-Rompe el vínculo. No lo quiero –. Dijo Hope con frialdad apenas mirándole con desprecio.
Josie sintió como su corazón se estrujó dolorosamente para luego romperse en miles de pedazos.
-¿Qu-que? ¿Por qué? –. Pregunto en apenas un susurró.
Freya que rodeaba a su sobrina dejando un grueso camino de sal le miro casi con incredulidad mientras Keelin suspiraba negando por lo bajo.
Hope le miro frunciendo su ceño –¿Enserio preguntas?
Josie apretó su mano sobre su pecho pero aún tuvo la fuerza de asentir.
La cobriza suspiró con exasperación y negó en silencio antes de volver a mirarle con frialdad –Es obvio. Porque me niego a estar unida a alguien tan insignificante como tú.
Las palabras solo acrecentaron el dolor en su pecho a la vez que lágrimas comenzaban a caer mientras escuchaba casi a la lejanía la voz de Freya que recitaba palabras que no podía entender. Su cabeza estaba en la cobriza y se aferraba a la incredulidad con todas sus fuerzas.
-Eres tonta y débil –. Siguió Hope hablando –Sin voz… demasiado sin chiste hasta el punto en que jamás te he visto con nada más que lastima. Entendí completamente porque nunca fuiste lo suficiente para Penélope y si me lo preguntas, preferiría estar vinculada a Lizzie. Al menos ella sabe lo que quiere y lo persigue… tu eres… solo serás un estorbo en mi vida. Nunca serás suficiente.
Las llamas rodearon a Hope. El hechizo estaba funcionando. Lo sintió en su pecho que crujió cuando quiso aferrarse al lazo pero su fuerza se perdió al ver cómo sus padres asentían apoyando la decisión de la loba y cómo su hermana parecía darle una sonrisa coqueta, que está retorno dándole un guiño.
El lazo se despedazó. Sumiéndola en la soledad y dejándole caer en un vacío tan doloroso que era asfixiante mientras su llanto desconsolado resonaba en el.
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Hope corría por el bosque. Con su cabeza sumergida en sus pensamientos, sintiendo como el enojo y la frustración contra si misma aumentaba. El dolor le hacía débil, se repitió sin cesar. El dolor le hacía impulsiva de la peor manera, sin pensar en las consecuencias y eso era malo. El dolor ya debía de parar de golpear su interior. Estaba de mal humor y eso era evidente por su línea de pensamientos que por supuesto comenzaron a enfurecerse hasta el punto que pensar en apagar su humanidad sonaba tan bien.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo mal que estaba. Recordar a su padre y su madre siempre le ocasionaba esas dos emociones, enojo y dolor, y no quería vivir así. No podía. Y siempre que pensaba que ya lo había superado, todo volvía a golpear con la misma fuerza que antes.
Siempre cayendo en solo esas opciones de sentimientos. Así que se concentró en la ira, la misma que alimentaba e intensificaba los instintos lobunos en los que se fue perdiendo dejando que la libertad que gozaba al correr sin sentido por el bosque bastara para controlarse al día siguiente.
Era entrada la madrugada según pudo ver gracias a la posición de las estrellas y la luna. Cuando se detuvo, justo junto a la cascada que parecía ser la guarida elegida por su lobo.
Se acomodó en un sitio. Relajándose al escuchar el paso del agua que silenciaba lo suficiente sus pensamientos y sus ojos se cerraron. Aunque en lugar de echarse y dejarse vencer por el cansancio de todo, soltó un bufido antes de revolcarse en el césped y la tierra deseando borrar los rastros de limpieza de su pelaje aunque cuidando el aroma. Lizzie le había puesto de su shampoo así que olía a Josie, y eso le gustaba y le daba cierta tranquilidad.
Después de un largo rato y estar completamente café, se permitió cerrar los ojos.
La oscuridad le rodeo y relajada se dio cuenta que parecía que sus recuerdos le dejarían en paz. Suspirando con alegría mientras se acomodaba recargada en su lobo que había estado fungiendo cómo su almohada casi todo el tiempo cuando ambos perdían la conciencia.
Comenzó a caer ante su cansancio siendo lo último que sintiera la instantánea tensión que invadió a su lobo en un segundo y antes de que pudiera entender que era lo que ocurría se quedó dormida.
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Lizzie descansaba en su cama, con su mirada fija en el techo. Las luces habían sido apagadas desde hace un par de horas. Sus episodios, o sus sentimientos extremos siempre tomaban un gran trozo de su energía pero no solo la de ella. Con tristeza miro de reojo a su hermana que hace mucho se había dejado caer ante el cansancio y como ella, tenía sus oídos ocupados con audífonos para tratar de silenciar el sentimiento que aún se revolvía en su interior.
Desde pequeñas lo habían entendido. Eran personas separadas pero una misma a la vez en un grado menor. Un poco más que los gemelos normales gracias a su vínculo. Y la culpa le invadió.
Ella no quería que Josie tuviera que sufrir por sus inseguridades. No le gustaba causarle daño aunque está le jurada que estaba bien, que le ayudaba a entenderle mejor. No era justo.
Así que en aquel momento en medio de la noche, la tristeza le invadió junto a la culpa.
Intento dejar de pensarlo. Trato de dejar de sentirse tan miserable. Tan insuficiente. Tan horrible que nadie podría quererle alguna vez, y por un momento se permitió hasta tener envidia de su hermana.
No solo porque ella no tenía que sufrir el desprecio hacia sí misma sino porque ahora ella tenía un alma gemela. Alguien que estaba a destinada a quererle siempre.
La idea de que jamás tendría algo propio así se clavó dolorosamente en su corazón. Por supuesto, la buena y perfecta Josie sería bendecida hasta por la magia ancestral.
Un grito mental diciendo que no era justo paso por un momento pero pronto la envidia de apagó. Ella amaba a su hermana y estaba feliz de que tuviera a alguien que le cuidara. Porque claro que notaba que tenía más atención de sus padres y aunque le gustaba y lo necesitaba también Josie necesitaba sentirse vista. Ella quería que su hermana fuera vista.
Un golpe firme sobresalió entre la música que llenaba sus oídos aunque siendo sincera no la estaba escuchando. No le puso atención suponiendo que lo había imaginado, estaban en medio de la noche y el silencio era sepulcral en la escuela donde todos dormían. Entonces un nuevo golpe seguido por lo que podía definirse como algo destrozando madera. Confusa se arrebató un audífono y se sentó para mirar a su alrededor. Dando un salto asustado cuando los sonidos volvieron a escucharse con más intensidad seguidos por gruñidos.
Aterrada salió de su cama lista para correr hacia su hermana pero entonces noto que los sonidos provenían de su puerta que miro con cautela. Antes de que pudiera salir de su miedo hubo un estruendo, trozos de madera fueron lanzados hacia el interior de la habitación a la vez que un gritillo escapó de sus labios.
En lugar de reaccionar a ir hacia Josie, retrocedió algunos pasos para tocar la pared y tomar un poco de magia a la vez que más trozos saltaron dejando un pequeño agujero. Comenzó a recitar un hechizo pero antes de que terminara la primera palabra, un gran hocico se empujó por el agujero gruñendo profundamente a la vez que parecía que su cuerpo chocaba al otro lado.
-¡Un gremlin! –. Grito aterrada. Saltando y encogiéndose un poco al ver lo ojos dorados.
Los golpes y empujes no pararon mientras el reconocimiento se hizo en su cabeza. Con enojo camino hacia la puerta.
-¡Demonios felpudo! Casi me matas de un susto –. Mascullo molesta pero el lobo ni se inmutó y siguió golpeándose contra la madera. De alguna forma queriendo forzar su cuerpo a través del hoyo donde apenas pasaba su cabeza –Basta tonta –. Se quejó pero fue ignorada.
Confusa y molesta aún se quitó su pantufla, golpeando la nariz del animal que no se detenía. Retrocedió frunciendo su ceño y volvió a golpear aunque teniendo cuidado de alejar rápido su mano por si el lobo de pronto intentaba morder pero no pasó.
El animal solo tenía en mente atravesar la puerta.
-¿Felpudo…? –. Pregunto luego de más de diez golpes. Por supuesto, todos eran para estar segura de que era ignorada. No porque disfrutaba jugar al aplasta topos con la nariz del lobo. Por supuesto que no.
Dejó caer su pantufla e indecisa miro el pomo por un momento, preguntándose qué tan seguro era aquello pero el ruido aumentaba. Hope estaba destrozando su puerta y pronto sería escuchada por alguien, o peor aún, por su padre; así que sin pensar abrió la puerta y retrocedió unos pasos.
El animal al escuchar que la puerta se abría detuvo sus embistes y en su lugar siguió el suave movimiento de la madera hacia el interior dando saltitos ya que una de sus patas estaba atorada en el hoyo. En cuanto estuvo a dentro con un gruñido comenzó a luchar para zafarse del agujero donde se había metido, haciendo reír por lo bajo a la rubia.
-Josie ¿Ya viste…? –. La pregunta se quedó en sus labios al ver y poder escuchar ahora en el silencio cómo su hermana se removía levemente y lloriqueaba en sueños. Lizzie enseguida se tensó y antes de que pudiera correr hacia ella para rescatarla de su pesadilla, el lobo paso por su lado corriendo.
Sin fijarse en nada más que en la morocha hasta el punto que empujo un poco a la rubia al pasar.
El animal se acercó y enseguida lloriqueo junto al rostro de Josie. Mirándolo con preocupación. Pronto su lengua comenzó a atacar las mejillas de esta sin parar aún con el sabor salado que estaba impregnando a su lengua y que solo le desespero más. Subió sus patas delanteras en el colchón y empujo la parte superior de su hocico contra la mandíbula de la que poco a poco comenzó a ser más consciente de lo que pasaba.
La humedad de la lengua contra sus mejillas terminaron de traerla de la inconsciencia. Su aturdimiento fue alejado gracias a los quejidos que resonaban en su único oído libre de audífono. Parpadeo completamente aturdida pero no pudo evitar sonreír suavemente al ver al lobo a su lado.
-Estoy bien… –. Susurro con voz grave –Todo está bien… solo un mal sueño…
Su mano comenzó a rascar tras las orejas del animal que suspiro de alivio al sentir la calidez.
Lizzie pudo ver cómo su hermana aún no estaba completamente despierta pero su mirada estaba más concentrada en el animal al que la fuerza comenzó a abandonar según noto en sus patas traseras que temblaban ante su peso. Volteó hacia la puerta que ya había cerrado y gruño por lo bajo al ver el hoyo despedazado.
-Maldito topo diabólico fugado de alguna mala película de bajo presupuesto… –. Mascullo a la vez que usaba unas hojas tomadas de su escritorio, para cubrir el agujero desordenadamente y que sujetaba gracias a mucha cinta adhesiva.
Una vez que terminó volvió su mirada hacia su hermana y dejó escapar un bufido al verla cómodamente dormida abrazando al lobo que se había recostado a su lado sobre sus mantas y que descansaba su cabeza contra su pecho.
-Si… Ya saben. Uno aquí limpiando el desastre de su reunión y ustedes babeando… no hay respeto… –. Se quejó volviendo hacia su cama. Lanzando la cinta adhesiva sobre su hombro sin importar dónde cayera.
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Calidez.
Eso fue lo único que Josie sintió cuando la conciencia comenzó a volver a ella. Calidez, en su interior y exterior.
Abrumadoramente firme pero a la vez tan suave como un silencioso consuelo. Era un momento perfecto, a su parecer. Se sentía tranquila y confortada, segura y querida. Casi como estar sujeta por alguno de sus padres pero era algo más. Difícil de explicar. Diferente pero igual de intenso.
Pronto sus ojos se fueron abriendo y cuando su visión se aclaró, su ceño se frunció con confusión. Se hallaba acurrucada junto a la loba que recordaba haber visto partir junto a sus tías. Le aferraba el cuello con tal fuerza que en cuanto aflojó el agarre sintió como sus músculos entumidos se quejaban, esperaba que no le hubiera lastimado aunque sí lo hizo tampoco le sorprendería. Una de sus piernas se había acomodado sobre el gran cuerpo sin importar las mantas que lo hacían parecer casi un taco pero nada parecía molestarlo.
El hocico del lobo se ocultaba bajo su mejilla volviéndose casi su almohada, una sonrisa suave se dibujó en su rostro al escuchar los soñolientos ronroneos que recordaba haber escuchado entre sueños.
Entonces su cuerpo se tensó y su sonrisa se borró mientras la tristeza iba formando un claro puchero. Su sueño volvió a ser claro en su cabeza y el malestar le invadió.
Instintivamente miro hacia su hermana que dormía aferrada a su oso Stef. Ni siquiera sabía de dónde venían aquellos celos que hicieron hervir sus entrañas. Hope no le pertenecía, se repitió por milésima vez desde que había comenzado todo el tema del vínculo.
Un alma gemela es alguien que te complementa. Dos caras de una misma moneda y no siempre significaban amantes, según había leído.
No podía permitirse pensar en nada fuera de que ella siempre había tenido una conexión con Hope. No era justo para ninguna que tuviera esperanzas cuando sabía bien que lo más posible es que todo terminara en el momento en que la cobriza retrocediera a su cuerpo. Está ya lo había hecho cuando todo comenzó, ser apartada parecía que iba a ser su destino.
Y aunque sentía su vínculo fuertemente abrazado a su corazón. Vibrando a cada latir. Susurrando algo que no sabía que era pero que sin duda escuchaba. Sabía que no debía tener esperanzas.
Hope no le pertenecía. Hope no se quedaría a su lado… Hope no le querría.
Repitiendo ese mantra sin parar volvió abrazar a la loba a la vez que lágrimas se formaban en sus párpados pero no les permitió caer. En su lugar, cerró los ojos y apretó tan fuerte intentando controlar todo lo que en su interior se arremolinaba.
Las emociones de todo fueron demasiado. El sueño volvió a vencerle. Ignorando como los ojos brillantes del lobo veían el lento deslizar de una lágrima perdida.
oooXoooXooo
Lizzie fue la primera en despertar después de unos largos minutos torturantes con el estridente sonido de la alarma martilleando su cabeza. Era extraño. Su hermana siempre era la primera en despertar y con dulzura se encargaba de despertarle a ella para que no tuviera una mala mañana al dejar que la alarma hiciera su trabajo.
Pero no está mañana.
Se estiró aún envuelta entre sus mantas y soltó un gran bostezo para luego sentarse mirando a su alrededor adormilada. Notando cómo su hermana aferraba con demasiada fuerza al lobo que ya había volteado verla.
-Buenos días, felpudo –. Susurro con voz ronca antes de dar un salto fuera de su cama. Se acercó a su hermana pensando en despertarla pero los recuerdos de que había pasado una mala noche le detuvieron antes de que la tocara –Parece que quiere sacarte el relleno.
Hope dejó escapar su lengua animada y al siguiente instante recargo su cabeza en la de Josie. "No importa".
-Bueno. Voy a darme una ducha, la despertaré cuando salgo –. Soltó la rubia dándole la espalda, hablando a través de un nuevo bostezo.
La loba le siguió con su mirada preguntándose si estaba mejor, el recuerdo de la tristeza en sus ojos le había molestado más de lo que sabía que lo haría. No sabía si era por su vínculo con Josie que le empujaba a qué la rubia le importará o si eran sus propios sentimientos. A fin de cuentas, ella jamás había odiado a Lizzie. En cierta forma admiraba su fuerza y seguridad así como disfrutaba de su ácido sentido del humor. En el fondo le agradaba, quizás nunca lo dijera pero sabía que le miraba como alguien cercano y solo podía esperar que ella le viera de la misma forma porque en su cabeza, eran familia. Tal vez debería decirlo algún día, en especial de haber visto como se había roto.
Quizás Lizzie, como ella necesitaba que alguien le dijera que le amaba tal cual era. Un apoyo.
-Me vestiré dentro. No quiero que me disfrutes –. Dijo Lizzie con sonrisa arrogante.
Enseguida, la loba soltó un bufido y giro su cuello para que sus ojos volvieran a Josie. "Ja. Quisieras".
La rubia tomo aire ruidosamente soltando una pequeña exclamación ofendida –Ja ¿Cómo te atreves a no reconocer mi belleza? Sacrilegio… además ¿Quién querría que le miraras como el mejor trozo de carne? –. Soltó mientras caminaba al baño y antes de cerrar la puerta sonrió pícaramente mirando hacia la cama ocupada susurrando –Josie, tal vez…
Hope gruño por lo bajo y lanzó su mejor mirada amenazante hacia el baño pero la rubia ya había desaparecido. Bufo con molestia aunque sus ojos volvieron a la morocha.
Le admiro en silencio. Sus ojos dorados recorrieron cada centímetro de su rostro, deleitándose con cada detalle. Todos perfectos a su parecer. Jamás había entendido como es que pocos habían notado la belleza de Josie. Por supuesto que Lizzie era preciosa, lo reconocía pero Josie era simplemente una diosa que avanzaba por los pasillos con elegancia amable. Un encantado cegador a cada sonrisa y mirada dulce que ofrecía al mundo.
Hope sabía que ella no había podido ignorarla. Aún de pequeña, ver sus sonrisas le había robado propias aunque no lo quisiera. Nada hacía volar más su cabeza y creer que el mundo era maravilloso, que escuchar la risa de la morocha. Quizás debería agradecer que la gente fuera estúpida, o hace mucho que hubiera golpeado a alguien por no poder controlar sus instintos protectores. No. No era solo protección, era pertenencia. Ahora lo entendía.
Ahora entendía lo que su lobo había susurrado y ella se había negado a aceptar. Quería a Josie para ella y solo para ella.
Instintivamente su lobo comenzó a restregarse suavemente contra la morocha mientras Hope saltaba en su interior negándose a aceptar y simplemente tomar lo que el lobo creía que le pertenecía. Ambos gruñeron con enojo hacia el otro. Frustración de que no se entendieran mutuamente pero un movimiento paro la batalla.
Ellos por completo se concentraron en Josie que abrió sus ojos casi en un salto aunque sin intentar moverse. Adormilada acaricio la cabeza del animal sin notar que este estaba despierto y se levantó un poco para ver qué la cama de su hermana estaba vacía, detentando el sonido de agua cayendo a su espalda y con un suspiro se dejó caer en su sitio.
Sus ojos se toparon con los dorados a centímetros. Una mirada amorosa que hizo rodar su corazón y le robó una sonrisa suave.
-Hola… –. Susurro sin dejar de acariciar lentamente dibujando líneas en el pelaje superior de la cabeza del lobo, iniciando entre sus ojos y llegando hasta su cuello sin que a este le molestara. De hecho, sin saberlo tenía a ambas conciencias de rodillas. La morocha frunció un poco su ceño –No es que me queje o que no disfrute dormir contigo pero, exactamente ¿Cómo volviste?
Hope dio un salto en su interior que su lobo igualo aunque con menor intensidad. Recordaba haber corrido por horas y tomar su lugar junto a la cascada donde sus ojos se cerraron pero eso era todo. A la vez que ella repasaba sus pasos, su lobo volteaba sin parar hacia el bosque para luego volver sus ojos hacia la morocha que sintió su confusión y lo noto en su ceño fruncido. Ella misma comenzó a preocuparse e instintivamente siguió con sus caricias que le ofrecía calma a ambas.
La única respuesta a la que Hope pudo llegar fue un lejano malestar. Un dolor y tristeza que golpearon sus instintos.
Lo verbalizo dando un gemido lastimero a la vez que sus ojos se clavaban en los de Josie que frunció su ceño pero pronto su rostro quedo oculto contra el cuello del animal que bajo su cabeza contra ella en una especie de abrazo protector.
Dejo salir una exclamación y con voz amortiguada susurro –¿Mi pesadilla? ¿Sentiste mi pesadilla? –. El lobo volvió a gemir como respuesta y el empujón de su cuerpo se volvió más pesado –¿Cómo…?
Hope frunció su ceño aún más confusa que al inicio. Lo único que ella y su lobo tenían claro es que habían sentido que Josie les necesitaba.
Josie estaba igual de confusa y hasta temerosa de que la cobriza supiera de qué iba su pesadilla. De asustarle con la intensidad de su miedo a todo lo que el sueño mostraba de su sentir y que no quería decir. Jamás. Pero todo el comportamiento protector le indicaba que el lobo supiera haciendo que se relajara un poco aunque solo podría tener la certeza hasta que Hope volviera.
Hope sintió el miedo empapando su vínculo lentamente y reacciono a moverse para poder ver directamente a los ojos de la morocha. Quería mirarle y prometerle en silencio que lo que fuera que le estuviera haciendo sentir así, ella lo alejaría. Ella estaría a su lado.
El latir de su corazón retumbo en sus oídos con tal fuerza que silencio el mundo de Josie que solo podía concentrarse en esos ojos dorados llenos de intensidad a la vez que el vínculo se volvía caliente. Rodeando su corazón como un escudo protector indestructible e indiscutible.
"¿Realmente lo harás?". Se preguntó la morocha en silencio.
"Siempre y para siempre". Dijo Hope con firme certeza.
-Iak... –. Se quejó Lizzie rompiendo el momento. Haciendo que ambas saltaran sorprendidas, volteando para ver la mueca y fingidas arcadas –Su lobolove es como una cucharada de jarabe... asqueroso...
Josie se sonrojo de sobremanera e iba a quejarse pero en su lugar Hope gruño con molestia y le lanzo una mirada mordaz a la rubia que se sentó en su cama cepillando su cabello.
-No me mires así, tu maldito topo felpudo.
"¡¿Como que topo?! Somos un lobo. ¡Un lobo!". Se quejó con molestia Hope y su lobo escandalosamente se quejó como si estuviera discutiendo.
Lizzie le miro con molestia –No. No. No me guaf-gues. Te lo mereces por destrozar la puerta y por cierto, tú la pagas. Y no, no aceptamos croqueta express.
-"¿Puerta?" –. Preguntaron al unísono.
Lizzie señalo el hoyo cubierto a la vez que les daba una sonrisa apretada sin nada de amabilidad –Apareció en medio de la noche como un gremlin rabioso y se abrió paso a lo bestia –. Frunció su ceño un poco –No se detuvo hasta que estuvo a tu lado y se aseguró de que estuvieras bien.
Josie volteo hacia la loba. Al fin tenían la respuesta sobre cómo llego aunque aún pensaban en la barrera pero eso lo dejarían para otro momento. Al menos la morocha que sintió la voltereta de su estómago con demasiada claridad mientras la loba se acercaba a darle una lamida suave en su mejilla para luego mirarle con adoración.
La bruja sintió sus mejillas enrojecer y no pudo evitar retornarle la mirada a la vez que sonreía con cierta timidez.
Lizzie bufo y puso los ojos en blanco –Lobolove… –. Negó en silencio y fue hacia su tocador para seguir con su preparación –Hey, despierten. Quiero desayunar o al menos tómense un momento para preparar una perfecta excusa porque papá nos va a matar cuando vea eso.
-¿Cómo vamos a sacarte de aquí? –. Pregunto la morocha alarmada dando un salto fuera de sus mantas –Es demasiado tarde…
-Todos van ya hacia el comedor –. Agrego la rubia descuidadamente y elevo los hombros –Estamos arruinadas, hermanita.
La morocha le dio una mirada incrédula a su hermana que seguía maquillándose en completa calma, la loba bufó sonoramente.
Se giró a verlas con una sonrisa tranquila adornando su rostro mientras se aplicaba algo de colorete –No me miren así, no es mi culpa que no puedan citarse a una hora normal y Jos… si quieres hacer algo creo que primero deberías salir de la cama.
La morocha miro a su alrededor y asintió dando un último salto fuera de la cama –Cierto. Voy darme un baño rápido pero piensen como llevar a Hope al bosque. Y no hagan travesuras.
La loba y la rubia se miraron entre ellas un instante pero luego fingieron ignorar se aunque ambas ya pensaban en formas de molestarse. Algo que la morocha noto y soltó un suspiro cansado a la vez que negaba.
-Espera. ¡¿Por qué estas toda sucia de nuevo?! ¿Sabes cuánto me tomo quitarme tu hedor a perro salvaje? –. Dijo Lizzie mirando hacia la loba con enojo aunque esta solo saco su lengua juguetonamente. La rubia soltó un resoplido –¿Te aceptaran en una estética canina? –. Recibió un gruñido como respuesta –No me gruñas. Si no hay baño no duermes aquí aunque mastiques toda la escuela.
La loba dio un quejido y dejo caer su cabeza sobre sus patas. La rubia sonrió victoriosa.
Josie rio viendo la interacción mientras reunía sus ropas para no tener que salir a vestirse frente a Hope.
"Ya verás. En cuanto te vayas voy a restregarme en toda tu cama, especialmente en tu almohada". Pensó Hope y su mirar se llenó de malicia notoria para la morocha que le sacudió las orejas.
-Sean buenas y no se maten.
-"Trataremos" –. Dijeron al unísono.
La castaña suspiro sonriendo y se encerró en el baño escuchando como su hermana gritaba a la loba que parecía que estaba mordiendo algunas de sus cosas. Negó riendo por lo bajo. Imaginando como había la gran posibilidad de que su habitación fuera destruida así que quiso apresurarse pero a la vez quiso tomarse un momento.
El agua corrió por su cuerpo llevándose su adormilamiento. Sin lograr hacer lo mismo con sus temores que seguían susurrando que nada de aquello era real. Incluyendo lo que Hope le mostraba. Lo que le demostraba con sus atenciones antes y ahora con su sumisión. Así que lucho por convencerse de que no eran nada.
Solo amigas que se apoyaban y llevaban bien. Nada más.
Luego de un pequeño rato salió del baño con sus cabellos envueltos en una toalla y uniforme. Se congelo al instante. Su hermana estaba sentada en el suelo con su espalda recargada en su cama. Una mascada roja cubría sus cabellos de forma clásica y a su lado la loba se encontraba recostada sobre la cama. Con mala cara y demasiado cerca de la rubia.
Lizzie sonrió y elevo su teléfono –Muy bien. Selfie.
Hope abrió su hocico tan grande como le era posible acercándose todo lo posible a Lizzie que hizo un gesto de fingido horror. Ambas mantuvieron la pose unos segundos hasta que el teléfono soltó un clic. Se apartaron y concentraron su mirar en la pantalla.
-Mmmm. Creo que le falta algo de verdadero terror –. Susurro la rubia.
"See. Se ve bastante fingido, creo que el problema es tu cara. Yo salgo bien". La loba gruño levemente sin agresión y la miro con aversión para luego sacar la lengua al ver su imagen.
-Ja. Claro que es solo tu culpa. Me alegro que lo entiendas –. Afirmo Lizzie haciendo que la loba le mirada ofendida –Bueno. Que te parece si esta ocasión sacas los colmillos y finges querer comerme.
Hope saco la lengua asqueada. "Tal vez te desmembraría pero jamás te tragaría".
-Muy bien. Prepárate…
-¿Qué están haciendo? –. Pregunto Josie al fin.
Las chicas voltearon a verla y su hermana fue la que respondió mostrándole su teléfono –Selfie con temática de terror. ¿Qué opinas?
Josie estaba a punto de tomar el teléfono cuando vio como las orejas de la loba se elevaban y su nariz sonoramente olfateaba. Luego bajo su cabeza casi tratando de esconderse tras la morocha que se había sentado a su lado en la cama.
La puerta de la habitación fue abierta de golpe –¡¿Chicas?! –. Alaric lucia aterrado hasta que vio a sus hijas tranquilamente sentadas y suspiro con cierto alivio luego de recibir avisos de una puerta hecha pedazos y sangre en la madera. Entonces su semblante se endureció –Hope. Puedo ver tu cola –. La loba se elevó casi sentándose y saco la lengua fingiendo inocencia –¿Cómo es que rompiste la barrera?
La loba frunció su ceño visiblemente. "No tengo idea…"
Los Saltzman notaron su confusión. El hombre dio paso al interior –¿Cómo entraste aquí?
Lizzie levanto su mano soltando un suspiro aburrido –Yo le abrí. Ella hubiera destruido la puerta de no hacerlo… –. Confusa volteo a ver a los ojos a la loba –No estoy segura. Estaba oscuro pero creo que ella estaba dormida…
Alaric se tensó al escuchar aquello y por un momento pensó que tal vez su hija se estuviera confundiendo pero al ver la confusión en la mirada de la loba. Sabía que era verdad –¿Por qué viniste aquí?
"Algo estaba mal". Su mirada se fijó en la de la morocha con dulzura. "Ella me necesitaba".
Josie sintió su cuerpo siendo rodeado por la calidez del lobo, o al menos su espalda ya que esta se sentó tras ella y se acomodó para descansar su hocico en su hombro intentando mostrar lo que pensaba.
Ella le sonrió suavemente y elevo su mano para acariciar su hocico –Tuve una pesadilla. Creo que eso le llamo.
Alaric dio un suspiro cansado y apretó el puente de su nariz entre sus dedos –Bien… –. Dijo, acercándose a la loba a la que con cierta cautela le tomo el hocico y lo elevo para verlo con detenimiento –Hay sangre en la puerta… –. Susurró como única explicación y las gemelas miraron al animal con cierta tensión y culpa al no haber visto o notado nada aunque ahora que era mencionado con un poco de facilidad hallaron la mancha del tamaño de un puño sobre las mantas –Estás bien. Ya se curó –. El lobo le miro con evidente arrogancia haciendo que el hombre bufara con una leve sonrisa. Se levantó y miro a sus hijas –Terminen de prepararse y vayan a clases. Yo me ocupare de Hope…
-Pero… –. Se quejó Josie.
Su padre le miro con seriedad –No van a faltar a clases así que vamos, apresúrense mientras yo voy a llamar a su tía.
Hope se encogió en su sitio suponiendo el regaño que esta le daría y Josie al notarlo se acercó a volver a acariciarle tras las orejas.
-Lo siento.
La loba se elevó y lamio lentamente su mejilla "No importa".
-Iu. Josette vuelve a ducharte –. Se quejó Lizzie con una mueca.
Hope le miro y le gruño. En un segundo salto fuera de la cama de Josie para saltar sobre la de la rubia, restregando su lomo con su lengua colgando disfrutando de los gritos de esta.
