Pandemonio (Parte II)
Fobos y Deimos
Quizá, en el pasado, las malas noticias hubiesen ahuyentado a una Anthea del lugar de donde se encontrase en ese momento, pero ahora, más de una década después, y con una fuerte fuerza de protección de su lado, (encabezada por un ser de alcance sobrenatural), no le temía a ese tipo de noticias. Si bien no era mala del todo, incluía entre ellas el tener que ir a cazar a unas cuantas personas que se escondían activamente de ella sabiendo que su vida, en cuanto parpadeasen, se podía acabar.
Ese día, una cálida mañana de finales de Julio, se encontraba en una base aérea de control militar, en un subterráneo. ¿Su función?, sitio de pruebas de un radar cuántico experimental de gran alcance que permitiría detectar prácticamente cualquier cosa que fuese posible detectar y, si la cuántica estaba en lo cierto, nada podría esconderse a su detección, ni siquiera los más avanzados aviones de sigilo. Solamente tenían un problema: ¿Cómo programar un radar que usaba una tecnología tan desconocida?, fácil, usar a las personas con el conocimiento para ello: Aelita y Edge (más bien Xana), dos eminencias en ese campo, estaban en una ala privada, con un equipo que trabajaba continuamente en el desarrollo de los sistemas de un proyecto aún más grande: Arkbird, una nave espacial orbital que debería ser suficiente para disuadir a cualquier enemigo de una guerra, y de contrario caso, tenía armas suficientes para realizar ataques tácticos de gran potencia.
—¿Estás segura de que una IA de aprendizaje continuo podrá realizar este trabajo? —Preguntó la pelirrosa a su compañera, quien asintió—
—Es fácil, vamos afuera—Se levantaron—No tardamos—Dijeron al resto, pues estaban al cargo. Ya en el exterior, y quizá con alguna idea clara, vieron la gran antena del radar; una esfera de muy gran tamaño que se alzaba decenas de metros en el aire. Usando una conexión inalámbrica de alta frecuencia, conectaron un aparato prestado por la defensa de la base; una artillería antiaérea de radar. La misma se guiaba por lo que este indicase y a donde marcase—La IA se encarga de registrar los resultados en tiempo real, más rápido que un ser humano promedio y casi sin equivocación. Puede ser programada para pedir confirmación o no pedirla y atacar a la primera de cambio—Aelita asintió, viendo como el cañón de la antiaérea, postrada en el exterior, se alzaba en el aire ante la curiosa vista de los militares—Lo que estoy mostrando es una pequeña IA programada para esta DEMO—Todos asintieron—Mirad, encima pasa un avión comercial, podemos ver que la IA, usando el radar, lo ha procesado—Todos se fijaron en la pantalla de un portátil; mostraba el nombre del modelo del avión, su identificación y lo asignaba como civil, no permitiendo su disparo—El barrido del radar cuántico es de rango completo, así que podemos programar, incluso, que limpie de pájaros el espacio aéreo—Tras indicar a su IA atacar pájaros, la antiaérea, con gran precisión, disparó muy cortas ráfagas contra un par, quienes cayeron a decenas de metros de la base—¿Veis? —
—¿Y si el objetivo viene a baja altura?, los radares tienen problemas cuando se va a ras de suelo—Preguntó un alto mando—
—Tampoco hay problema—Cambió al modo Doppler, que usaba eco de retorno de microondas para detectar la velocidad y ubicación de una aeronave, además, la IA usó un dibujo en 3D, que se podía ver en la pantalla a modo de píxeles, de toda la base y un gran alcance, aunque limitado a la fuerza. Un avión militar, que aterrizaba, se vio dibujado y reconocido por la IA en el momento que Edge le indicó avistar a cualquier aeronave—Al volar bajo, alto o lo que sea, el radar cuántico es capaz de diferenciar sus señales usando muchos métodos. Nada ni nadie se puede escapar—Apagó, para seguridad de todos, su IA y la desconectó de la artillería antiaérea—
Todos aplaudieron, estaban muy sorprendidos con ese avance tecnológico. Volvieron a la sala de control y desarrollo, quienes habían visto toda la actividad, pues un gran monitor en la misma lo mostraba.
—La DEMO ha dejado emocionados a muchos altos mandos—Dijo la propia Anthea, quien estaba acompañada de una comitiva que era de confianza; dos analistas y dos programadores que aprendían de Anthea—Espero podamos llegar a un acuerdo, Edge—
—Ya sabes mi solicitud, necesito saber dónde está el resto de mi memoria—
—No creo que podamos darte mucha ayuda con eso—Atajó un general; La Pointe, aquel alto mando mencionado en el pasado—¿Qué te impide colaborar de manera desinteresada? —Eso no gustó a la Neo—
—La IA es de mi propiedad, yo conozco cómo funciona el radar y las características que puedo usar para maximizar su potencial, pero no lo daré de gratis a los que en el pasado me quisieron matar—Y si, iba dirigido al propio La Pointe, el cual no se olvidaba de las declaraciones pidiendo su cabeza—
—No nos metamos en terreno pantanoso—Atajó el propio general—
—Yo puedo replicar la IA de Edge, pero me llevaría más tiempo, porque no conozco tanto del potencial del radar cuántico que casi fabricó ella junto con mamá—Cortó de propio Aelita, intentando bajar la tensión. Entendía el punto de Edge, no obstante—
—Si, puedes hacerlo—Dijo la albina—Pero no te dejaré, antes tengo que asegurarme que sepas lo que estás haciendo—Se cruzó de brazos—
—Yo mando sobre ti—A modo de broma, pero Edge no parecía muy contenta—No os preocupéis, tendréis la demo disponible para vosotros. En cuanto al resto, cuando acabemos con un par de temas… —
—¿Qué os ocupa? —Preguntó La Pointe, dejando sus cosas a un lado—Quizá el ejército os pueda ayudar—Edge negó—
—Es mejor que no, aunque agradezco el ofrecimiento—Dijo de buenas—Nadie de las corporaciones está siendo capaz de encontrar a lo que estoy buscando: Xanvel—Le mostró la carpeta médica que Sam había encontrado—Además, si mi teoría es correcta, nada ni nadie del común podrá hacerle frente—
—La otra cosa es que tiene a una persona que cuidar, y ya se comprometió con la doctora Sumire para ello—Siguió Aelita, viendo como el general asentía—
Tras discutir algunas cosas triviales, salieron del ala de control a otra más amplia; la sala de armas experimentales, quizá como último destino. Veían, entre otras cosas, un gran dispositivo capaz de generar un haz de luz de una potencia grandísima. Las pruebas preliminares indicaban algo sorprendente: Capacidad para perforar dos metros de acero en pocos segundos.
—Armamento Pesado Shiba, uno de los socios comerciales más importantes de la doctora Sumire Muroto y el general al mando de su PMC, ahora también socios de la doctora Anthea. Se encargan de suministrar todo tipo de armamento y son el mayor productor de armas pesadas y experimentales del mundo. Su líder, Chiori, junto con su equipo, han desarrollado esta arma de luz axial de emisión inducida de gran potencia. Desde la atmósfera, sería capaz de perforar un metro de acero en dos segundos. La prueba preliminar ha mostrado que se puede llevar en el Arkbird sin ningún problema. ¿Crees que tu IA pueda controlarla? —Edge asintió—
—La idea de todos es que la nave sea lo más autónoma posible, y eso se puede lograr con una IA consciente, con los peligros que lleva—Anthea y Aelita entendieron bien; acabar como Xana—Sería capaz de atacar con el láser si se le diese la orden correspondiente—
No había mucho más que discutir, pero antes de irse, y viendo algunos ingenieros de Armamento Pesado Shiba, Edge sacó una pesada caja metálica de su mochila, que llevaba especialmente para hacer una pregunta, ya que le sonaba de algo, de la muy poca información que tenía de un arma estratégica que tenía en su posesión, regalo de Gaia: la bomba Ekpirotika.
—Sí, fue fabricada por Shiba—Indicó el ingeniero viendo de cerca, con cuidado, el pesado cilindro—Fue un regalo de Chiori para la líder de Gaia, ¿qué haces tú con algo tan peligroso? —
—Un regalo de Gaia por arreglar algo que ellos provocaron—Le dijo—¿Alguna idea de su poder destructivo? —
—Sí, es un arma limpia, un arma de hidrógeno que usa la presión de sellado para armar el detonador, que se detonará con la presión o al cabo de diez segundos. Necesitas la presión equivalente a una prensa de sellado industrial para explotarla—
—Me hago una idea—
—El isótopo de tritio y litio-6 debería ser suficiente para causar que el isótopo de Deuterio cause una explosión de tipo perforante. Úsala bajo tu propio riesgo—
Había sido una reunión en secreto, pero el ingeniero de Shiba le había dado una buena información de esa arma, una que planeaba usar como último recurso antes de atacar La Cuna para usar su poder.
Armamento Pesado Shiba… no le sonaba para nada ese nombre, era nuevo en su vocabulario y se le hacía curioso. Debía investigar sobre ellos, pues no lo había escuchado antes y parecían ser importantes, pero eran socios de todos los genios.
Centro de París, por la tarde-noche.
Ya sin nada que les ocupase ese mismo día, y con el trabajo terminado por el momento, volvían a casa. Aelita, por su lado, tenía una cita peculiar con una persona peculiar; Richard. Habían quedado en un centro comercial del centro de la ciudad para dar una vuelta y hablar (aunque Aelita lo veía más como un interrogatorio). Se bajó cerca de una gran parada del metro Les Halles, que también servía como un gran centro comercial, rodeado de algunos museos y un bonito jardín, además, en esa misma parada podía coger una línea que la dejaría cerca de casa.
Se despidió de su mamá, pues Edge también se bajó con ella, siguiendo su arduo trabajo de mantenerla en el lado del plano de los vivos, sin embargo, cuando se dio vuelta para decirle algo, ya no estaba a su lado, sino en algún sitio donde no podía verla. Sin darle más importancia, siguió hasta el interior, encontrándose con el pelirrojo en la salida del metro. Se acercó a saludarlo, abrazándolo.
—Tiempo sin verte—Saludó, rompiendo el abrazo—Veo que sigues entera—
—Casi—Riéndose por lo bajo. Caminaron por los pasillos atestados de gente—¿Ha pasado algo especial? —Tras pensar un momento…—
—Nada realmente, todo sigue igual de aburrido—Aelita hizo un mohín, pero él no lo notó—
—El otro día… en el metro… ¿quién era la chica con la que ibas? —Así, directamente y sin que se lo esperara, se lo preguntó—¿Alguna chica que conociste? —
—Ah, ya sé a quién te refieres—Se echó a reír por lo bajo, sonriendo—No es ninguna novia, chiquilla, es una familiar—Aelita se quedó estática mientras lo procesaba, pero más tranquila—Podrías haber saludado si nos viste ese día—
—Me bajaba en la parada cuando os vi—Mintió—
—No será que pensaste que estaba con alguien especial, ¿verdad? —Aelita lo miró de reojo, con seriedad—Vale, vale…—
—Eres tonto, Richard—Se echaron a reír por lo bajo—
Se sentaron en un local de comida rápida, pidiendo un par de helados para pasar el rato.
—¿Puedo pedirte un favor? —Preguntó Aelita, dudosa—
—Claro, lo que sea—
—¿Estás libre este fin de semana?, necesito que alguien me acompañe a un concierto—
—¿Edge no puede? —
—Ella no cuenta en este caso—No la contaban como mayor de edad—Necesito a un adulto responsable—
—Oh, ya entiendo—Asintió—Vale, cuenta conmigo. Dame los detalles e iremos—No tenía ningún plan que lo atase por ese tiempo, así que podía acompañarla—
—Mira, aquí tengo algo para que rellenes—
Pasaron un rato llenando un par de papeles para ello. Anthea, por desgracia, no podía acompañarla en el concierto, algo que ya había hecho en otras ocasiones, pero este festival la pillaba en malas fechas, pues la Demo que Edge trabajó era ese mismo fin de semana.
Aun cuando ellos caminaban por el centro sin ninguna preocupación, Edge, usando un truco que evitaba que los demás pudieran notar su presencia, basado en una serie de pulsaciones eléctricas a una frecuencia nominal específica, podía lograr que nadie la viera ahí, y funcionaba. Podía pararse en frente de alguien, pero esa persona no veía nada, o más bien, no parecía ver que tenía alguien al frente. Un truco que tardó bastante en perfeccionar. Caminaba por el centro comercial, al lado contrario que Aelita y Richard, vigilando que nadie pudiese dar problemas. No se preocupaba por mucho en ese momento, estaba más o menos segura en ese lugar.
—¿Edge? —Preguntó una voz que reconoció, pero se quedó de piedra… ¿la habían visto?, estaba aún evitando que la gente la viese. Se giró con auténtica curiosidad; Hebe, por su puesto—¿Dando un paseo? —
—¿Puedes notarme? —Preguntó con incredulidad. Hebe ladeó la cabeza con duda—¿Cómo…? —
—¿Estás bien?, parece que te molesté…—Dijo en voz baja, algo tímida—
—Es que… no debías verme…—
Tras procesar lo que había pasado, le contó que estaba haciendo, incluido el truco. Hebe pareció interesada, pues la sorpresa era mayúscula para la Neo, ¿Alguien podía verla en ese modo?, ¿su poder/energía había evitado que la pulsación…? Era algo que debía investigar, ¿igual su subconsciente la había traicionado?
—Vaya susto te di—Dijo la chica tras un rato, caminando con Edge por los pasillos del centro comercial—¿Es la primera vez que te pasa? —
—Nadie había logrado superar ese truco—Dijo con una notable molestia en su voz—Tengo que seguir practicando—Hebe soltó una risilla—¿Qué hacías por aquí? —
—…Dando un paseo, ya sabes, evitando estar en casa—Y si, era algo que había notado, no estaba en ella salvo por las noches—Algunas veces estoy con ellos, pero… algo dentro de mí me dice que no debería—Ese día, llevaba sus gafas, así que podía verla—¡Hoy las llevo! —Acordándose, se giró hacia Edge, mirándola de frente, sonrojando ligeramente a la Neo—Tenía razón, eres bastante bonita—
—Gracias—No era algo que realmente le hubieran dicho antes, tampoco entendía la razón de por qué era importante ese tipo valoración o aceptación social… pero le daba igual, el físico no era algo que le importase más allá de mantener las estrictas medidas corporales que tenía en el Proyecto—Te ves… diferente con ellas—
—Ojalá pudiera no llevarlas—
—¿No existen las lentillas para eso? —Asintió, pero…—
—Son caras—Asintió—Y no tengo dinero—
—Y tus padres, imagino, no te las van a pagar—Ella no respondió, pero tampoco hacía falta, la respuesta estaba implícita—
—Ya quiero ser adulta para irme y desaparecer de ahí—Edge ponía notar lo estresada que estaba, lo tan al límite que podía estar una persona así… podía sentir un gran alboroto dentro de ella—
—Cuando sepas controlar tu poder, será cosa tuya saber qué haces con tus padres… una habilidad como la voz de orden puede ser muy poderosa—
—¿Voz de orden?, supongo que es un nombre adecuado—Teniendo en cuenta lo que ocurría cuando ella cantaba…—¿Cuándo podremos comenzar con ello? —
—En cuanto acabemos con estos conciertos, te llevaré conmigo a un sitio tranquilo y nos concentraremos en lo básico—Hebe asintió, centrada—Tengo un mal presentimiento de estos días—
—Es lo que tiene vivir siempre alerta—Dijo—¿No te sientes cansada? —
—Estoy acostumbrada… comprenderás pronto por qué no me preocupo por estar siempre alerta—
Caminaron por un pasillo estrecho hasta salir al pasillo donde se podía ver el interior del centro comercial, con varios pisos de tiendas grandes, atestadas de gente. Siguieron su camino hasta entrar a un local menos atestado, que constaba de un salón de juegos arcade bastante decente para su localización.
—Siempre he sido mala para estos juegos—Se acercaron a una máquina, un juego de aviones. Introdujeron una moneda—Es complicado—
—Solamente tienes que concentrarte en lo que aparece en frente—Ayudándola, pudieron pasar el nivel y establecer un buen puntaje—¿Lo ves? —
—Lo haces ver sencillo—
—… ¿Lo es? —Se acercaron a otra, Pacman, un clásico. Tras echar un par de partidas, vieron que todas eran sencillas, parecía con más confianza en sí misma… hasta que escuchó la voz de un trio de chicas—
—De todas…—Dijo en voz baja para sí misma. Quizá por impulso, intentó irse, pero Edge tomó su mano al instante, impidiendo que pudiese moverse—
—¿Pasa algo? —Había sido un cambio muy repentino, no lo había visto venir—
—Vámonos a otro sitio—Dijo, intentando tirar de la Neo, pero dándose cuenta de que ella no iba a dejar pasar algo como eso—Por favor—
—Dime que ocurre—Repitió con firmeza, no iba a aceptar que se acobardara o se dejase llevar por sus miedos de esa manera. Miró a su alrededor, vio al trío de chicas, que pareció haberse dado cuenta de su presencia—¿Ellas? —Hebe, escondiéndose tras ella, asintió—
—Son de mi clase… no me dejan en paz, nunca… —Edge asintió, eran unas abusadoras… y ya tenía experiencia tratando con esas personas—¿podemos irnos? —
—¿Tan pronto te vas? —Dijo una de ellas, quizá la mayor. Se acercó a Edge, quien se giró hacia ella, con las manos en los bolsillos de su abrigo—Veo que por fin conseguiste una amiga, inútil de mierda—Musitó con malicia. Edge se resistió a responder algo peor—
—¿Se te ofrece algo? —Dijo con firmeza, haciéndose grande para las tres—
—No te metas, que seguro te pagan por estar con ella—Indicó con voz arrogante y altanera—
—Aguanta, que sea ella quien pegue primero—Indicó Xana desde dentro, sabiendo que era cuestión de tiempo—
—Las niñatas como tú son todas iguales—Estaba harta de ese tipo de personas, pues ya había tenido que salvar a Aelita de un grupo muy similar—Vete y no molestes—
—¿O qué?, venga, dime—Edge se iba a girar para irse con Hebe, pero notó como dentro del pantalón de la chica, donde tenía ella la mano en el bolsillo, había sacado una pequeña navaja—
—Bonito juguete—Burló con una medio sonrisa, provocándola—¿Te lo regalaron en la caridad? —La chica se puso roja de la ira, incluso algunos que estaban observando se echaron a reír—
—No sabes con quién te metes—
—Como odio esa frase de mierda—Cortó la Neo, molesta, queriendo acabar con esa pelea—Venga, márchate—Dio un paso al frente, probándola y… funcionó—
—¡Qué tu no me mandas hija de puta! —Sin que nadie más se lo esperara, sacó con rapidez la navaja y la puso en dirección a Edge, moviéndola como un puñal en su dirección e incluso impactando contra su vientre… pero la navaja no penetró la piel de la Neo, quien miraba con una ceja arqueada la escena. La adolescente se quedó de piedra, intentando apuñalarla un par de veces más, pero no pudo y…—
—Gracias por darme una razón para romperte la cara—Con un brazo por debajo del antebrazo de la abusadora, y con un movimiento muy rápido, hizo un súbito movimiento vertical que, en la posición que estaba el brazo, terminó por colocarlo en una posición antinatural; del mismo lado donde estaba el codo. Edge se movió y le puso la palma de la mano en la cara, moviéndola hasta mandarla a volar contra la pared del local. Los empleados se pusieron en medio, intentando evitar que siguiera la pelea—¿Vosotras también? —Sus acompañantes, quienes solo estaban observando, sintieron un miedo profundo en sus cuerpos, dando erráticos pasos hacia atrás, evitando a la Neo—
—La violencia no está permitida aquí—Se quejó uno de los empleados. Edge se giró hacia él, dedicándole una mirada… molesta—
—Espero se lo estés diciendo a ellas, porque son quienes han comenzado y atrévete a decir que no es verdad—Lo encaró, desafiante. Nadie quería meterse en medio—
—¿Te ayudo? —Preguntó la IA en su cabeza, a lo que la Neo asintió—
Xana salió sigilosamente y, como un humo oscuro que se mezclaba con el color del suelo, se metió en la mente de algunos presentes, modificando sus recuerdos y sus decisiones en base a lo ocurrido. Expulsaron a las instigadoras del local, casi a patadas se podría decir. Tras un rato de burlas y murmuro, la situación se calmó y casi parecía que nada había pasado. Un par de personas se acercaron, conocidas.
—¿Qué ha pasado? —Preguntó en voz baja una voz en su espalda cuando ambas se disponían a seguir su partida. Aelita—
—Hemos visto que una chica llevaba el brazo del revés—Indicó, casi riéndose, el propio Richard—
—Comenzaron a molestar a Hebe y una de ellas intentó apuñalarme—Respondió la IA de primeras, La aludida asintió—Por cierto, él es Richard, amigo de Aelita—Los presentó—Ella es Hebe—
—Te he visto en un concierto por la tele, creo que de un festival que pasaban por la TV regional—Indicó el pelirrojo, sorprendido de verla—
—¿No notaste algo raro en su voz? —Atajó rápidamente la Neo, pero Hebe la tomó de la mano, casi indicándole que no dijera nada—No te preocupes—Dijo en voz baja con una sonrisa—
—¿Qué canta bien? —
—Vamos a otro sitio—
Tras terminar su partida en la máquina arcade, marcharon del lugar en dirección a una plaza un poco más amplia, con algo de bebida para pasar el rato. Edge le explicó, sin entrar en mucho detalle, lo que hacía con su voz de manera inconsciente.
—Ahora que lo mencionas… sí que lo noté en el directo, la gente parecía ir sincronizada—
—Por la tele no debería notarse, la frecuencia que manejan es suficiente para anular parte del efecto—Indicó la Neo—Quiero enseñarle a que lo controle para que no le suponga un problema—
—A veces… hacer audiciones o cantar en público ha supuesto un problema porque la gente se abalanza encima de mí—Continuó la chica, recordando momentos de tensión—Sin mencionar que puede ser peligroso—
—No hay que entrar en todos los detalles—Musitó—En resumen, es un poco problemático el asunto con ella—
—Pero canta bien, es lo importante para su trabajo—Asintió Richard, levantando el pulgar en señal de aprobación—¿Y estáis saliendo o algo? —Eso pareció alarmar a Edge, pero Hebe pareció encontrarlo gracioso—
—No, no, solamente estamos dando un paseo. Yo tengo pareja—Dijo en voz baja esta última parte, apartando la mirada. Todos lo notaron—
—Vaya, perdona—Se veían tan cómodas juntas que… para el pelirrojo era evidente, pero no era así, desgraciadamente—
—No importa—Suspiró la Neo, estirando su cuerpo—¿Qué haréis ahora? —
—Ir a casa, ya casi es hora de cenar—Indicó Aelita—¿Te vienes? —La aludida negó con la cabeza—
—La acompañaré a casa, luego iré. No te preocupes—
Separaron sus caminos, pues el trayecto hasta casa de Hebe era casi el doble de largo. Se hizo en relativo silencio, disfrutando de la compañía de ambas sin necesidad de una profunda conversación.
—Ese chico… ¿es amigo de Aelita?, es algo mayor—
—Es un amigo suyo muy cercano, es algo problemática su relación… suerte que su novio no lo sabe—
—No pensé que ella fuese así—Llevándose las manos a la boca—
—Perdona, no quería hacerla ver así—Atajó—Me refiero a que por la cercanía que se tienen, su novio podría encontrarlo problemático—
—Ah, ya te entiendo—Dijo—¿Y tú no se lo dirás? —
—Me llevo mal con su novio. Por mí, que se joda—
—No seas así, todos merecen tener una oportunidad por mal que te caigan—Dijo en voz suave, pero atajante—¿No crees que él piense lo mismo? —
—No, la verdad—
—Pues no deberías pensar así—Indicó—Todos nosotros merecemos una oportunidad de enmendar nuestros errores—
—¿Crees en la justicia de rehabilitación? —Hebe asintió—¿Por qué?, algunas veces no tiene sentido—
—Es verdad que algunas personas pueden ser malvadas por naturaleza y no haya manera realista de cambiarlas, pero la gran mayoría si, y con trabajo y comprensión se pueden cambiar—
—Yo creo que no hay mucho remedio. Muchas veces los sermones no valen de nada—
—¿No eres de eso? —Negó con la cabeza—
—Los sermones no son lo mío. No hay mejor profesor que un hueso roto—Hebe negó con la cabeza, haciéndose una idea de lo belicista que podía ser—
—¿Y qué me dices de aquello de "El fin justifica los medios"? —
—Depende de qué fin estemos hablando, pero… sí, creo que estoy de acuerdo—La rubia se hacía una idea—No hay nada de malo en hacer lo que esté bajo tu poder para lograr tus objetivos—
—¿Incluso si eso hace daño a inocentes? —
—No lo tengo claro…—Un pequeño ser se posó en su hombro—Tú, por otro lado…—
—Si hace daño a todos, significa que tus acciones calarán más profundo—Opinó Xana. Se ocultaba en el pelo de Edge, no siendo vista gracias a la oscuridad nocturna—
—¿Por qué?, no es moral hacer eso—Musitó Hebe, no entendiendo esa postura—
—Si el resultado es positivo, entonces estaríamos justificando los medios usados, aunque sean totalmente inmorales para la mayoría. No siempre los mismos métodos, por crueles que sean, pueden llevar consecuencias negativas. Todo depende del contexto, criatura. ¿Verdad, Edge? —
—Lo sé, lo sé—Dijo la aludida. Opinaba igual que Xana, no obstante. No le importaba encargarse unos cuantos si eso la ayudaba a conseguir lo que estuviera haciendo en ese momento. Lo había hecho antes y lo haría en el futuro—
—Quizá es por esa mentalidad tan extremista que no tengas muchos amigos—La Neo prestaba atención—La mayoría de las personas que yo conozco no son muy fans de juntarse con aquellos que siempre van a lo problemático para hacer las cosas. Te he visto ser algo agresiva y eso asusta a la mayoría, te hace ver peligrosa—
—Eso… creo que lo he notado—Susurró—Pero no me termina de importar. La opinión de unos pocos no tiene sentido para mí—
—… ¿De verdad no te afecta lo que opinen de ti? —
—Solo yo sé quién soy y por qué hago las cosas, ¿por qué debo preocuparme de caer bien a los que no me importan?, muchas veces te hace ser quien no eres. ¿No es eso hipócrita? —Hebe se quedó sin palabras. Había visto algo cuando la conoció, pero esas palabras la hicieron darse cuenta definitivamente; su dura personalidad era algo fascinante, sin embargo, inflexible. Priorizaba la lógica y la eficiencia sobre los sentimientos y las relaciones interpersonales, una forma muy fría y maquiavélica de ver las cosas, sin embargo, fascinante—Eso es un problema que tienes, Hebe. No debes hacer las cosas para que los demás estén contentos, hazlo porque te gusta, porque quieres hacerlo y porque creas que es lo correcto… y sobre todas las cosas, sé tú misma—
—Eso intento—Dijo, algo molesta—Pero ¿quién soy yo? Me hago esa pregunta todos los días. ¿Cómo se supone que debo comportarme? —
—Estamos en la etapa de nuestras vidas en la que esa es precisamente la respuesta que debes buscar—Indicó, cruzando un paso de cebra—Compórtate como tú te sientas. ¿Rebelde?, sí, ¿por qué no? Es cuestión de indagar en ti misma—
—¿Y cómo eres tú? —Edge hizo silencio unos segundos mientras pensaba—
—Ella es la perfecta definición de lo que es el maquiavelismo—Dijo Xana por ella, ya que no encontraba palabras—Fría, calculadora, pragmática, a veces muy manipuladora, pero siempre escuchando—
—Tienes que haber vivido cosas muy malas para compórtate así por elección propia—
—Más que cosas malas… yo diría que ha vivido en un entorno muy hostil… incluso ahora. Pero te acostumbrarás, ella es buena gente con quienes le importan. Ya lo estás viendo—Hebe se sonrojó, pero sonriendo por lo bajo—
Irremediablemente llegaron a casa de Hebe. Se despidieron un poco antes, evitando así cualquier altercado.
Edge, aún molesta por esa elección, se contenía de solucionar un problema que no era suyo. Para su suerte, Xana estaba ahí para hacerle entrar en razón.
Ella… o él, era la voz de su conciencia, pero un poco más extremista.
Los días siguientes apenas si fueron útiles, pues el proceso de Milly iba a buen ritmo, pero aún costaría tiempo. Caminaba mejor y gracias a los ejercicios que estaba haciendo, estaba recuperando musculatura en sus piernas, lo que ayudaba a recuperar la movilidad y la coordinación en estas.
Solamente recibió una petición, por parte de los miembros de corporación Guardián, de acceso a una persona; Dramak.
—La haré permanente—Dijo a los integrantes. Habían quedado en un bar algo alejado del centro, solamente para entregarle la solicitud—Tengo algo pendiente con él, pero no creo que pueda verlo cuando venga—
—Perfecto, le daremos la noticia—Dijeron ellos.
Días más tarde.
De camino a Almere, Países bajos.
El día en el que Edge tenía que cuidar de Aelita en el festival de electrónica había llegado. Era de madrugada y, en un bus algo pequeño, iban Aelita, Richard, Edge y Sophie, ya que el resto del equipo lo proporcionaba la otra disquera que organizaba el festival. La Neo había descansado el día de antes para tener energía de sobra para esos pocos días, desafortunadamente para ella, al acabar el festival aquí, ella tendría que marchar a la ciudad de Hannover, donde la banda de Hebe tendría un concierto y, tal como Dagger le había pedido, debía hacer de guardaespaldas también.
Al amanecer, tras dejar sus cosas en un hotel de las cercanías, se acercaron al trascenio del festival, que se encontraba en la playa de la ciudad, encontrándose con un pequeño desastre de personas montando cosas y probando equipamiento. Entre ellas, un hombre de traje se les acercó.
—Soy el encargado del festival, un gusto conoceros. Vamos a charlar más a gusto—Se movieron con rapidez hacia una cabina prefabricada, enseñándole algunos papeles que eran descargo de responsabilidad—Es por el hecho de que sea menor de edad, solamente por eso—Una firma sería suficiente—
—Vamos a ver que dice—Insinuó Richard, leyendo con lentitud el texto, al igual que Sophie. En resumen, la firma DEFQON se desentendía de cualquier incidente causado por Aelita si ocurría algo relacionado entre los otros artistas y cualquier cosa que ella hiciera por su cuenta, pero se hacían responsables de los incidentes que, tanto el público como todo el escenario como uno solo pudiera generar. Firmaron, ya que era bastante justo—
—Sería todo. Puedes darte una vuelta, Aelita—Indicó el encargado, guardando los papeles—Cerca del escenario hay una carpa donde hemos puesto la programación y en dónde podéis practicar las setlist, así que no te preocupes—
—Nosotros tenemos que revisar algo de derechos de autor… nada relacionado contigo, solamente cosas de mánagers—El hombre asintió.
Richard, Aelita y Edge salieron de la cabina prefabricada, encontrándose con algunos artistas que la pelirrosa había conocido en el pasado. La saludaron, alegrándose que estuviera ahí como telonera. Tras revisar que ella sería, efectivamente, la primera, se acercaron a dar un vistazo al escenario.
—Un sol terrible, en la playa, en pleno verano… me pregunto cómo lo aguantan—Dijo la pelirrosa al aire—
—Drogándose hasta las cejas—Musitó Richard, ojeando las cercanías—Parece que tendremos una buena cantidad de personas—
—Sí, aún nos quedan unas horas. El espectáculo comienza conmigo después de las dos de la tarde—
Los artistas no dejaban de saludar a Aelita, incluso la convencían para ir con ella y charlar con ellos, grabando algunos vídeos para el recuerdo. Richard se integraba, si bien algo alejado de aquella algarabía. Edge, por su lado, había encontrado un lugar en lo más alto del escenario donde podía vigilar a la pelirrosa sin ser vista.
La única indicación fue "no aceptes nada", ya que era más que evidente que le ofrecerían sustancias ilegales (algo común para este tipo de festival). Richard se encargaba de hacer de barrera y ninguno le ofreció nada, aunque pudo ver como la mayoría bebían sin control y algunos se… inyectaban o consumían drogas que parecían fuertes.
Cuando el escenario estuvo listo y necesitaban a alguien para hacer las pruebas de sonido, aprovechó para ofrecerse y revisar su setlist. Tenía una lista de canciones que Sophie le había indicado cambiar; aquellas que eran calmadas, es decir, aquellas canciones que no fueran rápidas o pesadas, pues en ese tipo de festival este tipo de canciones solían matar el ambiente. Para su suerte, tenía en su haber canciones cañeras con las que animar el festival, y una de ellas era "Heartbeat", su canción favorita y, quitando la editada por Edge, también la del público.
Las pruebas fueron bien, y la gente ya parecía estar ansiosos de comenzar con el espectáculo. A diez minutos de comenzar su turno, vio a Edge bajar del techo de un gran salto, cayendo de cuclillas, de pie. El resto le aplaudió.
—¿Pasa algo? —Se acercó a saludarla, pues parecía que había visto algo, la expresión que llevaba…—
—Hay gente de Gaia aquí, pero están de civiles. Solamente eso, no te preocupes—Susurró la albina—Ya he visto a varios drogándose—
—Nosotros igual—Musitó—¿Solo eso? —Edge asintió—
—El festival será tranquilo, por el resto… depende de vosotros—
Y así parecía que iba a ser. Aelita se preparó rápidamente con ayuda de algunas integrantes que había por el trascenio y, tras recibir buenos deseos de la mayoría de los artistas, salió al escenario ante una multitud que ya estaba casi desesperada de escuchar música para estimular sus sentidos. Edge, arriba del escenario en un sitio donde nadie la veía, vigilando junto con Xana cualquier posible altercado que pudiese poner en peligro a Aelita, vieron comenzar el espectáculo. Los altavoces hicieron sonar con fuerza los primeros tonos electrónicos de "Heartbeat". La multitud, que conocía bien esa canción, se emocionó en un grito casi más fuerte que la propia música.
Era una canción fácil de mezclar en vivo, pero con su complicación para no hacerla sonar diferente en un momento dado. El público, en esta ocasión, era sensiblemente diferente al resto; estos no estaban aquí por música como el Techno o el Trance, ellos estaban ahí por música más pesada y sensiblemente más estimulante, es decir, música más pesada y un poco más específica. Ya había escuchado algunos ejemplos en el pasado, y no era… un género que llamase mucho su atención.
Hacía lo mejor que podía para contentar a un público exigente, uno que, a pesar de que la conocían, no estaban ahí para escuchar su "típica" música. Suerte, gracias a una pequeña preparación, que preparó un repertorio más pesado que lo acostumbrado.
Para su suerte, una hora de espectáculo llegó a su fin y con ello el acto de apertura, dando paso a los artistas esperados con música más pesada que la suya. Iba a quedarse para escuchar lo que ellos podían dar y, así, tener más variedad para el futuro. Richard, por su lado, parecía ya estresado del ambiente pesado, algo que ni el poco alcohol que llevaba en vena había solucionado. Cuando Aelita volvió, con ella apareció su mánager para felicitarla.
—Ha sido un buen concierto—Dijo Sophie, sonriente—
—Me parece que no era lo que el público esperaba, pero les ha valido igualmente—Dijo una voz encima de ellas, Edge—
—Sí, ya lo siento. La oportunidad era inmejorable, pero quedó en evidencia que el repertorio no es el más adecuado—Aelita negó con su cabeza, motivada—
—Creo que entiendo el tipo de música que gusta en estos festivales. Puedo arreglármelas para tener repertorios listos para todas las ocasiones con algo de tiempo—
—Esperemos que eso logre convencer a los de la firma—
Algunas horas pasaron hasta que, ya con un ambiente algo más dantesco de personas trapicheando, drogándose y bebiendo alcohol, parecía momento de irse. Aelita estuvo relativamente a salvo, gracias a Richard y a la intervención oportuna de Edge cuando la situación parecía salirse de control.
Tras despedirse de los integrantes del concierto, que aún seguía, salieron al estacionamiento, volviendo al hotel. Ya ahí, antes de entrar, parecía momento de separar caminos.
—¿Qué plan hay? —Preguntó Aelita, cansada del ambiente y con ganas de tranquilidad—
—Yo estaré de turismo por la ciudad con un conocido—Atajó Sophie—Hay que aprovechar—Mañana partiremos juntos a París—Richard y ella asintieron—
—Yo tengo que ir mañana temprano a Hannover para cuidar de Hebe… petición de Dagger—Siguió Edge—Así que más me vale dormir esta noche—
—Entonces subamos a la habitación—
Subieron, dándose cuenta de que tenían habitaciones dobles, pero separadas. Por lo que Edge dormía sola… Algo que, en verdad, prefería. Ya que, por una noche, quería dormir lo más posible.
—No creo que ocurra algo, de igual manera, Xana estará pululando por ahí, estoy segura—Indicó, bostezando—Mañana me despediré de vosotros—Se despidió de ellos, entrando a su habitación—
Ellos, también cansados, pero de igual manera aún con algo de energía, llegaron a la habitación. Lo único que querían era cambiarse de ropa por una más ligera y relajarse para reponer energías. Decidieron ducharse, pero no juntos, como sí acostumbraba Aelita con Edge, a pesar de haber una bañera lo suficientemente amplia para ambos.
Mientras él se duchaba, ella simplemente miraba por la ventana, imaginando cosas que no debía, de un día que, hasta hacía relativamente poco, no existía. De una noche lluviosa donde hizo algo que no debía. ¿Por qué justo esa noche debía recordarlo? Estaba a solas con él en un hotel, es verdad, pero…
No intentaba buscar una justificación a sus pensamientos, pues estos parecían ir y venir en contra de su voluntad sin nada que hacer al respecto. Escuchó la puerta del baño abrirse, con él, húmedo, y el torso sin cubrir. Uno que parecía más definido que la última vez. Se quedó embobada mirándolo hasta que la devolvió a la tierra.
—El agua está genial. Date una ducha para dormir—
—Ah… sí, claro—Disimulándolo bien, cogió sus cosas y se encerró en el baño. Intentando calmar sus impulsos, se quitó la ropa mientras esperaba a que el agua se terminase de calentar.
—¿Qué me pasa? —Se preguntó.
Se metió en la ducha, sintiendo el agua caliente correr por su cuerpo al desnudo, quitando horas de sudor, culpable del poderoso sol de la costa atlántica en una calorosa tarde de verano. Sin embargo, en medio de su rutina, en la que intentaba quitarse de la cabeza aquellos deseos impuros… se volvió a cruzar con aquellos lascivos sentimientos que tanto él provocaba en su psique. Dio un suave cabezazo contra la pared, intentando calmar su respiración.
—¿Debería?, no creo que pase algo malo por una última vez… ¿última? —Pedía ayuda para encontrar una respuesta divina ante tal difícil situación—
Pensaba, imaginaba y eso provocaba en su cuerpo una suavidad acompañada con sensibilidad que la ponía incómoda. Pasaba sus manos por su cuerpo desnudo, recordando aquellas veces donde Edge se encargaba de hacerla cambiar de idea, pero esta vez no era la Neo quien causaba esa sensación. Respirando de forma pesada e irregular, presa del ambiente que se había creado, se secó con la toalla tras ducharse entera. Se cubrió con un albornoz que ofrecía el propio hotel, pero se le había cruzado por su mente una idea, quizá muy atrevida. Armándose de valor, salió del baño sosteniendo ambos lados del albornoz que cubría su cuerpo. Sonrojada, pero lascivia inusual en ella, se acercó a Richard, quien estaba sentado frente a la puerta del baño, revisando algunos documentos que habían traído con ellos.
—Oye…—Llamó su atención, él se giró con una ceja levantada, totalmente inocente—
—¿Pasa algo? —
Y sin esperarlo, dejó caer su albornoz al suelo, revelando su desnudo cuerpo juvenil al muchacho, quien se quedó estático de la sorpresa, dejando caer lo que llevaba en su mano. Pasaron unos segundos en los que, ni él se movía, ni ella sabía que hacer después, provocando de manera inintencionada un momento incómodo. Intentó recoger el albornoz para, de alguna manera, deshacer lo que había hecho, pero Richard volvió en sí, dándose cuenta de lo que ella insinuaba. Se puso de pie rápidamente, sosteniendo suavemente su mano, atrayéndola hasta la cama, dejando caer el albornoz por el camino. Vueltos a sentar en la cama, con ella en su regazo, girada hacia él, evitando el contacto visual, notablemente sonrojada.
—¿No habíamos quedado en algo la última vez? —Preguntó en voz baja, intentando no sonar brusco—
—Lo sé—Respondió, sintiendo algo de frío—Pero…—
—¿Las ganas? —No la dejó terminar, iba a ir directamente al grano. Ella asintió, aún más sonrojada—Relájate, pareces un gato asustado—La besó en la mejilla. Estaba nerviosa, ya que imaginaba que su jugada había salido mal, pero no era así, solamente lo había tomado por sorpresa—
—¿Podemos? —él asintió. No iba a retractarse en ese momento, precisamente porque sería feo de su parte… de alguna manera lo pensaba—
Él se quitó la ropa mientras ella se recostaba a un lado. Sin querer perder un solo segundo de su cuerpo desnudo, la movió rápidamente encima de su torso, de frente a él. Ahora la situación era más íntima, diferente, con un tono más atrevido. Encontraron sus labios de forma torpe y tímida, casi parecía que no sabían cómo continuar, aun dejando seguir a sus propios instintos. Encendiéndose su bombilla como si de un inventor se tratara, dejó caer a la pelirrosa en la cama, bocarriba, con las piernas ligeramente abiertas.
—Concéntrate en esto—Le dijo en voz baja. Aelita no sabía qué iba a hacer y solamente lo dejó hacer. Él bajó por su torso con un suave camino de besos desde su pecho, pasando por su ombligo y terminando en su vientre. Sintió, en ese momento, una lengua que tocaba con su sexo en un movimiento que ella no se esperaba. Puso sus manos en el pelo de él, contrayendo su cuerpo con un suspiro ahogado. Cada movimiento, cada succión, cada tacto se sentía como una nueva e inesperada experiencia. Suspiraba con fuerza, intentando no hacer ruido para no llamar la atención de nadie.
Él, de alguna manera, lo tenía controlado, y dejó de hacer cuando ella estuvo a punto de acabar. Aelita lo miró con curiosidad, viendo como él movía su cuerpo hasta dejar pasar sus piernas por lado de su cadera. Mientras buscaba algo en su mochila, movía su cadera de forma circular, intencionadamente provocando respingos en ella, pues solo el tacto de su miembro con el exterior de su sexo era suficiente para ponerla expectante de lo que seguía. Ella, quizá esperando algo de dolor, como la última vez, tenía sus manos apoyadas en los muslos de aquel, pero…
—¿Quieres probar a ponerlo? —Sacando un cuadradito de aluminio de su mochila, lo abrió con mucho cuidado, revelando el preservativo—No es difícil.
Aelita alzó el torso ligeramente, tomando el preservativo con sus manos. Siguiendo instrucciones de Richard, usando sus manos, puso el preservativo con cuidado, sintiendo el erecto miembro del pelirrojo, que palpitaba con cada tacto suyo. Se dejó caer otra vez, apretando con suavidad las sábanas, mientras su compañero rozaba el miembro contra su sexo en un movimiento de péndulo agotador para su resistencia. Usando una mano para guiarlo, puso el mismo en la parte inferior de los labios, presionando con su cadera, suave, con un movimiento de péndulo que poco a poco iba más profundo, hasta que sintió su cadera chocar con la de él.
Esta vez no era doloroso, era diferente, más cálido, más… excitante. Lascivia era el mejor adjetivo para describir la situación. Ella movía su cadera al contrario que él, acompañando el movimiento que el mismo muchacho seguía. Se apoyó en el colchón, entrelazando sus manos con las de él. Se movía lento, pero con un acabado fuerte. Ella gemía por el ligero golpeteo de sus caderas y la sensación de algo entrando y saliendo. Acercó sus labios a los de él, besándolo erráticamente al compás de cada impacto. La cama rechinaba, siendo espectadora de la escena, escuchando los ahogados gemidos de la pelirrosa, sintiendo la pesada respiración de él. No hacía falta mucha palabrería para saber lo que el otro quería.
Richard aumentó la velocidad de su propia cadera, aumentando el sonido y la frecuencia del golpeteo de su cadera con la de ella. Previendo lo que iba a pasar, alcanzó el albornoz con un hábil movimiento y lo puso bajo ella, aprovechando que su cadera estaba casi en el aire. Cuando quería preguntarle cómo estaba, vio que su cuerpo se retraía, sintiendo unas uñas penetrar la piel de sus muslos, con un líquido caliente empapar su cadera y el albornoz bajo de ella, soltando un sonoro gemido involuntario. Había obtenido su respuesta, así que aumentó el movimiento, aun cuando ella pedía un pequeño descanso, pero ya estaba cerca. Cuando parecía que la pelirrosa iba a protestar por algo, él dio un último agresivo movimiento de su cadera, sintiendo un tope que casi parecía penetrar también, palpitando dentro del preservativo lo suficiente para llenar la punta de forma notable.
Se separó de ella con suavidad, dejándola caer sobre la cama y el albornoz. Jadeando con fuerza, retiró el preservativo, amarrándolo con un nudo y dejándolo encima de la cama. Aelita lo tomó mientras jadeaba. Caliente, mojado y… raro.
Sin decirse mucho, él buscó algunas toallas para limpiarse.
—¿Te hice daño? —Preguntó luego de secarse. Se había dado cuenta que, al final del todo, ella parecía querer parar—
—Al final, solamente—Dijo con jadeo—Pero… estuvo bien —Se sentía más relajada. Intentó ponerse de pie, pero tambaleaba—Joder…—
—No te preocupes—
La ayudó a limpiarse y cambiarse de ropa. Tras comprobar que la cama no estaba húmeda, se recostaron en ellas tras asearse respectivamente. No tenían mucho que decirse en ese momento, solamente disfrutaban de la presencia del otro sin mucha preocupación.
Sin darse cuenta, durmieron.
Aelita despertó, pronto en la mañana, a decir verdad, y se preparó para otro día. Se fijó en la escena que había montada en ese momento, justo antes de entrar al baño, se giró hacia la cama; la ropa de ambos estaba a un lado, con el albornoz de ella tirado por el suelo en algún lugar. Se sonrojó, pero dejó de pensar en ello tras volverse a duchar y cambiarse de ropa… Richard no parecía haber despertado, y no había demasiada prisa, así que buscaría a Edge. Bajando por los pasillos del hotel, se encontró con la habitación donde ella se hospedaba y, usando la tarjeta que la misma Edge le había dejado, entró, encontrándose con la misma Neo saliendo de la ducha. Xana se apareció como un ente humanoide en frente de ella, de su mismo tamaño, intentando imitarla sin mucho éxito, pues era totalmente incoloro.
—Despertaste pronto—Dijo la albina, dejando la toalla a un lado mientras Aelita se sentaba en su cama, viéndola de medio lado—
—Que envidia…—Veía el cuerpo de Edge, uno tan… perfecto, con facciones y medidas muy perfeccionadas—
—No deberías tenerla, a mí me hicieron así—Entendía a lo que se refería, pero aun así…—
—¿Qué tal anoche con Richard? —Musitó la IA, Xana, por lo bajo, viendo como ambas lo escuchaban—¿Te hice daño? —En tono burlón. Aelita se sonrojó al darse cuenta de que Xana había visto todo. Intentó atraparlo, pero no había manera de ponerle la mano encima físicamente, en su lugar, la figura se reía con fuerza—
—Cotilla—Le dijo—No me hizo daño… con mala intención—Esperaba que la Neo lo entendiese, pero ya parecía haber procesado lo que Xana había dicho—
—Ni pienses en volver a pedirme que os borre la memoria—Avisó, poniéndose su ropa interior—Esto lo vas a recordar—
—Tranquila, lo había asimilado—Suspiró—Cambiando de tema, ¿qué plan tienes para hoy cuando estés con ellos? —
—Supongo que… ninguno en especial. Me limitaré a cuidar de Hebe y a investigar lo que pueda de las aberraciones, con algo de suerte puedo sacar algo en claro para ayudarla a ella—
—Por otro lado, debemos investigar exactamente qué facción de la iglesia es la que anda metida en este tema para evitarlos o atacarlos llegados el momento—Secundó Xana—El asesinar a los del proyecto Cartago tendrá que esperar un tiempo hasta que tengamos una excusa para ir a los países donde estos se encuentran—
Sin más que decir, Aelita ayudó a Edge a recoger sus cosas mientras esta se vestía. Se fijó, al acabar, de un hermoso vestido negro, largo, de manga larga y de tela fina, pero resistente, con unos zapatos deportivos del mismo color que, si bien eran fuera de lugar, disimulaban bastante bien lo que eran. Debajo del vestido llevaba un short negro y un sujetador deportivo. Quizá era una ropa bastante simple, pero una que le daba libertad de movimiento para un momento importante.
—Te ves bastante bien, hace… bastante bien el contraste de blanco y negro—La Neo dio un giro sobre si misma—
—Gracias—
Tras esperar a Richard, bajaron a desayunar algo en un café de las cercanías. Sophie no parecía haber despertado, pero no era problema, podían esperarla. Mientras esperaban su desayuno, Edge tomó prestado un periódico de la barra, uno de ese mismo día donde había un titular llamativo: "Desastre en Ostrava", viéndose con detalle una zona que abarcaba un sexto de la ciudad consumidas por las llamas, pero también por una gran explosión. Según el mismo periódico, esto había ocurrido hacía unos días y las autoridades parecían sospechar de un ataque terrorista. Una nota al final, que citaba a un superviviente, leía; "Escuchamos primero la risa de una niña, era muy sonora y rebotaba por toda la calle… una hora después, escuchamos un edificio colapsar seguido de una explosión y un gran temblor… seguido de la risa de un niño que siguió a un gran incendio"
—Es demasiado específico para ser algo normal—Dijo Edge, enseñándoles la nota—
—¿Crees que sean dos aberraciones? —
—Maldito el día en el que aprendimos que eso existía—Cerró el periódico con rabia, dejándolo en su sitio—¿Por qué no puede estar todo tranquilo de una vez? —
—Tranquila, ya leíste la noticia, está muy lejos de Hannover, no creo que os afecte en algo—Siguió Richard, bebiendo de su café—
—Vamos a esperar que, por una vez, esto no nos afecte—Sin pensar mucho en ello, desayunaron con calma, disfrutando del tiempo en la ciudad—
Sophie apareció tiempo después, pero ya cuando iban a irse. Debían separar sus caminos de Edge, quien iría a la estación de trenes a comenzar su travesía para llegar a Hannover; Debía tomar varios trenes y, luego, un taxi para llegar al hotel donde se iba a hospedar la banda.
—Espero que el concierto de ellos salga bien—Dijo la mánager—El festival nuestro ha sido un éxito—
—Yo cuidaré de ellos, solamente… tengo un mal presentimiento por una vez—Asintió la Neo—No debí haber leído ese periódico—
—No te preocupes, recuerda que este tipo de cosas puedes manejarlas con facilidad—Indicó Aelita, dándole un beso en la mejilla—Avísame si ocurre algo fuera de lo común—
Tras dejarla en la estación de trenes, ahorrándole algo de camino, Edge, junto con Xana, comenzaron su pequeña travesía.
Hannover, Alemania. Medio día.
Una que no duro mucho, pero fue lo suficientemente larga para terminar siendo aburrida, ya que el paisaje era casi el mismo, no parecía impresionarla.
Llegó a la estación de trenes de la ciudad alemana, saliendo del mismo, encontrándose con la atestada ciudad. Sabía de memoria la dirección del hotel, así que, al no ver ningún taxi en las cercanías, se dispuso a hacerlo a pie, pero a toda velocidad. Saltando por las calles, aceras, muros, casas y cualquier obstáculo que pudiera ponerse en su camino, casi cuarenta minutos de alta velocidad le valieron para llegar al hotel, un rato antes que la propia banda. Tenía una habitación para ella también, pero…
—¿Esto está bajo control de Gaia? —Pensó en voz alta, viendo un pequeño cuadro con el escudo de la corporación; al árbol del sauce llorón. El recepcionista se puso de pie, viendo que lo había reconocido—
—¿Perteneces a la corporación? —Edge negó con la cabeza—
—Pero conozco a su líder, Lisa, no te preocupes—Ahora debía tener cuidado con sus pasos y sus acciones, estaba en territorio de Gaia y no sabía qué tan bien era bienvenida—
Tras indicarles quién era, le dieron la llave de su habitación y subió hasta esta, solamente para ver qué tenía; Simple, una cama, un armario pequeño y un escritorio junto con un baño y una bañera de considerable tamaño, teniendo en cuenta la simpleza de la habitación. No dejó nada en ella, pues aún debía esperar a la banda y saber qué harían después.
Bajó hasta la calle, apoyándose en una farola mientras veía pasar los coches, notando, al cabo de un rato, que uno parecía tener una presencia muy familiar, y, en efecto, se trataba de la banda junto con un pequeño grupo de personas y un montón de cajas de color negro donde guardaban el equipo y algunos instrumentos.
—¿Nos sigues? —Preguntó amistosamente uno de ellos al verla—
—Más bien me obligan—Respondió sin mucho interés—¿Os ayudo? —
—No hace falta, esto lo dejaremos más tarde en el recinto donde daremos el concierto—Edge asintió—
Entró con la banda hasta el hotel, ayudándoles a dejar algunas cosas en su respectiva habitación.
—¿Cómo ha ido el festival? —Preguntó Luc, sacando algo de su mochila—
—Mucha gente, mucho alcohol, muchas drogas, mucho calor… ¿supongo que lo normal? —El resto se echó a reír por lo bajo mientras asentía—Este concierto debería ir como cualquier otro, así que estad tranquilos—
—No es como que haya ocurrido un atentado terrorista hace poco—Se cuestionó Bastián, recordándole lo que había ocurrido en la ciudad fronteriza de Chequia—
—No es algo que me preocupe—Mintió, y Hebe se dio cuenta. Ellos no sabían sobre el tema de las aberraciones, así que iba a ocultárselos por el momento. Realmente no se esperaba ningún altercado esos días y, a decir verdad, podía intentar evitarlos.
Al cabo de un rato, salieron del hotel, viendo a un grupo de personas jóvenes quienes ya los esperaban para conocerlos, pues tenían un álbum en sus manos que Edge reconoció de ellos, así que se mantuvo al margen de eso, cuidando de las cercanías por si algún efectivo sospechoso se hacía presente.
Los acompañó, en segundo plano, pues iba por su cuenta, a que conocieran la ciudad junto con personal de la banda que no estaban ocupados, a decir verdad, era hora de comer para todos, y eso iban a hacer. Se pararon en un pasaje comercial lleno de algunos restaurantes que tenían buen aspecto.
Se sentaron, pidieron y contemplaron en festivo y caluroso ambiente de un verano en el país bávaro.
Edge, usando su habilidad para que su presencia no fuese notable, se limitaba a estudiar a Hebe, en la cercanía. No parecía ser un día especial para ella, ni parecía muy concentrada o emocionada, en su lugar, parecía cansada, preocupada y algo desmotivada. No hablaba con ninguno de sus compañeros y no había dicho casi ninguna palabra desde que habían llegado y eso parecía ser su comportamiento habitual, quizá algo paranoica.
—Hay algo que se me escapa—Dijo a su virtual compañera, quien podía ver pululando por las cercanías, molestando a las personas que usaban algo electrónico—¿Por qué ese comportamiento? —
—¿Quizá usa drogas? —Indicó—Podrías preguntarle—
—No creo que diga la verdad, le intimido demasiado—Dijo—Pero… no es una teoría muy loca—
—Bueno, tampoco es una teoría muy loca el hecho de que Gaia nos esté vigilando—Xana era muy difícil de ver a simple vista, pues podía camuflar su presencia con éxito incluso en sitios con mucha luz—Hay una persona importante en las cercanías que quizá quieras dialogar—
—¿Una persona? —
—Si no estoy mal, parece que esa presencia es la de Maersk—
—Debería aprovechar y preguntarle sobre mi memoria—Dijo, poniéndose de pie—¿Puedes hacer guardia aquí y cuidar de ella?, si algo pasa vendré de inmediato—Xana asintió, podía hacer eso sin ningún problema—
Tras seguir las indicaciones de su compañera, dio con un centro comercial solamente un par de calles abajo, era amplio y grande en comparación de los interminables pasajes comerciales que tenía la ciudad. Entró, ocultando lo más posible su presencia, buscando a una persona a la que no le era fácil ocultarse. Una chica pelinegra, acompañada de un par de jóvenes de su edad, se hizo ver saliendo de un local de bebidas. No iba a asustarla, no era su intención crear un ambiente hostil, ni iba a pedírselo a las malas, quería… dialogar con ella, aunque fuera por una vez. Se quedó en una esquina por la que iban a pasar y, cuando estuvo a unos metros, se dejó ver, dándole un mal susto a la chica, parecía casi entrar en pánico solamente de verla.
—Maersk, ¿puedo hablar contigo? —La chica no parecía entrar en razón. Estaba en una mezcla en bucle de sus emociones; pánico, miedo, asco, terror… ¿Qué hacía ahí Edge? —Es por algo por lo que me han dicho que tienes—
—¡VETE! —Aún sin ver ningún signo de hostilidad en Edge, sacó una navaja de su pantalón, una pequeña, pero filosa. Se lanzó con gran velocidad sobre ella. Definitivamente no quería verla. Un buen movimiento cortó superficialmente la mejilla izquierda de la Neo, quien respondió con una patada en el vientre para inmovilizarla y, en efecto, marcharse. No iba a pelearse con ella ahí, ya habían peleado en el pasado, pero esa reacción…—
Volvió con Xana al cabo de pocos minutos, viendo como esta estaba en la entrada, imitando la forma de un cartel que mostraba el menú del día… un curioso camuflaje. La IA volvió con ella.
—No salió bien, ¿eh? —Le dijo la IA, Edge suspiró—
—Se puso como loca y me atacó sin darme alguna razón, me dijo que me fuera—Alguien que lo había notado, se acercó desde el interior, Hebe—
—¿Por qué sangras en la mejilla? —Le preguntó con preocupación, dándole una servilleta para limpiarse, la cual Edge asintió—
—Una persona que quería pedirle un favor, pero… salió mal la conversación—Le dijo—Espero que no me cause algún problema—Le indicó no preocuparse y seguir con sus compañeros, a los cuales les indicó no preocuparse—Maldita cría—Refiriéndose a Maersk—
—Bueno, no te preocupes más por ella, si quieren algo de pelea pueden venir a buscarla.
Si bien difícilmente estaba de acuerdo con las intenciones bélicas de Xana, esta era una de esas ocasiones en las que debía tenerla en cuenta.
Si querer darle más vueltas al asunto, se quedó en las cercanías vigilando a la banda. En la tarde, cuando ya estaban en el recinto ferial donde sería el concierto, Edge se limitaba a revisar las cercanías e investigaba cada aspecto de las personas presentes… no estaba buscando personas hostiles en ese momento, solamente estaba buscando perfiles diferentes para comprarlos a su gusto.
Bajó hasta un camerino improvisado donde estaba la banda, ya preparada para dar un concierto ante unas mil o dos mil personas que se apersonaban en el recinto, algunas las cuales entraban poco a poco. Se encontraba en la puerta mientras ellos se preparaban y afinaban sus instrumentos.
—Hebe, ¿estás bien? —Preguntó Sylvie al ver que la misma se tapaba los oídos con fuerza, apretando su rostro como si estuviera sintiendo un insoportable sonido que el resto no. Edge se giró hacia ellos—
—¿No escucháis ese canto horrible? —Preguntó con voz rota. Edge se extrañó y, como el resto, negó con la cabeza—
—¿Un canto? —Se preguntaron ellos. Un sólido minuto después, casi como si fuera una revelación desde el más allá, una pareja de niños, de no más de unos ocho años, salieron de entre la multitud con un canto extraño en un idioma que ninguno entendía, parecía una lengua eslava. Ellos corrían mientras cantaban, deteniendo su camino en la puerta del camerino—
—¡Son ellos! —Gritaron al unísono en un idioma que entendían, entrando, acercándose a Hebe, quien se llevó un gran susto… reconociendo el origen del insoportable, para ella, canto—
—¿Cómo habéis entrado? —Preguntó Edge, no recordando haber visto a esos niños en la cercanía hacía unos minutos—
—Solamente entramos—Dijo la niña—
—Y nadie nos detuvo—Siguió el niño. Como si fueran una extensión del otro, se movían y comportaban con una gran armonía… una que Edge notó muy sospechosa—Además, buscábamos a esta chica. Su canto es espectacular ¡Y la gente se comporta como ella quiera! —
Edge no necesitaba más pruebas; parecían ser los niños que el periódico mencionaba.
—¿No os afecta? —Preguntó Edge, acercándose a ellos de manera amistosa—
—No—Respondieron a la vez—¡Pero canta hermoso! —
—¿Verdad? —Respondió esta, más amistosa. Parecía que los niños habían visto algo en ella también—
—¡Eres tremenda! —A la vez, de nuevo—¡Ven con nosotros! —
—Ahora os alcanzo—Dejando que se fueran a algún lado, vieron como Edge cerraba el camerino al perderlos de vista entre el infinito recinto—Joder, joder, joder…—
—¿Qué ha sido eso? —Preguntó Bastián, nervioso por la reacción de Edge y Hebe—¿Hola? —Las veía a ambas, procesando la información recibida—
—Ellos… ¿son también…? —Preguntó la chica, nerviosa, intentando calmarse—
—Sí, estoy completamente segura de que son como tú, por eso no les afecta tu canto y por eso te han encontrado tan fácil—Secundó la Neo, pensando cómo seguir desde ahí—Si esos son los niños que mencionaba el periódico, no puedo dejar que hagan de las suyas—
—Pero ¿y si los sigue la…? —Edge la detuvo, no tenía que decirlo—
—Me encargaré de todo, tú concéntrate en el concierto, ¿vale? —Salió del camerino sin esperar una respuesta—Maldigo mi suerte algunas veces—Dijo a la IA—
—Por un momento pensé que íbamos a explotar ahí mismo—Respondió en un tono jocoso—¿Qué harás? —
—No voy a poder sola si la iglesia va tras ellos dos, irán también tras Hebe… debo separarlos—Se quedó en el escenario, viendo como algunas personas entraban—Tengo que pedir ayuda de Zack para esto—
Pensó en él, pues conocía también cómo ver aquellas cosas que la gente normal no, y solo le bastaba una explicación rápida para entender el tema tras el que quería ayuda. Llamó al centro de desarrollo, hablando con su responsable.
—¿No nos estarás metiendo en algo que no nos incumbe, Edge? —Cuestionó Davenport, no muy seguro de la petición—
—No tengo otra opción mejor que él, solo será por un par de días hasta que vuelvan a París… lo prometo. No lo meteré en ningún lio—
—Me preocupa más esa facción de la iglesia que mencionas, no recuerdo haber escuchado nada de eso—
—Es algo nuevo para mí también, pero no quiero pelearme con ellos, sin embargo, estoy protegiendo a una de esas personas que puede ser su objetivo y… ah…—
—No desesperes, lo enviaré a tu ubicación ahora mismo. No debería tardar mucho, pero recuerda: no lo metas en ninguna disputa de terceros, que se mantenga al margen a no ser que lo ataquen—
Tras acordar los términos con Davenport, colgó la llamada y salió en la búsqueda de los niños, a los que encontró en un puesto de comida fuera del recinto; estaban de pie frente a un cartel que anunciaba los menús y los platos, pero no se trataba más que de un local de comida rápida.
—Que rápidos sois—Les dijo, tomándolos por sorpresa—
—¡Eres tú! —Al unísono—¿Qué podemos tomar? —
—Lo que queráis—Les dijo—Yo os invito—Iba a hacer cualquier cosa para mantener a esos niños vigilados hasta tener en claro que ellos eran el objetivo. Sinceramente, lo parecían—
No tenía hambre realmente, había comido algo hacía poco, pero tomó algo rápido para no levantar mucha sospecha de ellos. Se sentaron en una mesa libre.
—Iré a vigilar a Hebe—Dijo la IA, marchándose como un humo centellante en el suelo—
—Y… bueno, ¿de dónde venís? —
—Chequia—Dijeron al unísono—Dejamos nuestro barrio bocabajo porque no nos merecían—
—Ah, fuisteis vosotros—Respondió ya con esa duda fuera—¿Por qué? —
—Nuestros padres eran muy groseros con nosotros, nos hacían daño porque si—Dijo la chica—
—Daño…—Se dijo a sí misma—¿Quizá abuso? —Pensó—
—Y cuando quisieron hacernos mucho daño… escapamos, algo nos permitió hacerlo—Siguió el niño—
—¿Qué es ese algo?, ¿y por qué buscabais a Hebe? —
—Dijo que era un hada, ¡La vimos en un sueño! —Respondieron al unísono—
—Nos dijo que, si ella reía con fuerza, yo podía seguirla luego cuando el suelo se sacudiese como si fuese un perrito mojado y… ¡explotar! —
¿Un hada?, ¿en un sueño?... sin mencionar ese críptico mensaje que les dio, siguiendo con sus poderes… un despertar de unas aberraciones muy… poderosas, pero había algo raro en ellas: su energía tenía muchos picos. Edge creía que, cuando una persona estaba cerca de su muerte, esos picos se volvían muy frecuentes porque perdía estabilidad. Los había visto en Aelita, pero muy, muy pequeños. En Hebe igual, mucho más notables, pero en ellos dos… su energía eran picos constantes… era muy evidente que, si ser aberraciones acortaba su vida, ellos no es que tuvieran una esperanza muy grande.
—¿Cómo os llamáis? —Eso los hizo quedarse en silencio—¿No lo recordáis? —
—…no—Parecían en shock, no recordaban sus nombres reales—
—¿No lleváis nada encima? —
No tenían más que una mochila pequeña donde tenían botellas plásticas de agua, sus ropas estaban algo sucias y… Edge se hizo una idea rápida.
—No pasa nada, ¿qué tal si pensamos en unos nuevos? —
—¿Eso está bien? —Preguntó la niña, casi sollozando—
—Si, está bien—Se recostó en la silla, sosteniendo con sus manos la bebida que aún reposaba en la mesa—Que tal… Fobos—Mirando a la niña—y Deimos—Miró al niño—Son los nombres de dos gemelos que causaban miedo y terror a sus enemigos—
Si bien parecían reticentes a aceptarlo, no costó mucho hacer que se adaptaran, es más, para cuando salieron del local, ya parecían tener alguna dinámica con sus nombres y, teniendo en cuenta lo que había pasado en Ostrava, les pegaba mucho.
Los convenció de volver al concierto, aún con una incógnita por resolver, ¿por qué iban tras Hebe?
—Es que… canta bien y su voz es… hace que la gente se mueva en masa como ella quiera—Edge entendió lo que pretendía decirle—Además, hay… algo en ella que sienta como en casa—
—El ser una aberración—Una voz dentro de Edge; Xana—Por eso lo sienten tan familiar—
—Bueno, pero deberemos tener cuidado, ¿vale? —Ellos asintieron—Si queréis estar conmigo, no os alejéis mucho, estaréis a salvo—
Si bien la respuesta que dieron no parecía muy convincente para Edge, lo dejó pasar; no iba a forzarlos, no parecía ser lo correcto en ese momento.
Volvió al camerino improvisado, viendo como estaban todos esperando fuera, menos Hebe y Bastián, algo que parecía curioso.
—¿Ha pasado algo? —Preguntó de primeras, pues estaban haciendo guardia—
—Se están preparando—Comentó Luc, afinando su instrumento—Cosas de ellos dos—Edge, solamente con su mirada, parecía ponerlo nervioso—¡Pregúntales a ellos! —
—No hace falta—Dijo una voz un poco más animada; Hebe. Edge se fijó, pues quería decirle algo, pero… sus pupilas dilatadas, ligeramente sudorosa y más animada, en comparación a como estaba antes de marchar a buscar a los dos niños… en efecto, parecía que la teoría de Xana cobraba sentido por momentos—¿Pasa algo? —
—Nada, está todo arreglado—Dijo a la chica—Suerte en el concierto—
Rara interacción, pero que no se molestaron en tomar a cuenta. Se acercaron al escenario al anochecer en la ciudad y la música sonó con fuerza.
Mientras ellos tocaban, Edge veía como el público, en efecto, hacía lo que Hebe decía. "Subid las manos" y, todos, prácticamente sin excepción, lo hacían. Los niños pululaban de aquí para allá, sin muchas preocupaciones en esos momentos.
—Que hermosa melodía—Dijo una voz infantil en su espalda, justo antes de colgarse como un mono a su espalda—¿Para qué me necesitas? —
—¿No te afecta su canto? —Preguntó antes de explicarle. Él miró el concierto, pero no parecía entender mucho—
Marcharon al camerino, un poco más silencioso. Explicó, con todos los detalles que sabía, lo de las aberraciones, Hebe y ambos niños que habían aparecido.
—Ahora todo cobra algo de sentido—Dijo—¿Qué quieres que haga? —
—No creo que tenerlos juntos sea buena idea, quiero… marcharme con esos niños hasta saber qué puedo hacer con ellos o ver cómo puedo dejarlos con alguien de forma segura… tengo la teoría, aun así, de que no tienen mucho tiempo de vida—
—También lo viste—Dijo—Vi a esos niños, brillaban como una estrella a punto de apagarse—
—Entonces entiendes mi punto—Se dejó caer en una silla—Este tipo de personas son buscadas por una organización de la iglesia, una facción dentro de ellos que obedecen a Gaia y Guardián que deciden qué hacer con ellos… pero parece que casi siempre los matan y… hay algo que quiero investigar con Hebe, no quiero que le pase nada—
—Entiendo, quieres que cuide de esa persona para que nadie se la robe—Edge asintió—Pero sin meterme con la iglesia—
—No creo que la Iglesia sea nuestro problema con ella… sino por esos niños—
Tras robar algo de beber del catering, siguieron disfrutando de la música mientras estudiaban el cómo la energía de Hebe interactuaba con todos… incluso parecía que Zack se hacía una idea más detallada que Edge, pero era pronto para saberlo a ciencia cierta, había muchos factores para tener en cuenta, el más importante; parecía estar bajo el efecto de alguna sustancia ilícita, ya que su comportamiento, al igual que su reacción fisiológica no eran para nada habituales en ella.
Hubo un interludio donde ambos notaron algo muy curioso; la banda, salvo Hebe, se retiró para reponer fuerza, pero ella… seguía en el escenario mientras tarareaba algo, ¿estaba siendo consciente de lo que hacía?, parecía querer controlar al público, estaba moviendo sus manos suavemente, viendo como incluso la propia seguridad le hacía caso, siempre y cuando mantuviera un hilo de voz activo.
—Ella es muy peligrosa… suerte que es cantante y no política—Comentó el muchacho, algo aburrido de esperar—
—Voy a intentar algo—
Nadie la vio salir de un lado del escenario, pues camufló su presencia, pero… al llegar tras Hebe, esta pareció llevarse una gran sorpresa, podía verla.
—Sigue cantando—Le dijo, obligándole a girar la cabeza hacia el deseoso público, quienes parecían bajo el trance—
—…Vale—Asintió, curiosa.
Cantó algo suave, una canción que ya habían tocado al tiempo que la imitaba con su guitarra. Edge puso ambas manos cubriendo los oídos de Hebe, no dejándola escuchar nada más que su propia voz. Esta incluso cerró los ojos, dejándole ver a Edge, con una precisión casi molecular, el destino de su poder; iba cargado en las ondas sonoras de manera que penetraba en el cuerpo y cerebro de las personas con una efectividad muy alta, creando un enlace artificial con la chica que duraba unos segundos si ella dejaba de cantar, ya que era un lazo que se debía mantener de manera consciente… curioso, sin embargo, eso no parecía consumir mucha energía de la rubia, quien dejó de cantar, seguido de un aplauso del público.
—Interesante—Se retiró con Zack al ver que la banda volvía, mirándola con una ceja levantada—Sí, es poderosa y muy eficiente—Compartió sus descubrimientos con el chico, quien asintió, confirmando sus sospechas—
—Es una aberración capaz de dominar el mundo. Que grande—
—Ellos, en comparación…—Se fijaron en los niños, quienes parecían disfrutar del espectáculo subidos en una carpa—Pueden destruir de forma estratégica lo que se les dé la gana—
—¿Ya sabes qué harás? —
—Esta noche la tomaremos con calma, seguramente tú irás a París con la Hebe y yo con estos niños a otro lado… quiero hablar con Gaia—
—Gaia… no te quieren mucho para ello—
El espectáculo terminó con un buen vitoreo, un concierto de hora y media con algo de espectáculo de por medio. Volvieron al camerino tras una felicitación de todo el equipo. Edge y Zack los siguieron detrás.
—Buen trabajo, casi parece que os habéis esforzado—En broma, ya que no parecían muy cansados—
—Y que lo digas, casi todo la guitarra y todo—Siguió Luc, riéndose—¿Qué fue eso del interludio? —
—Un experimento, no te preocupes—
—Esas cosas se hacen con autorización previa—Se quejó el batería, airoso—
—Las cosas que haces se…—Al sentir que Zack pellizcaba su mano, hizo silencio. Se vio venir esa pelea sin sentido—
—No me he presentado—Dijo el muchacho tras un momento de confusión—Soy Zack, Edge es mi hermana y estoy por aquí para cubrirla—
—¿Te vas? —Cuestionó Sylvie a Edge al procesar lo dicho—
—En el hotel os lo explicaré—Les dijo—Tiene que ver con esos niños—Su mirada fue de seriedad—Lo siento, pero esto dependerá de varios factores en los que Zack no puede meterse y debo pediros que marchéis a París lo antes posible—
—Y si no puede meterse, ¿para qué viene? —
—Porque hay otros peligros de los que protegeros, no solamente los que vuestro jefe os ha dicho—
Se callaron, pues la capacidad de Zack para ser punzante era muy notable, parecía, incluso, molestar a los chicos.
Edge se alejó de ellos, dejando que Zack los conociera. Los niños fueron a ella con rapidez, parecía haberse ganado su confianza.
—¿Qué haremos ahora?, la noche es joven—Preguntaron al unísono—
—Es media noche, ¿no tenéis sueño? —Se miraron, pero dudaron—Iremos a un hotel, así podéis ducharos y cambiaros de ropa—
Los logró convencer de ir con ella y Zack al hotel. Presentó a los 3, y parecieron llevarse bien de inmediato, pues Zack comenzó a jugar con ellos y corretear por ahí.
Cuando llegaron al hotel, el ambiente no era muy bueno, Hebe parecía tener malacara por alguna dolencia y… estaba nublado, sin mencionar lo más importante:
—Esa anciana no debería estar aquí—Dijo Zack en un susurro. Lisa, junto con dos Pilares y su aprendiz se encontraban esperando—
—Vosotros—Mirando a la banda y al equipo que los acompañaba—Entrad al hotel, Hebe, Zack y nosotros tenemos algo que discutir—Tomó la mano de la rubia con algo de firmeza, tomándola de sorpresa, algo que no gustó a su novio, quien miró con recelo. Se acercaron a la anciana, con distancia, se notaba la hostilidad. Zack, de todos, era el que más vigilante estaba, no se fiaba un pelo de esa anciana—De todas las personas…—Incluso los niños se escondían tras Zack—
—Perdón venir sin avisar, cuando solamente estás de paso—Saludó la anciana, mirándola con tranquilidad—Venía tanto para disculpar a mi aprendiz por su comportamiento como por ellos tres—Señaló a los niños y a Hebe—¿Podemos ir a un lugar más privado? —
—Si insistes—
Tras convencer a los niños de que ella era de fiar, marcharon al interior del hotel, a un recibidor vacío.
—Perdón por la irrupción, de nuevo—Aclaró su voz—Pero me veo en la obligación de hablar contigo, Edge—
—¿Me he metido en algún lío? —
—No, por el momento, pero dependerá de tus acciones, claro está—Sacó una foto de su atuendo—Ellos volaron Poltava, la iglesia está tras ellos dos. Les hemos dicho que se detengan, que están bajo tu cuidado, al igual que Hebe, pero hay… algunas personas no identificadas del todo que no nos hacen caso—
—Están deseosos de ver qué tanto te meterías con ellos en una pelea, quieren verte la cara—Siguió una chica morena, uno de los Pilares que había visto—Y eso es peligroso, hay unos cuantos que tienen un poder similar al nuestro—
—No puedo permitirme meterme en una pelea de alto voltaje—Siguió la albina—¿Por qué se meterían así…? —
—Creen que interfieres con su divina justicia—Siguió la anciana—Edge suspiró, dejándose caer en el suelo, sentándose—
—Esto no tiene sentido…—
—Vosotros, tres, acercaros un momento—Las aberraciones se acercaron, curiosas de esa anciana—¿Cómo os sentís ahora mismo? —
—Molestos—Dijeron los niños—No dejan de perseguirnos—
—Confundida… ¿estoy tan en peligro? —Siguió Hebe—
—Entiendo… me presento. Soy Lisa, ellos son dos Pilares que velan por la seguridad de todos y ella es mi aprendiz, Maersk. Representamos a la Corporación Gaia, nuestro objetivo es devolver a la madre Gaia lo que es suyo por derecho, pero, en el transcurso, queremos ver lo que ella es capaz de crear, cosas como vosotros, sois impresionantes, pero también peligrosos—
—Peligrosos somos todos—Siguió el muchacho, algo alejado de la conversación—
—Sí, pero es nuestro deber que ellos no representen un peligro y darles las herramientas para ello, por eso quiero encargarte una tarea, Edge—La albina la miró—Por favor, investiga cómo controlar artificialmente su energía, investiga, averigua, crea una manera de estabilizarla. No importa qué deber hacer o a cuántos debes secuestrar o hacerte amigos de ellos… es por un bien común, tanto para ellos como para nosotros. No tiene nada que ver con la corporación, esto… es una petición personal—Se puso de pie la Neo, acercándose—
—Acepto, lo estoy haciendo igualmente, porque… quiero estabilizarla a ella—Miró a Hebe de reojo. Lisa sonrió de medio lado—
—Me alegro… —Miró a los niños—Tengo algo para vosotros—Sacó, uno de los pilares, un par de bolsas plásticas que tenían algo de ropa y cosas para ellos—Hemos investigado sobre lo que vuestros padres hacían y lo que ha pasado, así que… os aseguro que, si estáis con ella o con nosotros, estaréis a salvo de esos salvajes—
Ellos agradecieron. Hebe no tuvo mucho por su parte, Gaia parecía estar expectante del futuro. Los dejaron marchar, indicándole a la chica llevar a los niños a la habitación de Edge para que se cambiasen de ropa. En el lugar, solo quedaron Gaia y los dos Neo.
—Primero lo primero—Carraspeó Lisa, mirando a su aprendiz—
—Me… disculpo por lo de esta tarde, me pillaste con la guardia baja—Hizo una ligera reverencia. Tenía una pequeña marca enrojecida en su cuello y su rostro ligeramente hinchado, como si hubiera llorado—
—Me imaginaba que no querías hablar conmigo—Dijo la Neo—Solo quería preguntarte por mi memoria—
—Sí, me dijeron que lo estabas buscando—Sacó de su mochila un contenedor metálico, un cuadrito que contenía una memoria USB—Esto nos fue entregado a nosotros por el profesor Albretch hace mucho tiempo, lo teníamos almacenado junto con algunos archivos secretos… supongo que te pertenece—
—¿Puedo tomarlo? —Ella asintió. Tomó la memoria y, tras comprobar que no estaba vacía, la guardó—¿Qué quieres a cambio? —
—Te lo daba como disculpa—
—No, de verdad… ¿qué buscas a cambio? Tú cuidabas de ello—
—SI puedo pedir algo… sería que cuidases de esos tres lo más que puedas. No soporto ver más aberraciones ser asesinadas sin razón—Edge asintió, era algo razonable—
—Hemos intentado por todos los medios, pero algunos… son irrecuperables—Secundó un Pilar—
—Por otro lado, ¿qué plan tienes con ellos? —Centró el tema de conversación la anciana—
—Separarlos, Zack se irá con Hebe a París y ahí estarán a salvo. Yo me iré con ellos lejos de aquí, tengo que estudiarlos porque… no creo que les quede mucho de vida, su mecha se quema muy rápido—
—Lo notaste, es un avance—Suspiró—Si les pasa algo, que nadie los encuentre y que sea lo más humano posible, por favor—Pidió de corazón. Edge asintió, lo recordaría—Intenta salvarlos, aunque las posibilidades sean matemáticamente imposibles—
—No puedo hacer milagros y… creo que la Cuna no quiere saber nada de estas personas por el momento—
—Porque no las considera humanas—Eso abrió los ojos de Edge—Se creó basándose en cuatro personalidades; la mía, la de Mihaly y nuestros aprendices en ese momento. Mihaly no los considera humanos, sino monstruos a los que adaptar, como si fueran salvajes incivilizados. Tienes que convencer a la Cuna del Deseo de que ellos son tan humanos y capaces como tú o nosotros, de otra manera, cuando pidas un deseo, te lo negarán y te castigarán—
Ahora todo tenía sentido para Edge; no le dejaba pedir un deseo para Hebe, porque la parte correspondiente a Mihaly se lo impedía y, debía cambiarlo de una manera u otra, pero no podía hablar con ellos, quizá tenía que ver con el hecho de que no la consideraran humana tampoco.
—Por favor, muchachos, cuidaros. Tiempos buenos vendrán—Recibieron un regalo de Gaia; un llavero metálico en forma de hoja que usaban los empleados como talismán de buena suerte—
Salieron de la sala privada y subieron por los pasillos a solas ambos Neo.
—¿Qué harás? —Preguntó a su hermano—
—No tengo sueño, he dormido hoy. Pulular por ahí en las cercanías—
—No te metas en problemas, recuerda que tienes una habitación aquí—Él se echó a reír—
—Tú no te quemes mucho la cabeza con este tema, te resta días de vida—
Entró a su habitación y vio a ambos niños mirando por la ventana, ahora vestían un pijama de una sola pieza de color azul oscuro, un regalo de Gaia junto con algunas prendas de ropa más y algo para asearse. Estaban cansados, pero algo preocupados.
—Ya he vuelto—Anunció, dejando sus cosas en una mesa—
—Dime, ¿hemos hecho algo malo? —Preguntó la niña, algo rota—
—Lo bueno y lo malo no importa en este momento—Respondió como pudo—Habéis hecho lo correcto hasta ahora, sobre todo al venir aquí—
—Es que esa anciana parecía que nos quería regañar—
—No, ella es así, créeme, he tratado mucho con ella—Debía tranquilizarla—Vamos a ducharnos, anda—
Aprovechando que la bañera era amplia, la llenó y, usando algunas bolas de jabón especiales, hizo burbujas. Los niños parecían más tranquilos, distrayéndose con su baño de burbujas.
—Se te dan bien los niños, Edge—Dijo Xana dentro de su cabeza—
—Ellos no tienen la culpa de lo que les pasó, no lo entienden… algo me dice que debo proteger su inocencia—
—Eso te vuelve más humana que la mayoría—
No escuchó más la voz de su compañera durante un rato. Tras secarlos y ayudarlos a cambiarse de ropa para dormir, ya en cama, juntos ambos hermanos, cerró todas las ventanas.
—Estaré arriba del todo cuidando de que nada ni nadie os molesta ¿vale?, vosotros dormir y si algo pasa, os enseñé cómo contactarme, vendré en ese momento—
Ellos, antes de marcharse, pidieron un abrazo antes de dormir, algo que Edge accedió. Salió de la habitación tras comprobar que se habían dormido, cerrando con llave. Xana la acompañaba como un espectro que pululaba por ahí, pero en silencio. Llegaron a la azotea, alta, improvisada para antenas y poco más, pero con espacio suficiente para quitarse los zapatos, dejarlos a un lado y, aprovechando la humedad, usó electricidad para crear un "suelo" artificial, todo gracias a una fina capa de un potente campo magnético que usaba la resistencia del aire y la gravedad para poder estar suspendida sin problema. Danzaba sin música, con su hermoso vestido que nadie, salvo Aelita, había notado. Se movía con el viento de una posible tormenta. Danzaba a la par del viento, el mismo que enfriaba su cuerpo y la calmaba como una canción de cuna.
Casi una hora que pasó danzando, terminó con ella sentada en la nada, siguiendo el rastro de Zack, quien pululaba a gran velocidad por la ciudad alemana, quizá aprendiendo aún del entorno que lo rodeaba. Xana no encontró ningún peligro evidente en las cercanías y, quizá por esa noche, podría descansar algo. Se puso de pie, bajando por las escaleras del hotel. Pasando por uno de los pasillos oscuros, a altas horas de la noche, se encontró con la tambaleante y confundida figura de Hebe, quien apenas estaba vestida; una falda corta, sujetador suelto y solamente uno de sus zapatos. Tenía el pelo hecho un desastre y alguna marca de abuso en su cuerpo, parecía incluso borracha y drogada. La tomo con sus manos.
—Mira lo que hacen contigo—Le dijo—Vendrás conmigo—La arrastró hasta la habitación de Zack, una que parecía que no se iba a usar esa noche. La dejó en la cama, desnudándola.
La llevó a la ducha, quitándole todo rastro de sustancias que pudiese llevar impregnadas en ese momento. Tras lavarla bien, pues se había dormido, la dejó en la bañera con el agua caliente, ligeramente electrificada, aumentando artificialmente el proceso del metabolismo sanguíneo para eliminar todo el rastro del abuso de toxinas, que eran unas cuantas.
Tenía el cuerpo ligeramente morado, pero ya libre de toxinas y cosas malas, incluso libre de alcohol, uno que la había emborrachado. Tras secarla, la vistió con lo que llevaba y la dejó sobre la cama, apoyada sobre su regazo mientras intentaba volver a estabilizar la mente de esa pobre alma.
Escuchaba a alguien borracho llamar el nombre de ella, pero no le hizo caso, es más, insonorizó la habitación, pero la persona gritaba más y, con miedo de que los niños pudiesen causar un desastre, salió de la habitación, encontrándose con un borracho y, también drogado Bastián.
—Como los despiertes te voy a mandar a la edad de piedra—Le dijo, amenazante, pero las drogas que llevaba encima no lo hacían verlo como tal—
—No son tuyos—Dijo con dificultad, con la mirada apretada y un poco perdido—¿Dónde está esa? —Refiriéndose a Hebe evidentemente—
—Recuperándose de lo que le ha pasado hoy—Dijo—MDMA, alcohol, escopolamina… ¿qué te pasa con ella? —Él, de hecho, estaba bajos los efectos de alguna droga diferente, estaba… raro—
—Lo que le pasa es que cree que Hebe es un juguete que puede usar a su placer—Respondió con seriedad un ser antagónico, Xana, mostrándose a si mismo como una monstruosa figura a la sombra de Edge—Y eso no debería ser—
—¿Por qué no?, eres un mierda—Cuestionó Bastián, enfadado—Ella es mía, con ella gano la pasta que se me de la gana y la violo como se me dé la gana—
—Que los niños y los borrachos dicen la verdad… parece ser verdad, también—Secundó la Neo, molesta—Xana, mándalo a dormir, haz lo que quieras con él, pero que parezca natural—
—A sus órdenes—Respondió con atrevimiento, moviéndose rápidamente hasta entrar en el cuerpo de Bastián, controlándolo y volviendo a la propia habitación—
Edge se aseguró que tanto Fobos y Deimos, como Hebe, siguieran dormidos, sellando ambas habitaciones para evitar intrusos. Aún así, con tanta seguridad, tenía un raro presentimiento, uno que… le hacía pensar que la estaban observando. Volvió a la azotea, cubriendo con un escudo de energía todo el hotel.
En la lejanía, mirando con deseo, sosteniendo con su mano derecha un dije (cruz), y en la izquierda una espada corta de color dorado, observaba a la Neo, mientras esta no parecía notar su presencia.
—Mi sagrado destino, mi orden moral… EXTIRPAR LA IMPUREZA DE LA HUMANIDAD—
Levantó la espada en el aire, provocando una relampagueante reacción.
Iba a retar a la segunda de los Neo a una pelea, era parte de la impureza que impregnaba la humanidad.
—CONTINUARÁ—
Próximo capítulo: La impureza de la humanidad
Gracias por leer, espero que el capítulo sea de vuestro agrado.
Fin de año, fin del capítulo, pero no fin de la historia. Espero que todo os vaya bien. ¿Yo?, poco que contar, sacando tiempo para escribir cuando puedo. Siguiendo con la tradición de escribir en año nuevo o nochevieja, para variar.
En verdad, poco más. Segunda parte de la saga de Pandemonio, quedan… bastantes. No sé cuántas.
Ya sabéis como van los Lemmon, salvo que lo diga, no son relevantes para la trama, solo me apetecían. Este no es relevante… no del todo.
Reviews:
Loboplateado2541: El siguiente si que será un infierno, ya lo verás. ¡Gracias por leer y estar aquí!, espero que el capítulo sea de tu agrado.
Draoptimusstar3: Un buen corazón, algunas veces, no lo es todo si no está acompañado con ganas y voluntad de. Como dice el famoso dicho español: soldado avisado no muere en guerra. Hay algunos en aquella Death Note que deberán tener cuidado con lo que les rodea. Muchas gracias Draop, espero que el capítulo sea de tu agrado.
Y nada, nada más por ahora.
Nos veremos, imagino, pronto.
¡Adios!
Never give up, Never Surrender.
