que seguía dormido entre sus brazos, para dárselo a Blue.
La enfermera comentó que tuvo que administrarle algo de suero y vitaminas, debido a que llevaba días sin alimentarse y tampoco había dormido bien. También les comento que solo debían alimentarlo con alimentos ligeros y fáciles de digerir una vez que despierte.
— ¿Qué harás con él? — preguntó Green — Mejor dicho, ¿Qué harás con todo esto? — refiriéndose al incidente de la casa y sobre el cadáver de Marowak.
Blue se quedó pensando por un momento. Tenía que reportar lo que vio al Agente Looker, eso era más que evidente, ya tenía pruebas de que algo había sucedido en el pueblo, tal y como el agente había supuesto, más el hecho de la prueba de que Fuji había estado viviendo allí.
— Tendré que informar a Looker sobre lo que encontré aquí — dijo la chica un poco triste al recordar al Marowak — en cuanto al pequeñín, creo que lo llevaré conmigo, no puedo dejarlo sólo sabiendo lo que le sucedió.
— Entonces vas a atraparlo —
— No me parece correcto hacerlo en sus condiciones, viajará conmigo el tiempo que sea necesario hasta que se encuentre mejor, dependerá de él si quiere ser mi pokémon o no — dijo Blue mientras se paraba — Ahora iré a informarle al Agente Looker sobre mi descubrimiento — yéndose junto a Cubone para poder hablar en privado con el agente, dejando a su hermano solo con los demás pokémon.
Aunque no lo demostraba, estaba preocupado por su hermana. Temía que se estuviera metiendo en algo peligroso y que no pudiera salir de dicho conflicto que se estaba formando con la supuesta organización criminal que yacía dentro de la Silph S. A. También sabía que su hermana no saldría del asunto por más que insistirá en que lo dejara.
Miró a los pokémon que la estaban acompañando en su viaje. Estaba sorprendido de que ella haya podido hacer evolucionar al inicial que le fue entregado a manos de su abuelo, considerando su bajo conocimiento de las batallas. El Pikachu le parecía curioso, como seguía compitiendo con su Haunter realizando morisquetas cada vez más raras. El Pidgeotto si parecía un pokémon que Red tendría en su equipo, viéndose imponente y calmado, listo para entrar en acción ante la más mínima orden. La Meowth tenía un porte de elegancia y no se veía como un pokémon con el que se pudiera contar en batalla.
Blue salió del centro para poder hablar de mejor manera con el Agente Looker, aprovechando que el pueblo era bastante silencioso y no tendría problemas de audio.
Sacó el pequeño comunicador con su mano derecha mientras que con la izquierda sostenía al Cubone, quien no dejaba de sorprenderle lo poco pesado que resultaba ser.
Presionó el único botón que tenía el aparato, soltando una leve vibración para luego comenzar a sonar como un teléfono cualquiera a la espera del receptor.
— ¿Alo, Blue? — dijo el Agente Looker a través de la otra línea.
— Si, soy yo — contestó Blue — Ya estoy en Pueblo Lavanda y encontré algo sospechoso.
— Continua —
— Encontré la casa donde estaba viviendo el señor Fuji, es la única que no tiene un diseño antiguo. En su interior se encuentra un Marowak asesinado brutalmente — dijo la chica de ojos azules — Además llevó un teléfono conmigo que encontré en la residencia, en su historial de llamadas se puede apreciar el número de mi abuelo.
— Muy buen trabajo Blue, en verdad, me impresionas — dijo Looker desde la otra línea — Haré que un equipo vaya al lugar para que trasladen el cadáver y busquen huellas o cualquier otro rastro. Ahora si no es mucha molestia, me gustaría que me hicieras un último favor.
— ¿Cuál? — preguntó Blue.
— Me gustaría que fueras a Ciudad Azulona para que te encuentres con la Agente Anabel y le entregues el teléfono y el paquete de aparatos que te entregamos, se encontrará en el centro pokémon el 7 de noviembre a las 13 horas, seguro ya viste su fotografía en el paquete — dijo el Agente Looker — después de eso no te molestaremos más, estás realizando un gran trabajo.
— Muchas gracias — dijo Blue, un tanto feliz por las palabras del agente.
— Bueno, eso sería todo — dijo el hombre al otro lado de la línea — Te deseo éxito en tu última misión. Cambio y fuera.
Ya no se escuchaba nada, habiéndose apagado una vez que Looker colgó, por lo que guardó el dispositivo.
Dio un fuerte respiro para mirar luego ver el cielo de Pueblo Lavanda. Se sentía un tanto emocionada de poder realizar una última misión, pero también se sentía un poco triste por eso mismo. Otras emociones que seguía sintiendo era un poco de miedo, por lo que había sido testigo en la casa del señor Fuji, al igual que lastima por el pobre Cubone que sostenía en brazos.
Decidió ingresar de una vez al centro pokémon donde había dejado a su hermano, sentándose al lado de él y apoyando su espalda en el respaldo de la silla, mientras abrazaba a Cubone.
— ¿Y qué te dijo? — preguntó Green.
— Ahora debo dirigirme a Ciudad Azulona para entregar lo que conseguí a otra agente de la Policía Internacional — dijo Blue un poco desanimada.
— ¿Te sientes bien? — preguntó Green — Porque no te ves nada bien.
— Estoy bien, es solo que... han pasado muchas cosas — dijo Blue — en verdad es increíble sentirme parte de la Policía Internacional, aunque sea sólo de forma temporal y como alguien externo, el punto es…
— Te gustaría entrar a la Policía Internacional y ser una agente de verdad — terminó de decir Green.
— Si, pero al recordar mi comportamiento en la casa del señor Fuji, me hace pensar que no tengo lo necesario — dijo Blue mientras abrazaba a Cubone — que clase de agente sentiría miedo y se pondría a llorar en medio de un caso.
— Tienes razón, serías un desastre en las misiones, llorando y moqueando cada vez que te encuentres con algún cuerpo — dijo Green — pero yo creo, porque no tengo idea de cómo funciona esa organización, que nadie nace preparado para algo así.
— ¿Tú crees? — preguntó Blue.
— Recuerda lo que decía mamá o la abuela sobre el abuelo, que empezó siendo un desastre como investigador pokémon, una vez que decidió dejar de ser un entrenador para crear la pokédex — contó Green recordando las historias — Lo mismo debería funcionara para ti. Cuando amas algo, luchas por ello.
Blue pensó en las palabras que había dicho su hermano, centrándose en las últimas.
— ¿De dónde vino eso último? — preguntó Blue, ya que no sentía que eso sería algo que su hermano diría.
— Me lo dijo la abuela cuando me la encontré en Ciudad Carmín — dijo Green — Pero volviendo al asunto, no pienses mucho en el tema, si eso es lo que quieres hacer, entonces debes esforzarte en lograrlo, puede que no sea una tarea sencilla, pero debes intentarlo.
— Eso sí sonó como algo que tu dirías — contestó Blue.
— No por nada soy el mayor — dijo Green.
— Solo por 10 minutos — dijo Blue.
— Como sea — tratando de cambiar de tema — ¿Cuándo tienes que estar en Ciudad Azulona?
— El viernes — contestó Blue — ¿Acaso quieres acompañarme? — dijo burlándose de su hermano.
— Nada de eso — dijo Green — tengo pensado desafiar el gimnasio de Azulona, eso es todo.
— ¿No irás a por el de Azafrán? — preguntó la chica.
— Ese era mi plan en un inicio, pero me han advertido que no debo subestimar a la líder de ese gimnasio — dijo Green — Así que no me arriesgaré e iré por el gimnasio de Azulona.
— Precavido como siempre — dijo Blue.
— Por supuesto — respondió el chico de ojos verdes — Si partimos ahora podremos llegar a Ciudad Azafrán al atardecer para poder descansar y partir en la mañana siguiente — dijo mientras miraba el cielo a través de la ventana.
— Muy bien — dijo Blue mientras se levantaba con cuidado para no despertar a Cubone — No perdamos tiempo — devolviendo a sus pokémon a sus pokéballs.
Green reía internamente, no importaba si sentía miedo, inseguridad o alguna otra cosa, su hermana siempre terminaba animándose, ya sea sola o por algún comentario suyo o de Red. Era una cualidad que verdaderamente admiraba de ella, pero que nunca se lo diría.
Imitó la acción de la chica y también devolvió a todos sus pokémon a sus cápsulas, para arreglar algunas cosas para partir.
— Al menos no tendré que atravesar otro maldito túnel — dijo Blue, saliendo del centro pokémon con Cubone entre sus brazos todavía dormido.
Green fue el último en salir, no se había esperado el viajar momentáneamente con su hermana y aunque no quería admitirlo, se alegraba de tenerla a su lado aunque se fuera por poco tiempo.
También estaba bastante interesante sobre el hecho de Red ya iniciando su viaje, que aún tenía sus dudas de si su hermana lo estaba engañando o no, lo motivaban para dar todo de sí en el resto de su viaje.
— Casi se me olvida — dijo Blue, pellizcando la mejilla derecha de su hermano.
— ¿Y eso por qué fue? — preguntó Green, frotando su mejilla.
— Mamá dijo que te regañara si me encontraba contigo — dijo la chica — Por no despedirte de ella.
— Como sea —
Continuará.
nadaoriginal: Para Surge quería generar un miniarco en la historia, que estuviera constituida desde antes junto a Mankey y que no fuera simplemente por la medalla, sino que hubiera un aprendizaje de paso.
