Corporación Guardián
Era poco más de las nueve de la noche pasadas, cuando Edge se acercaba a prisa a una ubicación que le había indicado aquella bajista. Era una zona céntrica de la ciudad, donde se denotaba que había bastante dinero, tanto, que la misma recepción del edificio tenía un guardia. Por suerte, el baterista la estaba esperando. No sabía sus nombres, pero como si hiciera falta. Se acercó al mismo, quien estaba con una mirada muy seria.
—Más te vale que nos ayudes y no seas una estafadora—Encaró el mismo baterista al acercarse—Pero… creo que si te diste cuenta no debería ser un problema—
—Sigo sin entender es qué es lo que necesitáis de mi—Le cuestionó de vuelta—Solo estoy interesada en ella—
—Y de ella se trata—Caminaron hasta el ascensor, entrando al mismo—Que no reaccionaras a su… lo que sea, no es normal—
—Tampoco es normal que seáis conscientes de ello—Le dijo—
—Es porque ella misma nos dijo lo que pasaba, nos veía embobados viéndola y se le hizo extraño… te queríamos preguntar qué tan cierto y… peligroso era—Ahora, visto era manera, parecía una persona mansa en lugar de lo agresiva de antes. Llegaron al piso, salieron del ascensor—
—Es mejor que os lo diga a todos, creo que será lo mejor no esconder nada—Entraron a la casa, una muy lujosa y amplia, con un gran ventanal con vistas espectaculares y, por lo que parecía, solamente para esa adolescente, que apenas superaría la edad de ellos, unos 15 años. El grupo se encontraba sentado en la sala de estar, que tenía un comedor amplio donde se encontraban escuchando algo de música mientras jugaban con un par de videoconsolas portátiles que le recordaba a la que tenía Odd—
—Ha venido como prometió—Dijo el baterista, acercándose a Hebe, quien estaba tremendamente nerviosa—Creo que no nos hemos presentado—Soy Bastián—Dijo el mismo, un muchacho alto, acuerpado y muy sobreprotector. Tez ligeramente bronceada, musculado y con el pelo corto oscuro con una mirada terrible. Una camisa blanca sin mangas y un pantalón largo lo hacían ver juvenil—
—Sylvie—Dijo la bajista, girándose hacia ella—
—Luc—Dijo otro chico, quien parecía tocar el teclado—
Se sentaron todos en el comedor, centrando la atención en Edge, quien mantenía la mirada en Hebe, dejando que esta se sintiera incómoda e intimidada por su presencia.
—Antes de decir algo, ¿desde cuándo habéis notado que ocurre? —Preguntó de primeras la IA, cruzada de piernas—
—Desde que comenzó a tomar clases de canto—Respondió Bastián de primeras, viendo que a Hebe no le salían las palabras—La conozco desde que éramos pequeños—Contextualizó—Cada vez que se centraba en cantar, todos se quedaban tontos, pero nosotros nos dimos cuenta hace dos meses, cuando lo noté al estar muy lejos de ella, no podía escucharla, pero podía ver a todos… como zombis—
—Entonces… esto lleva ya muchísimo más tiempo del que imaginaba—Se dijo a sí misma—¿Os ha representado algún problema? —
—No podemos evitarlo ni aun llevando auriculares—Respondió la bajista, cruzada de brazos—Parece que a tu compañera tampoco le afectó… ¿tiene algo que ver contigo? —Edge, desconociendo eso, asintió, pero en verdad sí que le había afectado—
—Os voy a contar algo, pero no puede salir de aquí, y lo estoy diciendo en serio—Se puso de pie, intimidando a todos—Hebe, ven aquí—Se alejó unos pasos del comedor, viendo como la misma se acercaba con muchísima timidez. Iba a decirles la verdad, ellos tenían una idea bastante clara de lo que estaba ocurriendo y ser sincera, como siempre lo era—Quédate aquí—La alejó hasta la otra punta de la sala—Vosotros, quedaros de pie en frente de ella en el comedor con las manos tomadas—Cuando vio que obedecían, se acercó—¿Podrás concentrarte en cantar? —Preguntó a Hebe, quien asintió—
—¿Puedo…? —Señaló sus oídos de una forma tímida, Edge lo comprendió—
—Si, puedes usar auriculares—Le costó un par de minutos encontrar un reproductor MP3 y conectarlo a unos auriculares pequeños—¿Lista? —Hebe asintió—Cerrad los ojos y no tengáis miedo, os diré cuándo abrirlos—
Nadie pareció querer cuestionar el método de ella, simplemente se dejaron hacer. Escucharon una voz angelical comenzar a cantar con bastante calma, subiendo poco a poco hasta llegar a una voz muy pasional, una, la cual, parecía muy centrada en lo que estaba haciendo. Cuando vio que Hebe comenzaba a liberar su poder, les indicó abrir los ojos sin distraerla. Ahora veían como una humareda morada recubría la habitación, una humareda que se expandía con las ondas sonoras, rodeándolos. Se esperaron a que Hebe acabara de cantar para hablar.
—Así que… ¿Así es cuando canta de normal?, Pero si no hay ninguna diferencia…—Cuestionó Luc—
—Su poder se libera de manera inconsciente, cuando ella pone mucho énfasis en cantar, cuando… se concentra—Siguió Edge, centrando la atención en sí—Como veis, lo hace con las ondas sonoras, por lo cual es prácticamente inescapable a una persona común y corriente—
—¿Y si lo controla…? —
—Podrá hacer lo que ella vea relevante con su poder y con la persona controlada—Dijo—Puede ser peligroso, pero desde luego no la veo con malas intenciones—Estiró sus brazos—Hay una manera de ganar resistencia a su voz, pero no os garantizo que pueda funcionar—
Pasaron buena parte de la noche practicando en tolerar la voz poderosa y angelical de Hebe, quien encontraba muy incómoda esa situación. Sin embargo, entre más tarde se hacía, más inquieta estaba Hebe, mirando el reloj continuamente. Se acercó a Bastián, quien lo tomó por sorpresa.
—Esto… la hora—Dijo con timidez, en una voz trémula que Edge alcanzó a escuchar—
—Tus padres te van a matar—Le dijo de primeras el chico—No podré acompañarte, sabes que vivo cerca—La mirada de miedo y decepción de Hebe eran un poema—
—¿Dónde vives? —Intercedió Edge de buena manera—
—Un… barrio abajo del… parque de los príncipes—Musitó con suavidad, apartando su rostro—
—Voy para cerca de la academia Kadic—Indicó—Creo que no puedo hacer más, así que puedo acompañarte—Los presentes no parecían poder retractarse, era una compañía mejor que ir sola a… esos lares—
—Cuida de ella, por favor—Pidió el batería—
Salieron del lujoso edificio al cabo de diez minutos, caminando con prisa por las calles, pillando un bus que pasaba por casa de Hebe. Edge, por su lado, no podía dejar de mirarla. Tenía unos ojos verdes esmeralda lo más de preciosos, detallados, pulidos, pero…
—Me olvidé de mis gafas—Eso devolvió a Edge a la realidad—
—¿Siempre las llevas? —Ella asintió—
—Soy torpe y algunas veces me las olvido, como hoy, y apenas puedo ver… por suerte me conozco el camino a casa—No parecía ser del todo sincera con eso último—
—Y… ¿Por qué decían que te matarán tus padres?, ¿Te sobreprotegen? —Tras un silencio corto, ella asintió, mirándola—
—Nunca me he quedado hasta tarde, siempre me lo prohíben si estoy con amigos o no estoy con ellos—Recordó—Mi madre es japonesa y se molestará mucho si no llego ya—Edge podía sentir que le habían entrado varios SMS con un contenido molesto, de un número que, al parecer, venía de sus padres—No he podido verte bien la cara, pero… pareces bastante bonita—Le dijo con un ligero sonrojo—
—¿Lo soy? —preguntó de primeras—Nunca me lo han dicho—
—Cuando nos veamos… quiero verte bien—Dijo—Me has ayudado mucho y… debo devolvértelo—No parecía ser la misma, estaba más calmada, menos… nerviosa—
—Cuando quieras—Dijo—Me gustas—Hebe se giró de golpe, muy sonrojada. No se esperaba para nada una palabra como esa—¿Qué pasa? —Preguntó, no entendiendo la reacción—
—¿Te… gusto? —Edge giró la cabeza, no parecía entender la reacción—
—Si—Repitió—Eso es cuando una persona te atrae, ¿no? —Hebe pareció comprender que no sabía lo que decía—
—Entiendo—Dijo de primeras—
Hubo un silencio en el trayecto en el que Edge no dejaba de mirar a Hebe, le parecía tan… atractiva en muchos sentidos, que no comprendía bien el sentimiento que la atacaba por dentro. Sin embargo, parecía que la misma chica tenía un grave problema de entendimiento, pues era torpe, olvidadiza y algo lenta. Sin embargo, era una persona absolutamente talentosa, quizá una antítesis en sí misma.
—¿Eres algo de Aelita? —Preguntó—
—Nuestra relación es únicamente laboral—Recordó. No le apetecía desvelar detalles, no conocía a sus padres—No somos nada más, supongo—
—No pareces tener muchos amigos—
—No le caigo bien a nadie, o a muy pocos… la gente solamente me habla por interés o porque puedo ser de utilidad, así que… no… comprendo cuando algo se puede llamar… amigo—
—Es una pena que tengas… esa sensación, por lo menos te tienen en cuenta—Edge pudo notar una gran aura depresiva y triste rodeando a la chica. Bajaron del autobús. Estaba cerca de casa de Aelita.
—Algún día espero conocer a alguien que conocer de verdad—
—¿Y por qué te intereso?, ¿No es eso hipocresía? —
—Porque me pareces interesante, con un poder impresionante y una persona muy bonita, con una personalidad… curiosa—Sin saberlo, se le había declarado. Hebe no sabía qué hacer para mantener la compostura—Por desgracia, no espero que nuestra relación sea real. Cuando sepas controlar tu poder, seguramente te olvidarás de mi—
—Espero conocerte bien, tampoco tengo muchos amigos y… solamente mi pareja—
—Sin contar tus problemas—Ella asintió. Sosteniendo las mejillas de Edge, tomándola por sorpresa—Cuando estés libre quiero verte con detalle, me pareces muy interesante, muy… misteriosa… y que tiene mucho por aprender—Eso sonrojó mucho a Edge, por primera vez, sonrió mientras asentía—Es una pena que mi visión no me permita verte bien—Se detuvieron en la puerta de su casa, escuchando la puerta abrirse, con una chica de rasgos asiáticos con los brazos en jarra y una mirada asqueada e histérica—
—La próxima vez nos veremos en detalle… no olvides tus gafas—Dio un paso hacia atrás, con los brazos escondidos en sus bolsillos y la mirada baja—
La señora se acercó y empujó agresivamente a Hebe dentro de casa, escuchándose voces regañonas en el interior. Edge intentó moverse hasta ver por alguna ventana, pero un pequeño ser de humo se lo impidió.
—¿No te estarás metiendo donde no te llaman? —Edge chasqueó la lengua y se dio media vuelta—Son sus problemas, si te los quiere contar, ya te dirá—
—No me parece justo—Dijo—Puedo ayudarla—Se dio otra vez media vuelta—
—No son tus problemas, cálmate un poco—Encaró.
Edge se rindió ante Xana, dándose media vuelta y marchando por donde había venido.
Al día siguiente, Aelita se encontraba con Taelia en un centro comercial. Habían salido de compras esperando a encontrarse con Anthea, pues habían quedado de salir juntas. Edge, por su lado, parecía cubrirlas en sigilo, pues no la veían. Taelia parecía deprimida por algo, caminando con Aelita mientras iban tomadas de las manos.
—¿Qué te pasa? —Preguntó, parando en unos bancos mientras abrían sus respectivas bebidas—Te veo mala cara—
—Simplemente me he deprimido pensando lo poco que podré aprovechar mi vida—Aelita pareció no comprender—Quería ser una buena esposa, ¡Incluso aprendí a cocinar y limpiar bien!, pero… mis opciones se han limitado muchísimo… ya no hay nadie a quien pueda corresponder—El virus era una maldición que la perseguiría por siempre—
—¿Y Pavel?, pensé que en algún momento te gustó—Taelia, bastante segura, negó, apoyando su cabeza en la mesa, mientras Aelita la acariciaba con suavidad—
—Nuestra relación nunca fue correspondida, simplemente jugábamos a ser mayores, a ser… amantes—Dijo—Nunca nos gustamos mutuamente, simplemente lo parecía por lo juntos que estuvimos y lo íntimos que éramos—Suspiró, escondiendo su mirada—Espero algún día conocer a alguien quien me pueda entender al nivel que os entendéis Jeremy y tú—
—Debes buscar tus propios objetivos—Recordó la pelirrosa—Es verdad que tus opciones se limitan, pero tu objetivo ahora no debería ser tener pareja, sino centrarte en aprovechar tu adolescencia—
—Para ti es fácil, para mí no, estoy maldita—
—Estar maldito no es una excusa para no hacer cosas—Le recordó—Lo que no puedes hacer son cosas que no deberías hacer… de normal—Y era verdad. Las reglas más estrictas se limitaban a la intimidad principalmente—¿Y Patrick? —
—No lo conozco lo suficiente para que me atraiga del todo—Dijo—¡Aaaaargh! —Se aquejó con impotencia, dando un manotazo a la mesa—Espero que mamá sepa algo de cómo hacer—Alzó la mirada, volviéndose hacia Aelita—Necesito ayuda—
—No creo que mamá te dé un consejo diferente al mío, ya sabes que no le gusta mucho que estés con otros chicos—
—No es justo—
—Díselo a ella—
Reanudaron su marcha, encontrándose con Anthea entrando en el centro comercial, con su típica sonrisa cálida que iluminaba cualquier rastro oscuro. Las abrazó.
—¿Te pasa algo? —Preguntó a Taelia, dándose cuenta de su cara deprimida—¿Estás volviendo a sobre pensar? —Tras unos segundos de silencio, asintió, volviéndola a abrazar—
—Perdón—Se disculpó. No parecía ser la primera vez que le ocurría—No puedo evitarlo—Hablaba con voz baja, casi quebrada—
—Vamos a dar un paso, así puedes despejar tu mente un poco—
Caminaron por los poco atestados pasillos del centro comercial parisino, parándose en algunas tiendas de ropa que encontraban. Tuvieron suerte, pues solamente algunas pocas personas reconocieron a Aelita por su música y esto era algo, quizá, muy positivo de ser DJ; que la gente conoce tu música, más no tu rostro o tu voz.
…Sin embargo, eso no pareció contentar a la adolescente. Salieron varias horas después y su rostro parecía igual de deprimido, largo y descontento. Anthea la miraba de reojo, pero no sabía que podía contentarla. Sabía que era una chica que necesitaba mucho cariño y el apoyo de gente, que lo tenía, pero era una adolescente y las cosas que una persona de su edad podía hacer, ella, no podía gran parte: Evitar grandes aglomeraciones, evitar entornos peligrosos si hay riesgo de infección, no poder hacer contacto físico con ninguna persona ajena al proyecto… si bien esta última no tenía cuidado con su familia, lo seguía lo más próximo que podía. Sin embargo, eso la deprimía, pues estaba muy sobreprotegida y eso la molestaba en exceso.
En casa, mientras Aelita se centraba en limpiar, Anthea estaba con Taelia en la cocina, con su ayuda estaban haciendo algo rápido de cenar. Sin embargo, aún con un cuchillo de plástico para evitar algún corte, era fácil para ella romperlos. No tenía cuidado y esa situación era un torbellino en descenso que la volvía airosa.
—No… ¿Por qué? —Se quejó, tirando al suelo un cuchillo que había roto sin querer. Con rabia, se cubrió el rostro, pero rápidamente escondió su rostro en Anthea, quien suspiró por lo bajo mientras la abrazaba y le susurraba al oído—No es justo…—Susurró. La pelirrosa se inclinó hasta estar a su altura—
—Vamos a hacerlo desde el principio—Le dio un beso en la mejilla mientras la acariciaba—
—Lo volveré a romper—Le dijo, sosteniendo el cuchillo roto, que había presionado la palma de sus manos y, por suerte, no las había hecho sangrar—No debería ayudarte—Intentó levantarse para irse, pero Anthea se lo impidió—
—Vamos a hacerlo desde el principio—Repitió, forzándola de buena manera a estar. Le entregó un cuchillo metálico, menos afilado. Observando como lo hacía su mamá, Taelia repitió el proceso con lentitud, aprovechando para aprender algo de técnica. Al final, gracias a la paciencia, lograron hacer una cena rápida. Sirvieron y con la calma comieron las tres.
En la noche, Anthea estaba su cama, solitaria, leyendo un libro antes de dormir, cuando escuchó la puerta abrirse, viendo a una persona que se le hacía pequeña abrazando una almohada, con el rostro escondido en ella mientras sollozaba. Se acercó a ella rápidamente, guiándola hasta la cama, acostándose a su lado, viendo cómo se acurrucaba al instante y se encondía en su pecho, con un suave sollozo. Era de las pocas veces en que veía a Taelia llorar de la impotencia, pero era la primera vez que tenía una racha de mala suerte con un ánimo tan bajo. La acarició, le susurró una canción que usualmente funcionaba, pero esta vez no parecía poder dormir, pues, como si fuera una bebé, se despertaba otra vez llorando cada vez más fuerte. La furia e impotencia se apoderaban de ella, algo que parecía que ni ella podía calmar en ese momento. Lloraba con fuerza, sollozaba, tanto, que notó cuando Aelita abrió la puerta de la habitación en completo silencio. Con señas usando las manos, le indicó que estaba todo bien. Se marchó tras asentir.
Lloró, se lamentó y se arrepintió de sus acciones, disculpándose en su llorar con su madre, la cual solamente podía escuchar sus eternos lamentos por algo que había hecho y que ahora la afectaba permanentemente, algo, que ahora había cambiado su vida para mal de forma permanente. No se durmió hasta pasadas dos largas horas.
Despertaron a la mañana siguiente, temprano, cuando Anthea la hizo despertar. Habían dormido poco, pero no iba a dejarle dormir más.
—¿Cómo amaneciste? —Le preguntó en un susurro, besando su frente, viendo como seguía aferrada con sus manos a su pijama, como si fuera una niña pequeña—
—…Supongo que mejor—Contestó, levantando su torso, restregándose los ojos adormecidos—
Salieron de la habitación en silencio, bajando al primer piso donde estaba Aelita sentada en el sofá, cepillando el cabello despeinado de Edge, la cual solamente se dejaba hacer.
—¿Estás mejor? —Preguntó a Taelia, la cual asintió, acercándose a su hermana, dándole un beso en la mejilla mientras le susurraba—
—Perdón si te desperté anoche—
—No importa, todos tenemos derecho a desahogarnos alguna vez—Deshizo el abrazo, sentándose a su lado—
—¿Cuándo te irás a Rusia? —
—En una semana—Le entregó una pequeña carpeta con diversos documentos—Ya tenemos todo preparado… solo espero que podamos acabar todo este circo de una vez—
—¿Y a la vuelta? —
—Nos quedaremos Edge y yo una semana o así en el centro de desarrollo de los Neo, necesito hablar con ellos con respecto a Edge—
—Aparte que le vendrá bien a ella desinhibirse también—Terció Anthea, viendo como Edge asentía—¿Qué haces con ella? —
—Dos coletas—Al cabo de unos minutos de cepillarle el pelo, terminó—Tiene el pelo más largo que la última vez, así que es mejor que no lo lleve suelto—
—Suelto da menos problemas—Protestó la Neo, sin poder hacer más—
—Si te lo cuidases…—Le inquirió—Pero al tenerlo blanco se nota mucho cuando está sucio—La albina pareció no protestar al respecto, sabía que no cuidaba mucho de su pelo.
Los días pasaron como tiempo regalado. No habían hecho nada relevante esa semana, llegando irremediablemente el día de marchar a la federación rusa, quizá, a aquel concierto que no dejaba de ser una tapadera. No habían ido a la disquera, por lo que Edge no había podido ver a Hebe, a pesar de que esta enviaba algún SMS a Edge cuando quería verla, sin embargo, Aelita le indicaba que lo evitase y la albina, sin entenderlo, solo podía asentir y obedecer.
—Espero que Taelia esté bien con mamá—Dijo Aelita en voz baja a Jeremy, mientras estaba recostada sobre su hombro—Lleva una semana con el ánimo muy bajo—
—¿Y por qué no la llevaste contigo? —Cuestionó este de vuelta, ya más acostumbrado al contacto físico que antes—
—Porque mañana vuelven todos los del laboratorio, así que tendrá que seguir con sus obligaciones—Dijo—No le hace gracia, ayer estuvo muy molesta y deprimida—
—Espero que eso distraiga su mente—Asintió—No es bueno verla así—
—Mamá tiene mucha paciencia, ha intentado de todo para contentarla, pero sigue sin entender qué es lo que le ocurre—Suspiró—Se disculpó conmigo esta mañana porque parecía que no me prestaba atención, pero sabía que no era verdad—
—Tu hermana es más importante ahora mismo—Aelita asintió, sabía que Jeremy lo entendería rápido—
—Solo espero que pueda vivir con ello algún día y no se olvide de que el valor que tiene por estar viva ahora mismo—
Jeremy no pareció hacer más que asentir mientras miraba a Aelita, la cual levantó el rostro al escuchar el llamado de su vuelo, mirándolo, tomando su rostro con las dos manos.
—Te extrañaré todo este tiempo—Le dijo en un susurro, besándolo con suavidad—
—Yo… yo igual—Le intentó devolver torpemente el beso, algo que ella encontró tremendamente divertido, robándole otro, más largo, con más pasión y con más inocencia, una primigenia de los amores juveniles que muchos anhelaban haber sentido en el pasado—No te olvides de llamarme, ¿vale? —Ella asintió, mostrando su móvil.
—No me olvidaré de ti, no es como que sea posible—Le robó otro beso, seguido de un abrazo—Te quiero mucho, Jeremy—
Rompieron el abrazo y marcharon a despedirse del resto de los presentes: Anthea y Taelia.
—Cuida de mamá, ¿me escuchas? —Le dijo en un susurro a su hermana, la cual asintió con una forzada sonrisa—
—Cuídate mientras estés lejos—Le dijo de vuelta—Te quiero de vuelta de una pieza—
—No te preocupes, os llamaré todos los días—Rompió el abrazo y se acercó a Anthea, dándole otro abrazo y un beso—
—No te separes de Edge y ya sabes, ten cuidado con esos hombres, acabad el trabajo y volved a casa de una pieza—Aelita y Edge asintieron—Cuídate mucho, querida, suerte en tu viaje—
Abordaron el avión. Aelita se percató que, Taelia, se había puesto a llorar cuando lo hacía, sin entenderlo.
—No es como si nos fuéramos una vida entera—Dijo la Neo de primeras, sentándose en su sitio tras dejar la mochila de ambas en el compartimiento superior—
—Está muy sensible, déjala en paz—La regañó—De verdad que me voy a preocupar mucho—Edge la miró de reojo—¿Crees que estará bien? —
—Cuando tenga que volver al laboratorio se distraerá lo suficiente para que Anthea vea que ha mejorado—Le susurró—Igualmente, intenta saber cómo está todos los días—
Varias horas de vuelo después, arribaron a la capital de la federación, encontrándose con una salida poco concurrida. De fondo, ya que salieron las últimas, vieron a los miembros de aquella banda, pero ahora tenían algo mucho más importante que hacer. Tras pasar los controles correspondientes y recoger la única maleta grande que llevaban, se encontraron con su mánager y algunas personas más del equipo.
—Parte del itinerario es ir al hotel a dejar las cosas y dar un par de entrevistas… aplica para ambos—Dijo Sophie a Aelita nada más verla—
—Hoy tenemos un itinerario un poco distinto—Intercedió la Neo, mostrando la carta de Guardián—Esto es un secreto, Sophie, así que ya nos acercaremos al hotel, solamente danos las indicaciones y nos acercaremos cuando acabemos con nuestro trabajo—
La mánager no quiso saber los detalles, pero pareció tenerlo muy en cuenta, marchándose. Aelita y Edge salieron por una puerta diferente, encontrándose con un hombre de negro al lado de un coche que sostenía un cartel con el nombre de Edge, algo bastante acertado si lo que no querían era levantar sospechas. La misma se acercó delante de la pelirrosa, enseñando la carta con el sello. El hombre asintió, abriendo la puerta del coche. Ambas se subieron.
—¿Dónde iremos? —Preguntó la Neo antes que el hombre siquiera pudiese decir algo—
—No os ocuparemos los días previos al concierto—Dijo con un marcado acento—Solamente iremos a que conozcáis al líder—No parecían tener ninguna objeción al respecto. Siguieron su camino en silencio, apreciando el entorno de una ciudad muy curiosa, oscura, que al tiempo colorida. Llegaron a un gran edificio de oficinas, aparcando en la puerta. Al salir del coche, vieron cuando los hombres de negro las guiaron al interior. Tras subir varios pisos, en silencio, se encontraron en un despacho gris a dos personas importantes: Mihaly y su aprendiz, Grimm.
—Bienvenidas a Rusia, espero que el festival sea un éxito—Saludó el hombre con voz impostada, levantando un vaso con su bebida—
—Ya no hay ninguna entrada disponible—Dijo la Neo—Espero que nadie cause ningún problema—Le devolvió la carta—¿Dramak te transfirió el mensaje? —El hombre asintió, peinando su cabellera usando sus manos—
—Muy… específico, entiendo el punto, pero no entiendo cuál es el punto, ¿solo salvaros vosotras? —
—Los que nos importan—
—¿No es eso egoísta? —
—¿Y cuál es el problema? —Terció Aelita—No queremos que nadie que conozco pueda ser víctima de ninguno de los dos, y tampoco quiero que ninguna de las dos sea víctima de… vosotros, las dos corporaciones—
—Miedo, entiendo—Dejó su bebida en el escritorio—Vinisteis con otro grupo, ¿no? —Asintieron—
—Cuidaremos de vosotros de delincuentes, pero, luego del festival, hablaremos definitivamente de todos y… os quiero llevar a un par de sitios—
—¿Iremos de paseo? —Burló la IA—
—Al sitio del primer impacto—Eso borró su burlona sonrisa de su rostro—Me consta que ya lo sabéis, habéis hablado con Miyu—
—¿Qué sabes de ella? —
—Han pasado tantos años… que ya no recuerdo—Recordó—Sé que era hija de un granjero al cual hicimos un grave crimen contra la persona que la cuidaba, todo porque vimos algo inusual en ella—
—¿Era una abominación? —Preguntó la pelirrosa, tomando por sorpresa al líder—
—Quizá la más poderosa que haya visto jamás—Reconoció—Veo que ya te ha contado mucho—Edge parecía no entender—Una aberración es una persona que ha desarrollado de manera consciente o inconsciente un poder extraño, por ejemplo, el poder controlar a la gente, el poder controlar la electricidad o… hacer cualquier cosa sobrenatural sin un entrenamiento previo, a eso llamamos aberración—Casi de manera automática pensó en Hebe—
—Entiendo—Dijo esta—Supongo que tendré que enfrentarme a una de esas si sale—
—Por lo general lo hacemos nosotros o nuestra división en la iglesia, pero creo que, gracias a ti, podremos… saber exactamente qué origen tienen—
—¿Hay algo más que quieras hablar o piensas guardarlo todo para luego del concierto? —
—Tampoco es que tengamos muchas cosas que hablar, solamente cosas que nosotros entendemos—Asintió—Os daré mi respuesta a vuestra propuesta cuando nos volvamos a ver, mientras tanto, haced vuestro trabajo—
De verdad no tenían nada más que hacer ahí, parecía que Mihaly era bastante reservado. Salieron de ahí, llegando al hotel poco tiempo después, viendo como apenas estaban entrando algunas personas del equipo. Se acercaron a Sophie, quien parecía estar coordinando todo.
—Perdona la tardanza, teníamos algo muy importante que arreglar—Dijo la pelirrosa—
—No importa, estáis a tiempo, tenéis vuestras cosas en esta habitación—Les entregó las llaves—En dos horas bajad, que Aelita tiene algunas entrevistas que hacer para la previa del festival—
Subieron, por una vez, no al último piso, pero si uno de los más altos, una de las suites. Entraron, acomodándose a lo que sería su hogar durante unos días.
—Parece que han acudido algunos peces gordos de la disquera a este hotel—Musitó la IA, viendo por la ventana—
—¿No tienen nada mejor que hacer? —Siguió la pelirrosa—Espero no cruzarme con ellos—
—Recuerda que la industria de la música está podrida—Aelita asintió—Vigilaré a todos para que nadie se pase de la raya—
—Te doy carta blanca de hacer lo que quieras mientras estemos aquí—Anunció—Solamente no llames la atención—Edge asintió—Sé que quieres hablar con Hebe, pero no la fuerces, está lejos de casa y estoy segura de que tiene que estar de los nervios—
La Neo lo entendía. Tras acomodarse y dejar pasar un tiempo prudencial, bajaron al recibidor, encontrándose con una furgoneta que ya las esperaba. Subieron, encontrándose con los miembros de aquella banda.
—Las entrevistas serán en ruso, así que tendremos traductores—Dijo Sophie—Pensad bien las respuestas, no deis detalles personales—Los presentes asintieron—
—¿Tengo que hacer algo yo? —Preguntó Edge. Sophie negó con la cabeza—
—Han solicitado una entrevista contigo y la hemos rechazado siguiendo tus instrucciones—
—Perfecto—
—¿No quieres entrevistas? —Preguntó de vuelta Sylvie, interesada—
—Nunca he sido muy apega a esas tradiciones—Indicó—No os preocupéis, conmigo estaréis todos a salvo—Parecieron respirar medianamente aliviados.
Llegaron a una pequeña sede de una cadena de radio y televisión estatal, donde los hicieron esperar por orden para dar las entrevistas con los respectivos traductores. Edge se limitaba a no interferir con estas, pues la mayoría era publicidad para el mismo festival. Uno, que ninguno de los presentes se explicaba como habían vendido más de ochenta mil entradas en menos de un mes, pues la mayor parte de los presentes eran bandas y DJ poco conocidos o casi underground. La única artista con reconocimiento en ese momento, dicho así, era Aelita. Cuyo primer álbum, y quizá el único que lanzaría, había vendido ya muchísimas copias. Las preguntas principalmente iban orientadas a cómo se sentía de ser una artista tan exitosa en tan poco tiempo, pero Aelita no encontraba explicación alguna, simplemente dijo, replicando a Edge, que sus canciones se metían en la cabeza de la gente como un virus y por eso era tan reconocida por ello. Al entrevistador pareció hacerle gracia. Una entrevista que se alargó bastante más de lo esperado dio paso a otra que era en televisión, no en vivo, sino grabada, esta vez, todos juntos. Estaban nerviosos, pero gracias al traductor y a sus clases de actuación, pasó todo como la seda. Preguntaron a Aelita sobre Edge, pero esta esquivó las preguntas, tanto, que al final pidió que dejasen de preguntar o abandonaría la entrevista, no tomando por sorpresa a su mánager, quien también estaba sintiendo molestia de las preguntas orientadas a saber quién era Edge en realidad.
Pregunta tas pregunta, broma tras broma, una que se alargó durante dos horas. Todos estaban conscientes que se sacarían muchas cosas de contexto, pero estarían bien con ello siempre y cuando se mantuvieran dentro de lo acordado: Era publicidad para el festival de música.
Era ya de noche, tres días antes del festival. Estaban cenando con todos los del equipo en un restaurante más bien normal, en las cercanías del hotel. Edge, quien parecía absorta, fue asediada a preguntas por los miembros de la banda, quienes ahora parecían interesados en ella.
—¿Cómo llegaste a trabajar de lo que trabajas? —Preguntó Luc, de primeras, llamando la atención—Eres muy joven aún—
—Es un secreto, tengo muchos—Asintió—Lo único que diré es que gracias a mi fuerza estoy ahí—
—¿Y cómo os conocisteis? —
—Vamos a la misma academia—Comenzó a engullir su comida—Aunque ahora no sé qué haré después del verano—
—Si todo sale bien… deberías seguir en Kadic—Asintió Aelita—¿Por qué no? —
—Déjame en paz, aún queda mucho para eso—
—¿Y con cuantos chicos has estado? —Preguntó de vuelta Bastián, tomando por sorpresa a la Neo—Tienes pinta de ser una chica difícil—
—Solamente uno… William—No sabía si se refería como pareja o…—Si de pareja o lío hablamos—
—Me vale—
—¿Y… más que amigos? —Preguntó muy tímidamente Hebe, logrando sonrojar muy ligeramente a Edge. Aelita, sabiendo la respuesta, la pateó con suavidad, pues estaba a su lado. Nadie se enteró, Edge entendió el mensaje—
—Nadie por el momento—Dijo—¿A que vienen tantas preguntas? —Pareció hacerles gracia, pues soltaron una risilla generalizada—
—No sabemos nada de ti, lo único que vemos es que eres la guardaespaldas de Aelita y no sabemos por qué necesita una guardaespaldas—Aclaró Sophie, pues era una duda generalizada entre todo el equipo—
—Lo diré una última vez, porque estoy segura de haber hablado en el pasado de esto—Suspiró la Neo—Es por su madre, la doctora Anthea, es una persona muy importante y es por la propia seguridad de Aelita que estoy con ella—No era un secreto precisamente, era algo que la propia Sophie sabía bien—El que no sepáis nada de mi es porque me mantiene segura—Aelita asintió—
—También es mi amiga, pero su trabajo se limita a que no me hagan daño personas indeseadas—
—Por estas ocasiones, se expande también a todos vosotros—
—Qué considerada—Siguió Bastián—¿Y es gratis? —
—…No voy a responder a eso—
Se centró en engullir su comida con rapidez. Necesitaba energía para estar alerta esos días previos al concierto y la comida era una muy buena fuente de ella. Una dieta basada en proteína y carbohidratos le bastaba para mantener alerta todos sus sentidos hasta siete días sin necesidad de dormir. Sin embargo, iba a descansar el día de antes del concierto, así no tenía necesidad de hacerlo más.
—Creo que nos hemos tardado bastante—Dijo Sophie—
Era antes de medianoche y Moscú parecía querer irse a dormir. Por suerte, estaban al lado del lujoso hotel. Subieron a sus respectivas habitaciones luego de despedirse.
—Que pesados preguntando—Suspiró la IA, sentándose en la cama—
—Es normal, Edge, no saben quién eres y tampoco te has molestado en crearte una falsa personalidad ni vida—Era una verdad como un templo, pues no había visto necesidad de crear un mundo falso, nadie debía tener ninguna pista de quién era—Deberías plantearte más seriamente una vida falsa, así evitarás muchas preguntas—
—Estoy mejor así—Se echó en la cama—Los SMS están volando esta noche—Veía las señales de radio ir directamente a la habitación donde estaban Hebe y su novio—
—¿Puedes leer su contenido? —Preguntó mientras cepillaba sus dientes—
—Son para… ¿Hebe? —Cerró los ojos—Solamente ponen un número de habitación—
—¿De quién será? —
—Ni idea—
Casi a la una de la mañana, cuando Aelita dormía, Edge salió de la habitación tras poner una barrera protectora en la puerta, asegurándose de mantener en este lado de los vivos a la pelirrosa. Salió por el pasillo, intentando buscar a Hebe, pues la señal de radio de su móvil se había movido hacía media hora a los pisos superiores tras otro SMS que decía, literalmente: "Te estamos esperando". De un número europeo, pero desconocido para la Neo.
—Parece que es aquí—Le indicó Xana, apareciendo como una sombra—¿Quieres que vaya? —
—Déjame usarte como mis ojos—Se arrodilló en el pasillo, uno que contenía una docena de grandes y lujosas habitaciones. Xana partió, atravesando paredes de habitación en habitación, encontrándose con la indicada, llevándose una sorpresa lo más de mayúscula: Hebe estaba en una habitación con cuatro hombres de una edad mayor que ella, más de treinta y cuarenta, a los que Xana pudo identificar como parte de los peces gordos de la disquera. Todos desnudos con Hebe en el suelo, con las manos atadas por otras y siendo obligada a cabalgar sobre un hombre mientras los otros tres la rodeaban. No parecía que su cuerpo estuviera pasándolo muy bien en ese momento. Cuando la IA iba a retirarse, escuchó una conversación.
—Mira que linda te ves, maldita puta—Susurró uno de los hombres—Como te gusta que te cojan entre todos—Le dio una sonora nalgada, ahogando un gemido de la chica—
—Sabía que hacer este acuerdo sería bien para todos, mira como disfruta—
—¿Acuerdo? —Pensó tanto la IA como la Neo—
—Si, el que los dejásemos en la disquera a cambio de que fuera nuestra esclava, su novio es un tonto y mira que lo sabe—Eso molestó muchísimo a Edge, pensaba usar esa información—Gime, maldita puta—La tomó del cuello mientras la obligaba a cabalgar más rápido de lo que su delgado cuerpo le permitía—
—La van a romper—Pensó la Neo—
—No parece la primera vez que lo hace—Replicó la IA—
—Hemos visto suficiente—
Xana volvió donde Edge, quien estaba visualmente muy molesta.
—No pensaba que… esto fuese tan serio—Dijo Edge—
—Directamente no nos imaginábamos que esto pudiese ocurrir en la vida real—Corrigió la IA, algo que Edge tuvo que asentir—Vámonos de aquí, espérala de camino a su habitación, si se lo quieres echar en cara, sé inteligente—
—Muchas gracias, al final tenías razón, la industria está podrida—
—¿Ves por qué no quería que se acercasen a Aelita?, estoy seguro de que la hubiesen obligado a algo similar—Caminaron por los desolados pasillos en silencio—
—Parece que Bastián lo sabe, parece un acuerdo mutuo—
—¿Crees que la vendió para poder hacerse famosos usándola a ella como excusa? —
—Llegadas a este punto, no suena descabellado—Se apoyaron en una ventana, mirando por la misma—Tendremos que acumular alguna prueba para encararlo y que nos cuente la verdad—
—¿Tantas ganas tienes?, estás obsesionada con ella, criatura—
—¿Tienes alguna otra opción? —La miró de reojo—Lo mejor va a ser ayudarla, no será complicada—
—¿Y qué piensas hacer? —
—Manipular su mente—
—¿Aelita está de acuerdo? —
—Nos dio carta blanca—Aun así, sentía la necesidad de hablar con ella sobre el tema—¿Deberíamos hacerlo lo antes posible o esperar a… algún desenlace? —
—Vamos a consultarlo con ellos primero, dejemos que se enfrenten a su problema—Edge asintió—
Pasó cerca de otra media hora hasta que Hebe pasó por el pasillo, sosteniéndose el vientre con una mano mientras mantenía la otra en el bolsillo de su abrigo. Despeinada, con la mirada baja y bastante cansada y perturbada, con el caminar tembloroso y notablemente sudada. Se llevó una sorpresa mayúscula cuando vio a Edge, en compañía de Xana, quien no se escondió, estaba delante de ella, en forma de sombra, quien miraba por la ventana, percatándose de la chica.
—¿Qué… qué haces aquí? —Preguntó en voz baja, perturbada—¿No estabas durmiendo? —Edge se levantó de su sitio, acercándose, encarándola. Hebe se alejó unos pasos—
—Debería preguntarte lo mismo, Hebe—La encaró con una cara molesta—¿Qué hacías? —Xana se puso detrás de Edge, amenazante—No te asustes por él, contesta a mi pregunta—
—Yo… ellos… no…—No salían palabras correctas de su mente—
—Habitación 604, ven ya—Leyó la Neo desde el móvil de Hebe, viendo como esta se quedaba de hielo—
—Tú…—Sus ojos se lagrimeaban—
—Te lo diré una vez más, puedo ayudarte con tus problemas, pero no debes tardar mucho en decírmelo—Dio un paso hacia atrás—Tú no puedes librarte de esto sola—
—Y tampoco vas a intentarlo si estás de esclava—Secundó la IA con una terrorífica voz, asustando a Hebe—
—Es que no nos dejaron opción—Dijo finalmente—
—No buscaste otra solución—Contrarió la Neo—No caigas en el juego de una industria podrida hasta sus raíces—Se dio media vuelta—
—¿De verdad… podrás ayudarme? —Preguntó en un susurro, estática—Estoy perdida…—
—¿Tienes un deseo que quieras pedir? —Se giró de vuelta, mostrando la Cuna del Deseo en todo su oscuro esplendor—Si guardas mi secreto, te ayudaré, pero tienes que decirme toda la verdad—Edge y Xana sintieron a alguien intentando hacerles llegar un mensaje muy urgente, parecía ser la primera vez que sentían la energía de Miyu. El mensaje llegó como una serie de SMS:
"No hagas eso. Ella es una aberración muy inestable, no sabemos qué puede salir de ahí, asegúrate que su deseo sea lo suficientemente firme antes de darle la opción final. Te repito, ella es una aberración. Tengo que hablar contigo, déjame hacerlo cuando duermas.
Miyu"
—Tch…—Musitó la Neo, deshaciendo la Cuna del Deseo—Tiene razón—
—¿Eh? —Preguntó la mujer sin entender a qué se refería—
—Prométeme que no dirás nada—Se acercó repentinamente a ella—
—Yo… no sé qué decir—
—Vas a prometerlo—Se había arriesgado y se había dado cuenta de su error. La tomó del antebrazo ante su negatividad—Mañana en la mañana hablaremos con todos, estoy segura de que todos llegaremos a una solución final—
—No... ¡Suéltame! —Hebe sintió un cosquilleo en su brazo, siendo incapaz de pronunciar palabras que en su mente pasaban, relacionadas con lo recién ocurrido—¡Causarás un problema! —
—¿Otro? —Se giró hacia su habitación—Hebe, no querrás caer aún más profundo de donde estás ya—Comenzó a caminar con lentitud mientras tarareaba una canción de Aelita. Hebe la seguía de cerca, con lágrimas en las mejillas, mientras se le dificultaba caminar. Llegaron irremediablemente a la habitación de Hebe y su pareja—
—No quiero que en la mañana hagas como que no pasó nada—Le dijo, amenazante, sin mirarla directamente—
—No lo haré—Dijo en voz muy baja—Entrando a la habitación tras despedirse. Caminaron por el pasillo—
—Te pasaste mucho, Edge—Regañó la IA—Pero veo que intentaste—
—No sabía que podía salir tan mal—Susurró—Espero que en la mañana nos sean capaz de decir lo que ya sabemos—Xana desapareció irremediablemente—
Caminó en silencio por el pasillo del hotel, entrando en la habitación de Aelita, viendo a esta sentada en la cama, restregándose los ojos.
—¿Te desperté? —Preguntó, asegurando la puerta—
—Estabais gritando en el pasillo—Indicó—No sé qué esperabas—Se volvió a recostar—
—Perdón—Le dijo, apoyándose en la ventana—
Dejó a la pelirrosa dormir hasta la mañana, cuando ambas se ducharon y se cambiaron…
—Esperemos en la puerta, tenemos que hablar con ellos—
—Es algo relacionado con Hebe, ¿No? —Asintió—Está bien—
Los cuatro miembros de la banda se acercaron por el pasillo, viendo como Edge estaba apoyada en la puerta con una mirada de seriedad. Todos miraban con curiosidad lo que pasaba, pero Bastián estaba a la defensiva, escondiéndose estaba Hebe tras él, sin deseos de mirar a Edge. Cuando Bastián quería tomar la palabra, Edge lo cortó.
—Todos a la habitación ahora mismo—Les ordenó. Nadie quería enfrentarse, pero era algo que debían saber. Entraron y se acomodaron entre un escritorio y la cama, estando en circulo, con Edge apoyada en la pared, mirándolos—Entonces, ¿Nos vas a hacer los honores de contar qué ocurre entre vosotros y esos peces gordos? —Miraba a Hebe, quien estaba escondida tras Sylvie—¿O quieres que empiece contando lo que he visto yo? —
—No hace falta, todos aquí sabemos qué ocurre—Dijo el propio Bastián, viendo que no podría escaparse—
—Harías bien empezando por resumirme lo que pasa—Intercedió Aelita, pues Edge no había dicho una sola palabra del tema, quizá esperando a ese momento—
—Hace… unos meses, no éramos más que unos novatos tocando en bares y restaurantes o en la calle solamente por gusto, al principio gozamos de bastante reconocimiento por los que nos veían, hasta que un hombre alto y gordo de la Warner nos contactó, ofreciéndonos una oferta de contrato con varios álbumes y todo—Tomó asiento en el suelo, bajándose de la cama—Al principio pensamos que nos había sonreído la fortuna, pero… en las negociaciones empezó muy tocón con ella—Mirando a Hebe—Nos dijo que si se la "prestábamos" —Enfatizando las comillas—Podríamos tener ese contrato—
—Era tan fácil como negarse, pero ¿Por qué habéis aceptado? —
—Al principio nos negamos, era obvio, pero… salvo Sylvie, no tenemos dinero, es más, los padres de Hebe tienen muchísimas dificultades y… esto ha sido como un regalo, era muchísimo dinero—Hebe lo miró con lágrimas en los ojos—
—Es verdad que tiempos desesperados requieren medidas desesperadas—Comenzó la IA—Pero estáis prostituyendo a vuestra amiga por un bien material, ¿está eso bien? —
—Obviamente no—Acertó—¿Qué otras opciones teníamos?, ¡No tenemos edad para trabajar! —Tenía sentido, desde luego, pero eso solamente estaría rompiendo a Hebe—Eso está causando que los padres de Hebe se molesten muchísimo… ya ha terminado preñada dos veces y me toca asumir a mí la responsabilidad, sus padres no me quieren ver ni en pintura—Lo verían como un delincuente—¿Qué más podemos hacer? —
—Manipularlos—Auspició Edge de primeras—Puedo hacer eso por vosotros sin que peligre vuestro contrato con la disquera—Se puso de pie—El único problema es que no sé quiénes son en realidad, tendría que averiguarlo—
—Tenemos herramientas para ello—Secundó Aelita, de acuerdo con la propuesta—
—Son peces gordos, gente con poder y dinero, ¿Qué eres tú? —Preguntó Luc de primeras, poniéndose de pie, dubitativo y sobre todo molesto—Me parecías una farsante, pero llegados a este punto… no sé qué eres, ¡No sé qué puedes hacer contra ellos! —
—Soy la peor pesadilla de cualquiera que se meta conmigo—Le dijo la IA de vuelta—Solamente hay tres personas a las que respeto de tal manera que me lo pensaría para meterme con ellas y una de esas es Aelita, el resto son personas infinitamente más poderosas e importantes que unos hombres con dinero—Luc parecía dubitativo—
—¿Crees que tu manipulación ayudará? —
—No tengo pasaporte, ¿cómo crees que he llegado hasta aquí? —Le enseñó su mochila, no viendo ningún rastro de identificación. Se giró hasta Hebe, que estaba sollozando, no pudiendo con la presión—Te lo diré una última vez—Tomó aire—puedo ayudarte a solucionar tus problemas, pero necesito que me lo digas y que cooperes antes que sea muy tarde…—
—…No queremos tener que volver a declararle la guerra a medio mundo por una persona, ya lo hicimos por mi hermana y me niego a pasar por ese infierno otra vez—Finalizó Aelita, decidida—Cuando te decimos que tiene que ser antes que sea tarde… es porque tú no sabes qué pasará con vosotros cuando se cansen de Hebe—Dijo en general—
—Y si le hacen algo grave…—
—Ya entendí, ya entendí—Dijo Bastián—¿Qué plan tienes? —
—Quiero que Hebe lo diga—Solicitó la Neo. La propia chica levantó la mirada al escuchar su nombre, encontrándose con la profunda y molesta mirada de Edge, quien esperaba una confirmación. Sus ojos estaban muy llorosos, rojos y cansados de tanto lamentarse—
—Por favor—Dijo en un gemido—No quiero seguir así…—Se arrancó a llorar con fuerza encima de Sylvie. Edge podía notar que estaba muy rota, desesperada y desamparada, dejada a su suerte por sus "amigos", a los que la Neo no terminaba de entender por qué de sus acciones, no iba dentro de la ética humana que tenía ella entendida—
—Entonces lo haré—Hizo una pequeña reverencia—Hazme saber cada vez que esos hombres te digan algo, averiguaré quienes son para manipularlos y que os dejen en paz—
—¿Cuánto tiempo tenemos? —Preguntó la otra chica—
—Cuatro días, después de esos cuatro, nosotras nos iremos del hotel a otro sitio por un tema muchísimo más importante, así que no creo que nos volvamos a ver hasta que volvamos a París—Dijo Aelita de primeras, consolando a Hebe de mientras—
—Esta tarde comenzaré a ver mis opciones, solamente necesito que estés disponible y dispuesta hacer lo que yo te mande—Enfatizó la Neo a la rubia, asintiendo esta—Te pido que aguantes un poco más, en breve si acabará todo este lío—Hebe asintió.
En menos de diez minutos, cuando la chica se calmó y se limpió la cara, bajaron a la cafetería del hotel, sirviéndose su desayuno. Ahora el ambiente estaba más calmado. Tenían el día libre… excepto los de la banda, ya que harían una presentación callejera corta en un centro comercial de Moscú para promocionar el festival, uno que ya no necesitaba más publicidad, pues estaba todo vendido. En el proceso de desayunar, uno de los "peces gordos" se acercó a ellos, quizá a saludar, colocando sus manos en los hombros de Hebe, algo que caldeó el ambiente hasta el infinito, pues Edge lo miraba con impero.
—¿Anoche todo bien? —Preguntó al resto el hombre, lo que recibió un asentimiento general como respuesta—Bien, aprovechad a coger fuerzas para lo que se viene, la vais a necesitar—Se alejó a comer con sus compañeros. La expresión de Hebe era de asco y llorosa—
—Ya veo…—Susurró la Neo—Que pena no tener aquí mi portátil—
—La Data nos sería de gran utilidad—Siguió Aelita—
—¿Alguno de vosotros tiene un portátil a mano? —Luc levantó la mano tímidamente—¿Me lo dejarás prestado hoy?, no traje el mío y debo mirar algo relacionado con ya sabes qué—Dijo en voz baja, él asintió sin dudar—
—Problema arreglado—
Dejaron de comer al poco rato, separando sus caminos.
Aelita y Edge se encontraban en la Plaza Roja, viendo a la buena cantidad de turistas paseándose por ahí, admirando el ambiente.
—Siento pena por Hebe, no está bien lo que le hicieron…—Comenzó Aelita, pateando una piedrita, sentándose en una silla—
—Vender a su compañera por un bien material… pensaba que eso estaba mal—Dijo, dudando de su lógica—
—Y está mal, muy mal, demasiado—Enfatizó la pelirrosa—La pobre no tiene ninguna fuerza de voluntad para luchar, por eso lo hicieron—
—¿Y eso son sus amigos? —
—Me estaba preguntando lo mismo—Suspiró—¿Qué idea tienes?, ¿Cambiarles las ideas por la fuerza? —
—La otra idea era usar la Cuna del Deseo para ello, pero Miyu me dijo que no lo hiciera, que era riesgoso para una abominación tan inestable—
—Lo sé—Inquirió—Cuando duermas tendremos que preguntarle sobre ese tema—Edge asintió—
—El problema es… que, si ella quiere acabar con su vida, si ese es su deseo más profundo… la Cuna lo concederá sin ningún miramiento y no podré hacer nada para evitarlo, ahora entiendo lo que quería decir Miyu—
—Una persona tan inestable mentalmente no podría tener algo buen en la cabeza, es mejor acabar con el mayor de sus problemas y que le enseñes a tener voluntad propia—
El tiempo pasó sin miramientos. Cuando volvían al hotel…
—Me preguntó cómo estará Taelia ahora que volvió al laboratorio, más tarde la llamaré—
*París, Isla de Francia, por la mañana del mismo día*
Taelia estaba entrando por la puerta del laboratorio tras identificarse, vestía con algo deportivo y llevaba alguna cosa mínima en una pequeña bolsa que colgaba al hombro. Escuchaba las risas de sus compañeros y… una risa que no sabía de donde podía venir. Entró a una sala de reuniones, encontrándose con sus compañeros y… una persona que esperaba no ver en muchísimo tiempo.
—¿Mutsu? —Dijo de primeras al entrar, no entendiendo ni una sola cosa. La chica la saludó con una expresión dubitativa—
—Sí, estará aquí junto con un equipo de la base de Tokio durante unos meses, nos ayudarán a dar los detalles que necesitamos al nuevo laboratorio, mientras tanto, ella estará aquí porque accedió a algo—Indicó la doctora Sumire, cruzando la puerta, indicándole sentarse al lado de Marcus, a quien la adolescente abrazó. Taelia no necesitaba más palabras para decirle que accedió a dejarse quedar embarazada—
—Vale, no causaré ningún problema—
La reunión comenzó, resumiendo lo que harían los próximos meses, en lo que destacaba el medir su comportamiento de cara a inscribirlos a un colegio privado de las cercanías para que siguieran con su educación normal, indicando que Taelia se encargaría, junto a Pavel, de asegurarse que tanto Marcus como Luciana estuvieran a salvo. Los dos indicados asintieron.
—Mutsu volverá cuando comiencen las clases allá, hemos decidido no darle clases en el campus, sino en su lugar habitual, pues ha demostrado, como vosotros, que sabe comportarse bien—Cambió de notas—Vais a aprender japonés para que no os de problema la próxima vez que vayáis, así que tendréis algo más que hacer por el día—Asintieron—
—¿Algo especial para mí? —Preguntó Taelia de vuelta—
—Sí, busca a Saraí, te dirá la parte que te interesa a ti—
—Espero que el consejo me deje en paz de una vez con ese tema—Enfatizando las palabras—
Salió de la corta reunión, con prisa a encontrarse con su superior directa, la señorita Saraí, la cual se encontraba en un despacho con el psicólogo, analizando algunos informes.
—Me ha dicho la doctora que tenías algo que contarme—Dijo al tocar la puerta, llamando su atención—
—Sí, toma asiento—Obedeció—Simplemente que variaremos tu rutina un poco para que no coincidas mucho con ellos dos—No hacía ni falta el decir sus nombres—Pero… no quiero que se convierta en un inconveniente, ¿vale? —Taelia aceptó. Le entregó un papel donde mostraba su rutina semanal y algún cambio en las reglas, pero nada destacable; simplemente el que no podía discutir—Mutsu aún no entiende que pasa con ella, así que deberías pensar en decirle algo—
—No sé si tengo algo de qué hablar con ella—Musitó—No le dije nada malo—
—Pero pensó que serías amiga suya y lo único que hiciste fue comportarte como una niña cuando supiste lo que estaban haciendo—Taelia se molestó, apretando los puños, pero guardó silencio—Mientras estén ellos aquí hemos preparado un itinerario para que se preparen a lo inevitable, así que más te vale esconder tus sentimientos—Estaba siendo dura y algo grosera—Perdona si parece que esto es por molestar, pero el consejo ha encontrado a otra persona dispuesta—
—Gracias a Dios—Se recostó en la silla—
—Lo que no quiere decir que te dejarán en paz, no bajes la guardia—
—Y si no es Pavel, ¿De quién se supone que me quedaré…? —Preguntó—
—No tiene por qué ser él, debe ser un hombre del proyecto, cuando llegues al punto que accedas a ello, lo sabrás, tú céntrate en mejorar—Taelia asintió, entregándole un cuaderno de notas a su psicólogo—
—Gracias, lo estudiaré—Lo dejó a un lado—
Luego de pasar por varias pruebas básicas para saber cómo estaba, no les costó darse cuenta de su estado de ánimo. Cooperó, como siempre, pero se notaba tensión cuando acercaban algún instrumento a su cuerpo, en especial cuando los análisis venían de sus partes íntimas, donde pensaba que eran poco cuidadosos con ella y a veces le hacían daño. Lo siguiente fueron pruebas de movilidad y resistencia, algo típico, luego centrándose en la fuerza de su tren inferior, algo que le gustó, mejorando su estado de ánimo. El momento malo llegó cuando le dijeron que debía practicar con Mutsu, lo hacía usualmente con Pavel, pero esta vez el eslavo estaba ocupado. Les dieron espadas de manera y el objetivo era quitarle la misma de la mano al contrincante, con reglas básicas de la esgrima, les dieron permiso.
Taelia comenzó con golpes certeros, en guardia con la espada, leyendo los movimientos de Mutsu, quien se limitaba a moverse con agilidad por su lado. Se escuchaban los choques de las espadas y se comenzaba a ver algún agrietamiento ya en ellas de la fricción. Taelia intentó ir de frente, con la espada en alto en un golpe certero que llegó a destiempo, golpeando con el borde de la de ella, casi quitando la suya de su mano, estando arrodillada, pero al intentar recomponerse, vio a la chica moviendo su brazo en lateral y, por instinto, intentó defenderse, pero lo único que logró es que la golpeara entre la muñeca y el antebrazo, asestándole un daño tremendo, pues la misma espada de había terminado por romper en la zona del impacto, rasgando la piel de la adolescente, provocándole un dolor tremendo seguido de un leve sangrado.
—¡Perdón! —Se disculpó, soltando lo que quedaba de su espada para intentar auxiliarla, pero Taelia la alejó con un fuerte empujón. Estaba muy, muy molesta. El sangrado hizo activar la alarma en esa zona, comenzando un protocolo de contención y limpieza que para ellos era un infierno.
Una hora pasó hasta que se aseguraron de que ya no quedaba rastro de sangre de Taelia en la zona de práctica. Ella, por su parte, se encontraba ahora en la zona médica, rodeada de algunos doctores y Saraí. Estaban revisando su mano, que parecía estar simplemente adolorida por el impacto, pero estuvo a punto de causar un desastre mayor.
—No deberías haberla empujado—Dijo un empleado, al lado de la cuidadora, la cual estaba analizando la situación. Taelia lo miró, sus ojos brillaban con intensidad mientras la seriedad de su mirada se hacía notar—
—¡Entonces te romperé la cara a ti! —Se intentó levantar, pero los doctores la contuvieron con éxito, dedicándole una airada mirada a la cuidadora, quien estaba sorprendida por igual de esa reacción—
—¡Cálmate o te sedaré y sabes que no te gusta! —Amenazó uno de los doctores, mirándola con furia. Taelia tuvo que contenerse. La ataron de la cintura con un cinturón metálico mientras terminaban de asegurarse que su muñeca estaba bien.
Media hora más tarde, estaba ya de salida. Se encontró con sus compañeros en el trayecto.
—Un poco pronto, ¿No? —Le dijo Luciana al verla, abrazándola, pues se podía ver que estaba muy molesta—
—Me he hecho daño en la muñeca y me han dicho que descanse por hoy—Suspiró—De igual manera era lo último—
—Perdona, no quería hacerte daño—Le dijo Mutsu, haciendo una ligera reverencia—
—No te disculpes, yo puse la mano—Le dijo, si bien no creyéndose toda la historia…—No importa, estoy teniendo una semana horrible—
—Se te nota—Bromeó Pavel, apoyado en la pared—Pensé que te había roto la muñeca—
—Yo igual—Siguió Mutsu, algo más tranquila. Hubo un silencio momentáneo—
—Por eso tienes los antebrazos así—Sermoneó Pavel, quien sabía de sus manías, pero, por esa vez, no iba a mover un dedo. Taelia escondió por impulso los antebrazos, pero ya era tarde, los había visto rasguñados, algo por lo que tanto Anthea como buena parte de los médicos le habían dado un grandísimo sermón—
—No he tenido una buena semana—Le dijo en voz baja, más cerrada—Eso es todo—
—Y tú y yo aún tenemos que hablar, no creas que el no hacerlo va a arreglar las cosas—Eso pareció enfadar a Taelia, él lo notó—Ponte como quieras, sabes que es verdad, no te puedes pasar odiándome—
—Es mi culpa—Asumió Mutsu, haciendo una marcada reverencia, pero Taelia intercedió rápidamente—
—No, yo soy la que tiene la culpa, hice suposiciones cuando no debí—Suspiró—Hablemos ahora, ¿vamos a tu habitación? —
Y eso hicieron, dejando al resto en vilo. Subieron y se encerraron, sin necesidad de explicarle a los guardias, pues se imaginaban la situación.
—Ahora, ¿vas a seguir comportándote así? —Le preguntó, con los brazos cruzados y una mirada seria, a una adolescente que escondía su mirada mirando a otro sitio—No te tomaste la molestia de preguntarme ni consultarme—
—Estábamos bien juntos—Le dijo en un sollozo—Yo no esperaba que luego de hacerlo contigo el día de antes me fueras a reemplazar por otra—Y era lo que más le quemaba—No sabes lo mal que me sentí desde ese momento—
—Mutsu quería hablar contigo para ver si le parecía bien que hablase conmigo, pero como la evitabas… supuso que no eras nada mío—
—No somos pareja, nunca lo fuimos realmente—Le dijo. Pudo ver como Pavel centraba más su expresión—Supuse lo contrario y me negaba a ver la realidad, nunca fuiste mío…—
—Nadie es dueño de nadie—Le dijo el eslavo—Tú, que fuiste una esclava, debes saberlo bien—Eso caló profundo en Taelia—Reconozco mi culpa en haberme acercado a ella tan rápido, quería decírtelo el día que me golpeaste, pero cuando lo hiciste… me di cuenta de que había llegado muy tarde—
—Perdón… ya sabes que soy muy… impulsiva, infantil…—No sabía que decirle—No he podido cuadrar mis pensamientos, no… sé si es culpa mía o tuya—
—Es culpa de ambos—Dijo—Yo te perdono, porque cometimos un error los dos, pero recuerda, nadie es dueño de nadie—
—Es mi culpa también… yo… supongo que te perdono, debí haber esperado que… me dijeras algo—Las lágrimas caían por sus mejillas—
—Nunca vas a cambiar…—Suspiró—
—Por favor, Pavel…—Se acercó abruptamente a él, agarrándolo por la cadera—Déjame sentirte… aunque sea una última vez—Apoyó el rostro contra su pecho—Por favor…—
—No quiero que sea algo… que parezca por lástima—Dijo en voz baja—
—Por favor—Imploró—No sabemos cuándo será la próxima vez o si nunca podremos hacer algo otra vez… no quiero que una persona que ha sido buena conmigo… se vaya sin haberle pagado—
—No me debes nada—La alejó suavemente, para verla cara a cara—Al contrario, tú salvaste mi vida—
—Y me aproveché de ti para satisfacerme desde ese entonces—Insinuó—No es justo—
—Ambos teníamos necesidades, era algo mutuo, ambos sabemos bien que… no podemos hacer esto con quien realmente queremos—Taelia se rompía poco a poco—Poco a poco nos hemos dado cuenta de que nuestros sentimientos estaban mal… amor y lujuria son dos cosas diferentes—
—Me… da igual ahora mismo, me he dado cuenta de lo mismo, pero ahora… quiero quitarme esta espina de encima—Lo volvió a abrazar, con esperanza. Pavel miró a una de las cámaras, viendo que ya no tenían una luz roja parpadeante que era casi permanente, un indicativo de que las cámaras estaban encendidas, ahora estaban en un negro permanente, aun así… no sabía qué hacer. Si satisfacía los deseos de Taelia solamente para consolarla, podría verse molesta Mutsu, pero… le debían haber dicho a la adolescente los planes que tenían los dos, así que se lo pedía por última vez, quizá una última en mucho tiempo, o quizá, la última definitiva—Por favor, Pavel, consuélame, aunque sea una última vez—Dijo en voz apagada, llorosa—
—No hagas sonar esto como si fuera el fin del mundo, aún tenemos muchísima vida por delante—La volvió a alejar, obligándola a verle el rostro—
—No me odies por esto—Pidió, viéndolo fijamente—
—Nunca lo haría—Sin esperarlo, le besó la mejilla, bajando suavemente al cuello—Vamos a la cama, no nos preocupemos del resto—Si se negaba, no sabía en qué espiral podía caer ahora, o si lo entendería, tampoco podía imaginarse de en qué otro problema caería si la consolaba, pero dado a que no era un adivino nato, debía averiguarlo. Quería consolar a Taelia, había estado preguntando por ella y esa semana, tras recibir las noticias de que había estado inconsolable, sabía que debían arreglar las cosas de una vez por todas, independientemente de si una de las cargas era él, o no.
Se tumbaron en la cama, viendo como Taelia se relajaba, dejándose hacer por una vez, quizá entrando en parte en lo que ella quería ser, consolada, de cualquier manera.
—Estás temblando—Le dijo en un susurro, acostado a su lado, acariciando su frío cuerpo. Le besó en la mejilla, evitando que ella lo hiciera en los labios. No quería apresurarse a confundir más su mente—
—Pavel…—Él intentó besarla en el cuello, pero se lo impidió—Por favor, déjame besarte…—Imploró. No tenía otra opción. Se dejó hacer, besándolo en los labios, sintiendo una ligera descarga en su cuerpo. Se besaron, acariciaron y consolaron por más de diez minutos, sabían que debían darse prisa, porque sus compañeros debían estar esperando la resolución del conflicto. Taelia se apresuró a quitarse partes de su ropa, quedando ambos desnudos, viendo la piel del otro, acurrucándose, sintiéndose…—He cometido muchos errores, pero no debí hacerlos con los pensamientos en caliente—
—Ahora tienes tiempo para despejarte—Le dijo, chocando sus frentes, acariciando su vientre—Dejemos que la lujuria nos lleve—La besó con ganas, con lujuria, con poco rastro de amor primigenio. Ambos de estimulaban mutuamente, siendo Taelia la que menos aguantaba, estaba sensible al tacto, y eso era notable, reaccionaba a cualquier estímulo—No tenemos protección—
—Me da igual—Se acercó a él, moviendo su cuerpo para sentir el roce de ambos sexos, en su entrada—Quiero… sentirme viva—Se dejó moverse, quedando encima de él, moviéndose, sintiendo el miembro de él entrar con fuerza, soltando un gemido involuntario, no quería que la escucharan—Pavel…—Se acercó a él, con los ojos brillantes—
—No me muerdas, primer aviso—Separó levemente sus piernas para posicionarla en su cadera, comenzando a moverse ayudado por ella. Se movía, ella ahogaba gemidos, aumentando su fuerza, dejando que su lado carnal tomase el control, él lo notaba. No podía decirlo, pero la diferencia entre Mutsu y ella era simplemente que Taelia se dejaba llevar por su instinto dado por el desarrollo del virus en su cuerpo—Tu boca—Le dijo, viendo como los besos que le daba eran irregulares, mostrando que sus dientes daban ganas de morder algo—
—Da… igual… dame más…—Se movía con una rapidez involuntaria—Quiero… sentirlo—Pavel acabó dentro de ella, dado a que no le dieron tiempo para descansar—No… yo no he acabado…—Intentó moverse, pero él se lo impidió—
—Dame un respiro—Le dijo, sacando su miembro dentro de ella, la cual se movía como péndulo, rozando su sexo con el miembro de él, suspirando, llena de sudor, con los ojos cerrados y sus manos hechas puño apoyadas en el pecho—
Taelia volvió a poner el miembro de Pavel en su interior, sintiendo una descarga de adrenalina, la cual le hizo moverse con lujuria extrema, apoyando su cadera con fuerza contra él, quien estaba siendo derrotado, pero aún aguantaba. Ella se acercó a besarlo, pero luego sintió como bajaba por su rostro, temiendo que…
—Auch…—Lo mordiese, algo que ocurrió, pero intentaba controlarse, aun así, cuando intentaba separarla, con más fuerza se movía y con más fuerza lo mordía en el hombro. Sintió como ella llegó al clímax de una forma algo violenta, notándose su excitación, del tiempo que llevaba conteniéndose. Levantó su torso, apoyándose en él—¿Tantas ganas tienes de quedarte preñada? —Bromeó, pues era la segunda vez que terminaba dentro de ella. Tenía la mirada llena de ganas de seguir, jadeando con fuerza, mirándolo, aún sentada en su cadera. Mientras ella recuperaba el aliento, él se limitaba a acariciarle el desnudo cuerpo que tenía a la vista, uno marcado, fuerte y resistente. Entrenado y con algunas marcas de peleas anteriores—¿Aguantas una tercera ronda? —Ella alzó el rostro, totalmente sonrojado, pues no se esperaba esa proposición. La movió de sitio, ahora ella estaba recostada en la cama, con las piernas separadas y él apoyado a con las manos en el colchón, moviendo su cadera suavemente, provocándola con su miembro—
—Malo…—Le dijo, suspirando, llena de sudor—
—Chica mala—Movió la cadera con habilidad, penetrándola con fuerza, logrando sacarle un gemido, que ahogó con sus manos—Que sensible estás…—Pensó en voz alta—
Se movió a su ritmo, viendo como ella lo acompañaba más agresiva con el suyo de su cadera, estaba perdiendo el control, pero ya no le quedaba mucha energía, debía aguantar esa tercera ronda a como diera lugar. Se movió con fuerza, escuchando por la habitación el sonar de sus cuerpos chocar, ambos ahogando gemidos y suspiros.
El evento terminó al poco rato, con ambos completamente rendidos, recostados uno al lado del otro, jadeando, mirando el metálico techo donde una cámara apagada los deseaba ver.
—Creo que nos hemos pasado un poco—Suspiró Taelia, levantando su torso—
—¿Tú crees? —Le preguntó, hilarante—Me has dejado vacío—Soltó un pesado suspiro—
—Me ducharé en casa, ya hemos pasado mucho tiempo aquí—
Se levantaron y ordenaron todo de nuevo, limpiándose como pudieron e intentando dejar el más mínimo rastro posible.
Salieron de la habitación, encontrándose con sus compañeros en la puerta inferior, casi en la salida. Taelia, recordando con detalle lo que pasó, deseaba no mirar a los ojos a Mutsu, le daría… muchísima vergüenza.
—Problema arreglado—Suspiró el eslavo—Estoy muerto—
—Pervertida—Le dijo Luciana al verla venir—Sabía que no te contendrías—
—No lo digas muy en alto—Susurró la pelirrosa—Pero… si, problema arreglado—
—Me alegro—Musitó Miyu, con los brazos cruzados, pero sin… pizca de estar molesta—No te preocupes, ya me habían dicho de vuestra particular relación, incluso Pavel me contó la verdad—Taelia se tensó al máximo—Es la única manera que tienes de liberar todo el estrés… ya sé que no te atrae sentimentalmente, así que está bien por mi parte, siempre y cuando no cambies de sentimientos—
—¿De verdad? —Preguntó, incrédula—
—De verdad—
—Perdona si te causo algún problema—
—Deja de disculparte por nada, a mi no me importa, a fin de cuentas, ambas sabemos que posiblemente sea el único hombre que nos pueda satisfacer—Era una frase que sonaba muy oscura, llena de perversión sin prejuicios, pero… en el fondo era verdad, Pavel era la única persona con la que tendrían seguro hacer cosas sin temor a infectar a alguien—Pero, también mantén tus sentimientos a raya—
—Lo haré, te lo prometo—
Lo que parecía que terminaría en tragedia, terminó infinitamente mejor de lo esperado para Taelia. Salió del laboratorio tras acordar con Mutsu hablar de ese tema la próxima vez, algo que alegró a los jefes del laboratorio, pues el ambiente se había arreglado en un solo día, haciendo falta solamente dejarles intimidad.
Anthea recogió a Taelia en la salida, subiéndose esta a su coche, saliendo de camino a su casa.
—Me he reconciliado con Pavel—Le dijo con una sonrisa cansada—Pero… creo que he incumplido una de las cosas que dije que quería hacer—
—Seguramente te has quedado embarazada, ¿verdad? —Le dijo seriamente. Taelia asintió, sin sonreír, acariciando su vientre—
—Perdón, quería esperarme…—
—Tenía que pasarte, más temprano que tarde—Parecía molesta por algo, pero…—Estoy molesta porque no quería que te metieras en esto, pero sé que no afectará tu vida, simplemente es… un pequeño trauma—
—Aunque aún es difícil saberlo, me aseguraré de que no… le hagan algo—
—Estamos hablando muy al futuro, primero céntrate en decirles que has cambiado de opinión, estoy segura de que las noticias les encantarán—
—Estás molesta, ¿verdad? —
—Sí, estoy molesta—Le dijo, parando el coche en un semáforo—Pero no contigo—Eso llamó la atención de Taelia—
—Estoy molesta con ese grupo de idiotas que te arrastraron a ese plan—
—Espero que con esto me dejen en paz—
—Me imagino que pensará Edge cuando le pida que, la próxima vez que vayas a Japón, vaya contigo a que les pidas explicaciones—Taelia bajó la mirada, asintiendo. No sabía por qué ese cambio de humor tan repentino—Da igual, sé que hiciste eso porque en el fondo no tenías otra opción, así que desde ahora cuidaré más de ti cuando estés con ellos—
—¿Cómo? —
—No me había metido para nada, pero ahora, si en unos meses, ¡o semanas!, se confirma que lo estás, hablaré con esas dos para decirles que cualquier experimento se acabó—
—Gracias—Dijo, apoyándose contra el asiento—Eso me vendría bien—
—No estoy enfadada contigo—Puso su mano libre en su pierna—Solamente estoy enfadada con lo que te hicieron hacer—
—Debes estar sintiendo… que esto ya lo has vivido—
—Es esa la razón, a mí me obligaron contigo, y a ti te están obligando—
Taelia tuvo que reconocer el punto de la molestia de Anthea, pues era un grandísimo Deja vú, pero visto como espectadora. Al final, sin poder hacer más, Taelia, bajo su lujuria e inconsciencia, seguramente había caído en la trampa de dejarse embarazar. Aún tendría tiempo para pensar las cosas.
*Moscú, Oblast de Moscú. Esa misma noche, en el hotel. *
Edge se encontraba asomada al balcón de la habitación, mientras Aelita hablaba con su familia. Había algo raro en el ambiente, cuando miraba al oeste, sentía una gran fluctuación de energía, una gran inestabilidad que no había sentido… desde que salió de Escandinavia los días anteriores.
—Taelia es una salvaje—Le dijo finalmente Aelita, colgando la llamada, volviendo con ella—Lo hizo otra vez con Pavel y cree que al final se quedará embarazada—
—Al final va a optar por hacerle caso a esos imbéciles—Dijo, sin despegar su mirada del horizonte—
—Espero que, sea lo que sea, esté bien—
—Estamos nosotras para apoyarla y ayudarla—Eso, Aelita, asintió con una sonrisa—
—¿Qué tantas miras al oeste? —
—Una inestabilidad repentina, pero… creo que sé el origen de ello—Suspiró—Está desplazando toda la energía hacia esa dirección—Apuntó al oeste—Sin ningún obstáculo—
—Esperemos que no represente un problema—
*Naset, al norte de la isla Åland, mar Báltico. *
Un gran grupo de pesqueros había reportado una mar agitada y un gran nubarrón que daba vueltas sobre su propio ojo, con una gran agresividad, relampagueante, pero a una alguna peligrosamente baja. Algunos, quizá bajo algún efecto psicológico, dijeron haber visto a una figura humana dentro del mismo ojo, pero al intentar acercarse, incluso el más valiente temía.
Solamente un grupo de marinos reportó que una embarcación civil había desaparecido sobre los días que el llamado "Huracán del báltico" había hecho presencia en la zona, a más de 400 kilómetros de la costa, a mitad de camino entre esa isla y la próxima, Gotland. Intentaron reportar a las autoridades regionales, pero desde el crecimiento del huracán, las comunicaciones se habían quedado interrumpidas y el suministro eléctrico inhabilitado. Ningún barco con empuje eléctrico podía salir a flote, solamente los que usaban empuje hidráulico y que su motor no se hubiese detenido, de lo cual, solo un puñado de pesqueros grandes estaba habilitado. Sin embargo, ya eran dos los barcos que estaban reportados como perdidos al intentar ir a la capital, incluso los coches estaban KO. Solamente quedaba hacerlo a la vieja usanza: con caballos. Llenaron a un mensajero con la mayor cantidad posible de datos y fotos recogidas por los pesqueros, dejando marchar a su misión al hombre.
Nadie, ni siquiera los más ancianos, habían visto una tormenta similar a esa. Solo quedaba esperar que la ayuda sirviera de algo. Pesqueros y civiles habían salido en una misión de dar las noticias al exterior, pues la isla estaba completamente incomunicada.
¿Qué demonios estaba ocurriendo en el mar?
—Continuará—
Próximo capítulo: Corporación Guardián (Parte II)
Muchísimas gracias por leer. Espero que el capítulo sea de vuestro total agrado.
Y… eso, aquí estamos, poquitos días después. Espero que os gustase todo. ¿El Lemmon?, como siempre… bueno, casi. No innecesario, pero podría no haberlo narrado. Simplemente me apeteció escribir alguna marranada.
Lo próximo que siga será un shot-fic, el de ¡Dame mi consola! Creo que ya no tengo excusa para no seguirlo. Quizá este fin de semana, o incluso de aquí al viernes, tenga ya algo escrito.
Y si, esto va a ser una saga de unos 2-3 capítulos. Espero que se logre entender lo que va a pasar, porque la cosa estará peluda.
La industria de la música está podrida. Entera. Sin excepción. Nunca olvidéis esto.
Reviews:
Loboplateado2541: Muchas gracias por leer. Espero que el actual te guste.
Draoptimusstar3: En este capítulo, o a partir de este, se verá quien no sabe realmente lo que son las emociones, y tiene que aprender de ello. Una persona muy airada solamente puede traer problemas, pero ¿cómo podemos resolver los que la llenan de ira? Nadie quiere ser parte de una guerra sin sentido, es… bastante sin sentido, valga la redundancia, en este caso, por un bien común. Muchísimas gracias por leer Draop, espero que te vaya bien y que el capítulo sea de tu agrado.
Titokenny01: Y me parece que la toqué muy poco, demasiado poco. Tengo que ponerme a explotar ese tema, porque es un hueco argumental muy gordo y viejo ya. Mira, esa es una buena teoría, ¿servirá el mismo proceso?, quién sabe. De momento, deben averiguar qué es exactamente lo que pueden hacer con Edge para arreglar los errores de su memoria. Muchísimas gracias por leer, espero que el capítulo sea de tu total agrado.
Y eso muchachos, espero que todo os vaya bien.
Comed bien, ser buenas personas y siempre con una sonrisa hacia adelante.
Adiós.
Never Give Up, Never Surrender.
