El sol comenzó a bajar y Hope lo noto. No sabía cuánto tenía corriendo pero estaba disfrutando de ello.

Desde el momento en que se quedó todo lo que pudo disfrutando de estar con Josie hasta liberar sus instintos y simplemente correr. Cediendo el control a su lobo que compartía su buen ánimo y los deseos de volver a desgarrar al vampiro casi se habían perdido de su mente. Solo había tratado de volver a la escuela por una razón, y esa había sido la esencia de Josie que le seducía a estar a su lado. Solo en esas ocasiones tuvo que intervenir y alejarlo, pero de ahí en fuera era una buena carrera.

Una carrera maravillosa como se suponía que debía ser siempre pero debía volver. Quería volver solo por la promesa de ver a la bruja durante la cena y de hablar con ella hasta que se durmiera. Sus días eran magníficos solo por ello y su lobo compartía el sentir.

Sin luchar regreso hacia el viejo molino dónde tenía ropa de repuesto esperándole oculta. Pero entonces, escucho algo.

Su lobo se tensó y aceleró por el camino. Derrapándose y levantando una nube de polvo fuera del molino que no le impidió ver en el interior a Lizzie siendo sujeta y sometida por un Sebastián de ojos rojos y venas prominentes que sonreía a la vez que descubría sus colmillos que acercó hacia el cuello de la bruja que no dejaba de luchar.

Ni siquiera lo pensó. No había nada que pensar.

Se lanzó hacia el interior y salto sobre la espalda del vampiro. Antes de que este enterrada sus colmillos en Lizzie, ella lo hizo en su hombro.

Sebastián soltó un alarido y retrocedió con velocidad para chocar su espalda múltiples ocasiones contra un pilar grueso que crujió. Hope sintió dolor pero no le importo, en su lugar se aferró mejor con sus garras y apretó el agarre de sus mandíbulas. Sintiendo como su veneno burbujeaba en su garganta. Liberándolo como lava ardiente directamente hacia las venas del vampiro que se retorció de dolor.

Aun así le tomo por sobre su cabeza y tiro para lanzarla por los aires. Esta vez, el lobo le dejo. Complacido con lo que ya había hecho y aunque cayó con cierta brusquedad sobre sus patas traseras, volvió a erguirse. Apresurándose a colocarse entre Sebastián y Lizzie que completamente aterrorizada se había derretido hasta el suelo. Abrazándose a sí misma buscando protección aunque a la vez su mano instintivamente se clavó en el suelo y sifoneo toda la magia que pudo hasta que vio la espalda del lobo.

Hope gruño con colmillos visibles y pelaje manchado de sangre. Su cuerpo tenso hasta ser duro como una piedra y el pelaje de su espalda completamente erizado.

-Felpudo… –. Susurró temblorosamente la rubia y al ser oída, el lobo retrocedió para estar a su lado. Pegando su cuerpo para darle apoyo físico y emocional.

"No estás sola, Lizzie. No dejaré que nada te pase". Repitió la cobriza en su cabeza una y otra vez tratando de consolar a la bruja aunque está no le escuchará pero su presencia fue suficiente.

-Tu… ¡Maldito perro! –. Siseó Sebastián mirándole con odio y ojos rojos. Trato de lanzarse hacia ellas pero solo pudo dar un paso antes de que sus piernas le fallaran y le hicieran caer al suelo. Aun así intento seguir adelante –Voy a destrozarte…

Lizzie colocó su mano sobre el lomo del animal y apretó su pelaje. Tomando fuerza y algo de valor por un momento –Lo dudo mucho. Te estás muriendo, sabandija… Duele ¿No? –. El vampiro le miro desconcertado, temeroso pero aún enojado y amenazante pero ella no se dejó intimidar. En su lugar, le miro con desprecio y le dio una sonrisa cruel –Y espera a que pasen los minutos, verás cómo lo disfrutas.

Sebastián gruño y volvió a intentar atacarle pero al instante Hope dejo de gruñir para lanzarse sobre él. Tacleándolo en el aire. Enterrando sus garras en sus hombros haciéndole gritar. Lista para volver a morderle pero antes de que lo hiciera hubo un crujido seguido por el silencio.

Confusa miro hacia el vampiro que había perdido el movimiento en un segundo y su cabeza caía hacia un costado de manera antinatural. Con su pata le golpeó en la cabeza varias ocasiones esperando que reaccionara pero no fue así. Entonces volteó hacia Lizzie, que aún tenía su mano levantada aunque temblaba visiblemente y sus ojos estaban llenos de pánico.

Todo era demasiado.

El suelo y las paredes comenzaron a temblar. Las aves salieron volando en una ruidosa nube oscura.

Hope corrió hacia la rubia que había cerrado sus ojos con fuerza y tiraba de sus cabellos. Sollozos dolorosos escapaban de sus labios y aunque el lobo trato de llamar su atención, no logro hacerlo. Así que retrocedió unos pasos y se forzó a volver a su forma humana lo más rápido posible sin importar el dolor de ello que aún no volvía a ser tan simple como antes.

Desnuda y con respiración agitada volvió a acercarse a Lizzie. Las cosas en la habitación daban vueltas y les golpeaban pero aun así la cobriza le aferró entre sus brazos. Dándole consuelo y protegiéndole de todo lo que volaba violentamente por los aires.

-Lizzie está bien… estás a salvó… todo está bien, estoy aquí… Lizzie concéntrate en mi voz… respira… solo respira y escucha mi corazón –. Soltó la loba apresuradamente sin dejar de acariciar la espalda de la chica. Tratando de sacarle de dónde fuera que estuviera y regresarle a la realidad.

Y cuando pensó que no funcionaría. Que debía buscar otra manera o quizás prepararse para dejarle explotar. Lizzie se aferró a su brazo, enterrándole las uñas hasta hacerle sangrar pero no le importaba, le escuchaba luchar por imitar su respiración. Le sintió encogerse contra ella buscando su protección y ella se la dio, apretando un poco más su agarre, dejando que su calidez fluyera, rodeándole con su magia.

-Puedes hacerlo. Sé que puedes hacerlo, Liz… solo respira… Respira y todo estará bien –. Susurró una y otra vez.

La magia en la habitación poco a poco fue perdiendo fuerza. Las cosas dejaron de volar y solo cayeron al suelo en golpes sordos que estremecieron a la bruja pero la loba le juro que todo estaba bien.

Un acelerado replicar llamo su atención e instintivamente miro hacia el vampiro. Preguntándose cuanto tiempo realmente había estado ahí anclando a Lizzie para que esté volviera ya a la vida pero no le importo. Estaba lista para volver a romperle el cuello en cuanto le viera moverse.

En su lugar, por la puerta irrumpieron Alaric y Josie. Con respiración es aceleradas y miradas llenas de preocupación.

La morena ni siquiera se detuvo. Corrió hacia su hermana que enseguida se lanzó sobre ella con un llanto agonizante lleno de miedo. Alaric imitó a su hija aunque casi cae de boca al suelo por el cuerpo del vampiro y luego por la desnudez de la loba que le hizo cerrar los ojos al instante pero aun así no dejo de avanzar hasta llegar a sus hijas y aferrarles entre sus brazos.

-¿Qué pasó? –. Casi rugió el hombre.

Hope se alejó algunos pasos. Con semblante lleno de dolor ante cada movimiento pero no se detuvo hasta hallar su ropa y vestirse lo más rápido que pudo.

-Te explico luego –. Dijo con voz profunda –Primero lleven a Lizzie a la escuela. Yo me ocupo de la mierda.

Al escuchar pasos con zapatos, el director abrió sus ojos y se congelo al ver las manos y boca de su pupila llena de sangre. Sin cuidado está tomo al vampiro por el cuello y lo aferró con fuerza. Arrastrándolo lejos de la rubia para que esta no tuviera que volver a verlo.

-Vas a explicarme esto –. Demandó Alaric.

Hope le miro con una mueca dolorosa y asintió secamente…

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Después de botar al vampiro en una de las celdas de transición y de tomarse varios minutos en un baño cercano para quitarse su asquerosa sangre de encima.

Hope siguió a su mentor a su oficina. Sintiendo como las miradas le seguían sabiendo que había sido vista ensangrentada pero no le importo, el cansancio que nublaba su cabeza lo hacía todo menos importante aunque ya podría imaginar el desastre que vendría entre las facciones.

Se dejó desfallecer sobre una de las sillas del sitio mientras el director corría buscando un frasco y un cuchillo para tomar algo de su sangre.

-¡¿Qué demonios? Hope! Primero la pelea y ahora lo muerdes. No puedes hacer eso. Sé que tienes problemas de control todavía pero no puedes ir por ahí organizando duelos con cualquiera que te moleste –. Se quejó el hombre rebuscando en sus cajones –¡Y menos morder a un compañero!

La cobriza soltó un suspiro cansado –Lo sé… y puedes castigarme por el duelo, eso fue mi culpa pero la mordida no fue a propósito.

-¿Cómo que no fue a propósito? Hope. Uno no va por ahí y de pronto clava sus colmillos en alguien más como si se tropezara.

Estuvo tentada a reír por la imagen mental pero supuso que no era el mejor momento al ver la mirada sería de su director.

-No tropecé. Solo no tuve tiempo de volver. El… él estaba sobre Lizzie –. Alaric se tensó enseguida y dejo de moverse –Tenía sus colmillos en su cuello a punto de morder y yo… no tuve tiempo, solo salte

El hombre apretó su mandíbula con fuerza y sus ojos se entrecerraron a la vez que su respiración se volvía más tensa y sonora. La furia y preocupación se arremolinaron en su interior. Deseo con todas sus fuerzas estacar con su mano al maldito que había tratado de lastimar a su pequeña pero no se dejó llevar.

En su lugar, camino hasta estar a un lado de su pupila y se sentó junto a ella. Le miro paternalmente y colocó su mano sobre su hombro, notando cómo está miraba sus manos con cierta aprensión mientras estás temblaban levemente.

La adrenalina y enojo se estaban difuminando, y la culpa le estaba llenando silenciosamente. Ella no quería ser una asesina. Aun cuando el duelo había sido su idea, solo quería mostrarle al vampiro su sitio y que habría alguien para destrozarlo si no aprendía a comportarse pero matarlo… eso era muy diferente.

Ella no quería dominar por medio del miedo como su padre. No quería ser la que rompiera la endeble paz entre las facciones. La que hiciera inservible todo el trabajo de la escuela. Ella quería ser mejor, y aun así ahí estaba. Con la escuela susurrando sobre su sangrienta forma de someter al vampiro. No solo en una pelea sino mordiéndolo.

-Gracias –. Dijo Alaric sacándole de sus pensamientos. Ella apenas si se atrevió a mirarle pero el agarre en su hombro se apretó levemente tratando de darle consuelo –Esta bien, Hope. Entiendo por qué lo hiciste, yo mismo lo mataría pero somos mejores. Estoy orgulloso de que no le hayas despedazado aunque podrías haberlo hecho. Bien hecho.

La cobriza le miro con labios apretados y asintió levemente para luego ofrecer su mano –Debes curarlo pronto. No sabemos qué tan potente es mi veneno.

El director le miro con orgullo y asintió –Debe ser potente. El de tu padre lo era, quizás podamos usarlo como sujeto de pruebas y evitar que muera en el último momento.

Hope rio por lo bajo –Por mi está bien pero entonces ¿Cómo ocultaremos que mi sangre es la cura?

-Ya me ocuparé. Emma y yo, ya teníamos una idea para ocultarlo –. Alaric sonrió –Parece que al fin será útil para algo.

La loba asintió sonriendo. Aún no se sentía mejor. La culpa aún estaba ahí pero sin duda se sentía más ligera porque su mentor no estuviera molesto.

-Todavía estarás castigada por el duelo –. Soltó este con simpleza haciéndole resoplar por lo bajo y dejar caer su cabeza hacia atrás exageradamente con un quejido leve.

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La habitación estaba a oscuras. Los sollozos hace mucho que se habían ido al igual que las palabras de consuelo llenas de preocupación.

En cuanto la puerta se cerró, Lizzie pudo soltar un suspiro. Encogiéndose en su cama. Abrazando su almohada con todas sus fuerzas tratando de controlar la necesidad de aferrarse a Josie pero apenas si había logrado convencerle de que le dejara. Necesitaba un momento para controlarse y dejar de torturar a su hermana, porque aunque está no dijera nada, sabía que todas sus emociones rebotando sin control en su interior también llegaban a estremecer a la pobre Josie.

Estúpido vínculo. Pensó como siempre después de un arrebato. Podía ver y sentir como su hermana luchaba por mantener el control. Absorber todo el caos y devolverle una sensación de paz que le ayudaba a anclarse. Y aunque lo agradecía infinitamente, le dolía tener que ser la causante del malestar de la morena que al final del día terminaba tan o más agotada que ella.

Josie jamás le había reprochado. Jamás le había hecho sentir como una carga pero ella sabía que lo era. Y sabía lo injusto que esto era para su hermana. Suficiente era que tuviera que lidiar con su estúpida mente dañada cómo para que también tuviera que aguantar el descontrol que está le producía.

No era justo.

Josie no lo merecía.

Con ello en mente, repitiéndose como un mantra dónde se auto maldecía y se lamentaba por el daño que hacía. Lágrimas volvieron a formarse y caer silenciosamente.

Cerro sus ojos con firmeza, intentando controlarse antes de que su hermana volviera pero en su lugar el terror volvió a inundar la cuando con claridad pudo ver a Sebastián.

Había ido al viejo molino para tratar de relajarse luego de lo que vio. El vínculo iba en ambos sentidos y aunque usualmente su hermana no le transmitía nada con tanta intensidad, está vez el pánico fluyeron. Golpeando su mente como una pesada roca estrellándose contra el lago. Removiendo todo sin desearlo.

También había tenido miedo. Ver a Hope peleando y siendo atravesada por la espada del vampiro le había tensado congelándole por completo volviendo a la realidad cuando el terror y el dolor de su hermana le atravesó haciéndole estremecer como si hubiera metido el dedo en un enchufe. Pero luego vino la ira, preocupación y algo burbujeante que tenía claro que era amor. Estruendos contiguos en sus oídos.

Así que necesito algo. Un momento para controlar el torrente que le golpeaba con demasiada intensidad para ella que ya se sentía debilitada luego de luchar para soportar los rumores y demás.

Solo un momento.

Eso fue todo lo que tuvo antes de que un ensangrentado y furioso Sebastián llegara al sitio. Paso quizás un segundo en el que no se notaron al estar dándose la espalda pero al siguiente, casi girándose a la vez, sus miradas se encontraron. Los ojos enrojecidos apenas se registraron en su cabeza antes de que fuera lanzada por los aires.

"¡Todo es tu maldita culpa… !". Había gritado Sebastián.

Aun cuando se encontraba segura en su habitación no pudo evitar encogerse ante el recuerdo. Su hombro y espalda aún dolían a causa de ese primer golpe. Sus ojos se abrieron y solo dejaron que las lágrimas corrieran mientras se negaba a volver a cerrarlos para tratar de huir pero las voces ya estaban en su cabeza y eran bastante claras.

"Todos estarían mejor si no existieras…".

"Eres un maldito desperdicio…".

"Perra inútil. Ni siquiera para llenar mi cama serviste y aun así me quitaste tanto…".

"Como te atreves. Ahora yo te quitaré lo único valioso que tienes…".

"Le haré un favor al mundo".

La voz del vampiro. Sus embistes y hasta su firme agarre sobre su garganta que le apretó con fuerza negándole el aire, volvió a sentirse tan claro como si estuviera pasando de nuevo.

Sus manos se enterraron en sus cabellos mientras ella negaba. Sollozando. Luchando contra el vórtice que amenazaba con succionarle y perderle en la oscuridad.

Ya ni siquiera sabía que era real. ¿Los insultos eran de Sebastián o ella misma…?

En ese momento. Rompiendo la densa oscuridad a su alrededor, el firme y claro golpeteo contra su puerta le hizo abrir los ojos de golpe.

Las lágrimas caían en silencio y su respiración era demasiado acelerada y ruidosa hasta el punto que dudaba que quien fuera que estuviera tras la puerta, con o sin sentidos aumentados, no le escuchara. Tomo el paño húmedo que su hermana dejo en su mesilla de noche a la vez que tomaba asiento. Limpiándose suavemente tratando de borrar todo rastro de su descontrol aun cuando sentía que su cabeza iba por todos lados.

Ni siquiera pensó en abrir o quién era la persona tras su puerta. Solo se quedó en silencio esperando que desapareciera sin deseos de ver a nadie, pero eso no ocurrió.

-Lizzie, soy yo. Voy a entrar –. La firme voz pero con suave tono de Hope le hizo encogerse más en su sitio.

Quiso negarse pero no tuvo tiempo.

La cobriza entro en el sitio. Con semblante agotado y quizás moviéndose un poco más tensa de lo usual gracias al dolor persistente de sus heridas que sanaban lentamente pero aun así su mirada era suave.

-Si buscas a Josie para que te dé una galleta me temo que llegaste tarde, Felpudo –. Dijo Lizzie con tono frío y despectivo. Negándose a mirarle –Así que desaparece de mi habitación. Ya.

-¿Solo una galleta? ¿Enserio? –. Soltó la cobriza con una sonrisa juguetona y un leve jadeo ofendido –Estaré castigada hasta que lleguen las vacaciones, sin duda merezco más.

-No seas atascada –. Gruño por lo bajo la rubia poniéndolo los ojos en blanco.

Hope había seguido avanzando hasta que llegó junto a Lizzie y sin preguntar se sentó a su lado –Bueno, eso ya lo negociare con Jo pero no vine aquí por galletas. Vine por ti ¿Qué tal estás?

-Como si te interesará… –. Siseó la rubia. Tratando de elevar sus muros para protegerse. Para ocultar el miedo y dolor. La vergüenza de estar rota aunque sabía que la cobriza ya lo había atestiguado de primera mano.

-Me interesa –. Sentencio está con simpleza.

Lizzie chasqueo su lengua y volteó a verle con fiereza –Claro que no. Lo único que te interesa es quedar bien con mi hermana. De hecho, estoy segura que le hubieras dejado continuar sino fuera porque eso iría muy mal con tu currículum de la heroína que mi papá y mi hermana te creen. Yo no te importo así que deja de fingir que lo haces. No lo necesito. No quiero tu maldita lastima, así que ¡Lárgate de una maldita vez y déjame en paz!

-No –. Soltó la loba con firme tono pero sin presionar.

-He dicho que te largues –. Se quejó Lizzie furiosa.

La cobriza le miro y le sonrió levemente con labios apretados, negando levemente con su cabeza a la vez que se giraba para encararle –No me voy a ir. No voy a dejarte sola hasta que vea que estás bien, sin importar cuánto insultes o golpees.

-¡Estoy bien! –. Grito la rubia con frustración. Harta de la pregunta que no dejaba de repetirle cualquiera que le veía.

-No. No lo estás y por eso la habitación ha estado crujiendo desde que venía por el pasillo –. Informo la cobriza con simpleza. Notando como enseguida la otra se encogía en su sitio deprimida y avergonzada. Le miro con dulzura y acaricio su espalda lentamente –Esta bien no estar bien, Lizzie.

-No estoy bien… estoy rota –. Su voz se rompió ante un nuevo sollozo que le tomo desprevenida.

Hope tiro de ella. Recargándole contra su cuerpo en un abrazo suelto sin deseos de presionarle –Eso no es cierto. Eres una gran bruja, poderosa e inteligente que está controlando sus poderes… Somos humanos, Lizzie. Todos nosotros. Peor aún, somos adolescentes y eso no cambia solo porque somos un poco más veloces o fuertes que los demás… no podemos escapar de ello aún con nuestras habilidades. Y tenemos momentos en los que simplemente todo es demasiado… eso es todo, Liz. No estás rota. Nunca lo has estado y en su lugar, cada vez que te levantas te haces más fuerte. Enorgullécete de ello.

Con ojos llorosos la rubia dejo de esconderse en el cuello de la loba y le miro. Como una pequeña niña desvalida que le rompió el corazón.

-¿D-deberás lo crees? –. Susurró con un hilillo de voz.

Hope le sonrió con dulzura –Estoy segura.

Lizzie volvió a su escondite –¿Cómo lo sabes?

-Porque te he visto intentarlo una y mil veces. Te he visto seguir a pesar de lo que sin duda te dices cruelmente a ti… y eso. Eso te hace fuerte. Eso te hace poderosa así que no te dejes desanimar por nadie ni menosprecies todo lo que has logrado –. Le hablo con suavidad a la vez que recargaba su cabeza en ello –A mí me pasó y lo viste. Estuve una semana atorada cómo lobo porque no estábamos de acuerdo sobre cómo lidiar con nuestros sentimientos… No es debilidad o falla, somos solo humanos. No lo olvides.

El semblante de Lizzie no mejoro pero Hope pudo sentir como está se relajaba un poco más contra ella. Las lágrimas aún fluían silenciosamente pero sabían que eran necesarias, mantenerlas atrapadas no le haría ningún bien como ella ya había aprendido así que solo le rodeo mejor con su brazo y le apretó un poco para hacerle saber que estaba ahí. Que no estaba sola.

-¿Por qué lo mordiste? –. Susurró la rubia luego de unos minutos. La loba le miro confusa ladeando un poco su cabeza –Digo… no es como si no hubieras podido alejarlo y ya, o cambiar.

La cobriza negó –No había tiempo y no iba a dejarle hacerte daño… –. Tomo su mano y le apretó para llamar su atención –Tocó a mi familia, se merecía que lo desgarrara en pedazos.

Lizzie le miro aturdida –¿Familia…?

-Si –. Afirmo la loba con seguridad –Tu, tu padre y Jo, para mí siempre han sido familia. Quizás nunca lo he demostrado mucho pero siempre lo e sentido, eres parte de la facción molesta pero embonas bien.

La rubia rio levemente –Por favor, soy perfecta y embono donde sea.

Hope rio por lo bajo –Malcriada narcisista… Sip, muy Mikaelson.

Josie se hallaba oculta tras la puerta entreabierta. Sonriendo suavemente al escuchar como la conversación fluía casi desde el inicio y aunque su pecho le dolió al escuchar como Hope le pensaba como parte de su familia, por otro lado era feliz de que su hermana fuera incluida.

Lo había visto con su trato con Freya. La necesidad de sentirse apoyada y escuchada. Perteneciente como usualmente no podían sentirse más que entre ellas. Sus padres les amaban pero no les daban lo suficiente y lo necesitaban. Necesitaban más calidez. Más afecto. Más atención.

Y aunque el corazón se le rompió, no pudo negar que al menos tener esa pequeña parte de la loba era un consuelo. Porque la familia era para siempre para los Mikaelson, y aunque no fuera suficiente, sabía que siempre tendría a Hope con ella.

Sonrió suavemente con tristeza que borró antes de empujar la puerta –Traje helado.

Lizzie le sonrió ampliamente –Estupendo. Las calorías son lo mejor para ahogar las penas.

-Lo sé. Veamos unas películas y tengamos una noche floja –. Afirmo la morena acercándose para ofrecerle el bote a su hermana que casi salto para tomarlo.

Hope se puso de pie y dudosamente miro hacia la puerta –Sera mejor que…

-Calla y siéntate, Felpudo –. Dijo la rubia sin darle importancia. Acomodándose en medio de su cama para luego golpear con su palma secamente a su lado en el lugar libre –Te tocará el último turno para elegir película y será mejor que no sea un tonto documental o te tiro de la cama.

La cobriza miro confusa y aturdida el sitio libre y la rubia, sin saber si debía moverse o no, pero Josie tomo su mano. Sonriéndole brillantemente haciendo que su lobo ronroneara y se negara a alejarse, a fin aunque quisiera negarlo, tenía la necesidad de protegerles y asegurarse de su bienestar en todos los sentidos. Además de que sabía que necesitaba descansar y el mejor lugar para ello, siempre era a un lado de la morena.

-¿Quieren pizza? –. Pregunto tranquilamente.

-Finalmente dices algo bueno –. Soltó animadamente la rubia –Pero no quiero solo carne ¿Entendido?

Hope rodo los ojos –Lo que digas…

-Y yo… –. Josie iba agregar pero suavemente el dedo índice de la cobriza cubrió sus labios apenas rozándolos.

-Yo sé, amor. Vegetariana con aceitunas y queso extra.

La bruja le miro sorprendida y no pudo evitar sonrojarse levemente a la vez que sonreía.

-Siento los corazoncitos rebotando sin parar contra mi cabeza… es molesto –. Se quejó Lizzie poniéndolos los ojos en blanco aunque nadie le escucho.

Josie y Hope se mantuvieron perdidas en la mirada de la otra sintiendo como sus pechos se calentaban y vibraban ante su vínculo casi tangible.

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La noche luego de un largo día había llegado y las chicas lo habían agradecido.

Apretadas y enredadas en la cama de Lizzie. Las tres habían pasado la tarde comiendo y mirando películas. Hope apenas y logro seleccionar la suya antes de perderse entre la calidez, la tranquilidad y la seguridad de estar junto a ellas.

El dolor en su cuerpo aun persistía pero solo era cuestión de que tomara una pequeña siesta y todo volvería a la normalidad. Sabiendo eso, no se molestó en evitar caer en el descanso junto a las mellizas que aunque invisibles, tenían sus propias heridas de las que recuperarse.

Exhaustas. Se apretujaron más entre ellas. Aferrándose las unas a las otras volviéndose un capullo dónde Josie y Hope resguardaban protectoramente a Lizzie en el interior aunque eso no les impidió consolarse ante el pequeño contacto que sus manos lograron alcanzar.

Suavemente los ojos de la loba volvieron a abrirse. Fijándose al momento en el semblante tranquilo de Josie que sujetaba su mano sobre el cuerpo de su hermana. Una sonrisa suave se dibujó en su rostro y con ternura acaricio sus cabellos con su mano libre.

Rodo levemente su hombro. Probando si el dolor se había ido y sin demasiada emoción, desato su agarre para llevar sus dedos hacia su hombro. Cerciorándose de que la herida se hubiera desvanecido. Sin demasiada preocupación por la pequeña punzada apenas perceptible que no dudaba que para la mañana ya se hubiera ido.

Su mirada se había alejado de la morena mientras revisaba su hombro pero al volver a ella, se sorprendió al encontrar hermosos lagos caobas que resplandecían tenuemente ante la luz de la pantalla encendida y un puchero firmemente apretado que le robo un latir.

-¿Duele? –. Susurro Josie con suavidad.

Hope le sonrió un poco pero mantuvo su semblante serio para mostrarle su sinceridad –No.

-¿Enserio?

-Enserio.

Permanecieron en silencio, solo mirándose. Hope volvió su mano a su sitio, volviendo a tomar la mano de Josie y le dio un pequeño apretón a la vez que le miraba con dulzura para luchar contra el puchero preocupado que aunque se había suavizado aun seguía presente en el rostro de la bruja.

Flotando sobre el cuerpo de Lizzie; la loba se empujó todo lo que pudo para acercarse a la bruja. Esperando que su calidez y presencia le diera tanto consuelo como la de esta le ofrecía.

Josie al ver su movimiento le imito. Estirándose todo lo posible hasta que sus cabezas estuvieron lo suficientemente cerca para que se recargaran entre sí en un toque de apenas unos centímetros.

-Gracias.

-¿Por…? –. Pregunto Hope ladeando su cabeza con una mirada suave como la de un cachorro que le robo una sonrisa a la bruja.

-No lo sé, por todo… –. Susurro la morena mirándole a los ojos. Encogiéndose un poco en su sitio con una pequeña sonrisa tímida que si no fuera porque estaba recostada, tiraría a la loba de rodillas. Le haría adorarle como una devota seguidora y tal vez eso era lo que realmente era. Una seguidora de la magnífica chica que estaba ante sus ojos y derretía cada centímetro de sus paredes sin siquiera esforzarse –Por salvar a Lizzie… por luchar por nosotras. Por estar aquí.

Enseguida, la cobriza negó con firmeza y acaricio su mejilla sintiendo como la bruja se recargaba en el contacto haciendo que durada más –No agradezcas, amor. Quise hacerlo… lo que dije era verdad –. Josie ni siquiera se sorprendió de que supiera que estaba escuchando a escondidas y solo le sonrió suavemente mientras la loba le miraba con dulzura y completa sumisión –Siempre estaré aquí para ustedes. No porque mi lobo lo quiera sino porque yo lo deseo.

El pecho de la bruja se estremeció ante lo último. Vibro lleno de esperanza y se aferró a la calidez que la cobriza le ofrecía no solo con el tacto de su mano. Sin poder resistirse más, se había empujado para acercarse a la morena sobre Lizzie. Estirándose para llegar a acomodarse bajo su mentón y respirar profundamente su suave aroma que le hizo estremecerse deseando un poco más de contacto. Dejando que su mano rodeada el cuello de la bruja y deslizando sus dedos en suaves roces mientras sus labios se unían a la piel tersa de esta justo sobre su pulso.

Un jadeo tembloroso de Josie escapo mientras su mano libre ya había ido hacia el costado del cuello de la loba y tiro levemente ante el temblor del contacto. Necesitando más. Queriendo sentirle más. Hope lentamente paso su lengua sobre la piel, saboreando lo mejor que podría existir a su parecer. Deseando poder tomar todo. Sus ojos se iluminaron a la vez que el deseo de volver a saborear los gruesos labios de la bruja le hacía temblar con anticipación mientras los propios subían por la piel dejando pequeños besos que arrancaron más suspiros que le motivaron.

-Felpudo… tus boobies me aplastan –. Se quejó Lizzie en un susurró con voz adormilada sin abrir sus ojos aunque se removió levemente para conseguir más espacio empujando a la cobriza con todo y sus piernas como si fuera alguna clase de gato estirándose de golpe hasta que las piernas de esta cayeron de la cama y con ellas el resto de la loba.

Josie salto de su sitio poniéndose de pie y rodeo la cama para encontrar a la cobriza en el suelo sobándose el trasero –¿Estas bien?

-Auch…

Se quejó la loba con una pequeña mueca risueña mientras la morena se arrodillaba a su lado. Pronto Josie no pudo resistirlo más y se unió a las risas que trataron de ser bajas para no molestar a la rubia que satisfecha se estiro en su cama.

Poco a poco las risas se fueron desvaneciendo y volvieron a mirarse profundamente, con un pequeño atisbo de oscuridad en sus pupilas dilatadas. Hope no lo resistió más. Tomo la muñeca de la bruja con suavidad y con firmeza tiro de ella para hacer que se sentara sobre su regazo. Abrazándose a su cintura mientras la morena giraba para encararle y rodear su cuello. Tirando de ella hasta que sus frentes se unieron y un suspiro profundo escapo de ellas ante el deleite de su calidez.