Capítulo 23: A través de los espejos
Ciudad Azulona, Kanto, 7 de noviembre de 2008.
— ¿Qué sucede con Cubone? — preguntó Blue, siendo ahora Leaf ante los ojos de la agente.
— Siento que tiene una buena conexión contigo, lo ayudaste en un momento difícil para él — comentó Anabel con una expresión de tristeza — pero, también hay un vacío en su interior.
— ¿Qué clase de vacío? —
— En el fondo anhela volverse fuerte — agachándose para tocar la cabeza de Cubone — No quiere volver a sentir la impotencia de no actuar en casos de peligro.
Dicho escenario era de conocimiento para Blue, y al mismo tiempo entendible desde su punto de vista.
— Puede entrenar conmigo, mientras la acompañó en lo relacionado a… —
— No funcionará, no sería un buen ambiente de entrenamiento para él — mirando a Leaf — Lo que necesita es a un entrenador pokémon, sin ofender.
No estaba muy relacionada con lo que Anabel decía, pero si le hacía sentido que el pequeñín requería de alguien con experiencia en entrenar pokémon, algo que ella sólo sabía lo básico.
La agente podía sentir el enojo y la frustración en el fondo de Cubone, sabiendo que si no era guiado apropiadamente las cosas terminarían mal para él y para todos a su alrededor. No debía reprimir ni ocultar esas emociones, lo que tenía que hacer era saber canalizarlas de manera sana para su mente y su cuerpo.
— ¿Quieres volverte fuerte? — preguntó Leaf, tomando a Cubone entre sus brazos.
El pokémon de tierra asintió, con una emoción similar a la que expresó al ver el combate de Red y Erika.
— No soy la indicada para ser tu entrenadora — aceptando su debilidad — pero se de alguien que hará de ti un pokémon muy fuerte — a lo que Cubone simplemente ladeo la cabeza.
— ¿Sabes dónde se encuentra esa persona ahora? —
— Tenía planes de dirigirse al gimnasio de Ciudad Azafrán —
Era evidente para ella que su amigo era la persona indicada, ya que él contribuyó indirectamente a que Cubone se abriera un poco más a las personas y pokémon.
— Podrías ir por él, de todos modos nuestro próximo punto principal radica en esa ciudad — mientras se levantaba — ve al centro pokémon de allí una vez acabes, habitación 23.
La agente guardó el paquete de ropa de Leaf en su mochila para entregársela una vez acabará el asunto de Cubone.
Leaf por su parte asintió, devolviendo a todos sus pokémon a excepción de Kitty a sus esferas bicolor.
— Ve con cautela, ese lugar es territorio enemigo cómo quien dice — apoyando su mano en el hombro de la chica — Actúa natural y todo estará bien.
— ¡Esta savia tiene una viscosidad perfecta, ya ansío hacer pruebas de campo con ella! — dijo Bugsy, comprobando una pequeña muestra del fluido que extrajo de los árboles de Erika.
Él y Red junto a sus pokémon descansaban un poco en el prado de la ruta 7, antes de ir a sus respectivos destinos.
Paras había estado entrenando junto a los pokémon insecto de Bugsy, aprendiendo movimientos que le serían de utilidad para futuros combates.
— Los Paras son realmente interesantes — tomándole una foto al espécimen que yacía encima de la cabeza de Primeape — Los hongos en sus espaldas siguen siendo un misterio dentro de la comunidad científica.
— Habías dicho que son parásitos que habían adquirido hace mucho tiempo — acariciando el pelaje de su Eevee.
— Esa es la teoría más aceptada, y que dichos hongos se expanden hasta tener más control del pokémon cuando estos evolucionan a Parasect — estirando un poco sus piernas — aunque también se dice que en algunos años más esos hongos intentarían propagarse y reproducirse en otras especies, no solamente en Paras y Parasect.
— Esperemos que eso no ocurra, no me gustaría ser controlado por unos hongos — bromeó, tomando a Paras en sus manos para esconderlo bajo su gorra, un poco nervioso en pensar en lo que sucedería si su pokémon evoluciona algún día.
El pokémon insecto se relajo en el cabello negro de su entrenador, había entrenado mucho ese día tras haber estado en un combate reñido contra Erika. Red sabía que se había ganado un merecido descanso.
Ambos entrenadores se levantaron y estiraron un poco, ya venía siendo hora de partir. Lo aprendido por el joven de Johto había sido fructífero para Red y Paras, pero debían seguir adelante.
Iban a seguir juntos hasta separarse en Ciudad Azafrán, donde el experto en insectos tomaría un atajo por el Túnel Diglett para llegar más rápido a su destino.
Pinsir se quedó fuera de su pokéball para ayudar a su entrenador a cargar unos cuantos frascos, mientras que Red mantuvo fuera a Eevee y a Paras.
— ¿Por qué quieres adentrarte en la cueva de la Bruja Psíquica? — preguntó Bugsy, poniendo una voz tétrica para intentar asustar a Red.
— Por curiosidad, más que nada — respondió — He escuchado su voz en mi cabeza un par de veces, pero quiero evidenciar más de sus poderes peculiares, no sé cómo explicarlo.
— Creo que conozco ese sentimiento, también me pasa cuando investigo a los pokémon insecto, sus hábitats, movimientos, tu sabes — explicó el joven, ingresando junto a Red a la capital de Kanto — ¡El sentido de investigación es muy atrayente, descubrir cosas de forma empírica!
No les tomó mucho llegar a Ciudad Azafrán, sintiendo el contraste entre la naturaleza de la ruta 7 y el urbanismo que proporcionaba la gran ciudad habiendo varios transeúntes por las calles, pero no al mismo nivel que en Ciudad Azulona.
Red entendía lo que Bugsy trataba de decirle, era completamente lo que sintió al experimentar por primera vez los poderes de Sabrina. Tal vez se debía a que ambos compartían el hecho de tener padres en el área de la ciencia.
No estaba en sus planes combatir con ella por el momento, sólo quería indagar más en los poderes que había demostrado y los que conocía únicamente por rumores, cómo la creación de ilusiones.
Conocía por medio de algunos libros que había personas en el mundo que desarrollaban habilidades psíquicas, tales como doblar cucharas, levitar pequeños objetos o desarrollar un sexto sentido leve.
Sin embargo, las habilidades que Sabrina había demostrado podía decirse que estaban a otro nivel, hablar telepáticamente por un largo alcance era algo de lo cual no había leído y no había registro alguno.
— Aunque también debes tener cuidado — advirtió el joven de Johto — ya sabes lo que dicen, la curiosidad mató al Meowth — causando que Red se riera.
Pudieron visualizar el gran edificio de la Silph S.A., siendo el más característico de todos, pero Red notó que había menos gente circulando por sus alrededores que las veces pasadas.
— Aquí es mi parada — deteniéndose junto a su Pinsir, girando en dirección a la calle que daba a la ruta 6.
— Muchas gracias por todo, Bugsy — extendiendo su mano derecha para despedirse, con Eevee y Paras imitando su acción.
— No tienes que agradecer, fue un viaje muy divertido — estrechando la mano de Red con dificultad, evitando que sus frascos caigan al suelo — Te deseo mucha suerte en la Liga Pokémon, espero que logres pelear contra Green y ganarle.
— Jejeje gracias, suerte con tu investigación, estaré ansioso de leerla — acomodando su gorra — futuro líder de gimnasio.
Bugsy simplemente sonrió antes de marcharse junto a Pinsir, pero se detuvo de lleno, casi tirando sus frascos siendo auxiliado por su pokémon insecto.
— Casi lo olvidaba, ¡La próxima vez sucumbirás ante mis insectos! — gritó emocionado de querer tener otro combate con el chico de Pueblo Paleta.
Red sonrió y extendió su mano derecha en señal de aprobación, viendo que Bugsy se alegró y continuó con su camino en dirección sur, por lo que también siguió con el suyo.
Estaba agradecido con el chico de Johto, no se esperaba que aquel joven extraño que se encontró en el Bosque Verde le haya sido de tanta ayuda, volviéndose un buen amigo.
Al avanzar por la calle que daba con la ruta 5 no sólo podía divisar el gimnasio, sino también el anterior de la ciudad, el Dojo Karate. Apretó los puños al recordar el entrenamiento que tuvo que realizar junto a Primeape con el Maestro Koichi, todavía llevando puesto los guantes negros que le había regalado.
— Los visitaré más tarde — pensó recordando a la familia de Koichi, y de que ahora era un alumno más en el dojo.
Le resultaba extraño que pese a acercarse al gimnasio, no había señales de la voz de Sabrina en su mente. No percibía ninguna advertencia de que no era el momento apropiado para ingresar.
— ¿Quizás ahora es el momento? — pensó.
Ahora estaba frente a él, más grande que el dojo, pero sintiéndose como un edificio frío por su arquitectura cuadrada y sus colores grises, teniendo el símbolo de gimnasio en el dintel de la puerta.
Tomó bastante aire en un largo respiro que liberó para tratar de calmarse un poco. Desconocía por completo lo que había al interior del gimnasio, y cuál iba a ser su temática en función al tipo de la líder.
El gimnasio de Brock tenía un terreno rocoso, el de Misty una piscina donde se enseñaba a nadar, el de Blue Marker funcionaba como museo y embajada de Unova en Kanto, y en el de Erika se realizaban y exponían arreglos florales.
Todos en sí guardaban un vínculo con alguna característica y dedicación del líder de gimnasio, y a la vez con su tipo.
— ¿A qué se dedicará Sabrina? — pensó a lo que ingresaba en el recinto.
En el interior descubrió algo bastante curioso y que lo tomó por sorpresa. Era un laberinto de espejos, similar a las atracciones de los parques de diversiones.
Había un largo pasillo que parecía no tener límite siendo iluminado por luces blancas en las esquinas superiores, con las paredes recubiertas por múltiples espejos.
Eevee se bajó por un momento para jugar con uno de sus reflejos, gruñendo un poco y moviendo la cola en señal de diversión causándole gracia a su entrenador.
— Vamos Eevee — palpando su hombro a lo que su pokémon se subió de inmediato.
Comenzó a caminar con cuidado de no chocar con algún espejo, extendiendo sus brazos al frente.
Se sentía un poco incómodo de estar rodeado por varios de sus reflejos, que poco a poco dejaban de ser exactos y comenzaban a deformarse. Con cada paso los espejos iban desfigurando y retorciendo su apariencia física, estirando sus dedos, achatando su cabeza u oscureciendo sus ojos.
Volviéndolo un monstruo.
Sentía una brisa helada que golpeaba su cuerpo, qué obligó a Eevee a buscar resguardo y calor dentro de su chaqueta.
De pronto, Red se volteó al sentir unos pasos detrás de él, mas no había nada, ni la presencia de un humano o de algún pokémon.
— ¡Auch! — se quejó al chocar contra un espejo y caer al suelo.
Se suponía que al frente seguía habiendo camino por recorrer, pero de la nada había aparecido un espejo.
¿O no?
— Qué extraño — pensó mientras se levantaba y frotaba la frente.
El camino por el cual había ingresado desapareció, quedando sólo un camino que podía tomar y que estaba a su derecha.
Lo único en lo que podía pensar era que los espejos en el gimnasio causaban una sensación de ilusión y confusión visual. Lo cual encajaba con Sabrina, que según rumores podía crear ilusiones.
De cualquier forma no podía permanecer quieto por más que todo le resultará extraño, debía seguir en movimiento para encontrar a la líder en ese laberinto.
A medida que avanzaba volvía a sentir pasos detrás suyo, sin embargo, cada que se detenía los pasos también lo hacían. Ni Paras ni Eevee sentían que algo andaba mal, salvo la baja temperatura que los obligaba a acurrucarse en su entrenador.
— Tal vez sea otro tipo de ilusión — pensó, tratando de ignorar los pasos y asociando el ruido a una ilusión auditiva.
Debía permanecer centrado y sin dejarse llevar por las distracciones externas que jugaban con sus sentidos.
Caminó un poco más hasta que se encontró con una intersección, quedando frente a un espejo diferente a los otros al ser completamente oscuro.
Se acercó para ver si se podía reflejar, notando que una imagen se estaba comenzando a visualizar en el cristal, mas no era su reflejo.
— ¿Qué es esto? —
En el interior del espejo se podía ver un paisaje montañoso, con una extensa tormenta de nieve que cubría todo de blanco.
Dicha imagen se veía demasiado real, como si se tratase de una ventana a tal punto que Red podía sentir el frío que proyectaba la tormenta y el sonido del viento.
— ¿Otra ilusión? — pensó tocando el cristal para comprobar que se trataba de un espejo, pero debió apartarse un poco por la sensación helada en su piel.
Sin duda debía tratarse de alguna habilidad de Sabrina, era increíble que todos sus sentidos cayeran ante tal creación.
A lo lejos de la imagen podía ver siluetas en movimiento, que iban acercándose a él distinguiéndose poco a poco.
Un poderoso rayo provocó un gran estruendo, siendo causado por un Pikachu que estaba peleando con un Charizard. El pokémon de fuego esquivaba los ataques eléctricos a duras penas por culpa del clima.
"¡Lanzallamas!" ordenó el entrenador de Charizard.
Una batalla común y corriente ante los ojos de Red, nada fuera de este mundo. No obstante, ese pensamiento cambió una vez se mostró uno de los dos entrenadores.
El entrenador del Charizard hizo acto de presencia saltando del lomo de su pokémon. Vestía con ropa abrigada de tonalidades grises y marrones, su cabello era café anaranjado con unos ojos verdes que proyectaban una mirada seria y muy fría.
Junto a él apareció otro pokémon, un Electabuzz que tenía un aspecto cansado con algunas leves quemaduras en sus antebrazos.
Del mismo modo, el Charizard presentaba profundas marcas de garras en las zonas del cuello y el hocico.
Red estaba confundido al ver a ese entrenador. No tenía una apariencia ni voz, pero algunas de las cualidades del sujeto al otro lado del espejo le recordaban a su amigo y rival.
"¡Green!" gritó el entrenador de Pikachu, acercándose con su pokémon en su hombro.
El otro individuo había llegado a la escena de combate, estando acompañado también por un Hitmonlee.
Llevaba puesto una chaqueta roja, tenía los ojos rojos y el cabello café oscuro que estaba cubierto por una gorra roja con detalles blancos.
No entendía muy bien la escena frente a él, pero dicha ilusión en sus palabras lo tenía a él y a Green en medio de un combate. Pero por más que intentará darle un sentido, no podía hacerlo.
¿Qué significaba todo eso?, ¿Por qué se veían tan diferentes?
Era él y a la vez no, era Green y a la vez no. Estaba desconcertado, viendo como ambos sujetos se preparaban para continuar con su combate en ese territorio hostil.
Todo era cómo una obra de teatro, cómo si ambos estuvieran siendo interpretados de alguna forma por dobles.
No articulaban ni una sola palabra, mantenían sus miradas en el otro con el sonido del viento y la tormenta de nieve de fondo.
Red no lo había notado, pero ambos presentaban ligeros raspones y heridas en el rostro y manos, como si hubiesen tenido algún pleito previo.
"No es muy tarde para detener todo esto, Green." dijo el entrenador de ojos rojos, acomodando su gorra.
Pikachu y Hitmonlee se alistaban para pelear, atentos a las órdenes que su entrenador iba a darles.
Se veían cansados, pero en sus rostros se vislumbraba una determinación a no rendirse.
El otro entrenador por su lado mantenía la calma, mirando detenidamente al otro entrenador, seguido de ver a su par de pokémon.
"Lo siento Red, pero debe de ser así." cerró sus ojos por un momento. "Eres un estorbo en mi camino, al igual que lo fueron Lance y Cynthia."
La escena comenzó a desvanecerse, empezando a mostrar el reflejo confundido de Red. Lo último que alcanzó a ver fue a sus versiones ilusorias retomando el combate.
— ¿Estorbo en su camino? — repitió las palabras que el Green ilusorio había utilizado.
Algo que el real jamás utilizaría con él.
Los nombres de Lance y Cynthia si los conocía de alguna forma. El primero al ser el miembro más fuerte del Alto Mando de Kanto, mientras que la segunda era la actual campeona de la región de Sinnoh.
Lo que sabía sobre ella era que tenía su misma edad, y que se había vuelto campeona a la corta edad de 12 años siendo una entrenadora excepcional, con un gran conocimiento arqueológico de su región natal.
¿Qué relación tenían ellos con Green y él?, ¿Qué significaba esa ilusión?, ¿Por qué el espejo le mostró eso?
Su mente tenía fresca la idea de combatir contra Green. Tal vez se debía a eso, aunque no entendía porque se veían tan diferentes a cómo eran en realidad.
— No lo entiendo — pensó.
— ¿Vienes por conocimiento? — preguntó una voz femenina detrás de él.
Al voltearse se encontró con unos ojos morados que lo observaban desde las sombras del laberinto. Se acercó poco a poco para revelar su identidad, siendo un espécimen femenino de Espeon.
— ¿Vienes por conocimiento? — volvió a preguntar el pokémon.
Eevee se sacudió saltando de la chaqueta de Red al detectar la presencia del pokémon psíquico, viendo con emoción a su forma evolucionada.
— Conocimiento — agitando su cabeza un poco — Eh… si, sólo vine aquí para hablar con Sabrina, me gustaría hacerle algunas preguntas si es posible, estoy un poco confundido.
El pokémon psíquico acarició con su pata la cabeza de Eevee, para luego dirigirse al entrenador.
— La maestra se encuentra meditando en estos momentos — explicó el pokémon por medio de telepatía, cerrando los ojos momentáneamente — pero, no hay problema en que la puedas ver.
Empezó a caminar tomando un camino a la derecha.
— Por aquí —
Red junto a Eevee siguieron a la enigmática pokémon de tipo psíquico, con Eevee adelantándose para estar un poco más cerca de una de sus posibles evoluciones.
No era extraño que Espeon pudiese comunicarse por telepatía, ya que era de conocimiento general el hecho de que los pokémon de tipo psíquico podían llegar a comunicarse usando el lenguaje humano. Más viniendo de uno cuya entrenadora era conocida por tener grandes poderes, siendo llamada maestra por su pokémon.
De cualquier forma, eso no era lo más extraño que había experimentado en el gimnasio por el momento.
Debía averiguar que había sido todo lo que aconteció, debía tener alguna explicación, algo que ver con los poderes de Sabrina. Debía investigar más al respecto y el primer contacto con la líder era fundamental.
Al ir avanzando y siguiendo a Espeon, la cual se movía con elegancia y sin chocar, miraba los espejos a su alrededor tratando de ver si había alguno que fuese similar al anterior. Sin embargo, todo lo que hacían era mostrar su reflejo, tal cual lo haría un espejo normal.
También veía con curiosidad y gracia como su pokémon trataba de deambular a la par de Espeon, pensando un poco en cuál de las ocho evoluciones escogería su pokémon.
Continuó avanzando, siguiendo al pokémon psíquico mientras trataba de ordenar sus pensamientos y sus ideas.
Todas las respuestas que pensaba guardaban relación con conceptos que de alguna forma su mente podía procesar e interpretar, así como las dimensiones y sonidos que los humanos podían percibir eran limitadas en comparación a otras criaturas.
La respuesta iba más allá de algún razonamiento lógico y alcance en la manera que veía el mundo, teniendo una conexión con la líder de gimnasio y sus poderes psíquicos.
Inclusive sospechaba un poco del gimnasio, que podía guardar algo ajeno a la propia Sabrina.
— Este lugar no es lo que parece — comentó Espeon, leyendo la mente de Red.
Se sintió nervioso tanto por la acción del pokémon como por su comentario.
Bajo esa premisa debía haber una relación entre los poderes de Sabrina y las anomalías del lugar.
Tal vez lo que vio a través del espejo no era producto de la líder, sino del gimnasio en sí.
Tal vez.
— Es aquí —
El pokémon se sentó como un can obediente inclinando su cabeza a modo de reverencia, siendo imitado por Eevee.
Llegaron a un amplio cuarto circular lleno de espejos que tapizaban las paredes. En medio había una gran esfera de color jade que se mantenía flotando y en constante rotación.
— Maestra, lo he traído —
La esfera se iluminó ligeramente de una tonalidad rosada, mostrando por un instante una silueta de forma indefinida.
Red trago saliva, sentía la atmósfera pesada al contemplar el objeto flotando frente a él. No podía describir con exactitud qué era esa cosa, pero había algo en esa esfera que emanaba un gran poder y que lo tenía muy nervioso.
Se sentía como un pequeño Rattata siendo acechado por un Persian, percibiendo la presencia de su depredador y sabiendo que no podía hacer nada para cambiar su fatídico destino.
Estaba tan nervioso que no se había percatado de la presencia de otro pokémon en la habitación, siendo un pequeño Mime Jr. que estaba meditando debajo de la gran esfera jade rotatoria.
— Adelante —
Espeon lo empujo levemente con sus poderes haciendo que avanzara un poco junto a Eevee, quedando más cerca del objeto flotante y del pequeño pokémon mimo.
Volvió a producirse un destello rosado, mostrando esta vez la silueta de una persona meditando en su interior. Mime Jr. dejó de hacerlo para ir a donde Red, saludando e indicando que se sentará.
El entrenador obedeció sentándose en el piso siendo copiado por Eevee, confundido por el actuar del pokémon bebé, quien se apartó para dirigirse donde estaba Espeon y sentarse junto a ella.
— Red Augur —
Escuchó cómo una voz femenina pronunciaba su nombre proveniente de la esfera, poniéndolo nervioso. Se sentía bastante fría y cortante, como un murmullo lleno de fatiga.
Suponía que en el interior se encontraba la líder, desconociendo la razón.
También sentía como Paras temblaba ligeramente sobre su cabeza, sintiéndose asustado y nervioso de lo que sea que fuera ese objeto. Eevee de igual forma estaba nervioso, teniendo su pelaje erizado con la cabeza agachada para luego volver a buscar refugio dentro de la chaqueta de su entrenador.
— Eres una persona interesante, Red Augur — dijo la voz — Has llegado en el momento correcto, tal y cómo había visto.
Momento.
Por inercia Red movió su mano a las pokéballs de Primeape y Charmeleon, deteniéndose de lleno al sentir una presión sobre su brazo.
La curiosidad mató al Meowth.
Inconscientemente había tomado el comentario de Sabrina como una confirmación de combate, no estando preparado para ser un oponente a su altura y con la certeza de ganarle, pero su instinto de entrenador y supervivencia por la amenaza lo instaron a que debía combatir.
Aún así, una ligera presión lo había detenido, cómo un agarre que desapareció al despejar de su mente la idea de pelear con Sabrina.
— Es el momento, pero no para nuestro combate, sino para que me brindes tu ayuda —
¿Ayuda?, ¿En qué podía ayudarle a Sabrina?
— Espere el momento propicio para que vinieras —otro destellos rosado surgió de la esfera de constante rotación, volviendo a mostrar una silueta incomprensible sin forma — Necesito que recuperes un objeto valioso para mí. Un libro, "La Teoría del Todo" de Mohn Levy.
Ese nombre resonó en la cabeza de Red, lo había leído en alguna parte.
Mohn Levy.
Un cosmólogo que se asentó en la región de Alola, fundando la organización conocida como Fundación Æther junto a su esposa.
En el año 2004 se había reportado su desaparición bajo extrañas circunstancias no compartidas con claridad al público, siendo un caso que no se pudo resolver y que quedó abierto hasta la actualidad.
Varios rumores se generaron en torno a su desaparición, en especial uno que decía que antes de desaparecer, Mohn había escrito un libro recopilando todo lo que había investigado y lo que había descubierto en Alola y el resto de sus viajes por el mundo.
"La Teoría del Todo", se decía que en su interior se encontraba la respuesta a todas las interrogantes que el ser humano desconocía del universo.
Si lo que decía Sabrina era verdad, entonces el libro sí existía y era la clave para entender en completitud toda la existencia, tanto observable como en su totalidad.
¿Por qué razón ella quería ese libro exactamente?
— Su única copia yace en la Mansión Pokémon, ubicada en la Isla Canela —
Un simple mito de la comunidad científica, algo risible y de carácter más de chisme sensacionalista que nadie tomaba en serio, ahora estaba siendo confirmada su existencia por la líder.
— Tendrás un combate conmigo, y te daré las respuestas a todas las incertidumbres que tienes y anhelas, si me ayudas —
Si la ayudaba.
Viendo lo que Sabrina le ofrecía, debía aceptar el trato si o si.
Tenía que ganarle en un combate para obtener su medalla y participar en la Liga Pokémon, todo con el fin de poder tener su revancha contra Green en lo más alto.
No debía permitir qué las dudas ni el miedo se interpusieran en su objetivo otra vez. Si quería lograrlo, debía aceptar el trato sin pensarlo demasiado.
Además, lo otro tentativo que le ofrecía era conocimiento, respuestas a todas las incertidumbres que se generaron en ese lugar si cumplía con la entrega del libro.
Saber más acerca de los poderes de la chica, qué fue lo que vio a través del espejo y su significado, qué era Sabrina en realidad y qué secretos escondía el gimnasio.
— Entonces, ¿Tenemos un trato, Red Augur? — la esfera detuvo su rotación.
La atmósfera perdió la tensión y pesadez que anteriormente se había generado, siendo reemplazado por un silencio que se formó entre las dos partes. La entidad flotante no decía nada y Red no articulaba ni generaba ningún pensamiento.
— Es un trato — dijo Red, rompiendo el silencio.
La esfera volvió a rotar, creando otro destello rosado para mostrar en breve la silueta de una mujer.
— Es un trato entonces, Red Augur —
Red sintió una punzada en la mano izquierda qué lo hizo arrodillarse por el dolor, sintiéndose como una quemadura de primer grado que ardía con el roce de la tela de su guante.
Levantó la cabeza para ver la esfera, asombrándose al ver que el objeto se abrió frente a él, revelándose como un enorme ojo con un iris rojo que lo miraba detenidamente.
Eso lo había impactado, no teniendo palabras para describir lo que estaba aconteciendo encima de él, sólo mantenía la compostura evitando cualquier movimiento brusco por lo amenazante que se veía ese ojo viéndolo fijamente y sin pestañear.
— De ahora en adelante todo dependerá exclusivamente de ti —
Luego de escuchar ser pronunciadas esas palabras, Red sintió como era empujado bruscamente hacía atrás, siendo llevado en una perfecta línea recta hasta la salida del gimnasio.
— ¿Eh? —
Todo había sido tan rápido que no le dio el tiempo suficiente para asimilar lo último que había sucedido, estando ahora tirado en el suelo frente al gimnasio.
Parpadeó un par de veces, viendo desde su posición el símbolo del gimnasio en el dintel de la puerta y a sus pokémon Eevee y Paras preocupados por él.
¿Fue una ilusión?
Estaba un poco abrumado por lo que había experimentado, levantándose un poco mareado para esclarecer las cosas que pasaban por su mente.
De ahora en adelante todo dependerá exclusivamente de ti.
Estaba todo detallado en su cabeza, todo lo que había visto desde que ingreso al gimnasio, pero no tenía en claro que cosas fueron reales y cuales simples ilusiones creadas por Sabrina.
¿Qué fue real y qué fue una ilusión?
Lo último debía tratarse de una ilusión, tal vez algo que creó la líder para asombrarlo y que mantuviera fija en su mente el trato que hicieron de recuperar el libro.
De pronto, sintió una comezón en su mano izquierda que lo obligó a retirar su guante para rascarse y ver mejor porque antes había sentido dolor en esa zona, quedando atónito y con su mano temblando.
— ¿Qué es esto? — pensó, viendo la marca de un ojo en la palma de su mano.
Continuará.
Lunarium98: Quise hacer una amalgama de distintos aspectos de Anabel, más que nada para adaptarla al universo RedGreen, y lo de aproximado fue algo de uso pretencioso(? inserte emoji de lentes.
nadaoriginal: La elegí como su "mentora" porque no veía mucho a Looker como un tutor serio, o que fuese un profesional en la palabra.
