Salió de entre los arboles con semblante cansado, mirada desanimada y pasos seguros.

Su espalda se erguía por completo y sus músculos calientes vibraban bajo el dolor del cambio siendo relajados por la brisa helada. La tierra húmeda pegada a su piel era la única vestimenta que portaba y la ligereza de ello le ayudaba a concentrarse en su lobo inquieto.

Quizás deprimido. Quizás enojado. Arremetiendo contra el mundo y lo que fuera pero bajo el control de ella.

Sus pasos fueron hacia el centro del páramo donde las flores habían desaparecido ante el invierno entrante. Su ropa amontonada marcaba el sitio donde con claridad podía recordar a la morena descansando con una sonrisa suave bajo el cielo despejado y los últimos rayos del sol. Se estremeció ante el recuerdo de sus dedos perdiéndose entre su pelaje y un profundo suspiro le siguió. Se dejó caer en el césped y tomo su collar con el emblema familiar de la cima de la montaña, sosteniéndolo en su palma mientras lo admiraba.

La luz de la luna ilumino el emblema dibujando sombras y apenas delineando con claridad sus contornos. El pensamiento de que parecía correcta la imagen paso por su cabeza mientras colocaba la cadena alrededor de su cuello y lo aseguraba suspirando de satisfacción al sentir de nuevo su peso en ella. Sintiéndose completa de nuevo.

Busco su sudadera y de uno de sus bolsillos saco un pequeño metrónomo. Se recostó en el césped e inhalo profundamente disfrutando la sensación del roció nocturno tocando su cuerpo por varios minutos donde solo se concentraba en su respiración. Coloco el aparato a un lado de su cabeza. Con sus ojos fijos en el cielo le dio un empujón a la aguja y se concentró, sintiendo con claridad el frio metal sobre su clavícula que iba perdiendo su temperatura para igualar la de su cuerpo.

Pero aquello no era lo importante.

El rítmico tic tac le fue llevando con claridad a su recuperación...

"Su cabeza fue devuelta a hace tres años desde el instante en que abandono su habitación.

Las voces plagadas de Mikaelson en susurros no dejaban de repetirse mientras se acercaba al comedor sin inmutarse por los murmullos llenos de imaginación, un toque de ficción y claro temor.

Escoltada por Jed y Raphael, por supuesto llamaba la atención, eligiendo porque puerta entrar por la cercanía de su aroma.

No lo busco, simplemente era algo que con el paso de los años había aprendido a detectar pronto. Para seguirlo a la lejanía o para evitarlo por completo. Lo que fuera aunque siempre lograba robarle unos instantes dónde le aturdía de la mejor manera.

Al pasar el marco sus pasos se detuvieron abruptamente ante la imagen.

Lizzie y MG sentados juntos de un lado de la mesa y al otro Josie y Penélope. La rubia miraba con clara molestia a la bruja pelinegra que le ignoraba con ayuda de la morena que le escuchaba atentamente sin permitirse fijarse de reojo en su hermana a la que MG luchaba torpemente por distraerle.

Una electricidad recorrió y prendió fuego a sus venas al verlas juntas pero el percibir la confianza, complicidad y afecto en sus ojos fue una apuñalada tan profunda que casi se dobló. El falso dolor físico le hizo apretar los puños y su mandíbula. Quiso pensarlo como falso, como algo solo inventado por su tonta cabeza. Buscarle la lógica al sentir. Al dolor de que algo le estaba siendo arrebatado y no podía evitarlo.

Pero no había.

No sabía cómo silenciar su pecho que se estrujo y su lobo que rugió, gruño y araño porque se le permitiera desgarrar a la que se atrevía a acercarse a Josie pero no podía. No se permitió reaccionar de ninguna manera, o al menos lo intento.

Un profundo gruñido bajo resonó por el sitio a la vez que sus ojos se iluminaron de un claro tono dorado brillante sin igual en ninguno de los lobos que a la vez se dieron la vuelta a mirarle con sus cabezas bajas.

Diciendo a la vez con voces firmes –Alfa."

El solo pensar en la manada trajo una nerviosa ansiedad a su pecho. Sus músculos se tensaron y sus ojos se entrecerraron tratando de forzarse a no perder el punto de su recuerdo pero ya era imposible.

Su lobo respondió a su inquietud de pensamiento. Se movió con ansiedad y entusiasmo. Ronroneando para intentar convencerle de que no era malo, de que lo necesitaban tanto como ellos a ella.

La necesidad de calidez. De familia y seguridad. Era algo que enseguida pasaba por su cabeza al pensar en su manada en casa pero aquello era algo casi desconocido para sus lobos que en su mayoría eran huérfanos, abandonados o, de familias que desconocían por completo sus genes.

Su lobo quería guiarles. Al principio pensó en toda la situación como algo egoísta que este había elegido para satisfacerse a sí mismo pero pronto sintió el compromiso. Por supuesto que se sentía solo y quería pertenecer pero también le dolía que no tuvieran una manada. Que no supieran realmente lo que era y quería mostrárselos. Quería ser el que les enseñará a no caer en malos sitios y pensar que era normal solo porque no tenían ni idea de cómo era lo real.

De sentir el real compromiso de pertenecer a una manada. A una familia que está a tu espalda siempre.

Hope sintió con intensidad su deseo de proteger y al menos aquello evito que se volviera loca y rechazará toda la situación al momento. Y por lo que había visto, estaba un poco de acuerdo con el que le molestaba con arrogancia por tener la razón.

"Los sonidos en la habitación desaparecieron en ese instante. Josie se dio la vuelta para ver lo que ocurría, sonriendo al instante al ver a Hope ahí pero esta ni siquiera le miro.

Se concentró en acercarse hacia la manada donde los ojos se hallaban fijos en los suyos. No pudo evitar notar que habían cambiado de mesa y ahora se sentaban casi junto a donde ella y sus amigos lo hacían usualmente.

Directamente se dirigió a la chica de ultimo año que se sentaba a la orilla de la mesa, a menos de dos metros de la bruja y su gemela, que solo alejo sus ojos hacia otro sitio cuando Hope paso por la puerta.

La cobriza se acercó y le encaro –Nadine –. La chica aunque era mayor se encogió en su sitio y miro hacia arriba con evidente temor. Hope le sonrió con suavidad –Gracias… no tenías que hacerlo pero realmente te lo agradezco.

En un instante, el temor desapareció de los ojos de la chica y el orgullo le hizo inflar su pecho. Sonrió asintiendo –No fue nada. Es de la manada.

Hope se sorprendió un poco pero no se permitió mostrarlo. Su sonrisa no flaqueo ni por un momento y en su lugar brillo un poco más al ver como el resto de la manada asentía. Instantáneamente la calidez de la unión vibró en su pecho. Su lobo ronroneo deseoso de pasar tiempo con ellos.

La alfa volvió al momento y le sonrió a la mesa en general –La manada cuida a los suyos…

Ignorando como entretanto, Josie le miraba con ceño fruncido confuso y adorable puchero. Con necesidad de sentir su atención en ella. Jamás había querido ser la principal en nada pero con Hope nunca podía evitar desear serlo.

Quizás ser su todo.

El solo pensamiento de ello, le hizo sonrojar y apartar su mirar para ver sus manos que se estrujaban nerviosamente. Luego de su sincero momento al que califico de infantil, se forzó a pensar con madurez y sin ilusiones tontas. Sabiendo que la cobriza debía hacerse cargo de los lobos ahora que era su alfa, antes de ir con sus amigos a pasar el rato.

-...Les diría que mañana nos vemos para desayunar juntos pero ya saben cómo es el Dr. Saltzman y sin duda querrá ponerme al corriente de todo así que, he planeado que nos veamos en el almuerzo y demos un pequeño paseo para conocernos. Nos veremos en los jardines en cuanto comience ¿Entendido? –. Los lobos asintieron entusiasmados a las palabras amables pero firmes de su alfa que les sonrió –Bien. Sigan cenando, que disfruten su comida.

Se dio la vuelta. Encontrándose al instante con la mirada de Josie y no pudo evitar que su semblante serio se deslizara hasta solo dejar unos ojos y sonrisa suave.

La bruja enseguida le sonrió sintiendo sus mejillas arder y su mirada descendió un poco pero no pudo negarse a volver a mirarle. Retornando la suavidad y silenciosa añoranza que ambas destilaban hasta provocar falsas arcadas ignoradas de Lizzie y una sonrisa sorprendida pero gustosa de MG.

Pero sobretodo, una mirada tensa y dolida de Penélope que se fijó en cada una por momentos para luego ir a la otra, sin parar. Esperando el golpe de verlas aferrándose entre sus brazos pero conforme el tiempo paso, se dio cuenta de que no ocurriría. Suspiró aliviada pero a la vez con cierta frustración y se puso de pie.

El movimiento rompió la burbuja. La loba gruño tensa y agresivamente en la cabeza de la cobriza que lucho porque no fuera notorio e inhaló con brusquedad, esperando que el aroma de la morena le relajara lo suficiente para que sus ojos no se iluminaran. O peor, que perdiera el control y alejara la cabeza de la pelinegra con un simple manotazo. Segura de que podía hacerlo e indecisa de que debiera. Estúpida moral.

Josie casi salto de su asiento cuando vio a la pelinegra interponerse entre ella y la loba. Se tensó con preocupación al ver la tensión en la cobriza pero su ceño se frunció en confusión al ver la sonrisa ligera de su ex novia. Una coqueta y arrogante, amable pero calculadora. La misma que le había cautivado cuando estaban juntas y que bien sabía que significaba problemas de alguna clase. Se puso de pie de un salto pero apenas y logro dar un paso.

-Mikaelson –. Dijo Penélope con voz segura.

-Park –. La voz tensa. Grave y baja por tomar el lugar de un gruñido fue una respuesta que detuvo y tenso el mundo alrededor.

La bruja se acercó pero dejo un par de pasos entre ellas. Sonrió con intensidad –Que bien que hayas vuelto, espero que podamos hablar luego. Ya sabes, cosas de brujas.

La confusión golpeó la mente de Hope pero no sé permitió perderse en el falsa amabilidad o mostrar cuanto le molestaba. Asintió secamente –Gracias… y supongo que nos veremos luego.

-Si. Nos vemos luego –. Penélope le dio un guiño juguetón y se despidió moviendo sus dedos elevados para luego simplemente alejarse.

Josie estaba completamente confusa y temerosa de lo que fuera que su ex novia estaba planeando. Ni siquiera estaba segura de que lo estuviera haciendo pero sospechaba demasiado de ella, y más aún de sus motivos. Pero su atención regreso a la cobriza que siguió el contoneo de la bruja con sus ojos. Semblante duro y ceño levemente fruncido en confusión con su ceja levemente elevada".

Inhalo bruscamente. Profundo. Deseando lavar de su mente la imagen de las brujas reunidas de nuevo, y de su cuerpo el malestar.

Esta vez no pudo controlar a su lobo. Apretó los puños con todas sus fuerzas, ignorando el dolor de su piel abriéndose bajo sus uñas por el de la desesperanza gritando con todas sus fuerzas en sus oídos que cimbraron bajo el estruendo de su gruñido molesto. Frustrado. Dolido con la realidad. Aunque intento apretar sus labios, el superior se elevó mostrando con ferocidad sus colmillos listos para desgarrar el cuello de aquella que estaba demasiado cerca para su gusto de lo que le pertenecía. Con ese pensamiento cruzando, todo se detuvo abruptamente.

Inhalo y exhalo, una y otra vez. Sintiendo como la intensidad de la lava que corroía sus venas se diluía para dejar solo el dolor y tristeza profunda que su ceño fruncido visiblemente lo volvió real.

El crash en su interior se mostró en lágrimas que se acumularon en sus parpados y resbalaban silenciosamente por los costados de su rostro hasta perderse en la tierra, como los hilillos de sangre de sus manos. Resoplo silenciando el sollozo que no parecía pertenecerle. Justo como la morena, no lo hacía. La ilusión que le mantuvo y presiono para su retorno, se fue perdiendo ante la clara fuerza de la realidad.

Quizás una vez hubo.

Quizás una vez habría.

Pero justo ahora, no eran nada.

¿Amigas?

Tal vez, pero era tan insuficiente. Lo será para su lobo. Lo será para ella pero de alguna forma se sentía como lo correcto.

O al menos eso quiso pensar.

Sin la ilusión jugando con sus esperanzas, la presión disminuía. No la necesidad. Pero el control aumentaba, y justo ahora necesitaba eso.

Necesitaba ser Hope Mikaelson. La siempre serena y poderosa que sabia y podía manejarse en toda situación.

No por ella. No realmente, sino por la manada. Ahora era responsable de otros. Claramente cuidadora de ellos, y estos merecían su completa atención.

Luego tendría tiempo para el drama adolescente.

Quizás cuando su mente y corazón hubieran olvidado lo que era estar entre los brazos de Josie. Esperando que ella también hubiera olvidado la obligación que suponía el vínculo.

Porque lo que menos deseaba. Lo que sin duda le rompería en mil pedazos, es que la bruja Saltzman eligiera estar a su lado por obligación. Y lo peor es que le creía muy capaz de ello.

Ese mismo pensamiento le indico el camino de su relación. Que debía hacer por ella...

Haría lo que fuera por Josie. Ser su amiga, compañera, protectora. Lo que fuera que ella le quisiera dar, estaría dispuesta a tomarlo.

Hasta que y solo si Josie le quería a su lado, se volvió a prometer la cobriza.

En ese momento fue que Hope decidió centrarse en otras cosas.

En otros...

Como Pedro.

"Penélope abandono el comedor. Sintiendo en su espalda no solo las miradas del alumnado ansioso por chismes sino también de la cobriza que aunque supuso había tratado de ocultarlo, sus ojos azulados habían mostrado un claro resplandor dorado que volvía el azul más brillante con toques mágicos sin igual.

Era una buena mirada. Linda, si era sincera.

Pero sabía que esta solo significaba furia y el recuerdo claro del dolor que el lobo le proporciono le causo un escalofrió que sacudió su cuerpo hasta casi llegar a las escaleras. Pero a pesar de ello, una sonrisa traviesa se fue formando en su rostro mientras su cabeza iba uniendo hilillos.

El ruido de voces y las puertas principales, llamo su atención antes de que subiera las escaleras.

Penélope miro los rostros animados pero claramente cansados que seguían sonriendo y riendo mientras desfilaban directamente hacia sus habitaciones guiados por Emma. Entre el grupo, la cabeza de Pedro fue visible sin problemas gracias a sus rizos.

Se acercó –Ey, rizos. ¿Te divertiste?

-Hola Penny –. Saludo el niño apartándose un poco del grupo –Si. Fue genial, había un gran telescopio y vimos una galaxia en vivo.

La pelinegra le sonrió con ternura –Suena bien… Oye, hay una sorpresa esperándote en el comedor.

El niño le miro confuso –¿Una sorpresa?

-Si. Una gran sorpresa –. Dijo Penélope con una sonrisa pícara pero pronto le dio un guiño juguetón al ver su infantil mirada suspicaz –Una que es cobriza…

Los ojos de Pedro se abrieron de golpe. Brillando con alegría que casi cegó a la bruja pero antes de que soltara una burla, el niño salió disparado por el pasillo. Dejando su mochila en el suelo y escapando de la guardia de Emma que aun le persiguió con paso tranquilo sin dejar de llamarlo.

Pedro no le escucho. Con todas sus fuerzas corrió por pasillo hasta llegar a las puertas de comedor que estaban abiertas de par en par, gracias a la hora. Entro bajando un poco su ritmo pero no deteniéndolo, siendo capaz solo de ver a la cobriza que se hallaba de pie junto a Josie a unos pasos de donde Lizzie y MG se encontraban cenando.

-¡Hope…! –. Grito llamando su atención.

La cobriza volteo con una sonrisa -Oh, Pedro. Regresaste...

Hope no pudo terminar de hablar. El pequeño corrió hacia ella con todas sus fuerzas, sus brazos moviéndose adelante y atrás como un consumado velocista. Casi como si tratará de volar hasta los brazos de la cobriza que alcanzo a acuclillarse para atraparlo cuando esté se lanzó hacia ella.

El le rodeo el cuello con sus brazos y ella lo apretó protectoramente dejando que se escondiera en su cuello y pecho. Sintiendo que la ahorcaban un poco pero no le importo, solo se quedó ahí dejando que el niño le sintiera y estuviera seguro de su presencia, y cuando ese reconocimiento llegó, las lágrimas contenidas desde hace semanas se liberaron con silenciosos sollozos. Ambos fueron a parar en la piel de la loba que apretó más al pequeño y se puso de pie, llevándolo consigo sin ningún esfuerzo.

-Está bien, Pedro. Estoy aquí –. Susurró una y otra vez contra los rizos oscuros.

No hubo respuesta. El niño no dejaba de llorar silenciosamente a pesar del consuelo y el suave mecer de la cobriza que lo saco del comedor. Con las mellizas siguiéndoles con ceños fruncidos llenos de preocupación y tristeza casi por igual.

A ninguna les importo el tiempo. Ni siquiera a Emma que le había dado alcance cuando ya se encontraba firmemente sujeto por los brazos de la loba.

Pronto el llanto fue cesando aunque no así las lágrimas pero ya no había sollozos y eso le dio cierta tranquilidad a las mujeres.

-Volviste –. Susurró el niño tan bajo que nadie le oyó más que la que le mecía.

-Por supuesto que lo hice. ¿Por qué creíste que no sería así? –. Pregunto la loba con voz suave.

-No… no te despediste y no… N-no llamaste. Te fuiste mucho tiempo… creí… creí que me habías dejado –. Dijo Pedro con una voz demasiado suave que rompió el corazón de la cobriza al sentir su dolor inherente.

-Ey. Mírame –. Susurró Hope y el pequeño obedeció aunque manteniendo sus ojos bajos –Pedro. Nunca te dejare.

-¿Lo prometes? –. Pregunto atreviéndose a mirarle con sus lindos ojos caobas y un puchero que derritió el corazón de las féminas.

La cobriza le sonrió –Por supuesto. Siempre y para siempre ¿Recuerdas?

El pequeño asintió débilmente pero pronto con más fuerza para luego volver a ocultarse entre los cabellos de la mayor que le apretó con comodidad. Dejándole llorar lo necesario. Sabiendo cuando difícil era alejarse de alguien querido luego de perder a todos. Ella lo sabía. Recordaba esa sensación de abandono que le perseguía luego de las vacaciones con su familia, quizás aun ocurría pero se esforzaba por hacerlo a un lado.

Silenciarlo como cualquier otra cosa que pasara en su interior, pero no era tonta. Sabía que no era sano y no quería lo mismo para Pedro.

Quería hacerlo mejor para él.

Por el…".

Preocupada. Fijo sus ojos en las estrellas preguntándose cómo debía ayudar a Pedro.

La culpa peso en su pecho. Preguntándose si estar tan cerca del pequeño era malo, según lo que acababa de ver quizás lo fuera pero a la vez no podía dejarle. Abandonarle se le hacía cruel, era evidente que necesitaba una familia y ella lo era pero aunque jamás dejaría de serlo, dudaba que debiera seguir tan a su alrededor.

No sabía.

Soltó un suspiro sin una solución ni siquiera formándose en su cabeza. Supuso que era algo que debía hablar con las mellizas.

Y entonces, su voz volvió a su cabeza y su cuerpo se fue relajando ante su encanto poco a poco.

"Hope salió de la habitación de Pedro. Había tardado más de una hora en lograr que se calmara y se quedó a su lado, aferrándolo entre sus brazos hasta que el sueño y el cansancio del llanto lo vencieron aunque aun así se había aferrado a sus ropas.

Cada segundo, el dolor y la culpa presionaban el pecho de la loba que con ceño endurecido cepillaba los rizos del pequeño. Apenas notando como las mellizas y en su momento Emma, les habían estado observando desde los centímetros de la puerta entre abierta con la misma mirada entristecida que ella. Desde que Pedro llego a la escuela, juntas habían tratado de darle el afecto y seguridad que había perdido con sus padres. Y lo habían conseguido pero su ansiedad por la separación se hacía notoria cada que alguna tenía que viajar. El temor a perderles como había perdido a sus padres era igual de grande, y ellas solo habían luchado contra ello pensando que su presencia bastaría pero comenzaban a pensar que no sería suficiente.

Luego de luchar contra los agarres firmes de Pedro, dejo la cama con el aun en sus brazos para luego acomodarlo entre las sabanas. Cuidando que estuviera bien cubierto y cómodo. Paso sus manos una última vez por sus cabellos y beso su frente maternalmente, susurrando su afecto en su oído con claridad.

Salió de la habitación, sin dejar de voltear a su espalda en su sigiloso camino a la puerta. Al salir, no pudo alejarse de la puerta y se quedó de pie aun observándolo a la lejanía.

Protegiéndolo según pudo notar Josie al ver sus ojos azul profundo con tintes dorados a su alrededor. La ternura inundo a la morena que sonrió levemente pero su mirar fue hacia el pequeño volviendo a la preocupación. Al notar la tensión en los hombros de la loba, se acercó a ella dejando que su aroma le rodeara y coloco su mano en su hombro sintiendo como este se relajaba al contacto a la vez que un suspiro se hizo oír.

-Estará bien –. Susurró Josie empujándose un poco contra su costado. Recargándose en ella, lo suficiente para arrancarle de sus pensamientos.

-¿Estás segura?

-No –. Respondió con sinceridad. La cobriza gruño por lo bajo con frustración y volteo a mirarle, encontrándose con una mirada suave y sincera que le robo el aliento a la vez que su rostro se relajó por completo. Josie miro directo a sus ojos para que su honestidad fuera vista –Pero haremos todo en nuestras manos para que lo este. Ninguna dejara que sea algo menos que feliz.

-Mi hermanita tiene razón, Felpudo –. Agrego Lizzie que se hallaba tras su hermana dio un paso –Escúchale es tu señora. Sé un buen Felpudo o no habrá huesos. Lo resolveremos sin necesidad de que duermas en su puerta. Espantaras a los pobres niños.

Josie enseguida se giró, completamente sonrojada y golpeo a su hermana en su hombro con la suficiente fuerza para que doliera. La rubia gruño y se quejó soltando un inocente –¿Qué dije?

Hope sonrió débilmente pero lo hizo –No asustare a nadie. Soy linda.

-Si, claro. Como si no hubiera visto tus colmillos del tamaño de una mano, y eso sin contar tu aliento… no sé si los asustaría o desmayaría –. Soltó la rubia burlonamente.

Un gruñido bajo se hizo oír. Las mellizas de sorprendieron y casi rieron al reconocerlo, Lizzie estaba más que gustosa al ver que su gruñido aún existía –Debería ir a visitar al sr. Stef. Estoy segura de que me extraña.

Los ojos de la rubia se entrecerraron y con su dedo apunto al rostro de la burlona loba –No te atrevas a acercártele o te depilare… con cera.

La cobriza elevó su ceja con sorna retadora y estaba a punto de responder cuando Josie entrometió su cuerpo entre ellas. Sujetándole la mano para mantenerle en su sitio.

-Basta. Es demasiado tarde para esto. Nadie visitará a nadie y nadie depilara a nadie… a menos que lo quiera –. Soltó lo último en un susurro dudoso que provocó celos fruncidos con burlona incredulidad.

Lizzie hizo una mueca y dejo salir su lengua en una fingido asco –Me niego a ayudar.

-Pero si acabas de ofrecerte –. Se quejó la cobriza con sorna.

-Tal vez pero solo cuando estés en tu forma lobo y tenga litros de cera caliente preparada –. La sonrisa malévola de la rubia no pudo ocultarse.

-Lizzie ¿Qué fue lo que dije? –. Reprendió Josie con mirada severa.

Su hermana todo los ojos y soltó un bufido, desinflando sus hombros –Ya sé. Ya sé. Nadie depila a nadie, solo tú puedes toquetear a la peluda.

-Lizzie... –. Gruño la morena por lo bajo con sus mejillas coloradas.

Está le ignoro y comenzó a andar –Bueno. Las dejo… Felpudo, no te quiero encontrar en mi habitación, apenas estamos logrando quitar tu pestilencia de nuestras cosas.

El lobo de Hope se revolvió en su interior molesto porque su marca estuviera siendo borrada. Un gruñido lo mostró aunque un plan para volver a dejarla ya se iba formando sin que la rubia lo notará o le importará para el caso. Dando un par de pasos más, alejándose de la pareja.

-¿A dónde vas? –. Pregunto a su hermana al ver que iba en dirección contraria a su dormitorio.

-Con MG. Me va a prestar un libro.

-Los cómics no son libros –. Declaró Hope burlonamente.

Lizzie le miro ofendida –Claro que lo son y no te atrevas a volver a decir que leo cómics –. Volvió a su semblante orgulloso y declaró –Son novelas ligeras.

-Si tú lo dices…

-Debí asarte cuando pude –. Murmuró la bruja con molestia ante su clara mirada burlona.

Josie soltó un pesado suspiro –Ya dije que basta o juro que yo las asare juntas en su lugar –. Las chicas hicieron una mueca y miraron a otro lado –Ve y no tardes. Trata de que no te atrapen.

-Okay... –. Canturreo Lizzie con evidente burla arrogante siguiendo su andar hacia la espalda de la loba.

Se giró notando como los ojos de su hermana enseguida le miraban y con una gran sonrisa se abrazó a sí misma y bailoteo con sus labios elevados. Josie se sonrojo tan de golpe que asusto a la cobriza, en su sobresalto enseguida se giró a encarar lo que fuera que molestara a la morena encontrándose con la rubia que fingió que no pasaba nada.

Le miro con petulancia –¿Qué me ves?

Hope le miro confusa y sorprendida sin saber que responder pero no fue necesario, enseguida la rubia se giró y con paso orgulloso sin voltear atrás o preocuparse por su hermana furiosa que casi le hizo correr lejos.

-¿Y eso que fue? –. Hablo la loba al fin.

-¡Nada...! No fue nada –. Soltó Josie en un chillido bajo.

-Bueno.

Hope acepto su palabra sin esfuerzo. Le miro con suavidad sintiendo como su lobo gruñía de nuevo al inhalar el aroma de la bruja y notar la ausencia de su aroma en ella. Deseaba tanto sujetarle entre sus brazos y restregarse contra ella, pero se contuvo a duras penas. Reconociendo que no podía cortar su rutina, al parecer estar cerca de Josie le hacía sentir ansiedad.

Un firme y claro entusiasmo juguetón por llamar la atención, por presumir y desvivirse por darle lo que fuera a la bruja. Por supuesto, no lo haría pero solo habían estado juntas unas horas y ya se había mostrado con claridad su debilidad por ella. No es que le sorprendiera, siempre había sido así pero ahora era más proclive a seguirle.

-¿Te acompaño a tu habitación? –. Pregunto con amabilidad. Esperando que la respuesta fuera positiva para poder asegurarse de que la morena se hallara segura antes de ir a correr, o si no terminaría volviendo sin importar la forma en la que estuviera.

Josie le sonrió –Claro pero ¿Por qué no a tu habitación?

-¿Esa es tu sutil forma de decirme que quieres volver a mi habitación? –. Pregunto con arrogante sonrisa y ceja elevada que al parecer de la morena le hacía molestamente sexi.

La pobre casi se atraganto y perdió el aliento a la vez que se sonrojaba por completo mientras su pecho enloquecía. Bajo su mirada y comenzó a caminar –N-no... no yo... yo no...

Hope y su lobo sonrieron satisfechos. Le siguieron con una sonrisa tonta –No tengo ningún problema, extraño dormir a tu lado pero tendrás que esperar un rato. Iré a correr.

Josie golpeo su brazo sabiendo que le estaba molestando, empujándole juguetonamente causando una pequeña risa baja de su parte –Cállate –. La loba elevo sus manos en rendición aunque no dejo de reír un poco. La morena le miro con leve preocupación en su mirar –¿Iras a correr?

-Sip... necesito descargar más energía de lo usual. No es nada importante –. Le aseguro tratando de calmarle.

-Pero ¿Tienes el control?

-Lo tengo pero lo comparto... mhmmm tenemos una clase de equilibrio. Nuevo trato –. Se encogió de hombros.

-Eso es bueno –. Dijo la morena sin relajarse por completo –Pero ¿Me llamaras cuando vuelvas?

Hope se atrevió a rodearle con su brazo por la cintura y le pego un poco a su cuerpo aunque no posesivamente. Mas juguetona –Te llamare a todas horas, amor, si así lo quieres... pero necesitare mi teléfono para eso.

Sonrojada, Josie frunció su ceño y se detuvo de golpe. Se giró y encaro a la cobriza, le sujeto por las solapas de su sudadera y tiro de ella hasta que sus cuerpos se juntaron por completo. Se acercó dejando sus labios a milímetros de los de Hope y con su nariz acariciándole, y su aliento golpeándole. La cobriza paso saliva sonoramente a la vez que sus ojos se iluminaban intercalando el dorado y el profundo azul en una extraña mezcla única mientras un gruñido bajo, casi un ronroneo escapaba de su pecho.

-Te lo daré pero tienes que dejar de jugar conmigo, Hope –. Susurro con firmeza.

La loba le sujeto por la cintura con suave firmeza y le empujo hasta recargarle en la pared del pasillo. Se acercó por completo y metió su rostro apuntando directamente a su cuello, permitiendo que su nariz y labios rozaran la piel con calidez –No estoy jugando... lo que quieras lo hare, lo que necesites te lo daré...

Josie dejó escapar un suspiro pesado a la vez de que su cuerpo se tensó y acerco más al cuerpo de la cobriza ante el contacto. Sus respiraciones se volvieron pesadas y el deseo comenzó a revolverse en sus interiores. Las manos de la bruja soltaron el agarre y con suavidad se deslizaron hasta posarse en sus hombros, apretándole con sus dedos, fijándole en su sitio mientras comenzaba a desesperarse ante la falta de contacto. Entretanto, los labios de Hope siguieron una y otra vez la vena que retumbaba bajo su pulso. Sus ojos iluminados y sus colmillos asomados le rogaban que reclamara a la bruja como suya.

Que le hiciera suya pero no se atrevió.

En su lugar, deposito un suave beso bajo su mandíbula y retrocedió. No alejo su cuerpo pero elevo su rostro para unir su frente contra la de Josie que suspiro a la vez. Manteniéndose en esa posición hasta que sus mentes se fueron aclarando y sus corazones se ralentizaron.

Sus miradas se unieron y tímidamente se sonrieron. Ninguna sabía si debía avanzar o retroceder. Que decir o que hacer. Solo reaccionaron a mirarse diciendo todo lo que podían.

La necesidad y el afecto pero también el miedo.

Hope asintió comprensivamente y elevo su mano para llevarle a su mejilla. Acaricio suavemente con su pulgar sintiendo como la morena se recargaba en su toque, le miro con dulzura y sonrió suavemente –Quizás pijamadas aún no...

-Quizás aún no –. Afirmo Josie con cierta inseguridad.

Pero la loba no le dejo sentirse mal, volvió a acercarse y le abrazo con firmeza, mostrándole que todo estaba bien. Que estaba ahí y no se iría..."

Soltó un suspiro de nuevo mientras mentalmente se golpeaba porque de nuevo, no tenía ni idea de que debía hacer con Josie. En un instante todo lo que había pensado de permanecer alejada y darle espacio desapareció, y el deseo de solo estar a su lado y rodearle de silencioso afecto volvió a ser lo único que le parecía correcto pero a la vez…

No estaba segura. Josie era un sueño. La princesa de cualquier cuento de hadas y sabía que ella no era exactamente igual. Sabía que no podía darle todo lo que merecía pero a la vez estaba convencida que lucharía por hacerlo pero ¿Cómo pedir una oportunidad cuando solo puede ofrecer un tal vez?

No podía. No quería.

Quería que Josie fuera feliz sin importar nada. Incluso ella.

Entonces volvía a sumirse en la confusión que le arranco un profundo bufido molesto.

Moverse y podría presionarle.

No moverse y podría perderle.

Tan confusamente molesto.

Tan importante.

Tan terrorífico…

Pero al menos su lobo estaba un poco tranquilo ya que consiguió en parte lo que deseaba. Que su marca siguiera en la bruja, al menos en lo mínimo ya que hizo que se quedara con su chaqueta y ropa de recambio que su tía había dejado en la habitación por si cambiaba.

La idea de que quizás tuviera que colarse para renovarlas o usarlas un rato para que su aroma se renovara ya se iba formando en su cabeza mientras sonreía pensando que travesura podría hacerle a Lizzie.