El cambio fue instantáneo, o eso le pareció a Lizzie.

A la mañana siguiente; Josie despertó de golpe cuando una almohada le dio en la cabeza con relativa suavidad. Su cerebro aun adormilado apenas y pudo registrar lo que ocurría antes de que el mullido objeto volviera agredir su cuerpo. Los gritos acelerados de su hermana terminaron de arrancarle del mundo de los sueños donde cabello cobrizo, ojos azules y sonrisa arrogante eran un hermoso toque prevaleciente.

-Demonios, Jo. ¡Despierta! –. Grito Lizzie histérica –Nos perdimos la primera clase y vamos por la segunda –. La morena se sentó de golpe aunque se detuvo un momento cuando el mundo dio vueltas. Lizzie corrió al baño –No escuche mi alarma ¿Cuál es tu pretexto?

Josie trato de salir de su cama con un salto pero sus piernas se enredaron en su manta y termino cayendo a un lado solo con sus rodillas en un golpe seco que le saco un quejido. Con una mueca aun en su rostro tomo su teléfono que seguía junto a sus almohadas y le dio un vistazo.

Al instante, soltó un resoplido –No tengo batería. Esta muerto.

Dejo el aparato en su mesa de noche donde su lámpara seguía encendida, provocándole una sonrisa al cerciorarse que nada de lo ocurrido había sido un sueño. Se apresuró a apagarla antes de que su hermana lo notara y luego conecto su teléfono al cargador. Lucho para escapar de sus mantas con infantil desesperación mientras Lizzie corría en ropa interior por todos lados buscando su uniforme.

Un suspiro escapo de sus labios –Voy a darme un ducha.

Lizzie se detuvo de golpe y volteo a verla con incredulidad –Espera. Ya tuvimos mala suerte ¿Y aun tomaras un baño?

Elevo los hombros con desinterés –Seré rápida, y como dijiste ya perdimos dos clases. Llegar a la mitad de la segunda no lo cambiara.

-Supongo –. Lizzie se encogió de hombros y volvió su vista a su closet.

En ese momento, Josie se apresuró a quitarse la sudadera de la cobriza antes de que su hermana la notara y volvió a esconderla bajo sus almohadas. Tomo el montón de mantas del suelo y desordenadamente las lanzo sobre su cama.

La rubia giro con hacia su cama con dos blusas entre sus manos que levanto frente a sus ojos y les miro con indecisión pero por el rabillo del ojo vio algo que le hizo saltar.

-¡¿Y eso de dónde salió?! –. Soltó un grito mirando al lobo de peluche en la cama de su hermana que le miraba con cierta burla a su parecer y que sin duda no había estado antes en la habitación.

Josie bajo su mirada con timidez y sonrió levemente –Hope.

-¿Cómo que Hope? ¿A qué hora? ¿Cuándo…? –. Dijo la rubia mirándole con suspicacia y el ceño levemente fruncido. Su hermana rio por lo bajo ante su confusión y negó terminando de tomar sus cosas para el baño. La rubia soltó una exclamación de horror –¡Lo sabía! Felpudo sí era un gremli y cuando lo moje… dios, es mi culpa. El mundo se acabara solo porque quería que oliera rico y jugar con su pelaje.

Josie no pudo aguantarlo más y soltó una carcajada –Basta. Hope no se multiplica con el agua… lo envió a cuidarme…

-¿Cuidarte de qué? –. Pregunto la rubia con mirar confuso.

-Pesadillas –. Respondió la morocha tajantemente. Dejando en claro con su mirada tensa que no quería hablar del tema.

Su hermana le miro con preocupación pero solo asintió, volviendo a la ardua tarea de elegir su atuendo ahora que tenía tiempo.

-Bueno. Espero que este no se atreva a babear al sr. Stef, o lo exploto en mullidos pedazos –. Soltó la rubia distraídamente mientras se ponía unos pantalones.

Josie frunció su ceño. Deteniéndose antes de cerrar la puerta del baño –No te atrevas o enviare al sr. Stef al establo.

Lizzie le miro exageradamente ofendida y dejo escapar una exclamación como si alguien le hubiera apuñalado, y entrecerró sus ojos amenazantemente –No te atreverías.

Le sonrió con picares –Pruébame.

-Has cambiado, hermanita. Eres cruel –. Lloriqueo la rubia fingidamente.

-Es algo familiar ¿Cierto? Hermanita

Lizzie le sonrió con malicia y pronto paso su mano por su mejilla. Limpiándose una lágrima invisible –Mi hermanita está creciendo.

Josie negó riendo y al fin se metió al baño.

El eco de su risa paso por la puerta, provocando la sonrisa aliviada y feliz de Lizzie que volvió a lo suyo hasta que de golpe detuvo lo que hacía y frunció su ceño en confusión –¿Y Felpudo como supo que tenía una pesadilla? –. Con sospecha miro a su alrededor a la vez que se cubría los pechos torpemente –¡¿Tiene cámaras?!

xxxOxxxOxxx

Salir de la burbuja le permitió a Josie ir por los pasillos y poco a poco notar lo que ocurría.

Los susurros seguían a su hermana, así como las risitas maliciosas y comentarios lascivos que sin duda estuvieron a punto de ser silenciado con llamas pero se contuvo. No porque fuera lo correcto sino porque quería al que inicio toda la campaña de chismes.

Realmente no le costó trabajo averiguarlo. Ser invisible e ignorada hasta que algo se necesitará de ella, facilitaban las cosas. Solo tuvo que sentarse en un espacio relativamente solitario de la biblioteca y los susurros llegaron solos.

Las palabras se repetían casi como un mantra aprendido por todos los estudiantes mayores.

"Escuchaste que Lizzie Saltzman es una zorra".

"No sé cómo el director puede ser tan ciego sobre la fichita que es su hija".

"Sebastián dice que hasta lo hicieron en el bosque y que ella le hizo una ma…"

En menos de una tarde, Josie estaba a segundos de absorber toda la magia de la escuela y derretir al estúpido vampiro que se había metido con su hermana. Solo esperaba que su padre aún no lo supiera. No por evitar que algo le hiciera al vampiro sino para tener la oportunidad de hacerlo ella.

Nadie se metía con su hermana. Nadie. Y menos un idiota pirata con mal acento.

Se escabullo de la biblioteca aferrando sus libros contra su pecho y encogiéndose un poco en sí misma. No por timidez o vergüenza como quizás alguien que la vio, pensó. Si no porque estaba luchando para no arrancar las cabezas de incluso aquellos que continuaban regando los chismes hasta agregar algo de su propia cosecha.

Cuando la cena llegó. Se sentó junto a su hermana y con tristeza y enojo noto como está se encontraba muy callada. Solo soltando algunas risas sin ánimo cuando MG lograba sacarlas después de mucho esfuerzo.

La risa sonora del vampiro hizo vibrar su cuerpo y de reojo le vio rodeado de algunas brujas más jóvenes que lo miraban embelesadas.

Se concentró en escuchar la nueva idiotez que decía y su sangre hirvió al instante.

-Si. Conocía a varios de los Mikaelson, somos amigos. Estoy seguro de que podría invitar a Hope al próximo baile de otoño y ellos estarían más que complacidos –. Sebastián sonrió con arrogancia –Y estoy seguro de que a ella le encantaría.

Por supuesto, las brujas no eran felices con su declaración pero aun así asintieron con tonta admiración y como si fuera lo más lógico.

Josie apretó los puños con tal fuerza que sus uñas se enterraron en su piel hasta casi sacar sangre. MG pudo notar su enojo y colocó su mano sobre la de ella y negó en silencio.

Jed y Raphael se tensaron en sus sitios junto a la manada que gruño por lo bajo pero Landon trato de sujetarlos sin saber qué es lo que ocurría.

Mientras Kaleb que cenaba con ellas, sorpresivamente. Se ladeó un poco hasta chocar su hombro con la bruja y susurró –Déjalo. En cuanto rojita vuelva la función será más que entretenida.

A regañadientes. Josie asintió aunque por el rabillo del ojo no dejo de mirar al vampiro con odio.

Esperar a Hope era, quizás lo más lógico pero Josie se negó a hacerlo. Era su hermana con la que se estaban metiendo y aunque estaba segura de que la cobriza le defendería como si fuera la propia, era su deber y no iba a permitir que los comentarios hirientes continuaran hasta su retorno.

Luego de asegurarse de dejar a su hermana con sus amigos. Convenciéndole de que se unieran a su noche de juegos, ella se escabullo.

Con paso decidido fue por los pasillos. El toque de queda aún se encontraba algo lejano así que los mayores pasaban el rato en el comedor, biblioteca o la sala.

Por supuesto, Sebastián estaba ahí. Rodeado por sus fans y nada más, porque realmente solo ellas lo soportaban e incluso ellas disminuían con el paso de las semanas.

Josie se acercó con paso firme y mirada seria. Sin preocuparse por las miradas que le siguieron hasta que se halló frente al vampiro que se encontraba sentado en medio de un sofá largo con sus brazos recargados en el respalda manteniéndolos abiertos.

-Sebastián. Unas palabras, por favor.

El vampiro le miro con una sonrisa arrogante en su rostro –Sera un placer, Josette.

Se puso de pie y juntos se alejaron hasta la entrada de la sala. Sin salir pero sin estar completamente dentro.

-¿En que podría ayudarte? –. Pregunto con su tono condescendiente lleno de arrogancia y sin borrar su sonrisa estúpida.

Josie le miro y encaro, dejando solo un paso entre ellos. Le miro con frialdad –Es algo simple. Hazme el favor de dejar de decir tus porquerías sobre mi hermana o si no tendremos un problema.

La sala se mantuvo en silencio mientras el vampiro soltaba una pequeña risa –No sé de lo que hablas pero puedo decir que ciertamente no hay nada falso en lo que se anda susurrando.

Josie apretó sus puños y sin poder evitarlo enterró un dedo en el pecho del vampiro a la vez que se acercaba hasta que sus narices casi se rozaron. Le miro con asco y furia –Sabes que eso es completamente falso. Todo ello y aún si fuera cierto ¿Qué clase de hombre eres para andar aireando su vida personal? Solo un asqueroso machista que se sintió herido porque ella lo rechazó cuando vio la clase de mierda que eres –. Soltó una risilla falsa –Pero claro. Eres tan poca cosa que tú pequeño ego se vio afectado ¿No? –. La mirada del vampiro perdió simpatía pero su sonrisa petulante se mantuvo en sus labios aunque temblando visiblemente. Algo que lleno de gusto a la morena que le dio un empujón enterrando su dedo por completo –Así que te lo advierto. Lizzie no está sola y te juro que te destrozare si sigues molestándola.

-Mhmmm. Palabras grandes para la hijita buena del director ¿No crees? –. Soltó el vampiro con burla.

Josie sonrió con sorna –Tal vez pero con lo viejo que eres, ya deberías haber aprendido a no molestar a una bruja. Y sobre mi papá, será mejor que reces que nada de esto llegue a sus oídos o te juro que olvidará que es el director y recordara sus tiempos como el mejor cazador.

Sebastián apretó su mandíbula pero enseguida sonrió y en un rápido movimiento aferró a la bruja entre sus brazos. Acercándola peligrosamente a sus labios.

Todos dieron un respingo pero los lobos en especial, saltaron de sus asientos y gruñeron en advertencia casi al unísono aunque fueron ignorados.

Josie los ignoro y solo miro al tipo con aversión a la vez que luchaba por zafarse de su agarre –Suéltame.

-Oh, vamos. Josette. Tu y yo sabemos que todo esto es porque no te puse atención… me disculpo por ello –. Sebastián se acercó hasta que sus labios casi se rozaron –Vayamos a mi habitación y hablemos. Verás que encontramos una solución más que satisfactoria para todo este mal entendido.

Josie le dio una falsa sonrisa y colocó sus manos sobre sus mejillas. Dejando de luchar por alejarse para acercarse. Provocando una mirada confusa en el alumnado pero una orgullosa en el vampiro.

-Te dije que me dejaras ir –. Mascullo borrando su sonrisa en un segundo y al siguiente sus manos se iluminaron en un intenso color rojo.

Tomando magia sin control y cuidado. Causando un grito de dolor por parte del vampiro que reaccionó a dejarle ir y retroceder alejándose de su agarre aunque este se resistió por unos momentos hasta que la morena supuso que era suficiente. No le gustaba la sensación de su magia en ella así que cuando esté trato de dar un paso en su dirección, un susurró salió de sus labios y el vampiro voló por los aires hasta estrellarse sobre la chimenea de la sala al otro lado del sitio.

Josie lo mantuvo dolorosamente presionado contra el muro y le miro con fiereza –No vuelvas a poner tus asquerosas manos en mí de nuevo, o te juro que te las arrancaré. Y lo mismo va con respecto a mi hermana. Déjala en paz o te obligare a hacerlo. No olvides que disecarte me es tan fácil como pensarlo.

Lo dejo caer sin cuidado y se dio la vuelta. Notando en el giro como los ojos de los pocos lobos en el sitio estaban iluminados. Pensando enseguida que eso era muy raro.

Pero apenas y dio un par de pasos cuando escucho un gruñir seguido por un grito doloroso para cuando se dio la vuelta de nuevo.

Justo tras ella, se hallaba Sebastián cayendo sobre sus rodillas. Sujetándose la cabeza mientras sus ojos con venas oscuras a su alrededor se cerraban dolorosamente.

Confusa, miro a su alrededor para ver quién era el causante.

Penélope se paró a su lado. Mirando con frialdad al vampiro mientras su mano seguía elevada. Se puso en cuclillas y le sonrió con petulancia al que se revolcaba de dolor –Realmente la caballerosidad a muerto ¿No? Y supongo que con ella el honor… No. Creo que solo eres tú, el mierda que finge tenerlo aunque no tienes ni una pizca –. Apretó su puño causando que el alarido doloroso aumentara y borró su sonrisa al acercarse –Vuelve a tratar de hacer eso y nadie podrá volver a encontrar tu asqueroso cuerpo ¿Entendido?

Sebastián solo pudo asentir levemente ante su dolor y sin piedad, Penélope apretó más su agarre haciéndole sangrar por la nariz y oídos antes de lanzarlo por los aires.

Con superioridad miro alrededor del sitio. Esperando que alguien dijera o hiciera algo pero nadie se atrevió. O ciertamente, a nadie le importo. Algunas risillas burlonas se hicieron escuchar con miradas fijas en el vampiro que se levantó con mirada molesta que dirigió hacia las brujas pero ninguna se inmutó. En su lugar, le retaron en silencio a qué intentará algo.

Para su sorpresa. Los lobos se colocaron frente a ellas como una barrera y gruñeron sonoramente al vampiro que no pudo evitar ocultar el pequeño temor en su mirar antes de chasquear la lengua con molestia y desaparecer en un borrón.

-Gracias chicos –. Dijo Josie volviendo a su usual semblante amable y les regaló una sonrisa a los lobos que le dieron un asentimiento casi seco para luego volver a lo suyo.

-¿Y qué tal yo? JoJo –. Soltó Penélope con su usual semblante seguro y petulante junto a su encantadora sonrisa.

La morena soltó un suspiro pero asintió –Gracias Penélope.

-Cuando quieras –. Dijo la bruja satisfecha y se dio la vuelta para volver a lo suyo pero antes se detuvo para darle una pequeña sonrisa sincera –Estoy orgullosa, JoJo… sabía que te veías sexi cuando estás molesta pero dios, creo que me moje un poco.

Josie se sonrojo de sobremanera al escucharle pero cuando está le dio un guiño juguetón y una sonrisa brillante casi infantil, no pudo evitar reír a la vez que se giraba para volver a su hermana.

Encontró a Lizzie siendo sujetada por MG para evitar que fuera a buscarle. Evidentemente sintió el exceso de magia que hizo vibrar su vínculo y quizás también, el enojo de su hermana que se vio aprisionada por sus brazos casi al momento en que cruzo por la puerta.

Tranquilizarla tomo un poco de tiempo pero Josie lo logro. Convenciéndole que estaba bien y que no había sido nada importante. Callando cualquier palabra sobre el vampiro aunque sus amigos supusieron que tenía algo que ver.

Eventualmente, pudieron seguir con su noche de juegos. Olvidando el tema y relajándose como adolescentes normales que reían ante las burlas de los vencedores o los pucheros de los derrotados. Lizzie hasta demostró tener gran talento en el Mario Kart y en los juego de peleas para sorpresa de todos.

Josie no jugó mucho. Prefirió dejarle su sitio a su hermana y mirarle disfrutar con una sonrisa suave en su rostro. En el de ambas hasta que se hizo demasiado tarde y volvieron a su habitación.

Cómo cada noche. La rubia se dio un largo y relajante baño mientras su hermana aprovechaba para hablar por teléfono con Hope. Una simple llamada normal dónde compartieron que tal había estado su día y lo que hicieron.

Esta vez, Josie le leyó hasta la loba que pronto se perdió en sus sueños. Día largo como lobo juguetón, según le había contado. Y eso era lo mejor. No quiso contarle lo que ocurrió con el vampiro. No quería preocuparle.

Y aunque el sueño también pesaba en ella después de todas las emociones y magia usada. Se negó a dormir. Esperando a que volviera su hermana a la habitación para hablar.

Sin preguntar. Fue y se acomodó en la cama de la rubia, llevando con ella al lobo aunque no se puso la sudadera. Esperando no necesitarla para poder dormir sin pesadillas.

Al salir del baño. Lizzie le miro confusa y Josie solo le dio una sonrisa tierna casi infantil que ablando cualquier queja de la otra, incluso contra al lobo que descansaba en el regazo de la que le aguardo en silencio hasta que se recostó a su lado.

Se acomodaron en un abrazo. Josie recargando su cabeza en la de su hermana, a la que aferró protectoramente.

-¿Por qué no me dijiste que te estaban molestando? –. Susurro en la oscuridad.

Lizzie bajo su mirada y golpeteo con su dedo al lobo que habían acomodado sobre ellas. Su semblante se llenó de desánimo y soltó un profundo suspiro –No es nada. Solo son tonterías.

-Son tonterías pero si te están molestando, son algo –. Refutó la morena con suavidad. Cepillando con suavidad los cabellos de su hermana con sus dedos.

La rubia se encogió de hombros –Solo… el estúpido de Sebastián dice mierda porque lo rechace. No me lo esperaba, es todo. No importa. Tal vez me lo merezco por tonta.

-Lizzie –. Josie casi se sentó para mirarle a los ojos –No te lo mereces. Nadie se lo merece y el es un patán. Me alegro y estoy orgullosa de que lo hayas visto aunque lamento que haya alcanzado a lastimarte. Pero eres fuerte y sé que lo superarás. Yo te apoyaré.

Los ojos cristalinos de su hermana se llenaron de lágrimas y dejo escapar algunas antes de darse la vuelta y acurrucarse entre el abrazo protector de la morena.

Josie volvió a cepillar sus cabellos. Tratando de calmar la desesperanza que fluía en su vínculo y con culpa susurro –Perdón por no haber notado que algo estaba mal.

Lizzie negó entre sus brazos –No. Estaba intentando soportarlo sola y tú, bueno, tú estabas triste y no quería darte más problemas.

-Nunca eres o serás un problema para mí, Lizzie –. Dijo Josie con firmeza e hizo que le mirada a los ojos –Eres mi hermana y te amo. Y no importa lo que esté pasando en mi vida, siempre, siempre estaré ahí para ti.

La rubia le dio una apretada sonrisa entre lágrimas y le dio un pequeño asentimiento para dejarle ver qué le había escuchado antes de volver a acurrucarse.

Esa noche. Lizzie volvió a sentirse segura y amada.

oooXoooXooo

Los días siguieron pasando. Las llamadas y mensajes se volvieron parte de la rutina de Josie aunque esto no le era suficiente.

El bolso fue dejado en el suelo sin que nadie notara el sonido de los libros casi golpeando con brusquedad el suelo a la vez que la bruja se dejaba caer en uno de los sofás más apartados de la sala. Dando un profundo suspiro a la vez que guardaba su teléfono e intentaba dejar de sonreir por su pequeña sesión de mensajes. Dándole la espalda a una de las ventanas que permitían el paso de luz junto a otra a su lado por donde la brisa se colaba ofreciéndole un relajante respiro luego de un largo día de clases.

Era su sitio y el de sus amigos. Donde se reunían cuando no tenían ganas de salir o estar encerrados en la habitación de alguno para pasar el rato.

Levanto su bolso del suelo y lo dejo a su lado en el sofá de doble plaza, saco una libreta y se acomodó, ladeándose un poco para recargarla en el brazo del sofá. Tomo un bolígrafo y comenzó a golpetear la página en blanco con suave ritmo mientras trataba de pensar en cómo escribir su ensayo pero realmente poco animo tenia. O al menos lo intentaría hasta que su hermana apareciera y se dejara caer a su lado como siempre, ignorando su pequeña muestra de necesidad de espacio. Arrastrando, o quizás solo atrayendo casi por inercia a sus amigos.

Desapareciendo cualquier silencio en el que se quisiera sentir envuelta por un rato aun entre la multitud. Estaba acostumbrada y realmente le gustaba el entretenimiento gratitud que observar a los demás le daba. De alguna forma le hacía olvidar sus problemas y centrarse en como pequeños detalles perdidos a veces eran demasiado importantes para serlo pero ante el ritmo de la vida no se podía evitar.

La vida de los adolescentes era como una película sin género demasiado definido y sin duda lo entretenido era tratar de adivinar a cuál pertenecería.

Se preguntó si alguien observaría y pensaría lo mismo de su vida. Luego desecho el pensamiento sintiéndose con pocos ánimos para volverse filosófica y trato de concentrarse en su tarea.

La voz y risa de Penélope que se hallaba al otro lado, le alejo de su intento y sus ojos fueron hacia ella.

Recorriendo sus facciones mientras la nostalgia iba surgiendo en su cabeza y casi quiso reír para burlarse de sí misma pero no se atrevió.

Recordar era algo lindo. Disfrutable, y a pesar de todo Penélope era parte de ella.

Por un momento iba a preguntarse cuanto pero un susurro soltó con firmeza "Nada. Comparada con Hope".

No podía ni trato de ignorarlo. En su lugar, su mente reacciono instintivamente ante la palabra 'Comparar'.

Penélope había sido su primera relación. Realmente, la primera en remover tanto en ella y su personalidad.

Penélope era todo lo que ella no era y quizás por ello es que le había atraído. Le imponía con su seguridad, inteligencia y bravuconería. Su intensidad para ir tras lo que deseaba. Su egoísmo, en ocasiones cruel a su parecer pero jamás ante los ojos de esta que mantenía la firme justificación de que su felicidad importaba más que la de los demás, ellos mismos pueden cuidarse solos según había dicho alguna vez. Su encantadora personalidad, escuchada y amada casi con la misma intensidad que era odiada.

Por supuesto que todo ello le atrajo. El susurro de la libertad y peligro que la bruja exudaba fue demasiado como para que lo resistiera su inocente yo.

Y se dejó arrastrar por el torbellino que era Penélope Park. Su intensidad.

Todo siempre fue demasiado intenso con ella. Cuando estaban juntas, Josie no podía centrarse. Era una fuerza que tiraba de su mente y corazón por todos lados. Le convencía de desear pero a la vez, no le dejaba ignorar. Le gritaba que explotara pero igual le contenía. Siempre poniendo en una barra de equilibrio a sus instintos básicos de protección y amabilidad contra lo que aún no aprendía a diferenciar si era egoísmo o no. Siempre intentando silenciar su moral.

Penélope era buena y le amo con la misma fuerza que le inspiraba pero en el fondo sabía que no era perfecta para ella. Y estaba segura que Penélope también lo sabía.

Y después estaba Hope.

Si era sincera, siempre estaba Hope. Tan vergonzosamente presente que estaba segura que si alguna vez la cobriza le hubiera mirado cuando estaba junto a Penélope, con mucho remordimiento pero poca indecisión, hubiera dejado a la bruja para seguir a la loba.

Hope era y siempre seria su primer amor. Y realmente era feliz de que lo fuera porque esto le decía que su instinto no era tan malo.

Hope era una maravillosa persona y a diferencia de su ex novia, era la calma total.

Siempre como un faro seguro en la tormenta de su cabeza. Incluso cuando no eran amigas, más ahora que realmente le escuchaba y le mostraba que le respaldaba en lugar de protegerle a la lejanía.

Penélope noto su mirada y se la sostuvo elevando su ceja con curiosidad. Arrancándole de sus pensamientos. Sonriendo con petulancia al ver logrado su cometido y susurro sin voz –¿Extrañándome? JoJo.

Josie rodo los ojos y rio por lo bajo negando.

-¡Josie! ¿Dónde estabas? Tengo horas buscándote –. Se quejó Lizzie casi gritando al entrar al sitio. Sosteniendo dos vasos en sus manos con firmeza mientras andaba con seguridad hasta su hermana y se dejaba caer a su lado con movimientos fluidos. La morena suspiro por lo bajo pero enseguida sonrió cuando la rubia le ofreció uno de los vasos –Anda. Se derrite en mis manos, no en tu boca.

La morena rio por lo bajo negando y agradeció, mientras bajaba la mirada hacia el líquido espeso se dio cuenta que en su cabeza aun rondaba la respuesta que había estado a punto de dar...

"No hace mucho".

Y la claridad de esta le sorprendió. Ni ella había sido consciente de ello hasta que lo pensó.

Ya no pensaba en Penélope. Ya no le añoraba. Ya no se preguntaba que había hecho mal ni pasaba noches preguntándose donde se había equivocado tanto como para que todo terminara como lo había hecho.

Aún había dolor. Resentimiento y un pequeño dejo de ser insuficiente pero ya no añoranza.

La realización le llegó tan de golpe que le robó el aliento y le sumergió en una burbuja dónde la cama conversación de su hermana fue solo un murmullo lejano. Ni siquiera la llegada y escándalo de sus amigos lograron traerle de vuelta.

El alivio en su ser le hizo sentir ligera. Elevada en una nube de orgullo por el progreso monumental a su forma de ver. Sabiendo que se había atado a esa relación más de lo que debía solo por analizarle en la búsqueda de sus fallos, o quizás de su tortura personal. No estaba segura pero la felicidad de su logro calentó su pecho.

Dejar atrás no era olvidar. Era seguir adelante buscando ser mejor. Y Josie siempre quería ser mejor. Convencida de que lo que viniera debía tener la mejor versión de si misma.

Pronto regreso al momento. A la sala y la tonta conversación competitiva de sus amigos con burlas por sus fracasos de otra noche de juegos en el que la presencia de las mellizas había sido inmediatamente tomada como algo normal y casi necesaria, como usualmente era su lazo con el grupo. Nadie presionaba y se aceptaban mutuamente, siempre con los brazos abiertos.

Sonrió sin poder evitarlo al ver al disfuncional grupo. Su grupo.

-¿Saben algo de Hope?

La pregunta de Landon silencio la conversación aleatoria casi al instante y Josie instintivamente bajo su mirar para ocultar la molestia que se removía como una serpiente, apretando su pecho ante la incesante ansiedad del chico que era el más insistente en la búsqueda de la cobriza.

-¿Por qué te interesa? Pajarraco –. La voz con tono despectivo hacia el chico, salió enseguida disparada de Lizzie que con claridad sintió el poco agrado de su hermana por el chico.

-Porque se ha ido por más de dos semanas y la última vez que se fue tanto tiempo. Algo malo paso.

Para sorpresa de Josie. La respuesta ansiosa fue de Jed que gruño y apretó sus puños aferrándose a la mesa de centro donde había tomado asiento junto a Landon y Raphael, casi pareciendo que se detenía a si mismo mientras el otro lobo apenas y podía controlarse para evitar salir corriendo de su sitio en la búsqueda de algo.

-Porque somos sus amigos y nos importa –. Casi a la vez la voz de Landon se hizo oír de nuevo.

La morena no pudo más, en especial con la ansiedad de los lobos que parecían estar volviendo el ambiente más pesado. Soltó un suspiro –Está bien.

-¿Segura? –. Pregunto Raphael casi saltando de su sitio ante sus palabras. Con mirada amplia buscando alguna falsedad, como un cachorro ansioso y deseoso de obtener algo.

Le miro con tranquilidad esperando transmitírsela –Si, he estado hablando con ella.

-¿Enserio? ¿Cómo hablar, hablar? –. Soltó MG sorprendido.

-Hemos tratado de hablar con ella por días –. Kaleb se quejó aunque en su rostro podía verse que algo se relajaba en su interior –Extraño que les diga soquetes.

-Ey. Eso te incluye a ti –. Se quejó Landon.

-Nop. Eso es solo para ustedes –. Aseguro el vampiro con una sonrisa burlona.

-No sé los demás pero eso sin duda es para ti, mayonesa –. Agrego Lizzie con una mirada igual de burlona que el vampiro que le dio un guiño juguetón y ella solo se encogió de hombros presumidamente.

Landon formo un pequeño puchero –Bueno ¿Ella está bien? ¿Por qué no responde nuestros mensajes?

Josie le miro con cierta molestia. Deseaba tanto que dejara de preguntar, no porque le molestara la pregunta sino por el evidente interés del chico de rizos –Esta bien… –. Gimió por lo bajo con fastidio –No responde porque se olvidó su teléfono en su habitación.

MG asintió con una sonrisa amplia –Oh. Eso explica mucho.

Kaleb se relajó en su asiento –Si. La falta de "Silencio soquetes" era preocupante.

A la vez, los lobos volvieron a saltar de sus asientos. Las brujas notaron confusas como a su alrededor los pocos lobos que se hallaban en sitio parecían encontrarse en la misma situación.

-¿Segura que está bien? –. Casi grito Raphael.

Mientras Jed agregaba –¿Cómo hablaste con ella si olvido su teléfono? ¿Podemos llamarle?

La rubia dejo de poner atención a los lobos para mirar a su hermana con su ceja elevada y cierta molestia oculta en sus ojos entrecerrados –¿Cuándo hablaste con ella?

Josie solo miro a su hermana y bajo su mirada con cierta culpa ocultando su pequeño sonrojo –Hablamos cada noche... me está ayudando con mi ensayo de literatura.

Los ojos de Lizzie se abrieron de sobremanera y aunque quiso decir más prefirió decirlo al estar a solar. Pero eso no evito que a su mirada se le agregara un toque de picares que hizo estremecer a su hermana –Ah, mira…

-¿Puedo llamarle? –. Landon rompió el momento y la morena dejo el sonrojo para mirar con dureza al chico que casi salto fuera de su asiento ante la frialdad de su mirar.

-No –. Soltó la bruja al instante con evidente enfado pero ante las miradas sorprendidas de los que le rodeaban, de pronto se sonrojo y apretó sus labios controlando sus palabras y bajando el tono –Digo, no creo. Ella es la que me llama. Pero está bien y pronto volverá.

-Si. Entiendo... tenía un rato sin estar en casa –. Dijo Landon dejando pasar el pequeño momento de la bruja como si fuera alguna tontería de su imaginación que casi la dibujo sobre el apuñalándole si pudiera. Se rio por lo bajo negando por su inventiva, seguro que solo era que todos hablaban a la vez molestándole un poco. Solo eso.

-¿Y tú como sabes? Muppet ¿Son algo o qué? –. Soltó Lizzie entrecerrando sus ojos para analizar la reacción a su pregunta llena de sorna con evidente dejo de interrogatorio sutil.

Josie se tensó al momento y Landon se encogió sonrojado –No. Yo... nosotros no... bueno, nos besamos pero no fue nada... –. La morena apretó sus labios y frunció su ceño tan profundamente que fue inevitable que su enojo se notara aun cuando su mirar bajo para tratar de ocultarlo. El estómago le dolió y se le revolvió solo de imaginar sin desear querer pensar demasiado en ello pero pronto sus ojos se unieron a los de Landon que negó ansiosamente elevando sus manos en rendición –No salimos juntos. Solo fue un toque de labios y enseguida supimos que somos amigos, solo amigos –. El chico enseguida inflo su pecho con orgullo –Soy su mejor amiga.

Kaleb le miro con incredulidad y sonrisa levemente burlona y confusa –¿No querrás decir su mejor amigO?

El rizado negó con una sonrisa –Nop. Soy su mejor amiga que le da opiniones de su ropa y a la que le cuenta sus oscuros secretos.

Lizzie hizo una mueca de aversión –Y eso explica el misterio de su guardarropa de tres prendas básicas –. Suspiro casi con simpatía por la loba –Pero dejando eso de lado –. Sonrió pícaramente –Eso suena interesante… Derrámate, mayonesa.

-Nop. Soy un buen amigis –. Se defendió el chico rehuyendo de su mirada a la vez que inflaba su pecho con orgullo y elevaba su barbilla casi en una pose de super héroe.

En un rápido movimiento, Kaleb se movió y le golpeo en el abdomen haciendo que expulsara el aire de golpe. La rubia le agradeció con una sonrisa.

Rap casi salto en su sitio con nerviosismo

-¿Ella te ha hablado de mí? –. Soltó Raphael de la nada con palabras casi atropelladas. Todos voltearon a verlo sorprendidos aunque no tanto. Su enamoramiento era bien conocido y notorio, Josie solo pudo mirarlo de mala manera apretando sus labios –Ya sabes, no romántico sino... no sé...

Landon asintió comprendiendo su necesidad de sentirse apreciado, era algo normal para ellos que aún no creían que alguien pudiera quererlos en lugar de ser solo deshechos de la sociedad como se veían a sí mismos. Palmeo su hombro y le dio una sonrisa suave –Te tiene aprecio y confianza. Lo sabes.

Raphael se animó como un cachorro emocionado a la vez que Jed saltaba en su sitio como un niño pequeño –¿Y a mí? ¿Le agrado?

La confusión volvió a Josie que les miro con el ceño fruncido sin comprender de donde venía esta necesidad de sentirse vistos y apreciados por la loba. Nunca antes habían sido así, bueno, Jed porque Raphael siempre trataba de que la cobriza le mostrara alguna forma de afecto. Miro a su alrededor notando como los lobos seguían con atención la conversación sin vergüenza de estar espiando. Pronto encontró entre el grupo a la loba que hace unos días había sido la primera en saltar cuando se enfrentó a Sebastián y si hacia memoria de la semana, ella estaría a su alrededor casi como una sombra.

Algo estaba pasando en la manada y no lo entendía. Se preguntó si quizás debería hablarlo con su padre.

Landon le sonrió y también palmeo su espalda con firmeza –Eres su amigo. Te cubre la espalda sin dudar, men... a todos...

El chico miro hacia todos al decir lo último, con una sonrisa afectiva que algunos retornaron tímidamente. No era normal que fueran tan suaves entre ellos pero entonces, Penélope se acercó y sin importarle las malas miradas de Lizzie se acercó a la morena que no le reconoció y le planto un beso en la mejilla haciéndole saltar por lo bajo.

-Excepto a ella –. Soltó el chico distraídamente y se encogió –Quizás en un momento de debilidad o algo así…

Josie le miro confuso pero pronto le ignoro mientras su hermana gritaba persiguiendo a la bruja que reía por lo bajo a la vez que escapaba –¡Satán te exorcizare! No toques a mi hermana o ya verás… –. Lizzie tomo algo de magia de la escuela e hizo un hechizo pero Penélope estaba preparada y se protegió sin problemas. La rubia gruño por lo bajo al verla desaparecer por la entrada con una sonrisa burlona –Ya verás… te acusare y dejare que te usen como juguete masticable…

Realmente apenas sí registró su llegada o las palabras que le susurró al oído y no logro identificar aunque ni lo intento. Su mirar se había quedado en Landon que se encogió en su sitio rehuyendo de ella que en silencio se preguntaba si es que alguna vez Hope le había dicho algo sobre ella.