Diferencias

Tiff estaba en otra dimensión.

Aquella era la conclusión a la que había llegado ese Kirby después de que ambos hubieran conversado un poco. Y era también lo que ella había intuido, o al menos la opción más esperanzadora que se había planteado. La otra opción era que de algún modo ella, su hermano y Tokkori hubiesen sido borrados de la memoria de todo el mundo como si nunca hubiesen existido, como ya le pasó a Escargoon una vez.

Era difícil de creer, pero de algún modo había acabado en un mundo paralelo, como las protagonistas de algunos libros que había leído. Aunque ella no tenía un par de zapatos rojos que podían devolverle a casa, y esperaba que aquel mundo no tuviese un monarca desquiciado que quisiese cortarle la cabeza.

Ah, es verdad. Dedede también existía en aquella dimensión. Y si bien, por las fotos, parecía que ese Dedede se llevaba mejor con ese Kirby, eso no significaba necesariamente que no fuera un tirano egocéntrico con mucho mal genio, justo como la reina de aquella novela (menos la parte de cortar cabezas).

En cuanto al cómo había llegado el Kirby alternativo a deducir eso, la clave no sólo había sido la obvia diferencia de edad entre ambos Kirbies, también había sido eNeMeE, aunque en ese universo lo conocían como Nightmare.

El Kirby de esa dimensión había derrotado al tirano intergaláctico hacía mucho tiempo en circunstancias totalmente diferentes. El mago de pesadillas había intentado corromper algo llamado la "Fuente de los sueños", y el rey Dedede de esa dimensión le había sellado rompiendo la Varita Estelar, condenando a cambio a todo Pop Star a no poder soñar.

—Así que tu también te dedicas a arreglar los problemas que causa Dedede— comentó Tiff cuando el Kirby alternativo terminó de contar su historia, sin poder ocultar el desdén hacia el monarca en su voz.

—¿Eh? Dedede dejó de ser la causa de los problemas hace mucho mucho tiempo, poyo— negó este, un poco enfurruñado.— Más bien, acaba siendo otra víctima de la mayoría de estos— añadió medio murmurando.

Kirby parecía ofendido por cómo había hablado Tiff del monarca, así que la niña decidió pensar en otras cosas que pudiera preguntarle acerca de esa dimensión.

Por cómo la había descrito aquel Kirby, la Fuente de los Sueños parecía ser la antítesis natural de Nightmare. ¿Por qué no existía esa fuente en su mundo? ¿Cómo había acabado la Varita Estelar siendo un objeto que sólo se podía conseguir en sueños? Quizás ese era el motivo porque el Nightmare de su dimensión había conseguido tanto poder. En lugar de la Fuente de los Sueños, todo lo que su dimensión había tenido para defenderse del villano eran los Guerreros Estelares, y ellos habían perdido la guerra que había librado contra el mago y sus creaciones.

—Si esta dimensión cuenta con la Fuente de los Sueños para protegeros, ¿entonces no existen los Guerreros Estelares?— le preguntó a Kirby.

—No lo sé. Nunca he oído hablar de ellos, pero suena a algo a lo que Meta Knight le gustaría pertenecer— comentó la bolita rosada.

—Bueno, ahí no te equivocas: él es uno en mi dimensión.

Kirby soltó una pequeña risilla orgullosa al oír aquello.

—Je, lo sabía.

—Y tú también lo eres— añadió Tiff.

—¿Pese a ser un bebé?- preguntó Kirby.-¡Que guay, poyo!

Tiff terminó de comerse el Maxi Tomate que Kirby le había dado. La verdad, no le extrañaba que fuesen la comida favorita de esa versión de su amigo. No sólo sabía mucho mejor que cualquier otro tomare que hubiese comido en su vida, sino que además totalmente se sentía rejuvenecida, como si nunca hubiese tenido fiebre. Era una pena que no existiesen en su mundo: seguro que a su Kirby le encantarían.

"Me preguntó cómo estará mi Kirby. ¿Me andará buscando? Ojalá pueda volver a casa pronto..."

El Kirby de esa dimensión le había prometido que le ayudaría a encontrar la forma de volver a casa lo antes posible. Parecía que la bolita había viajado a otros mundos y dimensiones antes y conocía a varias personas especialistas en viajes ínter-dimensionales. El joven héroe estaba convencido de que Tiff no tardaría en estar de vuelta en su hogar junto a sus amigos y familia.

Mas al pensar en reencontrarse con ellos Tiff tuvo una sensación extraña, como si se estuviese olvidando de algo importante. Algo relacionado con ese sueño que apenas podía recordar. ¿Qué era? ¿Qué se le escapaba?

—Que raro, poyo. Gooey está tardando mucho...— comentó la bolita con preocupación, interrumpiendo los pensamientos de la niña.

—¿Quién es Gooey?— preguntó Tiff intrigada.— Dijiste que cuando me encontraste estabas con él.

—Es un espíritu libre, pero cuando no está de viaje es mi compañero de habitación, poyo. Le encargué que fuera a buscar comida mientras tú te recuperabas, pero ya debería haber vuelto...

Así que en vez de con Tokkori, ese Kirby compartía su casa con ese tal Gooey. Esperaba que fuese mejor compañero que el pájaro, aunque no es que el listón estuviese muy alto.

—Puede que esté en problemas. Es un poco despistado, pero no es normal que se retrase tanto. Voy a ir a buscarle— decidió Kirby mientras se levantaba para marcharse.

—¡Espera!— le detuvo Tiff.— Quiero ir contigo. Me gustaría descubrir más cosas de este Dreamland nuevo para mi. Quizás incluso encontremos alguna pista de sobre cómo llegué aquí— le pidió.

—Bueno, si de verdad te encuentras lo bastante bien como para viajar, entonces no hay problema— respondió este con una sonrisa.— ¡Nada como una aventura para conocer mejor a alguien! ¡En especial si ese alguien en otro mundo es mi mejor amiga!

Tiff no pudo evitar sonreír ante el contagioso entusiasmo de la bolita. Esa amabilidad y dulzura, ese amor por la comida, esa bondad innata y ese deseo de aventuras... Sí, puede que ese Kirby fuese más mayor, tuviese otros amigos y hubiera vivido aventuras diferentes, pero no por ello dejaba de ser Kirby.

Y así, ambos partieron en busca del desaparecido compañero de habitación de Kirby.

El mundo que recibió a Tiff al otro lado de la puerta de la casa de Kirby era tan colorido y brillante como el de las fotos. No había sido un efecto de saturación: ese Dreamland era así de forma natural. En principio tanto brillo dañó un poco su vista, pero no tardó en acostumbrarse. Tiff se preguntó si el poder de la famosa Fuente de los Sueños era lo que hacía que todos los colores fuesen más vibrantes.

Mientras andaban, Tiff le preguntó a Kirby si Ciudad Cappy existía en aquel lugar. Este le respondió que los cappies de su mundo eran demasiado desorganizados como para construir algo así. Es más, no había ninguna gran ciudad en ese Dreamland: cada uno vivía donde quisiera como quisiera, siempre y cuando no molestase al vecino. Aquello sonaba idílico a la vez que caótico. Tiff no podía imaginarse su propio Dreamland funcionando de aquella manera.

De pronto, Kirby se detuvo en medio del camino. Tiff le miró confundida: no había nada raro en aquel lugar.

—Mira, fue aquí donde te encontramos— señaló Kirby.— ¿Ves algo que pudiera estar conectado a tu mundo?

—Para nada. Ni si quiera el paisaje es parecido— negó Tiff, un poco decepcionada. Había tenido un poco de esperanza de que encontrar el sitio donde había aparecido revelase algo.

—Mmm, igual si traigo aquí a Magolor pueda usar su magia para averiguar algo— pensó el pequeño en voz alta. A continuación, Kirby comenzó a hacer memoria de la última vez que había visto a Gooey para tratar de adivinar su ubicación:— vale, te encontramos aquí y entonces nos separamos. Yo fui rumbo a casa, mientras que Gooey se fue por allí... — Kirby se giró hacia un bosque cercano. Al reconocer el lugar, en su rostro se dibujó una expresión de desagrado:— ay, no. Ya sé porque está tardando tanto. ¡Sígueme!

Kirby salió corriendo hacia el bosque, seguido de cerca por Tiff. La bolita parecía tener muy claro donde ir en todo momento y la condujo hacia un claro en el bosque. Allí había una figura a la que Tiff conocía de sobra y otra a la que sólo había visto en las fotos de Kirby.

La primera era Whispy, el sabio manzano que en su mundo protegía el bosque que llevaba su nombre, y quien cortaba el camino por la mitad con su tronco. La segunda, era una pequeña masa de color azul y ojos saltones de cuya boca salía una larga lengua roja, dándole un aspecto un poco disparatado.

—Venga, Whispy: sólo un par de manzanas. Son para una niña enferma— oyó implorar a la masa azul.

—Por última vez, ¡no pienso darte nada! ¡No estoy de humor para compartir mi fruta con nadie!— negó el árbol.

—Pues al menos déjame pasar.

—¡No! ¡Nadie va a cruzar mi bosque hoy!— exclamó el árbol mientras extendía sus raíces para cerrar aún más el paso.

Aquel breve intercambio había bastado para indicarle a Tiff que ese Whispy no era para nada como el de su dimensión. ¡El Whispy que ella conocía jamás trataría alguien así de mal!

—Lo sabía, poyo. Ya está Whispy otra vez enfadado. A saber que bicho le ha picado esta vez— comentó Kirby exasperado, como si eso pasase a menudo.— Quédate aquí por si la cosa se pone fea:— le pidió antes de echar a correr para ponerse entre el árbol y quien Tiff intuía que era Gooey.—¡Eh, vosotros dos! ¡Dejad de discutir, poyo! ¿Se puede saber qué ocurre?

—¡Kirby!— exclamó Gooey, alegre al ver a su amigo.— Lo siento, mucho. Estaba buscando manzanas y al final me acabé adentrando en el territorio de Whispy sin darme cuenta— se disculpó por su tardanza.

—No pasa nada, Gooey. No es tu culpa que Whispy sea antipático— le calmó Kirby con una sonrisa. A continuación, se giró al manzano y le preguntó:—¿ Y a ti que te pasa,Whispy? ¿Por qué estas de tan mal humor?

—¿Qué que me pasa?¿Por qué no se le preguntas a tu amigo el rey?— bramó el árbol como respuesta.

—¿Dedede ha pasado por aquí? Que raro... Bueno, sea lo que sea no es motivo para que le prohíbas el paso a la gente, poyo— le riñó Kirby al árbol.

—¿Cómo que no? ¡Dedede apareció de la nada y se puso a gritarme y a faltarme el respeto sin motivo! ¡Incluso ha amenazado con talarme! Después de todo lo que he tenido que aguantar por él en el pasado, ¿cómo se atreve a tratarme así? ¡Nadie pasará por mi territorio hasta que se disculpe en persona!

—¡Dedede no haría eso, poyo!— defendió Kirby al rey.— Además, No tiene sentido que haya venido hasta aquí. Se supone que él y Meta Knight iban a entrenar juntos en su castillo desde por la mañana temprano.

—¿Estás diciendo que miento, mocoso?

Fue en ese punto cuando Tiff perdió el hilo de la conversación. ¿De verdad había oído bien lo que acababa de decir Kirby?

Dedede y Meta Knight entrenando juntos era un oxímoron por dos motivos. El primero era que Dedede era extremadamente vago y prefería pagar para que otros hicieran su trabajo por él o, en tiempos más recientes, construir máquinas para ello. En segundo lugar, ¿por qué iba Meta Knight a entrenar con Dedede? El caballero no sentía ninguna clase de respeto o aprecio hacia el monarca. Sí, seguía siendo su empelado incluso tras la caída de NME, pero sólo porque Meta Knight quería mantenerle vigilado para que no se afiliase a otra compañía malvada (y porque estaba muy cómodo viviendo en el castillo).

La niña sacudió su cabeza. Estaba en un Dreamland diferente. Igual no debía juzgar al Dedede de esa dimensión por cómo era el de la suya, en especial tras conocer a ese Whispy. Donde el Whispy que ella conocía era alguien gentil y sabio que siempre trataba bien a Kirby, el de ese mundo parecía ser alguien muy cascarrabias que sentía cierta animosidad por el pequeño héroe.

De hecho, la discusión entre Whispy y Kirby había escalado tanto que el árbol comenzó a atacar a la bolita y a su amigo sin previo aviso a base de lanzarles manzanas. Tiff, quien no se había movido de su sitio, vio como la expresión de Kirby pasaba de una molesta (¿cuántas veces se habría visto en una situación como esa?) a una determinada antes de comenzar a contraatacar al árbol a base de inhalar las manzanas que escupía y luego devolvérselas directas a la cara, Gooey haciendo lo mismo pero agarrándolas con su lengua.

No había pasado ni un minuto cuando una de las raíces de Whispy sacó una bandera blanca, haciendo que Kirby y su amigo dejasen de atacar al manzano.

—¡Vale! ¡Vale! ¡Me apartaré! Está claro que hoy tampoco es mi día— gruñó el árbol, antes de retirarse del camino.

Kirby y Gooey empezaron a dar saltitos de alegría por la victoria, como si fuera un baile de celebración. Tiff los contempló admirada. Por lo bien coordinados que habían estado durante esa pelea, estaba claro que los dos habían luchado juntos en el pasado. Además, no había duda de que ese Kirby era muy habilidoso. Si había derrotado a Whispy en tan poco tiempo sin una habilidad de copia, ¿qué sería capaz de hacer con una?

Pero lo que más claro le había quedado de ese breve combate era que ese Kirby no la necesitaba para nada. Y cuando su Kirby creciera, él tampoco lo haría.

"No es momento para pensar en eso ahora" se echó en cara Tiff a si misma, alejando ese triste pensamiento de su mente. Ahora que la situación estaba bajo control, salió de su escondite y se acercó a Kirby y a Gooey.

—Ah, tú eres la chica que encontramos antes— dijo Gooey cuando la vio.— ¡Me alegra ver que estás bien! Yo soy Gooey. Me imagino que Kirby te habrá habrá hablado de mi. Mucho gusto.

Gooey extendió su lengua como si fuera una mano y Tiff adivinó que quería que se la estrechase.

—Un placer conocerte, Gooey. Mi nombre es Tiff— respondió ella cortesmente mientras le estrechaba la lengua, intentando contener una expresión de asco lo mejor que podía. Por suerte, aunque la lengua estaba un tanto viscosa, no le dejó saliva en su mano.

—¡Resulta que viene un Dreamland alternativo!— explicó Kirby alegremente a su compañero.

—Anda. ¿Es muy diferente al nuestro?— le preguntó Gooey a Tiff con curiosidad.

—Pues, por lo poco que he visto, parece ser que lo es— respondió ella mirando de reojo al Whispy gruñón.

—Bueno, no te preocupes. Seguro que Kirby encontrará la manera de ayudarte a volver a casa. Cuando se propone algo, no hay quien le pare— le aseguró Gooey.

—¡Puedes contar con nosotros, poyo!— le aseguró Kirby.

—Muchas gracias— agradeció Tiff.— Siento que mi aparición os haya causado un problema.

—Para nada, poyo. Yo siempre estoy dispuesto ayudar a quien lo necesite. Es por eso que me llaman héroe de Dreamland— replicó Kirby, hinchando su cuerpo con orgullo.

—Vosotros tres, ¿podéis continuar la conversación fuera de mi bosque?— interrumpió bruscamente Whispy.— Hay quien intenta echarse una siesta para recuperarse de una paliza.

—Vale, vale. Nos vamos— le dijo Kirby al malhumorado árbol. Luego se giró a sus acompañantes y les dijo antes de echar a correr— venga, ¡vamos a ver a Dedede, Bandee y Meta!

—¿Para qué?— quiso saber Tiff mientras le seguía.

—Para que nos ayuden— respondió Kirby como si fuera lo más lógico del mundo.— Además, se suponía que íbamos a merendar juntos, así que nos tienen que estar esperando. ¡Bandana Dee ha preparado tarta de manzana!

—Oh, tarta de manzana de Bandee. Echaba de menos lo ricas que están— comentó Gooey salía tras Kirby.

—¡Eh, esperadme!— les dijo Tiff mientras salía tras ellos, intrigada por saber que más sorpresas y, sobre todo diferencias, le esperarían más allá del bosque de Whispy.

Al fin y al cabo, su aventura en aquel extraño Dreamland sólo acababa de empezar.