La oscuridad era relajante. Había calidez y pertenencia que le hacían sentir cómoda y calmada aun cuando empezaba a sentir el cosquilleo de la necesidad de correr un poco pero no sé movió.
Con nitidez Hope sentía unos abrazos que le rodeaban y una pierna que descansaba sobre sus caderas. El rítmico palpitar de un latido retumbando contra su oído era el mejor sonido y le llenaba de calma junto la respiración pausada que golpeaba su nariz.
Pero el mundo siguió girando y antes de lo deseado o de que tuviera suficiente de aquella paz, aun cuando sabía que nunca tendría suficiente. El cuerpo a su lado comenzó a moverse y ella casi extasiada escucho como el ritmo de su cuerpo cambiaba. Ahora su cabeza estaba ansiosa por aprender todos esos pequeños detalles.
Sintió como la pierna se alejaba y el agarre a su alrededor se deshacía. La calidez se apartó de su costado, no por completo pero lo suficiente como para que el frío le hiciera estremecer y no lo soporto.
A la vez que un quejido bajo escapaba de sus labios, su cabeza se movió y elevó para dejarse caer a un lado. Justo sobre el cuerpo que se alejaba.
Josie sonrió adormilada pero aun así reaccionó a colocar su mano sobre la cabeza del lobo y rascar suavemente –Buenos días.
Hope dio un gran bostezo dejando que su hocico se abriera por completo y chasqueo su boca un par de ocasiones antes de forzarse a abrir sus ojos. Visiblemente adormilada pero aun así reaccionó a dar una lamida suave en la mejilla de la morocha que sonrió.
-Comienzo a pensar que tienes algo por besar en las mañanas –. Susurró juguetona y con cierto sonrojo atacando sus mejillas.
"Quisiera hacerlo todo el tiempo. Solo a ti, love". Susurró Hope aunque la sifón no pudiera escucharla y volvió a darle una lamida a la vez que le miraba con cierta intensidad.
Josie lo sintió y su corazón dio un vuelco a la vez que acunaba el rostro del lobo entre sus manos y se acercaba a depositar un beso sobre su nariz aprovechando que está no estaba húmeda aún.
Hope le permitió el contacto. Permaneciendo quieta disfrutando de la sensación de sus labios contra uno de sus puntos sensibles en ese cuerpo pero luego soltó un gruñido bajo. La morocha estaba intentando levantarse. Al instante reaccionó a levantarse lo suficiente para pasarle su pata encima y volverla a tirar en la cama mientras ella se acomodaba de nuevo en su pecho.
Josie rio por lo bajo –Tengo que ir. Voy a buscar tu desayuno y vuelvo.
La loba ronroneo como si hablara y se restregó más contra su pecho a la vez que la sifón sonreía y le rodeaba con sus brazos.
-Eres una cachorra demasiado consentida –. Dijo y casi pudo jurar que por un momento vio la sonrisa arrogante Mikaelson en el animal que luego volvió a lamerle y se acomodó más sobre su cuerpo. Soltó un suspiro vencida –Solo un rato más.
La siguiente vez que despertaron, lo hicieron saltando fuera de la cama por culpa de una rubia furiosa.
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Hope miro hacia la oscuridad.
Las mellizas tenían un rato de haberse ido a clases, prometiendo que regresarían para el almuerzo. Bueno, Josie lo hizo y su lobo casi había agonizado por la separación pero ya que le dijeron que no se moviera de su sitio, lo estaba cumpliendo. Seguro de que quizás ella no volviera si se alejaba de la cama de la morocha que al menos le ofrecía su aroma como consuelo.
Pronto el animal se encontró dormitando y Hope aburrida lo siguió sin poder evitarlo.
Siendo un vals lo último que escuchará conscientemente…
Una pequeña Hope vio como la camioneta de su madre se alejaba por el camino de terracería de su hogar.
Su padre y su madre le dejaban por primera vez.
Solo había pasado una semana desde que la familia Mikaelson se había liberado de sus respectivos ataúdes y maldiciones. Sus tíos habían corrido por provisiones de todo tipo. Ropa, comida, sangre y cosas mágicas.
Todos con la firme misión de mantenerla a salvó y a su alrededor. Incluyendo sus padres que se arriesgarían a buscar aliados o al menos a saber cómo era la situación en New Orleans.
El único que se había quedado era Elijah. El hermano mayor en quien sus padres confiaban su propia vida, y sin dudar la de su pequeña.
Hope volteó a verlo en silencio. Analizándolo.
Había estado aprendiendo sus elegantes modos y firme control con lo que evitaba que sus hermanos se volvieran locos mutuamente aunque realmente esas situaciones le causaban gracia a ella. Escucharlos discutir como niños era muy divertido pero el hombre que le custodiaba le inspiraba muchas sensaciones pero en especial curiosidad.
Su familia tenía una semana a su alrededor pero Elijah se mantenía alejado. No se sentaba a jugar con ella o le leía historias antes de dormir. El hombre se mantenía en la misma habitación y le observaba mientras ella también le observaba.
Su madre lo noto. Por ello, es que los dejaron solos.
Incomodos observaron como el polvo se iba dispersando.
Con sutileza, Elijah metió su mano en el bolsillo a la vez que intentaba mirar de reojo a la pequeña. Sorprendiéndose con que ella ya le observaba ladeando su cabeza y elevando una de sus cejas.
Se quedaron en silencio, simplemente observándose.
-Mamá dijo que tú y papá fueron caballeros que enfrentaron dragones y salvaron damiselas.
Elijah volteo claramente hacia ella y con suavidad en su rostro que usualmente mantenía mientras le observaba a lo lejos –Algo así. Luchamos en batallas por décadas pero no por la fama o las damiselas, solo por nuestra familia. Siempre para proteger a nuestra familia –. Hope asintió levemente y él clavo una rodilla en el suelo para tomar su mano –Ahora lo hacemos para proteger nuestro mayor tesoro. Tú. Nuestra pequeña princesa.
La cobriza le sonrió creyendo en sus palabras y en la devoción con la que la promesa se selló con un beso delicado en sus nudillos. No dejo que su tío se apartara del agarre, era reconfortante casi tanto como el de su padre. Era seguro.
Comenzaron a andar por los jardines.
-¿Tienes historias? –. Cuestiono Hope de pronto.
Su tío sonrió con suavidad –Las tengo.
-¿Me las contaras antes de dormir? –. Pregunto con cierta firmeza y mirada encantadora que ocultaba su temor al rechazo.
-Puedo hacerlo.
Hope sonrió con disimulada suspicacia –¿Y tienes una espada?
-La tengo.
-¿Donde esta? –. Pregunto con defectuosa inocencia.
Elijah evito con todas sus fuerzas reír, fingió ignorancia y siguió con su andar mirando hacia el paisaje –En casa junto con la de tu padre.
-¿Y me enseñaras a usarla? –. Hope dio un salto frente a él para impedirle que siguiera caminando.
Él le miro con curiosidad pero le sonrió al sentirse completamente bajo el embrujo de su ternura –¿Por qué quieres aprender?
-Para protegerlos –. Soltó la pequeña con simpleza elevando un poco sus hombros –Papá dice que seré la más poderosa bruja de la historia así que los protegeré. Nadie volverá a lastimarlos.
Elijah sintió que su corazón se estrujaba un poco. Podía ver la pequeña tristeza y enojo en los ojos cristalinos tan parecidos a los de su hermano y que como el mostraban toda la fuerza y coraje de su interior. Su corazón ardiente por mantener a su familia a salvó y unida.
Volvió a arrodillarse y la tomo entre sus brazos para darle un abrazo reconfortante. Era la primera vez que le sujetaba desde que era un bebe y la sensación de calidez en su pecho fue igual o más increíble. Un firme consuelo para su corazón.
Hope se acurruco en su hombro a la vez que aspiraba profundamente aprendiendo el sutil aroma a limpieza con un toque de sándalo y quizás un toque de algo metálico que no podía reconocer.
-Puedo enseñarte pero quiero que sepas que no importa el tiempo o que tan poderosa te vuelvas. Nosotros siempre lucharemos por protegerte –. El hombre acaricio su espalda con lentitud.
Hope apretó su agarre mostrando el miedo que siempre existía en su cabeza porque ella no era tonta. Sabía que alguien intentaría hacerle daño, se lo habían hecho a su familia ¿Por qué no a ella? Quizás hasta fuera su culpa.
-La oscuridad que nos ha golpeado es nuestra causa. Solo nuestra –. Susurró Elijah –Tu mi pequeña princesa, eres el ser más puro e inocente y haremos todo a nuestro alcance para que así continúes. Hasta convertirnos en los monstruos de las historias de todo aquel que se atreva a solo pensar en dañarte.
Se alejó del agarre para mirar el rostro de su tío y sus ojos marrones llenos de convicción y amor –Entonces... ¿Significa que siempre estaremos juntos?
Elijah sonrió suavemente –Eso me temo. Deberás aprender a dormir a pesar del escándalo de las discusiones de Kol y tu papá –. La pequeña rio por lo bajo recordando cómo se gritaban sin parar por tonterías como quien jugaría a las escondidillas con ella. Él le miro con firme sinceridad –Siempre y para siempre estaremos a tu lado.
Hope sonrió hasta que pequeños hoyuelos fueron visibles –¡¿Lo prometes?!
-Lo prometo.
La pequeña volvió a enterrarse entre los brazos de su tío que beso su coronilla...
Hope y su lobo despertaron a la vez. Soltando un doloroso aullido al cielo.
Su llanto desconsolado se mezcló perfectamente con los lamentos y quejidos que su lobo soltaba al aire a la vez que se encogía en la cama de Josie intentando abrazarse a sí mismo.
oooXoooXooo
Josie lo sintió.
El dolor ensordecedor que le arrebato el aliento y el triste llamado que peso en su cabeza.
Se encogió en su sitio y apretó sus ojos intentando que lágrimas que se formaron de la nada, cayeran sin control. A la vez sujeto su pecho con su mano donde el vínculo resplandecía con una fuerza más intensa de lo normal. Una exclamación silenciosa escapó de sus labios y al instante mordió su labio inferior para evitar que un sollozo fuera a escapar por error.
Lizzie que se hallaba a su lado lo vio y lo sintió todo. Ella misma se encogió en su sitio y se aferró a la mesa a la vez que sacudía un poco su cabeza para intentar alejar el ensordecedor sentir que su hermana le transmitía. Su pecho se encogió ante el dolor.
-¿Qu-que está pasando? –. Susurró casi sin voz.
Josie negó en silencio y se levantó de golpe sin importarle estar en medio de su clase. Todos la voltearon a ver desconcertados pero lo ignoro junto al llamado de su hermana y profesora. Reaccionando solo a correr hacia la puerta.
Lizzie se forzó a moverse a pesar del malestar o las lágrimas que amenazaban con caer. Recogió sus cosas y las de su hermana concentrándose solo en su respiración para poder seguir.
-Lo siento, señorita Johns. No nos sentimos bien –. Dijo en un susurró descuidado antes de seguir el camino de su hermana.
Penélope le siguió con una mirada desconcertada. Sabía que mentían. De memoria sabía cómo era el aspecto de Josie cuando estaba enferma y ese no era el caso.
Las cosas habían estado muy raras y su curiosidad cada día estaba aumentando hasta que ahora, en ese preciso instante en que vio todo el dolor en el rostro de la morocha, se prometió en averiguar qué demonios estaba mal.
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Josie corrió por los pasillos tan rápido como pudo. Sin importarle quien le viera o que intentará detenerle. Ella solo corrió hacia su habitación.
Hope le necesitaba. Lo sabía. Lo sentía y no iba a dejarle sola.
Abrió la puerta casi con un empujón siendo recibida por los dolorosos quejidos. Su corazón volvió a estrujarse pero esta vez fue por completo por su sentir.
-Hope ¿Qué pasa? ¿Estás herida? –. Pregunto a la vez que corría hasta la cama donde la loba se encogía sin parar.
En cuanto el animal sintió su toque se alejó saltando fuera de la cama. Hope en su interior le dijo que lo hiciera.
Quería estar sola. Quería llorar sola como siempre lo hacía cuando tenía pesadillas. Y en ese momento deseaba tanto que fuera una pesadilla más, al menos cuando las tenía abrir los ojos bastaba para que todo se detuviera pero no está vez.
Esta vez la oscuridad de su mente se había llenado con imágenes que no paraban. Sus recuerdos con su tío. Sus momentos cuando él le escuchaba o le contaba historias de sus años lejanos, o cuando le enseñaba algo como música o esgrima.
Cuando miraba a su madre con la misma adoración con la que le miraba a ella. Cuando reía relajado junto a su padre.
Cuando tocaba el piano cuando no podía dormir y su padre le aferraba entre sus brazos con amor protector y su madre acariciaba sus cabellos. Juntos luchando para difuminar la pesadilla que le atormentará.
Todo lo que se había forzado a dejar en lo más profundo de su mente estaba ahí de nuevo. Torturándole peor que el Hollow.
Y nadie podía salvarla. Nadie podía hacer nada por aliviar su dolor. Nadie debía estar a su lado o saldrían heridos.
Por ello mismo es que había obligado a su lobo a alejarse de la morocha. No quería dañarla y su amor solo lograría que ocurriera. Ella lo había sabido siempre.
Su lobo corrió hasta el rincón más alejado y se encogió volviendo a su llanto.
Josie le persiguió. Arrodillándose a su lado con lágrimas mojando su rostro –No me alejes. Lo prometiste –. Susurró a la vez que se acercaba hasta abrazar al animal –No sé qué es pero no te dejare…
Hope comenzó a gritar "¡No! Estar a mí alrededor solo te destruirá. Te quitará todo. Yo no quiero dañarte. No a ti. Jamás a ti".
Lloriqueo a la vez que su lobo se quejaba dolorosamente como si intentará hablar.
El corazón de Josie se rompió un poco más pero con firmeza negó y le aferró mejor –No me iré. No me vas a convencer. No estás sola y no te dejare que intentes estarlo. Jamás.
El lobo lloriqueo con más fuerza y soltó un aullido con todas sus fuerzas antes de restregarse sin parar contra el hombro de la morocha que lloro a su lado.
Hope lloro en silencio sintiendo como su lobo se rendía a Josie y no pudo evitar ser arrastrada. Todo su instinto le decía que no lo hiciera pero su corazón se negó a escucharlo.
No tenía las fuerzas para negarse y tenía demasiado amor como para no rendirse.
Josie le sintió calmarse después de un tiempo. Ni siquiera supo cuánto ni le preocupo. Su atención había estado en abrazar y besar al lobo intentando transmitirle todo el amor posible.
El lobo había terminado recostado sobre ella y solo miraba hacia la nada pero sus ojos habían perdido su brillo vivaz, ni siquiera mostraban ferocidad. No había nada.
Nada más que dolor y las lágrimas que humedecían su pelaje lo mostraban con claridad.
Josie le miro con tristeza –Quisiera que estuvieras aquí. Que me dijeras que fue lo que te lastimo tanto y me permitieras ayudarte a sanar. Estar ahí es lo único que siempre he querido.
Hope se hallaba tirada en la oscuridad. Al igual que su lobo solo estaba ahí mirando hacia la nada. Sintiendo como su corazón roto luchaba por volverse a pegar ahora que había logrado que las imágenes y la música se detuvieran.
El susurró llegó hasta ella haciéndole encogerse mientras negaba.
-Aunque sé que si estuvieras aquí no me hubieras permitido acercarme –. Dijo con amargura a la vez que sonreía débilmente –Estarías sola aguantando todo en silencio… al menos de esta forma puedo estar a tu lado y decirte que no te dejare y te consolare tanto como no me has permitido en el pasado. Te mostraré que no tienes que estar sola.
Hope no le escucho. No le creía y no lo iba a hacer. En su mente lo único que tenía sentido era lograr volver a su forma humana y dejar que su tía le llevara de vuelta a New Orleans, al menos ahí no lastimaría a Josie y a su familia le podría abandonar cuando volviera a tener el completo control de sus poderes.
Así no volvería a dañarlos. No les volvería a fallar. A ninguno de ellos.
