Josie despertó a la mañana siguiente al ser golpeada por el brazo de su hermana que cayó de golpe sobre su abdomen. Sintiendo como está refunfuñaba en sueños contra su cuello.

Miro hacia su cama donde las Mikaelson dormían abrazadas y apretujadas, al haberse negado con todas sus fuerzas a dejar a la loba sin vigilancia. Keelin rodeando protectoramente a Freya que le aferraba con adoración. Y por un momento se dejó imaginar de la misma forma con Hope.

Sonrió sintiéndose tonta y escapó del agarre de su hermana. Sentándose sintiendo como sus pies acariciaban un pelaje antes que el suelo. Miro hacia abajo y encontró a Hope dormida a su lado de la cama aun cuando había sido depositada en la suya.

Josie se levantó casi saltándole y se agachó a acariciarle. Preocupada porque no se hubiera movido ante el ruido. Suavemente paso sus dedos por su cabeza y cuello sin que hubiera más reacción que un pequeño quejido, y una lucha silenciosa dónde la cabeza trato de elevarse pero solo lo logro por algunos centímetros antes de volver a golpear la madera.

-Está bien. Descansa. Ya volverás cuando estés lista… –. Susurro la morocha y le dio un suave beso en su mejilla –Yo te esperaré.

Se puso de pie y tomo su bata para luego salir de la habitación a buscar el desayuno de la loba. Supuso que hoy necesitaría un poco más de lo normal.

Y mientras pensaba en que llevarle ignoro como Keelin le había observado desde que dejó su cama. Sonriendo en secreto y casi feliz de que el corazón de su sobrina parecía estar seguro.

xxxOxxxOxxx

Freya yacía sentada en el suelo con las piernas dobladas, entre las camas de las gemelas que ya se habían tenido que ir a clases hace un rato. El que Hope estuviera inconsciente había hecho imposible el sacarle de la habitación, en especial con todos los estudiantes así que las Mikaelson se habían quedado a cuidarle.

Demasiado preocupadas por la falta de señales de que despertara.

La rubia había elevado la cabeza del lobo y le había recostado en su regazo. Pasando suave y sin parar, los dedos entre su pelaje. Preocupada por como notaba de nuevo poca magia en su interior y frustrada por no poder hacer algo.

-¿Intentaras forzar el cambio de nuevo? –. Keelin se hayan sentada frente a ella. Recargando su espalda en la cama de la morocha.

-No. Al menos no hoy –. La rubia suspiro –Pero creo que tendré que hacerlo pronto y usando el método agresivo. Eso, o cortar el vínculo esperando que sea suficiente.

La castaña negó –Son pésimas opciones.

-Lo sé. El cambio le lastimara tanto que su cuerpo básicamente se tendría que recuperar de un atropellamiento de camión y cortar el vínculo es…

-No te lo perdonará –. Soltó Keelin con seriedad dejando en claro su postura.

Freya le miro con enojo –¿Crees que no lo sé? Está enamorada de esa chica, demasiado enamorada como solo un adolescente puede amar. Básicamente le arrancaría el corazón.

-Si lo sabes, deja de pensar en ello como una opción –. Gruño su esposa –No se tu pero para mí es claro que Josie le hace bien. Le hace intentar ser menos agresiva. Ser alguien digno. Si se lo quitas, podrías convertirla en lo que todos hemos tratado de evitar. En especial sus padres.

-¡Lo sé! –. Exclamó Freya y negó –Pero estoy más asustada de lo que se convertirá si continúa como lobo.

-No será peor a lo que será si le arrancas el corazón –. Afirmo Keelin.

Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas y negó sin parar mientras estás caían con libertad siendo absorbidas por el pelaje blanquizco. Su cabeza no dejaba de repetirle que le estaba fallando a su hermano, a Hayley y a Elijah pero sobre todo a Hope. La impotencia y el miedo la estaban consumiendo dejando que la desesperación hiciera estragos en su cabeza que usualmente se mantenía en calma en los peores momentos pero no podía. No cuando Hope estaba incluida.

Quería protegerla tanto.

Keelin lo sabía. Lo veía.

Lo vio y con suavidad se acercó a su esposa para rodearle entre sus brazos. Haciendo que está dejara salir su dolor contra su cuello mientras le acaricia la espalda.

-Estará bien –. Susurro –Ella es una Mikaelson, es fuerte y buena. Una peleadora y ni siquiera sus instintos le harán cambiar. Ella podrá con ello. Ten fe en ella, cariño.

Freya asintió sin parar escuchándole. Sabía que su mujer tenía razón pero aun así el miedo no dejaba de susurrar en su cabeza. No podía perder a nadie más de su familia. No lo soportaría y sabía que hiciera lo que hiciera, perdería a Hope.

Keelin le abrazo por un largo rato notando como el día iba pasando. Sabía que debían ir a ver a Alaric pronto, entretenerlo y darle una buena excusa para que no fuera al molino. Hope no parecía despertar pronto.

-Tenemos que irnos –. Susurro –Yo iré a hablar con Alaric y ¿Qué te parece si tú vas por algunas ropas para ella? Dudo que le guste estar desnuda frente a Josie, al menos no con nosotros cerca.

Freya rio –Haría un escándalo y estaría furiosa porque no lo hubiéramos evitado.

-Exacto –. La morocha se alejó con una sonrisa –Es una niña en ocasiones.

La rubia suspiro mirando hacia la loba maternalmente –Lo es aun aunque lo prefiero a tener que ver o escuchar sus cosas. Con atrapar a Rebekah y Marcel tanto como para que pierda la gracia es suficiente.

Keelin rio –No olvides a tu hermanito.

Un gruñido escapó de Freya –No me lo recuerdes. No puedo volver a ver a Davina como antes.

Se miraron riendo por lo bajo pero poco a poco sus ojos se llenaron de amor a la vez que se acercaban atraídas como imanes para unir sus labios. Susurrando un claro te amo y un siempre estaré ahí para enfrentar el mundo.

oooXoooXooo

Hope podía sentir la lejanía de Josie. Aún entre la bruma que era su cabeza lo sentía con dolorosa claridad.

Como si una goma de mascar rodeará su corazón y una parte fuera tirada con fuerza. Demasiado lejos como para que se sintiera la forma en que está se estiraba luchando por no soltarla. Su corazón se aferraba a ella con todas sus fuerzas y también el vínculo.

Las cosas comenzaron a dar vueltas como un tornado que le mareo pero aun así pudo preocuparse y tensarse sabiendo lo que vendría.

Y quiso detenerlo. Rogó tener ese poder pero pudo sentir como aunque su lobo le apoyaba.

Ninguno pudo hacer nada.

"Una pequeña Hope bajo por las escaleras del complejo. El amanecer acababa de terminar, ella lo había visto segundo a segundo con una sonrisa en su rostro. Siempre le habían gustado los cambios en las tonalidades de colores, y aunque el amanecer era precioso prefería el anochecer.

Era demasiado temprano como para que nadie de su familia estuviera despierta. Había pasado junto a la habitación de su madre y le escucho respirar relajadamente, su aroma suave le llamo a qué se uniera a su descanso como todas las mañanas pero no quería. Se sentía demasiado inquieta y despierta para hacerlo, y no quería molestar a su madre así que comenzó a vagar por la mansión que aún le era tan desconocida.

Su oído guío su camino instintivamente mientras sus ojos se maravillaban al admirar todos los cuadros que adornaban las paredes. Reconociendo en cada uno de ellos la firma de su padre.

-Buen día, papá –. Dijo al llegar a su estudio.

Klaus se hallaba tras su escritorio con su mirada firmemente concentrada en un libro que sin duda tenía demasiados años. En cuanto escucho su saludo elevó su mirar. Sonriendo con dulzura a la pequeña que aún llevaba su cabello alborotado y caminaba descalza a su encuentro.

-Buenos días, mi lobo más pequeño –. Dijo amorosamente.

Hope trepo a su regazo sin ayuda aunque eventualmente su padre le ayudo acomodándola de lado para que pudiera descansar su cabeza contra su pecho. Permitiéndole escuchar con claridad el rítmico golpeteo firme que le robó una sonrisa a la niña. Le gustaba el sonido. Le hacía relajarse y sentirse segura.

-¿Qué haces?

-Leyendo viejo grimorio de tu tía Freya –. Respondió el hombre con simpleza a la vez que le permitía ver el contenido del libro.

Abrió grande sus ojos con sorpresa –¿Sabes leer magia?

-Nop. Ni idea pero como padre responsable que soy, fingiré que puedo –. Klaus le sonrió juguetonamente y suspiró con calidez al escuchar la risa de su hija.

-Si no sabes ¿Por qué lo lees?

-Tu tía Freya te lo dará para que lo estudies. Mi deber es cerciorarme que sea seguro para mi princesa.

-Pero no sabes –. Se quejó burlonamente la pequeña –¿Cómo sabrás?

Klaus recargo un poco más su mentón y mejilla sobre su cabeza –Lo sé porque tu tía jamás te daría algo que pudiera hacerte daño. Confío en ello. Y… a lo largo de mi vida he aprendido una o dos cosas de magia, si usa poca tinta para el sello es algo simple.

-Oh. Entonces si sabes de magia –. Afirmo Hope sonriéndole brillantemente a lo que el cerro el libro y le abrazo con firmeza.

-No es suficiente pero aprenderé. Seré el mejor brujo sin magia del mundo para mantenerte a salvó, mi lobo más pequeño. Siempre.

Hope se aferró a su agarre. Sus pequeños puños tiraron de la tela y se escondió bajo el mentón que le raspaba un poco pero para ella era una caricia más que solo su padre podía darle.

Klaus sonrió con suavidad. Disfrutando de tenerla entre sus brazos y respirar su dulce aroma –Dime, love ¿Por qué estás despierta tan temprano?

-M-me gusta ver el amanecer –. Confeso con sinceridad aunque su cuerpo se había tensado al mentir. Era verdad que le gustaba pero no despertó por ello, eso fue a causa de una pesadilla.

Su padre lo sabía. Cada noche le vigilaba intentando alejar lo que fuera que no dejará a su pequeña descansar pero siempre perdía. Al menos, por unos instantes ya que en cuanto lo notaba corría hasta su cama para tomarla entre sus brazos y acariciar sus cabellos hasta que volviera a dormir pacíficamente sin volver a alejarse hasta la mañana. Esa noche no había pasado nado, o al menos no hasta que dejó la habitación.

-Ya veo… –. Susurro sin querer presionarla para que le dijera lo que estaba mal. Pronto sus ojos se iluminaron con una idea –¿Y tu madre?

-Sigue durmiendo.

-Maravilloso –. El ceño de Hope de frunció aun cuando sonrió y se alejó lo suficiente para mirarle con curiosidad. Él le sonrió pícaramente –¿Qué dices si vamos a un picnic?

-Si –. Soltó la pequeña sonriendo brillantemente y casi saltando en los brazos de su padre que rio por lo bajo.

-Bien. Vete a vestir mientras yo preparo la comida ¿Quieres algo en especial?

-¡Beignets! –. Exclamó Hope elevando los brazos.

Klaus rio por lo bajo –Lo que desees, mi lobo más pequeño. Ahora ve a prepararte y no hagas ruido –. Susurro con malicia juguetona haciendo sonreír más a su pequeña. Sintiendo como la felicidad crecía al ver cómo su mirada se iluminaba de la misma manera –No queremos que tu mami vuelva a atraparnos ¿Cierto?

Hope asintió secamente –No escuchará nada.

La seguridad en su voz hizo que el orgullo se revolviera en el pecho de Klaus que no pudo dejar de sonreír al verla correr fuera de su estudio. Sus pequeños pasos retumbaron en los primeros escalones pero pronto casi se perdieron dejando como única señal de que había llegado a su habitación cuando la puerta se cerró.

Hope de apresuro a desprenderse de sus pijamas para vestirse con unos jeans y camiseta azul con un gran cachorro blanco decorando su pecho. Cepillo su cabello y lavo sus dientes intentando ser lo más silenciosa posible para luego salir del sitio sin olvidar tomar su mochila llena de colores y una libreta.

Le encantaban esas escapadas con su papá y lo hacían siempre que podían. Su propio juego familiar donde él le secuestraba y su mamá los buscaba, aunque quizás no fuera muy normal que el final fuera cuando les encontraba y su mami le rompía el cuello a su papi pero ya había aprendido que su familia así jugaba.

Si no ¿Por qué sus tíos se encerraban por horas en ataúdes unos a otros? Su casa era muy ruidosa y divertida, a su parecer.

Klaus tomo botellas de agua, cajas de jugo y toda la fruta cortada que encontró. Corrió a la mejor panadería y con solo un gruñido le dieron una caja llena del postre favorito de su pequeña, fue a un restaurante y paso lo mismo para conseguir el tocino y otras cosas para hacer un desayuno completo. Todo en grandes cantidades. Todo lo que ella llegara a pensar en desear, él lo tendría listo.

Fue el latir de su corazón, el que le hizo saber que estaba lista. Su oído capto como bajo y pronto la vio de pie junto a la isla de la cocina con una gran sonrisa adornando su rostro.

-¿A dónde iremos? Papi.

Klaus se acercó y cerro la cesta –¿A dónde te gustaría?

Hope elevó su mirada y frunció sus labios por un momento pero luego salto animada –Donde haya caballos. Quiero verlos.

-Entonces, ahí será.

Klaus le ofreció su mano y de inmediato está fue tomada por una más pequeña pero que le apretó con firme cariño. Justo como su hija le miraba.

Comenzaron su andar hacia la puerta. Estaban por llegar al portón cuando ambos escucharon un gruñido bajo. Deteniéndose, o mejor dicho casi congelándose.

Hayley se hallaba de pie en el balcón de las habitaciones, a pasos de las escaleras y les miro con dureza a pesar de su cabello alborotado –¿A dónde creen que van?

-Un simple paseo, nada más. Pequeña lobo –. Respondió el hombre con su usual sonrisa arrogante.

-No. Hope tiene cosas que hacer hoy y tiene clases –. Mascullo la mujer mirando a su hija que le sonrió con inocencia a la vez que le daba una suplicante mirada.

-Mañana también, no veo la diferencia –. Soltó su padre elevando sus hombros sin dejar de sonreír a la vez que clavaba su rodilla en el suelo junto a su hija y le susurro –Es hora de correr, mi lobo más pequeño.

Hope sonrió con todas sus fuerzas sintiendo como en un parpadeo sus pies dejaban el suelo e instintivamente sus brazos se aferraron al cuello de su padre.

-Klaus. No te atrevas –. Gruño Hayley que ya se preparaba para saltar la barandilla.

El hombre le dio una burlona sonrisa arrogante a la vez que su hija sonreía mirando hacia su madre esperando que no se enojara. Mucho al menos.

-¡Muy rápido, papi!

Klaus soltó una pequeña risa –Como desees, love.

Hope apenas si alcanzo a ver a su madre saltando cuando todo se difuminó en el aire.

La brisa era cálida y fresca. Los aromas golpearon su nariz pero pudo disfrutar de cada uno aun cuando no se detuvieron hasta que su padre lo hizo.

No pudo evitar reír sonoramente a la vez que Klaus la depositaba en el suelo. Le encantaba que sus padres le llevarán cuando corrían, le hacían sentir ligera como si volará por los cielos.

Pronto miro a su alrededor. Un solitario y campestre páramo que según su aroma no estaba cerca de la ciudad. Había flores y árboles al menos a su espalda pero todo lo demás ante sus ojos estaba despejado con solo pasto hasta donde podía ver.

-¿Y los caballos? –. Pregunto girándose hacia su padre que ya colocaba una manta bajo la sombra de un gran árbol. Corrió hacia el para ayudarle.

-Pronto. Deben estar despertando y siendo arreados para que salgan a pasear y comer –. Dijo Klaus sonriendo. Le miro con duda –¿Los has visto alguna vez?

Ella asintió a la vez que sacaba las cajas de jugo y le elegía una a su papá –El señor Tom tenía algunos. Siempre se colaban en las tierras de la casa porque la cerca se rompió…

-¿Se rompió o la rompiste?

Elevó sus hombros y sonrió con inocente arrogancia –No es mi culpa si la madera ya estaba tan vieja que se cayó cuando jugaba por ahí.

Klaus rio a la vez que aceptaba la caja de jugo a la que su hija le había metido el popote. Dio un trago sin dejar de sonreír –Por supuesto.

-Como sea –. Hope volvió su atención a la comida que ambos fueron descubriendo –Mi amigo era el sr Lunch.

-¿Sr. Lunch?

-Si. Era muy lindo y de color negro. Aparecía por el frente de la casa a la hora del almuerzo y siempre le compartía de mi lunch. Así que le puse así –. Contó la niña con una sonrisa orgullosa –El sr. Tom me dejaba montarlo los sábados pero mamá tenía que estar lejos –. Frunció su ceño –A los caballos no les gusta mamá.

Su papá rio asintiendo –Es por su aroma. Huele a depredador.

Hope rio al ver cómo su padre fingía garras y engrosaba su voz para parecer atemorizante. Su risa aumento cuando este le atrapo entre sus brazos y comenzó a hacerle cosquillas haciéndole saltar y patalear todo lo posible hasta escapar.

-Tío Elijah dijo que ustedes tenían caballos.

Klaus asintió bebiendo de su jugo sin molestarse ya con tener que usar el popote –Así es. Mi favorito era un potro de color miel al que llame Odín.

-¿Cómo el dios nórdico? –. Pregunto ella a la vez que metía una gran tira de tocino entre sus dientes que fue desapareciendo como un fideo.

-Como el dios nórdico. El padre de todo –. Klaus le sonrió –¿Te gusta?

-Sip. Papá ¿Podemos tener caballos? –. Pregunto bajando un poco su mirada a la vez que fruncía su ceño –Aunque mamá dice que no porque no tenemos donde ponerlos.

Su padre le acaricio la mejilla e hizo que lo mirada –Si lo quieres lo tendrás, mi lobo más pequeño. No te preocupes, los meteremos en la habitación de tu tío Kol.

-¿Y dónde dormirá tío Kol? –. Pregunto confusa.

-Con el caballo –. Soltó con simpleza el hombre a la vez que sonreía y elevaba sus hombros –Sera cruel para el pobre pero si lo molesta lo suficiente puede tatuarle su herradura en la frente.

Hope rio sonoramente.

El sol comenzó a ascender cada vez más. Klaus no podía borrar su sonrisa al caminar con su hija por el páramo, colándose entre los contados caballos que pastaban casi ignorándolos. Hope saltaba en sus hombros sin dejar de preguntarle el tipo o porque hacían ciertas cosas como relinchar o lamerse la nariz.

Volvieron a su árbol y se sentaron a su sombra. Las flores comenzaron a rodearlos de la nada y con orgullo Klaus vio a su hija sonriendo sin que el hechizo pareciera ser ningún problema mientras ella solo ponía sus manos en la tierra. La manta hace mucho que había desaparecido, la pequeña disfrutaba de ensuciarse para queja de su tía.

Luego de un rato en el que conversaron de tonterías o él le contaría historias de otros tiempos mientras ambos trabajaban en unir flores. Concentrando sus miradas en las flores que intentaban tocar de manera suave y delicada, un poco difícil para ambos que eran inquietos y sus ceños se fruncían a la vez que se controlaban dando como resultado de su estrés que sus lenguas sobresalieran levemente de sus labios y sus cabezas se inclinaran de un lado a otro.

-Papá ¿Qué es un alma gemela? –. Pregunto Hope descuidadamente.

Klaus detuvo sus manos tensándose un poco al ver a su hija que solo le miraba con simple curiosidad –¿Dónde escuchaste sobre eso?

Hope elevó los hombros –De tía Rebekah. Todos los cuentos que me lee lo mencionan pero no lo explican.

-Rebekah. Porque no me sorprende –. Susurro en un gruñido pero luego miro a su hija y soltó un suspiro sin dejar de sonreir suavemente a la vez que se forzaba en concentrarse en las flores para que su hija no pudiera notar su mirada llena de dolorosa añoranza –Un alma gemela es… Es como un mejor amigo pero más. Es la persona que te conoce mejor que nadie. Quien te hace mejor. No, de hecho no te hace mejor; eso lo haces por tu cuenta porque ella te inspira –. Sonrió permitiendo perderse en sus recuerdos mientras su hija le miraba con curiosidad –Un alma gemela es alguien que llevas contigo por siempre. La única que te conoce y acepta, y cree en ti como nadie más lo hace ni lo hará jamás. No importa lo que pase, siempre la amaras. Nada cambiara eso.

-¿Todos tienen una?

-Tal vez… –. Dijo Klaus con pesadez en su mirar que intento ocultar. Para la niña funcionó pero no para la adolescente que sorprendida observo la tristeza en el semblante de su padre –En nuestra vida, los amores vienen y van. Cada uno con mayor o menor intensidad, y dependiendo de la persona, ese alguien puede elegir llamar a uno o varios sus almas gemelas ¿Lo entiendes? –. La pequeña negó sacudiendo su cabeza y su padre sonrió –Es como los caballos. Si yo veo a ese que va corriendo, elijo llamarlo Kol pero quizás tú quieras llamarlo Jack.

-Oh… entonces ¿Es algo así como un nombre cariñoso? –. Pregunto la niña con entusiasmo.

-Así es –. Afirmo su padre satisfecho relajándose por dejar el tema. Sus manos detuvieron sus movimientos y elevo el resultado de su arduo trabajo para ofrecerlo a su pequeña –Esto es para ti.

-¿Qué es? –. Hope ladeo su cabeza al ver el aro del tamaño de un pastel.

-Una corona, por supuesto –. Intento colocársela pero el aro de flores cayó sobre el pecho de su hija haciéndole fruncir el ceño y ladeo su cabeza frunciendo su ceño –Quizás… ¿Un collar?

Hope rio –Papi. Eres malo para jugar con flores.

Klaus suspiro con cierto desánimo –Lo sé… –. Sus ojos brillaron cuando su hija le ofreció su trabajo con una brillante sonrisa en su rostro –¿Para mí?

Hope asintió efusivamente y de un salto se puso de pie para acercarse a su padre que ya bajaba la cabeza –Si. Siempre dices que soy una princesa así que tú debes ser un rey.

-Lo soy –. Afirmo Klaus con arrogancia y se irguió con orgullo luciendo la corona que le quedo perfecta. Elevo su ceja hacia su hija –Tu eres muy buena haciéndolos ¿Quién te enseñó?

-La abuela Mary –. Dijo Hope con orgullo sentándose en su regazo para que le abrazara. Por supuesto, su padre lo hizo al instante –Quizás deberías preguntarle si te enseña.

Klaus rio por lo bajo –Dudo que quiera hacer algo conmigo más que apuñalarme el corazón…

Hope rio al ver la mirada llena de malicia de su padre hasta que en un instante ambos se tensaron en el sitio al oler y escuchar el cambio en el ambiente.

-Puedo asegurarte que no es la única –. Mascullo Hayley saliendo de atrás del árbol.

Klaus y Hope soltaron un grito a la vez que se ponían de pie sin soltar sus manos. Hayley les gruño permitiendo que sus ojos se iluminaran y la pareja dio le dio la vuelta en un rápido paso para luego comenzar a correr con la loba persiguiéndolos…

Al menos, hasta que atrapo a Klaus y le rompió el cuello…"


Hola.

Espero que les este gustando y que todos estén seguros y lavándose las manos.

Gracias por leer.