(Nota: En el capítulo leeréis algo relacionado con Sam y Odd: Ya sé que ellos no son así y tal… NO ODD, por lo menos, pero me cuesta mantener su personalidad, mis chistes y vaciles llegan a la línea de lo malo-perverso. Me disculpo por si os disgusta lo que leéis, disfrutad el capítulo)

Plan: Valkiria (Parte III)

Aelita sabía que tenía una misión, y no quería contratiempos, quería hablar con Anthea.

Era ya muy tarde en la noche, media noche pasadas, sabía que era muy peligroso, era entre semana, y las zonas aledañas solían estar solitarias. Le esperaba una larga caminata, pues desconocía el paradero de su madre. Llegó hasta el principio de la calle del metro, al lado del rio Sena, y pudo ver una valla publicitaria que tenía un mapa muy detallado del distrito, había bastantes hoteles y hostales por esa zona, quizás si buscaba por los más importantes la encontraría, pero a la vez debía cuidarse de los hombres de negro pues si la veían y la reconocían podía ser un problema demasiado grande.

Te encontraré—Se dijo a sí misma, decisiva, acto seguido se puso la capucha de su buso y salió en un breve trote por la acera, no había un alma salvo algunas personas entrando a sus casas y uno que otro bar abierto. No le gustaba, pero debía confiar en que Xana estaba siguiéndola. Entró al primer hotel que vio, era sencillo, nada especial—

—¿se te ofrece algo, cariño? —Preguntó la recepcionista, sorprendida por aquella inesperada visita—

—¿Sabes si aquí se hospeda Anthea Hopper? —Preguntó entre jadeos, la señora le miró por un par de segundos, tecleó en su ordenador, pero el resultado fue negativo—

—No, lo siento—Respondió, y Aelita, sin mediar palabra se dio vuelta y salió del lugar con un trote pesado—

No supo cuantos minutos pasaron hasta que llegó al siguiente, donde había algunas personas de traje que le miraban de forma escuda y curiosa, no le generaba ninguna confianza, menos por su apariencia: altos, blancos y con expresión de pocos amigos. Entró al hotel donde un recepcionista la recibió.

—¿Sabes si aquí se hospeda… Anthea Hopper? —Preguntó, tenía esperanzas de que fuera ese lugar, peor una vez más la respuesta fue inesperada—

—No, lo siento, no ha entrado nadie con ese nombre—Respondió el galante hombre—Pero creo que hay un hotel cerca donde puedes averiguar, está a un par de calles de aquí—Aelita asintió, se dio vuelta y siguió corriendo. ¿Hasta dónde más iba a llegar?, su estado actual le impedía pensar con claridad, pues su convicción no se rendía, solo quería verla, aunque fuera solo eso, asegurarse de que se encontraba bien, su única familia estaba viva, y no quería perderla por un descuido tonto—

En un punto cerca del tercer hotel tuvo que detenerse, no podía más, estaba exhausta, pero su deseo le impedía rendirse. Un coche de policía se detuvo al lado de ella, del cual se bajó un hombre.

—¿Qué haces a esta hora de la noche un miércoles? —Preguntó el oficial—

—Me… perdí, y estaba… de vuelta al hotel—Respondió entre jadeos y tartamudeos—

—Ten cuidado, ya es tarde—Dijo—Buenas noches—Se montó a su coche otra vez y siguió su recorrido. Eso había sido extraño—

Siguió corriendo sin rendirse, entre antes llegara, antes tendría tiempo de hablar con ella. Llegó a un hotel grande, no lujoso, pero si vistoso, había algunas personas que no daban confianza, hombres de negro, les tenía un odio profundo a esas personas, y debía ser cuidadosa, sabía lo que podían hacerle, pues ya intentaron atraparla, y quizás matarla, de no ser por la intervención de su padre. Se detuvo en la puerta, tenía las mejillas enrojecidas por el esfuerzo físico que hizo. Entró ya con las fuerzas recuperadas y se acercó al mostrador.

—Hola, ¿que se te ofrece? —Preguntó la recepcionista al verla, tenía un parecido a alguien…—

—¿Sabes si se hospeda aquí Anthea Hopper? —Ya le cansaba preguntar lo mismo. La recepcionista buscó en sus registros y asintió—

—Sí, pero nos dijeron que no dejáramos que nadie la interrumpiera—Respondió con cierta lastima—

—¿La chica de pelo rosa? —Preguntó un hombre que estaba limpiando, al parecer un empleado. Ambas asintieron—Salió con un tipo rubio y medianamente alto hace como media hora—Respondió. Aelita cayó rendida apoyando su cabeza sobre el mostrador. Que fallo—No sé si volverá luego—

—¿Le decimos que viniste a buscarla? —Aelita negó con la cabeza, eso era lo peor—

—No, gracias por la información—Salió del lugar con una suave caminata, estaba ya desmotivada, cansada y cada vez tenía menos idea de donde se encontraba. No iba a rendirse, pero lo tenía complicado si quería encontrarla entre toda la ciudad, tampoco llevaba mucho dinero, quizás un par de euros, pero no sabía qué hacer, ¿En dónde podía buscar en una ciudad tan grande?, quizás por los sitios famosos como los cercanos a la torre Eiffel, o sitios que los adultos pudieran frecuentar, aún con esas no sabía muy bien, también podía esperarla en los alrededores, pero no sabía cuánto tiempo podía llevarle—Quizás debería descansar un momento—Siguió por la misma calle hasta dar con un local de máquinas expendedoras que siempre estaba abierto, habían dos muchachos que no sabía si estaban bajo efectos del alcohol, drogas o ambas al mismo tiempo, pero no dejaban de mirarle. Vio una botella de agua, introdujo una moneda, tecleó, y retiró la botella con rapidez, al darse vuelta se encontró con esos muchachos cerca suyo, un frio recorrió su columna vertebral, pero logró salir del lugar sin hacer contacto visual. Estaba demasiado expuesta e indefensa contra esa gente para arriesgarse. No sabía dónde buscar, y el pensamiento de que se hubiera marchado de París comenzaba a tomar fuerza en su mente—

Sentía que alguien le seguía, alguien en una camioneta todoterreno le seguía los pasos desde que entró al segundo hotel, pero no lo había tenido en cuenta, y ahora se encontraba en un lugar oscuro y solitario, miró de reojo, lo que incrementó su nerviosismo hasta llegar a niveles insospechados y solo se le ocurrió correr, no tenía fuerzas, pero era lo que debía hacer; en ese momento el coche encendió el motor y aceleró con fuerza hasta acercarse a ella, quién corría con torpeza, sus pies le pesaban y no daban abasto, tropezó con un bordillo de una baldosa que estaba salida, cayendo de rodillas sobre el suelo de piedra y raspándose las rodillas y las palmas de las manos, pero cuando se puso de pie casi instantáneamente, sintió una fría mano tapando su boca y otra agarrándola por el pecho, luchó, pataleó, intentó gritar hasta más no poder, pero era imposible, ¿era su final?.

No afortunadamente, pues cuando el hombre logró tumbarla sobre el asiento trasero del coche, su expresión, cubierta por unas gafas negras, se quedó pasmada: vio como un objeto filoso, quizás una estaca de madera, atravesaba su pecho mientras el otro simplemente caía muerto sobre el volante, Aelita se reincorporó tirando a un lado el cuerpo inerte de su captor y salió del coche con miedo, encontrándose de frente a la figura imponente de Xana, quién abrazó con un suave sollozo, su mirada no era de enfado, era neutral.

—Si ibas a salir a esta hora podías haberme avisado por lo menos—Dijo la peliblanca con recelo y con cierto disgusto en su voz, sin corresponder al abrazo—

—Lo… siento…—Sollozó, solo quería llorar—Quería verla, nada más—Lloró—¿De dónde… son? —Señaló a los hombres de la camioneta—

—Del servicio secreto francés, iban detrás de ti desde que dejaste uno de los hoteles—

—No quiero ni imaginar lo que me hubieran hecho—Respondió—Gracias—

—Me impresionas que llegaras hasta este punto sin rendirte—Añadió la IA—¿Quieres ayuda? —Aelita asintió, rompiendo el abrazo—

—Me dijeron… que mamá había salido con Tyron del hotel, quizás se hayan ido—

—Creo suponer donde están—Respondió, tenía una lista de lugares—Estás… lastimada—Vio sus rodillas raspadas y sus manos enrojecidas y ligeramente manchadas de sangre—

—Me caí, por eso me atraparon, no es nada—Respondió con impaciencia—¿Podemos irnos ya? —Xana asintió, y agarró la mano de Aelita solo para guiarla al destino—¿Las viste seguro? —Xana se detuvo y negó con la cabeza—¿Entonces? —

—Creo saber dónde está—Respondió con parsimonia. Aelita estaba dudosa—

—Quiero entrar a ese hotel, presiento que… puede estar ahí—Sollozó, de verdad quería verla—Quiero… hacerlo sola—

—¿Estás segura? —Preguntó con cierta desconfianza—Sabes lo que puede pasar si te atrapan—

—Lo sé, pero quiero hacer esto sin llamar la atención—

—Estaré vigilándote, pero no prometo nada, así que intentaré quitarte gente de encima—Aelita asintió—

—Gracias—

Se acercaron hasta la puerta del hotel, peor había un inconveniente: Los empleados del hotel seguían ahí.

—¿Puedes distraerlos mientras busco en que habitación están? —Preguntó Aelita. Xana asintió y entró a la recepción donde los presentes se quedaron observando como ella se acercaba al mostrador, luego sintieron una ligera descarga eléctrica, y cayeron en un trance. Xana se fue a otro lugar del hotel junto con los empleados bajo su trance, dejando completamente libre la recepción, lugar donde se acercó Aelita y se dispuso a buscar—ático—Leyó en el ordenador tras encontrar el último registro con el nombre de Tyron—¿Y la llave? —Buscó entre cajones hasta que la encontró. Subió por las escaleras a pesar de haber un ascensor. Agradeció los solitarios y silenciosos pasillos que tenía el lugar—

Llegó hasta la puerta de la habitación, apoyó su oído con esperanzas de escuchas algo, pero fue en vano, estaba vacío. Puso la llave, giró y abrió la puerta con delicadeza, realmente no había nadie. Entró y cerró la puerta tras sí, la habitación era bonita, pero extraña: había un corto pasillo donde había una puerta que daba con el baño, al final del pasillo estaba la habitación con un armario grande y un ventanal donde se podía salir a la terraza que daba con la calle. Aprovechado la estadía entró al baño donde se encontró con un espejo tan grande como la pared en la que estaba puesto y pudo fijarse en cómo iba: Cansada, nerviosa, lastimada. Se limpió con agua y luego se secó con una toalla colgada sobre un toallero. Salió del baño y entró a la habitación encontrándose con una mochila de color rosa y negro, una maleta de viaje pequeña y algunos documentos sobre un ordenador portátil, le dio curiosidad saber de quién era todo ese material, pero los papeles no daban mayor pista. Abrió el portátil, tenía contraseña que no le fue muy diferente romper usando la consola de comandos. El contenido era bastante curioso; datos y datos de informática cuántica de nivel muy avanzado, algunos datos de física cuántica y miles de datos de registro de un ordenador, aparentemente los datos eran de Anthea, pues encontró en una carpeta bastante escondida una foto suya que Jeremy había sacado para poner en sus datos de Kadic.

¿De dónde la sacó? —Se preguntó a sí misma, pero no pudo rastrear el destino, al parecer la foto había sido enviada desde otro ordenador—

Tras rebuscar un rato entre carpetas y carpetas solo encontraba los mismos datos de informática cuántica, por lo que decidió apagar el ordenador y dejarlo tal y como estaba. Se acercó a la mochila, y el solo olor que llevaba no le hizo dudar de quién era: Anthea. Se lanzó sobre la cama abrazando la mochila, el olor era inconfundible. Se quedó mirando al techo pensando.

¿Qué diría si me viera aquí ahora mismo? —Se preguntó—Quiero decir, es tarde, pero no creo que se enfade… ¿o sí? —Se dijo a sí misma, pues quizás se había arriesgado demasiado, lo cual consideraba un logro persona bastante alto. Abrazando la mochila cerró los ojos, estaba tan cansada que casi llegó a dormirse, hasta que escuchó un ruido y unas voces muy familiares—Maldición—Pensó, eran ellos ¿Qué hacer? Entre todas sus posibilidades lo primero que hizo fue abrir el ventanal y salir a la terraza, cerrando el ventanal con sus dedos de forma que no dejara pistas. Se escondió al lado de un armario, agachándose para aprovechar la oscuridad. Se propuso a escuchar—

—Vaya asco de día—Soltó Tyron—Lo peor es que aún no ha terminado—

—Suerte que mañana no tenemos nada que hacer hasta la tarde—Respondió Anthea con voz suave, se le notaba cansada—¿Sabes si llegó Bondrewd? —

—Está abajo esperando—Respondió con pesadez—Intenta comportarte, ya has tenido un día bastante malo—

—Sabes que estoy…—

—Y a mí no me importa—Interrumpió Tyron con agresividad. Aelita estaba furiosa, ¿Con que derecho se atrevía a hablarle así a ella? Quería intervenir, pero no podía y eso le producía mucha rabia e impotencia. El telefonillo de la habitación sonó—¿Qué querrá ahora? —Pasaron unos silenciosos segundos hasta que volvió a hablar—Ese hombre quiere vernos otra vez—

—Vino de esa isla solo para molestarnos, como si no tuviera suficiente con el proyecto Cartago—Respondió—Lastima que esté financiando nuestro proyecto—

—Así es la vida—Dijo—Te espero abajo, quiere verme personalmente, no tardes—Se escuchó como la puerta se abría y luego se cerraba. Aelita tenía una oportunidad, pero… ¿Y si Anthea estaba enfadada? ¿Era el momento necesario? Tenía que arriesgarse. Se puso de pie y abrió la puerta del ventanal muy lentamente, Anthea estaba acostada bocarriba sobre la cama, con una mano cubriendo sus ojos. Aelita se deslizó muy lentamente por la habitación, pero…—

—¿Dónde vas, jovencita? —Era la voz de su madre, y se notaba enfadada. Se sentó en la cama, obligando a Aelita a detenerse y darse la vuelta para mirarle—¿No crees que es un poco tarde para andar aquí? —Aelita no sonrió, caso contrario a Anthea, pues su enfado era bastante serio—

—¿Por qué dejas que te hable de esa manera? —Preguntó Aelita con enfado e impotencia—él…—Anthea se levantó y solo la abrazó para calmarla —

—Vale, ven aquí—Se sentaron ambas en la cama, Aelita apoyada sobre el cuerpo de Anthea—No te preocupes por eso, fue algo tonto—Intentaba tranquilizarse— ¿Por qué estás aquí? —

—Quería… asegurarme de que… aún siguieras aquí—Tartamudeó, de verdad que se sentía muy bien en ese momento—Tenía miedo de que te… fueras y… me dejaras aquí—

—Nunca haré eso, no volveré a dejarte—Tomó las manos de Aelita con suavidad—Te lo prometo—Era una promesa—¿Viniste sola…? —

—Si… bueno, no fue muy difícil—Sintió como Anthea pellizcaba su mano—¡Mamá! —Se sentía gratificante decir eso—

—Ni se te ocurra volver a hacer eso, menos a esta hora, pudo pasarte cualquier cosa—No quería que se arriesgara—Te dije que confiaras en mi—

—Pero… no quería... dejarte ir…—Aelita comenzaba a sentirse mal, toda esa situación simplemente la superaba—¡Perdón! —Lloró sin darse cuenta—

—Ya, ya—Anthea solo podía consolarla, de verdad que había hecho mal en lanzarse a esa aventura—Me parece algo magnifico que llegaras hasta aquí tu sola, pero ahora mismo las cosas están demasiado tensas para que te arriesgues así—Eso no mejoraba las cosas. Aelita se sentó en la cama, mirando a Anthea de frente, esta deslizo sus dedos por las mejillas de su hija, quitando su capucha que impedía ver su rostro—Estás toda sudorosa, ven aquí—Jaló a Aelita hasta el baño y comenzó a limpiarla con una toalla ligeramente humedecida—Que linda…—

—Papá siempre dijo que me parecía a ti—Soltó Aelita—

—Pues es verdad, eres como verme a mí misma con tu edad—Asintió Anthea. Aelita bostezó, estaba muy cansada—¿No has dormido nada? —Aelita negó con la cabeza—Cuando vuelvas asegúrate de hacerlo lo más que puedas—Tras un último retoque…—Ya está, ahora si estás bien—

—Gracias, mamá—Se lanzó a abrazarla con fuerza, su olor, su suavidad, su calidez... ¿Estaba en un sueño? —Quizás… deba irme—No quería, pero tampoco quería que la descubrieran—

—Yo igual, tengo algo que hacer—Anthea estaba dudosa—Intenta salir por la salida de emergencia, hacerlo por la principal es muy peligroso, están Tyron y un hombre que lo mejor será que no conozcas—

—¿Es peligroso? —

—Es muy misterioso, le dicen el insólito porque hace las cosas a sangre fría y es un sinvergüenza sin cuidado (1) —Respondió—Mejor no conocerlo—

Salieron de la habitación del hotel cogidas de la mano. Aelita acompañó a su madre hasta el ascensor.

—¿Mañana? —Preguntó Anthea—

—Mañana—Respondió Aelita, se dieron un último abrazo y separaron sus caminos. Aelita abrió la puerta de emergencia y se encontró con unas escaleras exteriores que daban a la calle de atrás del hotel, una oscura y no concurrida, bajó rápidamente sin hacer mucho ruido, la tensión en su cuerpo había subido a niveles desproporcionados y le era difícil mantener la concentración en ese momento. Llegó hasta el final donde volvió a entrar al hotel encontrándose con un pasillo corto y dos puertas, una que volvía a la recepción y otra que daba al exterior, abrió la segunda, debía buscar a Xana e irse de ese lugar cuanto antes, pero la desgracia le sonrió y se encontró con un coche negro pasando en ese momento, lo peor fue cuando hizo contacto visual: hombres de negro. Cerró la puerta con fuerza y corrió a la otra, intentó abrirla pero era muy pesada, le dificultaba mantenerla—Vamos, vamos, vamos…—Escuchó como la puerta del exterior se abría a la vez que dos hombres de traje negro con unas gafas del mismo color que tapaban su identidad entraban al pasillo: Uno de ellos desembolsó su pistola Beretta y disparó a quemarropa justo cuando Aelita cruzó la pesada puerta que daba al hotel, pero fue un desafortunado encuentro, pues una de las balas logró impactarla en su antebrazo izquierdo justo cuando la puerta se cerró, soltando un grito de dolor y desesperación, sentía un dolor y una sensación punzante en todo su brazo que le impedía moverse: solo veía como la sangre descendía por su brazo hasta caer al suelo—Ayuda.. mamá…—Susurró mientras lloraba por el dolor; su visión comenzaba a ser borrosa, comenzó a caminar apoyada sobre una pared, tenía que llegar hasta el final del pasillo, pero el shock y el dolor simplemente se lo impidieron, cayendo al suelo bocarriba mientras sostenía su brazo herido. Escuchó una voz—

—¿¡Estás bien!? —Preguntó una voz bastante alterada, era una Anthea La puerta de la salida de emergencia comenzó a abrirse—Ven, vamos—Levantó a Aelita con intención de llevarla a un lugar seguro, pero fue tarde—

—¡Alto ahí! —Gritó uno de los hombres de negro tras pasar por la puerta, apuntando con su pistola listo para disparar—Ni un paso más—Con la pistola en alto se acercó a Aelita—

—¿¡Pero que le habéis hecho!? —Preguntó bastante alterada con lágrimas en sus ojos—¡Os estáis equivocando! —

—La vimos escapando del hotel, es una sospechosa—Respondió con agresividad. Aelita no resistió la tensión y gritó—

—¡AYUDA! —Gritó con todas sus fuerzas, y su petición fue escuchada: Hubo un estruendo de la pistola al ser disparada junto con el sonido del casquillo tocando y rebotando en el suelo, pero esta nunca llegó a su destino, pues Xana entró rápidamente y logró parar la bala con un campo de repulsión que luego deshizo dejando caer la bala al suelo, tras eso llegaron los empleados junto con Tyron y Bondrewd acompañado de unos hombres de negro—

—No son de los nuestros—Dijo finalmente Bondrewd. Xana se lanzó al ataque: Cargó contra los hombres de negro que dispararon a Aelita, tumbando a uno y lanzando al otro contra la puerta. Se acercó al primero, metiendo la punta de su zapato en la boca de este y luego moviendo su pie hacia abajo, rompiendo la mandíbula del hombre quién cayó inconsciente en ese momento, el segundo se reincorporó y disparó contra Xana, pero las balas nunca salieron de la pistola, Fue golpeado en el vientre y luego su cabeza se estrelló contra la pared resquebrajándose en pedazos. Todos miraban atónitos: los mató sin pensar, sin importar quienes eran, a sangre fría—Sublime—

—Me desharé de ellos—Dijo la albina cruzando mirada con Aelita, quién asintió bastante nerviosa y aturdida. Cargó los cuerpos en su hombro y salió por la puerta trasera—

—Será mejor llevarla al hospital—Sugirió Anthea, los presentes asintieron—

—Te llevaré—Ofreció Bondrewd, ordenando a uno de sus hombres a llevar a Aelita y Anthea a un coche—Tyron, quédate aquí, se nuestros ojos—

—¿Qué? —Preguntó Atónito, pero su pregunta fue ignorada, salieron de camino—

—¿Cómo te sientes, cariño? —Preguntó Anthea quitando cuidadosamente el buso de Aelita del cuerpo de esta—

—duele… mi brazo…—Se quejó, estaba llorando, sentía como su brazo se entumecía lentamente a la vez que sentía algo similar a pinchazos en la zona del impacto—Perdón—Se disculpó entre lágrimas, apoyando su cabeza sobre el pecho de su madre—

—Estarás bien, ya verás—

—Tuviste mucha suerte, esa gente no quería verte viva—Respondió Bondrewd—Tómalo como una lección—

—Fue una mala casualidad—Respondió Anthea—

—Tenías razón, era muy peligroso, no debí…—Se estaba lamentando, le habían advertido, pero su deseo de verla la lanzó directo a la boca del lobo. Anthea solo podía abrazarla para consolarla. Notó como aún salía sangre del agujero dejado por la bala—¿Estamos lejos? —

—Ya llegamos—Respondió Bondrewd, y cuando el coche se detuvo Anthea salió a prisa con Aelita y entraron en el hospital, al ver su estado, los doctores no perdieron tiempo, y la guiaron a una habitación, Anthea se quedó fuera—

—¿Qué tenemos? —Preguntó uno de los doctores llegando a toda prisa—

—Adolescente de unos 13 años con impacto de bala en el antebrazo izquierdo, pérdida de sangre y está parcialmente consciente—Respondió una enfermera—

—Tenemos que sacarle la bala y asegurarnos de que no afectó los nervios—Eso fue lo último que escuchó Aelita, pues uno de los presentes le colocó una mascarilla y cayó en un profundo sueño—


Odd y Sam habían llegado a casa de la segunda hacía contados minutos, estaba bastante alejado de Kadic, pero no era un problema para nuestro casanova. Era algo humilde, se notaba la pobreza.

—Vamos a mi habitación—Inquirió Sam guiando al rubio a esta. No era muy grande, una cama algo pequeña, un escritorio y poco más. Hacía frio—

—¿Podremos dormir los dos…? —Parecía una pregunta seria, pero él sabía la respuesta de Odd—

—¿Trajiste la película que te dije? —Preguntó, ignorando la pregunta de Odd, y este asintió sacándola de su mochila—SAW 3, genial, vamos a verla—Se fueron a la sala de estar donde había un televisor y un reproductor de DVD, colocando la película en este. Ambos se sentaron en el sofá, Odd sentado en una esquina del Sofá mientras Sam estaba acostada en toda la extensión de este, con su cabeza apoyada sobre el regazo de su pareja. La película comenzó su reproducción, una película de terror muy buena, tenía su gusto. Ambos se divertían viendo, pero hubo un momento en el que alguien moría dolorosamente, y las miradas de Odd y Sam se encontraron, esta se levantó y se sentó sobre el regazo su novio, solo para besarlo lentamente, suave y constante, dejando la masacre en segundo plano. Rápidamente lo que parecía una simple prueba se transformó en una provocación. Sam atacaba los labios de Odd con violencia, realmente el ambiente se había calentado demasiado. Se miraron—Luego la terminamos de ver, vamos a mi habitación—Guiados por el deseo adolescente llegaron a la habitación, las ropas fueron desapareciendo entre beso y beso hasta que solo quedaron con lo mínimo, bragas y bóxer. Algo cruzó por la cabeza de Sam—¿Traes protección? —

—No pensé que llegaríamos a este punto—Asintió el italiano—

—Que poco previsor eres, estás con tu novia y no están sus padres, ¿Qué no podría pasar? —Respondió—Creo que… tengo uno, espera—Comenzó a rebuscar entre sus cajones, pero no encontró nada, así que fue a la habitación de sus padres y volvió casi de inmediato, dejando caer un cuadradito de aluminio al lado de la cama—¿En dónde estábamos? —Siguieron en su tanda de besos hasta pasar a ligas mayores—¿Sabes cómo se pone? —Era una pregunta por la ocasión. Rompió el cuadradito con los dientes sacando su contenido. Sam estaba sobre Odd, quién estaba acostado en la cama bocarriba—

—Seré gentil—

—Eso debería decirlo yo—Tras colocarle el preservativo siguieron con su trabajo—

Pasó un rato largo hasta que terminaron, ambos estaban bañados en sudor, lo habían hecho varias veces más sin el preservativo, pero eso no era problema, el problema era que ya estaban demasiado cansados.

—Esto fue impresionante—Dijo Sam entre jadeos—Te quiero mucho, Odd—


Anthea esperaba ya desesperada por una noticia de su hija, le habían pedido datos de ella y tuvo que dar los que apenas conocía. Ya había pasado una hora, eran la una y media de la mañana y estaba sola en la sala de esperas, Bondrewd se había ido, pero solo bastaba una llamada para que volvieran por ella.

Había una máquina de cafés, se acercó y sacó uno, necesitaba calmarse.

Al cabo de unos minutos salió un doctor con una expresión satisfecha, pero cansada.

—Muy buenas noticias, Aelita está bien, los exámenes no muestran nada más, la bala causó daños en el musculo inferior de su antebrazo que tardarán unas semanas en curarse, pero salvo eso su movilidad en ese brazo es perfecta, pero duele—Resumió el galeno—Está despierta, pero no haga mucho ruido, está aturdida aún por la impresión—Como si fuera un motor a reacción, Anthea entró rápidamente a la habitación y la pudo ver ahí, con sus ojos ligeramente enrojecidos y una venda alrededor del antebrazo. Se acercó y le dio un abrazo, de verdad que se sentía culpable de todo ello—

—No sabes cuánto me alegra que estés bien—Susurró Anthea antes de romper el abrazo—¿Cómo te sientes? —

—Con sueño, y siento que mi brazo se quema—Respondió suavemente—Creí que iba a morir—

—Nunca digas eso, fue culpa mía decirte que te fueras por ahí—

—Fue culpa mía por haber ido a buscarte en primer lugar—Respondió Aelita mirando a otro lado—

—Aún con esas… no dejo de sentir que te hice daño—Se sentía muy culpable—

—Eso no importa, mamá, solo quería pasar tiempo contigo, y eso he conseguido—Miró a Anthea y apoyó su cabeza sobre el hombro de esta—Quizás ese hombre tiene razón—Anthea arqueó una ceja—Debo tomar esto como una lección, quizás me haga más fuerte en el futuro, ¿No crees? —Anthea rio tierna, de verdad era su hija, no había la más mínima duda—

—Esa es mi niña—Besó su frente—¿Quién era la chica que intervino? —

—Es… alguien, no la conozco de mucho, pero me estaba siguiendo—Mintió, de verdad que no quería decirlo—Pero le debo la vida por salvarme—Respondió—Ahora solo pienso en que decirles a ellos—Refiriéndose a sus amigos—

—La verdad—Sugirió—Quizás lo entiendan, se enfadarán por arriesgarte, pero créeme que si son comprensibles entenderán perfectamente y lo tendrán en cuenta—

—Y lo son, pero ellos siempre son los que cuidan de mí, el que casi muera me hace ver bastante frágil—Respondió—Son… lo que más quiero ahora mismo—Había tantas cosas que contarle—

Se quedaron hablando de sus cosas hasta que uno de los enfermeros entró a la habitación.

—Vale, Aelita, los exámenes finales no muestran más signos de daño en tu antebrazo salvo el desgarro del músculo y un ligero roce en el hueso, te dolerá los primeros días pero el dolor desaparecerá luego de media semana más o menos, a partir de ahí tendrás que cuidarte—Informó el médico con rapidez—Apenas terminemos el informe podrás marcharte, debes descansar—Miró a Anthea—Y que coma bien, ha perdido mucha sangre, debería descansar bastante—Miró su portapapeles—Te daremos un justificante para tu academia, no debes hacer ejercicio que incluya uso de las manos—Aelita asintió—Os traeré el informe y podréis iros—

—Gracias—Respondió antes de que se marchara—Que lastima que mi buso favorito ahora esté manchado de sangre—

—Cuando estés conmigo te compraré el que quieras—Dijo Anthea, en ese momento alguien entró a la habitación, era Xana—

—Gracias por salvarme, te debo una—Dijo Aelita, recibiendo el buso blanco de Xana—Gracias—Le quedaba grande, y holgado—

—Te dije que hacer eso era muy peligroso—Respondió la IA casi con un susurro—Ah, hola, encantada de conocerte—Fue demasiado neutral para realmente expresar un sentimiento—

—…encantada—respondió Anthea, fue extraño responder a ese saludo—

—Perdón por llegar tarde, estaba algo concurrido fuera—Aelita negó con la cabeza—Será mejor marchar a Kadic cuanto antes—Aelita asintió—

—Yo… la llevaré, puedes acompañarnos, si quieres—

—En ese caso te esperaré en la entrada—Aelita asintió—

—Gracias por el buso—Tras eso Xana se marchó—

—Parece que se preocupa por ti—Inquirió Anthea—

—Se habrá sentido mal por mí o algo—Respondió—Solo quiero irme a casa—

Pasaron unos minutos.

—Vaya día más desastroso—Opinó Anthea soltando un suspiro—

—Aparte de esto, es el mejor día para mí en mucho tiempo—Suspiró—Pude volver a verte y me arriesgué a mí misma a hacerlo, quizás parezca poco, pero a mí me parece bastante recompensa—

—También es verdad, quizás estaba pensando solo por mí misma—Aelita estiró su brazo izquierdo, dando un quejido de dolor—¿Qué se siente? —

—Quema, y siento la mano entumecida—Respondió—Ya podría irse el dolor pronto—

El doctor entró en la habitación con unos cuantos papeles.

—De acuerdo, Aelita, puedes irte, pero ya sabes, descansa y come cuando llegues a casa—Ambas asintieron, agradecieron al doctor, agarraron la documentación que les entregó y salieron del lugar—

El coche que llegó las recogió a los pocos minutos y las llevó a Kadic.

—Lo mejor será que conserves esto—Le dio toda la documentación a Aelita cuando llegaron a Kadic—

—Gracias por lo de hoy, mamá—Se acercó a Anthea y la besó, la abrazó y la estrujó. La quería demasiado—Hasta mañana—Se despidió, salió del coche y al pasar del portón se encontró con Xana—

—¿Estás bien? —Preguntó la albina sentada en un banco. Aelita asintió—

—Me dolerá—Dijo—Pero, eso, gracias por protegerme—

—Pude evitar que te hirieran, pero esos desgraciados aparecieron de la nada—Aelita negó con la cabeza—

—Me sirvió para hablar mucho con mamá, por eso te debo una—Respondió—Y gracias por tu buso, el mío mamá decidió tirarlo porque estaba quemado y manchado—

—Puedes quedártelo—Se puso a pensar—Si necesitas algo solo tienes que avisarme—

—Lo sé—Dijo antes de bostezar—Quiero irme a dormir—

—Te llevaré a tu habitación—

Llegó la mañana a Kadic, los relojes comenzaron a sonar como si fueran una orquesta que a nadie les gustaría escuchar. Aelita se despertó, apenas si había dormido, tenía demasiada pereza, pero alguien abrió la puerta.

—Se te hace tarde—Era la voz de Xana—

—Quisiera seguir durmiendo—Dijo, dormida bocabajo, y al darse la vuelta para levantarse se apoyó sobre su brazo izquierdo, casi soltando un grito—Duele…—

—Y te dolerá más cuando te duches—Se fueron ambas a las duchas, apenas si había chicas, algunas quedaban, pero se estaban terminando de duchar—

—No quiero quitarme la venda, ¿puedes hacer algo? —Xana asintió, y creó un pequeño micro escudo de energía con sus manos, que luego se aferró al brazo de Aelita. Entraron a las duchas, realmente no estaba tan mal. Era relajante. Minutos después, cuando el escudo se desvaneció, se vistieron y bajaron a la cafetería—No sé cómo explicarles esto—Era difícil, se preocupaba más por la reacción de Jeremy. Se acercó y agarró una bandeja con su desayuno—

—Buenos días—Dijeron todos al unísono al encontrarse en una mesa, Odd estaba con ellos, tenía pinta de haber dormido realmente muy poco—

—¿Por qué llevas su buso? —Preguntó Ulrich al notarlo—

—Veréis… tengo que deciros algo—Comenzó Aelita buscando apoyo en Xana—Ayer en la noche me escapé de Kadic… a buscar a mamá—Hizo una pausa—Y la encontré en un hotel, pude hablar con ella, pero cuando me iba… bueno… ocurrió algo…—Se remangó el brazo izquierdo del buso dejando ver la venda. La expresión de todos cambió a una de sorpresa—

—Salió por la puerta trasera del hotel y se encontró con dos hombres de negro que la confundieron… creo, y al escapar le dispararon—Resumió Xana, quitando de encima un gran peso a Aelita—

—¿¡Y no hiciste nada!? —Preguntó Jeremy, alterado—

—Sí, de hecho, me siguieron hasta el interior del hotel y ahí Xana se deshizo de ellos—Respondió—Le dije que quería hacerlo sola, por eso no pudo hacer nada al principio—La albina asintió—Me sirvió de mucho, mamá me llevó al hospital y pude hablar mucho con ella, lo cual… me tranquiliza—

—Eso no quita que estés herida—Siguió Yumi—

—Lo sé, pero fue mi culpa por ir, así que… estoy bien—Respondió—Me dijeron que me dolería un tiempo, y que intentara no hacer fuerza, ya que afectó el músculo—Miró a Jeremy—Mira el lado bueno, pude hablar con ella—

—Pero casi te hacen… demasiado daño—Respondió este con una real serenidad—¿Y qué has pensado? —

—Voy a irme con ella—Respondió rápidamente, sin esperar respuesta siguió hablando—Me dijo que tiene intención de comenzar de nuevo en otro sitio, y que París le gustaba mucho, y que con suerte en un par de meses estaría todo solucionado—

—¿Entonces te vas, pero volvéis? —Preguntó Odd sin entender—

—Se supone—Respondió—A no ser que alguien tenga un plan—Las miradas se fijaron en Xana—

—¿Qué te hace pensar que te lo diré? —Preguntó la aludida en tono casi sarcástico—Sí, tengo uno, vosotros fingid que no va a pasar nada, de aquí a la otra semana estaréis aquí, lo prometo—Eso elevaba las esperanzas de todos—

—Aún con esas te extrañaremos—Asintió Yumi—

—Podríamos vestir a Jeremy de mujer para cubrir ese hueco mientras ella no está—Sugirió Odd, causando una carcajada general—

—Con una peluca y dos manzanas en los pechos—Ironizó Jeremy casi riéndose—Vaya ocurrencias tienes, Odd—

El día había comenzado mejor de lo esperado. Pasaban las horas, desatándose una tormenta sobre París que no presagiaba parar.

Llegó el recreo, y se refiguraron en la cafetería otra vez.

—Hace días que no sale el sol—Comentó Jeremy, sentado al lado de Aelita y Ulrich—

—Ya podría, hace demasiado frio—Asintió Ulrich—

—Pues bien, calentitos que estabais ayer en la habitación—Dijo Odd, ganándose una mirada por parte de Yumi y Ulrich—

—¿A sí? —Preguntó Aelita casi riéndose por su reacción—

—No… fue nada—Respondió Ulrich sensiblemente sonrojado. Xana se sentó al lado de Yumi en ese momento—

—¿Dónde estabas? —Preguntó a la peliblanca—

—Recuperando un abrigo—Respondió, y si, llevaba en ese momento su buso negro—

—Oh, por cierto, es bastante cálido este buso—

—Te lo regalo—

—Tengo una pregunta—Añadió Odd cambiando de tema—Tienes un cuerpo de mujer, pero, ¿Piensas como tal? —Xana negó con la cabeza—

—Soy una IA, así que no tengo género, podría estar controlando de la misma manera a un hombre y me comportaría como tal, el caso es adaptarse—

—¿Algoritmo evolutivo? —Preguntó Jeremy, y Xana asintió—Impresionante—

Pasaron las horas hasta que llegó el momento de la verdad: Sonó el timbre que anunciaba el fin de clases. Los guerreros de Lyoko se encontraron en la puerta de la clase.

—¿Lista? —Preguntó Yumi—

—No realmente—Respondió Aelita, estaba muy tranquila, sabía que todo se resolvería, solo debía tener mucha paciencia—

Solo con salir pudo ver a Delmas esperándola en la puerta de su despacho.

—Nos vemos luego—Entró al despacho del director y se encontró con Tyron y Anthea, quién le guiñó un ojo. Se sentó sobre su regazo—

—¿Qué tal sigues? —Preguntó en un susurró—

—Igual—Respondió con calma—

—Bueno, ya estamos aquí, ¿Qué decidiste, Aelita? —Preguntó Delmas rápidamente, estaba ocupado—

—No es fácil—Dijo—Pero… quiero ir con ella—Delmas no podía pararla, pero quería, era una de sus mejores alumnas—

—Pues espero que te vaya todo muy bien, y espero verte de nuevo por aquí algún día—Aelita asintió—

—Aquí tienes lo que pediste—Dijo Tyron entregándole un par de folios con datos de Anthea y él—

—Dadme un momento, haré el cambio en sus papeles para que me regaléis una firma y estaría todo concertado—

—Ya verás cómo lo pasarás mejor con nosotros—Dirigiese a Aelita, pero esta la miraba con desconfianza después de lo que había escuchado—

Pasaron un par de minutos.

—Firmadme aquí, este es el papel que tenéis que dar al otro instituto al que vaya para completar la transferencia—Tyron y Anthea firmaron el papel. Ya no había vuelta atrás, solo confiar en que Xana tuviera un plan, Aelita debía confiar en ella, aunque esa idea le disgustase—

—Bueno, todo listo, puedes recoger tus cosas—Se despidió el director, y tras un intercambio de palabras Anthea acompañó a su hija a su habitación, seguida por sus amigos—

—Supongo que no te veremos más—Dijo Odd, fingiendo lastima—

—Espero que lo hagamos pronto—Respondió Aelita siguiéndole la corriente.

—No sabía… que aún tuvieras al señor Puck—Dijo Anthea al verlo sobre la cama de Aelita—

—No se separa de él—Añadió Jeremy—

—Recuerdo cuando Sissi intentó quitármelo, menos mal dejó de molestarnos—Siguió Aelita. Pasó un rato hasta que todos se encontraron en el portón de Kadic, era momento de una para nada fingida despedida, que quizás podría ser una real en caso de que…—Quizás… sea tiempo de despedirnos—Se acercó a Jeremy y lo abrazó y lo besó—Gracias, de verdad, tengo que agradecerte todo de alguna madera—Susurró a este—

No tienes porqué, tengo suficiente con que estés con ella—Respondió con serenidad—

—Muchas gracias chicos, espero veros pronto—Tras una despedida que se hizo larga…—Adiós—

—¿Puedes rastrear su móvil? —Dijo Xana a Jeremy, apareciendo de la nada, pues no estaba presente—

—Sí, te mantendré al tanto—

—Apenas sepamos donde vivirá con Anthea iré por ellas—

—Hazlo rápido, por favor, no quiero que caiga en manos de esa gente—

—Confía en mí, se lo que hago, esta guerra contra esa gente no durará mucho—


CONTINUARÁ


Próximo capítulo: La otra cara de la moneda.

Gracias por leer.

La despedida se hizo MUY sosa, pero bueno, tampoco quería alargar más el hilo.

Bondrewd, a falta de nombres concretos en la serie y libros, será uno de los tantos que participaron en el proyecto Cartago que aparecerán aquí.

Y… eso.

Reviews:

Titokenny01: Feliz año para ti también, Víctor. Sí, Jeremy lo tendrá, solo que ahora, primero otras cosas sobre Aelita. Gracias por Comentar, Víctor. Espero que te guste el capítulo.

Felikis: Record XD. Lo de la actitud de Xana te lo expliqué en su momento, y también expliqué aquí porque era algo humana. Lo del Somier, por favor XD. Lo de Ulrich y Yumi será algo así como: Crónica de una tragedia anunciada, Bueno, eso. ¡Gracias por comentar, maestro!

Smarty26: Muchas gracias colega, espero que este capítulo te guste.

Loboplateado2541: No puede, si termina bien sería algo muy predecible. Muchas gracias por comentar, espero que este capítulo sea de tu agrado.

Draoptimusstar3: No te preocupes por eso. En este caso fue una decisión bastante condicionada. EL Plan A suele ser el mejor, aunque las películas digan lo contrario. La ira puede ser una buena fuente de fuerzas, pero te cansa muy rápido, bien dicho. Pues eso, poco más que comentar. Muchísimas gracias, de verdad, aprecio estos comentarios como no tienes idea, Draop. Espero que te guste este capítulo.

Y a vosotros igual.

Muchas gracias por el apoyo.

Hasta otra

Adiós.

Never give up, never surrender