En la sombra de nuestro pálido compañero
Un avión privado y varias escalas después, Taelia y el resto llegaron al área de Tokio, su destino final se encontraba a unos cuantos kilómetros a casi las afueras del centro del área. Una furgoneta negra con los cristales tintados del mismo color los recogió y los puso de camino a su objetivo.
—El campus queda en las afueras del área de Tokio, es una pequeña ciudad costera llamada Isumi, el centro se camufla como un gran internado escondido en las afueras de la ciudad, alejada lo más posible de la civilización, no dista mucho de lo que veréis en Kiruna, aquí somos más… estrictos—Resumió la doctora al ver que el lenguaje corporal de todos era de curiosidad, pero a la vez de cierta hostilidad por lo que se iban a encontrar, tenía que hacer algo o la primera impresión sería bastante mala—
—¿Cuántos hay aproximadamente? —Preguntó Taelia de primeras, mirando distraída por la ventana—
—Unas doscientas personas en total trabajando y unos cien internos de todo tipo, está todo bajo control—Respondió la doctora—¿Te preocupa algo en específico? —
—A mí me preocupa más lo que nos puedan hacer, no nos conocen y nos verán como bichos raros—Dijo Pavel con cierta molestia, no estaba tan impresionado por las vistas como el resto—
—Se tendrá que ver, tendréis que convivir con ellos el mayor tiempo posible—Recibió como respuesta cuatro miradas desaprobatorias y casi hostiles, estaban en terreno desconocido y si bien estaban tranquilos, el haber llegado ahí ya les ponía nerviosos y eso era una pésima señal para Sumire—Confiad en mí, será una experiencia buena para vosotros—No le iban a dar el beneficio de la duda, aunque tuviesen que hacerlo, no tenían razones válidas en ese momento para hacerlo—
El ambiente era tenso, que se intensificó aún más cuando vieron la seguridad del lugar; entraron a un internado escondido en el bosque de la prefectura de Tokio que constaba de varios edificios grandes colocados en cuadro sobre una plaza central, los mismos de varias plantas y un aparcamiento que llevaba bajo tierra. La seguridad era curiosa; varias filas de alambre de púas que rodeaban el campus que finalmente era bloqueado por una gran pared de piedra de varios metros de alto y un portón metálico eléctrico, bien blindado. La puerta se abrió y se dejó ver al personal de seguridad; personal del ejército norteamericano. Tras un intercambio de palabras, cruzaron la entrada junto con unos cuantos coches. Se bajaron en el estacionamiento, a Taelia le recordaba al momento cuando los hombres de negro la vendieron a Bondrewd, pero el ambiente era más… animado.
—Lo primero que haremos será registraros para que os asignen un ala especial, luego se os dará un informe rápido, estaré con vosotros ya que el personal habla japonés—
Bajaron del coche con tranquilidad y cruzaron una puerta metálica por un pasillo subterráneo que conectó con un recibidor que contenía varios detectores de metal y algunos medidores. Sumire compartió una serie de palabras con los guardias, quienes se acercaron.
—Vamos primero al registro, haremos varias cosas al mismo tiempo para ahorrar tiempo—La siguieron hasta lo que parecía una sala de reuniones pequeña, con un proyector en una mesita y una serie de mesas puestas alrededor de la misma, mirando al frente donde había una pizarra en blanco. Les entregaron una serie de papeles para rellenar, no contenían información básica como nombre y apellidos ya que había una nota informativa que les indicaba que toda su información ya estaba compartida con ellos, el registro era más un test de conocimientos básicos de comportamiento. Mientras lo rellenaban, una persona vestida con un traje blanco hasta la coronilla, cubierta con una mascarilla biológica, les entregó un cambio de ropa que consistía en pantalón y camisa de color blancos con los bordes de distinto color en cada uno junto con unas zapatillas del mismo color, seguidos por una banda que tenía un color del mismo color que el borde de la ropa y una pequeña tarjeta plástica identificativa que estaba en un idioma que no entendían, pero por su contenido podían hacerse una idea.
Taelia tenía una vestimenta y una banda de color negro, Pavel de color rojo y tanto Marcus como Luciana de color verde claro. Sumire apareció y encendió el proyector, apagando rápidamente las luces.
—Vamos a comenzar esto—Cambió de diapositiva, mostrando un plano con cuatro edificios, eran los superiores—El campus se divide en cuatro secciones, las alas norte y este son habitaciones de gente de color verde, el ala sur es para gente de color naranja a rojo y el ala oeste está reservada para su formación—Cambió de diapositiva—Bajo tierra están los dormitorios para gente de color negro, ya os podéis hacer una idea—
—¿En qué momento volvimos a Kiruna? —Soltó Pavel en un suspiro—Por lo menos no estaré en el fondo—
—¿Por qué yo sí? —Preguntó Taelia, enseñando la banda negra—
—Cuando entras en trance eres bastante agresiva, y de normal, ya lo eres y sueles reaccionar bastante mal ante desconocidos, así que es por seguridad, de momento estaréis todos en las habitaciones de color verde hasta que os familiaricéis con el ambiente—Respondió la doctora—Es temporal, luego puede cambiar, de momento es para que los guardias se hagan una idea de cómo reaccionar —
—Soy la única que no ha intentado matar a alguien a voluntad—Suspiró la adolescente—De acuerdo, te creo—Sumire asintió—
—Lo primero será que veáis a todos, hay un pabellón donde se reúnen todos los días, mañana os presentaremos, de momento estaréis aquí mientras os familiaricéis con el ambiente, estaremos un tiempo aquí—
—Imagino que tu objetivo es ver cómo nos comportamos, pero ¿Qué utilidad fuera de eso tiene este experimento? —Cuestionó Luciana, Sumire le miró con curiosidad—Esto solo va a causar malestar al pensar que somos un grupo selecto de personas con más privilegios que ellos—
—Tiene razón, encima van a pensar que estaremos encima de ellos y nos van a intentar atacar, así que ya me imagino que la violencia aquí no es bienvenida—Secundó Pavel—
—Vale, hay reglas, están en un papel que os entregaremos luego con algunos horarios, estamos aquí para probar su reacción y hacer un pequeño experimento, algo así como un torneo para medir quién es más fuerte—
—Oye, yo no me termino de recuperar de lo de Pavel, ¿Piensas romperme más? —Preguntó Taelia, poniéndose de pie, apoyada sobre la mesa—
—Será en un tiempo, tranquilidad todo el mundo, de verdad—Los cuatro tuvieron que contenerse—Ya estamos aquí, colaborad un poco para que la resolución de las cosas sea satisfactoria—
—No será satisfactoria si la mitad de ellos intentan eliminarnos—Cuestionó Luciana, mirándole con una sonrisa acusadora—
—Intentaré contenerme, pero si le hacen algo a Marcus o Luciana les romperé la cara, tenlo por seguro—Sumire asintió—
—Estaba previsto, ya están avisados los cuidadores para mantenerlos controlados y no hacer nada raro o que te pueda afectar físicamente en caso de que intervengas, siempre y cuando te controles—
—No prometo nada—Sumire cambió de diapositiva, mostrando un árbol con cinco personas, la cabeza estaba Sumire, las otras cuatro eran personas que eran los directores del centro, pero parecía que le jefa en cuestión era Sumire. Cambió otra vez—
—En esta diapositiva podéis ver el protocolo en caso de haber un foco de infección potencial, vosotros sois un caso especial ya que vuestro índice está bloqueado, pero ellos están bajo estudio, en caso de que alguno se convierta, tenemos un protocolo para pararlo, pero requiere intervención de todos vosotros, solo espero que no tengáis que hacerlo de verdad —Cambió de diapositiva, mostrando un plano bastante detallado del subterráneo; Constaba de una primera planta de estacionamiento y recibidor conectadas, con protección de puertas de acero reforzadas dobles en sitios de intercambio de pisos tales como escaleras o ascensores. El piso inferior era un gran laboratorio con un almacén protegido, el inferior a ese era un gran arsenal con salida directa por elevador al estacionamiento para un despliegue casi inmediato, las dos inferiores habitaciones y sitios de contención bastante protegidos que no tenían gran información más que el número negativo de la planta—En las dos inferiores están quizás los más peligrosos y los más curiosos, experimentos 210 y 211, una pareja que sobrevivieron de milagro a lo imposible, Edge ya estaba enterada de ellos y quería que viniese, pero se negó—
—¿De verdad esperabas que viniera hasta aquí solo para verlos?, si no le das una mejor excusa nunca caerá en este sitio—Cuestionó Taelia rápidamente—A todo esto, ¿Quieres que hagamos algo con ellos? —
—Solo tú, te daremos más información al respecto cuando llegue el momento, mientras tanto seguirás con una fase de rehabilitación hasta que estés bien a nivel muscular—Miró a la diapositiva, cambiándola, mostrando una foto de los niños en cuestión—Grabaros esta cara en vuestra mente, si algo sale mal con ellos, debéis pararlos a como dé lugar—
—Parece que vinimos a este sitio como súper héroes de película o algo por el estilo—Cuestionó nuevamente Pavel—
—Lamento esa primera impresión, aquí debo ser otra persona más seria, todos confían en mi—Asintió Sumire—Os presentaré a vuestros encargados, son dos personas que conocen vuestro idioma y os ayudarán a comunicaros bien, también entre los niños hay algunos que hablan alemán e inglés, así que Taelia no debería tener mayor problema para hacer de traductora—
—Lo intentaré—
Se pusieron de pie al poco rato, saliendo junto a la doctora con sus cosas hasta llegar al piso del laboratorio, una gran extensión de piso con paredes acristaladas con diferentes herramientas y puestos diferentes de testeo, apenas podían ver por encima, pero parecía que habían niños en algunas de las salas, ellos fueron hasta una del final que era bastante grande, parecía un gimnasio donde les esperaban muchas personas de trajes biológicos, el ambiente era bastante pesado y podían notar el nerviosismo de todos los presentes, sobre todo el de Marcus, quien se mantenía tras Taelia todo el rato.
—Esta gente se encargará de haceros un registro rápido para nuestra base de datos, así los tendremos completamente actualizados, tendréis que venir aquí antes de desayunar todos los días, luego os daremos un horario… Luciana, luego hablaré contigo, te daremos un curso intensivo de japonés para que puedas tener una base y darnos una mano con algunas cosas—La aludida asintió con una sonrisa tranquila, parecía estar a la defensiva todavía, pero estaba bien—
—No… no quiero... —Quebró una voz aguda y baja, Taelia se giró rápidamente, era Marcus, había dado un paso hacia atrás—No son… buenos—Su mirada era de miedo y asco, sus ojos, por primera vez que ellos lo notasen, brillaban con fuerza. Uno de los hombres intentó acercarse a él para ver que todo estaba bien, pero provocó el efecto contrario y se ganó un fuerte empujón de Taelia seguido de un llamado de atención que dejó a los adultos estupefactos. La adolescente se acercó a Marcus, arrodillándose ante él—Ellos…—
—Si, dan miedo, pero tranquilo, no dejaré que te hagan algo—Le dijo en un susurro, pasando sus manos por su cadera, él simplemente se limitó a mirar al suelo mientras apretaba con fuerza sus puños, con sus ojos brillando con intensidad—
—No me gusta…—
—A mí tampoco, pero no podemos hacer otra cosa, ven aquí—Lo cargó en sus brazos, él aceptó y simplemente escondió su rostro apoyándolo sobre Taelia, quien se giró hacia los presentes con una mirada de desaprobación—De verdad, sabes que él odia este tipo de cosas y es lo primero que haces—
—No pensé que iba a reaccionar tan mal estando cerca tuyo—Se defendió Sumire intentando acercarse, pero Taelia dio un paso atrás al tiempo que Pavel le bloqueaba el paso a la doctora—Vamos…—
—Tu primer error fue traernos aquí sin tener las cosas bien pensadas, ¿Qué pasó con su cuidadora?, es quizás la única persona adulta que no odia ni le tiene asco—Preguntó la adolescente, ahora era ella que, por su tono de voz, llevaba la batuta en la sala—
—Tuvimos un percance con el visado, debería estar aquí en pocos días, pero estará, tenlo por seguro—La situación seguía sin cambiar, los hombres en los trajes hacían preguntas a Sumire que ella parecía omitir—
—Estuviese o no, ella es la única que sabe cómo tratar bien cuando hay muchos adultos cerca y lo sabes, tienes suerte que me diese cuenta o ese hombre estaría herido ahora mismo—Nadie tenía valor a decirle algo, estaba realmente enfadada por el cómo habían comenzado las cosas—
—Tendrá que aprender a convivir con ellos—Dijo finalmente la doctora, ya cansada de esa actitud, pero fue su segundo error—
—Tendríamos que aprender tantas cosas que se os olvida lo que pasamos para llegar hasta aquí, comparto su odio y asco a los adultos, pero yo sé fingir bien porque no tengo tan malos recuerdos, ¿él en cambio que crees que vivió durante toda su vida hasta ahora? —Taelia parecía haber pasado por encima de ella—
—Por otra parte, ya estábamos todos a la defensiva, tenías que haber previsto bien esto, él no dudaría en atacar a cualquier adulto que intentase tocarlo, uno ya se quedó sin una oreja por culpa de ello, ¿Lo olvidas? —Secundó Luciana a la doctora, acercándose a Marcus por detrás, acariciando su cabeza—Es un niño pequeño y quieres que aprenda algo tan difícil para él, ¿No es eso bastante inhumano? —
Sumire se quedó sin palabras para contradecir lo que ellos decían, se conocían tan bien los unos a los otros que al primer paso en falso se habían cerrado en banda, sabían que su principal obstáculo sería Marcus, si él presentaba alguna inquietud grave como la recién vista, no dudarían en protegerlo, era pequeño y no comprendía totalmente ese sentimiento hacia los adultos, pero no necesitaba hacerlo totalmente todavía, el error de Sumire fue pensar que con el tiempo que había pasado con ellos ese miedo se había disminuido, pero olvidó lo más importante; ya no estaba con gente conocida que sabía que no le haría daño, estaba en un sitio que nunca había visto con gente que nunca había visto y tenía miedo de que pudiese pasarle lo mismo que en la ciudadela de Kiruna, por eso la agresiva reacción de Taelia, se había dado cuenta antes que ellos y por eso estaba tan enfadada.
—No sé qué clase de cosas queréis hacer, pero me encargaré personalmente de Marcus y no, no tenéis otra opción—Dijo Taelia finalmente, y por la mirada de sus compañeros, Sumire supo que no tendría otra opción que ceder a sus demandas—
—Empezamos con el pie izquierdo, dos errores estúpidos—Dio un par de aplausos a los empleados, diciéndoles algo, se dirigió a los chicos—Pavel y Luciana irán primero, te indicaré que debes hacer para sacar los datos de Marcus, os debo una disculpa—Taelia asintió. Los dos primeros se fueron con aquellas trajeadas personas que los guiaron hasta unas salas privadas. Taelia entró a una de ellas con Marcus y Sumire. La sala consistía de un consultorio básico con un baño anidado y un escritorio con un ordenador y una camilla, donde dejó al pequeño—
—Qué momento tan tenso—Suspiró la adolescente, mirando de reojo a Sumire—
—Perdona la reacción de ellos, te juro que estaban avisados, no pensé que reaccionaría tan mal—Parecía estar ella también bastante nerviosa, era muy raro verla así ya que normalmente estaba siempre despreocupada—
—Ya pasó, vamos a acabar con esto de una vez para que parezca que queremos imponer nuestras propias reglas a la fuerza—
—Quitaos ambos la ropa, vamos a hacer dos por uno—
Tras obedecer, Taelia tomó tanto medidas del cuerpo como altura, peso y algunos datos más del cuerpo del pequeño, anotando datos sobre él para compararlos con el historial que tenían del otro laboratorio. Sumire lo imito con ella. Tras acabar con varias pruebas más, se cambiaron a la ropa que la doctora les había entregado.
—Dado a que su cuidadora tardará en llegar…—
—Me encargaré de él, tranquila, estoy segura que estos días serán más sencillos con nosotros cerca—
Salieron de la sala al rato, donde ya les esperaban todos. Subieron hasta la superficie, respirando algo de aire fresco, encontrándose en la entrada de una de las entradas al edificio de habitaciones para bandas de color verde, había guardias en la entrada que saludaron a la doctora, uno de los soldados tenía una banda del ejército francés en su uniforme.
—Él es parte de los asignados aquí, habla francés así que podrá ser de ayuda inmediata—Anunció la doctora, presentando al guardia—
—Un gusto conoceros—Dijo el hombre, asintiendo—
—Ya ves que dos de ellos llevan bandas negra y roja, ¿leíste el comunicado? —El hombre asintió—
—Estamos comunicándolo con los niños, parecen entender la situación—
—Se formarán problemas por la cinta negra de Taelia, por favor, intenta que no pase a mayores—El hombre asintió—
Siguieron su camino hasta la tercera de cinco plantas que tenía el edificio, eran plantas grandes y amplias, por suerte estaban todas vacías en ese momento. Las habitaciones parecían estar una enfrente a la otra, estaban al principio del pasillo que conectaba con una escalera que daba al piso inferior y otra al superior.
—Os dividiréis en dos habitaciones, Pavel y Luciana estarán en una y Taelia y Marcus en otra, queremos que los dos con más fuerza estén con la otra persona que no tiene, os prometo que tendréis algún momento a solas para compensarlo, nos vendrá bien a ambas partes—Asintió la doctora—
—¿Hay alguna manera rápida de dar contigo? —Preguntó Taelia de primeras—
—Luego os traeré un móvil para Pavel y para ti, tiene los contactos de gente que os puede entender y podéis comunicaros, entiendo que trajiste el tuyo aquí, ¿no? —Taelia asintió—Entonces está todo hecho—Les entregó un par de copias de las llaves de cada habitación—Os daré un rato para que os organicéis, vuestras maletas están dentro, vendré por vosotros luego—Se dio la vuelta con intención de irse—
—¿Dónde está el resto? —Preguntó Pavel, viendo la soledad del edificio—
—En clases, no los veréis hasta mañana, esta noche vais a dormir en otro sitio—Dicho eso, bajó las escaleras, dejando a ambas parejas en sus respectivas habitaciones. Taelia entró a la suya, cerrando la puerta tras sí, viendo un par de ventanas grandes que mostraban una gran extensión de bosque hasta donde alcanzaba la vista, la habitación constaba de dos camas individuales, un armario empotrado en la pared y un escritorio en frente de cada cama, que a su izquierda tenía una puerta pequeña para un baño sin ducha, por lo que suponían que las duchas serían públicas o algo por el estilo. Taelia abrió el armario y se encontró con cambios de ropa separados en una de las estanterías del armario, estaban separadas en dos con un cartel que ponía el nombre de cada uno; era exactamente la misma ropa que llevaban puesta. Tenían espacio para poner más con ganchos para ropa, cosa que la adolescente hizo mientras Marcus simplemente curioseaba por la habitación, era curiosa. Al cabo de poco rato, Taelia guardó las maletas en un espacio dentro del armario y lo cerró con llave, sentándose en la cama mientras suspiraba—
—Ya está, ahora solo debemos esperar—Suspiró, mirando al techo. Sintió que alguien le abrazaba por detrás, tirando de ella hasta tumbarla bocarriba en la cama—¿Tienes ganas de conocer a los de aquí? —Preguntó al niño, quien le miraba con una sonrisa, tumbándose a su lado, mirándole de reojo—
—No demasiado, la única persona de mi edad con la que… llegué a llevarme bien era con Fer, me arrastraba a todos lados con ella—Respondió, Taelia echaba le miró con una sonrisa adolorida, pues le vino a la cabeza la escena de cuando le dispararon, tenía su cuerpo manchado de sangre y lo único que pudo hacer fue olvidarse de ella completamente cuando vio a Xana y Aelita llegar por ella… ¿Ahora?, Fer estaba muerta—
—No me termino de creer que haya muerto, pensé… que sobreviviría—Respondió en voz baja—
—Quería seguir con ella… sería mejor de ese modo—Pareció recordar algo. Se movió rápidamente por la cama hasta ponerse de pie en el suelo, llegando al armario y rebuscando algo entre su pequeña maleta, sacando un collar rojo con un pequeño medallón—Es lo único que conservo—Lo acercó a Taelia—
—Su collar…—Si, era el collar de la misma, el código y el nombre escrito en la chapa lo confirmaban. Taelia lo tomó en sus manos, apretándolo con suavidad mientras intentaba calmarse, ya la gente responsable estaba muerta, pero…—Espero que en un futuro podamos verla de nuevo—Alguien entró por la puerta, eran los otros dos compañeros—
—¿Qué ocurre que esto está más apagado que de costumbre? —Preguntó Pavel de primeras, entrando a la habitación—
—El collar de Fer—Se lo enseñó, él asintió, imitando con sus manos una pistola—
—Cuando la encontré en medio del bosque apenas respiraba, tenía hipotermia y dado el sitio, apenas podía hacer algo—Respondió este, parecía haberlo superado—Sé que no tardaremos mucho en verla y poder compartir un rato con ella—Hubo una extraña sonrisa en su rostro—
—Sois demasiado pesimistas hablando del futuro, ¿Quién sabe?, quizás en unos años seamos libres—Atajó Luciana, con un libro en sus manos, atizando con su voz casi pecorosa las palabras que salían de su boca—
—Quizás no debamos pensar tanto en el futuro—Secundó Taelia, levantando el torso—Es más sano—Se puso de pie—
—No es sano no tener una meta en tu vida—Atajó Luciana—debes tener planes, algo debe funcionar, aunque todo lo demás no—
—Eres muy positiva en ese aspecto, pero para mí es algo complicado pensarlo de manera realista—Luciana pareció mirarle con una ceja levantada, recordando algo que leyó en un informe de Taelia, no tenía acceso a ellos, pero la seguridad con la que lo guardaban no era muy rival para ella que digamos—
—Hay un antiguo dicho que dice que la peor parte del infierno no son las llamas, sino la perdida de toda esperanza… alguien con depresión sabe bien lo que significa—Taelia pareció llamarle la atención esa frase, en espacial la última parte—Nunca te lo dijeron, ¿verdad? —Taelia negó con la cabeza—
—Siempre decían que no sabían exactamente en mi cabeza, por más que les intentaba explicar toda la situación siempre había algo que para ellos no cuadraba y rompía todo el esquema—Se llevó las manos a su rostro—
—No soy experta en ello, pero creo que era demasiado obvio, de los cuatro eras la que más apagada parecías y apenas cambió cuando llegamos a París—
—La única que sabe la verdad de todo es Evangeline—Se volvió a sentar en la cama—Lo que más me afectó fue la muerte de mis padres adoptivos y el cómo me forzaron a cambiar de ambiente de manera tan de la nada cuando había dado por hecho que ya sería mi lugar fijo… no me afectó lo que me hicieron ni el cómo se aprovecharon de mí, sino… que mi futuro ya no dependía de mí y cuando llegué a Kiruna caí en cuenta que ya no tenía ningún futuro y todas mis esperanzas se habían desvanecido… no era más que un cascarón vacío —
—Aún con esas sigues estando un poco igual, ya no eres la de antes, pero no pareces tener mucha motivación—Luciana era demasiado observadora y bastante inteligente, si algo sabía ella era leer a la gente bastante bien—
—Quiero un poco de tiempo para pensar que hacer… solo un poco de tiempo—Miró a otro sitio. Luciana se acercó, dándole un golpe en la cabeza con la tapa del libro—
—Gracias a que no te rendiste en buscarnos estamos con vida los tres, no te atrevas a acabar con la tuya porque sería el peor fracaso de todos—Le reprendió—
—Luciana, algunas personas solo necesitan algo de cariño, ese es el caso de Taelia—Respondió una quinta voz en la puerta, era Sumire—No es el fin del mundo… todavía—Señaló las escaleras—
Siguieron a la doctora fuera de las habitaciones, luego de comprobar que ambas estaban correctamente cerradas y marcadas con sus nombres con un cartel colgado en la puerta.
Salieron del edificio, volviendo a las instalaciones subterráneas, al piso del laboratorio, donde en una de las oficinas internas les esperaba una persona, su apariencia era curiosa; un hombre de mediana edad con cabello corto y oscuro, apariencia occidental con ojos oscuros y piel alargada, delgado y vistiendo con vaqueros, una camisa cuadros, zapatillas negras y una bata de laboratorio.
—A falta de la cuidadora de Marcus, Albert será vuestro encargado, aunque seguiré también siendo vuestra encargada principal, en cualquier caso—El hombre se puso de pie, saludando personalmente a cada uno. El hombre les entregó a Taelia y Pavel un móvil—
Sin embargo, no todo estaba siendo realmente tranquilo, en París, no habían logrado dar realmente con la IA, habían vuelto y no tenían muchas más noticias de ella, lo cual era especialmente raro.
Eran poco más de las tres de la mañana, Aelita dormía tranquilamente en su habitación cuando escuchó alguien abrir la puerta, algo que le despertó y si bien pensó que era la IA, al ver una figura más joven alzó el torso, restregándose los ojos.
—Perdona despertarte, pero hay algo que será mejor que veas—Respondió de forma tranquila la voz, era Zack—
—¿Es importante? —El muchacho ladeó la cabeza al tiempo que asentía—Voy, voy—
Se cambió de ropa y salió de casa sigilosamente junto al muchacho. Apenas si había tenido contacto con él, no sabía casi nada de su comportamiento, pero si algo le preocupaba y había ido con ella es que se trataba de Xana.
—Creo que desde aquí podremos verlo sin que nos note—Dijo con suavidad, viendo fijamente donde estaban; tenían en frente una buena vista de la torre Eiffel, una gran torre de hierro como símbolo de la ciudad—Ella te enseñó a ver el otro plano, ¿verdad? —
—No realmente, solo… me dijo cómo activarlo con el cristal—Respondió al pelirrosa, acariciando con los dedos el mismo. Tomó aire, cerró los ojos y le dio un giro en horizontal al cristal, al abrir sus ojos vio el cambio de prisma, pero tuvo que apartar la mirada de la torre—Brilla mucho—
—Si… no sé qué le pasó, cuando llegamos a la torre me dijo que viniese a ver si todo estaba bien por aquí y cuando me di cuenta había logrado usar la torre de catalizador—
—¿Qué hace exactamente? —Podía ver como un gran remolino se concentraba en la torre a una velocidad lenta, fusionándose en la punta de la misma y luego subiendo al cielo a gran velocidad en un hilo fino—
—Me gustaría saberlo, pero creo que notó la presencia de alguien, ya sabes lo que ella pude hacer—La pelirrosa asintió—No creo que me diga exactamente lo que ocurre, por eso te traje—
—¿Quieres que vaya? —Zack asintió—
—Sé que me dará una paliza luego, pero es la única manera de entrar, su energía está tan concentrada que no puedo pasar de un radio de un kilómetro, es como una barrera—Suspiró—Es posible que todos dentro de ese radio estén dormidos por el efecto que ella puso en el ambiente, se desvanecerá cuando entres, ahí entraré yo—
Aelita asintió. Se adentró por las calles amplias de la ciudad con la gran oscuridad presente, pero en compañía de alguien que le era suficiente para sentirse segura, se fijó en dos empuñaduras sobresaliendo de una mochila que llevaba en la espalda, eran sus dagas, listas para desenvainarlas lo antes posible. Aelita había cambiado a su visión normal, estaba a poco más de una calle larga de distancia de la torre, la podían ver de fondo junto con los jardines y, en un amplio margen, todas las luces apagadas, lo que facilitaba la visión de la persona; estaba en la cima de la torre, sentada en el borde mientras miraba al infinito, con sus manos tocando firmemente el frio y duro acero. Zack se separó en ese momento, dejando a la pelirrosa entrar.
Paso tras paso, podía sentir un ligero cosquilleo en el ambiente cada vez que se acercaba a la torre, sentía como si un montón de bichos invisibles le picasen con aguijones cada vez más grandes y más profundo a una gran velocidad. No le molestaba. Veía personas tiradas en el suelo y coches detenidos en mitad de la carretera con todos sus ocupantes con claras señales de estar dormidos… soltó un quejido por culpa del cosquilleo, momento en el que el mismo se detuvo y de alguna manera la luz pareció restablecerse, provocando que la IA se pusiese de pie, mirándole desde la cima.
—¿Qué es todo esto? —Le preguntó la pelirrosa en voz alta. Xana tocó con sus dedos una plataforma de la torre, deslizándose por ella con gran facilidad, llegando hasta tierra, acercándose—
—¿Qué haces aquí? —Preguntó con voz arisca, no estaba contenta—
—Eso te debería preguntar yo a ti—Respondió la pelirrosa—¿Qué haces? —
—No lo entenderías—Se giró hacia la torre, dando la espalda a la pelirrosa—Vuelve a casa, es más seguro—
—¿Seguro de qué? —Preguntó una tercera voz—No me dijiste nada, así que fui con la única persona que no lastimarías si te molestase en algo importante—
—Tú…—Se giró hacia el muchacho, que estaba de pie a un lado de Aelita—Te dije que la cuidaras—
—No puedo hacer eso si no sé qué estás haciendo—Respondió el mismo—
—¿Y bien? —Insistió la pelirrosa—
—Sois demasiado insolentes, pero de acuerdo—Suspiró, girándose a la torre—Alguien la manipuló mientras no estábamos, lo mismo que hicieron cuando el huracán—Respondió—A diferencia del resto de veces, esta persona sabía lo que hacía, estaba revirtiendo todo el efecto usando gran parte del tendido eléctrico y usando el mismo catalizador, pero ya ves…—
—¿Sabes quién es? —Negó con la cabeza—
—Eso es lo que me preocupa, sea quien sea logró romper mi sello y usar esto a voluntad, había asegurado la torre con un sello que se liberaba con fuerza bruta—Señaló la torre, de la nada surgió una gran ventisca, las nubes se habían arremolinado sobre la torre, soltando relámpagos con fuerza—Si son enemigos tendremos que estar muy atentos, no sabemos quiénes pueden estar tras esto—
—Es un poco estúpido desde que nuestras opciones se reducen a dos organizaciones—Atajó Zack, moviéndose en círculos alrededor de Xana—
—Lo sé, pero es imposible saber que pasó aquí con exactitud, así que solo podremos sospechar con pocas pruebas al respecto—Asintió la albina, colocando una mano encima de la cabeza del muchacho—Tenemos algunas cosas que hacer, antes de nada—
—¿Y toda esta gente? —Preguntó Aelita, mirando detenidamente el escenario: Oscuro, húmedo lluvioso y con multitud de personas dormidas en el frío pavimento —
—Están bajo un trance, cuando acabe aquí dejaré todo como estaba, sino era imposible, toda la ciudad está bajo el mismo trance, pero el efecto solo es útil a menos de unos pocos kilómetros a la redonda—Respondió la IA—Hacedme caso, volved a casa y ya os alcanzaré, no os preocupéis por lo que pueda pasar—
—Te ves muy segura—
—¿No debería estarlo si se supone que sé lo que estoy haciendo? —Por una parte, era verdad, por lo que Aelita no insistió más—
—Entonces será mejor irnos—Miró a Zack, quien asintió—
Salieron del área de influencia de la IA, viendo como la misma volvía a su punto encima de la gran torre. Caminaban tranquilamente por las calles parisinas, ligeramente atestadas de gente somnolienta.
—¿Cómo la soportas?, a veces es imposible que diga la verdad—Preguntó el muchacho a la pelirrosa, soltando la misma pregunta al aire, jugando con las farolas mientras pasaban por las aceras—
—Quizás ya es costumbre, ella suele ser así de arrogante, pero la entiendo, entre menos gente se entrometa, mejor, quizás solo debes esperar a que se acostumbre a tu presencia, ella suele hacer las cosas sola por lo que veo, en cuanto a que diga la verdad, siempre suele hacerlo por más disfrazada que pueda estar, nunca está mintiendo—Respondió esta, con las manos en los bolsillos—
—¿Nunca? —Aelita negó con la cabeza—
—Por otra parte, ella debe estar deseosa de enfrentarse a alguien, ella está hecha para la guerra y sin embargo llevamos un tiempo de calma tensa que para muchos sería excelente noticia, para nosotros…—
—Una señal de mal augurio—Aelita ladeó la cabeza—
—Si ella quiere matar a alguien, que haga lo que quiera, sabe lo que hace—
Lo mejor era no insistir. Aelita llegó a su habitación al cabo de poco rato, no parecía que Anthea se hubiese dado por enterada de que ella había salido, quizá era mejor así. Se cambió de ropa y se volvió a meter en cama, solo para mirar su móvil, mirando el SMS.
"Soy Taelia, tendré este número mientras esté por aquí"
Por la extensión, se podía hacer una ligera idea de que era verdad. Dejó el mismo en un nochero, conectando el cargador y volviéndose a girar hacia el lado contrario para intentar dormirse, pero se le vino a la cabeza un momento que quedó a solas con Pavel luego del concierto, durante la celebración que hubo en el lugar luego del concierto…
No sabía dónde estaban sus compañeros como tal, estaban un poco dispersos.
Se encontraba sentada en el escenario, mirando el ya vacío recinto con una bebida en sus manos mientras tarareaba una de las tantas canciones que había escuchado durante toda la jornada, recordando vivencias aleatorias del pasado hasta que alguien la sacó de ahí y al girarse, sonrió suavemente, guiñándole un ojo, era Pavel.
—Pedazo concierto, ¿Eh? —Rompió el hielo muy rápidamente el eslavo, con una bebida en sus manos blanquecinas, casi nieve. Aelita se fijó en él mientas asentía—
—Tanta gente a veces da mal rollo, pero es espectacular—Suspiró—¿Dónde está Taelia? —
—Le perdí el rastro hace poco rato, estaba con Luciana y Marcus, yo quería un poco de aire fresco—Miraba el escenario con una sonrisa cálida y una tranquilidad envidiable —
—¿Cómo habéis llegado ambos tan lejos en tan poco tiempo? —Preguntó de primeras, tenía auténtica curiosidad. El eslavo simplemente se regocijó por lo bajo mientras daba un sorbo a la bebida antes de responder—
—Una mezcla de fuerza de costumbre y simple aburrimiento mezclado con falta de opciones—Chasqueó la lengua—No podemos hacer ningún contacto con otras personas de ninguna manera hasta nueva orden así que solo nos tenemos a nosotros dos para entendernos mutuamente, nos desestresamos a pesar de que seamos tan diferentes en el fondo—Le miró—Ella es muy impulsiva, pero bastante poco proactiva, yo soy alguien más cauto, sin embargo, me gusta tomar la iniciativa, así que nos complementamos—
—De toda la gente…—
—Quizás solo nos tengamos el uno al otro porque pasamos por cosas horribles, al final eso crea lazos y aunque suene como lo más cursi del mundo, solo nos tenemos el uno al otro para tener algo de calor humano—
—¿Entonces ya sois más que amigos? —Apoyó su cabeza contra sus rodillas, girando la misma hacia él—
—¿Amigos con derechos?, no podría decir si somos novios hasta que no haya una propuesta de parte de alguien—Dio otro sorbo a su bebida—Ella desde luego es una persona con la que me gustaría estar, pero eso es solamente porque no tenemos nada más—
—Debe ser horrible saber que cualquier persona que te gusta ahí fuera es prohibitiva—
—Dicen que el amor más puro es el prohibido, pero sigue siendo otra cursilería para intentar justificar la imposibilidad de las cosas—Terminó con su bebida, dejándola a un lado mientras asentía repetidas veces con la cabeza—
—Di lo que quieras—Se puso en pie—Eres quien va a estar con ella por mucho tiempo viendo tal y como pintan las cosas, así que más te vale cuidarla—Pavel le imitó—
—¿Y tú que crees que hago?, ella me ayuda tanto como yo, no dejaré que le pase algo, se arriesgó solo para salvarme la vida y por eso estamos aquí hablando ahora mismo, debo devolverle el favor—
—¿Y que tienes en mente? —El eslavo solamente se encogió de hombros con una sonrisa fugitiva, Aelita negó con la cabeza mientras reía por lo bajo, viendo como detrás de él llegaban Taelia con el resto, era, quizás, hora de marchar…
Muy de mañana, la IA se coló en la habitación de una persona, escuchaba la presencia de más personas en la casa, pero su objetivo solo era una pelirroja. Se sentó en la cama y le acarició el rostro suavemente, provocando que, al cabo de poco rato, la misma despertase.
—Veo que estás mejor—Le dijo en voz bastante baja a Milly—
—Un… poco—Respondió, estirando su cuerpo, soltando un quejido—Puedo apoyarme sobre mi pierna derecha, pero la izquierda sigue doliendo muchísimo—
—Es un paso, solo pasaba a ver que tal estabas y hacer una cosa—Dejó su mochila a un lado, sacando una pequeña bolsa con un frasco plástico y una jeringa pequeña—Esto debería bastar para que a nivel muscular estés bien en un par de días sin apenas efectos secundarios—Rellenó la jeringa con todo el contenido dl frasco, Milly simplemente se giró hasta estar bocabajo, levantando su pijama—Te va a doler, así que intenta morder algo hasta que lo peor pase—La chica asintió, hundiendo su rostro en la almohada, tensando su cuerpo en el momento que sintió una aguja penetrar su espalda, no fue mayor cosa, pero luego sus piernas comenzaron a doler mucho, sentía como si mil abejas estuviesen clavando sus aguijones al mismo tiempo en ellas, no podía moverlas porque no soportaba el más mínimo cambio. Respiraba con dificultad mientras apretaba con fuerza las sábanas—
—Duele…—Susurró, casi llorando del dolor—
—No hagas ruido—Se movió hasta el final de la cama, tomando una de sus piernas doblándolas hacia atrás con suavidad, notando el cómo la chica se tensó aún más. Comenzó a hacer lo mismo con ambas piernas aún vendadas. Poco más de diez minutos, el efecto pasó lo suficiente para que solo sintiese un cosquilleo soportable comparado con al dolor anterior—Buena chica, sigues teniendo mal tu pierna izquierda, parece que se llevó la peor parte de todas—
—Se sintió… fatal…—Intentaba calmarse, tenía lagrimas corriendo por sus mejillas, el dolor era simplemente insoportable—
—Podría ser mucho peor—Guardó todo en su mochila y se acercó a la ventana—Volveré cuando ellos vayan a irse, mientras tanto me pasaré de vez en cuando—
Era ya poco más de medio día en el área de Tokio. Taelia y el resto de sus compañeros se encontraban saliendo de las instalaciones subterráneas, habían pasado la noche ahí y gran parte de la mañana, había sido tranquila, solamente la adolescente tuvo que estar un tiempo corto en la oficina de un fisioterapeuta para revisar su estado físico a nivel muscular.
Al llegar a la plaza central escucharon un bullicio suave que venía de un pabellón deportivo en la parte trasera del edifico de clases, se hacían una ligera idea de quienes eran.
—¿Estáis listos?, os presentaremos ante vuestros compañeros así que ojos abiertos, no sabemos cómo pueden reaccionar—Asintió Sumire, mirando a los chicos que le seguían de cerca junto a unas cuantas personas más—
—Me sentiría mejor si al menos entendiésemos su idioma—Respondió bastante tenso un Pavel que parecía bastante inseguro de la situación—
—Creo que ese será el menor de nuestros problemas—Secundó Luciana.
Rodearon el edificio y se encontraron con una zona atlética que constaba de una cancha deportiva cubierta y una pista atlética al aire libre con una pequeña gradería en uno de sus lados.
Todos los niños se encontraban de pie mirando a la gradería, estaban separados en varias filas, podía notarse cierta tensión. Taelia y el resto subieron a la gradería, justo al frente de ellos. El sol pegaba con fuerza… Solo escucharon un murmullo generalizado hacia ellos que se acalló cuando Sumire levantó su mano derecha con la mano hecha un puño, comenzó a hablar, por suerte, había alguien que hacía de traductor entre los soldados.
—Buenos días, chicos, hoy es un día especial que ya os habíamos anunciado hacía no mucho tiempo y por fin pudimos hacerlo realidad, os presentamos a vuestros compañeros, más tarde en clase los veréis más de cerca tal y como se hizo con cada uno de vosotros, ellos vienen de muy lejos, del viejo continente y son los únicos supervivientes de su proyecto, ahora los llevamos en un proyecto aparte—Tradujo un soldado, parecía ser una perfecta traducción de lo que decía la doctora, alguien del público alzó la mano, Sumire le dio el turno de palabra—¿Por qué una de banda negra está fuera de su sitio? —Buena parte de sus compañeros parecía querer saber la respuesta—Es solo de manera temporal, luego lo vais a entender más detenidamente, de momento solo quiero que os familiaricéis con ellos, serán parte de vosotros y aprenderán gracias a vosotros y vosotros a ellos—
—No parece que el discurso esté haciendo efecto—Carraspeó Luciana, leyendo la reacción corporal de los que tenía a la vista—
—Solo están nerviosos—Cortó Sumire su discurso para responderle en voz baja—
—¡Doctora! —Gritó repentinamente uno de los guardias a su izquierda, que señalaba a una persona que se movía con rapidez de una de las filas de gente hasta subir a las gradas y Taelia, que estaba la más próxima, se movió con rapidez alzando su rodilla con fuerza, que recibió con gracia el pecho de un chico joven que se había inmolado contra ellos. Al fijarse por un segundo, notó cómo sus uñas estaban alargadas y su dentadura visible era ligeramente diferente. El muchacho retrocedió, tosiendo, pero aún en pie. Taelia se acercó para rematarlo, sin embargo…—
—Taelia…—Llamó la atención la doctora, provocando que la adolescente se parece en seco—Si lo golpeas lo matarás—La adolescente se giró mientras soltaba un gran resoplido, sin embargo, cuando dos guardias se acercaban a inmovilizarlo, él se escapó de sus manos y se lanzó sobre Taelia, quien se apartó dando un paso largo al frente, girando sobre sí misma, viendo la agilidad de su oponente—Si ella te golpea será lo último que hagas—Dijo la doctora al muchacho, quien parecía iracundo, sus ojos brillaban, su objetivo inmediato: la única persona que le había hecho frente, Taelia. Se lanzó, pero la adolescente le esquivaba, era una cosa positiva de haber entrenado con Edge durante algunos días, había aprendido a esquivar a una persona con agilidad incluso superior—Muéstrale quién eres—Por el idioma hablado, era una orden directa a Taelia, quien, aprovechando un ataque lateral del niño, le pegó otro rodillazo al pasar sorpresivamente a la ofensiva, esta vez en el vientre; el siguiente golpe fue un derechazo que se estrelló directamente contra el rostro objetivo, culminando su fatal ofensiva al acertar ese golpe, agarrando su mano izquierda y obligándolo a girar su torso por completo antes de caer encima de él sobre el frío concreto. El joven inmolado había perdido la conciencia. Hubo un murmullo hacia Taelia cuando esta se puso de pie al llevarse los soldados al muchacho, acercándose a sus compañeros, quienes le felicitaron con un choque de puños—
—Como podéis ver, ella es muy fuerte, suele ser bastante calmada, pero es agresiva cuando alguien la provoca, así que, por favor, si no queréis recibir una paliza peor, sed gentiles y ella lo será con vosotros—Tradujo el soldado otras palabras de Sumire—Ellos son: Pavel, tiene quince años—El aludido asintió mientras alzaba el brazo, los presentes al frente suyo dijeron algo al unísono—Taelia, catorce—La aludida simplemente sonrió por lo bajo—Luciana, diez años—La aludida ni se inmutó—Y el más joven, Marcus, cumplió seis hace pocos días—El aludido se notaba nervioso ante tantas personas—Los vais a conocer más a fondo, así que volved a clase en orden y podéis hacerles las preguntas que queráis cuando ellos estén con vosotros. Podéis marchar—Tras un despido protocolario, todos marcharon, quedándose ellos sobre las gradas—
—¿Seremos invitados de honor? —Tanteó Pavel—
—Tendréis que pasar por todas las aulas para presentaros, son buena gente, pero salvo alguno que otro como el de antes…—Suspiró—Hiciste muy bien en contenerte, Taelia, te felicito—
—Gracias, la verdad es que solamente estaba concentrada en esquivarlo, era muy, muy ágil, aunque comparado con Edge o Zack son poca cosa—Asintió ella—
—Ya los verás, te ganaste el respeto de unos cuantos al darle una paliza—Se encaminaron directamente hacia el edificio de aulas, viendo como entraban en un orden sorprendente—Primero vamos a ir a las que son directamente las más importantes, luego iremos a las menos destacadas—
Tras ver limpio el exterior del edificio y los pasillos interiores del mismo, entraron. Pasillos amplios e interconectados unos con otros, con bastantes avisos y carteles en otro idioma que ninguno de los cuatro entendía.
Mientras iban subiendo, más se daban cuenta que eran todos los pisos iguales, parecían una copia exacta del primero. Subieron hasta el piso final, entrando en un aula amplía, con un militar estadounidense como único adulto, de pie y en frente de varios alumnos más, una veintena exacta de ellos. Eran bastante variados tanto en edad como en sexo, pero con una disciplina que se podía sentir. Al abrir la puerta, todos se pusieron en pie, parecían robots.
—Ah, bienvenidos, os estábamos esperando—Dijo el hombre que estaba en el aula, le pudieron entender un inglés bastante fluido—Les estaba comentando sobre vosotros, creo que esto será productivo—
—Sí, esto les será bueno para su desarrollo—Asintió la doctora. Se pusieron de pie al lado de una pizarra que era iluminada por un proyector, mostrando diapositivas de técnicas de combate, que rápidamente cambiaron a otro archivo de diapositivas—Ellos tienen un inglés intermedio, así que no tendrán problemas en entenderos, ayudar a Marcus si no los entiende—Luciana asintió. La doctora dio un paso al frente y les hizo una señal con la mano, momento en el que todos se sentaron otra vez—Ahora es cuando os contaremos lo más interesante sobre ellos, no es que llegasen aquí, sino lo que pasaron hasta llegar aquí, de todos, Pavel y Taelia estuvieron en un par de operaciones militares, una de ellas oficialmente documentada por el ejército francés y llamada "Tormenta eléctrica" —Por la reacción, parecían no creerse que ellos realmente pudiesen hacer eso—Taelia estuvo en una misión de rescate con riesgo quince de quince (1) y está con vida y con el objetivo—Señaló a Pavel, la reacción de sorpresa y admiración por ellos no se hacía esperar. Uno levantó la mano con firmeza, le dieron el turno de palabra—
—Pero… eso es un riesgo de atentado terrorista seguro, ¿Cómo es que ella sobrevivió? —Preguntó, poniéndose de pie. Sumire miró a Taelia, quien asintió para responder—
—La misión era buscar a Pavel, sabíamos dónde estaba, pero el riesgo era tan alto no porque fuese él, sino por quienes nos estaban buscando, en el momento que nos vieran, ellos…—Tomó aire mientras miraba a otro sitio—Logré encontrarlo y volvimos al laboratorio de una pieza—
—Una organización militar estaba buscando a ellos cuatro luego de un accidente, Taelia salvó a uno y cada uno de ellos, pero la operación de Pavel tenía esa puntuación porque el rescate se hizo en medio de una protesta multitudinaria, si ellos encontraban a Pavel iban a matar a todo el mundo sin escatimar en munición, fue un todo o nada—
—Aún con esas murieron treinta muchachos como yo—Secundó el eslavo—Nos salvamos de milagro—
—Increíble… ¡Gracias! —Tras una reverencia, se sentó otra vez—
—Vamos a ver los tres rescates al detalle—Empezó el militar, señalando la diapositiva que estaba en pantalla, mostrando el mapa de la ciudad donde encontraron a Marcus, marcando una ruta hasta el centro acuático desde la estación de trenes—Primero fue una de riesgo cuatro por culpa de presencia militar local ante la presencia de esa organización, ahí encontramos a Marcus en una piscina donde estuvo sumergido por un día entero antes de poder sacarlo—Hubo un murmullo generalizado, no se lo podían creer—
—Sé que es complicado, pero las cámaras de seguridad muestran eso mismo, estuvo un día entero sumergido gracias a su condición dada por el virus—Secundó la doctora, mirando a Taelia—
—Lo más complicado fue entrar hasta el sitio donde estaba—Notó el cambio de diapositiva, se veía una imagen que ya había visto antes: El plano de la piscina de buceo, marcando el lugar donde lo encontraron—Estuvo a punto de cortarme el oxígeno, pero aquí estoy—
—Según pruebas preliminares, Marcus puede permanecer bajo el agua un par de días sin problemas, no sabemos su rendimiento en agua salada, pero estimamos que la mitad del tiempo es plausible—Cambiaron de diapositiva, ahora mostraban Bruselas, con dibujos y marcas mostrando la manifestación y el movimiento de Taelia por horas, incluido el movimiento de los hombres de Guardián—Operación Rey Eslavo, una manifestación en Bruselas nos puso en alerta máxima—Miró a Pavel, quien alzó una ceja—¿Podrías explicar cómo llegaste ahí? —
—Primero hay que saber el contexto—Asintió el eslavo—En el mapa anterior se veía una estación de trenes, la idea era abordar alguno, estábamos los tres salvo Taelia y cuando intentaron ir por nosotros nos separamos, yo terminé en Bruselas luego de un tiempo, atraje a los más que pude conmigo de esos bastardos, pero alguien se me había adelantado, sobreviví como un delincuente un par de semanas hasta el día de la manifestación, unos conocidos de ese entonces me convencieron de ir a joder a los policías en la manifestación y fue bastante divertido ver su cara de terror cuando sus escudos eran inútiles—Parecía bastante orgulloso de sus actos—No sabía que era tan riesgoso rescatarme, pero me contento con saber que hice mi parte sobreviviendo—Ninguno parecía tener dudas al respecto. Explicaron al detalle los movimientos de Taelia hasta el momento de la extracción al día siguiente, pero ahora llegaba la parte interesante—
—Operación "Tormenta Eléctrica" —Cambiaron a otra diapositiva, mostrando los retratos de cada una de las tres parejas—Ellos fueron los participantes, dos de ellos—Señalando la primera pareja que era compuesta por Edge y Zack—Son parte de un proyecto asociado, la última pareja —Sam y Ulrich—Fueron seleccionados por los dos primeros para ello, aunque… ¿Cómo terminaste ahí exactamente? —Cambiaron de diapositiva, mostrando un mapa europeo que mostraba su recorrido desde la frontera alemana con Dinamarca a la frontera con Polonia—
—Si Pavel pensaba que los había atraído a todos, se equivocaba—Suspiró Luciana, dando un paso al frente—Los atraje, los provoqué de todas maneras porque quería salvar a Marcus principalmente, sabía que Pavel podía solo, pero no el otro así que me mostré para atraerlos y funcionó, durante unos días estuve tendiendo trampas y acabando con bastantes de ellos—Se fijó en el cambio de diapositiva, mostrando los cuerpos de algunos hombres asesinados—Si me atraparon fue cuando ya no podía más, me estaban matando de hambre y tenían a otra chica del proyecto, así que fui tonta y caí en su trampa… pasé todo el tiempo lamentando no haber podido protegerlos a ambos, pero ahora veo que mi esfuerzo rindió frutos—Miró a las diapositivas, mostraban ahora una foto en primer plano de la fortaleza de Guardián—Tras esas murallas me habían encerrado en la última planta con esa chica, nos encadenaron de los pies mientras nos mataban lentamente de hambre a punta de torturas físicas y psicológicas hasta que…—Soltó un suspiro, estremeciéndose, uno alzó la mano, Sumire le dio el turno—
—¿Qué fue lo peor que te hicieron? —La aludida sonrió de manera dolorosa, mientras se acariciaba el estómago—
—Carne… humana—Respondió, se mordió el labio con fuerza para no seguir hablando, agachando el rostro y apretando sus parpados mientras se tapaba la boca al tiempo que se sostenía el vientre, el chico que hizo la pregunta se arrepintió de inmediato. Taelia y Pavel se acercaron a comprobar que estuviese bien—
—No os podéis hacer idea de lo horrible que fue ver la escena…—Respondió Taelia por ella—Creo que no hace falta responder más a esa pregunta— Todos asintieron. La adolescente miró a la chica… ese recuerdo era demasiado traumático—
—Ella… enloqueció… yo solo me defendí… tenía tanta hambre… —Lagrimas corrían por sus ojos solo de recordar la horrible escena—Cuando… llegaron, estaba en huesos…—
—Perdón… yo…—El muchacho solo balbuceaba palabras de manera nerviosa, Taelia negó con la cabeza. Él se volvió a sentar, sensiblemente perturbado y arrepentido—
—La operación consistió en tres fases, llegarían hasta el aeródromo y la subestación eléctrica y las neutralizarían, luego cargarían en conjunto contra la fortaleza y limpiarían la superficie—Siguió el militar—Pavel y Taelia hicieron la parte de la subestación junto con la tercera pareja… ojalá tener documentada con fotografías esa operación, pero poco podíamos hacer—Cambiaron de diapositiva, ahora mostraban una fotografía aérea de la fortaleza, con trazos indicando al detalle los movimientos de cada uno de los participantes según los reportes de ellos—
—Edge y Zack se encargaron de romper las defensas principales, luego llegamos nosotros a neutralizar el perímetro de la superficie—Secundó Taelia—No me puedo llevar mucho rédito de la última parte, pero fue algo complicado—La diapositiva cambió, ahora se veía un plano interno del edificio, indicando la ubicación de Luciana—Entré junto con Edge al edificio, rescatamos a Luciana y volvimos, estaba ya todo evacuado cuando nosotros llegamos, así que tenemos aún la teoría de que alguien les avisó—Mintió con eso último, recordando las palabras de la IA cuando se descubrió el chivo expiatorio—Si no hay pruebas es que era, literalmente, territorio enemigo y alguien hizo volar todo de manera inesperada—No iban a dar más información—
—Esta operación tuvo un riesgo de nueve, a pesar de los innumerables riesgos, no había tanto riesgo inmediato—Terminó Sumire. Uno de los muchachos se puso en pie—
—La verdad es que es increíble, habéis pasado por mucho y los rumores afortunadamente fueron falsos, no sois realmente unos privilegiados, sino un grupo de personas que sobrevivieron a lo imposible gracias a vuestra astucia, fuerza e inteligencia… ojalá un día ser igual de valientes e inteligentes como vosotros—Taelia sonrió mientras agradecía esas palabras—
—Mi objetivo era traerlos a todos, desde el momento que supe que Marcus estaba vivo sabía que había más y afortunadamente no me equivoqué, seguiré rescatando a todos los que pueda, no voy a escatimar en ello—Los presentes aplaudieron a la chica, su rendimiento era realmente destacable—Trabaja duro y llegarás tan lejos como nosotros e incluso mucho más—Sonrió al muchacho, quien asintió con una sonrisa antes de volver a sentarse—
Siguieron durante varias aulas más, cada una especializada en campos diferentes: Medicina, deportes, matemáticas, lógica… cualquier campo pensado, podía ser aplicado de manera individual, quizás el más interesante fue el aula de medicina, ya que se centraron en las condiciones individuales de cada uno, destacando que tenían planes de probar la teoría de la inmunidad natural si dos infectados activos tenían un bebé, señalando de manera directa a Taelia, quien simplemente dijo que no se esperaba que eso se llevase a cabo sino hasta dentro de un par de años y aún con esas, ni siquiera estaba segura de querer hacerlo. De todos, se quedaron fascinados con Marcus, querían examinarlo a fondo para sacar todas las respuestas posibles, lo cual fue muy positivo.
Luego de bastante rato en las aulas, salieron del lugar con dirección al laboratorio subterráneo.
—¿Tienes intención de hacer turismo? —Preguntó Sumire a Taelia, quien parecía bastante distraída—
—¿Puedo salir de aquí siquiera? —La doctora se encogió de hombros mientras sonreía—Se que Yumi, la amiga de Aelita, está por aquí desde hace una semana más o menos, si consigo su número podría decirle que me haga de guía—
—Algunos de los que están aquí pueden salir bajo un permiso especial, están limitados al área de Isumi y van con un par de acompañantes, tú sigues teniendo el permiso especial del otro laboratorio, así que aprovecha—
—¿Y ellos por qué no? —
—Si que lo tenemos, otra cosa es que tengamos un sitio más interesante donde ir—Atajó Luciana—Quizás estando aquí aprovechando la estancia…—
—Intentad no abusar de ello, os pueden tener envidia—Secundó la doctora
No parecía haber mucho más en el calendario para ese día, estuvieron en actividades diferentes cada uno de ellos; Pavel estaba en un sitio desconocido, Luciana practicaba el idioma local con un traductor y Marcus estaba en una sala del laboratorio donde lo estaban revisando.
Taelia, por su parte, estaba fuera del laboratorio subterráneo, habían hecho pruebas físicas para revisar la evolución de sus lesiones musculares y había salido con un par de personas a la pista atlética, tendría que hacer trote por un buen rato para terminar con la rehabilitación.
Ya era ya media tarde y aún no habían almorzado. Sumire los guió hasta el edificio de aulas, que tenía una gran cafetería para todo el personal del campus, contaba con varias mesas para seis personas repartidas por una extensión amplia y una barra para hacer fila donde entregaban bandejas con comida.
Aunque quizás todo eso fue aburrido, puesto que llegó el momento de más tensión para ellos, puesto que si bien habían tenido un teórico buen recibimiento por parte de sus nuevos (y temporales) compañeros, sin la presencia activa de guardias en la zona actual quizás era todo un poco más… diferente.
Entraron los cuatro al edificio de las habitaciones, subiendo en silencio por las escaleras, evitando activamente el contacto visual con los presentes, puesto que, a su paso, algunas personas solo susurraban y señalaban. Al llegar a su destino, se encontraron con personas que estaban frente a sus puertas, eran menores que Taelia y Pavel, quienes parecían ser los mayores de los presentes. Al verlos llegar, simplemente se hicieron los locos, apartándose. Pavel suspiró, abriendo la puerta de la habitación suya.
—Realmente dan miedo—Dijo en voz baja a Taelia, quien abrió la puerta de su habitación—
—Entre menos lo pienses, menos te preocupará, buenas noches—Ambos asintieron, despidiéndose y cerrando la puerta de las propias habitaciones cuando ya estaban los inquilinos dentro—Son un poco molestos, la verdad—Dijo a Marcus, quien estaba sentado en su cama, jugando con sus pies—
—¿Quiénes? —
—Todas estas personas que nos estaban observando—El pequeño ladeó su cabeza mientras pensaba—¿O no? —
—Por suerte hay una puerta que evita que entren—Respondió. Era buena lógica—¿O tienes algo en mente? —La aludida negó con la cabeza. Hubo un momento de silencio, Taelia se acercó repentinamente al pequeño, alzándolo con sus brazos mientras se lanzaba a la cama bocarriba—¡Estoy volado! —Dijo con alegría. Taelia lo dejó caer suavemente sobre ella—
—Con un poco de suerte la noche será tranquila—
Luego de asegurarse que la puerta estaba cerrada, se prepararon para dormir. El calor en la habitación era el adecuado, por suerte en esa zona no hacía demasiado frío. Taelia estaba ya recostada en su cama, apenas tenía sueño, pero estaba cansada y quería descansar para no estar mal al día siguiente. Giró su cabeza hacia la cama de Marcus, quien estaba sentado en ella, mirándole. La adolescente le hizo un ademán, el niño se acercó, recostándose junto a ella.
—Buenas noches—Se arroparon.
Lo que prometía ser una noche tranquila no terminó siendo como tal. En algún momento de la noche, ya al día siguiente, pero aún sin luz natural en el cielo, algo despertó a Taelia, un murmullo en el pasillo con la luz del mismo encendida. No sabía que estaba ocurrido, así que se las arregló para levantarse sin despertar a Marcus y apoyar el oído, pero solo escuchaba voces en otro idioma que no entendía en lo absoluto. Tenía un reloj digital en una mesita de noche.
—3 AM—Leyó, estirando su cuerpo, abriendo la puerta de su habitación con cuidado, asomándose, viendo unas cuantas personas en el pasillo, eran dos parejas de distintas habitaciones de la misma planta, estaban con sus respectivos pijamas, pero uno de ellos se encontraba visiblemente mal, su piel blanquecina estaba ligeramente sonrojada y tenía una expresión febril y cansada. Entrecerró la puerta y se acercó. Una chica, pelo negro corto, piel blanca y rasgos faciales rasgados, de no mucha edad, quizás unos diez u once años, se puso de pie, puesto que el chico al que estaba auxiliando, estaba en el suelo, sentado, apoyado sobre la pared. Este era de piel blanquecina, pelo negro y rasgos faciales rasgados, típico japonés, pensó Taelia. La chica dijo algo a Taelia, se veía su desesperación, pero desgraciadamente no podía entenderle. Le hizo la seña, tocando con un dedo de su mano izquierda su oído izquierdo, luego haciendo una señal de negación, moviendo el mismo dedo en frente suya un par de veces. La chica lo entendió. Taelia se arrodilló, acercándose al muchacho de la misma edad que Luciana, un poco más alto que la mencionada—Tienes fiebre—Se dijo a si misma, el muchacho, jadeante, le miraba sin entender una sola palabra—¿Será su nivel de corrosión? —Escuchó un chirriar de las dos habitaciones tras suyo, viendo como Marcus, Pavel y Luciana se asomaban—
—¿Qué ocurre? —Preguntó Luciana, acercándose rápidamente—
—Fiebre, muy alta—Le dijo. La expresión casi animada de ella se ensombreció en un abrir y cerrar de ojos—
—¿Repentina? —
—Eso parece—Dijo. Pavel se acercó por detrás—¿Será…? —
—Quiero pensar… que no—Respondió este. Taelia miró a Marcus, quien apenas asomaba su cabeza por la puerta—
—Marcus, ¿Puedes traer mi mochila? —El aludido asintió, trayendo la misma poco después—Gracias—Comenzó a rebuscar algo en ella, sacando un reloj digital, el mismo que tenía en su muñeca y que controlaba su nivel de corrosión, lo hacía tomando muestras constantes del líquido corrosivo en la sangre, a través de una aguja en la parte inferior del reloj. Tomó la muñeca del chico, colocándole con cuidado el reloj, asegurándose que la aguja penetrase su piel—Esto deberá tardar un minuto—El pequeño indicador del reloj de encendió, dando un suave pitido, mostrando un reloj de arena básico—
—¿Está… bien? —Preguntó la chica preocupada que estaba tras suyo, esta vez, en inglés. Taelia se giró mientras negaba con la cabeza. La chica se llevó las manos al rostro, uno de sus compañeros la abrazó… La mala noticia se confirmó cuando el reloj comenzó a pitar sin parar. Taelia y Luciana se miraron, preocupadas—
—cuarenta y nueve por ciento de corrosión—Leyó en el reloj—Que en el límite estamos—
—Llama a Sumire—Dijo Luciana a Pavel, quien entró a la habitación suya, buscando el móvil—
Taelia se quedó con el muchacho en el suelo, revisando constantemente el reloj, viendo como el decimal marcaba un cuarenta y nueve exacto.
Se escuchó un suave alboroto subiendo las escaleras, mostrando a la doctora junto a un par de militares.
—¿Qué tienes? —Preguntó Sumire a Taelia, quien le mostró el reloj. La doctora solo tomó aire mientras asentía—¿Puedes cargarlo?, debemos llevarlo abajo—La adolescente asintió. Sumire compartió un par de palabras con la chica y sus compañeros, quienes parecían protestar y preguntar de manera incesante—
—Tenía mucha fiebre, es una suerte que lo encontramos a tiempo—Dijo. La doctora no respondió—Marcus, quédate con ellos, volveré—El pequeño no parecía muy convencido de aquello. Taelia bajó con el muchacho en sus brazos, escoltada por la doctora y los militares—
—Todos los días se les toma un control estricto de su nivel de corrosión y temperatura corporal, tengo que revisar que se pudo salir de control—Dijo la doctora, ya fuera de las habitaciones, entrando al parking subterráneo—
—¿Pudo ser una subida repentina? —
—No quiero pensar en esa posibilidad, pero…—Bajaron hasta el laboratorio, donde le quitaron el reloj que Taelia le puso y comenzaron a tomar muestras de él, no pasó más de cinco minutos cuando le hicieron la señal a Taelia de volver a cargarlo—Vamos a llevarlo a la planta inferior a esta, estaremos en la zona de experimentación de etiqueta negra—Taelia asintió. Salieron del laboratorio, cuando iban a cruzar una gran puerta metálica, escucharon una persona quejarse, viniendo a gran prisa hacia ellos. Cruzó un pasillo y vio como una pequeña figura se escapaba a su trayecto—
—¿Marcus? —Dijo la adolescente, el pequeño se escudó tras ella—¿Cómo entró aquí? —
—Quizá burló la seguridad, tiene habilidad para pasar desapercibido, en Francia tenemos una puerta con reconocimiento facial, así no puede salir, de lo contrario estas cosas serían demasiado usuales—
—Estaba… preocupado—Dijo—Escuché la conversación—La doctora compartió un par de veces con la persona que perseguía a Marcus, quien asintió y se marchó—
—Puedes venir con nosotros, pero no hagas eso, pueden hacerte daño si no saben que vienes con buenas intenciones—El niño se encogió de hombros mientras miraba a otro lado—
—Discúlpate—Dijo Taelia, el niño obedeció—Sigamos, no quiero saber cuánto tiempo tenemos—Cruzaron un par de puertas metálicas, bien blindadas y con una seguridad envidiable a cualquier bastión militar. Lograron pasar a un gran pasillo iluminado, con distintas puertas metálicas con carteles de avisos y prohibiciones. Llegaron a la segunda puerta y tras cruzar una tarjeta y un código, abrieron la puerta, cruzando a un consultorio doble, uno descubierto y el otro tras una pared de concreto, un vidrio muy grueso y una puerta blindada, del mismo metal que el revestimiento interior del consultorio blindado—¿Lo dejo dentro? —Sumire asintió. Había doctores dentro del primer consultorio, con trajes biológicos y mascarillas, quienes abrieron paso a Taelia. Entró al segundo consultorio; solamente una camilla y un aparato postrado a la pared justo al lado de la misma, contenía agujas con tubos plásticos trasparentes que cruzaban la misma, parecían inyectar líquido. Sin más indicaciones, Taelia salió de ese consultorio, volviendo al primero, viendo como los doctores cruzaban al segundo, a excepción de Sumire, quien estaba con otro, revisando todo lo posible—
—Buen trabajo, te lo recompensaremos—Dijo la doctora a Taelia, acariciándole la cabeza—
—Gracias—
—¿Qué le ocurrió? —Preguntó Marcus a Taelia, acercándose a ella, abrazándola—
—¿Recuerdas el día que nos conocimos? —Marcus asintió—El chico de la mesa alejada que su reloj pitaba—Marcus volvió a asentir—
—Entiendo—Su expresión no pareció cambiar—La niña… —
—Si, luego tengo que darle la mala noticia—Dijo al aire. Miró a Sumire—¿Qué le pasará? —
—Tiene que morir ahora mismo, tal como lo decías, el índice estaba al límite, te devolveremos el reloj en la mañana cuando lo tengamos listo, de momento podéis iros, venir descalzos hasta aquí tuvo que ser doloroso—
—Vamos, Marcus, no tenemos mucho que hacer aquí—Cargó al niño en sus brazos, mirando a la doctora—¿Tengo que dar las malas noticias? —
—Intenta ser lo más… humana posible, esa chica con la que estaba… digamos que llevan todo el tiempo que están aquí juntos, son hermanos mellizos—No necesitaba más palabras—Mañana hablaremos con ella, va a ser difícil que lo supere—Sumire le entregó una pulsera, se la había visto al niño antes, era una metálica delgada con adorno plástico en forma de una letra extraña—Dáselo a ella—Taelia asintió—
Taelia salió junto con Marcus de la zona subterránea.
—¿De verdad tienes que hacerlo? —Preguntó el niño—
—Tengo que, ella me vio llevarlo, no puedo hacerme la tonta, no sería justo con ella de ninguna manera—
—Me siento mal por ella—
—Yo… igual, pero es la parte mala de estar malditos—Llegaron a la puerta de entrada de las habitaciones, viendo al soldado que hablaba francés—
—¿Se fue? —Preguntó de primeras el mismo, Taelia asintió—Pobre niña…—Taelia volvió a asentir—Buen trabajo, ánimo—Taelia lo agradeció, entrando. Subió las escaleras, sintiendo cada vez más el ambiente. Antes de llegar a la última escalera antes de su piso objetivo, dejó a Marcus en el suelo, quien subió tras ella. Estaban casi todos los del mismo piso en las escaleras, expectantes. Cuando vieron subir a Taelia, todos se pusieron de pie. La adolescente se detuvo nada más cruzar el último escalón, la niña, la hermana angustiada desde el mismísimo principio de la ocasión, se quedó estática, estaba con los ojos llorosos, temblando, rodeada de sus compañeros. Taelia hizo contacto visual con Pavel, quien no necesito ninguna palabra para comprender el mensaje, por lo que soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza—
—él…—Sollozó difícilmente la niña, Taelia extendió suavemente su brazo derecho, abriendo su mano, mostrando la pulsera de su hermano. Pasaron un par de segundos de silencio absoluto cuando la niña soltó un grito doloroso, cayendo al suelo arrodillada, llorando con fuerza mientras parecía llamar a su hermano, mencionaba de manera incansable su hermano. Los demás presentes se quedaron atónitos—
—Lo siento—Susurró Taelia, arrodillándose al frente de ella. La niña, llorando, se aferró a ella mientras seguía con su lamento. Lentamente el resto de la gente volvió a su habitación, donde solo quedó la inconsolable hermana que no quería volver a la habitación y… era totalmente entendible. Para su fortuna, una mujer adulta, aparentemente casi anciana, se acercó a Taelia—
—Me encargo yo—Dijo en un francés muy básico, Taelia se puso de pie, viendo como la anciana cruzaba palabras con la niña y se la llevaba escaleras abajo. La adolescente volvió a su habitación, solo quería dormir para imaginar que era una (muy) cruel pesadilla.
—CONTINUARÁ—
Próximo capítulo: Voluntad de hierro
¡Gracias por leer! Espero que el capítulo sea de vuestro total agrado.
Y… trabajo, no puedo decir más, culpa de mis horarios de trabajo me estaban impidiendo escribir porque me quitaban inspiración y ganas.
El próximo capítulo tratará sobre Milly, solo digo eso.
Traté de hacer cosas nuevas con los flashbacks, a ver si se entienden bien, ya me diréis si os dais cuenta de ello.
Y… bueno, poco más, supongo.
Acotaciones:
1: Categoría o nivel, mejor dicho, de riesgo de atentado terrorista en una misión militar. Es algo confuso, pero quedaros con lo anterior
Reviews:
Loboplateado2541: Pues esto pasó y seguirán pasando más cosas. ¡Gracias por leer!, espero que el capítulo sea de tu total agrado.
Titokenny01: Sí, aún con esas tengo que seguir profundizando en las relaciones personales, de momento las siento muy superficiales y poco desarrolladas. El virus es el problema de ella, hay que ver cómo lidia con ellos. Eso, lo de Milly, en el siguiente comenzarás a verlo, garantizado. ¡Gracias por leer!, espero que el capítulo sea de tu total agrado.
Draoptimusstar3: Si, una noche así es digna de un buen descanso. Si, ya veremos en el siguiente que tal se le da soportar el gran castigo que le ponga la IA. Sí, algunas cosas se ahogan con alcohol, otras con compañía, depende siempre a qué persona le preguntes, claro. Para muchas cosas, el sonido es la mejor arma, te ayuda a saber donde está el objetivo. Y eso, ¡Gracias por leer!, espero que el capítulo sea de tu total agrado.
Y… nada. Eso. Portaos bien y hasta otra.
¡Adiós!
Never give up, Never Surrender
