Cap_08
La oscuridad era dominante. Ni siquiera era capaz de ver su propia mano frente a su rostro. Se sentía débil y atontada de una manera no muy disfrutable. Se sentía adolorida hasta el punto que ponerse de pie fue una tortura.
Pero lo hizo. Gimiendo y soltando algunos respingos, Hope se levantó.
Colocó su mano sobre su pecho adolorido y miro a su alrededor intentando ver algo. Lo que fuera pero solo había silencio y oscuridad.
O al menos eso sintió al inicio. A los pocos segundos comenzó a sentir una presión, una intimidación que le dio la respuesta junto algunos de sus recuerdos.
-Quiero mi cuerpo de regreso –. Dijo con firmeza sabiendo que era escuchada.
Al girar se encontró frente a su lobo que se hallaba de pie a un par de metros de distancia y que evidentemente le miraba con desdén. Le dio un leve gruñido que la hizo sonreír.
-No te pregunté si querías. Dije que quiero mi cuerpo. ¡Ahora!
Enseguida de su grito corrió hacia el lobo que reaccionó a ir a su encuentro con firmeza.
Ambos saltaron y se encontraron con fuerza en el aire. Cayendo con uno como dominante.
El lobo clavó sus garras en sus hombros y le gruño agresivamente en la cara…
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Freya acariciaba una y otra vez a su sobrina. Esperando que el paso de su mano le guiara a la conciencia. El día había pasado y ahora el atardecer comenzaba a hacerse presente. Nadie se había movido del sitio. Todos le esperaban.
Alaric noto como el sol comenzaba a caer y se puso de pie para susurrarle algo a Dorian mientras Josie se acercaba con timidez hacia la bruja legendaria junto a su hermana que le seguía en silencio.
-¿Puedo acercarme? –. Susurró casi sin voz pero basto para que fuera oída.
Freya la miro y le sonrió sin fuerzas –Claro pero ten cuidado. Si notas que despierta, apártate.
Josie asintió y en silencio intercambio lugares con la rubia. Tomo la cabeza del lobo y la recostó sobre su regazo a la vez que su hermana se sentaba a su lado atreviéndose a acariciar el suave lomo del animal.
Freya fue directamente a los brazos de su esposa que la apretó con firmeza intentando darle algo de consuelo aunque sabía que no bastaría.
-La noche se acerca. Debemos llevarla a la escuela… hay luna llena –. Dijo Alaric acercándose a la pareja. La morena lo entendió pero la rubia se tensó al instante –Debemos meterla en una celda y esperar…
-¡No vas a poner a mi sobrina en una jaula! –. Rugió Freya con fuerza a la vez que se apartaba de su esposa para encararlo.
Keelin tomo su mano tratando de controlarla pero hasta ella pudo sentir la magia a punto de explotar con furia hacia el hombre que no se inmutó ante el grito.
Josie ignoro los gritos y se concentró solo en la loba que le parecía estar demasiado fría. Lágrimas se deslizaban en silencio por su rostro mientras su mano no dejaba de cepillar el grueso pelaje blanquizco donde la sangre resaltaba notoriamente. Impidiéndole olvidar lo que había pasado.
-Es por su seguridad y la de los estudiantes –. Se excusó el director.
-Me importan poco tus estudiantes –. Freya miro hacia el cuerpo de su sobrina –Hare lo que debí hacer desde hace meses y me la llevaré a casa.
Alaric no supo que decir o como evitarlo. Aun cuando quisiera y aunque Hope era de su familia, no podía evitar lo que pasaba y al ver su cuerpo ensangrentado y apenas con vida se preguntó si era lo mejor.
Mientras tanto. Keelin se acercó y con el mayor cuidado posible movió los vendajes para ver cómo estaban sanando las heridas. Escucho el casi silenciado sollozo de Josie y le sonrió con suavidad a la vez que tomaba su mano.
-Tranquila. Ella estará bien. Está empezando a sanar –. Susurró consolándola.
Josie asintió con fuerza varias ocasiones, como si intentará convencerse a sí misma pero un nuevo sollozo escapó de sus labios –Esto es mi culpa… si yo no… si yo fuera…
-Shhh... –. Keelin le dio una caricia a su cabeza mientras Lizzie le aferraba la mano con firmeza –No es cierto. No es tu culpa –. Bajo la mirada hacia su sobrina y sonrió con melancolía –Ella es una Mikaelson y siempre protegerá a su familia sin importar el costo. Perderte sería más doloroso que estás heridas.
Josie no pudo evitar sonreír levemente a sus palabras. O que su corazón revoloteara en su interior ante la emoción de ser importante para Hope pero fue apaciguado por el dolor de verla tan débil.
-Keelin. Puedes ir por la camioneta y meterla en el bosque lo más posible –. Soltó Freya al acercarse y se arrodilló para volver a poner sus manos en el lobo. Casi como una necesidad de cerciorarse de que seguía ahí. De que estaba viva –Prefiero que despierte cuando ya estemos a varios kilómetros. Es lo mejor.
-No evitará que se enfurezca –. Respondió su esposa.
-Lo sé pero ella tiene una promesa que cumplir. Espero que esté lo suficientemente presente para recordarlo.
Keelin no dijo más. Solo asintió en silencio y se puso de pie para pronto desaparecer entre los árboles sintiendo como las miradas de todos le seguían dolorosamente.
Josie quería decir algo.
Quería gritar y evitar que se la llevaran. Quería quedarse a su lado y cuidarla pero no había nada que decir. No le correspondía. Y eso le enfureció y entristeció más haciendo que sus lágrimas fluyeran sin parar.
En silencio vio como la loba fue elevada por la magia de su tía y como era llevada hasta una camioneta que de alguna forma se había colado lo suficiente entre los árboles para que no tuvieran que caminar mucho. Su hermana rodeaba sus hombros con su brazo intentando darle algo de consuelo mientras su padre con semblante derrotado caminaba a su lado.
Metieron a Hope en la parte trasera y Freya se sentó a su lado. Keelin se despidió con una silenciosa sonrisa triste y subió al asiento tras el volante.
La camioneta arranco y comenzó a alejarse lentamente.
Josie dejó escapar un sonoro sollozo y su padre la aferró entre sus brazos con tristeza pero de golpe escucharon cómo la camioneta frenaba bruscamente y antes de saber lo que pasaba el sonido de un cristal destrozándose resonó en el bosque.
Josie y su familia comenzaron a correr hacia el sitio. Siendo ella la que lo hiciera con mayor rapidez gracias a la desesperación pero de pronto se vio siendo golpeada y tirada de espaldas.
Un gruñido le hizo abrir los ojos y no pudo evitar sonreír al ver al lobo de nuevo sobre ella. No le clavó las garras o le gruñía. Solo le cubrió con su cuerpo y su agresión se dirigió hacia su padre y hermana que se detuvieron abruptamente al verla.
-Hope –. Susurro llamando la atención del animal que lentamente escondió sus colmillos para luego mirarla con suavidad con sus preciosos ojos ámbares brillantes.
Josie le sonrió y con precaución se atrevió a elevar su mano para acariciar el cuello del animal que se dejó sin dudar. Recargándose en la caricia mientras bajaba su cabeza y acariciaba con su hocico el costado del rostro de la morocha a la vez que daba un leve ronroneo.
-¿Hope…? –. Susurró Freya acercándose con las manos en alto.
El lobo no se apartó de la caricia de Josie pero giro la cabeza para ver a su tía que le sonrió a la vez que lágrimas humedecían su rostro. Soltó un quejido sonoro al verla y se lamentó volteando por un momento hacia donde el aroma a sangre a un demasiado fresca le guiaba. Un doloroso lamento escapo otra vez.
Freya asintió –Lo sé cariño. Sé que no querías hacerlo… no importa. Todo estará bien. Iremos a casa y todo volverá a la normalidad.
Al escucharla, el lobo dio un pequeño gruñido y sin que nadie lo esperada se recostó sobre Josie que la abrazo en silencio.
Nadie necesitaba ser un genio para entender lo que decía.
El lobo volvió a restregar su rostro contra el de Josie y se atrevió a lamerle la mejilla lentamente mientras está sonreía y la acariciaba tras las orejas. Ignorando los sonidos de aversión de Lizzie.
-Bien. Eso es un claro no –. Dijo Keelin acercándose. Su esposa quiso negarse y por un momento estuvo a punto de volver a dormir al animal para llevársela pero fue detenida en silencio –Quiere estar a su lado. Déjala. Solo harás que se escape de nosotros y aún está herida.
Freya soltó un bufido pero asintió. Alaric casi sonrió pero se contuvo aunque su mirada preocupada no dejaba a su hija que estaba demasiado cerca del hocico de un feroz lobo pero pudo ver con demasiada claridad como este no le haría daño. Tal vez todo lo contrario. Ya había probado que mataría por ella.
Keelin se acercó algunos pasos y se acuclillo. Hope volteó a verla con intensidad y sin una pizca de amabilidad pero no le gruño.
-Ey pequeño lobo –. Susurró la morena sonriéndole y libero el cabello de su chongo permitiendo que su aroma fluyera en el aire con mayor libertad. El lobo se relajó casi al instante que la olfateo –Vamos. Estás sangrando. Necesito cambiar el vendaje y ver qué no te hayas roto los puntos.
Hope sintió como Josie se tensaba al escuchar eso. Con suavidad volvió su mirada a ella y lamió su mejilla intentando consolarla.
La morocha la miro a los ojos con preocupación –Anda. Deja que te curen. No me iré de tu lado.
El lobo la miro con intensidad como si buscará cualquier señal de falsedad pero no lo hallo. En su lugar encontró una súplica silenciosa que le hizo bufar.
Josie sonrió y casi juro que la vio poner ojos en blanco antes de colocar firmemente sus patas en el suelo sobre sus hombros e intentar levantarse. Fallando a los centímetros para caer sobre ella con un doloroso quejido que luego le hizo gruñir con frustración.
Keelin se acercó un poco más –¿Necesitas ayuda? –. El lobo le gruño como respuesta haciéndola reír por lo bajo a la vez que elevaba sus manos –Entiendo. Tan orgullosa como tu padre.
Hope volvió a gruñir aunque más amigable y en un instante tomo el impulso necesario para ponerse sobre sus patas. Apretando sus colmillos para silenciar el quejido que quiso escapar. Mirando hacia todos con superioridad como si no hubiera pasado nada hasta que la caricia de Josie volvió a llamar su atención haciéndola suavizar su semblante por completo.
-Hay que lindo. Eres un cachorrito –. Soltó Lizzie burlonamente. Ganándose un gruñido que la hizo saltar pero que no borró su sonrisa arrogante de su rostro.
El lobo bufo volteando hacia el lado contrario con indignación haciendo sonreír a todos al ver que estaba ahí. Dentro de toda esa fuerza, Hope estaba ahí.
Después de revisar y curar los cortes que el lobo se había hecho al atravesar el parabrisas trasero de la camioneta, todos subieron a ella. Josie se acomodó en la cajuela junto a Hope mientras los demás iban en los asientos.
Se dirigieron al viejo molino y al bajar el lobo dejo de caminar junto a la morocha para acercarse a olfatear el asiento del conductor. Soltando un pequeño lamento a la vez que con dolor se restregaba contra el sitio.
Keelin le miro con pesar –Lo sé. Aún huele a él…
-¿Él…? –. Pregunto Lizzie.
Freya miro la escena apretando sus labios por un momento. Sintiendo como su corazón se rompía –A mi hermano. Elijah. Este auto le pertenecía, se lo dejo a mi esposa antes de…
Las mellizas no dijeron más. Entendiendo lo que pasaba aunque todos estaban un poco sorprendidos de ver al lobo lamentar la perdida. No lo había hecho antes, o al menos no enfrente de nadie.
Josie quiso acercarse y consolarla pero no podía. Sentía que no le correspondía aunque en el momento en que la loba volvió a su lado, no pudo evitar colocar su mano sobre su cabeza bajando lentamente por su cuello hacia su lomo como silencioso intento de consuelo. De mostrarle que estaba con ella.
Juntos entraron al sitio aunque Freya pronto se despidió un momento para apresurarse a poner una barrera protectora alrededor. Los lobos pronto serían liberados.
Josie y Lizzie prepararon un pequeño campamento de mantas y cojines en el suelo de la planta alta dónde había un sofá grande que dejaron a las señoras Mikaelson.
Alaric vio el andar débil pero firme de la loba y suspiro con desánimo sintiéndose tan inútil por no poder ayudar en algo.
-Tranquilo. Pronto estará bien –. Susurró Keelin a su lado.
-¿Estas segura? –. Pregunto el hombre con ansiedad.
Ella asintió aunque tenso su mirada –Me preocupa más cuánto tiempo vaya a estar en su forma lobuna. Dudo que vuelva a su cuerpo cuando el sol se levanté.
Alaric asintió –Entiendo. Yo también lo dudo.
-Y me preocupa tu hija –. El hombre volteó a verla confuso. Ella lo miro con sinceridad –Una vez que vuelva, no creo poder evitar que la llevemos a casa y por lo que veo. Josie no será feliz con eso.
-También lo veo –. Susurro Alaric a la vez que dejaba escapar un silencio suspiro preocupado mientras veía como sus hijas se sentaban en el suelo sobre su campamento.
Hope se acercó y dio algunas vueltas frente a ellas para luego recostarse, dejando su cabeza sobre el regazo de Josie que le sonrió con dulzura mientras le acariciaba.
Lizzie hizo una mueca al ver la parte del lobo que le tocaba –Ni pienses que voy a acariciarte el trasero, pervertida.
Hope la miro y le dio una mirada arrogante que hizo soltar una exclamación ofendida a la rubia mientras su hermana reía por lo bajo.
Al verla la rubia sonrió con malicia –Ese es el gusto de mi hermanita… aunque a ella le gusta más estrujar…
Josie la miro ofendida –¿De qué estás hablando? Yo jamás…
Las palabras y el color se perdieron de Josie al ver el teléfono de su hermana que sonreía triunfal mientras se lo mostraba.
Hope se estiro hacia atrás tratando de ver pero enseguida la morocha salto sobre ella cubriendo su cabeza con su torso.
-¡Borra eso! –. Exclamo con urgencia y una voz un poco más chillona de lo normal.
La rubia rio por lo bajo y guardo su teléfono antes de que su hermana se lo quitará –Jejejeje… Nah.
Josie gruño mientras su hermana no dejaba de reír y Hope asomaba su hocico entre sus brazos.
El sueño les llegó y las chicas cayeron profundamente dormidas luego de tan mal día. La vigilancia de los adultos se mantuvo sobre ellas toda la noche.
En especial sobre la loba que había intentado salir a correr al escuchar el llamado de la manada pero Josie pronto la hizo volver a sus brazos y seguir durmiendo como si nada pasara afuera.
Lizzie cumplió su promesa. No le acaricio el trasero aunque si lo tomo como almohada.
Algo que Josie disfruto fotografiar.
