Hola.

Primero que nada quiero agradecerles por la comprension hacia el problemita que tuve. Por suerte, todo se soluciono fácil y rápido así que...

Vamos allá!


-¡¿Por qué no despierta?!

El casi grito desesperado de Josie rompió el tenso silencio de la sala donde todos se hallaban.

Hope había sido llevada a su habitación hace un rato. Y Keelin y Freya se turnaban para ir a verla cada tanto mientras los Saltzman solo esperaban sentados en el sitio. Josie había tratado de subir pero no se lo habían permitido, ninguno de los adultos estaba seguro de cómo sería el despertar de la cobriza.

Solo saliendo de un sueño o de una pesadilla. Y su nivel de agresión dependía de ello.

-Tranquila hermanita –. Dijo distraídamente Lizzie mientras se paseaba por la pequeña cantina de la habitación. Tomo una botella y sonrió elevando sus cejas con emoción –Wow… ¿Cómo es que tienen todo lo bueno escondido en una mansión abandonada?

Alaric que recorría el lugar con cierta ansiedad se acercó a quitarle la botella y regresarla a su sitio –Deja eso ahí… por siempre –. Dijo con su tono de padre que solo produjo un puchero de su hija, seguido de un resoplido al que respondió mirándole con firmeza –Es algo Mikaelson. Dónde sea que vayan el bourbon les seguirá o ellos, para el caso.

Freya rio sin demasiado ánimo pero lo hizo mientras su esposa que acaba de bajar se paseaba por el pasillo tratando de controlar el resplandor de sus ojos y la ansiedad que se revolvía en su pecho.

La bruja soltó un suspiro y dio un pequeño trago a su copa –Tu padre tiene la razón. No sé cómo nadie ha intentado asesinarnos atrayéndonos con una buena botella.

Lizzie rio por lo bajo al escucharla e imaginar a los Mikaelson mirando con adoración una botella para terminar estacados por la espalda mientras están entretenidos formándose para tener una copa.

Alaric soltó un resoplido casi risueño –Es un buen plan ¿Por qué no lo pensé antes? –. Freya rio por lo bajo –Pueden explicarme ¿Por qué desde que paso los catorce, Hope me manda un mensaje cada que abro una botella? ¿Puedo tener una copa? Me pregunta siempre, ni siquiera sé cómo es que se entera. Culpo a sus genes por ello.

Las Mikaelson volvieron a reír.

Keelin dijo distraídamente sin detener sus pasos aunque ya habiendo controlado sus gruñidos –Debe ser por el aroma. Nikkie lo huele en el ambiente y se relaja aunque esté en otra habitación, y Freya se pasó por mi embarazo con antojos de bourbon a cada hora. Así que si. Culpa de los genes.

-¿Cómo te llevo al hospital cuando llegó el momento? –. Pregunto Josie por lo bajo y su hermana asintió apoyándole.

-¿Qué tan ebria estaba al cargar a baby Mikaelson? –. Agrego Lizzie sonriendo recibiendo una silenciosa respuesta de la bruja mayor que ladeó visiblemente su mano de un lado a otro.

-En nuestra boda obtuvo su permiso de beber y mi hermano le enseño cómo degustar y encontrar un buen bourbon. Yo culpo a eso –. Agrego Freya con una sonrisa nostálgica.

Los ojos de Lizzie de pronto brillaron con entusiasmo mientras los adultos reían. Volvió a la cantina y tomo la botella que su padre enseguida trato de quitarle de nuevo pero ella alcanzo a alejarla de su mano.

-No. Espera. Es un experimento… –. Quitó la tapa y elevó la botella apuntando hacia las escaleras –Ven felpudo alcohólico. Ven.

Canturreo alegremente mientras todos le miraban con cierta incredulidad aunque en el fondo tuvieron un poco de esperanzas.

Josie negó sonriendo pero pronto volvió a su ceño preocupado –Dejando eso de lado… ¿Por qué no despierta?

-Simple química –. Respondió Keelin dejando salir un suspiro a la vez que se dejaba caer en el sofá junto a su esposa –Su cuerpo debe estar reajustándose a volver. Pueden pasar días hasta que no despierte.

Freya soltó un suspiro a la vez que se aferraba a la mano de su esposa –Tengo que llamar a mis hermanos… es tiempo.

-Creí que Hope no quería –. Dijo Alaric.

Comenzando a tensarse un poco ante la perspectiva de volver a traer al pueblo a los Mikaelson y la furia que sin duda albergarían por la situación y contra ellos por no avisarles. Los pensamientos de las Mikaelson también se concentraron en lo último y solo pudieron imaginar el caos de gritos que les aguardaban.

-Lo es. No los quería alarmar o que acosaran a Josie pero no creo poder seguir ocultando esto.

Confeso Freya con una pequeña sonrisa que dirigió hacia la morocha que dejó de observar las escaleras para mirarle sorprendida y con un sonrojo tímido mientras su corazón se agitaba.

Sus ojos volvieron hacia las escaleras con renovada necesidad.

xxxOxxxOxxx

Los párpados de Hope comenzaron a moverse lentamente hasta que lograron abrirse para hallarse en una habitación que hace mucho no visitaba.

Al principio no pudo reconocerle pero sus instintos le dijeron que estaba bien. Que era un lugar seguro así que dejó de tratar de enfocarse para concentrarse solo en el caos de su mente.

Sus pensamientos no dejaban de ser un desastre. Casi como si un huracán estuviera volcando sus recuerdos sin sentido. Por un momento se vio como una niña y al siguiente instante era mayor, o estaba en su forma lobuna.

Nada tenía sentido excepto la necesidad de moverse y la poca lógica que aún tenía le rogaba que se calmara. Prometiéndole que todo estaría mejor una vez que lo hiciera.

No sabía cómo hacerlo. Ni siquiera era consiente si su respiración era acelerada o no, pero un pequeño recuerdo le dio una pista.

Agua.

El agua le calmaba, desde niña le amaba. Podía pasar horas jugando en su tina de pequeña y de hecho ese fue el recuerdo que se lo dio a notar.

Uno de sus primeros recuerdos siendo básicamente una bebé. Ella jugando y riendo en su tina mientras su padre le custodiaba atentamente pero siempre con una sonrisa en su rostro. Un pequeño chorro tirado sobre su cabeza haciéndole reír como bienvenida a su madre que se sentó al otro lado, disfrutando del momento.

Era uno de sus primeros recuerdos en que eran una simple familia.

Entonces se movió.

Sus ojos y labios se cerraron dolorosamente al segundo en que solo pensó en moverse pero no se detuvo. Salir de las suaves sábanas de seda negra le robó un bufido y ponerse de pie fue casi una agonía que provocó una mueca pero no se detuvo. Caminar le destrozó, solo algunos pasos y sus pies que se arrastraban se tropezaron, algunos más y sus piernas no pudieron soportar su peso pero no se detuvo.

Eventualmente llegó al baño privado que sabía que estaba ahí. Solo vestía una larga playera que le arrancó un quejido al quitársela a un ritmo demasiado lento y tortuoso.

Se metió en la ducha y abrió el grifo dejando que el agua corriera sin control. El agua cálida le robó un suspiro casi de inmediato y solo se quedó ahí de pie bajo el chorro de la regadera de cascada que le golpeó con relajante firmeza.

Su cabeza cayó y sus ojos se centraron en la coladera dónde un remolino de agua sucia le atrajo mientras el ritmo de sus pensamientos iba ralentizándose. Conforme la suciedad iba pasando también lo hicieron sus memorias más recientes.

Sus días como lobo.

Sus sensaciones. Su seguridad. Su relajación sobre lo que pasaba en el mundo o con ella misma. Su adoración tonta por Josie que se dibujó en su cabeza con claridad provocándole un casi doloroso aleteo en su pecho.

Pero entonces todo dejo de ser bueno.

El agua se fue volviendo helada mientras segundo a segundo revivía los momentos. La desesperación y el enojo, su sanguinario deseo de matanza y la culpa de decidir seguirlos.

Eso era lo peor. La culpa.

Podría decir que fue su lobo y sus instintos protectores sobre Josie pero la verdad era, que había sido ella.

Ella fue la que dejó en libertad al lobo.

Ella fue la que se enfureció al escuchar lo que querían hacerle a la morocha.

Ella fue la que enloqueció al ver el rostro de Josie lleno de miedo y al final; ella fue la que disfruto desmembrándolos y se regodeo con sus gritos agónicos.

Ella fue la que los asesino.

Dejó escapar un sollozo furioso consigo misma para luego doblarse hasta el suelo ante el peso de la culpa. Apretó los puños y sin fuerza se golpeó en los muslos mientras la matanza volvía a pasar una y otra vez ante sus ojos.

Keelin entro lentamente por la puerta. Sus oídos le habían indicado que había movimiento aunque se encontrará alejada en la cocina y su lobo enloqueció casi a la vez haciéndole correr por la casa sin siquiera pensar en llamar a su esposa aunque no fue necesario. Freya escucho sus pasos acelerados y por inercia los siguió casi dejando caer la comida que preparaba en completo silencio.

Pero la loba fue más rápida.

La castaña entro y su corazón se rompió al ver a Hope llorando desconsoladamente sentada en el suelo de la regadera. Aferrándose a sí misma casi como si tratara de desaparecer sin dejar de apretar sus puños con enojo.

-¿Hope? –. Susurró tratando de llamar su atención. Tratando de ver si era consiente de quien era y si era seguro pero la respuesta no llego.

Hope ni siquiera le miro. Solo se encogió más en su sitio y ocultó su rostro contra sus rodillas.

Para entonces; Freya estaba cruzando el marco de la puerta y su corazón se destrozó al ver a su sobrina de aquella forma pero se controló para no ir a su lado. Debían ser muy evidentes en sus intenciones y no sorprenderle, o podría volverse una mala situación y lo que menos querían ambas es que aquello pasará.

No por su seguridad sino por la de Hope.

Keelin se acercó con pasos audibles y cerro el grifo –Pequeña loba, todo está bien.

Hope negó con violencia y en lugar de hablar un nuevo sollozo furioso escapó de sus labios pero eso basto para que sus tías supieran que era ella.

La castaña se metió en la ducha y sin importarle el agua, se sentó a su espalda y le rodeo con sus brazos y piernas dobladas. Apretándole con leve firmeza a la que la cobriza no trato de rechazar.

Freya tomo una toalla grande y mullida en su camino a la ducha que por suerte era lo suficientemente grande. Cómo su esposa, entro en ella y cubrió la desnudes de su sobrina con ayuda de Keelin que luego de acomodar la tela sobre su espalda volvió a abrazarle junto con la rubia.

Formando un amoroso escudo protector dónde se quedaron hasta que Hope fue dejando de llorar y solo soltaba quejidos y sollozos dolorosos.

-Cariño ¿Qué es? ¿Qué te duele? –. Susurró Freya esperando no presionar y obtener una respuesta –Todo estará bien… podemos arreglarlo pero necesitamos que nos digas.

-N-no… no pueden… no pueden arreglarlo –. Dijo Hope con dificultad. Su lengua se arrastraba y sus labios apenas se elevaba pero se forzó a hablar –No… no pueden borrar… no pueden… soy una asesina.

Y al soltar esa última palabra un nuevo sollozo furioso y decepcionado escapó de sus labios casi en un gruñido que no atemorizó a nadie. En su lugar, partió el corazón de sus tías.

Keelin le apretó un poco más –No, pequeña. Protegemos a los nuestros…

-Escúchame bien, Hope. Esos gusanos merecían lo que les pasó y se que eso no te quita la culpa pero debería ayudar que no eran inocentes –. Freya acuno el rostro de la cobriza y busco sus ojos. Casi sonriendo al ver de nuevo sus ojos cristalinos aunque la felicidad fuera mancillada por la dolorosa tormenta que mostraban –Asesinar por gusto, es malo. Matar. En defensa de los que amas aunque no es bueno, es aceptable. Es nuestro juramento ¿Recuerdas?

-Siempre y para siempre… Nos amamos. Nos protegemos. Siempre la familia ante todo y sin importar el costo –. Agrego Keelin con un tono firme lleno de convicción que su esposa apoyo con el movimiento de su cabeza.

Hope miro hacia abajo por unos momentos. Pensando en las palabras que su familia le había inculcado desde que era una niña y aunque la culpa no desapareció, disminuyó entendiendo de dónde había venido su deseo de sangre.

-J-josie… familia –. Dijo aún con dificultad pero con firme convicción que transmitió a su tía por medio de sus ojos.

Freya sonrió –Así es. Josie es tuya así que es familia y por siempre lo será. Quizás adoptemos hasta a Lizzie si conquista a los otros, Keelin y yo ya le damos nuestros votos sin pensar.

La cobriza rio por lo bajo –Tía Rebekah… la amara…

-No tengo dudas que Kol también –. Agrego la castaña sonriendo –Aunque si los imagino siendo un pocos más difíciles con Josie, solo por molestar.

Un gruñido profundo escapó de Hope.

oooXoooXooo

La siguiente vez que su mente fue consiente, sus pensamientos no eran tan estridentes pero si demasiado pesados.

Fue consciente de su entorno y esta vez, pudo reconocer algo más que sus memorias.

No trato de abrir sus ojos y solo se concentró en sus otros sentidos. En la sensación de las sabanas de seda acariciando su piel descubierta y el sonido ligero de aves que le señalaron que un nuevo día estaba comenzando. Por un momento se preguntó cuántos días había pasado en esa cama, pero entonces respiro profundamente y el mundo se detuvo.

Su corazón enloqueció en un segundo.

A pesar del suave aroma de la tierra siendo tocada por el sol. De los arces y flores a su alrededor. Del firme aroma en el sitio a hierbas, bourbon, sangre y pintura que le indicaba a quien pertenecía aquella habitación.

A pesar de todo ello. Lo que hizo enloquecer su corazón y que su estómago diera un vuelco a la vez que sentía como sus ojos centelleaban mientras inhalaba profunda y lentamente, fue el aroma de Josie.

Entonces fue que tuvo interés en abrir sus ojos. Necesitaba verla. Quería verla.

Sus parpados se elevaron con suave normalidad. Parpadeo un par de ocasiones hasta acostumbrarse a la luz oscura que apenas se colaba entre las cortinas pero que era suficiente para iluminar la habitación.

Ignoro su entorno por completo y solo se centró en mirar hacia su lado de dónde provenía un pausado latir relajado.

Josie estaba ahí.

Sentada en una silla aunque recostada hacia la cama donde su torso descansaba, con su cabeza recargada sobre sus brazos doblados. Su cabello ondulado se desparramaba por un costado y algunos mechones acariciaban su pómulo descubierto.

Hope sonrió al verla.

Para ella, la morocha se era hermosa.

Tan hermosa como para robarle el aliento y detener su respiración unos segundos mientras su mente cansada se forzaba a registrar todo el momento. Con el miedo golpeando en la parte de atrás de su cabeza susurrándole que quizás esté fuera uno de los últimos que compartiría con ella.

Un rayo de luz se colaba en el lugar indicado para dibujar sombras e iluminar los rasgos bellamente de la morocha. Los ojos cristalinos se fijaron en esos detalles, siguiéndolos con la suficiente lentitud como para que su mente lo fuera dibujando en su interior con el olor de la pintura aumentando en su subconsciente. Josie era hermosamente etérea a sus ojos. Cada detalle era perfecto e irresistible, según notaba la loba al sentir como el deseo de deslizarse por aquella tersa piel abrumaba su sentido pero no se movió y continúo fascinada. Pero lo irresistible no solo era el exterior; el tenaz corazón dulce de la morocha era lo más atrayente.

Dulce. Amable. Cálida. Comprensiva y compasiva. Eran algunas de las palabras que mejor la definían pero también existían otras que agregaban toques mágicos que la volvían de algo bueno a extraordinario. Protectora. Resistente. Inquebrantable. Leal. Todos aquellos detalles que a veces el mundo daba por sentado era lo que había robado los suspiros de la loba desde que era una niña.

Era una verdadera desgracia que el mundo ignorada su esplendor. Hope jamás había comprendido como es que esto ocurría, si al solo poner sus ojos en la bruja sentía como el mundo se volvía ligero y todo podría ser mejor. Esa sensación de paz y calidez, le parecía simplemente imposible de ignorar.

Y como todo ser humano. Hope no pudo resistir la tentación de tocar a la que le parecía tan irreal que siempre temía que desapareciera.

Su mano se deslizo sigilosamente por las sabanas hasta estar lo suficientemente cerca para elevarse y con temerosa torpeza las yemas de sus dedos apenas y rozaron la piel del pómulo de la durmiente, haciendo a un lado los cabellos que le impedían admirar el rostro libremente. Sintiendo como la electricidad le recorrió en el instante en que rozo su piel. Inhalo bruscamente pero sin molestia y como si el viento de pronto se colara en la habitación, el aroma de la bruja penetro en sus pulmones como una ola que arrastro su mente haciéndole sonreír con suavidad.

Perdiéndose en el buen momento dejo que su pulgar fuera y viniera por el costado del rostro de la bruja que suspiro con gusto ante su calidez.

Josie comenzó a ser consciente de la sensación. Dormida llevo su mano lentamente hacia su rostro y la deslizo siguiendo el antebrazo de la loba hasta su mano, deteniéndola sobre su mejilla. Aferrándose a ella con firmeza instintiva.

De pronto, su cabeza se levantó de golpe abriendo sus ojos por completo que enseguida fueron hacia el rostro de la cobriza que le sonrió con normalidad.

-¿Hope...? –. Apenas y susurro a la vez que se aferraba más a la mano de esta. Temiendo que solo fuera un sueño.

La loba le miro con suavidad –Buenos días...

Su voz sumamente profunda y carrasposa hizo estremecer a la bruja que le miraba con incredulidad pero con forme sus ojos fueron deslizándose por las facciones. Revisando que estuviera bien, desesperada porque fuera real a la vez que lagrimas se iban acumulando en sus parpados.

La calidez de la mano a la que se aferraba le fue dando certeza mientras Hope comenzaba a fruncir su ceño con preocupación.

-¿Jo? ¿Qué está mal...? –. Cuestiono carraspeando un poco.

Josie no respondió.

Se lanzó sobre ella, aferrándola entre sus brazos con todas sus fuerzas. Depositando su cabeza sobre el pecho de la loba que la rodeo entre sus brazos con suavidad.

El firme latir bajo su oído le dio alivio pero a la vez le provoco que rompiera en llanto. Un llanto doloroso lleno de todo lo que se arremolinaba en su pecho que ni ella estaba segura de cuál era la razón de sus lágrimas pero no podía detenerlas. En su lugar, se aferró más a la loba y este le apretó recargando su mejilla sobre su corilla.

Con el paso del tiempo, los sollozos se silenciaron y las lágrimas fueron disminuyendo pero la fuerza en su agarre no lo hizo. Entonces fue que Josie noto donde se encontraba. No solo entre los brazos de Hope sino básicamente recostada sobre ella con su rostro oculto contra su cuello. Trato de escapar pero el agarre sobre ella no lo permitió.

-Está bien, Jo –. Susurro Hope.

-¿No te duele algo? –. Josie se elevó sobre sus codos, mirándole con ceño preocupado y un pequeño puchero lindo que hizo sonreír enseguida a la loba que tiro de ella para que volviera a su sitio.

-No realmente… estoy un poco lenta en todos los sentidos pero está bien. Solo necesito algunos días –. Su mano comenzó a ir y venir por la espalda de la bruja mientras en su interior su lobo ronroneaba. Forzándole a morder su labio para evitar que el sonido escapara pero no por ello se detuvo –¿Cuántos días perdí?

-Dos…

Hope asintió apenas perceptiblemente –Siento haberte preocupado…

-No –. La morocha se acurro más contra ella, ocultando su rostro en el hueco de su cuello –Yo… lo siento… lo siento mucho... no te cuide bien…

Hope frunció su ceño al sentir nuevas lagrimas deslizándose por su piel, trato de bajar su mirada pero no pudo así que se apoyó cuanto pudo en la morocha y su mano dejo su cintura para colocarse en su mejilla y bajo su oreja –Jo. Fuiste excelente, love… aun cuando no tenías que hacerlo, estabas ahí… gracias por no dejarme perder en el instinto incluso cuando yo no tenía fuerzas para pelear –. Recargo sus labios con suave firmeza a la vez que Josie se estremecía bajo el toque –Siempre me inspiras fuerza… a seguir y luchar así que no, my love. No tienes absolutamente nada de qué preocuparte… No. Espera, si hay algo que debemos discutir.

El tono firme de la cobriza hizo que la bruja se moviera un poco para poder mirarle. Hope sonrió con ternura al ver sus ojos y con su pulgar acaricio llevándose consigo la humedad de las lágrimas. La morocha saco su mano de debajo del hombro de la loba y acariciando su antebrazo la llevo hasta su muñeca donde le sujeto con suavidad pero aferrándose con firmeza.

-Estamos muy molestos por la restricción de tocino ¿Sabes?

Josie no pudo evitar que una sonrisa irrumpiera en su rostro –Lo note. Destrozaron la cama de Lizzie en venganza pero no lo cambiare. Tienes que cuidarte del colesterol.

La loba frunció su ceño –Pero si no tengo 50…

-¿Y eso que? Debes cuidarte –. Refuto la bruja –Además. No es como si no me hubiera enterado de que robabas el de papá.

Hope desvió la mirada –Yo no se lo robe, el me lo ofreció…

-Aja…

-No nos desviemos –. Le miro con firmeza –Mi corazón es enorme. Fuerza tribrida ¿Recuerdas? Así que exigimos tocino.

-Dije que no –. Respondió al instante Josie mirándole con la misma firmeza.

La sonrisa suavemente se fue abriendo paso por su rostro al ver como los ojos de la cobriza se suavizaban, si aún fuera un lobo podía verla con claridad con sus orejas bajas.

-Deberíamos negociarlo –. Soltó la loba recuperando el ánimo en un segundo –¿Qué tal 5 más por comida?

Josie frunció su ceño –Comes cuatro veces al día sin falta ¡Eso serian 60 tiras! No. Definitivamente no.

-Anda –. Se quejó infantilmente comenzando a picarle en las costillas.

La bruja comenzó a saltar sin poder evitarlo pero a la vez se negó a aceptar dando como resultado que los agiles dedos de la cobriza se escurrieran provocándole carcajadas y un silencioso estremecimiento que prefirió ignorar. Trato de escapar. Varias veces pero Hope siempre le sujetaba y aunque intentaba regresar el ataque, no era muy efectivo.

Las risas llenaron la habitación y las sabanas se enredaron entre ellas. Josie comenzó a cansarse y como ultima escapatoria, trato de deslizarse por el cuerpo de la cobriza hacia los pies de la cama. Solo debía llegar y caería al suelo donde podría tomar un necesario respiro pero antes de que siquiera bajara más de unos centímetros del cuello de Hope, con simpleza está coloco sus manos bajo sus axilas y le dio un tirón firme haciéndola subir.

Sus miradas se encontraron en un instante y las risas se perdieron entre respiraciones agitadas y sonoras que sus oídos taponeados no registraron. Las manos de Josie se hallaban sobre los hombros de la cobriza que debía elevar su mentón para que pudieran verse a los ojos mientras que la bruja debía hacer lo contrario. Sus alientos se combinaron y sus pulsos eran estridentes para cada una mientras a la vez sus ojos caían hacia sus labios y volvían con suma lentitud.

Por varios segundos solo se miraron. Cuestionándose en silencio. Cuestionando a la otra mientras sentían cada latir de sus corazones como un intenso tamborileo que hacía a sus estómagos saltar.

Un suspiro se atoro un poco en la garganta de Hope pero para Josie fue perfectamente claro, su cuerpo se estremeció como respuesta a toda la calidez que le rodeaba. Sus brazos temblaban perdiendo fuerza, dejándole caer milímetro a milímetro sin que ninguna lo notara. Entretanto. Las manos de Hope descansaron en su cintura a la vez que su torso no podía evitar elevarse con anhelo, sus brazos rodearon a la bruja que suspiro dejándose llevar hasta que sus labios se rozaron.

Un golpe de electricidad les hizo estremecer y aferrarse a la otra en un segundo. Como un beso fantasma, sus labios fueron deslizándose en apenas un roce que basto para que sus mentes quedaran en blanco provocando que sus ojos se cerraran para concentrarse solo en el contacto.

-¿P-por qué hueles a bourbon? –. Susurro Hope casi sin voz.

Josie sonrió ladeando un poco su cabeza –Lizzie robo un trago de tu bar.

-Ja… supongo que debo recuperarlo…

-Supongo que si…

Josie acorto los milímetros que les separaban. Sus labios chocaron propiamente y un gemido bajo escapo de ellas que se aferraron a la otra pero solo tendrían unos cuantos segundos antes de que la puerta de la habitación fuera abierta.

-¡Wuakala! ¡No…! ¡Mis ojos…! –. Exclamo escandalosamente Lizzie haciéndolas saltar.

En especial a Josie que llego hasta el suelo, al final si logro su meta.

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Al pasar por el enrejado exterior de la mansión Mikaelson, la sonrisa ansiosa de Josie se fue agrandando. Como una niña inquieta se había pasado el día y sus clases distraída sin dejar de sonreír y desear volver a la loba.

Pero cuando las puertas principales de la casa se fueron volviendo visibles, su sonrisa se desvaneció en un instante. Confusa volteó hacia su padre que tenía el ceño fruncido al compartir su sentir al ver cómo la camioneta de las Mikaelson se encontraba justo frente a las puertas con la cajuela abierta donde un par de maletas eran visibles.

Sus ojos enseguida fueron hacia las escaleras del porche dónde la figura sentada de Hope era clara. Vio como sus ojos brillaron antes de que está dejara de mirarle cuando se detuvieron a unos metros y con firmeza su cabeza se sacudió a la vez que hacia una mueca.

Josie salto fuera del auto antes de que el motor se apagará y corrió hasta la loba que no se movió aunque si se tensó ante su agarre cuando se acuclillo frente a ella sujetando sus manos.

-¿Te vas? –. Pregunto la morocha con dolorosa incredulidad.

Hope abrió sus ojos de nuevo. El azul había vuelto y con él una silenciosa tristeza. Asintió secamente, notando como Alaric y Lizzie se acercaban a sus tías junto a su camioneta. Se puso de pie y ofreció su mano a la bruja que se había quedado congelada en su sitio, con un profundo dolor recorriéndole el pecho pero aun así reaccionó a dejarse llevar.

Solo caminaron algunos metros hacia el costado de la casa. Sin que sus manos dejaran de estar sujetas y en todo caso, sus dedos se habían entrecruzado para aferrarse mejor.

Josie no pudo más y con firmeza soltó –¿Por qué? –. La cobriza giro a encararla y negó en silencio –No tienes que irte. Has vuelto y solo tienes que descansar, Freya no tiene que llevarte.

-No lo decidió ella. Lo decidí yo –. Dijo Hope con suavidad sintiendo como su corazón se estrujaba al ver el dolor cruzar por el rostro de la morocha –Destruí una habitación, Jo –. Está le miro con momentánea sorpresa pero pronto comenzó a negar por lo que ella siguió hablando –No sé qué paso… antes de que me diera cuenta o entendiera lo que ocurrió yo… yo destruí todo… ni siquiera sé que es lo que estaba pensando…

Josie seguía sorprendida. La loba siempre había sido el ejemplo de control y que esto ocurriera sabía que era malo pero lo peor fue escuchar su voz llena de decepción y tristeza pero aun así, no quería dejarla ir.

-Está bien. Todo estará bien, Hope. La escuela se creó justo para…

-Jo… sabes que la escuela y nadie en ella puede contenerme –. La cobriza dejó caer su mirar y frunció su ceño con doloroso enojo –No puedo… no puedo arriesgarme a perder el control y lastimar a alguien.

-No lo harás –. Susurró la morocha.

-Yo no estoy tan segura –. No se atrevió a mirarle –Ya viste lo que pasó la última vez. No quiero que vuelva a pasar… no quiero herirte…

Josie acuno su rostro, elevándolo para que le mirada mientras su cabeza no dejaba de negar en silencio –No. No lo harás. Sé que no lo harás.

Hope le sonrió con tristeza y llevo su mano hasta su mejilla. Sintiendo como su corazón enloquecía cuando la bruja se recargo en el toque a la vez que sus ojos se cerraban por un momento –Esta mañana estaba segura, ahora no y no pienso arriesgarme.

Lágrimas silenciosas se deslizaron por el rostro de Josie que volvió a negar –No. No te vayas.

La cobriza dio un paso más hacia ella y colocó su mano libre en su cintura, acercándola suavemente hasta que sus torsos se encontraron y susurró –El solo pensar que pueda herirte, me vuelve loca, love. No sé qué sería de mí si tan solo te causará un quejido. No podría vivir con ello.

Josie rodeo su cuello con sus brazos y la atrajo a un abrazo –No me dejes.

-No puedo ¿Recuerdas? –. Susurró ella casi contra su cuello. Tomando tanto como pudiera del aroma de la bruja –Te pertenezco, Josette Saltzman y no hay manera de que te abandone. Siempre y para siempre, my love… iré y cumpliré mi promesa, y volveré a tu lado.

Josie se deslizó hasta que sus frentes se recargaron una en la otra –Aun no quiero.

Hope soltó un resoplido risueño sin ánimo –Lo sé pero es lo más seguro para todos, en especial para ti. Además. Necesitas tiempo.

-Tiempo ¿Para qué? –. Pregunto con el ceño fruncido, alejando su frente para verle mejor.

-Para que pienses en todo lo que pasó… Josie, en todo momento estuviste al pendiente de lo que pasaba conmigo y no creo que te hayas tomado el tiempo en pensar en lo que tú quieres y lo que esto significa para ti.

Josie estuvo a punto de discutir pero la voz de Keelin llamando a la cobriza la silencio. Hope volteó hacia su tía y asintió secamente, luego volvió a encarar a la morocha y le aferró en un abrazo.

La bruja solo pudo reaccionar a aferrarle con todas sus fuerzas entre sus brazos sin poder poner sus pensamientos en orden para decir lo que sentía, solo pudo susurrar –Promete que no me dejaras en el silencio.

-No lo haré. Podemos hablar cuando quieras –. Susurró Hope con suavidad.

Permanecieron en el abrazo un rato más. Sin importar el tiempo o las miradas de los demás. Tomando todo lo que pudieran aunque no fuera a ser suficiente.

Hope lo sabía y por ello, casi escuchando cómo su lobo soltaba un gruñido furioso, se forzó a salir de los brazos de Josie que le miro en silencio con tristeza. Trato de darle una sonrisa reconfortante pero no funcionó, solo algo igual de triste que lo que veía en los ojos caobas que tanto le gustaban. Se forzó a darse la vuelta y caminar hacia los demás sin detenerse, incapaz de mirar atrás sabiendo que tal vez no volvería a tener las fuerzas de dejarla.

Alaric la atrapó entre sus brazos. Haciendo que su rostro se ocultara en su pecho –Llama. No importa qué o a qué hora. Llama y siempre estaré ahí para ti.

Hope le dio una sonrisa llorosa y se alejó para seguir hacia sus tías. Sorprendiéndose cuando Lizzie le atrapó en el camino y le dio un pequeño abrazo. Corto pero firme.

-Tráeme buenos regalos, nada de baratijas –. Exigió la rubia.

Hope asintió secamente y está enseguida se alejó para correr hacia su hermana. No pudo seguirla con la mirada. No se atrevió.

En su lugar fue hacia la camioneta y en silencio se subió en el asiento trasero.

El firme cerrar de la portezuela rompió algo en Josie. Un sollozo se estranguló en su garganta a la vez que se abrazaba a si misma aunque no era lo suficientemente cálido. No eran sus brazos. Lágrimas cayeron sin control mientras su hermana llegaba a sostenerla con fuerza. Sus piernas apenas y podían tenerle en pie pero sabía que si lo intentará, aún tendrían la fuerza para correr tras ella pero no pudo. No se atrevió.

En su lugar, con mirada acuosa tuvo que ver cómo la camioneta cobraba vida y giraba para tomar el camino hacia el enrejado. Un sollozo escapó de sus labios.

Solo habían avanzado unos metros cuando Hope no pudo más y volteó hacia atrás. Su corazón se rompió al ver el llanto de la morocha, y sin pensar abrió la puerta y salto fuera del vehículo.

Josie la vio y enseguida salió corriendo hacia ella. Encontrándose a medio camino en un choque que normalmente las llevaría al suelo pero la loba lo resistió.

Sus labios se unieron al instante en un firme pero suave beso que duró demasiado poco. El aire se perdió pero se negaron a alejarse hasta que fue inevitable y sus frentes se recargaron mientras sus respiraciones iban volviendo a la normalidad.

Hope llevo sus manos hacia el cuello de la morocha –Jo. Escúchame –. Ella no quería pero tampoco pudo negarse y le miro casi con temor –Jo… que el universo diga que eres mi alma gemela es lo mejor que me ha pasado en la vida. Nunca lo dudes ni tampoco pienses que me debes algo por ello. Y aunque el universo no lo hubiera dicho, love, para mí siempre has sido la única opción.

El corazón de Josie dio un vuelto y a lo único que pudo reaccionar fue a volver a conectar sus labios con la cobriza que le beso con suave adoración. Tratando de decir todo sin palabras.

Cuando el aire termino. Ella retrocedió un paso y otro sin dejar ir la mano de la morocha que se aferraba a sus dedos.

Cuando estaban a punto de soltarse; Hope llevo su mano hasta sus labios y mirándole a los ojos dijo con firmeza –Volveré a ti. Tienes mi palabra.

Depósito un firme beso sobre los nudillos de Josie que le miro con un sonrojo en sus mejillas pero luego volvió a seguirla hasta que subió al auto y desapareció por el camino. Está vez, siendo un poco menos doloroso y con esperanza creciendo en su pecho.

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jejejejeje. No me odien