Capítulo 26: Combate al Futuro
Ciudad Azafrán, Kanto, 7 de noviembre de 2008.
Red permanecía sentado frente al gimnasio de Sabrina, viendo atónito la marca de ojo que se había generado en su mano izquierda.
— ¿Qué es esto? — preguntó Red para sí mismo palpando la marca con su otra mano.
No sabía si era real lo que estaba viendo, ya que no podía sentirla como una textura diferente. No era cómo un tatuaje o cómo una marca, era como su propia piel.
Es un trato entonces, Red Augur.
Las palabras de Sabrina resonaron en su cabeza, conectando lo qué estaba atestiguando con el trato qué hizo con la líder de gimnasio. Le dolía un poco la cabeza y seguía algo confundido por todo lo que había acontecido, sin saber exactamente que fue real y que fue una ilusión.
— ¿Red? — preguntó una voz conocida por el mencionado.
— Blue, ¿Qué haces aquí? — preguntó el entrenador levantándose del suelo — Ya nos habíamos separado. — dijo en broma mientras Eevee se subía en su hombro y Paras en su cabeza.
— Surgió algo. — dijo la chica con seriedad — Algo que necesito que hagas con respecto al pequeñín.
Blue estaba cargando a Cubone, el cuál mantenía su mirada dirigida en Red y sus pokémon.
— ¿Qué es lo que tiene este pequeño? — preguntó el entrenador, sin entender lo que su amiga estaba tratando de decir.
Blue pensaba en las palabras correctas para poder expresarse, sin revelar información de la Agente Anabel.
— Quiere volverse fuerte, quiere poder pelear. — comenzó a decir Blue — Pero no conseguirá eso si sigue conmigo, nuestros caminos tomarán rumbos diferentes a partir de ahora. — mirando a Cubone.
— Creo entender lo que me estás tratando de decir. — dijo Red rascando su cabeza — ¿Estás segura de querer encomendarme a Cubone?, los dos han forjado un vínculo qué no sé si sea buena idea cortar.
— Contigo se sentirá seguro, ha visto los combates qué tú y tus pokémon han tenido. — contestó Blue — Se qué estará en buenas manos. — acarició la cabeza de Cubone.
Cubone había cambiado su actitud ligeramente cuando Blue lo había encontrado, seguía manteniendo las cicatrices emocionales del fatídico día en qué perdió a su madre, pero también estaba dispuesto a avanzar y a querer volverse más fuerte para poder combatir el futuro.
— Está bien, si tú confías en mí no puedo decepcionarte. — dijo Red, también acariciando la cabeza de Cubone.
El pokémon de tipo tierra no se resistía a los actos de afecto de los humanos, ya no mostrando una faceta hostil y fría, o por lo menos no con Red y Blue.
— Entonces, te lo encargo. — dijo la chica entregando a Cubone a su amigo.
Red sacó de su mochila una pokéball para acercarla al pokémon solitario, quien tocó el pequeño objeto bicolor con su hueso para ser atrapado por ella.
La pokéball se movió por unos segundos en las manos de Red, hasta que finalmente se detuvo confirmando qué Cubone pasaba a ser del equipo del entrenador de Pueblo Paleta.
— Te lo encargo. — dijo Blue viendo con alegría, pero algo de tristeza la pokéball de pequeñín — Ahora debo irme, cuídate.
— Tu también, estoy seguro de que nos volveremos a encontrar muy pronto. — dijo Red bromeando por la situación de siempre encontrarse con su amiga.
El entrenador de ojos rojos veía como su amiga se alejaba por las calles de Ciudad Azafrán, para a continuación ver el Dojo Karate a un lado del Gimnasio Pokémon de la líder Sabrina.
— Bueno, supongo que le daré una pequeña visita al Maestro Koichi y su familia. — dijo Red a Eevee y a Paras — También tenemos que darle la bienvenida a Cubone, qué no se nos olvide.
X-X-X
Blue ingresó al Centro Pokémon con bastante naturalidad, tal y como le había indicado Anabel. No parecía qué nadie la hubiese seguido, no habiendo sentido alguna presencia extraña de algún humano teniéndola en la mira.
Camino por los pasillos de las habitaciones del lugar, buscando el cuarto n23. Al ingresar vio a la agente Anabel leyendo un libro sentada sobre un sillón. Su mirada reflejaba tranquilidad, cómo si supiera qué todo estaría bien y bajo control.
— ¿Cómo te fue? — preguntó la agente, cerrando el libro para ir por una mochila negra que se encontraba debajo de la cama de la habitación.
— Bien, me siento un poco triste por alejarme de él, pero sé qué es lo correcto. — contestó Blue.
— Se qué sientes eso, y yo también lo creo. — dijo la agente dándole la mochila a Leaf — Nos habíamos quedado pendientes con eso.
En el interior de la mochila había unas ropas negras y azules, sumado a uno que otro aparato tecnológico desconocido para Leaf.
— Necesito que te pongas al corriente de la situación actual del caso. — comentó Anabel para volver a sentarse en el sillón — Una parte es información que deduzco que Looker ya te proporcionó, pero aun así estimo necesario que lo vuelvas a escuchar.
Blue simplemente asintió con la cabeza en señal de que estaba lista para recibir toda la información.
— En líneas generales una organización criminal está operando en la región, teniendo a la Silph S.A. como un medio para lavar dinero, y un porcentaje de sus ingresos va destinado a una división desconocida inconexa al círculo de comercio mundial. — comenzó a relatar Anabel — Además, dentro de sus actos delictivos está el robo y clonación de tecnología científica para fines sin especificación.
Blue asintió, recordando todo lo que había hablado con el Agente Looker en Ciudad Celeste, siendo una síntesis de todo lo dialogado en relación con la Silph S.A. y al robo de tecnología en casa de Bill en Cabo Celeste.
— Entre la tecnología robada tenemos la máquina de teletransportación de Bill e información del Proyecto Génesis del Profesor Fuji, sumado a su desaparición en Pueblo Lavanda. — agregó Anabel.
Otra vez información que Blue conocía y que hasta había experimentado, recordando cuando unos sospechosos irrumpieron en la propiedad de Bill, donde ella y Red tuvieron que detenerlos a toda costa. Además recordaba el hallazgo del cadáver de Marowak en la casa de Pueblo Lavanda, causando un leve escalofrío al recordar la experiencia.
— ¿Todo bien hasta este punto? — preguntó Anabel.
— Sí, todo claro. — respondió Leaf.
— Muy bien, lo que nos conlleva al atracó del Casino Rocket en Ciudad Azulona. — agregó la agente, nueva información donde Leaf no conocía a fondo todo lo que había sucedido — Habíamos estado investigando ese lugar por el lavado de dinero que se había cometido ahí, y para nuestra sorpresa también descubrimos piezas de tecnología clonada de Bill.
— ¿Hay evidencia de que exista una conexión entre el Casino Rocket y Silph S.A.? — preguntó Blue, curiosa de saber si existía una conexión que comprobase las acciones criminales de la organización de Kanto.
— Negativo, todos los registros digitales fueron borrados cuando llegaron nuestros agentes. — respondió Anabel — Además, todos los trabajadores del casino se suicidaron en masa con píldoras letales.
Leaf volvió a sentir otro escalofrío recordando al sujeto que se suicidó en Ciudad Celeste en medio de la calle. Conocía todo el peso psicológico qué consistía en llevar esa clase de medicamento, siendo el último recurso que usaban los soldados para evitar soltar información valiosa al enemigo.
Eso decía mucho de la persona que estaba al mando de toda esa operación, alguien lo suficientemente intimidante y poderoso capaz de generar una presión enorme en todos sus trabajadores.
— Prefieren morir a traicionarlo y pagar las consecuencias. — pensó Leaf tragando saliva.
— Dado a la alta influencia qué tiene este "Rey de Diamantes" en sus subordinados, asumimos qué le precede un estatus de poder, lo qué lo vincularía perfectamente con el perfil de CEO de Silph S.A. — argumentó la agente.
— El Agente Looker había dicho que el actual sujeto que se encontraba en la cima de la compañía era sólo un "peón". — comentó Leaf recordando lo hablado con el agente en su primer encuentro.
— Esa es una conclusión que llegamos gracias a la información de nuestra fuente anónima. — dijo Anabel buscando algo entre sus múltiples artefactos — Looker no lo sabe, pero logré dar con la identidad del informante anónimo.
La agente le entregó a la chica una fotografía donde se vía un sujeto de cabello y barba de color morado, con los ojos de color negro con una expresión de holgazán.
— Su nombre es Petrel, se perfilaba como un trabajador de Silph S.A., se comunicó meses atrás para acusar a la compañía de lavado de dinero sumado a un traspaso ilegal de fondos. — comentó la agente de pelo morado a la muchacha — Según él, se sentía frustrado de no poder ascender de cargo en las operaciones, por eso decidió traicionarlos.
— Pero el informante desapareció. — citó Leaf lo que Looker le había contado.
— Exacto, lo último que sabemos es que el CEO de Silph S.A. se reunirá con un socio internacional de manera presencial el domingo 9 de noviembre en Ciudad Azafrán. — agregó Anabel revisando unos archivos — Es aquí donde tú entras en acción.
El comentario de la agente hizo que Leaf se disociara momentáneamente de la realidad.
— ¿Yo?, ¿Una misión? — preguntó la chica de Pueblo Paleta con sentimientos de confusión y emoción que se combinaban en su cabeza.
— No precisamente tú, sino alguno de tus pokémon. — comentó Anabel desplegando el plano del edificio de la Silph S.A. en el suelo de la habitación — Parte del trabajo de un agente de la Policía Internacional es la infiltración, conocer cada rincón del territorio.
Leaf analizaba los planos que Anabel había desplegado, viendo que el edificio poseía 11 niveles y notando como estaban marcadas todas las cámaras y recorrido de los guardias de seguridad.
— El objetivo es infiltrarse hasta el último nivel e interceptar la reunión del CEO con su socio. — explicó Anabel.
— ¿No podría utilizarse algún pokémon fantasma y que se haga intangible en la habitación? — preguntó Leaf cómo una alternativa.
— Lamentablemente los niveles superiores cuentan con un sistema de seguridad derivado del Visor Silph, que detecta la presencia de los pokémon de tipo fantasma. — respondió la agente.
— Supongo que el edificio también cuenta con algún sistema que detecte todas las señales de comunicación externas. — agregó Leaf viendo los planos, en concreto del sistema de ventilación — ¿Cómo será posible utilizar dispositivos de comunicación para interceptar y compilar la reunión?
— Buena pregunta, para eso utilizaremos esto. — Anabel sacó un dispositivo similar a un ladrillo de metal — Esto era utilizado durante la guerra en 1984, los sensores digitales no lo van a detectar ni a causar interferencia alguna.
La chica revisó el aparato, siendo ante sus ojos algo sacado de la casa de su abuelo. Era un grabador de cassette, el cuál tenía una serie de botones y una parte disponible para introducir el cassette.
— Ninguno de mis pokémon es lo suficientemente pequeño para desplazarse por los ductos de ventilación, y los demás agentes siguen en el Casino Rocket confiscando la tecnología robada. — dijo la agente — Necesito que me muestres a tu equipo nuevamente.
Leaf asintió, sacando sus cuatro esferas bicolores.
— Salgan. — dijo la entrenadora liberando a su equipo.
Venus, Sparker, Otto y Kitty se acomodaron en la habitación del centro pokémon, con ellos notando que no se encontraba Cubone con su entrenadora.
— El pequeñín ahora está con Red, me da mucha pena, pero es lo mejor para él. — dijo Leaf a su equipo, los cuales asintieron ante lo dicho por ella — Dada las dimensiones de los ductos de ventilación, tanto Sparker como Kitty serían buenas opciones para que puedan ingresar.
— Mmm… Yo me iría por Meowth, el Pikachu lo encuentro un poquito gordo. — dijo Anabel siendo un fuerte golpe para Sparker, quien quedó en shock por el comentario gratuito de la agente — Mañana en la mañana pondremos en práctica todo lo necesario para que la misión salga a la perfección.
Leaf asintió al notar que ya había oscurecido y tenía que descansar al igual que su equipo por todo lo que estaba por suceder.
— Tú puedes utilizar esta habitación, yo me encontraré en la n24 ante cualquier situación. — dijo Anabel retirándose del cuarto con su Mismagius que apareció de la nada detrás de su entrenadora — Qué descanses.
— ¿Dónde se encontraba? — pensó Leaf al ver que ni ella ni sus pokémon habían sentido la presencia del pokémon de la agente.
X-X-X
Leaf permaneció acostada mirando a la pared, habían pasado un par de horas desde que Anabel se retiró de la habitación para que pudiera descansar, sin embargo, era lo último que estaba pasando por su cabeza.
Sparker y Kitty estaban durmiendo a los pies de la cama, mientras que Venus y Otto descansaban en el suelo cercano a su entrenadora.
Ella era la única que no podía dormir en plenitud, el sentimiento de ansiedad no le dejaba descansar del todo y jugaba con su mente sumado a sus expectativas por su misión.
No sentía verdadero miedo dado a que se encontraba en compañía de una agente experimentada, sino que sentía que tenía que mejorar algunas aptitudes suyas para poder estar a la altura de una agente de la Policía Internacional. Ella misma iba poniendo presión a su propia mente.
— Creo que caminaré un poco. — pensó Blue mientras se levantaba con cuidado de la cama para no despertar a su equipo pokémon.
Sonrió al verlos dormir con tanta calma a diferencia de ella. Tenían una gran confianza y fe ciega en ella, era su entrenadora después de todo.
Si ellos confiaban en ella, ella podía confiar en sí misma.
Salió con cuidado de la habitación recorriendo los pasillos silenciosamente del Centro Pokémon. Todos los huéspedes descansaban, algunos que simplemente querían experimentar el viaje, otros que estaban de camino en busca de las medallas de gimnasio, y luego estaba ella. Ayudando a la P.I. a conseguir pruebas para detener a una organización criminal.
En retrospectiva había llegado bastante lejos, recordando cómo si hubiese sido ayer que estaba en la comodidad de su casa viendo su serie de detectives junto a su Bulbasaur.
— Venus. — sonrió al recordar cómo su pokémon inicial había crecido mucho durante su viaje, no pensando en que tendría un equipo constituido por cuatro pokémon.
Blue terminó por caminar hasta la sala de entrenamiento que tenía disponible el Centro Pokémon las 24 horas sin darse cuenta.
Ella era alguien consciente de sus defectos y debilidades, no tenía las habilidades de una entrenadora pokémon como su hermano, ni los conocimientos que poseía Red. Sin embargo, ella no se rendía y se encontraba en una situación que cualquiera rechazaría por lo peligroso que podía llegar a ser.
Escuchó unos pasos detrás de ella, viendo que se trataba de su equipo pokémon. Los cuatro se veían motivados, a excepción de Sparker, quien estaba acostado encima de Venus.
Leaf sabía que su equipo la apoyaría en todo, y ella tenía que retribuir ese compromiso incondicional qué le tenían a ella. Tal vez no podía brindarles un entrenamiento que los encaminará a pelear en gimnasios y con otros entrenadores, pero si podía entrenar con ellos para volverlos más fuertes y combatir todo lo que el futuro estaba dispuesto a arrojarles.
— Muy bien chicos, ¿Qué les parece si entrenamos un poco? — dijo Leaf con entusiasmo, ganando señas de aprobación por parte de sus pokémon.
La entrenadora entonces junto a sus pokémon comenzaron a tener una especie de entrenamiento poco convencional dado a que no sabía concretamente como lo hacían Red y Green.
— ¡Otto, golpe aéreo! — ordenó Leaf a su pokémon volador — ¡Venus, derribo!
Ambos pokémon colisionaron en un impacto inminente, siendo Pidgeotto quien resultó más dañado dado la diferencia de masa corporal, sin embargo, por la naturaleza de su propio y lo efectivo que era el de su oponente, Ivysaur también sufrió algo de daño.
— ¡Sparker, ataque rápido! — ordenó la chica a sus otros pokémon — ¡Kitty, usa sorpresa!
El gato y el ratón eran la otra pareja de entrenamiento, con sus ataques físicos cargados y listos para iniciar. Sparker no pudo hacer nada cuando la Meowth apareció rápidamente enfrente de él y con sus patas delanteras hizo una onda expansiva que le impidió atacar.
Dicha práctica no sólo estaba funcionando para que sus pokémon se fueran acostumbrando más a desplegar sus distintos ataques y a estar en forma, sino también para que Leaf pudiera saber cuáles eran los ataques de sus pokémon, sumado a sus fortalezas y debilidades a la hora de pelear.
— Otto, Kitty y Sparker son muy rápidos, pero Sparker es un atacante especial. — pensó la chica viendo los surtidos movimientos del pokémon roedor eléctrico — Otto y Kitty son más atacantes físicos, mientras que Venus tiene mayor defensa y ataque especial. — pensó.
Leaf estuvo bastante tiempo desplegando los diferentes movimientos de sus pokémon a lo largo del entrenamiento. Trataba de fomentar las fortalezas de su equipo unido a sus ataques, viendo defensa, ataque y velocidad de manera balanceada.
Unos aplausos irrumpieron su momento de entrenamiento, dándose la vuelta para encontrar a Anabel junto a su Mismagius. La agente de la Policía Internacional vestía su característico traje formal manteniendo una mirada tranquila, aunque con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.
— Veo que decidiste entrenar temprano. — dijo Anabel acercándose y viendo al equipo de Leaf — Todos ustedes.
— Me era difícil dormir, así que pensé en adelantarme al entrenamiento que había dicho. — comentó Leaf un poco avergonzada.
— Eso está bien, estás haciendo un buen trabajo. — dijo la agente usando su habilidad en los pokémon de la chica — ¿Quieres que te ayude a entrenar?
— ¡Me gustaría! — dijo Leaf con emoción, con sus ojos azules brillando por la idea de entrenar con Anabel.
— Muy bien, ¡Sal, Lucario! — dijo la agente tomando una de sus esferas bicolor para sacar a su pokémon.
El pokémon aura hizo acto de presencia frente a Leaf, estando en una pose de meditación con ambas patas delanteras unidas, con los ojos cerrados y sus sensores de aura alertas.
— Será el compañero perfecto para tu entrenamiento. — dijo Anabel viendo a su pokémon abriendo los ojos y volviendo a una postura más relajada — Hagamos algo, trata de derribar a Lucario de alguna manera.
— ¿Qué lo derribe? — preguntó Leaf, curiosa por la propuesta de la agente.
— Lucario es un pokémon de tipo lucha/acero, haz que tus pokémon lo muevan un poco de su posición. — explicó Anabel viendo que su pokémon tomaba una posición defensiva con los brazos cruzados — Tus cuatro pokémon pueden atacar al mismo tiempo.
— ¡¿En serio?! — exclamó la entrenadora, sintiendo una ligera emoción ante el reto de su mentora.
— Claro, aunque lo haré un poco más interesante. — dijo Anabel nuevamente viendo al pokémon aura — ¡Defensa férrea!
El cuerpo de Lucario comenzó a brillar bajo una textura metalizada, consiguiendo con eso que el pokémon aura aumentará su defensa.
Leaf trago saliva viendo lo imponente y fuerte que se veía Lucario a la espera de los movimientos de sus oponentes.
— ¿No se moverá? — preguntó Leaf.
— No lo hará, se mantendrá quieto esperando la forma en que lo moverás. — agregó Anabel, apartándose del campo de batalla para darle más libertad a la chica.
La nieta de Oak pensaba en las formas en que podía mover a Lucario, pensó inicialmente en simplemente embestir con movimientos físicos repetitivos de sus pokémon. Sin embargo, tanto los tipos como los movimientos de sus pokémon no iban a tener un efecto de tal manera que fuesen eficaces contra el pokémon de la agente.
— Sería más agotador para mis pokémon. — pensó Leaf viendo a su equipo como también que cosas del entorno podría utilizar.
La sala de entrenamiento era una gran arena de combate, con algunas pesas y máquinas de ejercicio en las esquinas, pero ninguno de esos artefactos estaba cerca de Lucario o servirían para hacer alguna estrategia.
No podía utilizar la fuerza bruta como una solución, además de ser inútil frente a un pokémon con más fuerza y defensa, debía resolver sus problemas con otra perspectiva. Debía enfocarse en resoluciones más creativas y que estuvieran a su disponibilidad.
Durante su soliloquio recordó los combates que había presenciado durante su viaje de Red y Green, recordando como el primero se enfrentó a Erika disponiendo de lo que tenía en el propio gimnasio.
— La postura de Lucario es tal que su centro de gravedad le proporciona un perfecto balance. — pensó Leaf viendo la posición del pokémon de Anabel, siendo similar a las posturas de los Hariyama qué veía en la televisión — ¿Qué pasaría sí?
La chica se preparó, viendo que todos sus pokémon estaban a la espera de sus órdenes para realizarlas al pie de la letra.
— ¡Muy bien Venus, usa bomba germen en los pies de Lucario! — ordenó Leaf.
El pokémon planta comenzó a lanzar una serie de semillas de su flor roja a los pies del pokémon tipo lucha, causando leves explosiones producto del impacto.
Anabel pensaba que la idea de la chica era desequilibrar a su pokémon atacando su punto de apoyo, pero su idea cambió una vez vio qué el suelo debajo de Lucario se encontraba de manera irregular por el ataque de Ivysaur.
— ¡Sparker, usa onda trueno! — ordenó la chica al pokémon eléctrico.
Pikachu lanzó una vibración eléctrica de sus cachetes rojos en dirección a Lucario, haciendo que el pokémon de la agente estuviera paralizado con leves descargas eléctricas recorriendo todo su cuerpo.
— ¡Kitty, usa día de pago! — ordenó la chica.
Meowth saltó soltando una serie de monedas en dirección a Lucario, con todas cayendo a sus pies. El movimiento en sí no le iba a afectar directamente, solo tenía la intención de cubrir el terreno con dinero.
— ¡Ahora Otto, usa tornado contra Lucario! —
El gran pájaro desplegó sus alas para agitarlas y generar con ellas una gran ráfaga qué se convirtió en un tornado mediano.
La corriente de aire no solo golpeó directamente a Lucario, sino que también levantó las monedas cerca de él haciendo que lo golpearan, así como también golpeaba el suelo irregular dañado por el ataque previo de Ivysaur.
Toda esa combinación de eventos sumado al estado de paralización de Lucario hicieron qué el pokémon aura moviera su pierna derecha hacia atrás, al sentir como el suelo debajo de él se desprendía y lo hacían perder el equilibrio con una sensación de parálisis.
— ¡Lo logré! — pensó Leaf emocionada, saltando junto a sus pokémon.
Anabel terminó por aplaudir nuevamente a Leaf.
— Impresionante, no dudaba en que lo pudieras hacer. — dijo la agente acercándose a su pokémon para curar su condición de estado — Aunque me sorprendió que rompieras el suelo, eso no lo vi venir.
— Jeje, gracias, estaba un poco indecisa si hacerlo o no. — comentó Leaf riendo nerviosa — Me daba miedo romper algo de aquí.
— Es algo normal que los golpes e impactos de los ataques de los pokémon terminen por dañar los campos de batalla. — agregó Anabel — Lo mismo con los gimnasios, pero gracias a esa creatividad hiciste qué Lucario se moviera.
El pokémon aura simplemente desvío la mirada al sentirse derrotado.
— Si al contrario Lucario hubiese respondido, sería una historia diferente. — dijo la agente de la P.I. — La diferencia de poder es considerable, pero la fuerza no lo es todo.
Luego de ese discurso Anabel y Leaf siguieron entrenando, focalizadas en la coordinación de velocidad y ataque, además de entrenar a Kitty en su agilidad y capacidad de no hacer ruido para que se pudiera movilizar en los ductos de ventilación de Silph S.A.
Después de un par de horas ambas chicas decidieron tomar un descanso de tanto entrenar, siendo el momento indicado en que debían alimentarse junto a sus pokémon.
Ambas se movilizaron a la sección de cafetería del Centro Pokémon, con Anabel pidiendo una malasada cubierta con miel acompañada de un té con infusión de menta. Por su parte Leaf pidió un curry picante con legumbres y un batido de bayas de la zona.
— Qué rico. — pensó la chica al ir comiendo la nueva variación de curry picante con habas incorporadas a la receta — Jamás había visto ese dulce. — señaló la comida de Anabel.
— Es una malasada, un producto típico de la región de Alola. — dijo la agente comiendo una rebanada de su esponjoso postre — No pensé encontrarlo aquí en Kanto. — comiendo con ciertos tintes de nostalgia.
— Ha habido una serie de productos extranjeros que han sido traídos a esta región. — contestó Leaf bebiendo un sorbo de su batido.
Los pokémon de las féminas también estaban alimentándose luego del arduo entrenamiento que realizaron. Lucario estaba en compañía de Venus, Otto, Sparker y Kitty.
La chica de Pueblo Paleta se sentía más relajada y segura de lo que debía hacer, estando preparada para todo lo que el mañana le iba a poner en frente.
— Por cierto, ¿Tiene alguna información referente al socio de la Silph S.A.? — preguntó Leaf de forma más disimulada para evitar ser escuchada.
Anabel hizo una pausa de comer, limpiando su boca con una servilleta.
— Si, según fuentes el socio es oriundo de la región de Galar. — dijo Anabel recibiendo una pequeña fotografía de su Mismagius para entregarla a Leaf — Es dueño de la Empresa Macrocosmos, el presidente Rose.
Continuará.
