Pandemonio

(Parte I)

Aelita abrió los ojos a las puertas de un gran palacio, que no era más que una obra de arquitectura hecha en un sueño, de alguna manera sorprendente, en la que podían convivir conscientemente varias personas. El Praenost, quizá desconocido aún de procedencia, era su nombre. Entró por el gran portón, accediendo a una sala de techo acristalado en forma de cúpula en la que, al frente, en una gran pared, se veía una pintura difusa que parecía ser… una granja. Quizá, parte de los recuerdos perdidos de la creadora del lugar, Miyu Edelfelt. Prisionera en las instalaciones de la Corporación Gaia, presa de un ritual prácticamente pagano, con un fin desconocido, pero uno que le había otorgado un poder sin igual. Se movió por los pasillos del palacio imaginario, encontrándose con una rústica puerta de madera que parecía fuera de lugar, pero que tenía su razón de ser, pues al entrar, encontró una habitación grande, con un color oscuro en el que se veía una pintura en la pared que no era nada menos que el mapa del mundo, cubierto con trazas oscuras que parecía ser la distribución de la energía del planeta. Algo que Aelita desconocía en lo absoluto, sin embargo, fuera de encontrarse a Miyu, se encontró con la consciencia pura de otra persona igual de misteriosa y quizá igual de poderosa: Edge, la segunda creación del Proyecto de creación de nuevos humanos, también apodado proyecto Neo Sapiens. Misteriosa, fría, recta y arrogante, eran las palabras que mejor la definían, añadiendo también una incontrolable agresividad que muchas veces le había traído problemas, pero que gracias a diversos factores podía controlar. Ambas chicas, con un poder muy grande, discutían algo que la pelirrosa reconoció, lo ocurrido en el día anterior, quizá el tema de la actualidad para las presentes que mejor se asemejaba a lo importante. La expresión de Edge era de molestia, pues no parecía creerse del todo los argumentos de Miyu.

—No me creo que no hayas podido detectarla—Expresó la joven Neo con disgusto—Estaba en una zona muy llamativa para ti—Señaló al mapa, lugar donde podía ver que, efectivamente, la zona del báltico aún presentaba una acumulación inusual—

—Es tan escurridiza que apenas pude saber más que vosotros, que estabais ahí—Respondió de vuelta a las acusaciones la otra joven pelinegra, con una seriedad que bien la caracterizaba—Estoy al tanto de todo, pero tampoco puedo estar al tanto de cada inestabilidad que aparece, es algo muy común—

—No es común lo que ha ocurrido, Miyu—Dijo la pelirrosa al entrar en la habitación—Perdonad que me entrometa—

—El que una ciudad se destruya de un momento a otro y asesine a todos dentro no es normal, como tampoco lo es… el que nadie sepa quién lo hizo—Cuestionó Edge—

—No seas insoportable—Musitó Miyu por lo bajo. Era la primera vez que la veía molesta de esa manera, no parecía soportar bien la arrogancia—

—¿Insoportable? —Se levantó de golpe, pues estaba sentada sobre una mesa, cruzada de piernas, en frente del mapa—Solo intento ayudar a resolver este dilema que ni siquiera es mi problema, es vuestro—

—¡Basta! —Ordenó la pelirrosa a su compañera—Estamos todas hartas de esta situación, no hace falta comportaros así—

—¡Entonces que no actúe como si supiese lo que está pasando! —Se quejó—No lo soporto—

Aelita sabía bien lo que Miyu estaba pensando, pero no iba a decir. No soportaba estar ahí, porque no podía saber lo que estaba pensando, algo que acostumbraba la Neo. Aún así, debía estar de acuerdo con ella, Miyu estaba ocultando algo y no debía hacerlo. Edge se molestó, y salió del espacio imaginario a fuerza bruta. Se quedó mirando a Miyu, quien se giró hacia el mapa.

—Sabías algo, ¿no? —Ella asintió—¿Por qué se lo ocultaste? —

—Por la misma razón que ella no quiere encontrarse con ese ser, la pelea sería calamitosa—Le dijo, intentando calmarse—Edge debe entender que sus peleas terminan siendo un gran dolor de cabeza para todos—

—¿Y qué estás ocultando? —Volvió a preguntar, usando otras palabras—

—El objetivo se marchó de Tallin, camino a Europa, parece—Dijo. Marcó en el mapa pequeños retazos—No tengo pruebas, pero pequeñas pulsaciones siguen ese patrón, y desde el incidente parece seguir ese mismo… no sé quién o qué, porque tiene un método extraño para ocultar su presencia, es impresionante—

—¿Cómo su presencia? —

—Puede haberte pasado por el lado y tú no lo sabrías, incluso puede haberte rodeado, mirado y golpeado y tú… pensarías que es un fantasma—Indicó—Ella tiene razón, no iban a encontrar nada si la iban a buscar, y ese mismo comportamiento es el que puede causar que, si es una aberración, se asuste tanto de Edge que la quiera destruir—

—¿Debemos mantenerlas alejadas? —Miyu asintió—

—Por la seguridad de todos, por eso no quiero que lo sepa, porque es una persona muy obsesionada con este tipo de cosas… en algún momento irá a buscarla activamente—

—Pero no debías hablarle así, Miyu, ahora estará molesta contigo—

—Soy consciente—Dijo—No es la primera vez que discutimos, somos bastante incompatibles—Aelita negó con la cabeza—¿Recuerdas las predicciones de la primera vez? —Asintió—Vamos a ver que nos pueden decir los monolitos—

Caminaron de vuelta al pasillo acristalado, entrando a una habitación que parecía también fuera de lugar. Negra, sin suelo visible y con un gran monolito en miniatura, comparado con los que se veían, que tenía algo escrito, ya borroso. Repitieron el proceso de la primera vez, viendo un resultado diferente.


"Si el canto de la sirena es apagado con violencia, esta misma se volverá contra ellos"

"Un paraguas será suficiente para desvelar su oscuro plan"

"¿Es la fama del agrado de la princesa?"


Ninguna parecía tener una finalidad… especial, sin embargo…

—¿La primera habla sobre Hebe? —Preguntó Aelita a sí misma—

—¿Cómo hiciste ese proceso mental? —Preguntó la pelinegra, no viendo el significado—

—El canto de las sirenas es lo que atraía a los marineros hacia ella, ¿no?, el canto de Miyu es como el de una sirena—

—Ya te entiendo, ya…—Dijo, leyendo lentamente el mismo—

—Edge está obsesionada con ella, si alguien se atreve a matarla, ella lo hará también con ellos… es lógico—Miyu asintió, dándole la razón—Pero la segunda… ¿Qué tiene que ver un paraguas? —

—¿Y la fama es de tu agrado? —Preguntó de vuelta—La segunda no tiene mucho sentido ahora mismo, quizá en el futuro sepamos a qué se refiere por paraguas—No parecía, esta vez, estar ocultando algo—

—La fama… sé a lo que se refiere, me va a doler cuando esta venga—

Sin darle mayor importancia a las otras dos, pues una era un misterio y la otra una obviedad, salieron de la sala a la principal.

—No suelo compartir lo que veo en los sueños de los demás porque me parece que sería invadir del todo su privacidad, pero… esta vez, me parece que es digno de mención—Dijo, girándose hacia Aelita—Cierra los ojos—Tapó los ojos de ella con sus manos. Al cabo de unos segundos, tras escuchar el sonido de… ¿la calle?, los pudo abrir, viendo que estaban en la zona de la Ermita que la misma Aelita había vislumbrado en el momento del ataque, al girarse, había un niño jugando con alguien. Era de noche, bastante. La ciudad de Tallin estaba bajo una gran neblina, con un ambiente bastante triste y depresivo, bastante común de esa zona del mundo. Tomó la mano de la pelinegra, viendo, repentinamente, que una infinidad de luces doradas adornaron el cielo, despejando la neblina. Cayeron, de ahí, objetos con filo, impactando sobre todo aquel que estaba presente, deshaciéndose en mil pedazos de polvo al tocar el suelo. Luego, un gran temblor sacudió la ciudad, viendo, desde luego, como la ciudad se alzaba por un segundo y luego caía sobre si misma en una explosión de energía que no habían visto antes—¿Ahora entiendes por qué no debemos dejar que se vean? —

—Ya entiendo… perdón—Aelita estaba dudosa antes, no creía del todo, estaba en lucha consigo misma… pero viendo lo que Miyu había visto, que debía ser lo más cercano a la realidad… la pelea sería, desde luego, destructiva.

—Esto no puede haber sido causado por alguien de Guardián o Gaia, ¿quién puede ser? —

Salieron del sueño de aquel niño, volviendo al palacio.

—No tiene mucho sentido lo que pasó, pero…—

—No pensemos más en ello, no vamos a pasarla bien—Miyu asintió—¿Podemos obviarlo? —

—Es complicado—

Salieron, quizá como de costumbre, al jardín, donde se veían los monolitos de gran tamaño, unos que escribían la historia de la humanidad.

—¿Buscaste algo sobre mí? —

—No he podido, perdona—Le dijo—Me pondré con ello, pero no sé por dónde comenzar—

—No tienes por qué comenzar por el principio, quizá puedas comenzar por el final, ¿y si buscas registros de algún accidente? —

—Es que… tiene pinta que esto no está documentado, ni siquiera estás segura de dónde vienes—Eso era un buen punto de partida, el saber de un sitio donde comenzar a buscar, pero, para su desgracia, no lo había—

—Busca… accidentes en granjas, pero… si de verdad es tan antiguo, no creo que encuentres algo… haz lo que puedas—


En París.

Al día siguiente, al medio día, algo las ocupaba a las dos: Habían ido los agentes asignados por Gaia y Guardián para asegurarse de que ambas partes cumplían lo acordado. Ambas pensaban, desde un punto de vista más crítico, que no era necesaria la intervención de personas, pero ellos insistieron, y lo más importante, ellos pagaban la fiesta.

Los habían citado en un sitio central para ambas organizaciones, un restaurante que había en la gran torre de hierro, reservado completamente para ellos durante una hora; no necesitaban más tiempo.

Aelita, acompañada de Edge, entró al restaurante tras subir por la torre, encontrándose en una mesa a dos parejas, separadas por el borde de esta. Una de ellas, constaba de una chica joven, quizá mayor de edad, de un hermoso vestido blanco, largo. Pelinegra, piel ligeramente morena, delgada y lo más importante, con unos hermosos ojos… ¿blancos?, y un bastón que la guiaba. Su pareja era un chico alto, de piel negra, rapado y con una expresión de pocos amigos. Ambos tenían el símbolo de la corporación Guardián; Un escudo. La pareja de Gaia, más básica, eran dos hombres de aspecto eslavo, piel blanquecina, con cara de pocos amigos y vestidos de traje. Hombres de negocios de mediana edad, pensaba Aelita, en comparación de la pareja juvenil de Guardián.

—Creo que no hacen falta muchas presentaciones por nuestra parte—Dijo la albina nada más sentarse en frente de ambas parejas—

—Nosotros somos la pareja que representará a Guardián, encantados—Dijo la chica que parecía… ciega—Soy Iskra, él es Ivanov—

—Nosotros somos agentes de Gaia que están en la ciudad con los negocios de la corporación, así que atenderemos a nuestro deber de asegurar que ambas partes cumplan con el acuerdo—Dijeron los agentes—No hace falta mayor presentación—

—Entonces vamos directamente al grano—Dijo la pelirrosa—Ninguna organización podrá atacar a la otra en esta región, ni solicitar nuestra intervención a no ser que sea justificado—

—En caso de incumplir con esta regla, se aplicará una serie de castigos—Indicó la albina, sacando un papel impreso, bastante improvisado—Vamos desde sanciones económicas hasta la pena de muerte… aquí el jurado supremo seré yo, así que recordadlo—

—¿Qué pasó con "derecho a un juicio justo"? —Bromeó un agente de Gaia, leyendo atentamente el papel—Me parece correcto—

—¿No es un poco excesivo? —Preguntó Iskra, dudosa—La pena de muerte…—

—No se aplicará de primeras, tranquila—Dijo—Tampoco podrán entrar agentes de ninguna organización sin alguna explicación, aprobada por nosotras, claro. Esto es para evitar que se interrumpa el trabajo de los Genios por parte de vosotros y evitar el espionaje—

—Y lo más importante, hay personas a las que está prohibido atacar, que son los familiares y conocidos de nosotras, incluidos los genios—Había muchas personas metidas en ese embrollo—

—He colocado algunos puntos de control por la ciudad, así sabré que seréis vosotros, pero necesito algo importante, ¿podéis tocar esto? —Creo, a escondidas de los empleados del restaurante, una esfera de color amarilla que parecía bastante juguetona, Ellos obedecieron, entendiendo que era para identificarlos—Perfecto, así podré saber que sois vosotros—

—Esto es un poco… extremo, ¿no?, solamente por la seguridad de unos pocos—Cuestionó Ivanov, quizá contrariado—

—Pregunta a Gaia el por qué se obligó a Lisa a firmar esto—Le encaró la Neo—Es precisamente por ese tipo de incidentes, en el que tenéis que entender algo importante; no tenemos nada que ver—

Comieron, pues era ya la hora, mientras hablaban.

—Tú… eres ciega, ¿no? —Preguntó Edge a Iskra, quien la tomó por sorpresa—Creo que puedes… ver algo—Ella soltó una risilla mientras sonreía—

—No puedo ver igual que vosotras, pero… puedo ver algo que tú también… las líneas del mundo—

—Entiendo—

Se refería a lo que Edge y Aelita habían llamado "visión elemental", que era más una alegoría para ver la energía de la gente y las líneas ley, llamadas así por Miyu y algunos libros de taumaturgia, que recorrían el mundo. Iskra era ciega, pero a lo que nosotros vemos, ella veía permanentemente lo que nadie más podía.

La reunión terminó. El documento de los castigos y las condiciones quedó firmado, incluyendo el dónde se hospedaba cada uno. Ahora, con esto firmado y ambas organizaciones aceptando la responsabilidad de sus acciones en la Isla de Francia, Aelita respiró aliviada al bajar a la plaza, abrazando a Edge.

—¡Por fin! —Dijo a esta, mirándola—Esto ya se acabó… ya puedo descansar—

—Ahora es problema mío, no te preocupes, si hay algo que te necesite te lo haré saber—

Ahora tenían otro destino distinto; el estudio de grabación. Habían llamado a la pelirrosa para revisar los resultados del festival.

Y ahí se encontraban, en el estudio de grabación de la Warner. Pasaron por los distintos pasillos atestados de gente que iba a prisa de un sitio a otro, sin tener un lugar fijo al que ir. Cruzaron, finalmente, una pequeña sala en la que se encontraba el despacho de Sophie, ya asentada en esa misma disquera. Cerraron la puerta.

—¿Ha ido bien el concierto al final? —Preguntó la pelirrosa con una sonrisa—

—Y la venta del álbum ha ido de maravilla, la idea de los directivos de incluir pequeñas sorpresas en algunos ha sido genial—Sacó un papel en el que se veían las ventas preliminares—Teniendo en cuenta todos los devengos y todo eso, eso sería tu salario de este mes—Una cifra de 5 dígitos—

—¿Tanto? —Se preguntó la pelirrosa, no creyéndose el número—Es un montón—

—Bueno, es tu recompensa por hacer un buen trabajo—Le dijo, sonriendo—Oh, Edge, esto…—Iba a sacar otro papel, pero ella negó con la cabeza—

—Dáselo a Aelita o dónalo a la caridad, qué sé yo—Musitó—No necesito el dinero—

—Vale, vale…—Lo guardó, anotando algo en este—Por otro lado… nos han confirmado que hay un puesto de telonera para el festival de "DEFQON 1", es en Holanda la semana que viene, sería tocar las primeras horas del concierto en el escenario principal—La pelirrosa soltó un muy pesado suspiro—

—Y yo que pensaba que me había librado de esto…—Suspiró—Vale, está bien, supongo que es buena oportunidad—

—Vale, te inscribiré—Escribió algo en una hoja de cálculo—¿Ha ido todo bien en el resto de vuestro viaje? —

—…Casi todo bien—Dijo la pelirrosa, levantando ligeramente su vestido, dejando ver una muy ligera cicatriz—

—Fue una experiencia muy movida—Secundó la Neo—¿Qué tal le fue a la otra banda? —

—Tuvieron dos conciertos espectaculares—Indicó—Parece que estaban más centrados, pero… algo me comentó el jefe… me dijo que no dejase que nadie se acercase a Hebe, ¿por qué?, ¿sabéis algo? —Edge se puso de pie, acercándose a la puerta, asegurándose de que nadie estuviera cerca. Insonorizó la habitación con un campo magnético que evitaba que las ondas sonoras pudieran atravesar la pared—

—Desconozco que tanto te dijo Dagger, pero es importante que nadie de la Iglesia o externo a la industria se acerque a ella, hay gente que irá tras ella—Dijo, Aelita asintió, dándole la razón—Es algo que es un secreto, así que no diré nada, quizá el propio jefe quiera contártelo en un futuro—

—Me parece bien que lo sepa, es su encargada después de todo—Secundó la pelirrosa en un suspiro, recogiendo su mochila—¿Están aquí? —Sophie negó con la cabeza—Han pedido un tiempo libre para reorganizar sus ideas. Tienen que seguir grabando discos—

Tras pedirle a la mánager que no mencionase nada sobre ella, salieron del despacho en dirección a una sala de grabación. Al entrar, encontrándose con algo de personal técnico preparado, la pelirrosa se giró hacia Edge, quien parecía ausente.

—Mamá vendrá por mi hoy, y creo que ahora es bastante seguro… puedes irte—Le dijo—No te aburras aquí—

—¿Estarás bien? —

—No me pasará nada esta vez—Besó su mejilla con rapidez, sonriendo—

Uno que ya no se sentía igual. No quería decir nada para no molestarla, pero… el beso ya no tenía ninguna chispa, en su lugar, despertaba algo… despertaba algo extraño dentro de ella. La chispa, que se podía llamar así, ya no existía para ella. El beso en la mejilla, antes, producía un… algo raro dentro de Edge, pero ahora no. Ahora, ese beso era algo sin más, ¿por qué? El detalle era el mismo, ¿qué ha cambiado?, ¿el que no lo corresponda cambiaba algo en la química?

Quizá la mayor incógnita en toda la historia.

Xana, quizá atenta a eso, pues producía fallos en la memoria de Edge, se mostró como un ser diminuto en sus hombros.

—¿Se ha perdido la chispa? —Preguntó, jugando con su pelo—

—No se siente igual—Le dijo en un susurro, saliendo de la disquera—¿Por qué? —

—¿Qué sentimiento te produce? —

—No lo sé—Suspiró—¿Indiferencia?, no se siente nada con un beso—

—El amor no es para ti—Dijo, volando en su cara—Acéptalo—

—No molestes—La IA desapareció con una risilla maliciosa.

La tarde-noche cayó en la vieja París. La Neo, pululando por la ciudad mientras estudiaba a la gente, entró en un centro comercial buscando algo rápido de comer, antes de marchar a revisar sus asuntos. Caminaba, bastante desconectada de la realidad, por el tercer piso del centro comercial. Alzó su mirada, viendo algo que llamaba su atención; Una chica rubia con mechones morados, un hermoso vestido blanco y una pequeña bolsa en su espalda. Miraba con deseo, pero con tristeza, un escaparte de una tienda de ropa, en la que se veía un maniquí con un hermoso vestido que parecía anhelar, pero no parecía querer comprar. Se acercó, pues conocía a esa persona.

—Hola, Hebe—Saludó, alzando su brazo con suavidad. La tímida adolescente se giró hacia ella, sonriendo cálida. Por una vez, parecía que no era alguien peligroso—

—¿Dando un paseo? —Fue lo único que se le ocurrió. Edge asintió, mirando de vuelta el vestido—Es bonito, ¿verdad? —La aludida asintió—

—¿No vas a probártelo? —

—No me quedaría bien—Dijo en voz baja, con una sonrisa herida—

—¿Cómo lo sabes? —Un vestido no muy largo de color morado, con algunos adornos en el torso y de buena calidad, acompañadas de unas zapatillas negras que eran hermosas—No te lo has probado—

—No hace falta probármelo para eso, ¿sabes?, puedo imaginármelo—Estaba a la defensiva—Aparte, es caro—

—¿No tienes dinero? —

—Aún no nos pagan—Indicó—Y el dinero va para… da igual—No parecía querer dar esa información—

Edge tomó la mano de Hebe, llevándola dentro de la tienda en contra de su voluntad. Si bien la chica parecía muy intimidada, se dejó hacer por Edge, quien no tuvo reparos en pedir el vestido del mostrador para que se lo probase. Tras esperar unos minutos, la misma Hebe se asomó con timidez—

—Te queda mejor de lo que pensaba—Indicó la Neo, asintiendo—¿Te gusta? —

—Es cómodo—Susurró—Pero no voy a llevármelo—

—Lo quieres, ¿no? —

Para—Regañó una voz andrógina—No seas insistente—

—Ya te dije que es caro—No parecía de acuerdo. —

Y, quizá para sorpresa de nadie, salieron de la tienda con una bolsa en manos de Hebe. De alguna manera, desconocida para todos, lograron llevarse el conjunto por un módico precio, algo que la misma Hebe no cuestionó. Estaba sonrojada, contrariada, no sabiendo qué hacer. Caminaba junto a Edge con la mirada baja, mientras esta miraba con desinterés sus alrededores.

—Te tengo que dar algo a cambio—Dijo luego de varios minutos—Esto es muy caro para mi—

—Bueno, puedes darme algo a cambio—Se giró hacia ella—Puedes enseñarme cómo se comporta la gente normal—

—¿Eh? —

No entendía bien sus palabras, ¿a qué se refería por gente normal?, ¿ella no era normal?

—No te entiendo—Dijo—¿Te refieres a cómo se comporta una persona con otra? —Edge asintió—

—No tengo mucha idea de relacionarme con personas. Lo intento, pero muchas veces termino discutiendo con ellas. Es insoportable—Estaban fuera del centro comercial. Se sentaron en un parque adyacente—

—Te falta sentido común a la hora de tratar con ellos—Susurró—Como a mí, así que no sé si te puedo ser de profesora, solo estaría molestándote—

—No molestas—Dijo—¿Por qué dices las cosas como si siempre fueras un estorbo? —Edge era terriblemente sincera, eso lo había notado Hebe con esa oración. ¿Un estorbo?, siempre decía las cosas para no incordiar a los demás con sus problemas, minimizando sus inquietudes hasta el punto de hacerlas un mero dilema infantil, pero, Edge no pensaba así, quizá porque ella tenía una vista diferente de las personas, una en la que no las veía del todo inferiores… curiosidad, esa era la palabra que mejor la describía. Para ella, en cambio, era desprecio a si misma—Una persona que estorba es aquella que hace de sus problemas, los mismos para todo el mundo—

—Es precisamente lo que evito—Se escudó—No creo que valga la pena hablar de mis problemas, no soy tan valiosa—Edge frunció el ceño—

—No es lo mismo, todo el mundo son muchas personas, la gente que conoces son unos pocos—Indicó—Y eres valiosa, nadie puede hacer lo que tú haces, el ser… una sirena—Hebe se sonrojó, pues era un cumplido bastante curioso—

—No digas eso—Sonrió mientras reía—No soy demasiado especial—Repitió—

—Te falta ego—Le dijo—Quizá debas trabajar en ello—

—No quiero terminar en ridículo—Edge alzó una ceja, Hebe se vio obligada a explicarlo—En clase, una vez, intenté ir con un peinado nuevo y las chicas se burlaron de mi durante casi un mes por ello… no quiero pasar por eso otra vez, ni nada parecido o por el estilo—

—¿Te molestaban por ello? —Hebe asintió. Por alguna razón, eso había llamado su atención—¿Nadie hizo nada al respecto? —

—Nadie viene a ayudarte en estas situaciones—Admitió—Es una situación donde pierdes siempre, porque… una vez te defiendes, te arriesgas a que salgas peor parado—

—Eso no tiene sentido—Contrarió—Si te estás defendiendo, ¿no es defensa propia? —

—Si, en teoría, pero… creo que, en clase, nunca lo miran de esa manera—

—No tiene sentido—Suspiró—Yo me defendí de alguien que me molestaba y nunca pasó nada—

No pasó nada porque lo asesinamos—Dijo Xana, en su cabeza, en un tono no muy convincente—No es lo mismo—

—Ojalá estuvieras en mi liceo—Le dijo—¿A dónde vas tú? —

—Kadic—Respondió—Por Aelita principalmente, pero… no sé si continuaré—

—¿Dejarás las clases?, ¿por qué? —

—Hay cosas más importantes para mi ahora mismo que perder el tiempo con cosas que ya se—Le dijo—Intentaré tomar los exámenes para convalidar todo el liceo, con algo de suerte, los sacaré a la primera—

—¿Y me podrías ayudar con mis cosas? —Preguntó tímidamente, dándose cuenta de que le había pedido algo—Quiero decir, no es necesario…—Desvió la mirada, tímida. Edge no lo comprendió—

—Puedo ayudarte, ¿por qué no? —Le dijo—Y si así te quitas de encima todo lo malo que te rodea… será mejor para todo el mundo—

Caminaron por las calles parisinas sin más que hacer que hablando entre ellas. Hebe parecía saber bastante sobre algunos locales, principalmente porque, según ella, paseaba en solitario por ellos, fantaseando poder comprar algo ahí, pero eran demasiado caros. Edge simplemente atendía, embobada con su compañera, quien hablaba con libertad sobre sus gustos sin ser interrumpida; a un nivel de éxtasis que apenas había visto en otras personas. Sonreía, de verdad. No era una sonrisa forzada, ni triste, ni falsa como aquella cuando se encontraron hacía unas horas. Al final, quizá como pausa de su viaje sin rumbo, pararon en un puente que cruzaba el Rio Sena, apreciando al anochecer.

—Es hermoso, ¿no? —Preguntó ella tímidamente. Edge asintió—

—Me gusta mirar las estrellas, el atardecer… me parece algo menos místico—Dijo—¿A ti no? —

—Me gustan ambas—Continuaron caminando por el puente apenas concurrido—Por cierto, alguien misterioso me dio esto la última vez. Llevaba sotana y una mirada rara—Sacó de su mochila una tarjeta de presentación que apenas ponía un número—Me dijo que llamase si algún día me sentía perdida—Edge intentó analizarla, tomándola con sus manos, pero… había algo muy raro que no lograba detectar—

—¡Suelta eso! —Xana, saliendo como un espectro polimórfico, atrapó la tarjeta con sus manos, apoyándose luego en el puente—¿¡Que no lo estás notando!? —Ambas, sin entender, negaron con la cabeza—Vosotras dos…—

—¿Hay algo malo con la tarjeta? —Preguntó Hebe, reconociendo al pequeño espectro que había visto antes en el hotel—

—Sí, la estaban usando como baliza—Murmuró. La tarjeta pareció emanar un humo negro, viéndose hasta bien arriba del cielo—Buen truco, lástima que no lo suficiente—Aplastó la tarjeta con sus manos, deshaciéndola con una descarga eléctrica que la hizo desaparecer físicamente—

—No lo noté…—Murmuró Edge de igual manera—

—Porque es un truco que requiere concentrarse—Le dijo—Después lo revisamos—La Neo asintió—Perdón, no quería meterme en vuestra cita—Hebe se sonrojó—Pero me servirá como lección—Saltó hasta quedar apoyada en el hombro de la chica, quien se giró hacia el espectro—No aceptes nada de extraños… cuando digo nada es NADA—

—Lo tendré en cuenta—Estaba algo nerviosa por lo ocurrido—

—¿Nadie te ha dicho que eres una persona muy valiosa?, por eso debes tener cuidado de ti misma, de la misma manera que cuidarías de un diamante—Miró a Edge—Que esto no ensombrezca nada, ya sabes que esos bastardos avariciosos son peores que yo—

—Lo sé—Le dijo de vuelta—Gracias—Xana desapareció con un brillo—Perdón por eso—

—Al contrario, creo… que nos ha salvado de una buena—Suspiró—Me habían dicho lo mismo antes, no debí aceptar la tarjeta—

—¿Qué te dijeron? —

—Que evitara a la iglesia—Susurró—Y creo que esa persona era de la iglesia que el jefe me había dicho—

Hubo un silencio que se apoderó durante unos minutos, hasta que Hebe lo rompió.

—¿Qué es ella… o él? —

—Es un ente consciente que controlé una vez—Dijo—En el futuro te contaré más, de momento, es todo lo que debes saber—La rubia asintió—

—¿Sabes algo de aquella iglesia? —

—Nada—Negó con la cabeza—Lo único que sé es por lo que me han contado, es decir, que va tras personas algo especiales—

—¿Estoy en peligro? —

—Mientras nos hagas caso, no tendrás por qué preocuparte—Le dijo—Si tienes cualquier problema, yo, o tu jefe te daremos una mano—

—¿No te estarás metiendo en un problema? —

—¿Otro más? —Susurró al viento—Da igual, puedo lidiar con ello—

Caminaron hasta bien entrada la noche, cuando ya se encontraban cerca de casa de Hebe. La chica parecía con pocas ganas de llegar, no… quería escuchar nada de lo que sus padres tuvieran que decirle. Edge simplemente la contemplaba, viendo y visualizando como la ansiedad se hacía uno con ella, siendo lo más cercano a un cachorro tembloroso entre más pasos daban a su casa. No era tarde, era poco más de las once de la noche de un fin de semana, no creía que hubiera problema con ello.

—Odio llegar a casa—Dijo al detenerse en un semáforo en rojo. Miraba al suelo, temblorosa, con sus manos hechas un puño—Me van a golpear otra vez—Una lágrima de impotencia caía por su mejilla—

—¿Quieres que te ayude? —Preguntó, sin ninguna segunda intención más que ayudar—

—No… perdona, se me escapó—Se limpió las lágrimas rápidamente, no sabiendo el por qué le había dicho algo tan personal a una persona desconocida… desconocida a su manera—

—¿De verdad? —Ella asintió—De acuerdo—

Llegaron al portón de su casa, cruzando el pequeño jardín. No había nadie esperándola esa vez, pero no hacía falta saberlo, dentro, se sentía una presencia bastante hostil.

—Gracias por acompañarme esta tarde—

Tras darle un beso en la mejilla de despedida, abrió el portón de su casa, encontrándose con alguien que ya la esperaba, incluso Edge pudo hacer presencia con esa persona; un hombre alto, algo obeso, como una compota, rubio y con cara de haber tenido un mal día y estar buscando a alguien con quién desquitarse. Hizo contacto visual con Edge tras empujar a Hebe dentro con agresividad, viéndose intimidado y provocado por su impasible rostro.

—¿¡Y quién putas eres tú!? —Edge no respondió, no iba a caer en su provocación—¡Responde! —

—Buenas noches—Le dijo, dándose la vuelta para evitar un conflicto. Cuando salió del jardín, escuchó algo bajar agresivamente por una pequeña escalera—

—¡Nadie me deja con la pregunta en la boca, maldita puta! —Se acercó a Edge con intención de empujarla de vuelta para obtener su respuesta, pero la albina, con más previsión, dio un salto hacia adelante, girándose en el acto, con una expresión de enfado. ¿Quién se creía que era? —¿¡Y bien!? —

—¿Puedes hacer que vuelva adentro? —Dijo en voz baja—De no ser así voy a desmaterializarlo del mundo real—

Buen autocontrol—Dijo una voz andrógina, saliendo como un humo negro a la velocidad del rayo, el cual entró en el cuerpo del hombre, viéndose un par de dianas en sus ojos—

Xana, encargándose, hizo que el hombre entrara a su casa y cerrara la puerta. Volvió rápidamente a Edge, quien ya se encontraba algo lejos.

Por el camino, la albina no podía quitarse la imagen de ese hombre de la cabeza, su reacción y el cómo trató tanto a ella como a Hebe. No soportaba ese comportamiento ante una persona que… poco a poco ganaba significado para su existencia. Se cruzó por un callejón desolado, pateando con rabia un cubo de basura, aplastándolo mientras apretaba sus puños. Pequeños haces de electricidad rebotaban por su cuerpo.

—Quiero desahogarme—Dijo en voz baja—

Vuelve a casa antes que causes algún estrago—

Haciendo caso a la voz de su conciencia, volvió a casa con un enfado sin igual. Entró por la puerta, encontrándose con todas, incluido Jeremy y Yumi, quienes estaban en casa de Aelita aún, en la sala de estar con el resto. No vio que estaban haciendo, pero entró a su habitación de un portazo. Cuando se preguntaban que había pasado, Xana apareció en la puerta con una expresión divertida.

—¿Qué hiciste? —Preguntó Aelita, extrañada—Estaba echando humo—

—Alguien se ha pasado de listo y se ha contenido para no separar sus partículas—Dijo la IA—Se ha encontrado con el padre de Hebe y la amenazó, eso es todo. No la molestéis u os va a gritar—Ellos asintieron—

—¿Una cita fallida? —Secundó la pregunta Taelia, acostada sobre Anthea, en el sofá—

—No, la cita fue un éxito, pero no diré mucho más, el problema es que Edge no puede evitar molestarse cuando no puede meter su culo en lo que no le incumbe—Se elevó en el aire unos centímetros—No os preocupéis, de calmarla me encargo yo—Le dijo principalmente a Aelita, quien asintió—

La IA desapareció de un destello.

—Vaya si está molesta—Secundó Yumi—¿Alguna vez la habías visto así? —

—La última vez que discutimos, pero sabe controlarse… de alguna manera—

Tras un rato, estaban solamente Taelia y Aelita en la sala de estar, comiendo algo mientras miraban una película en la televisión.

—¿Una cita fallida? —Preguntó la pelirrosa de primeras, recordando lo que había dicho su hermana—

—Cuando venía de vuelta la vi con aquella chica por el centro—Dijo—Es la primera vez que la veía tan centrada en una persona, que supuse que debía estar en una cita—

—Ya veo—Asintió—Parece que quiere acercarse a ella a como dé lugar—

—¿Y que tiene eso de malo? —Preguntó su hermana de primeras—Déjala ser feliz—

—No es eso, Taelia—Dejó su plato a un lado—Es que puede meterse en un lío porque esa chica tiene pareja—

—¿Y qué hace metiéndose con…? —Aelita sonrió, al ver que se había dado cuenta—Vaya par…—

—Se va a meter en un lio con la pareja de Hebe si no tiene cuidado—

—No creo que eso sea un problema para ella, ya sabes lo que le gusta pelear… a no ser que eso termine por cabrear a Hebe—

—A eso iba—Ambas pensaron, pero no parecían tener una respuesta fija a ese problema tan complejo—Vamos a esperar y ver qué ocurre en el futuro, quizá y esta historia termine mejor para ellas—

Realmente no estaba en contra de que se acercase a Hebe, solo quería que tuviera cuidado con sus acciones para no provocar una discusión que pudiese romper lo que había construido hasta ese momento. Sabía, de igual manera, que no era una relación normal. El nivel de condescendencia que podían tener era peligroso, ya que sería complicado saber cuándo Edge estaría siendo empática, o Hebe estaría siendo amable por ese aire de superioridad que Edge desprendía con su presencia.

A pesar de no querer entrometerse en la misión que Edge tenía con Hebe, debía estar atenta a lo que ocurriese por el camino, ya que, como bien les había advertido Dagger, la iglesia podía estar tras ella.

Sin saber exactamente el significado de aquella advertencia, Aelita durmió.


Tarde del día siguiente.

Edge, quizá aún molesta, se encontraba en el laboratorio de la doctora Sumire, en una sala privada, ayudando a Milly con su proceso. Aún tras un par de días, su recuperación iba bastante acelerada. Según los últimos exámenes de ese mismo día, la restauración del sistema nervioso afectado se había completado a un nivel nunca visto, por lo que el siguiente proceso sería volver a calibrar el mismo. Un proceso que, por lo visto en otros casos, sería menos laborioso que con un humano normal. Estaba aprendiendo a caminar de nuevo, usando barras paralelas por las que se sostenía para dar pasos que cada vez eran menos dolorosos. Su sistema sanguíneo, severamente afectado en las piernas, había vuelto a su nivel de riego habitual.

Lo más importante, para Edge, era que el nivel de agresividad era bastante bajo, apenas teniendo algún problema para controlar emociones como la ansiedad, pero lo llevaba bien. Veía como daba lentos pasos en las barras paralelas, apoyando sus manos con fuerza.

—El progreso ha sido muy grande—Musitó la Neo, viendo como la pelirroja se sentaba de nuevo en una silla, respirando con fuerza—¿Has notado algo raro últimamente? —Se arrodilló delante, para revisar el vendaje que tenía en las piernas—

—¿Raro en qué sentido?, creo que esto ha sido como me había contado la doctora—Tras un momento de silencio en el que Edge terminaba de limpiar las vendas…—

—Perfecto, entonces todo sigue su curso—Se fijó en el cristal de rubí que en su cuello colgaba—Es verdad, te lo había dado porque nos encontramos con Dramak—Lo tocó suavemente con sus manos, viendo como se acumulaba de energía rápidamente—

—¿Para que sirve? —

—Ahora mismo, nada—Expresó con sus manos—En el futuro cercano aprenderás a usarlo como catalizador, por el momento, es un simple adorno—Dijo, guardando sus cosas—

Tras un momento de extraño silencio, salieron de la sala privada, encontrándose con la doctora por el camino, parecía ocupada.

—Saldremos a dar un paseo—Edge a la doctora, esta se giró, extrañada—Me encargaré de que no pase nada malo—

—Más te vale—Le dijo—Informa si ves que pasa algo fuera de lo común—

Salieron con calma del laboratorio, empujando la silla de ruedas donde la pelirroja posaba, bastante incómoda por lo que parecía.

—Ah, aire fresco—Susurró Milly, mirando un soleado día en la ciudad—¿Dónde iremos? —

—Debo revisar que un par de cosas estén en orden, así, de paso podemos dar un paseo juntas—

—Si tú lo dices—No parecía estar muy de humor para salir en ese momento.

Edge pensaba que debían conocerse más, pues, a pesar de haber aceptado aquella misión de volverla más fuerte, la realidad era que apenas se conocían, y las veces que se habían visto en persona, antes del incidente, eran por el simple hecho de que Milly se encontraba fuera de Kadic por alguna razón desconocida, algo que ya había ocurrido en 3 ocasiones durante esos meses.

Quizá con más cosas en mente, salieron de ahí. Por un lado, Edge debía revisar el prototipo que Arthur había fabricado para ella, uno de una veintena (así, podía dejar que Milly y Johnny pudiesen verse, ya que desconocía si, para el momento en el que pudieran ir al laboratorio, él todavía estuviese en París).

—Primero visitaremos a Arthur Zanuck, uno de los compañeros de la doctora—Se acercaron al taller de este, viendo una ajetreada tarde se les echaba encima. Una gran nave con varios apartados se alzaba a la vista.

No tardaron mucho en entrar, pues la seguridad las reconoció. Se encontraron con el personal, incluido Arthur, reunidos en el taller donde Edge había encontrado a Johnny algunos días atrás. Estaban revisando la transmisión que el joven había reparado, pero parecía haber un problema con algunos de los módulos conectados a la misma transmisión.

—¿Tenéis algún problema? —Preguntó la Neo de primeras, dando un gran susto a aquellos que estaban concentrados en el aparato. El propio Arthur estaba sentado al lado de la transmisión junto con Johnny, quien estaba apretando algo con un destornillador.

—¿Sabes algo de electromecánica? —Preguntó el mismo genio, sin saludar—Hay algo que no está encajando aquí—

Tras explicarle rápidamente; estaban intentando conectar un circuito integrado de relés de núcleo móvil al motor eléctrico que llevaría el satélite, pero algo entre la conexión del satélite y la transmisión de esta no estaba funcionando pues los datos del ordenador del motor no estaban siendo accionados por la batería usada. Edge se acercó al aparato, usando sus manos para imbuir de electricidad el mecanismo, trazó con precisión un mapa de todo el circuito eléctrico de la transmisión, encontrándose que el problema estaba en el sistema de relés que conectada la circuitería del motor con la transmisión eléctrica y, tras revisarlo muy rápidamente, vio que algunos condensadores habían cedido.

—Los condensadores síncronos son de muy baja capacidad en relación con la potencia que requiere el motor y la transmisión, así que están a punto de explotar—Retiró la placa con sus manos, enseñando algunos condensadores algo inflados—Hay bastantes problemas con el diseño de la placa, por el resto, la instalación eléctrica está bien hecha—

—Eso nos ganamos por intentar crear algo novedoso—Dijo uno de ellos, tomando la placa de vuelta—Gracias, le daremos una vuelta—

La sala se despejó hasta quedar los cuatro en el taller.

—¿Tienes mi prototipo? —Preguntó Edge, volviendo con Arthur, quien se lo acercó, pues mientras el resto se retiraba, él lo estaba trayendo—Genial—Un pequeño aparato en una PCB, bastante simple sin ningún tipo de carcasa, pues quería ver el circuito a emplear—Cumple bien con lo que pido… le daré un vistazo—Lo dejó a un lado—Disculpa si vengo con ella, queríamos salir un rato del laboratorio—

—Es la nueva integrante, ¿eh? —Preguntó—¿Es tu amiga? —Preguntó a Johnny, quien asintió. Estaba montando algunas cosas en su sitio—

—Me alegra ver que estás bien… dentro de lo que cabe—Le dijo este, la pelirroja asintió—

—Vete con ella si quieres, daros un paseo, nosotros vamos a discutir algunas cosas—Obedeciendo, ambos jóvenes salieron del taller en dirección a algún lugar—Entonces, en cuanto al aparato ese, ¿es lo que pides? —

—Tiene un circuito bastante bien hecho, la antena podría ser más potente, pero imagino que es de ese tamaño para que sea portable—Arthur asintió—Esto me vale, me servirá para comenzar a programar todo el sistema de alertas—

—¿Exactamente cual es el plan? —Preguntó el genio, viendo detenidamente el motor del satélite—¿Para qué quieres que sepamos las desgracias que pasan? —

—Porque pueden ser útiles si una de ellas está cerca vuestro y tenéis que salvaros el culo—Indicó—Por otro lado, esto servirá para alertar no solamente de las aberraciones que aparezcan, también de los nuevos niños malditos que puedan aparecer de la nada, un terrorista suelto, un enemigo en común… de momento, mi principal objetivo es que todos los que considero importantes a nivel… estratégico, tengan uno para que sepan lo que puede estar pasando y puedan ayudar si corresponde; Anthea con su radar cuántico puede ser de gran ayuda cuando esté terminado, Ayn Rand con su ejército interminable de hombres de negro, la doctora Sumire con su arsenal biológico, tú, con tu capacidad de ingeniería y desarrollo tecnológico… todos tienen algo que aportar… también Gaia y Guardián con sus ejércitos de gente que le ha vendido su alma al diablo, ellos son importantes porque pueden ayudar a parar peligros que ningún humano promedio puede hacer frente, gente como yo—Se señaló para dar un ejemplo que Arthur pudiera entender. Este asintió—

—Un sistema de alerta temprana para ayudar y colaborar a un objetivo común; la seguridad global… me gusta, nos gusta a los del plan, pero… ¿Gaia y Guardián aceptarán? —

—Mihaly está dispuesto a aceptar cualquier propuesta que ayude a controlar el caos que pueda causar Lisa y toda su corporación, no veo el por qué pueda negarse a algo beneficioso como esto—

—Supongo—Dijo, suspirando, colocándose de pie—Tenerte en segundo plano del panorama geopolítico está siendo muy eficiente para mantener un equilibrio, gracias a tu intervención en ambas corporaciones, nos han dado más capital para el desarrollo de nuestros proyectos. Les provocas pánico, creen que en algún momento les darás otro golpe mortal—

—Ese miedo da poder, y eso es lo que busco—Arthur pareció comprender—

—Si me lo dice alguien más, le diría que está teniendo delirios de grandeza, que se está volviendo un megalómano, pero ¿tú?... no sé que pretendes hacer con el poder y la influencia, pero déjame darte un consejo; no ataques, no les des una excusa para ponerte freno, que sus movimientos sean la tuya excusa para robarles ese poder, esa influencia que tienen… da igual si el fin es bueno o malo, hazlo, en el futuro verás si ha merecido la pena—

—Lo tendré en cuenta—Asintió—Gracias, Arthur—

Tras esa conversación, pasaron un rato revisando algunos proyectos que el mismo Arthur tenía en mente y uno era especialmente llamativo; la terraformación de terrenos a gran escala, principalmente para limpiar de radiación grandes superficies para devolverles habitabilidad. Edge tenía una teoría, pero no había tenido algún contacto con la radiación nuclear para comprobarla; usando un circuito magnético, se podría capturar la radiación atómica del suelo y el ambiente para expulsarla al espacio, pero era algo que solamente podía hacer ella en la práctica, aun así, el genio estaba bastante dispuesto a escuchar cualquier teoría por loca que fuera.

Arthur agradeció la ayuda que estaba brindando, pues su control sobre la electricidad a un nivel prácticamente omnisciente les daba una luz para solucionar problemas con los diseños de circuitos electrónicos. Ayuda que venía principalmente por el hecho que ellos estaban construyendo los aparatos de alerta que había pedido, era un contrato donde ambos salían ganando.

Salió con Milly del taller de Arthur a eso de la noche, cuando era casi hora de cenar. Caminaban por el centro de la ciudad, atestada de turistas hasta arriba, pero no les era mucha molestia en ese momento.

—Me da pena lo de Johnny, ha cambiado mucho, pero… no lo sé—Musitó a su compañera—

—¿Te contó todo lo que pasó? —

—Me dijo que su padre se metió en un problema gordísimo donde terminó siendo arrastrado por ti y la doctora Anthea… me dio algunos detalles—Suspiró—¿Fue todo necesario? —

—Sí, aunque no lo parezca. Le di la oportunidad de acabarlo por las buenas, pero ni siquiera hizo el intento, me mintió cuando dijo que había intentado contactar con su padre—Milly, a su pesar, asintió. Le dijo la verdad que Johnny le había dicho; no se creía la historia—Piensa de esta manera; si él lo pasó así, fue porque su padre vendió a Taelia los desgraciados que la mandaron ahí, tus compañeros, todos, están aquí a salvo gracias a que él no movió un dedo, pero el precio fue muy alto—

—¿Crees que pueda recuperar su antigua vida? —

—Eso ya no depende de mí, aunque… yo no la recuperaría, tiene un futuro más brillante delante de él, con uno de los genios… ¿tú lo harías? —

—No… aunque ahora mismo, daría igual—

—¿Daría igual? —Pararon en un semáforo—

—No tengo mucho futuro según he escuchado nuestra esperanza de vida—Refiriéndose a los Gastrea—

—Vosotros sois la excepción, porque se ha encontrado el método para revertir el efecto secundario—Indicó—Así que deja eso de lado, ¿por qué daría igual? —

—Porque no soy muy importante, él… creo que puede llegar bastante más allá—

—Bueno, yo siempre he creído que puedes llegar tan lejos como tu misma creas que puedes llegar, nadie debería ponerte el límite—

—¿Crees que, aún como estoy, pueda llegar lejos? —

—¿Qué te detiene? —Preguntó, genuinamente interesada—Aún eres muy joven para preocuparte por tu futuro, deberías… centrarte más en disfrutar que aún eres joven—

Tras decidir qué querían cenar, entraron en un restaurante de hamburguesas. Hablaron de trivialidades, algunas varias. Ya se comenzaba a ver, muy levemente, una dinámica maestra-aprendiz, algo en lo que ambas, totalmente novatas en ese campo, debían trabajar; lo bueno, es que ni Edge era condescendiente, ni Milly quería darse por vencida, sabían que tenían un objetivo por delante.

Se conocieron, eso era evidente; Para Milly, Edge era una persona con un aire de grandeza casi inexistente, a pesar de ser una persona muy ambiciosa y bélica, algo que la doctora le había dicho y había podido comprobar. Era una buena maestra, bastante dura, áspera y directa, que no se guardaba los malos comentarios, pero tampoco las felicitaciones. Era una persona honesta y, quizá como rasgo negativo, bastante maquiavélica. Era bastante evidente que no era humana, había algo misterioso detrás que quería saber y, como periodista ambiciosa, iba a descubrirlo.

Para Edge, Milly era un juguete roto por su culpa, y era algo que debía procurar arreglar. Quería usarla para sus propios fines, pero sin aprovecharse, iba a darle las herramientas necesarias para hacerla igual de importante y poderosa que ella, con habilidades que nadie podía imaginarse. La pelirroja, a ojos de Edge, era bastante infantil, pero con una curiosidad nata, quizá forjada gracias a ese trabajo de periodismo de hacer el periódico de la academia junto con Tamiya. Era débil de cuerpo, pero, de alguna manera, se había vuelto muy férrea de mente, al contraste de cómo era al principio, una niña llorona que Sissi no dudaba de usar como foco de sus burlas cada vez que podía. Iba a forjarle una dura personalidad, pero no forzándola a ser algo que ella no quisiera. El primer paso iba por demostrarle que no era un peligro como muchos creían.

Volvieron al laboratorio antes de la media noche. Sus compañeros parecían ya estar descansando, pero no la doctora, quien las saludó al notarlas entrar.

No había mucho que decirse mutuamente, ya el día había terminado.

Ahora, por fin, Edge y Xana tenían tiempo para revisar y actualizar la información de su IA personal, aquella sin nombre que se encargaba de recopilar datos de la infinidad de internet, analizarlos y asociarlos a La Data si correspondía. Una IA muy limitada, pero suficientemente potente para ser una gran ayuda. Se sentó en la silla del súper ordenador, llegando hasta este, tecleando con rapidez, viendo como Xana aparecía como un pequeño humanoide del tamaño de su cabeza, levitando a su lado mientras miraba el monitor.

—Ya tenemos datos de dos mil millones de personas—Dijo Xana, revisando por su lado—Si la ratio de fallos se ha mantenido, cerca de dos millones deben ser erróneos—

—Estoy actualizando los datos de todos los que hemos visto estos días—

Tras un arduo trabajo de actualización manual de ficheros, Edge se detuvo en el de Hebe, el último de todos, el cual ahora tenía un apartado secreto, uno que nadie más que ella podía acceder. Escribió una nota, seguida de una secuencia completa del ADN de la chica:


"Hebe es una aberración muy extraña; puede controlar a la gente usando frecuencias de sonido en todo su espectro, incluso usando métodos artificiales como micrófonos o amplificadores, el efecto lo provoca igual. Ella es consciente sobre esto, pero lo hace sin darse cuenta. Es inestable, su poder rebota de un lado a otro causando que el equilibrio eléctrico en su cuerpo sea inestable, lo que puede llegar a causar algo tan grave como la esquizofrenia. Arreglar este desequilibrio en humanos normales no debería ser mucho trabajo, pero ella libera mucha energía cuando canta, y esa liberación debería ser lo primero en controlar.

Debo ser cuidadosa, la iglesia, de la cual tengo que investigar, va tras ella, y espero que, cuando sepan que la estoy cuidando, la dejen en paz. No quiero involucrar a GAIA ni Guardian"


¿Y Ahora?, se limitó a mejorar su IA, debía reducir la tasa de fallos del análisis de los datos a su mínima expresión, pero era un trabajo titánico. ¿Por qué no buscaba cosas sobre su memoria?, Xana quería esperar a tener el fragmento que, según el maestro Dramak, la aprendiz de Lisa, Maersk, custodiaba. Quería pedírselo con la mayor diplomacia posible, no iba a provocarla, iba a negociar, pero sabía que, luego de los recientes acontecimientos, esto último iba a ser casi imposible, aún así no se desanimaba.

Había pasado bastante rato en ese lugar, tanto, que al volver a casa de Anthea, ya era hora de comer. Se extrañaron de no haberla visto desde el día anterior, pero tras darles un resumen rápido de su día, lo aceptaron. Tenía algo de sueño, pues hacía bastantes días que descansaba y el estar atenta a muchas cosas agotaba su mente luego de unos días.


Estudio de grabación, tarde-noche de ese mismo día.

Casi en contra de su voluntad, mientras Edge descansaba en casa de Anthea, Aelita estaba en el estudio de la Warner. La habían citado para hablar de un álbum de colaboración con Paul Elstak y otros DJ del momento. No le parecía mala idea, pero… quería descansar, y pensaba que, por fin, tendría algunos días libres. No parecía ser el caso. Entró en una sala de reuniones con artistas y algún representante. Se habló de dinero, temas y la música a tratar. Aelita estaba de acuerdo, solamente debía grabar tres canciones con un aire más comercial de lo que acostumbraba, pero… no sabía cómo darle un aire "comercial". Quizá, si consultaba con el resto de los artistas más famosos que ella, y con muchísima más experiencia, conseguiría una pista clave. Se llevó un portátil y unos auriculares a una sala creativa, sentada en un sillón puf mientras anotaba algunas cosas en un bloc de notas. De improviso, una persona que ya conocía de antes apareció en la sala; la artista de pop con la que coincidió en esa misma sala una vez.

—Te hacía en otro sitio—Saludó la artista, con una sonrisa—Me han dicho que lo estás petando en las listas—Aelita dejó sus auriculares de lado, saludando—Felicidades—

—Gracias—Dijo, algo nerviosa—He vuelto ayer de un pequeño festival, ahora estoy sacando idea para algo que hemos acordado hacer—

—¿Ah sí? —Aelita asintió—¿Te puedo ayudar? —

—Solamente… ¿qué es para ti un tema "más comercial"? no logro entenderlo—Seguía dándole vueltas al asunto—Me han pedido que haga tres temas más comerciales, a mi gusto, pero… ¿qué significa comercial? —

—Una canción comercial es aquella que usa lo conocido, lo que se sabe que funciona—Dijo—Tu música es única, porque usas tu propio estilo, y gusta, pero no es el estilo que se ha usado desde hace un tiempo que a todos les gusta. En su lugar, ¿por qué no pruebas algo genérico?, puedes inspirarte por otros artistas—

—Supongo que debo hacerlo—Suspiró—Gracias igualmente—

¿Inspirarse en otros artistas? En ese momento, a modo de idea fugaz, se cruzó por la cabeza: Edge, ella era la experta en los gustos actuales, y no porque fuese una experta musical, tanto Xana como ella podían analizar las corrientes actuales y hacer una canción comercial en un solo día, algo que hicieron con "Secret Melody", aquella canción que la Neo y Xana habían modificado a su gusto y fue un gran éxito, aún siendo algo bastante simple, según Aelita… No quería molestarla en ese momento, tenía un buen margen de tiempo antes de tener que entregar alguna maqueta.

Sin embargo, sus intentos de sacar algo en claro fueron bastante infructuosos. Aún no tenía muy clara la idea de qué era comercial, sin mencionar que las maquetas que tenía a mano eran algo únicas, así que sacar algo "comercial" iba a ser complicado. No obstante, se encontró con el encargado de crear las bases, que era simplemente el miembro de una banda que se encargaba de hacer algunos sonidos con instrumentos musicales que luego los DJ editaban a su gusto. Le pidió una base "más comercial", explicándole lo que buscaba, pero el hombre se echó a reír por lo bajo, diciéndolo que no hacía falta una base muy genérica para ello —Con las bases que tienes guardadas deberías poder sacar algo único— le dijo, pero no convenció mucho a Aelita.

Siguió con su búsqueda, pasando, ya finalmente, por el propio Paul Elstak, quien se encontraba revisando una canción que iba a sacar. —¿Una canción comercial?, le estás dando muchas vueltas, solamente haz una que creas que es más del montón de lo que sale hoy en día, ¿me explico? —Usando las propias que había hecho la propia Aelita, le enseñó la diferencia; —Secret Melody es una canción única, tiene una base que es muy poco usada, unos tonos y tiempos poco comunes en el Techno, sin mencionar ese tono místico… luego miras a la canción que está al otro lado, Heartbeat, es una canción que usa una base genérica, con unas fases bastante típicas, con un drop en una parte muy común… ¿entiendes?, esa canción es completamente comercial, una canción que sabes que a todos les gusta y que vende, la otra, en cambio, es muy única, muy misteriosa que no se pondría en una fiesta—Eso ya dio a la pelirrosa una idea muy clara sobre qué era exactamente lo que le pedían, era algo simple que había hecho sin darse cuenta, y no tenía ningún problema en repetirlo… sin embargo, aún solicitaría la ayuda de Edge, quien, junto a ella, podrían sacar las tres canciones antes que nadie para la colaboración.

Ya habiendo terminado su parte obligatoria del trabajo de ese día, uno de los artistas se le acercó, viendo que se trataba de Hebe y sus compañeros.

—Pensé que estarías con Edge—Le dijo la propia Hebe, algo más tranquila—

—Estaba cansada y se ha quedado en casa—Le dijo—¿Os puedo ayudar? —No tenía nada pendiente con ellos, hasta donde recordaba—

—Tenemos un problema con una de las maquetas que hicimos, no sabemos cómo recuperar un archivo corrupto—Un problema informático para una persona experta en ello—

Se acercaron al estudio de grabación, lleno de algunos técnicos, parecían estar en medio de algo importante.

—Mira, es este—Era una serie de archivos de sonido que no reproducían nada. Aelita solo tuvo que revisar que, de alguna manera, el archivo no se había guardado correctamente. Para su suerte, pudo recuperar todas las partes de la maqueta en cosa de diez minutos y volver a juntarlas en un solo archivo único. Tras reproducirlo, el estudio entero le agradeció su trabajo, les había ahorrado horas de trabajo.

—¿Edge está bien? —Le preguntó Hebe en voz baja, sin que nadie se diese cuenta. Aelita asintió mientras sonreía—

—Como dije antes, estaba cansada simplemente, ¿por qué preguntas? —La chica pareció quedarse en silencio mientras intentaba formular alguna palabra coherente—

—Nada, solo preguntaba—Intentó irse, pero Aelita tomó su mano; no estaba convencida de esa respuesta, tampoco es que buscase que le contase toda la historia, solamente quería la verdad—¿Eh? —

—Me pareció verla enfadada el otro día—Eso tensó a la chica, quien no parecía tener valor para zafarse—¿Discutiste con ella? —Hebe negó con la cabeza—¿Tus padres? —Asintió, casi imperceptible. No quería meterse en su relación, o lo que sea que tuvieran en ese momento, pero no iba a dejar pasar esa oportunidad—Si tienes algún problema, díselo ahora antes que sea muy tarde—Le dijo en voz muy baja, manteniendo el contacto visual—

Aelita se retiró al no necesitarla más. La advertencia era obligatoria, pues, según la propia Xana, podía ocurrir algo similar a lo de Taelia si no se le detenía antes, pero en este caso era peor; Hebe no tenía el valor necesario para hacer frente y Edge no parecía querer hacer de juez, fiscal y testigo de una posible condena tan evidente. No iba a decirle nada a Edge para no preocuparla más, pero sí que iba a revisar más detenidamente ese asunto si las cosas se ponían peor.

Salió del estudio de grabación tras un rato, bajando a la boca del metro como una persona más sin nada especial, siguiendo a una marea de personas que iban de aquí para allá cada rato. Dentro, cuando iban por la zona más cercana al centro, una pareja le pareció familiar. Al acercarse sigilosamente, pudo ver que era Richard, iba a saludarlo, pero iba en compañía de una chica de su edad, parecían bastante cómodos hablando entre ellos. Volvió a escabullirse entre la multitud al verlos bajar en una parada que quedaba más o menos cerca a su casa.

Richard… ¿qué sería de él?, hacía días que no hablaban dado a los recientes acontecimientos. ¿Y esa chica?, ¿quizá una nueva pareja o alguien que solo había conocido recientemente?, tenía que saberlo… solo por curiosidad, no tenía muchas más razones… solo curiosidad, sí.

Sin dejar de pensar en ello, salió del metro y volvió a casa. Entró, no escuchando a nadie… salvo ver que la luz de la habitación de Edge estaba encendida. Al acercarse a la sala de estar pudo ver un portátil encima del sofá. Vio de reojo que tenía un programa muy característico abierto: La Data, iniciada con la sesión de Edge, la cual proporcionaba control absoluto sobre toda la información. Se sentó en silencio, intentando no llamar la atención. Solo tardaría un momento en averiguar lo que había visto antes. La interfaz de usuario era casi inexistente, pero no era un problema: Buscó a Richard, le salió un extenso perfil que tenía una etiqueta que indicaba estar editado manualmente por Xana, quizá con datos robados de la memoria de él, algo que Xana solía hacer. Los últimos datos añadidos solamente indicaban una alerta de haber revertido un cambio en sus recuerdos. Buscó, de alguna manera, perfiles que pudieran estar relacionados con él, empezando por alguno que pudiera ser de alguna chica de su edad. Buscó, pero no parecía haber nada relacionado en ese momento, es más, parecía ser algo en lo que Edge estaba trabajando.

—Espero que no hayas cerrado nada—Le dijo una voz algo molesta. Se quedó estática… era Edge, no la había escuchado llegar, mucho menos escuchó abrirse la puerta de la habitación. Levantó la mirada, viéndola con un pijama que Anthea le había regalado. Se sentó a su lado—

—Estaba buscando algo sobre Richard—Le devolvió el portátil—¿Qué buscas sobre él que no sepas? —

—¿Es que acaso lo viste con alguien? —Preguntó una figura humanoide, del tamaño de una muñeca de trapo, encima de Edge. La expresión de Aelita ante esa pregunta le dio la respuesta—¡Lo sabía! —Se echó a reír por lo bajo—

—Solamente lo vi con una chica de su edad, ¿vale? —Respondió Aelita a Xana, con un ligero sonrojo—Quería saber quién era—

—La Data no es omnipresente—Indicó—Si no sabes algún dato específico, no te va a decir nada—Vio como tecleaba a gran velocidad—Lo único que tengo relacionado con Richard, aparte de sus datos, son sus padres. Lo saqué de sus recuerdos—Enseñó en la pantalla del PC un simple organigrama.

—Tendré que preguntarle cuando lo vea. Pensaba en decirle que me acompañara al festival de la otra semana, ya que Jeremy no puede ir—Era más por un tema de la edad que otra cosa… igualmente lo encontraba irónico, ya que ella era menor que él—

—La otra semana… es verdad—Aelita la miró con curiosidad—Me han pedido que acompañe a Hebe a un concierto la otra semana—

—¿Por qué tienes que ser tú? —Cuestionó, ya que no parecía haber ningún problema hasta que se conocieron—¿No tienen más personal? —Edge negó con la cabeza—

—No tan capacitado, parece—

Aelita no tenía mucho más que comentarle, debía esperar a verse con Richard para… saber con quién iba y lo más importante, si podría acompañarla al festival a modo de "presencia adulta responsable", que dentro de lo que cabía podía cumplir perfectamente ese rol. Sin pensarlo mucho volvió a su habitación. Vio el calendario, aún quedaba buena parte del verano para que empezaran las clases, pero no debía relajarse mucho, aprovecharía algunos ratos libres en repasar las cosas de clase.

Anthea, quien estaba bastante ocupada por esos días, volvió a casa algo tarde en la noche, después de un arduo día, ya teniendo alguno más tranquilos por delante. Entró a casa, encontrándose con una luz titilante en el jardín, viendo a Edge sosteniendo una pequeña esfera en sus manos, con estas extendidas en vertical mientras la energía se acumulaba poco a poco en una figura totalmente esférica. Si te acercabas, podías oír algo similar al ruido eléctrico de alta tensión. Esa habilidad la sorprendía, aún sin saber qué fin tenía lo que estaba haciendo, era impresionante desde un punto de vista humano. Llamó su atención, golpeando la puerta de la sala. La esfera pareció desestabilizarse, deshaciéndose en una hermosa danza de colores azul y magenta que recorrieron la humedad presente hasta desaparecer como pequeñas luciérnagas.

—¿Qué hacías? —No tenía intención de molestarla, pero debía hablar con ella—

—Practicando el estabilizar la energía que puedo usar—Indicó, poniéndose de pie—¿Necesitas algo? —

—Solamente revisar una información—

Entraron a la sala otra vez, cerrando la puerta. Anthea sacó una carpeta con información que ambas habían visto antes: los datos de los que faltaban por asesinar del proyecto Cartago, aquella información que Taelia había comprado a Sanderson.

—La he procesado hoy en La Data—Dijo la Neo—Es correcta, a su fecha, en un cien por ciento—

—Mi topo dentro de la agencia de inteligencia lo ha confirmado, toda la información es fiable—Dijo—¿Qué hacemos?, cuatro de ellos están en américa, otros cuatro en Asia y otros cuatro en China continental—

—Los de Asia son fáciles de matar, es cuestión de ir y hacerlo como siempre, los de China… debo investigar si hay algún problema qué evitar, pero tampoco debería ser ningún inconveniente, pero, los de América… algún día debo ir a ese país, hay demasiados objetivos de los que encargarme concentrados en un solo continente—

—América dejémoslo para el final, así podemos matar muchos pájaros de un solo tiro—Edge asintió—

—Hannibal, La Sota, El Comodín, esos cuatro bastardos… tantas personas de las qué obtener información—Suspiró—

—No te preocupes, lo importante es que esta región sea… totalmente segura para nosotros, ya lo sabes, es la misión que tenéis—Era, en realidad, la misión de Xana, pero también una de las partes del contrato que tenía con Aelita, uno que, al ser firmado, había dejado sin ninguna otra opción a la pelirrosa, pero no tenía más remedio que esperar a ser cumplido—Dejando esto de lado, ¿qué has podido saber de las aberraciones? —

—Sigo sin encontrar ninguna información de Xanvel, el nombre de la persona que encontramos en Tallin, apenas encontré registros de aquella secta llamada Aria. Debo escabullirme dentro de la agencia de inteligencia para ver si tienen algún archivo guardado que me sea de utilidad. En cuanto a las otras, no he podido analizar ninguna—

—¿Y Hebe?, ¿no es una aberración? —

—Sí, pero… ella es especial, quiero analizarla más profundamente cuando pueda, por el momento, vamos a dejar esto en Stand-by. Mi principal objetivo ahora mismo es recuperar los fragmentos de mi memoria, y ya sabemos quién tiene uno de ellos: Maersk—Anthea, si bien entendía la razón principal tras esta iniciativa, el solo hecho de mencionar a la aprendiz de Lisa, recordando lo que le ocurrió en la anterior ocasión, no le daba buena espina.

Aún así, debía confiar en la segunda de los Neo Sapiens, quien tenía muchas herramientas a su favor, y algo muy importante: Una fuente de información totalmente infalible: La Data. Sabía de su existencia, había revisado alguna información gracias a una API de acceso limitado que la Neo había hecho para ella, así podía intercambiar información sobre el Radar Cuántico y, ya como añadido, la poca información que tenía de Cortex. No sabía si podía recuperarla, pero era un progreso.

Edge, por su lado, estaba esperando a que fuese la otra semana, pues debía acompañar tanto a Aelita como a Hebe a sus respectivas obligaciones, y la de esta última tenía un sitio muy especial: un festival de Metal cuya ubicación era peligrosamente cerca de la base principal de la Corporación Gaia, casi que podía asegurar que ellos eran uno de los principales organizadores, usando una empresa fantasma para encubrir su nombre real: Gaia.

Eso podía significar ver a Maersk y dialogar con ella, sin olvidarse, claro, de lo ocurrido apenas días atrás, donde abusó de ella físicamente hasta romperla.

¿Podría dar a Maersk algo de suficiente valor para que esta entregase la parte faltante de la memoria de Edge?, quizá era una buena pregunta, pero otra que hacía palidecer a la Neo era: ¿Se encontraría con esa tal Xanvel?, ¿Se atrevería a mostrarse?, no parecía posible estando cerca de personas tan poderosas como la mismísima Lisa.

Para eso debía esperar unos pocos días, pero ella era paciente.

Muy paciente.


—Continuará—

Próximo capítulo: Fobos y Deimos


Muchas gracias por leer, espero que el capítulo sea de total agrado para vosotros.

Y nada, muchas gracias. Esta saga de "Pandemonio" no será lineal, es decir, la seguiré cuando hable de "Las aberraciones", ya lo iréis viendo.

Como sea, no creo que tenga algo que contar.

Reviews:

Draoptimusstar3: Muchas gracias por comentar, Draop. Espero que el capítulo sea de tu agrado.

Loboplateado2541: Muchas gracias por comentar, espero que te guste el capítulo.

Y nada, perdonad las pocas palabras, llevo unos días bastante espeso.

Espero que nos leamos pronto.

Cuidaos mucho y siempre haced el bien, recordarlo.

¡Adiós!

Never Give Up, Never Surrender.