Capítulo 19: Rojo, verde y azul

Ciudad Azulona, Kanto, 6 de noviembre de 2008.

Frente a él se encontraba la persona por la cual decidió iniciar su viaje, apareciendo como un ánima en un momento bastante inesperado de su día.

No sabía qué decir, su objetivo era llegar a él y ahora lo tenía a unos metros de distancia, acompañado por Blue qué cargaba a un Cubone, y dos personas más que vestían de forma bastante tradicional.

— ¡Aja! — dijo Bugsy señalando a Falkner, cómo si este hubiera cometido un crimen — Así que en verdad te ibas a juntar con una chica.

— No molestes Bugsy — se limitó a decir el chico de Ciudad Malva mientras miraba hacia otro lado.

El grupo de jóvenes se sentó para poder comer algo y compartir, con Red y Green guardando distancia entre ellos sin decir ninguna otra palabra más que las iniciales cuando el nieto de Oak ingresó al centro pokémon.

En una fila de asientos se sentaron de izquierda a derecha Red, Blue y Green, teniendo enfrente a Bugsy, Erika y a Falkner respectivamente.

Blue estaba sorprendida y contenta de encontrarse de nuevo con Red, viendo además que el chico se encontraba bien y en un estado similar a cuando se separaron en Ciudad Celeste, sintiendo un poco más de brillo en él.

Los originarios de Pueblo Paleta fueron los únicos que sacaron a sus pokémon para que comieran algo, ya que los pokémon de Erika tenían una dieta especial a base de nutrientes que se preparaban en el gimnasio, lo mismo que los de Bugsy, que preferían alimentarse en entornos más naturales cazando sus propios alimentos.

Red pudo ver al Eevee que la profesora Burnet le había regalado, siendo un pequeño bastante enérgico viendo todo su alrededor y los que lo rodeaban como algo nuevo para él, acabando por subirse en el hombro de su nuevo entrenador para esperar por la comida que se estaba preparando, moviendo su cola con mucho entusiasmo.

Mientras esperaban por la comida, Blue le comentaba a Red algunos detalles de lo que le sucedió en su camino a Pueblo Lavanda hasta encontrarse con Green, detallando en el equipo que había formado en su trayecto, sin dar muchas explicaciones sobre Cubone, diciendo simplemente que lo llevaba consigo porque aún era muy pequeña para cuidarse solo.

Red tenía bastante curiosidad sobre ese pokémon en particular, pues había varias teorías de que los Cubone estaban condenados a perder a sus madres a temprana edad, siendo sólo conjeturas no demostradas por la comunidad científica y quedando como un mero mito urbano.

Bugsy relataba exageradamente su travesía por Kanto a Falkner, quien escuchaba sin interés mientras le daba unas semillas de bayas a su Pidgey. A su vez Red le contaba a Erika y a Blue sobre su batalla contra Surge, diciendo también que iba a desafiar a la primera a un combate de gimnasio mañana, a lo cual ella respondió con entusiasmo que lo esperaría allí.

Green permanecía ajeno a la situación analizando el equipo pokémon de Red. Analizaba las debilidades, inmunidades y fortalezas de los 4 pokémon, concluyendo que era un equipo equilibrado, pero propenso a quedar expuesto ante ataques de tipo volador o roca. De igual forma observaba los comportamientos de todos, viendo que el Paras era algo tímido, Charmeleon siendo igual de tranquilo cómo cuando era un Charmander. El Primeape también se veía bastante tranquilo, y no una masa iracunda y volátil de rabia desenfrenada cómo indicaba la pokédex.

— Otra razón para no utilizarla — pensó mientras la comida de todos ya estaba siendo servida.

Él había ordenado una simple hamburguesa con queso y papas fritas; Blue un curry picante con huevo; Bugsy su ansiado arroz dulce con extra de miel; Falkner había pedido unas croquetas de Octillery con arroz; Red un curry simple no tan picante como el de Blue, y Erika ordenó unos fideos con salsa verde.

— Entonces son Red, Blue y Green — dijo Erika señalando a cada mencionado mientras cubría su boca con sus mangas para evitar reírse — Lo siento, es que la sucesión de sus nombres es bastante… curiosa.

— Jajaja lo escuchamos a menudo — dijo Blue, dándole de comer a Cubone — Nuestros padres los eligieron por el color de nuestros ojos.

— Yo no puedo creer que estuve todo este tiempo con los nietos del profesor Oak y la integrante del alto mando Agatha — respondió Falkner, fascinado por la procedencia y líneas sanguíneas que tenía Green — Me dan más ganas de librar un combate contigo, Green.

— ¿Combatir conmigo?, gracias, pero no estoy interesado — se limitó a contestar Green, con un ligero y sutil tono de molestia.

— ¿Acaso es por qué solamente tengo un Pidgey? —

— No cuestionó tus habilidades de entrenador pokémon, ni niego que un Pidgey puede ser formidable en las manos correctas — se detuvo de comer sus papas — Limitó mis combates a los líderes de gimnasio, salvo algunas excepciones especiales — recordando lo vivido en Ciudad Celeste.

— Qué aplicado — contestó Bugsy — Ahora veo porque quieres volver a combatir contra él — dirigiéndose a Red.

— ¿Combatir?, ¿De qué hablas? — preguntó Green.

— ¿Eres su rival, verdad? — dijo el chico de Johto, señalando a Red y a Green — es por eso que inició su viaje.

Green analizó las palabras de Bugsy para luego mirar directamente con sus ojos verdes a Red, quien no sabía que responder ante la revelación del fanático de los insectos.

— Entonces también debes ser alguien fuerte si eres rival de alguien como Green — dijo el joven de Ciudad Malva.

— Jejeje, no soy tan fuerte — dijo un poco nervioso por el comentario de Falkner, tratando de evitar la mirada de Green.

— Sólo está siendo modesto — respondió Bugsy — Ni mis pokémon más fuertes pudieron hacer que sucumbiera ante el poder de los insectos.

Los pokémon de los jóvenes oriundos de Pueblo Paleta estaban interactuando mientras sus entrenadores y los otros platicaban y comían, a excepción de Eevee y Cubone, quienes eran alimentados en la mesa de los humanos por Red y Blue respectivamente.

El equipo de Red conocía al equipo de Blue, salvó por Kitty que era una cara nueva, no obstante, el equipo de Green era completamente diferente.

Charmeleon y Wartortle no dejaban de mirarse fijamente mientras comían, con el primero recordando el combate que perdió a manos del pokémon de tipo agua. Venus estaba comiendo tranquilamente en medio de los dos pokémon, ignorando el duelo de miradas que sus dos compañeros de laboratorio tenían.

Haunter por su parte se divertía asustando a Paras, quién se ocultaba detrás de Primeape que lo defendía de las molestias del fantasma, que además ignoraba a Sparker y sus súplicas de tener otra competencia de quien podía comer más, teniendo de nuevo a Weepinbell atado como árbitro de su juego. Kitty y Otto, junto a Raticate y Doduo miraban a la distancia el extraño comportamiento de sus compañeros y conocidos.

Eevee disfrutaba del curry que consumía directamente del plato de su nuevo entrenador, quedando fascinado por la textura y sensación picante al comerlo.

Cubone había terminado de comer, quedando acostado entre los brazos de Blue viendo a los humanos a su alrededor con algo de desconfianza, acercándose más a la chica de Pueblo Paleta para buscar una mayor seguridad.

Sin embargo, a los pokémon presentes los observaba con más curiosidad que con temor o desconfianza, en especial a Eevee, viendo que era el pokémon que estaba más cerca de los humanos entre los demás.

El pokémon conocido por tener diferentes evoluciones saltaba del hombro de Red a la mesa para comer curry, esto cada vez que veía que su entrenador dejaba el plato de comida indefenso ante un ataque sorpresa. Dicha acción hizo que Cubone también centrará su atención en Red, al ser el humano, al igual que Green, que estaba más cerca de Blue.

Los jóvenes habían terminado de comer y de platicar, viendo por la ventana del centro pokémon que el sol ya se había ocultado y dejado su espacio a las estrellas que decoraban la noche.

— Creo que ya es hora de retirarnos — dijo Erika mientras bostezaba.

— Te acompañaré hasta el gimnasio — dijo Falkner, que después debía volver al hotel con su padre — ¿Nos acompañas Bugsy?

— No gracias, prefiero dormir en espacios abiertos — contestó Bugsy — tal vez vaya a la ruta 7 que me queda más próxima.

Los chicos de Johto y la líder de gimnasio de la ciudad se despidieron de Red, Green y Blue, con Erika diciéndole a Red que lo esperaba para su desafío de gimnasio.

— Creo que ya es hora de que descansemos también — dijo Blue estirando sus brazos, teniendo cuidado de no tirar a Cubone que ya se encontraba dormido en su regazo.

Devolvieron a sus pokémon de vuelta a sus pokéballs, con Paras y Cubone siendo los únicos que permanecieron junto a sus humanos.

Fueron a la recepción para solicitar habitaciones a la enfermera, recibiendo cada uno un cuarto individual.

— Qué duerman bien — dijo Blue ingresando a su habitación, acción que fue imitada por Red y Green, yendo a sus respectivas habitaciones para poder descansar.


El tiempo pasaba y Red no podía dormir. Se hallaba mirando el techo del cuarto analizando todo lo que había sucedido en el día, las personas nuevas que conocía y los reencuentros que sucedieron inesperadamente.

Su Eevee dormía junto a él, ocupando la mayor parte de su almohada, ya que al momento de cerrar la puerta el pokémon evolución salió de su pokéball para acomodarse en la cama y dormir. Mientras tanto Paras dormía debajo de su gorra como siempre, colocada en el mueble junto a su cama.

El nuevo integrante de su equipo resultó ser bastante enérgico y muy opuesto a Paras en cuanto a personalidad, pero aun así llevándose bien con él, al igual que con Charmeleon y Primeape.

Estaba agradecido con la familia Mahina, no sólo por haber obtenido a Eevee de su parte, sino porque también pudo experimentar algo similar a lo que vivió junto a Koichi, Asun y los miembros del Dojo Karate. Una sensación nostálgica y cálida que le hacían recordar su infancia en Pueblo Paleta junto a sus seres queridos, entre ellos Blue y Green.

De hecho, la aparición inesperada de Green era el factor principal que no lo dejaba dormir, siendo el motivo por el que inició su viaje por Kanto para poder pelear contra él y cumplir su promesa que hicieron de niños, ser los entrenadores más fuertes.

Durante toda la comida no cruzaron palabra alguna, no sabía qué decirle o qué hacer. No había pensado en qué pasaría sí se encontraba con él durante su viaje, viendo que sus caminos estaban muy alejados como para cruzarse.

Los comentarios de Bugsy no ayudaron en tratar de establecer una comunicación con Green, complicando lo que quería decirle.

Se levantó de la cama con cuidado, evitando despertar a Eevee, aunque el pequeño pokémon se encontraba en un sueño profundo bastante cómodo sobre la almohada. Tenía la intención de caminar un poco para tratar de despejar su mente y poder relajar su cuerpo.

Al momento de tomar la perilla de la puerta sintió un resplandor rojo en su espalda, dándose vuelta para encontrarse a Charmeleon mirándolo a la cara.

No había necesidad de palabras o gestos para que entrenador y pokémon pudieran entenderse. Red abrió la puerta y fue seguido por Charmeleon, iluminando los pasillos oscuros del centro pokémon con su cola llameante.

Caminaba a paso ligero para no despertar a las otras personas que dormían en las otras habitaciones, andando por inercia, sin un rumbo fijo u objeto al cual quería ir, solamente quería caminar.

Seguía el pasillo que conducía a la entrada del centro pokémon, que dado a la hora se encontraba cerrado y teniendo a sus funcionarios durmiendo, haciendo inventario de los alimentos y los objetos o atendiendo a pokémon en estados críticos en las salas de urgencia.

El silencio era cortado únicamente por sus pisadas y las de Charmeleon, estando en un ambiente de tranquilidad para los otros entrenadores y viajeros que descansaban cómodos y sin preocupaciones.

Llegando a la entrada, donde antes había comido junto a los demás, encontró una silueta sentada en una de las bancas mirando el exterior. Al acercarse lentamente vio que el individuo estaba acompañado por un Wartortle.

— Green — dijo en voz baja, pero con la suficiente intensidad como para que el entrenador lo escuchara.

Green se volteó para ver a Red, viéndolo de la misma forma como lo hizo durante la comida.

De nuevo las palabras no salían, Red no tenía idea de cómo iniciar una conversación con él, que era lo primero que debía decirle. Se sentía raro, lo conocía desde que tenía memoria y ahora lo sentía tan distante, como un extraño.

Dio un respiró profundo y se acercó al chico de los ojos verdes junto a Charmeleon, quedando al lado de él observando de igual forma el exterior a través de la ventana del centro pokémon.

Todo lo que podía ver desde allí eran las luces de la ciudad que iluminaban la noche, siendo de distintos hoteles, antros y atracciones. Cada ciudad que había visitado hasta el momento era muy diferente a Pueblo Paleta, pero Ciudad Azulona lo era mucho más, viendo un gran contraste desde que inició su viaje hasta donde se encontraba ahora.

Green por su parte seguía sorprendido, por el hecho de que había iniciado su viaje con el pensamiento de que Red no iba a salir de Pueblo Paleta, teniendo que seguir avanzando con su objetivo de manera solitaria.

Pero ahí estaba. Ya no estaba alejado de él, sino al lado de él, y en palabras del mismo Bugsy estaba avanzando en su viaje para desafiarlo a un combate pokémon. Él, quien se había refugiado en el laboratorio del profesor Oak cómo un asistente, olvidando toda ambición y promesa de ser los entrenador más fuerte.

Ese era el escenario que quería ver y anhelaba, ambos enfrascados con el objetivo de ser los más fuertes, combatiendo por el trono del campeón. Algo que habría hecho muy feliz a la madre de Red, siendo ella quien los motivó y les dio la ambición de ser los mejores desde un inicio.

La atmósfera entre los dos se había relajado un poco, sintiéndose más como amigos que como extraños. Red ahora estaba un poco más tranquilo y menos tenso, ya teniendo las palabras apropiadas que quería decirle primero a Green.

— Ya hice mi primer reto —

Dicha frase hizo que Green se volteará hacia Red, mirándolo de forma extraña mientras procesaba la procedencia de la oración.

— Je, ¿Primer reto?, puedo verlo — con una sonrisa desafiante en su rostro — Por un momento pensé que Blue estaba bromeando conmigo, pero aquí estás — soltándose un poco.

— Jejeje, yo tampoco lo podía creer, y aún me cuesta asimilar que estoy tan lejos de casa — brindando una sonrisa ingenua — y eso que aún me queda mucho por recorrer.

— Nos queda — corrigió Green — Nos queda mucho por recorrer.

— Tienes razón — sonriendo y mirando el cielo iluminado de la ciudad — Era… digo, es nuestra promesa después de todo.

— Ser los entrenadores más fuertes — imitando la acción de Red.

— Nunca la olvide, es sólo que… el miedo y las dudas me impidieron iniciar mi viaje al mismo tiempo, emprender la aventura por el trono del campeón — empezó diciendo — ellos no estaban conmigo, pero todavía los tenía a ustedes, apoyándome tanto directa como indirectamente.

— No me hubiera molestado si te quedabas en el laboratorio, pero está bien que hayas decidido avanzar —

— Es lo que ellos hubiesen querido — con una sensación paradójica de tristeza y alegría — No quiero decepcionarlos.

— Estás aquí, así que no lo has hecho — acariciando la cabeza de su Wartortle — podría decirse que las cosas recién están empezando, aunque tienes que derrotar a Erika primero para que estemos a la misma altura — con un tono ligero de soberbia.

— Jejeje, tu no cambias, pero lo haré, estamos listos para eso — mirando a Charmeleon para luego dar un pequeño bostezo, tanto por el cansancio como por recordar a la líder de gimnasio — Creo que debemos irnos a dormir si queremos estar a tu misma altura.

Charmeleon asintió y siguió a su entrenador, que comenzó a caminar en dirección a su cuarto antes de detenerse de lleno.

— Casi lo olvidaba — recordando la primera vez que visitó Ciudad Carmín y al memorial — Muchas gracias por las flores.

Por un segundo Green pensó en voltearse, pero decidió seguir mirando la ciudad a través de la ventana junto a su pokémon inicial.

— No tienes que agradecer nada, no lo hice por obligación — dibujando una sonrisa cálida en su rostro mientras miraba el cielo de Azulona.

No necesitó verlo a la cara ni escuchar nada más para saber las intenciones que tuvo al hacerlo. Se habían criado juntos, y en algunas cosas Green era bastante predecible y obvio, pese a no querer demostrarlo.

— Y no te quedes tan tarde, o Blue te regañara — sin tener nada más que decirle de momento.


El trío de Pueblo Paleta estaba desayunado temprano en el centro pokémon. Blue había despertado a los chicos para que pudieran aprovechar el día, ya que Red tenía una batalla pendiente con Erika, y Green debía seguir con su viaje.

Sin embargo, ambos chicos se veían cansados. Pese al porte firme y recto de Green, las ojeras bajo sus ojos lo delataban, lo mismo con Red, que parecía tener un gran cansancio en todo su cuerpo, estando casi acostado sobre la mesa con Eevee sobre su hombro y Paras en su cabeza.

— ¿Se quedaron hasta tarde? — bromeó Blue remarcando lo obvio de la situación y alimentando a Cubone, que se veía un poco más relajado al lado de los otros humanos, viendo al Eevee juguetear en el hombro de Red.

Green decidió no responder el comentario de su hermana, tomando otro sorbo de su café, siendo ese la segunda taza que se tomaba y que acompañaba con unos huevos revueltos.

— Estaba un poco nervioso por mi combate, por lo que me puse a hacer algo de ejercicio para intentar cansarme — comiendo lo mismo que estaba desayunando Green — pero creo que se me pasó la hora.

— Ya lo veo — riéndose un poco y tomando un poco de su jugo múltiples bayas.

Sus pokémon también estaban desayunando, siendo Charmeleon y Wartortle los que se veían con menos energía.

— A propósito, olvidé preguntarte algo en la noche, pero no me dio el tiempo de hacerlo — dando un gran bostezo — ¿Qué vas a hacer ahora?, por lo que dijiste ayer ya entregaste tu encargo en Pueblo Lavanda.

Blue se puso nerviosa por la pregunta, y era que en parte tampoco sabía lo que debía hacer de ahora en adelante.

Tenía que juntarse con la Agente Anabel, eso era seguro, pero no tenía una idea clara de lo que debía hacer después de cumplir esa última misión.

Quería seguir trabajando con esos agentes, con la Policía Internacional y su relación con el Proyecto Génesis y la Silph S.A.

Pese a algunas situaciones desagradables que vivió en todo su recorrido iniciado por su abuelo y después por el Agente Looker, disfrutaba mucho estar involucrada, no sólo por la emoción, sino porque había encontrado algo que le apasionaba y que quería seguir haciendo.

Red y Green tenían lo suyo, un objetivo y una meta que cumplir, y ella había encontrado la suya, su propio camino en el mundo.

— Ella quiere unirse a la Policía Internacional — dijo Green sin rodeos, ante la mirada de asombro de su hermana — de hecho, hoy mismo va a juntarse con una agente para ver el tema de su ingreso.

— ¿En serio? — reaccionó Red asombrado por lo dicho por Green.

— Emm… sí, quiero decir — siguiéndole el juego a su hermano — Durante mi viaje ayudé en algo mínimo a un agente de la Policía Internacional, me fascinó mucho ese mundo y pregunté cómo podía ingresar, a lo que me respondió que una agente aquí en Ciudad Azulona me iba a poner a prueba.

Green estaba asombrado de la naturaleza que tenía su hermana se improvisar con bastante poco y de una manera tan rápida y natural.

— ¡Pues eso es una gran noticia, felicidades! — dijo Red feliz por el relato de Blue, sin fijarse en que Eevee se estaba comiendo todo su desayuno.

— Muchas gracias — un poco avergonzada.

— ¿Por qué no lo comentaste antes?, es algo bastante genial —

La chica abrazó ligeramente a Cubone, haciendo que el pequeño levantará su cabeza para verla. Sentía un poco de inseguridad en ella, tanto por los latidos de su corazón, como por una sensación que no podía explicar cómo, pero que presentía.

— La verdad quería contártelo después de que me juntara con la agente, en caso de que me rechacen... —

— No digas eso, vas a ingresar — dijo Red interrumpiendo a Blue — Conseguiste algo que quieres lograr, un objetivo que tanto querías, y yo te apoyaré en todo lo que esté a mi alcance.

Estaba contenta con las palabras de Red, que lograron quitarle la inseguridad del momento.

Nada estaba escrito todavía, pero no podía mentalizarse en una situación negativa antes de tiempo, sólo debía seguir actuando como lo había estado haciendo y hacer un buen trabajo, con su clásica personalidad entusiasta.

— Muchas gracias, Red —

Green volvió a asombrarse de la cualidad de su hermana de anteponerse a lo negativo y volver a animarse rápidamente. Algo que necesitaría si quería ser miembro de la Policía Internacional, junto a otras cualidades peculiares que tenía.

Cubone se quedó mirando por unos segundo a Red, al ver que ese sujeto había tranquilizado a Blue.

— Encantado, ya te había dicho que te apoyaré como tú me estas apoyando a mi — sonriendo — y no sólo mi apoyo, a pesar de que no lo diga, Green también te apoya, ¿verdad?

— Yo ya le dije en su momento todo lo que pensaba acerca del asunto, no quiero repetirlo otra vez — tomando su café.

— Gracias hermano, yo también te quiero — bromeó.

Red y Blue comenzaron a reír delante de un Green que no lo demostraba con su cara de pocos amigos, pero estaba feliz de que su hermana estuviera menos preocupada y más alegre.

— Como sea — terminando de tomar su café — lo que me recuerda — parándose para buscar algo en su mochila.

Registró su bolso un poco hasta encontrar lo que buscaba, una piedra color verde con el grabado de una gran hoja sobre ella.

El nieto de Oak se dirigió a donde los pokémon de los tres estaban comiendo, buscando a su Weepinbell, quien comía tranquilamente junto a Otto y a Raticate.

— Weepinbell — dijo Green, agachándose a lo que su pokémon se acercaba a él — Llegó el momento — mostrándole la piedra.

El pokémon de tipo planta tenía un brillo en los ojos al ver el objeto que su entrenador sostenía, logrando con eso llegar a su etapa final y volverse más fuerte.

Con su hoja tocó la piedra, comenzando a brillar. Se estaba volviendo más grande y corpulento, sus hojas se alargaban, su tallo creció volviéndose una liana y su boca se hizo más grande, mostrando un par de colmillos.

Los jóvenes y pokémon alrededor contemplaban a Victreebel, que estaba fascinado y feliz de haber evolucionado.

— Demos lo mejor — dijo Green con una ligera sonrisa a su pokémon — Todos, demos lo mejor en lo que viene de ahora en adelante.

Los pokémon de Green se animaron por las palabras de su entrenador, estando listos para los próximos desafíos de su viaje.

— Tú también debes dar lo mejor, Red — parándose y volteándose para ver al chico de ojos rojos — Ya te lo dije, ¿no?, las cosas recién están empezando, aunque ahora veo que eso se aplica mejor a nosotros tres.

Continuará.

nadaoriginal: A mi también me gusto incorporarlos a la historia, ya que me gusta la idea de que el universo pokémon esta en constante movimiento y no necesariamente los personajes van a quedarse en sus propias regiones, en este caso Kukui servirá como tutor-rival.