Capítulo 21: Dama que duerme, dama que envenena
Ciudad Azulona, Kanto, 7 de noviembre de 2008.
El grupo de entrenadores de Pueblo Paleta se estaban alistando para salir del centro pokémon, ya habiendo comido tanto ellos como sus pokémon, antes de dirigirse al gimnasio de la ciudad.
Al salir vieron que las calles estaban igual e incluso un poco más transitadas de personas que el día anterior, haciendo pensar a los hermanos Oak que lo ocurrido en el Casino Rocket no había pasado a mayores.
— Por cierto, ¿A qué hora debes verte con la agente? — preguntó Red, teniendo a Eevee encima de su hombro derecho.
— El agente había dicho que ella estaría en el centro pokémon a las 13 horas — contestó la chica cargando a Cubone, que estaba tomando una pequeña siesta — así que tengo tiempo para ver tu combate contra Erika antes de reunirme con ella.
— Apuesto a que será interesante — dijo su hermano — la batalla quiero decir.
— Espera, ¿No vas a quedarte a ver la batalla de Red? — preguntó por las palabras de Green.
— ¿Quedarme?, claro que no — contestó tranquilamente — Debo ir a mi próximo destino.
— Vas a ir a Ciudad Fucsia, me imagino — conociendo la respuesta de su amigo.
— Por supuesto, no es muy probable que pueda derrotar a Sabrina en mi estado actual, pero a mi tío es algo bastante seguro que sí podré — con bastante seguridad.
— Jejeje, tampoco creo que debas ser tan imprudente — respondió Red — Por mi parte, después de Erika me gustaría echar un vistazo al gimnasio de Sabrina, tengo cierta curiosidad al respecto.
— Y me dices imprudente a mi — dijo el nieto de Oak, lo cual hizo que Red comenzara a reír mientras Green simplemente sonreía con gracia.
— ¡Esperen, esperen, esperen! — dijo la chica, deteniendo el trayecto de los tres en medio de la vereda, llamando la atención de algunos transeúntes — ¿Eso quiere decir que no van a librar un combate luego de la batalla de gimnasio?
Tanto Red como Green se miraron un momento antes de responderle a Blue.
— Si, no vamos a combatir todavía — diciéndolo al unísono.
Blue no entendía la decisión de sus compañeros al abstenerse de combatir, siendo algo que de hecho y por lógica se suponía que debían de hacer.
— Pensé que querías volver a combatir contra Green — recordando lo que había dicho Bugsy durante la cena.
— De hecho si, en un inicio — comenzó a decir Red — pero…
— Yo ya dije que reservo mis combates para líderes de gimnasio, salvo algunas excepciones especiales —
— ¿Y la revancha contra Red no es especial? — preguntó Blue, sin entender como su hermano estaba planteando todo.
— Lo es, por eso nos gustaría que nuestro segundo combate sea en la Liga Pokémon — continuó Green.
— ¿Qué?, ¿Y cuándo decidieron eso? — preguntó confundida, sin entender cuando Red y Green habían planificado todo eso.
— Pues en el momento, quiero decir, no sé cómo explicarlo bien — confundiendo más a Blue.
— A ellos les hubiera gustado vernos combatir en la Liga Pokémon, ya habiendo conseguido toda la experiencia necesaria para participar en ella — terminó de decir Green.
— Es por eso por lo que estamos aguardando a la liga para mostrar todo lo que hemos aprendido y vivenciado en nuestro viaje — dijo Red con confianza — Y en esta ocasión no me contendré ni dudaré.
— No me gustaría que lo hicieras de todos modos — dando una sonrisa desafiante.
Ahora era más claro para ella. Sonriendo y abrazando un poco más a Cubone, que se arropaba más entre los brazos de Blue mientras continuaba descansando.
A pesar de no ser una amante de los combates como lo eran ellos dos, comprendía porque ese combate, esa revancha de ambos debía de ser especial. No solamente para ellos, sino para aquellos que habían creído en ellos desde el inicio, estuvieran presentes o no.
— Yo también espero ver ese combate — pensó la chica.
Ya resolviendo esas dudas que tenía la chica, siguieron con su trayecto, llegando hasta un punto de intersección entre el camino al gimnasio de Ciudad Azulona y la salida a la ruta 16 donde se detuvieron.
— Bueno, creo que esta es una despedida temporal, ¿no? — preguntó Blue a su hermano.
— Kanto es pequeña y grande a la vez — respondió viendo la salida — es muy probable que nos veamos más adelante.
— Nos volveremos a ver, eso es seguro. Éxito en tu combate contra el tío Koga, espero que no te envenene tanto — bromeó Red.
— Je, yo espero que Sabrina no te destruya usando sus supuestos poderes — devolvió la broma.
— Jejeje, esperemos, sino no podrán participar en la liga — remató Blue.
Blue y Red reían como si fueran unos niños pequeños, con Green simplemente mostrando una sonrisa de gracia. Les hacía recuerdo de los tiempos cuando eran más jóvenes, jugando y divirtiéndose en las llanuras de Pueblo Paleta, ansiosos por la idea de salir al mundo a cumplir sus sueños y metas.
Pese a los eventos ocurridos entre el pasado y el presente, ahora estaban fuera de su pueblo natal, con la intención de cumplir todos sus objetivos, y en palabras del mismo Green, las cosas recién estaban empezando para todos ellos.
— Bueno, nos vemos más adelante entonces — dijo Green alzando su puño hacia Red.
— Nos vemos, muy pronto estaremos a la misma altura — chocando puños con Green.
— Se que así será — dándole la espalda a Red y a Blue para marcharse — procura no meterte en tantos problemas — diciéndole a su hermana.
— Lo mismo digo yo — sonriendo mientras veía a Green alejarse hasta ingresar a la salida oeste de la gran ciudad.
— No ha cambiado — viendo a su amigo desaparecer en el horizonte.
— Si, sigue siendo el mismo Green —
Tras eso, los dos entrenadores siguieron caminando hasta llegar a su destino, el gimnasio de Erika, un lugar decorado con variadas flores de múltiples colores en la entrada, siendo el fuerte de su líder los pokémon de tipo planta y su dedicación los arreglos florales.
— ¡Red, Blue! — saludó Bugsy, encontrándose en la entrada del gimnasio.
El joven de Johto tenía su ropa en mal estado, cubierta de hojas y tierra.
— ¿Estuviste esperando mucho tiempo? — preguntó Red, que para sorpresa de Blue, no había preguntado por las fachas que tenía el chico.
— No hace mucho que llegue — contestó el fanático de los insectos — Fui a buscar a Falkner, pero dijo que estaría ocupado con unos asuntos con su padre y la mamá de Erika.
— Tal vez tampoco quiera llamar la atención aquí — dijo Blue, recordando que Erika no quería que su relación cercana con el joven de Ciudad Malva fuese expuesta a sus alumnas.
— Quizás — dijo Bugsy — Aunque no entiendo porque — pensó.
Los tres ingresaron al gimnasio, encantados con las distintas variedades de arreglos que había allí a modo de exposición, viendo a varias de las estudiantes de Erika realizando algunas creaciones propias.
Además, se podía sentir un dulce aroma producto de las múltiples flores que se albergaban en el lugar, dándole a los visitantes una agradable experiencia olfativa.
Cubone se despertó por el olor, abriendo los ojos al reconocer las fragancias florales que estaban esparcidas por todo el lugar y que recordaba de su última visita junto a los hermanos Oak.
Caminaron por un sendero de baldosas blancas hasta llegar al campo de batalla del gimnasio, el cual estaba cubierto por césped, varias plantas creciendo sobre él y árboles en los alrededores.
Otras cosas que tenía el gimnasio era un techo desplegable, estando actualmente abierto para dejar ingresar la luz solar, así como también varios rociadores automáticos y extintores en caso de algún incendio.
La líder Erika estaba descansando en la sombra de un gran árbol, siendo cuidada por una chica de vestido negro, cabellera café y ojos grises que tenía a una Gloom como compañera.
— Señorita Erika, el oponente que mencionó ha llegado — dijo la chica, moviendo suavemente a la líder.
La joven abrió lentamente los ojos mientras bostezaba, estirando delicadamente sus brazos al cielo.
— Muchas gracias, Lisa — levantándose de debajo del árbol con ayuda de la chica — Bienvenidos.
Erika saludó cordialmente a sus tres visitantes, saludando a Blue como si hubieran sido amigas de toda la vida, brindándole un cálido abrazo.
— Te estaba esperando, espero que estés preparado — bostezando.
— Por supuesto que lo estoy — ajustando sus guantes, con Eevee saltando de emoción sobre su hombro.
Bugsy y Blue se apartaron del centro, quedando en un costado junto a Lisa, quien no sólo era alumna de Erika, sino que también la referí del gimnasio.
Ambos combatientes se posicionaron en los extremos del campo de batalla, a la espera de las indicaciones de Lisa.
— ¡Muy bien, las reglas de este gimnasio son las siguientes! — comenzó Lisa — ¡El combate será de 3 contra 3, y sólo el retador tiene permitido cambiar de pokémon durante la pelea!
— Los pokémon de tipo planta son expertos en cambios de estado, debemos priorizar ataques a distancia — pensó Red, preparando sus pokéballs.
— ¡Sal, Tangela! — dijo la líder, enviando a su primer pokémon.
El pokémon planta conocido por tener su cuerpo envuelto en enredaderas azules se encontraba entusiasmado en combatir, pisando enérgicamente el suelo del campo de batalla con sus botas rojas mientras disfrutaba de los rayos de sol que ingresaban del techo.
— ¡Charmeleon, ve! — sacando a su inicial.
El reptil de fuego alzaba la cabeza, dando un gran rugido al aire en señal de que estaba listo para combatir.
— Un pokémon de tipo fuego, por suerte tenemos métodos para ellos — pensó Erika, contemplando como el sol estaba en su apogeo — ¡Por cortesía dejaré que hagas en primer movimiento!
— ¡Muchas gracias!, empecemos con todo — dijo Red — ¡Charmeleon, Lanzallamas!
— ¡Salta! — ordenó Erika.
El pokémon planta usó sus enredaderas para impulsarse en el aire y esquivar la ráfaga ígnea que iba a golpearla, quedando detrás de Charmeleon.
— ¡Poder pasado! — haciendo que Tangela generase unas esferas rocosas alrededor de su cuerpo, lanzándolas contra su oponente.
— ¡Puño trueno! —
Red y su pokémon pudieron reaccionar rápido, con el inicial rompiendo varias de las esferas con golpes fulminantes cargados de electricidad, recibiendo en seco unos pocos golpes que lo hicieron desplomarse en el césped.
— ¡Lanzallamas otra vez! — viendo que su pokémon volvía a levantarse.
— ¡Protección! —
El ataque fue bloqueado por un campo de fuerza que Tangela había creado a su alrededor, a lo que se acercaba corriendo hacia Charmeleon.
— Qué rápido — pensó — ¡Vuelve a usar lanzallamas!
— ¡Atrápalo! —
Tangela atacó primero, amordazando los brazos, cuello, hocico y cola de Charmeleon con sus múltiples enredaderas.
El lagarto de fuego no podía moverse, incapaz de usar su lanzallamas o siquiera sus garras y cola para golpear.
— ¡Ahora azótalo! —
El pokémon enredadera empezó a golpear al pokémon de fuego contra el suelo y contra los árboles repetidas veces, mientras presionaba más su agarre con sus lianas.
— ¡Ahora usa arraigo! — ordenó Erika.
Tangela desprendió unas raíces que enterró en el suelo para obtener nutrientes de él, mientras mantenía a Charmeleon atrapado en sus enredaderas.
— ¡Tangela, usa somnífero! —
El tipo planta acercó más a Charmeleon hacia ella, el cual se resistía haciendo fuerza innecesaria para liberarse del agarre.
— ¡Enciende más tu llama! — ordenó Red.
Antes de que el pokémon de Erika pudiera dispersar su polvo del sueño, la llama de la cola de Charmeleon comenzó a incrementar de tamaño, quemando parte de las enredaderas de Tangela y forzándola a soltar a su oponente.
— ¡Lanzallamas! — aprovechando que estaba fuera del rango de ataque físico del oponente.
— ¡Protección! —
El ataque de Charmeleon volvió a ser bloqueado por el Tangela, que seguía afectada por la quemadura que sus enredaderas habían recibido, estando inutilizadas momentáneamente.
— ¡Lanzallamas! —
— ¡Poder pasado! —
Los dos ataques se cruzaron, chocando con sus respectivos objetivos como ataques directos.
No obstante, el lanzallamas de Charmeleon llegó con mayor poder a su oponente, debilitando a Tangela al momento en que la ráfaga de fuego hizo contacto con ella.
Lisa hizo una señal indicando que Tangela se había debilitado.
— ¡Regresa, Tangela! — devolviendo al pokémon enredadera a su pokéball — ¡Es increíble cómo pudiste anteponerte frente a nuestro método antifuego!
— ¡Tangela era muy rápida por su habilidad! — dijo señalando el techo descubierto que daba ingreso a la luz del sol — ¡Pero al usar arraigo, quedó vulnerable ante los ataques potenciados de fuego!
— ¡Ya veo, debí usar somnífero primero! — indicó Erika, volviendo a bostezar y a sacar otra pokéball — ¡Muchas gracias por las observaciones, las tendré en cuenta para el futuro!
Red asintió y vio el estado de su primer pokémon, viéndolo cansado por todo lo que pasó durante el combate con Tangela.
— ¡Descansa por ahora amigo! — regresando a su inicial a su pokéball — Hiciste un buen trabajo.
— ¡Vamos, Victreebel! — sacando a su segundo pokémon.
El Victreebel de Erika se veía distinto al de Green, principalmente por el patrón diferente en las manchas de su estómago y el color verde más claro de sus hojas.
— Otro pokémon con clorofila, ninguno de mis pokémon va a ser más rápidos que él en estas condiciones — pensó mientras volvía su mirada al techo — Me gustaría tener a Pidgeotto conmigo, pero supongo que usaremos la suerte de principiante, ¡Vamos, Eevee!
El pokémon sobre su hombro saltó bastante feliz al campo de batalla, listo para su primer combate.
La atención de Cubone se dirigió al combate de Red y Erika al ver que Eevee iba a entrar en acción, sintiendo curiosidad de que el pequeño pokémon de tipo normal estuviera tan emocionado en pelear.
— Veamos que tal sale esto — pensó el chico — ¡Eevee, usa bola sombra!
El pokémon evolución generó una bola de energía negra de su hocico que lanzó hacia Victreebel.
— ¡Hoja aguda! —
En un pestañeo la bola sombra de Eevee había sido destruida por el fugaz ataque del pokémon de Erika, que alzaba sus hojas laterales como filosas espadas de acero.
— ¡Hoja aguda otra vez! — ordenó la líder.
— ¡Doble equipo! —
El pokémon planta se acercó rápida e inesperadamente a atacar a Eevee, quien logró escapar del ataque de su oponente al crear copias ilusorias que fueron atacadas en su lugar.
— ¡Bola sombra! — viendo la posición perfecta para atacar.
Una nueva esfera de energía negra fue generada y lanzada por Eevee, golpeando la espalda de Victreebel y causándole algo de daño.
— ¡Doble equipo! — queriendo que la evasión de su pokémon aumentará.
Eevee volvió a hacer dobles de él, está vez rodeando al pokémon de Erika que había bajado su defensa especial por culpa de la bola sombra.
Victreebel intentaba seguir el movimiento de todos los Eevee que se movían alrededor de ella, en un esfuerzo por descubrir cuál era el real.
— ¡Usa tóxico! —
Victreebel abrió su boca lo más que pudo mirando hacia arriba, soltando un líquido morado como si fuera un aspersor, golpeando a cada Eevee con su sustancia morada y envenenando al original.
— Mierda — pensó el entrenador.
El pokémon de Red gruñía de dolor producto del veneno que recorría su cuerpo y que lo estaba debilitando lentamente.
— ¡Ahora usa carga tóxica! — ordenó la chica.
— ¡Esquiva con ataque rápido! —
La prioridad de Eevee lo salvó del potente líquido verde que liberó Victreebel, que derretía el pasto donde el pokémon de Red había estado parado.
— Se que debemos priorizar ataques a distancia, pero estaremos en problemas si la carga tóxica golpea directamente a Eevee — pensó, viendo el veneno seguía debilitando a Eevee — ¡Ataque rápido!
El pokémon evolución corrió en dirección a Victreebel a gran velocidad.
— ¡Carga tóxica! —
— ¡Represalia! —
Tomando ventaja de la distancia y la velocidad que había acumulado, Eevee pudo esquivar el ataque de Victreebel para golpearla de lleno en la espalda.
El pokémon planta retrocedió por el ataque, siendo bastante efectivo por el lugar donde fue golpeada. Mientras tanto Eevee seguía sufriendo los daños de tóxico.
— ¡Victreebel, cúbrete con la carga tóxica! — ordenó Erika para sorpresa de Red.
Obedeciendo a la orden de su entrenadora, Victreebel lanzó su ataque hacia arriba, bañándose en la corrosiva sustancia que no le causaba daño ni dolor, pues estaba acostumbrada a alimentarse de bayas y pokémon venenosos para incrementar su resistencia al veneno.
— ¡Hoja aguda! —
— ¡Doble equipo! —
La situación anterior se había repetido, sólo que esta vez Eevee y Red debían tener más cuidado, ya que las hojas de Victreebel estaban cubiertas de veneno.
— ¡Bola sombra! —
Todos los Eevee estaban generando la bola sombra mientras seguían moviéndose a gran velocidad alrededor del pokémon planta/veneno, lanzando al unísono el ataque de tipo fantasma.
Victreebel predijo mal el ataque, recibiendo el daño de forma lateral a lo cual las copias ilusorias de Eevee desaparecían.
— ¡Hoja mágica! —
— ¡Escapa con ataque rápido! — ordenó Red.
Acatando las órdenes de su entrenador, Eevee comenzó a escapar de las hojas brillantes que su oponente le había lanzado a gran velocidad.
Sin embargo, las hojas lo seguían a todas partes, teniendo a su objetivo corriendo por todo el campo de batalla, tratando también de estar lejos de Victreebel.
— ¡Eevee, trepa por los árboles! —
El pokémon de tipo normal obedeció, comenzando a trepar y saltar por las copas de los árboles que estaban alrededor para tratar de librarse de las hojas teledirigidas, mas no parecía ser el caso, ya que el ataque de Victreebel lo seguía a todas partes.
Red estaba pensando en alguna forma de librarse de las hojas, viendo que el veneno dañaba más a Eevee y le quitaba velocidad poco a poco.
De pronto, su atención se vio puesta en el pokémon oponente, que se encontraba con una mirada de concentración total, siguiendo los movimientos del pokémon evolución.
— ¡Eevee, usa represalia! —
El pokémon de Red se impulsó en un árbol cercano a Victreebel, yendo en su dirección a atacarla mientras era seguido por las hojas mágicas.
El impacto de ambos pokémon dejó perplejos a todos los presentes, quienes fueron testigos de cómo Eevee embistió a Victreebel con todas sus fuerzas, siendo seguido por la ráfaga de hojas que golpeó a los dos pokémon.
Lisa se acercó un poco más para ver el estado de Eevee y Victreebel, quienes estaban en el suelo sin moverse. Dio una señal con ambas manos para indicar que los dos pokémon se habían debilitado.
— ¡Victreebel, regresa! —
— ¡Eevee, regresa! — dijo Red — Estuviste genial, bien hecho — susurrando a la pokéball.
Pese a haber terminado en un empate, Cubone estaba muy emocionado por el combate que atestiguo de Eevee, siendo un pequeño acercamiento de lo que podía llegar a hacer un pokémon a pesar de su tamaño en un escenario de peleas.
— ¡No esperaba una represalia tan arriesgada! — dijo Erika sacando la pokéball de su tercer y último pokémon — ¡En verdad que los retadores de este año son realmente habilidosos!
— ¡Aunque a mí todavía me queda mucho por pulir y mejorar! — un poco avergonzado por el comentario de Erika.
— ¡Eso es lo hermoso del camino de un entrenador pokémon, cada uno pone sus propios límites! — dijo la líder — ¡Espero que estés preparado para lo último!, ¡Vamos, Vileplume!
El último pokémon de Erika era otra hembra, siendo notorio por las manchas más grandes en los pétalos de la gran flor en la cabeza de Vileplume.
Blue, Cubone y Bugsy se deleitaron con la fragancia que Vileplume liberaba de su flor al momento en que hizo aparición, siendo un aroma bastante agradable y que relajaba bastante todo el cuerpo.
Erika le había contado a Blue que Vileplume era su primer pokémon, siendo un regalo de la anterior líder de gimnasio, su querida abuela, quien le había entregado a Vileplume como una pequeña Oddish, que conforme iba adquiriendo experiencia en combates y logrando una mayor cercanía y amistad con ella, logró evolucionar hasta su máxima etapa.
— Lo suponía — pensó al percatarse de que la habilidad de Vileplume era clorofila al igual que los dos pokémon anteriores — Debe haber alguna manera de obstruir la luz — seguía pensando mientras observaba su alrededor.
Buscaba por todas partes algo que pudiera usar, algún material concreto que le fuera útil para reducir la velocidad que Vileplume adquiría absorbiendo luz solar.
— Puede funcionar — pensó mientras miraba detenidamente el techo — ¡Sal, Paras!
Red se quitó la gorra para sacar al pokémon hongo que yacía sobre su cabeza y dejarlo en el suelo. El pequeño pokémon se sentía cómodo de estar sobre la hierba.
El entrenador se agachó un poco para susurrarle el plan que tenía en mente a su pokémon, que temblaba un poco por el nerviosismo.
— Sé que puedes hacerlo, tranquilo — dándole unas palmaditas suaves en su cabeza — Creo en ti.
El pokémon hongo le asintió a su entrenador, ya no sintiendo tanto miedo se adentró al campo de batalla para posicionarse a pelear y a poner en marcha el plan.
— ¡Paras, usa recurrente! —
El pokémon bicho/planta disparó una serie de balas semillas que rebotaban en el cuerpo de Vileplume, sin causarle algún daño significativo.
— ¡Cuchillada! —
— ¡Tóxico! —
Vileplume se acercó a Paras antes de que este siquiera tuviera tiempo de preparar sus garras para atacar. De su enorme flor dispersó la toxina morada en forma de una nube de esporas, que envenenó al pokémon de Red al más mínimo contacto.
Pese a esto, Paras atacó a Vileplume al ver lo cerca que se encontraba, usando su pinza derecha para golpear el rostro de la pokémon de Erika y afectar su campo de visión.
— ¡Ahora aférrate a ella! — ordenó Red.
Usando su pinza izquierda y que su oponente se encontraba desorientada, el pokémon hongo se aferró con fuerza a uno de los pétalos de Vileplume.
El pokémon flor se movía de un lado a otro intentando quitarse de encima a Paras, dado a que el agarre de este le estaba causando mucho dolor.
— ¡Vileplume, usa danza pétalo! —
Vileplume comenzó a girar, soltando un torbellino de pétalos que golpeó y mareó un poco a Paras, que también sufría los efectos del veneno.
— ¡Vamos con corte furia! —
— ¡SI! — gritó Bugsy emocionado, asustando a los espectadores del combate por su inesperado grito y salto de alegría.
La pinza derecha de Paras adquirió un brillo rojizo, encestando un golpe a uno de los pétalos de Vileplume.
El pokémon de Erika respondió con danza pétalo otra vez, dado al efecto de repetición del ataque. La gran velocidad con la que giraba el pokémon planta hacía marear más a Paras, que a pesar de recibir el ataque directamente por lo cerca que se encontraba, no se soltaba de su oponente al recordar lo que su entrenador le había pedido hacer.
— ¡Corte furia! —
Paras volvió a golpear a Vileplume, esta vez con una potencia mayor al anterior golpe.
Vileplume repitió por tercera y última vez danza pétalo, terminando por confundirse por las múltiples vueltas que realizó en el proceso.
— ¡Suéltate! — ordenó Red.
El pokémon hongo soltó su agarre, siendo llevado hasta el techo del gimnasio por el remolino floral.
El pokémon de Vileplume se frotaba la cabeza debido al mareo, sacando de debajo de uno de sus pétalos una baya caquic para comer y anular el estado de confusión.
Erika por su parte se sentía aliviada de que su compañera no se encontrase afectada por la confusión, mientras miraba sin entender al pokémon de Red que yacía encima de ella aferrado de la mitad del techo desplegable.
— ¡Me disculpó de antemano, Erika! — dijo el entrenador de Pueblo Paleta.
La líder no entendía lo que quería decir Red, a la vez que veía como el pokémon hongo se movía por el techo, acercándose a una especie de caja metálica ubicada en una orilla del techo descubierto.
Desde su posición no podía hacer nada, los ataques a distancia de Vileplume no tenían la suficiente potencia y precisión para acertar un golpe al pequeño pokémon insecto. Solamente podían esperar a ver lo que tenía entre manos el retador.
— ¡Ahora, corte furia! —
Paras atacó dicha caja con un corte furia mucho más fuerte que los anteriores, dañando el objeto y provocando que este haga cortocircuito, sorprendiera a todos los presentes, quienes veían como el techo comenzaba a cerrarse poco a poco.
El estruendo y movimiento de las estructuras metálicas hizo que Paras se desprendiera del techo, cayendo desde una gran altura.
— ¡Paras, regresa! — rescatando a su pokémon antes de que cayera al suelo — ¡Sal, Charmeleon!
El pokémon de fuego salió a lo que el techo se cerró por completo, privando a Vileplume de la luz que le otorgaba una mayor velocidad que sus oponentes.
Charmeleon se veía cansado, con varios rasguños notables por su pelea anterior con la Tangela de Erika, pero su llama seguía ardiendo intensamente en señal de que todavía podía y quería pelear.
— ¡Lanzallamas! —
La ráfaga de fuego de Charmeleon golpeó directamente a Vileplume, quien junto con su entrenadora no pudieron reaccionar a tiempo por todo lo que había ocurrido con Paras y la edificación del gimnasio.
Aun sin contar con el aumento de ataque gracias a los rayos del sol, el lanzallamas de Charmeleon le había provocado mucho daño al pokémon flor.
— ¡Lanzallamas otra vez! —
— ¡Gigadrenado! —
Vileplume había lanzado un rayo de energía verde que golpeó a Charmeleon, absorbiendo la suficiente energía para aguantar el lanzallamas.
Ambos pokémon se encontraban en las últimas, aún de pie esperando las indicaciones de sus respectivos entrenadores.
— ¡Cuchillada! —
— ¡Gigadrenado! —
El pokémon de Red corrió rumbo a Vileplume, evitando el gigadrenado mientras preparaba sus garras para atacar.
— ¡Tóxico! —
— ¡Enciende tus garras! —
Usando la llama de su cola, Charmeleon cubrió sus garras con fuego, teniendo en la mira a Vileplume, quien se disponía a soltar sus toxinas al aire.
El cruce de ataques fue fugaz, pudiendo notarse una cortina de esporas moradas en el aire, con Charmeleon estando detrás de Vileplume, ya habiendo efectuado su golpe.
Al cabo de unos segundos ambos pokémon cayeron rendidos al suelo al mismo tiempo, yendo Lisa a ver como se encontraban.
— ¡Vileplume ya no puede pelear, la victoria es para el retador Red! — dijo Lisa, alzando su brazo hacia el vencedor.
Red lanzó sus dos brazos en señal de victoria, escuchando las felicitaciones de Blue y de Bugsy a la distancia. Rápidamente fue a ver el estado de su pokémon, levantándolo del suelo con cuidado.
— Gracias amigo — frotando su espalda — Hiciste un gran trabajo. Ustedes también, Eevee, Paras — hablándole a sus pokéballs.
— Ten — dijo Erika, entregando a Red una baya rosada con manchas amarillas a lo que regresaba a Vileplume a su pokéball — Es una baya meloc, curará su envenenamiento, y toma otra para Paras.
— Gracias — tomando la fruta y dándola de comer a Charmeleon.
El inicial del chico rápidamente se sintió mejor, todavía teniendo secuelas de sus batallas anteriores, pero ya no estando tan grave por la eliminación del veneno de su cuerpo.
— Fue una batalla asombrosa… con resultados bastante inesperados — bostezaba mientras contemplaba la estructura superior de su gimnasio — Creo que puedo entender lo que sintió Surge luego de que peleó contigo — bromeó.
— Jejeje, vuelvo a disculparme por ello, pero la tensión del momento no me hizo pensar en otra cosa — juntando las manos en señal de disculpa.
— Tranquilo, el gimnasio está asegurado ante incidentes durante combates con retadores — sacando un pequeño objeto de la manga de su kimono — Volviendo al asunto, por haberme vencido en un combate oficial, te hago merecedor de la medalla arcoíris.
Red recibió de Erika la medalla de su gimnasio, la cual tenía la forma de una pequeña flor con ocho pétalos, cada uno de un color diferente.
— Muchas gracias — guardó su cuarta medalla junto a las otras — Ahora estoy a tu altura, Green — pensó mientras sonreía.
— No tienes que agradecer, en verdad te la has ganaste —
— ¡Red! — gritó Bugsy, acercándose a los jóvenes — ¡Qué gran combate!, ¡Sobre todo la parte del corte furia!
— Esa parte te la debo a ti y a Scyther, Paras aprendió mucho observando tu combate contra el señor Kukui —
— Ya veo, nada mal, nada mal —
Blue de igual forma se movilizaba dónde estaba su amigo, con Cubone notándose ligeramente emocionado entre sus brazos.
La chica había notado el comportamiento peculiar del pequeño pokémon de tipo tierra, pues por lo general actuaba de forma reservada y apegado a ella.
— ¿Qué sucede pequeñín? —
Continuará.
nadaoriginal: Giovanni también es parte fundamental de la historia, así que no podía dejarlo tan de lado, aunque todavía hay más que aprender de él.
Lunarium98: No siempre se trata de poder, Spider-luna(? y bueno xD, Giovanni en cada encarnación es alguien ambicioso, y a veces esa ambición puede salirse de control.
