Un cristal siendo aporreado por un bate de béisbol. Eso fue lo que escucho Penélope al ver a Josie corriendo con desesperación hacia Hope.

Una dolorosa punzada que le atravesó el pecho y le arrancó el aire, apenas teniendo el instinto de apretar sus labios para silenciar un quejido. Al sentir como la mano y calidez de la morena se alejaba de su agarre para reunirse a la loba.

Obligándole a parpadear múltiples ocasiones para evitar que sus lágrimas cayeran sin control al ver lo que era claro frente a ella. Antes había tenido la idea pero ahora estaba segura.

Josie le olvidó y su afecto y pensamiento ya no le pertenecían. Eran de Hope, y está los retornaba con la misma intensidad.

Atrás. Cuando se había dado cuenta debió hacerse a la idea y aunque lo pensó varias veces, en especial en los últimos días. Ser testigo de ello era tan doloroso como si ella misma fuera destrozada por el bate sin la posibilidad de morir.

Casi como si el universo deseara torturarme, no pudo moverse de su sitio. Deseo correr lo más lejos de la imagen de romántica película ante sus ojos pero sus piernas no le respondían. Quizás no era culpa del universo sino de ella misma. Su mente quería que lo viera y sintiera para que al fin aceptara que debía dejarle ir, que ella le había dejado.

Quizás era su forma de autocastigarse por la estupidez de ella haberle dejado ir en un inicio.

El enojo burbujeo gritándole que hiciera algo. Que explotará y destrozara su mundo. Que no le permitiera olvidarme. Que luchará. Pero entonces su estúpida nobleza también tuvo algo que decir, la alegría le abordo al verle feliz. Al ver la intensidad de un amor que en nada se comparaba al que compartieron, y solo pudo apretar sus puños.

Entonces su cabeza comenzó a funcionar, deseando alejarle un poco del dolor y se dio cuenta de algo.

Lizzie le había llamado "Felpudo". Era sorprendente que Hope no le maldijera pero eso no es lo que había hecho resaltar la palabra. No. El recuerdo de la noche en que aquel lobo protegido por las mellizas regreso de golpe casi aturdiéndole mientras la palabra se volvía a escuchar.

Sus ojos se abrieron de sobremanera al entenderlo. Hope había sido ese lobo pero ¿Por qué estaba de esa forma con ellas? Los lobos protegían su forma lobuna y era impensable que alguien lo mostrara. No solo era cuestión de control, era un tema de orgullo y confianza según sabía. No tenía sentido que la cobriza lo hiciera, al menos no con la mellizas mala.

Está soltó un bufido al ponerse de pie y pudo ver con claridad como rodaba los ojos ante la escena que había durado demasiado. Pero se detuvo para darle una pequeña mirada y la sonrisa cruel y burlona fue demasiado evidente.

Lizzie le dio la vuelta al sofá solo para pasar a su lado –Supongo que debería agradecerte, Satán. Esto es tu culpa.

El tono burlón no se perdió en Penélope pero no se quedó en ello. Confusa comenzó a pensar lo que significaba y trato de recordar que había hecho que conllevará a la loba.

Era de tener, jamás le molestaría por más que deseara molestar a las mellizas así que no había nada. Solo podía recordar que está había estado distante y huyendo de Josie antes de desaparecer por tanto tiempo que todo el alumnado hervía con chismes. Luego paso a qué la morena y rubia comenzaron a desaparecer todo el día a excepción de sus clases porque hasta en las comidas. Justo después del ataque a la morena. Justo cuando Hope desapareció para sorpresa de hasta sus amigos según supo por MG.

No entendía nada. No entendía como las chicas se habían unido pero entonces esa fue la palabra mágica.

Unión.

Todo lo extraño entre ellas y su relación que aunque amistosa y cordial, con tintes tímidos por vas partes. Todo había cambiado luego de que tuvieron esa clase de vínculos antiguos.

Como una bombilla prendiéndose de golpe, todo tuvo sentido. Todo en ellas cambio luego de esa clase. Inmediatamente después.

Josie estaba unida a Hope.

Josie era el alma gemela de Hope.

Y de nuevo, el dolor regreso con el triple de fuerza hasta casi doblarle. Le había perdido. Definitivamente le había perdido, pensó una y otra vez.

Ni ella era tan cínica o tan cruel de pensar que todo era culpa del hechizo. Ella los estudio a fondo. Por curiosidad y por tarea. Sabían que no creaban el sentimiento, solo marcaban el camino.

Esto.

Lo que veía y era terriblemente evidente, era real.

Y de nuevo su enojo rugió instándole a hacer algo pero esta vez sin fuerza su corazón adolorido prevaleció. Tan triste como era también era feliz.

Feliz por ella sabiendo que Hope le adoraría como merecía. Quizás con un poco de trabajo por intentar mantener su armadura pero una vez que la primera parte cayera, la loba se rendiría por completo.

¿Y quién podría evitar caer por Josie Saltzman?

Ni siquiera la poderosa Hope Mikaelson.

Y por lo que veía no faltaba mucho. La pareja bailaba entre el límite pero parecía que ambas se resistían a caer.

En su mente solo pudo gruñir con frustración "Mierda Josie. Haz ronronear a ese cachorro de una vez".

Pero el miedo era evidente.

Y con un bufido, su mente comenzó a trabajar mientras se forzaba a ver partir a la pareja con las manos unidas en un seguro agarre.

xxxOxxxOxxx

Lizzie resopló por lo bajo.

Su hermana no había vuelto de la habitación de la cobriza y de eso tenía más de dos horas. Su humor había mejorado y su corazón burjeaba casi amenazando con salir flotando por su garganta hasta las nubes así que estaba segura que algo estaba ocurriendo.

No en su guardia.

Y menos sin que ella fuera testigo y pudiera tomar fotografías cursis que luego pudiera intercambiar por buenos favores de ambos lados.

Así que se apresuró hacia la habitación de la loba con paso decidido. Su mano se mantuvo elevada rozando sus dedos contra los muros de la escuela durante todo su camino dejando a su espalda una pequeña estela roja, solo tomando lo suficiente de ello para abrir la puerta en silencio.

-Solo vengo porque la comida está cerca... Josie necesita comida… –. Susurro practicando la explicación a la vez que se apresuraba por la puerta al sentir a los lobos que rondaban el sitio protectoramente, quizás ansiosos luego de haber visto a su alfa bastante cansada y atontada por ello.

Al elevar su mirada para encarar a la pareja, un bufido molesto escapo de ella a la vez que sus ojos rodaban sin estar realmente sorprendida por lo que veía.

La pareja se hallaba acostadas de costado, encarándose aunque sin que sus rostros estuvieran cerca y es que Josie estaba visiblemente más arriba. Con la cabeza descansando en las almohadas y su barbilla inclinada para apenas rozar la coronilla de la cobriza a la que le abrazaba la cabeza para acunarle contra su pecho donde casi parecía que su rostro se perdida entre los pechos de esta mientras su pierna descansaba sobre su cintura. Justo como dormía con ella cuando era un lobo.

-Taquito peludo –. Susurro Lizzie con una sonrisa recordando cómo había apodado a aquella posición donde su hermana protegía instintivamente a la loba a la vez que se aferraba a ella como si tuviera miedo de que desapareciera. No quiso pensar demasiado en que ella había tenido razón, en cuanto Felpudo no durmió entre sus brazos, desapareció.

Un suspiro de disfrute y una sonrisa pequeña se hizo presente en Josie pero su hermana no necesito verlo. Lo sintió con firme claridad en su pecho. La calidez de la seguridad y la calma. La alegría y burbujeo que la misma calidez le despertaba al rodearle. Un círculo donde todo lo bueno y emoción que sentía en su cuerpo tenía que ver de alguna forma con la cobriza que inhalaba profundo cada pocas respiraciones y ronroneaba casi en silencio.

Hope apretó su agarre alrededor de las caderas de la morena, acercándole un poco más y esta instintivamente suspiro satisfecha al acomodarse más cerca. Cuando el movimiento se detuvo, las extremidades volvieron a relajarse y la mano de la cobriza subió un momento a la cintura pero luego fue cayendo siguiendo las curvas de la chica que suspiro ante el contacto.

Lizzie enseguida se erizo en su sitio al ver la mano bajar lentamente –Como le toques el trasero, te depilo. Felpudo pervertida –. Gruño por lo bajo elevando su mano pero pronto una sonrisa maliciosa se fue mostrando en su rostro –Tócaselo. Tócaselo. Tócaselo…

Como si le escuchara, Hope deslizo su mano teniendo el instinto para saltar esa parte de Josie y volver a tocarle hasta su muslo donde su mano descanso.

La rubia resoplo a la vez que dejaba ver un puchero. Se acercó a la cama, notando como la loba olfateaba sutilmente y aunque al inicio mostro sus colmillos en silencio, cuando le reconoció su rostro volvió a su forma relajada.

-No le vayas a morder una niña –. Le susurró al oído y la cobriza se quejó gruñendo levemente a lo que por supuesto, Lizzie se rio por lo bajo a la vez que comenzaba a acariciar el hombro de su hermana –Jo… vamos Jo… despierta…

-No… –. Lloriqueo Josie como respuesta.

-Vamos Josette. Tienes que ir a comer algo –. Se quejó su hermana sonriendo.

-No quiero… –. La morena se aferró a la cabeza de Hope –Yo… dormir…

Lizzie miro con miedo a la loba –Jo no… la vas a matar… Oh dios, no le actives más colmillos –. Se quejó apresuradamente tratando de luchar contra el agarre de su hermana que solo se apretó más en respuesta –Jo. Felpudo necesita respirar…

-Dormir… vete… –. Gruño en respuesta la morena. Su hermana siguió luchando contra su agarre pero no lograba que se aflojara y hasta la loba comenzó a gruñirle para que les dejara en paz.

-Nadie sabe que estoy aquí –. Susurro la rubia mirando hacia la puerta para luego volver su mirada a la pareja –No podrán culparme –. Se apresuró hacia la puerta pero antes de tocar el pomo volvió sacando su teléfono del bolsillo y al estar sobre ellas de nuevo. Tomo varias fotos de ellas y la falta de cara de Hope –Por si sobrevive.

Canturreo felizmente a la vez que volvía a correr hacia la puerta de puntillas…

oooXoooXooo

El rítmico latir de un corazón fue guiando a Hope hacia la conciencia. Con pesadez sus párpados fueron elevándose un poco cada vez, agradeciendo la ausencia de luz en el sitio que le evito malestar.

Una sonrisa leve se abrió paso en sus labios. Rodeada en el aroma de Josie y con el rítmico ir de su corazón retumbando casi junto a su oído, definitivamente el mejor lugar para despertar. Quizás se sorprendió un poco por el firme agarre que le rodeaba o la inherente cercanía que no recordaba que mantuvieran cuando se acostaron pero por supuesto que no se quejó.

Cómo la última mañana que recordaba en orden. Era un perfecto despertar.

La ansiedad por la manada no existía. La preocupación por todo lo que esto acarrearía tampoco y el mundo era perfecto porque su mundo solo era la hermosa morena entre sus brazos. Sus ojos se llenaron de dorado y elevó su mirar para deleitarse con la preciosa calma de la chica durmiente. Analizando cada detalle. Aprendiéndolo y adorándolo con deleite.

Sabiendo que ni una vida bastaría para satisfacer su necesidad de hacerlo.

Pero pronto su atención fue llamada. Golpes débiles. Temerosos y nerviosos se estrellaron contra su puerta. Los sonidos variados y su lobo alerta pero sin preocupación le indicaron al menos de que se trataba.

Podría desear perderse en su burbuja pero la vida no se lo permitiría.

Soltó un suspiro derrotado y lucho por escapar de la morena. Sorprendiéndose porque realmente le estuviera tomando más tiempo de lo que pensó. Apenas quitaba una extremidad cuando está volvía con fuerza antes de que tocara otra.

-Amor, déjame ir… tengo que abrir… –. Susurro con suavidad y voz profunda.

-No… –. Se quejó Josie volviendo a aferrarle en un abrazo. Clavando su rostro entre sus pechos, causándole un sonrojo instantáneo pero aun así luego de algunos segundos de torpeza juvenil, lucho y logro escabullirse del agarre.

Poco le importo quien estaba al otro lado. Lo único que importaba era Josie que se quejó con su ausencia y dibujo un tierno puchero con malestar que le robó una sonrisa tonta. Le dio una de sus almohadas para que cubriera su ausencia y su manta esponjosa para que no se enfriara pero aun así la morena no volvió a su semblante tranquilo aunque no despertó

Aquello hizo que el ceño de la cobriza se frunciera. Preocupándose por cuánto y cómo había dormido la bruja.

La puerta volvió a llamar y se dio la vuelta hacia a ella pero al dar un paso se detuvo. Volvió a la morena y no se resistió o lucho contra el impulso necesitado de depositar un beso en su mejilla. Deteniéndose en el contacto por varios segundos, disfrutando de la sensación de la tersura de su piel y saboteándole aunque al alejarse lentamente supuso que no había sido su mejor idea. Ahora. El deseo de probar cada centímetro de ella se instauró en el fondo de su mente junto algunos otros que no se atrevería a seguir aunque rezaba porque alguna vez la oportunidad le fuera otorgada.

Su lobo ronroneo con deseo y volvió a contactar sus labios con Josie. Más cortó pero obtuvo respuesta. La mano de ella le detuvo al posarse en su mandíbula y un suspiro fue audible causando que las rodillas de la loba casi se doblaran ante el temblor producido por el golpe de su aliento. Aturdiéndole profundamente y haciéndole pelear contra sus instintos que le rogaban tomar pero no les escucho.

Lucho con todas sus fuerzas y contra ella misma hasta que suavemente aparto la mano y se irguió con presura para evitar que la tentación aumentara. Se dio la vuelta y corrió hacia la puerta huyendo de su debilidad.

Al abrirla se encontró con cuatro lobos jóvenes. Los recordaba. Eran los más pequeños de la manada y ella misma había ido a convencer a sus familias de que esté era un buen lugar para ellos.

Le miraron con nerviosa ansiedad y le sonrieron al instante.

-H-hola alfa… yo… nosotros trajimos tu equipaje –. Se atrevió a soltar uno de ellos con voz dudosa.

-Esperamos no molestar –. Soltó con presura otro a su espalda.

Hope vio las dos maletas que cargaban entre todos. No pesaban tanto pero parecía que habían llegado a ese arreglo para todos colaborar de alguna forma.

Ella les sonrió a la vez que pasaba una mano por sus cabellos alborotados por la siesta –Gracias pero no tenían que molestarse.

-No es molestia. Queríamos –. Afirmo otro de los chicos con ánimo casi saltando en su sitio.

La cobriza asintió sin que su sonrisa se debilitara y dio un paso fuera de su habitación. No quería molestar a la bruja que aún dormía pero sobretodo no quería que nadie le viera de aquella forma. Sentía que el hermoso cuadro de ella descansando en su cama le pertenecía solo a ella y lo protegería. Sonaba muy posesivo aún para sus oídos pero no podía pelear contra cada uno de los instintos de su lobo, prefería aguardar hacia los importantes y mientras Josie no supiera no le molestaría o le avergonzaría, así que está bien.

Tomo las maletas y asintió –Gracias y por favor, llámenme Hope. No alfa.

-Pero eres nuestro alfa –. Se quejó dudoso otro de los chicos.

La cobriza mordió su lengua antes de negar el reconocimiento. No por gusto. Sabía que si lo hacía, dañaría los sentimientos de la manada y les haría sentir que eran inmerecedores de ella. No quería eso.

-Así es pero no es necesario que me llamen de esa forma. No hace que deje de serlo el que me llamen por mi nombre –. Los chicos asintieron secamente. Su orden había sido guardada aunque quizá no comprendida, tendría que darle un momento a ello cuando hablara con todos –Gracias. Vayan y los veré en un rato.

Los chicos asintieron con una sonrisa y se alejaron con presura mientras ella volvía a su habitación. Dejo las maletas casi al centro del lugar y soltó un suspiro negando. Sintiendo como la ansiedad volvía a ella pero ahora solo quería volver a los brazos de Josie y esconderse del mundo pero no se atrevió. No cuando aún sentía el firme deseo de conocer y reconocer su cuerpo. Adorarlo como el producto celestial que era.

Un suspiro con bastantes tintes de gruñido escapó de su pecho al reafirmar su decisión y como instinto retrocedió los pasos que sin pensar había dado hacia la cama. Prefirió ir a darse una ducha y aunque su lobo se quejó al final estuvo de acuerdo.

La idea de estar ante Josie de una manera sucia y desordenada le pareció inadmisible a su lobo.

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La helada ausencia hizo que su corazón se encogiera y sus sueños se volvieran inquietos. Se oscurecieran hasta que su mente le hizo saltar.

El sonido de la ducha fue el fondo con el que Josie se encontró al abrir sus ojos. Adormecida salto en su sitio hasta sentarse, buscando en el oscuro alrededor con temor. Solo siendo consiente de los ruidos en la pequeña habitación de junto luego de varios minutos donde el pánico le había hecho sudar y casi correr.

Un suspiro aliviado fue lo siguiente en hacerse oír. No era un sueño. No había sido un sueño pero aun cuando estaba segura prefirió darse un pellizco pequeño en su muslo, una mueca dolorosa se dibujó por un segundo para luego darle paso a una sonrisa feliz mientras ahora con cierto nerviosismo se acomodaba su desordenado uniforme. Sonrojándose al ver su falda tan arriba o la ausencia de su suéter de punto con el que recordaba haberse acostado.

La puerta del baño se abrió y Hope salió del sitio envuelta en una nube de vapor cálido lleno de su aroma a lavanda que refresco el ambiente del lugar. Sin poder evitarlo, Josie siguió sus movimientos atentamente e inhaló profundamente disfrutando del aroma que tanto recordaba casi seguir por los pasillos cuando era más joven.

La loba ya vestía con jeans azules y una blusa de cuello V en negro que se ajustaban delicadamente a su figura. No muy justo, no muy suelto. Algo cómodo pero no tan informal. Y sacudía sus cabellos con una toalla eliminando la humedad en ellos mientras un semblante relajado permanecía en su rostro, y una sonrisa se mostró al verle.

-Ey. Estás despierta, perdón si te desperté –. Susurro con suavidad a la vez que se acercaba para sentarse junto a ella en la cama. Girándose un poco para no tener que apartar su mirada de ella.

"Tu ausencia me despertó". Pensó Josie pero no se atrevió a decirlo aunque casi lo hizo cuando se topó con los cálidos ojos de la loba. Con su usual azul intenso casi zafiro pero con tintes dorados, pequeñas líneas aquí y allá que los hacían parecer mágicos.

Hope frunció lentamente su ceño preocupada al no recibir respuesta y al notarlo, la morena se encogió en su sitio sonrojándose a la vez que rehuía de su mirada para escapar de su embrujo que no dudaba le volviera aturdir. Siempre lo hacía, por eso usualmente miraba poco a los ojos a la loba.

-Si yo… apenas despertando y tranquila, no me despertaste tú –. Soltó apresuradamente.

La loba sintió su ansiedad. La olió. La percibió de alguna manera que no lograba entender, como un pequeño susurro en el fondo de su cabeza pero sabía que existía y era cierto. Instintivamente. Se inclinó en la cama, descansando su mano al otro lado de la morena mientras la otra iba hacia su mejilla dónde está no pudo evitar recargarse en el toque a la vez que suspiraba y sus párpados se dejaban caer.

-¿Tuviste pesadillas esta noche? –. Pregunto la cobriza inclinando un poco más su cuerpo.

Su aliento golpeó levemente el rostro de la bruja que se estremeció. Abrió suavemente sus ojos y sintió que su pecho se contraía al sentir a la loba tan cerca, casi como si le acechara con todo su cuerpo y quizás lo hacía. Su mirada atenta estaba segura que le seguirían en cualquier movimiento pero era reconfortante de alguna extraña manera. Le gustaba y su pecho se aceleró ante su gusto.

-No lo recuerdo… pero sé que no descanse mucho –. Confeso sin luchar. Quizás la oscuridad aún dominante a excepción de la luz proveniente del baño, le daba algún sentido de volver a sus noches de llamadas sinceras.

-Bueno, ahora estoy aquí y si no puedes dormir, estaré ahí hasta que lo hagas sin problemas –. Afirmo la cobriza.

Josie le sonrió –Comienzo a pensar que realmente te gusta dormir en mi cama.

-Oh, no tienes idea amor –. Respondió con una sonrisa coqueta que por supuesto causó un sonrojo que disfruto.

Bueno, lo hizo hasta que su estómago rugió molesto. Las risas rompieron la electricidad a su alrededor o quizás la aumento de una forma que no era tan aplastante pero igual de cómoda. Sus miradas se fijaron mientras las risas se iban apagando con naturalidad hasta que solo sonrisas suaves quedaron en sus rostros.

-Supongo que es hora de la cena –. Dijo la cobriza encogiéndose de hombros.

La bruja elevo su ceja un poco –¿Supones?

-Sip… –. La loba noto la cercanía y como su cuerpo se hallaba inclinado, tratando de que no fuera notorio retrocedió lentamente y se puso de pie para dejar que la bruja recuperada su espacio personal –Supongo. No tengo teléfono y los relojes de pulsera no van con los lobos, siempre se rompen o pierden.

-Oh, cierto… Yo tengo tu teléfono y otras cosas –. Soltó la morena moviéndose para levantarse de la cama.

Hope le miro elevando levemente su ceja con curiosidad –¿Cosas…? ¿Qué cosas?

-Cosas que dejaste en el bosque y Pedro encontró.

-¿Qué hacía Pedro en el bosque…? –. Pregunto la cobriza con evidente molestia defensiva casi en un gruñido que provoco que Josie le mirada directo sin retroceder. Como un golpe de luz el momento en que el pequeño de rizos jugaba a la pelota con su lobo volvió a su cabeza, como algo si siempre había estado ahí y solo lo olvido por un momento. Soltó un resoplido molesto –Lo siento. Ya recordé y al parecer estaba en el bosque jugando a la pelota con un lobo del cuádruple de su tamaño… tenemos que enseñarle sentido común.

-Quizás te reconoció de alguna manera –. Defendió la bruja.

-Aun cuando tenga la seguridad no debe acercarse a un lobo –. Dijo en tono serio la loba casi gruñendo.

Su rostro molesto donde su ceño se pronunció y sus ojos se fueron volviendo fríos mientras sus labios se apretaban en una línea, provoco en Josie un pequeño estremecimiento satisfactorio. Primero por reconocerlo y saber exactamente lo que significaba, era su rostro Mikaelson lleno de enojo por desear proteger; y segundo por su tono maternal en todo el momento que le arranco una suave sonrisa.

Se levantó de la cama y se acercó hasta tomarle su mano, sintiendo como esta se lo permitía y casi se relajaba ante su toque a la vez que se acercaba hasta estar casi pegadas pero aun con un pequeño espacio respetuoso. Le miro con suavidad –Hablaremos con el… le enseñaremos y no volverá a pasar. Estará a salvo.

Hope le miro y debilito su furia dejando que la preocupación se filtrara por completo en su mirar. Lentamente comenzó a asentir. Convenciéndose de las palabras y seguridad de la bruja. Su mirada se relajó aunque no se perdió su seriedad pero soltó un suspiro silencioso –Bien.

-¿Bien? –. Pregunto la morena dudosa y evidentemente sorprendida.

-Bien –. Afirmo con una pequeña sonrisa la cobriza sintiendo como su lobo que había estado gruñendo y listo para atacar pero con solo respirar el perfume y sentir la cercanía de la bruja se había ido encogiendo en su interior.

Sus miradas volvieron a unirse como si fueran imanes. No era apropósito, de hecho se sorprendieron de que ocurriera y aunque el nerviosismo les invadió ninguna se apartó. Aun ante la ansiedad en sus pechos, el acercamiento era algo disfrutable que aceleraba sus interiores y les provocaba suspiro que lucharon por silenciar.

Golpes firmes pero levemente inseguros las arrancaron del momento. Josie salto en su sitio y sus mejillas se sonrojaron mientras volteaba a otro lado para intentar ocultarlo mientras Hope solo suspiro.

-Pregunta rápida –. Dijo llamando la atención de la morena –¿Me pelee con Raf? Porque no recuerdo mordidas… recuerdo haber deseado arrancar su cabeza porque su aroma estaba un poco fijo en ti pero solo eso…

La mirada sorprendida volvió a la bruja con un tinte ya casi común en sus mejillas –¿Eso paso?

-Por supuesto, amor –. La loba no parecía nada avergonzada por sus palabras y le sonrió con su usual segura arrogancia –Tu aroma es perfecto, notar sus tintes en ti es como arruinar un dibujo de Da Vinci con manchas de mermelada. Inaceptable.

Josie sonrió avergonzada pero con cierta coquetería linda –Realmente creo que sigues dormida…

-No es así –. Se encogió de hombros y le encaro aunque comenzó a retroceder en sus pasos hacia su closet para tomar sus zapatos –Solo soy sincera… volviendo al tema. ¿Alguna forma de que me volviera alfa?

-Ninguna. Fuiste un buen lobo aunque… enterraste tu garra en Penélope mientras casi me matas del infarto –. Confeso la morena insegura de que fuera buena idea recordarle eso.

La cobriza se tensó por un segundo a la vez que le daba la espalda para recoger sus deportivas más cómodas –Lo recuerdo… –. Su lobo gruño en su interior con malestar, realmente detestando a la bruja mientras ella se encogía de hombros –No me molesta, sin duda lo haría de nuevo. Eso le enseñara a respetar las habitaciones de otros.

Los golpes volvieron a oírse antes de que Josie pudiera decir algo.

Hope se amarro las deportivas y se apresuró a abrir la puerta sabiendo que la bruja trataría de hablar del tema o quizás reprenderle, y ni ella o su lobo estaba interesado en ello.

Raphael y Jed casi saltaron en su sitio al ser sorprendidos. Incomodos por interrumpir al ver a Josie aun en la habitación con el cabello un poco desordenado a pesar del cepillado con la mano, Hope elevo su ceja con molestia y les miro con seriedad al notar como estos veían a la bruja. Enseguida sus miradas fueron al suelo a la vez que sus cuerpos se encogían levemente.

-Sera mejor que me vaya –. Susurro Josie un poco avergonzada por las miradas que había notado.

Hope le miro y sonrió con tranquilidad –¿Te veré en la cena?

-Claro. Puedes contarme como estuvo NOLA y te llevare tus cosas –. Afirmo la bruja con una sonrisa, caminando hacia la puerta donde los lobos saltaron a un lado para no irrumpir en su camino aun manteniéndose fuera.

-Me parece bien –. La loba sonrió y su mirada le siguió hasta que dejo la habitación y un poco más allá. Soltando un tonto suspiro que iba a la par con su sonrisa pero luego su semblante volvió a su usual seriedad al voltear hacia los chicos –Pasen.

Soltó con simpleza dándose la vuelta, dejando la puerta abierta. Los chicos entraron con nerviosismo, respirando profundamente el evidente olor a su alfa que les iluminar sus ojos por un segundo cuando sus lobos le reconocieron. Mirando a su alrededor sin querer tocar nada o molestar de alguna manera, y Hope al ver sus precauciones soltó un suspiro desanimado.

Tomo la silla de su escritorio y se sentó junto a su cama –Vamos. Siéntense y díganme ¿De qué me perdí?

La sonrisa suave en su rostro les hizo relajarse y al instante obedecieron.

La conversación fue un poco larga dividiéndose entre antes y el después de que tomara la posición de alfa. Como había afectado en la jerarquía y como su ausencia podría haber inquietado a la mayoría.

-Bien. Corremos juntos por la mañana antes de clases y la tarde. Sacar algo de energía ansiosa además de los usuales entrenamientos en las clases de gimnasia –. Declaro Hope con firme tranquilidad pensando en cómo ayudar –Jed, conoces a la mayoría desde hace más tiempo. Necesito que estés atento por si alguno muestra más inquietud de lo usual –. El lobo asintió secamente con orgullo –Raphael, quiero que pongas atención a los rumores. Habrá muchos comentarios de los vampiros y las bruja, no me importa y no deben hacerlo pero sabemos que demasiada ofensa puede encender chispas en la manada y lo que menos necesitamos ahora son peleas.

El moreno asintió mientras la esperanza iba alumbrando los ojos de Jed que se movió con cierta ansiedad en su sitio –¿Correremos en el bosque? ¿Libres?

A Hope le dolió escuchar su ilusión por algo que debería ser lo más natural y su lobo gruño con molestia por lo mismo. Furioso porque fueran obligados a algo tan innatural como estar lejos del bosque en su cambio. La mirada se Raf se contagió de la emoción y miro hacia su alfa –Es la meta... Hablare con el Dr. Saltzman y tratare de convencerle pero costara bastante. Debemos mostrar que estamos en control y que no somos una amenaza… tenemos que acoplarnos a estar al aire libre por ello de las carreras en el bosque. Aprender a estar juntos, ser una manada y leer la naturaleza. Ser lobos.

Los chicos sonrieron ante sus palabras y asintieron entusiasmados hasta casi parecer que estaban a punto de saltar sobre ella pero se resistieron.

-No lo digan a los demás, no quiero que se ilusionen. Saben que este tema es delicado para el director y será difícil de abordar –. Explico la cobriza.

-Tranquila Hope. No diremos nada –. Afirmo Raphael con una sonrisa.

-Y nos ocuparemos de que los rumores no afecten lo suficiente –. Agrego Jed con seriedad.

Hope asintió –Confió en ustedes, además de que entrenaremos bastante para que mantener el mal humor en control y aún tenemos que averiguar si les afecta de alguna forma mi condición como hibrida.

-No he sentido nada extraño.

-Más calma –. Hablo Jed sobre su amigo –Es como si la intensidad de todo se relajara un poco. Aún está ahí pero ya no es arrollador… creo…

-Bien… eso es bueno, creo. Necesito saber esos cambios. Cualquier cosa que noten, díganmelo por favor –. Los chicos asintieron y Hope suspiro acomodándose un poco en su asiento, sintiéndose agotada de nuevo con todo lo que debía cuidar pero no se permitió quejarse o que su semblante mostrara su cansancio –Bien. Terminando con eso ¿Paso algo desde que tome el mando?

-No realmente, quizás solo el problema de Josie –. Comento Jed.

-¿Qué pasa con ella? –. La voz de la cobriza se endureció y les miro con frialdad.

-Oh, problemas con el nuevo vampiro –. Respondió Raphael –Ya sabes, el que es más viejo que el Nintendo.

Ella elevo la cabeza para luego asentir –El pirata… Sebastián…

-Si. Esta molestando a Lizzie y regando rumores desagradables sobre ella…

Los chicos se encogieron en su sitio cuando los ojos de su alfa se iluminaron. El recuerdo de consolar a la rubia volvió a ella y un gruñido no pudo ser silenciado provocando que ellos soltaran un quejido de rendición.

-¿Qué más?

-J-Josie lo encaro para que dejara en paz a su hermana… lo… lo amenazo y bueno, el trato de atacarle –. El gruñido que escapo del pecho de la cobriza hizo que ellos se dejaran caer de rodillas al suelo y mostraran sus gargantas. Sabían que la furia no era así ellos pero aún le costó a Raphael seguir hablando, pero la fría mirada de su alfa se lo exigió y él se forzó a obedecer –Pe-Penélope y algunos de los chicos estuvieron con ella… aunque fue la bruja la que realmente hizo volar al sanguijuela y le amenazo… desde… desde entonces han estado juntas y Nadine junto algunos otros que nos vamos turnando, tr-tratamos de vigilarle a la distancia para que no le pase nada… a Lizzie también, con ayuda de MG…

Hope salto de su asiento sintiendo su cuerpo hervir y sus puños se apretaron hasta hacer crujir sus huesos. Sus ojos en lugar de apagarse aumentaron de intensidad. Su lobo estaba enloqueciendo y gritando porque fueran a tomar el corazón del que se atrevió a amenazar a su pareja.

Ella lo quería también pero entonces su pecho dolió haciéndole fruncir el ceño, cerró sus ojos y se forzó a respirar profundamente mientras en su mente se repetía el nombre de Penélope sin parar.

Volteo de reojo hacia los chicos –Penélope y Josie… ¿Ellas…?

-Pasan tiempo juntas, casi como antes de que fueran novias… eh, algunos rumores dicen que volverán a estar juntas pero no hay nada obvio solo que bueno, Josie ya no le mira con odio y hablan por ratos –. Soltó Jed con poca seguridad pero tratando de ser lo más sincero posible mientras la loba sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas que se forzó a desaparecer –Realmente no le hemos preguntado qué pasa. No creímos que fuera nuestro sitio.

Los labios de Hope se apretaron hasta formar una línea recta –Tienen razón… aun así les debo las gracias por cuidarles mientras estaba lejos.

-También son nuestras amigas –. Afirmo Raphael con voz tan suave que fue difícil de reconocer –Queríamos patear al idiota pero no sabíamos…

Un nuevo gruñido escapo de la alfa –No. De ese problema me encargare yo.

Los chicos asintieron temerosamente al ver sus ojos dorados llenos de furia…