POV GINNY

"If you got a girlfriend, I'm jealous of her

But if you're single, that's honestly worse"

Ginny Weasley se consideraba una persona segura de sí misma. Nunca había sido de esas chicas que se quedaban en silencio cuando querían algo. Tenía una personalidad fuerte, a veces demasiado según su madre, y no le importaba lo que los demás pensaran de ella.

Hasta que conoció a Harry Potter.

Desde el primer día en la universidad, él había sido un problema para su equilibrio emocional. No era justo que alguien tuviera un cabello tan perfectamente desordenado, una sonrisa tan encantadora y un aire distraído que lo hacía ver como si no tuviera idea del efecto que causaba en los demás.

Y lo peor de todo era que Ginny no sabía si tenía novia o no. Si tenía, estaba condenada a odiarla. Pero si estaba soltero… bueno, eso era peor. Porque significaba que no tenía una razón lógica para evitar enamorarse de él.

Luna, como siempre, estaba al tanto de todo.

—Deberías venir a la fiesta en casa de Dean esta noche —dijo casualmente mientras se acomodaban en la cafetería del campus, mientras sacaba su sandwish de brotes veganos del Himalaya.

—No estoy de humor para fiestas —respondió Ginny, revolviendo su café sin entusiasmo.

—Oh, pero te aseguro que lo estarás cuando te diga quién va a estar allí —canturreó Luna.

Ginny alzó una ceja — No sé de que hablas, Luna.

—Harry Potter.

Ginny bufó, intentando sonar indiferente. — Por favor. Como si eso me importara.

Luna la miró con una sonrisa soñadora, como si estuviera viendo más allá de lo que Ginny quería admitir.

—Si lo dices tú…

Pero, por supuesto, Ginny fue.

La casa de Dean estaba llena de gente. La música resonaba en las paredes, el aire olía a cerveza y a sudor. Ginny se abrió paso entre la multitud con Luna a su lado, fingiendo que no estaba buscando a alguien en particular, hasta que lo encontró.

Harry estaba en una esquina, riendo con Ron y Neville, su sonrisa iluminando su rostro de una manera que hacía que a Ginny se le olvidara cómo respirar por un segundo.

— Es ridículo — murmuró amurrada, tomando un trago de su cerveza para calmar sus nervios.

Luna la miró con curiosidad.

— ¿Qué es ridículo?

— Él. Todo él — Ginny hizo un gesto vago en dirección a Harry—. Es como si no tuviera derecho a verse así sin siquiera intentarlo. Es un idiota. Y además es amigo de mi hermano. Un idiota.

Luna sonrió.

—Tal vez deberías decírselo.

Ginny soltó una risa sarcástica.

—Oh, sí, te aseguro que eso no pasará. Es un idiota.

Pero de alguna manera, unos minutos (y un par de tragos más) después, se encontró acercándose a él de todos modos.

—Dios, no te soporto —soltó sin pensarlo cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Harry levantó la vista, sorprendido al verla. Ron, por su parte, nego con la cabeza y rió por lo bajo. Si conocía a su hermana, sabía desde el primer minuto que se volvería loca por Potter.

—¿Perdón?

Ginny cruzó los brazos, sintiendo el calor de la cerveza dándole más valentía de la que debería.

— Como hablas, tú acento. Es ridículamente formal. Como si hubieras tomado clases de dicción en una escuela de élite o algo así.

Harry parpadeó y luego dejó escapar una risa baja.

—¿Eso es un cumplido?

Ginny lo miró fijamente por un segundo antes de encogerse de hombros.

—Deberías tomarlo como uno. Porque significa que me importas lo suficiente como para burlarme de ti.

Harry sonrió, una de esas sonrisas lentas y encantadoras que hicieron que el estómago de Ginny diera un vuelco.

Y en ese momento, supo que estaba perdida.

POV HARRY

"You should think about the consequence
Of your magnetic field being a little too strong"

Harry Potter nunca había sido particularmente bueno entendiendo a las chicas.

Había crecido en un ambiente donde las emociones no eran exactamente bienvenidas. Su infancia con sus tías y tíos había sido fría y solitaria, y cuando llegó a la universidad, todavía estaba aprendiendo a navegar las relaciones humanas.

Pero Ginny Weasley era diferente.

Desde el momento en que la conoció, sintió que había entrado en una especie de campo gravitacional del que no podía escapar.

No era solo porque era hermosa —aunque definitivamente lo era—, sino porque tenía una energía que lo mantenía alerta. Era atrevida, sarcástica y divertida de una manera que lo hacía querer estar cerca de ella todo el tiempo.

Harry nunca había sido el tipo de chico que se dejaba influir fácilmente, pero Ginny… Ginny era un universo en sí misma. La forma en que caminaba por la sala, cómo sus ojos brillaban cuando hablaba de algo que le apasionaba, el modo en que sus palabras salían con una mezcla de dulzura y desdén… era todo tan fascinante y aterrador.

"No deberias mirarla tanto tiempo", pensó Harry con un suspiro. Sabía que se sentía atraído por ella, y en muchos sentidos, esa atracción era más fuerte de lo que había experimentado antes. Sin embargo, había algo más, algo que lo asustaba. El poder de esa atracción.

Era como si, cada vez que Ginny se acercaba, su propia lógica y juicio desaparecieran. La sentía cerca, y el mundo se desvanecía a su alrededor. En su cabeza, todo se volvía una especie de caos emocional y, lo peor de todo, sentía que no podía hacer nada al respecto.

"Esto no debería estar pasando", se decía a sí mismo. "Es la hermana de Ron, por el amor de Dios. ¡Esto no puede ser!".

Sin embargo, ahí estaba él, totalmente absorbido por ella.

—Tienes que hacer algo al respecto —dijo Hermione una tarde mientras estudiaban en la biblioteca.

Harry levantó la vista de su libro, confundido.

—¿Hacer qué? —preguntó, sin entender la dirección de la conversación.

Hermione suspiró, dejando ver su exasperación.

—Ginny. No puedo seguir viéndolos bailar alrededor del uno al otro sin hacer nada. Es agotador.

Harry frunció el ceño, molesto pero sabiendo que, en el fondo, Hermione tenía razón. Pero no sabía cómo abordarlo.

—No estamos bailando alrededor de nada —respondió, pero las palabras sonaron vacías, incluso para él.

—Claro que sí —dijo Hermione, cruzando los brazos con una mirada intensa. —Es como si tuvieran una fuerza magnética que los atrae. Pero en lugar de hacer algo al respecto, siguen pretendiendo que no pasa nada.

Harry se quedó en silencio. La verdad era que sentía la misma atracción, pero temía que, si daba el siguiente paso, podría destruir algo que ya era demasiado valioso. Después de todo, Ginny no solo era la hermana de su mejor amigo. Era mucho más que eso. Sentía que si daba el paso, nunca más podría separarse de ella.

Esa misma noche, mientras la luz suave de la biblioteca iluminaba la mesa donde Harry estaba estudiando, ya sin Hermione, escuchó el sonido de unos pasos acercándose. Al levantar la vista, su corazón dio un vuelco. Allí estaba ella: Ginny.

Sus ojos se encontraron, y el mundo pareció detenerse por un momento. En el aire flotaba una tensión palpable, algo que Harry sentía en los huesos.

"JODER, no debería ser tan hermosa" pensó Harry, pero antes de que pudiera decir algo, Ginny rompió el silencio con una sonrisa desafiante.

—¿Qué tal, Potter? —dijo, provocativa como siempre.

Harry respiró profundamente, intentando no sucumbir a la creciente atracción que sentía por ella. Pero no podía evitarlo.

—¿Qué tal, Weasley? — respondió, mientras se preguntaba si su "campo magnético" sería suficiente para hacer que se atreviera a dar el siguiente paso.

POV HERMIONE Y RON

Hermione Granger tenía muchas cualidades admirables, pero la paciencia no era una de ellas.

Había esperado meses a que Harry y Ginny resolvieran su evidente tensión, pero ya estaba harta. "Esto está tomando demasiado tiempo," pensó mientras hojeaba un libro en la cafetería, observando a sus dos amigos sentados a la mesa. Ron estaba distraído con su comida, mientras que Harry, una vez más, no paraba de mirar furtivamente a Ginny, quien se reía animadamente con su grupo de amigas unas mesas más adelante.

Era obvio para todos que Harry estaba enamorado de ella. Y era igualmente evidente que Ginny sentía lo mismo. Pero ni uno ni otro se atrevía a dar el paso definitivo.

"¿Cuánto más van a seguir con esto?" se preguntaba Hermione, sintiendo cómo su paciencia se agotaba poco a poco.

Había algo que la frustraba aún más: la constante tensión en el aire. Cada vez que Harry y Ginny compartían un espacio, era como si el mundo entero se moviera más lento, atrapado por esa atracción silenciosa, tan fuerte pero tan callada. Todos expectantes a quien da el siguiente paso.

Durante la tarde, Hermione se topó con Ginny en uno de los pasillos del campus, quien al parecer buscaba algo, o mejor dicho, a alguien.

De repente, tuvo una idea. "Tengo que hacer algo. Ya basta de esperar."

—Ginny, Harry está en la biblioteca —dijo casualmente, con una sonrisa que no pudo ocultar mientras miraba a su amiga. Ginny levantó una ceja, desconcertada.

—¿Y qué con eso? —respondió Ginny, sin entender.

Hermione suspiró con una sonrisa cómplice. "Tengo que ser más directa."

—Creo que deberías ir. —dijo Hermione, sin dar más explicaciones. Ginny la miró con una expresión mezcla de incredulidad y desconfianza.

—¿Como si fuera a caer en esa trampa? —preguntó, cruzando los brazos.

Hermione se encogió de hombros y asintió, con una leve sonrisa.

—No es una trampa, Ginny. Solo una sugerencia. —respondió, dándole el empujón necesario.

Ginny se quedó pensando un momento, mirando a Hermione, antes de suspirar y levantarse. "Vamos a ver qué pasa," pensó mientras caminaba hacia la biblioteca.


Mientras tanto, en los jardines del campus, Harry y Ron estaban sentados en el cesped, conversando sobre cualquier cosa, pero la mente de Harry estaba lejos de allí. Su atención estaba fija en la imagen de Ginny, que se encontraba frente a ellos, riendo con sus amigas.

"No puedo creer que todavía no haga nada," pensó Harry, observando cómo sus amigos trataban de distraerlo con bromas, sin entender la gravedad de la situación. "Cada vez que la veo, siento que la quiero besar, pero… no sé si es el momento."

De repente, Ron dejó de hablar y lo miró con una expresión burlona.

—Harry, ¿te has dado cuenta de que no has dejado de mirarla desde que entramos aquí? —dijo, con tono de broma.

Harry suspiró y miró a Ron, sabiendo que su mejor amigo no era ciego, pero tampoco lo suficientemente directo para ofrecerle una solución.

—Lo sé, Ron. Pero no sé qué hacer. Es… complicado. —Harry se pasó la mano por el cabello, frustrado. —Es tú hermana y eres mi amigo.

Ron hizo una pausa, pensativo. Luego, una chispa de inteligencia brilló en sus ojos.

—¿Por qué no le das un empujón? —sugirió Ron con una sonrisa traviesa.— No puedes quedarte ahí toda la vida esperando a que algo pase, y por cierto, no me molesta que quieras estar con mi hermana.

Harry lo miró confundido.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, desconcertado.

Ron se inclinó hacia él, como si estuviera a punto de contarle un secreto importante.

—Tengo una idea. Si realmente quieres besarla, Harry, vamos a hacer un pequeño plan para que lo hagas.

Harry frunció el ceño, ahora más confundido que nunca.

—¿Un plan? ¿De qué estás hablando?

Ron sonrió ampliamente. — Un plan. Lo único que tienes que hacer es acercarte a ella. Yo te ayudo.

Harry no estaba seguro de lo que Ron tramaba, pero decidió escuchar.

—¿Qué tipo de plan? —preguntó, sintiendo una mezcla de curiosidad y escepticismo.

Ron se encogió de hombros y comenzó a susurrar, mientras observaba a Ginny en la distancia. "Es fácil. Vamos a distraerla, hacer que te acerques a ella… y luego, lo que siga, ya será cosa tuya."

Harry, todavía reticente, no podía dejar de sentir que algo no estaba bien. Pero las palabras de Ron lo convencieron parcialmente. La idea de que Ginny y él pudieran finalmente superar esa tensión era demasiado tentadora.

Esa tarde, después de un rato de broma y complicidad entre Ron y Harry, finalmente llegó el momento. Hermione había cumplido su parte, y Ginny, aparentemente distraída por los libros, entró en la biblioteca.

Harry, después de observarla de cerca, sintió su corazón latir con fuerza. Recordó el consejo de Ron: "Acércate a ella. Habla. Y luego, verás."

Cuando Harry se levantó y se acercó a ella, Ginny lo miró sorprendida.—¿Potter?—dijo, alzando una ceja, un tanto desconcertada.

Harry sonrió nerviosamente. — Hola, Weasley. Necesito hablar contigo…— La tensión en el aire fue casi palpable, y Harry sintió su corazón acelerarse mientras ella lo miraba, como si estuviera esperando algo.

Antes de que pudiera decir algo más, Ginny, sin previo aviso, se inclinó hacia él y lo besó. Fue un beso rápido, pero lleno de esa electricidad que ambos habían estado ignorando durante tanto tiempo.

Harry se quedó atónito. Ginny, por su parte, se separó rápidamente, pero no pudo evitar sonreír.

Harry, recuperándose del shock, no pudo evitar sonreír también. Y volvió a besarla de nuevo, sin que nada ni nadie pudiera detenerlos.

Desde la entrada de la biblioteca, Hermione observaba con una sonrisa satisfecha, mientras Ron, detrás de ella, le daba un pulgar arriba. Habían logrado lo que se proponían: Harry y Ginny finalmente se habían dado el paso que ambos necesitaban.

Misión cumplida.