Castigada.
No era la primera vez que la más pequeña de la familia Mikaelson se encontraba castigada. Odiada por un gran sector del cuerpo estudiantil y bastante vigilada por el profesorado pero sin duda, era la primera vez que realmente le molestaba.
Entendía porque debía pasar por el castigo.
Ahora era un alfa oficialmente y eso no solo llevaba entrenar y tener un montón de acosadores/seguidores sino que debía ser responsable de ellos y eso incluía darles un buen ejemplo. Lo sabía. Su madre se lo había enseñado siempre mientras crecía y su tía Keelin había seguido con su legado, en el fondo seguía fomentándolo.
Eran su familia ahora y debía protegerlos, y eso incluía sus propios errores y por supuesto que debía tomar la responsabilidad por sus errores.
Sabía que merecía el castigo. No lo negaba pero tampoco se arrepentía de ello; y al hablarlo con la manada trato de dejarlo en claro.
Por primera vez, les mostró y trato de hacerles entender que no eran un solo ser. La pelea y los posteriores problemas le pertenecían a ella y solo a ella...
Al menos eso había dicho aunque dudaba mucho que lo entendieran, y según las peleas que ya había tenido que romper y que estaba segura de que solo habían sido de las que se había enterado. Esperando que las que desconociera no hubieran llegado a ser más que gruñidos. Quizás debería de volver a explicarlo de otra forma.
Hope Mikaelson estaba castigada y por primera vez, en lugar de ser suspendida como se merecía y sería lo normal. Había obtenido lo que todos llamaban "La Isla".
Su horario era muy fácil.
Ejercicio matutino. Desayuno con la manada. Clases. Almuerzo con o sin manada. Clases. Entrenamiento con manada. Grupo de estudio con la manada y después nada. Desde ese momento, era confinada a su habitación donde la comida le era llevada por Emma que hechizaba su puerta y el pasillo para avisarle si salía. Lo mismo pasaba con la cena y justo a las 10, el director le dejaba salir a correr al bosque por unas horas antes de dormir y eso era todo. Era su nuevo día a día.
Simple. Aburrido y demasiado monótono.
Tres semanas de suspensión era su penitencia así que… tres semanas de aislamiento.
Y quizás antes hubiera estado bien. Lo hubiera utilizado para ponerse al corriente con los libros que su familia le enviaba o quizás jugar videojuegos a distancia con su tío y su hermano, ver viejas series o encontrar nuevas. Pintar, o lo que fuera.
Pero ahora no era tan simple.
Estaba a punto de enloquecer por no poder estar con Josie tanto como quería. Seguía hablando con ella por las noches y compartían clases, a veces almorzaban juntas pero no era suficiente. Quería volver a tenerla entre sus brazos como pasaron la noche de hace unos días en la que ni siquiera le importó dormir sentada en el suelo porque había podido disfrutar del privilegio de tener a una hermosa morena sentada en su regazo y recostada contra su hombro. Encontrando el sentir de su respiración contra su cuello y la sensación de su nariz rozando su piel como la cosa más maravillosa del universo pero ahora nada.
Solo habían pasado tres días y ya estaba por enloquecer. Deseosa de perderse en su aroma y sentir su calidez. Escuchar el retumbar de su corazón y sentirlo contra su cuerpo pero en su lugar apenas si se habían tomado de las manos. Y no bastaba o servía en lo más mínimo.
Pero no era la única que estaba desesperada.
Josie detestaba el castigo.
Siempre le había parecido excesivo dejar a alguien aislado por días. Solo una semana había sido el récord impuesto entre los estudiantes y por supuesto, Hope lo superó. Eso solo le molestaba más.
Todavía recordaba la extraña y triste sensación que se ocultaba en el silencio. Insoportable, y eso que solo había pasado un fin de semana de ello cuando era demasiado joven como para que fuera importante. Solo había perdido su helado de cada sábado y la compañía de su hermana, su padre había sido lo suficientemente inteligente o cruel para separar a las gemelas y que lograran sentir el castigo realmente.
Casi con una sonrisa recordaba que lo habían merecido cuando Lizzie le había convencido de escapar por una noche al pueblo teniendo solo 14 años para ver el estreno de una película que realmente habían esperado. Su padre les había prometido que las llevaría el próximo fin de semana pero no soportaron la emoción y ansiedad, o quizás fuera que no confiaran en que cumpliera su palabra como usualmente ocurría. Como fuera, así fue que se ganaron ser desconectadas, en el instante en que salieron del cine y se encontraron con su papá de ceño fruncido y tensa presencia. Lo entendieron pero aun así por semanas estuvieron enojadas con él por hacerles separarse.
Ahora no había entendimiento.
Hope solo les había protegido, todo lo que hizo fuera de las reglas había sido por ello y sabía cuánto le estaba costando a la loba tomarlo sin quejarse. Quizás la solitaria del año pasado lo hubiera pasado sin problemas pero la chica de ahora estaba molesta por todo lo que perdía. Cuidar y re-educar a la manada no estaba siendo más fácil con toda la situación, Pedro estaba necesitando un poco más de ella por los días que había desaparecido. Podía ver cómo todo ello le estresaba, eso sin contar sus propios amigos y su lobo que seguía algo hiperactivo. Le había visto literalmente ejercitarse con todas sus fuerzas hasta desfallecer en el poco tiempo fuera de su habitación que le permitían, y aunque no podía negar que ver a una sudorosa Hope era algo que disfrutaba, realmente le molestaba verle tan tensa.
Quizás lo que realmente le molestaba era la culpa silenciosa que burbujeaba dolorosamente en su pecho. Y este aumentaba un poco a cada noche que hablaba con la cobriza que trataba de mostrarle, de convencerle de que estaba bien. Afirmándole y rogándole que no se culpara y que no se arrepentía de nada. Que sin dudar lo volvería a hacer. Que sin dudar pasaría su vida en prisión con tal de que estuvieran bien. De que ella lo estuviera.
Y aunque eso le hacía sentir más culpa, en el fondo le daba una calidez que le hacía suspirar soñadoramente.
Así que sí. Josie odiaba el castigo, y odiaba como le hacía sentir.
Como si fuera una niña de nuevo y su madre le estuviera controlando de nuevo la dosis de helado. Porque eso era justo lo que tenía. Dosis de Hope.
Pequeños momentos durante el día donde la cobriza escapaba de sus responsabilidades y su castigo por un segundo para dárselo a la sifón. Cada mañana besaba su mejilla antes de ir con la manada y le preguntaba cómo había dormido o sobre si había terminado su tarea. Le daba miradas, sonrisas y guiños cuando se llegaban a topar por el mismo espacio ignorando al mundo. Rozaba sus manos al pasar a su lado en el pasillo o le sujetaba por un instante cuando le veía algo menos que feliz. De alguna manera escapaba y le robaba sonrisas al sorprenderle en cualquier momento o sitio como un juego de escondidillas.
Pero sin duda lo mejor eran sus llamadas. Treinta minutos antes y después de su carrera nocturna de la loba. A veces más luego de la carrera, donde podían hablar de todo y nada. Donde Hope le escuchaba y casi le empujaba a hablar todo el tiempo porque extrañaba su voz así que a veces se quedaba en silencio escuchándole divagar de la manada o su familia que parecían inquietos y casi vigilantes al comunicarse en momentos raros del día.
Supuso que debía agradecer la tensión en los Mikaelson porque gracias a ellos es que a Hope le habían permitido quedarse con su móvil y por ello, poder hablar cuando quisieran. No sabía que haría sin poder hablar con la cobriza cada día. Así que sí. Realmente les agradecía.
Dosis de Hope.
Justo eso era lo único que tenía y le llenaban de tanta emoción. Ilusión. Esperanza de que quizás tuvieran algo más pero a la vez era tan poco. Quería más. Necesitaba más.
Necesitaba más para poder estar segura de que había algo ahí. Lo que había querido toda su vida aunque dudaba de cuánto realmente necesitaría para acallar sus miedos y tener la certeza. Su mente era cruel en el fondo y su corazón precavido aunque se aferraba a la esperanza, temblaba ante la posibilidad del fallo. De la pérdida de al menos la amistad así que no se dejaba llevar. Luchando realmente contra la calidez de su pecho que se acrecentaba sin control.
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Hope era una reina.
O al menos lo parecía desde la lejanía; sentada en un sofá individual en el rincón más alejado y solitario de la biblioteca pero no estaba sola ya que la manada le rodeaba. Dispersos entre los asientos y mesas de los alrededores hasta en las alfombras de manera relajada hasta el punto que parecía que ignoraran el mundo pero en cuanto alguien llegaba a poner un pie en su territorio, los cuerpos se tensaban y los ojos iniciaban un centelleo como flashes en la oscuridad. Volviéndose sonoros los gruñidos cuando el ajeno se atrevía a internarse entre ellos, principalmente si el blanco era su alfa que solo observaba desde su silla.
Las únicas que podían caminar entre ellos sin ninguna preocupación eran las mellizas Saltzman. El escuadrón lo hacía con un poco más de duda y cuidado por no internarse demasiado entre los lobos celosos que no deseaban compartir a la cobriza que los hacía callar solo cuando las muestras de agresión eran insostenibles.
Intentaba enseñarles moderación propia. Y lo estaba logrando aunque por momentos había tenido que someterles por la fuerza, en especial cuando de las peleas contra los vampiros se trataba pero aun así estaba satisfecha por su progreso. Nunca había tenido que realmente golpear a nadie, su gruñido y mirada durada o interponerse en el camino era todo lo que necesitaban. Era bueno.
Ahí.
Desde su trono su mirada acristalada era intensa con detalles dorados jugueteando alrededor de su iris, volviendo más intenso y atemorizante pero no para su blanco.
Josie sentía el calor de su atención. El sonrojo en sus mejillas era tan luminoso que era más que claro para la loba que ronroneo en su interior orgulloso mientras una pequeña sonrisa apenas perceptible se dibujaba en su rostro y era retornada con sutil timidez coqueta por parte de la morena que no podía evitar darle algunas miradas para intentar reprenderle pero no servía de nada. No tenía real enojo o molestia.
Era solo un coqueteo más que lograba acelerar el corazón de la cobriza que se tensaba al practicar su propio auto-control para no escapar hacia Josie que le sonreía negando sabiendo lo que provocaba, sintiendo su propia tensión y emoción al ver las silenciosas muestras de desorden que provocaba en la alfa.
Volviéndose un mal ejemplo en solo unos segundos. Con la sutil caricia de su mirada y el mudo llamado de su sonrisa junto al tentador color que no le dejaba durante toda su sesión de estudio junto a la manada. Resistiéndose a ir a la cobriza solo para no mermar más su poder aun cuando esta le retará a que lo hiciera, manteniéndose revoloteando a su alrededor siempre bajo su atención.
Siempre girando en este extraño vals que había florecido y que rogaban que se rompiera solo con un final posible. Y ese sin duda era que se unieran.
Era el quinto día cuando el baile se detuvo abruptamente.
La sonrisa arrogante y juguetona de la loba desapareció al momento en que Penélope entró en su visión. No solo eso. Su ceño se frunció y su mentón bajo casi acechando en silencio cuando la bruja con su usual seguridad, ignorando las miradas abiertas u ocultas y los gruñidos o bufidos, tomo asiento junto a Josie que le había ignorado todo el tiempo hasta que noto el cambio de semblante del alfa.
Con un pequeño salto y una mirada confusa, la morena miró a la bruja que le sonrió relajadamente de una manera tan suya que apenas sintió algo extraño a excepción de la brisa helada proveniente del rincón de la biblioteca.
-Hey JoJo.
Saludo tomando haciendo en la silla de junto; quizás demasiado cerca pero Josie no pudo decirlo con su mente aun saltando entre estar en la luna con la cobriza y de pronto encontrarse con su ex que cruzó sus piernas con coqueta seguridad y recargaba su mano sin ninguna fuerza sobre el respaldo de la silla de la sifón. Mirándole con preocupante picares.
-Penélope... –. Soltó sorprendida y quizás demasiado alto. Giro a mirarle confusa a la vez que un pequeño sonrojo luchaba por ocultarse suponiendo que había sido vista durante su juego con la loba, se encogió un poco en su sitio y bajo la mirada por un segundo pero enseguida le miró con curiosidad dejando de lado la vergüenza al momento en que se dio cuenta que no le debía nada –¿N-Necesitas algo?
La pelinegra sintió como sus labios se tensaron en ese instante, viendo casi en cámara lenta como su ex novia volvía a mirarle casi con indiferencia. La punzada en su pecho hizo brillar sus ojos pero no de una forma mágica.
-Lo hago. Recuerdas lo que hablamos sobre el taller –. Josie asintió secamente. La pelinegra le sonrió con petulancia sacando unos papeles de su mochila sin siquiera ver –Tengo la propuesta lista ¿Vamos a ver a tu papá?
El sifón tomó los papeles y comenzó a hojearlos con interés bajo la atenta mirada de Penélope que le miró con nostalgia. Silenciosa añoranza despertada solo con ver el sutil movimiento de su mano que atoro tras su oreja un mechón de cabello o su ceño levemente fruncido mientras sus ojos repasaban cada palabra buscando algún error.
Todo era tan Josie que no pudo evitar sonreír suavemente pero el gesto duró poco.
Una sombra le cubrió y cuando su mirada se elevó se encontró con el serio y casi amenazante rostro de Hope. Esta llevaba su usual máscara imperturbable pero la magia y fuerza que ella despedía era demasiado obvia como para que nadie lo ignorara, o por lo menos Penélope no podría hacerlo. La loba colocó una mano sobre el respaldo de la silla y la otra sobre la mesa, su cuerpo erguido al máximo y pegado al costado de la morena mientras su mirada se mantenía en la pelinegra que vio los pequeños hilillos que bailaban entre sus iris como una delgada telaraña.
Instintivamente Josie se recargo en el cálido cuerpo y soltó un suspiro suave al sentir su perfume filtrarse por su nariz. Solo deseaba abrazarle y quedarse enterrada entre sus brazos pero al mismo tiempo el entusiasmo por la propuesta que leía se iba incrementando hasta que una sonrisa adorno su rostro.
-Esto es increíble, Penélope –. Volteo a mirarle mientras la bruja luchaba por no arremeter o retroceder ante la presencia silenciosa del alfa –Papá no tendrá manera de negarse. Vamos, presentémoslo y veamos cómo va.
-Como digas, jefa –. Soltó a la vez que se ponía de pie fijando su atención en ella y formándose a ignorar a la loba que le acechaba. Sonriendo con su usual arrogancia, sin querer provocando un gruñido bajo y profundo.
Josie que se había levantado a la vez volteo hacia Hope sin temor. Encontrándose con sus ojos dorados fijos en la bruja a su espalda y su cuerpo tan tenso que sus músculos eran delineados a la perfección a través de las telas que les cubrían, el agarre sobre el respaldo crujió y su cabeza se ladeó en un movimiento lento a la vez que exhalaba por la nariz en un bufido bajo casi imperceptible mientras concentraba su atención en la bruja que no se movió a diferencia de la morena. Sin pensar en las apariencias, acercó su cuerpo hasta que no hubo espacio entre ellas y descansó su mano en su cadera a la vez que la otra se deslizaba con decisión por la mandíbula firme de la cobriza hasta que las puntas de sus dedos se colaron entre sus cabellos.
Tiro con suave firmeza aunque realmente no tuvo que obligar a la loba a que le mirara. En el instante en que sus miradas se unieron, la mano de Hope abandonó la mesa para deslizarse por la cintura de la sifón hasta llegar a mitad de su espalda y con firmeza tiró de ella ajustando a un más sus cuerpos. Provocando un suspiro tembloroso torpemente silenciado y que el labio inferior fuera mordido con dureza.
Hope se deleitó ante la imagen y el claro sentir del corazón acelerado de la sifón, su lobo básicamente ronroneo y gruño deseoso de tomarle. Ella misma tuvo que reprimir su propio gruñido y el impulso de tomar entre sus labios él que era atacado por la morena aunque no logró evitar respirar profundamente el aroma y aliento de esta que hizo temblar sus piernas.
-Voy a ir con ella pero no tardare. Lo prometo –. Susurro Josie acariciando lentamente su mejilla con su pulgar.
Por supuesto que a la cobriza no le parecía en lo absoluto la idea. No solo el dejar que se apartara de su lado sino que justo fuera con Penélope con quien lo hiciera. Su lobo gruñía y arañaba negándose a aceptar sus palabras pero con todas sus fuerzas se obligó a no dejar o hacer algo de lo que se arrepentiría. Solo porque a Josie le molestaría, no realmente porque se fuera a arrepentir si deshacía a la bruja.
Así que se acercó un poco más a la morena hasta que sus labios rozaron su oído –Te esperare, amor.
Josie sintió como si una corriente eléctrica le golpeara y le acelerara. Le diera un peligroso cosquilleo que le rogaba que besara a la cobriza que con su sonrisa arrogante deposito un casto beso en su mejilla. Demasiado lejos de sus labios para gusto de ambas pero ninguna lo dijo, solo se miraron con intensidad con sus narices casi rozándose.
Se forzó a moverse. A retroceder sin dejar de ver a los ojos del alfa que le despidió con una sonrisa suave pero cuando la morena llego a unirse a un lado de Penélope básicamente miro con silenciosa amenaza a la bruja que solo le sonrió con normalidad.
-Debo decir que el poder te sienta –. Soltó la pelinegra con cierto tono extraño que la cobriza no pudo reconocer, o quizás ni lo pensó demasiado aunque noto como provoco que el ceño de la sifón se frunciera y confusa mirada de reojo a su ex que solo sonrió más brillante.
-Lo sé… –. Respondió de forma simple pero segura.
-Sin duda un placer verte… –. Dijo Penélope con tono bajo a la vez que mirada recorrió por completo a la loba que no reacciono en lo más mínimo mientras que Josie se tensó por completo y sus labios se apretaron hasta que un lindo puchero se formó tomando toda la atención de la loba –Espero que lo repitamos pronto.
La bruja le dio un guiño juguetón antes de darse la vuelta, recorriendo la distancia hacia el pasillo con seguridad a pesar de que su cuerpo se estremeció al darse la vuelta y en el giro notar como los ojos y colmillos de la manada entera se encontraban centrados en ella.
La mirada de la cobriza siguió a la morena hasta que se perdió tras dar la vuelta por pasillo y entonces dio un salto acelerando girando hacia su manada con su rostro lleno de pánico.
-Oh no. ¿Me pase? Si me pase ¿Verdad? -. Pregunto con evidente ansiedad.
Los ojos de todos en la manada se apagaron de golpe como si una brisa pasara y los colmillos se ocultaron así como los gruñidos se silenciaron. A la vez respondieron desordenadamente con sonrisas amables.
-No, como crees...
-Eso estuvo bien... fuiste dulce...
-Wow... fue genial. Yo le hubiera roto el cuello...
-Está bien...
Hope sonrió dudosamente –¿Si? ¿Seguros? –. Meneo la cabeza –No sé, sentí que tal vez me pase…
-No, para nada…
-Estuvo bien…
-Si. No creo que le haya molestado…
-Bastante…
Les agradeció con una sonrisa pero un pequeño sonrojo ilumino su rostro, casi sorprendiendo a la manada por la imagen tan extraña y linda. La timidez le hizo bajar la mirada y distraídamente pasar su mano por sus cabellos –¿N-no fui muy posesiva…?
La manada volvió a responder tratando de darle seguridad y Hope asintió convenciéndose o tratando de hacerlo pero instintivamente sus ojos fueron hacia un punto específico. Cerca de donde estaba su sillón individual, casi como si fuera parte de su consejo o al menos mostrando que eran sus manos derechas; Raphael y Jed levantaron sus pulgares al instante con brillantes sonrisas.
-No… para nada… –. La voz de Lizzie rompió los susurros de apoyo de los lobos, con sarcasmo casi chorreando de cada una de sus palabras y su mirada llena de juguetona malicia –El perfecto equilibrio entre tengo collar y mis vacunas, y te voy a morder la cabeza.
Un bufido se hizo audible de parte de la cobriza que rodo los ojos a la vez que se acercaba al centro de la manada donde oculto entre todos los adolescentes se encontraba Pedro cómodamente sentado en la alfombra haciendo su tarea a los pies de la rubia que sonrió un poco más. Satisfecha con molestar a la loba aunque no pudo evitar susurrar…
-Te la hubieras tragado –. Dijo con un pequeño puchero adornando su rostro.
Hope hizo una mueca y saco la lengua en un rápido movimiento como si tuviera algo asqueroso en su boca –Jamás la tragaría… a saber dónde ha estado, como tú.
-Hey ¡Yo soy carne de calidad! –. Se quejó ofendida la rubia provocando una sonrisa brillante del alfa que tomo asiento junto al niño que se lanzó a mostrarle lo que hacía.
Entretanto…
Josie iba por el pasillo con su mirada atenta a los papeles de propuesta. Repasándolos una y otra vez sabiendo bien que su padre discutiría para siquiera tomarlo en cuenta así que debía estar preparada. Tanto que comenzó a perder la noción de su entorno y compañía.
Caminando a su lado iba Penélope, con una suave sonrisa llena de añoranza y mirada melancólica que no dejaba el perfil de la morena a la vez que tenía la atención para cerciorarse que no chocara con algo. Justo como lo hacía cuando eran novias. Cuando se derretía al ver el ceño y labios levemente fruncidos que mostraban la concentración del sifón, deseando tanto besarle como siempre lo había hecho pero el simple pensarlo y saber que no podría le perforo el corazón de un golpe.
Su mano casi se había levantado para tomar el brazo de Josie pero se detuvo en el aire a la vez que sus labios se apretaban y sus ojos tomaban cierto brillo húmedo. Negó e silencio casi imperceptiblemente y se forzó a dejar de mirarle para ver su camino mientras obligaba a su sonrisa arrogante.
-Quien lo diría. Realmente eres la domadora de Mikaelson, eh –. Soltó despectivamente.
Josie volteo a verle tan de golpe que su cuello crujió un poco. Con sus ojos muy abiertos como un ciervo atrapado por los faros y su boca abriéndose y cerrándose torpemente, pero aquello solo duro un momento y al siguiente bajo su mirada –Y-yo no… no sé de lo que estás hablando.
-Vamos. Es bastante obvio, JoJo –. Dijo la pelinegra sonriendo con cierta malicia que su acompañante ignoro para ocultar su nerviosismo en los papeles en sus manos –Hablo de tu relación con la alfa. Toda una sorpresa…
-Nosotros no –. La cabeza de la sifón negó una y múltiples veces desde que le escucho y con firmeza volteo a ver a su ex –No tenemos ninguna relación, solo somos amigas. Amigas y ya, así no digas tonterías.
-Si claro. Y por una "amiga" se arriesgó a ser expulsada ¿No? –. Dijo con incredulidad y poniendo los ojos en blanco.
-Penélope déjalo. Solo somos amigas ¿Ok? –. La morena casi se detuvo para mirarle amenazantemente a lo que la bruja elevo sus manos y sonrió ampliamente.
-Ok. Ok… Si tú lo dices –. La pelinegra casi se rio de lo poco creíble que sonaba y en su rostro se notó.
Un bufido escapo de la sifón que volvió a andar y hasta acelero sus pasos deseando alejarse lo más pronto posible de la bruja que rio por lo bajo pero al final suspiro con evidente frustración mientras negaba en silencio.
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El agua de la regadera llenaba el sonido del sitio junto a la música indie que Josie cantaba casi en silencio mientras dejaba que las gotas la golpearan sin parar.
Había sido un día largo desde el momento en que Penélope le robo sus preciado tiempo con Hope. No había podido volver con ella. Su padre y la discusión habían tomado demasiado para después dejarle con los detalles de organizar a las brujas mayores, revisar junto con el cuales parecían ser las más responsables para volverse un grupo de prueba que estarían bajo el cuidado de Emma.
Todo eso llevo tiempo, tanto que al final pudo reunirse con sus amigos a media cena.
Hope solo había podía sentarse a su lado 10 minutos antes de ser llamada a la oficina del director. Se miraron con tristeza pero aun así la loba le dio una suave caricia en la mejilla que le hizo pegarse al contacto deseando poder aferrarse a el todo lo posible. Eventualmente la alfa se acercó y unió sus mejillas, casi como si se restregara antes de besar el mismo sitio y partir.
Su corazón volvió a estrujarse ante el recuerdo y en silencio se reprendió sacudiendo la cabeza, lanzando agua por doquier. Cerro la llave y envolvió su cuerpo en una mullida toalla mientras se convencía de que mañana podría estar con la loba y que aún le quedaba su conversación de antes de dormir.
Un nuevo suspiro desanimado escapo de sus labios mientras se vestía. Al salir del baño se encontró con su hermana cómodamente sentada en su cama con su atención fija en su móvil pero pronto le noto.
-Al fin. Tardaste años… –. Se quejó Lizzie bajando el aparato y poniéndose de pie –Dime por favor que no estabas imaginándote dando aullidos con Felpudo.
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Tonta! –. Grito la morocha.
Su hermana rio por lo bajo –Si, claro. Como si esa reacción pasará como inocente –. Ignoro su mirada molesta y avanzó hacia ella. Le dio la vuelta a la vez que le quitaba de sus manos su ropa y la lanzaba a su espalda sin cuidado solo tratando de apuntar a la cama de esta que soltó una queja, también ignorada. Sujetándole de los hombros le empujó hacia la puerta –Vamos. Es tarde y tengo que ir por el helado.
Josie se dejaba hacer aunque con cierta renuencia –Espera ¿A dónde vamos? ¿Qué helado? –. Planto sus pies en el suelo y se negó a sentir avanzando –No… No. Yo no… no tengo mi teléfono. No voy.
-Oh. Silencio –. Siguió empujando sin dejarle parar más que segundos –Tengo helado que elegir y tú tienes un lugar donde estar, así que chop chop.
En medio del pasillo Josie trato, luchó por detenerse pero sin piedad su hermana siguió empujándole. Cuando se dio cuenta que su habitación estaba a segundos de perderse de la vista, se dio la vuelta de golpe para casi enfrentarse a Lizzie que al menos controlo su siguiente empujón antes de golpearle.
-No. Espera. Al menos déjame volver por mi teléfono. Lo necesito –. Lloriqueo luego de dar tres pasos obligados por la inercia. Un puchero profundo junto a unos brillantes ojos caobas se fijaron en su hermana con toda la ternura posible –Por favor…
Notando como era real la casi desesperación de su hermana que ansiosamente estrujaba sus manos y estaba a segundos de salir corriendo de vuelta a su habitación.
Lizzie relajo los hombros al instante y soltó un suspiro a la vez que una sonrisa suave llena de cariño se dibujaba en su rostro.
-Nop.
La palabra golpeo a Josie como una bofetada en la cara que le aturdió por completo mientras Lizzie sonreía con altivo orgullo. Se giró y agarro a su hermana por la muñeca antes de seguir con su camino.
La morena refunfuño durante todo el camino y trato de escapar ganándose siempre una negativa. Sorprendiéndose por el firme agarre de su hermana que no dejaba de decirle que no se quejara, que solo era una noche y que se merecían divertirse luego de pasar por tanto estrés.
No podía negárselo pero realmente necesitaba su teléfono y realmente ella no le necesitaba a su lado para divertirse. Lo sabían y con más energía volvió a pelear.
"¿Qué hora es?... Hope debe estar por llamarme antes de ir a su carrera. Si no contesto… ¿Qué hará? ¿No le importara? ¿Destrozara la puerta de mi habitación? ¿Romperá su castigo…? O ¿No le importara y seguirá su rutina?"
Pensando sin control sin notar a donde se dirigía o escuchar el sermón de su hermana que justamente le decía que estaba demasiado distraída y que debía relajarse un poco.
Dejaron atrás el ala femenina y se introdujeron en la masculina, dirigiéndose por camino acostumbrado por ambas aunque realmente ellas conocían cada rincón de la escuela desde pequeñas. Su paso no llamo la atención en lo más mínimo y sin problemas llegaron a su destino sin que Josie dejara de refunfuñar y tironear su brazo pero Lizzie solo le ignoro.
La rubia golpeo con aburrida sequedad la puerta que casi al siguiente segundo se vio levemente abierta. Solo lo suficiente como para que el rostro de Landon fuera visible, esta le ignoro y solo lanzo a su hermana al interior.
-¡Hey…! –. Se quejó la morena al ser lanzada como una maleta hacia los brazos del botones, en este caso era el chico pájaro que le sostuvo pero tuvo mucho cuidado de no rodearle con sus extremidades. Tratando de respetar su espacio a pesar del forzado contacto.
Lizzie se asomó al interior de la habitación sosteniendo la puerta –Me voy por el helado. ¿Quieren algo en especial…? –. Landon levanto su mano con cierta duda –No. Nada. Estupendo… vuelvo pronto.
La puerta se cerró con un firme golpe luego de la declaración casi burlona de la bruja mientras el pájaro soltaba un suspiro desanimado. Enseguida, Josie corrió hacia la puerta y trato de abrirla para escapar pero simplemente no pudo. Magia evitaba que sujetara el pomo y aunque trato de sifonearlo no pudo, haciéndole gruñir por lo bajo y hasta patear la madera con frustración.
-¡Lizzie déjame salir! –. Se quejó mientras luchaba sin éxito.
Landon le miro aturdido y dudoso levanto su mano –Hola Josie.
-Hola Landon… –. Respondió ella sin voltear a verlo y aunque no era mala, se notaba en su voz que no le estaba poniendo atención en lo más mínimo.
-Hola Jo… –. Saludo MG animadamente desde el interior de la habitación.
-Hola MG… –. Repitió con el mismo tono monótono mientras pensaba en romper la barrera a la fuerza con un confiable hechizo de fuego aunque se preguntó si podría contenerlo después. Solo por eso se detuvo. Mirando la puerta con evidente rencor que su lindo puchero le expresaba.
-Hola amor…
-Hola am…
Josie registro la voz a su espalda y enseguida se dio la vuelta con el corazón acelerado y sus ojos muy abiertos como un ciervo aturdido pero mostraban un brillo hermoso que resplandeció en el instante en que vio a Hope de pie casi junto a la ventana abierta con su suave sonrisa cariñosa que provoco que las rodillas de esta se volvieran gelatina pero no se quedó quieta.
Corrió hacia sus brazos que se abrieron de inmediato para recibirle y rodearle con firmeza, chocando con cierta brusquedad sus cuerpo pero a ninguna le importo. Se aferraron y casi al contacto respiraron profundamente relajando sus cuerpos.
-Hop…
La cobriza sello sus labios posando su dedo índice en apenas un roce –Shh… me escape.
Su sonrisa y mirada suave atontaban por completo a la morena que por inercia elevo un poco más sus labios en un pequeño beso. Buscando el contacto. No obstante no tuvo que hacerlo, el dedo abandono sus labios para dar lugar al pulgar de la loba que se sintió estremecer mientras su yema acariciaba los labios en vertical a la vez que su mano se abría para sostener la cálida mejilla que se pegó a ella en un movimiento fluido.
-¿Cómo…? –. Susurro Josie sin que sus ojos pudieran apartarse de la mirada azulada que le robaba la cordura y su cuerpo reacciono a acercarse más. A tirar de sus brazos que rodeaban el cuello de la loba para acercarle más.
-Por la ventana –. Soltó Hope en un suspiro dejándose hacer mientras un ronroneo profundo vibraba contenido en su pecho.
La morena cerró los ojos tratando de recobrar algo de control de sí misma aunque las cosquillas en su pecho eran demasiadas –Pero… es peligroso o podrían descubrirte…
-Dudo que puedan castigarme peor –. Susurro acercándole un poco más hasta que sus alientos se combinaron y sus narices se rozaron. Jugando las puntas a acariciarse de lado a lado con suave ternura –Y no me importa… es noche de juegos –. Sentía como el control de deslizaba entre sus dedos y como último instinto desvió su rostro antes de que sus labios se impactaran para plantarlos en el cuello bajo la oreja de la bruja que soltó un jadeo tembloroso –Te extrañaba demasiado, amor… lamento ser egoísta y quizás un poco posesiva pero quiero estar a tu lado y disfrutar de una noche divertida sin toda la escuela vigilándonos…
-Y preferiste ser vigilada por Lizzie en su lugar…
Susurro la bruja con débil sorna temblando levemente ante el aliento y la sombra de sus labios en su cuello. Haciendo su cabeza a un lado para permitir el acceso a la vez que enterraba las uñas en la nuca de la loba que ronroneo suavemente mientras sus colmillos no podían evitarse rozar la piel que iba calentando conforme pasaban los segundos.
-Sin dudar lo vale y más…
Hope lucho por resistir el impulso de besar y lamer, de dejarse llevar y recorrer lo que en su pecho le pertenecía y marcarlo para que el mundo lo viera. La necesidad de su lobo se acrecentaba a cada ocasión que la bruja se hallaba tan cerca pero era su débil razonamiento el que se estaba dando por vencido. Su propio deseo que era más fuerte y debilitante. Tan dominante que luego de sus palabras en tono profundo le llevo a plasmar un beso y otro siguiendo la línea de la mandíbula de la morena que acelero su respiración.
Escuchar su corazón agitado era un deleite que desaparecía el mundo para la alfa plantando en su mente solo el firme deseo de volver a probar sus labios. De necesitarlo como al aire mismo.
Un gemido bajo escapo de Josie que siguió el movimiento casi con evidente ansiedad. Como cada vez que se tocaban, parecían llevar un ritmo lento y seductor donde el mundo no les presionaba en lo más mínimo…
-¡Mikaelson deja de draculear a mi hermana! –. Se quejó Lizzie con un grito potente que les arranco de su mundo –Al menos no frente a ojos vírgenes… Lo siento por ti, Mayonesa.
Landon soltó un bufido mientras Raphael reía por lo bajo tras la rubia y se encargaba de cerrar la puerta.
Aturdida la pareja se halló rodeada de sus amigos que se movían acomodando la habitación. Kaleb y Jed lanzaban cojines con fingido orden al suelo despejado según se podía ver en sus ceños fruncidos y sonrisa orgullosa al final. MG y Landon conectaban el proyector y la consola de videojuegos fingiendo que no habían estado presentes durante el intenso saludo de sus mejores amigas, y con todas sus fuerzas evitaban mirarles para ocultarles sus mejillas sonrojadas. Lizzie les miro dándoles una evidente mirada de aversión y negó en silencio casi con decepción luego soltó un resoplido y puso los ojos en blanco antes de darse la vuelta y ayudar a Raphael con la mesa de golosinas.
La pareja miro a su alrededor confusa. Recordaban que no estaban solas pero realmente no recordaban cuando fue que llegaron todos los demás. Josie enseguida se sonrojo al percatarse del calor en su pecho pero Hope solo bufo en silencio encogiéndose de hombros y se acercó a besar su mejilla, a fin en ningún momento dejo de rodearle con sus brazos.
Una de las camas de la habitación había sido colocada lateralmente contra la pared para que hubiera espacio en el suelo para todos. Sobrenaturales o no, guardar la distancia de la televisión brillante era necesario. Las luces se apagaron y la noche de juegos comenzó.
Solo era la segunda noche de juegos a la que asistía pero sin duda, Josie las amaba. Igual o quizás más que su noche de cine los domingos.
Sin duda más porque aunque la noche de cine era buena y se relajaban juntos, en la de juegos eran solo ellos.
Solo chicos pasando el rato. Divirtiéndose juntos. Riéndose sin parar sin importar que fueran. Realmente no importaba ni era notoria la magia en ellos. No eran lobos y vampiros pasivamente tensos y hasta cuidadosos, sin limitar como se relacionaban por no molestar a sus facciones. O brujas siendo cuidadosas para protegerse en caso de cualquier agresión descontrolada.
No. Solo eran chicos como los demás.
Pero lo mejor es que Hope estaba ahí.
Hope, la chica introvertida que de pronto gritaba a la pantalla con emoción o se reía a carcajadas por algo que pasaba. Y estaba ahí, escuchando y conversando. Relajándose sin tener que pensar en las responsabilidades del mundo.
Solo era Hope y era una Hope feliz, y eso era estupendo de ver.
Y Josie lo estaba disfrutando sin tapujos.
La noche avanzó y pronto todos aprendieron que las mellizas tenían instintos para jugar peleas o carreras. Jamás dejarlas jugar a la vez porque se unían instintivamente y sin hablar se sintonizaban para acabar con los otros o se enfrentaban sin dar un paso atrás y el juego duraba demasiado.
Llegó el momento de los disparos y para evitar equipos, jugaron todos contra todos. El juego solo lo permitía así.
Pronto también aprendieron que Lizzie disfrutaba de cazarlos y matarlos de maneras frustrantes dónde no podían defenderse a tiempo. La emboscada o el tiro de francotirador era su favorito, y todo el tiempo sonreía casi atemorizantemente. Y también aprendieron que Josie era pésima en ello, hasta el punto que todos tenían en sus cuentas más de cinco muertes de la morena.
Josie resoplo con frustración a ello, más cuando se negaron a quitarle el control y le dejaron saltarse los turnos para que practicará más aunque nada parecía mejorar. De pronto, fue tomada en brazos y Hope se acomodó a su espalda dejándole entre sus piernas.
-Déjame ayudar, amor –. Susurró como única razón.
La bruja suspiro temblorosamente al sentir su aliento tras su oreja y la calidez le recorrió como una corriente eléctrica cuando la cobriza acaricio sus antebrazos hasta sus manos y el control.
-Debes concentrarte solo en el lado derecho. Ojos y gatillo están en esa mano, la izquierda solo lo hace caminar. También se encarga de la mira pero ya llegaremos a ella cuando te sientas más cómoda –. Explico suavemente –Me encargaré de caminar. Tu corre y dispara a lo que se mueva pero recuerda estar alerta a tu alrededor.
Josie no podía dejar de temblar entre sus brazos y su corazón había enloquecido hasta el punto en que se preocupó por sufrir un infarto pero a la vez su cuerpo se relajó al sentirse rodeado de la calidez y el perfume de la cobriza que suavemente recargo su mentón en su hombro. Le reconforto en lo más profundo y fue borrando la preocupación y tensión de no poder estar cerca días atrás. En el fondo aun temía que Sebastián volviera y quisiera herir a la loba; le preocupaba que su padre sucumbiera a la presión de las familias del resto del alumnado, los mismos que siempre se han negado a aceptar a una Mikaelson.
Hope le miro de reojo al sentir como su aroma se volvía amargo por el temor que se filtraba en sus pensamientos. Sabía lo que le preocupaba, ella misma había escuchado los rumores de padres uniéndose para hacer una petición en su contra. Una más en su vida según recordaba desde que se había descubierto. No le preocupaba en lo más mínimo pero había notado como la morena se llenaba de preocupación cuando escuchaba algo o su mente le traía la tensión de ello.
El lobo en su interior gruño profundamente. Furioso porque su querida brujita fuera infeliz y Hope le apoyo por completo. Quizás fuera su instinto el que le hizo moverse pero fue por completo su deseo lo que le llevo a apretar un poco el agarre de sus extremidades, rodeando a la bruja protectoramente.
Su rostro giro levemente e inhalo profundamente, perdiéndose en el dulce aroma de la morena que se acurruco contra ella. Acomodándose contra su pecho y recargando su cabeza en su hombro mientras sus manos se levantaban para que las de la loba se deslizaran y le aferraran por su abdomen. Ladeando su cabeza para que ella tenga acceso a su cuello por donde la nariz de la mayor se fue deslizando lentamente, acariciándole solo con la punta y su respiración que provocaba piel de gallina.
Paulatinamente los dedos de la cobriza comenzaron a moverse, apenas milímetros pero lo suficiente para ser una caricia en el abdomen de Josie que soltó un suspiro y se abrazó a si misma acomodando sus manos sobre estas. Ocultándole un poco al mundo pero no porque lo buscara sino porque deseaba retornar el afecto. Sus ojos se cerraron al momento en que los labios de Hope no pudieron mantenerse más tiempo alejados y comenzaron a deslizarse hasta que planto un beso justo sobre su pulso causando un nuevo temblor por parte de la bruja que comenzó a acariciar sus brazos.
-No te atrevas a marcar a mi hermana, Felpudo –. Se quejó Lizzie al mirarles de reojo. Su hermana se sonrojo al verse descubierta y se encogió en su sitio mientras la loba solo giraba los ojos y soltaba un pequeño resoplido sin hacer ningún amago de alejarse. La rubia resoplo sin dejar de jugar –Si tanto quieres morder algo. Mordisquea al pájaro despeinado.
Enseguida Josie se tensó por completo. Dirigiendo una fría mirada hacia el pobre chico que se encogió en su sitio sin atreverse a retornarle la mirada mientras esta instintivamente se aferraba a la muñeca de la loba que le apretó un poco más entre sus brazos tratando de darle algo de seguridad.
-Jamás pensaría en probarlo siquiera –. Susurro la cobriza con firme convicción en su voz a la vez que su frente se recargaba al costado de la cabeza de la bruja. Tan cerca que casi le besaba con cada palabra. Landon juguetonamente hace una mueca herida que su amiga alcanza a ver –Sin ofender.
El pájaro se encoge de hombros aunque no es algo que la loba note, su atención estaba de vuelta en consolar a Josie que aunque su primer instinto había sido sujetar y casi tomarle como si le perteneciera, ahora su pánico y vergüenza le tenía casi oculta entre los brazos de la que había disfrutado aquella muestra de posesividad. Encantada volvió a restregarse y besar suavemente a la morena, convenciéndole de que todo estaba bien. De que no había hecho nada malo, ella le pertenecía y era bueno que lo supiera.
Todos ignoran el momento, o fingen hacerlo. Un silencioso secreto a voces, así que volvieron a jugar y discutir sobre otras cosas.
-Oye rubia ¿Cómo va lo de tu baile? –. Pregunto Kaleb sin apartar su mirar de la pantalla.
Lizzie bufo ofendida –Se llama "ThanksChristmas". No baile, llámalo por su nombre –. Se quejó con seriedad –Pero respondiendo a tu pregunta, va bien aunque el tiempo se acaba y que papá haya aceptado tan tarde está provocando unos cuantos problemas para conseguir las cosas –. Se encogió de hombros y sonrió un poco más relajada –Por fortuna todo se puede negociar y es genial que sea su tarjeta.
Jed frunció su ceño y negó sin dejar de jugar –¿Qué tiene de especial? Solo es un baile.
Lizzie imito su gesto y sin piedad lo persiguió en el campo de batalla hasta hacerlo explotar en miles de pedazos, provocando un puchero del lobo que pronto se halló bajo la fría mirada de la bruja –No es solo un baile. Será una fiesta llena de elegancia y glamour pero sobretodo de calidez estacional al reunir las dos mejores fiestas. Acción de gracias y navidad.
-Prefiero Halloween… –. Soltó Landon llamando la atención de la rubia que le miro con ojos entre cerrados mientras el lobo le agradecía en secreto.
-También –. Le siguió MG.
Kaleb se encogió de hombros y sin ninguna timidez soltó –Me gusta San Valentín.
Hasta Lizzie dejo de mirar feo a los que no le apoyaban para mirar sorprendida al chico que siguió jugando, ignorando como había sorprendido a todos pero nadie dijo nada. Siguieron en lo suyo.
-Me gustan las pascuas, es divertido buscar huevos y me dan chocolate sin compromisos o incomodidades –. Agrego Jed orgulloso y Raphael le apoyo moviendo su cabeza casi estremeciéndose al recordar algún mal momento con chocolate obligatorio.
Lizzie resoplo y miro hacia la alfa –Felpudo. Apóyame.
Hope le sonrió en disculpa relajadamente –Lo siento pero también soy team Halloween.
-Traidora –. Dijo la rubia en un jadeo mientras Landon y MG comenzaban a chocar puños con la loba que rio negando al ver su entusiasmo, en especial cuando le propusieron disfraces a juego para las siguientes fiestas o una divertida con trajes de baño en primavera. Lizzie elevo su ceja, interesada ante la última idea pero enseguida agrego –Croquetas baratas para ti y nada de huesos en tu calcetín –. Paso su atención hacia la morena que reía con el entusiasmo de sus amigos que en susurros trataban de convencer a la loba –Hermana. No me digas que tú también me traicionaras.
Josie sonrió ante la conversación. Encogiéndose un poco ante la mirada de su hermana pero con una linda sonrisa tímida respondió –Me encanta la navidad pero acción de gracias no tanto.
La rubia le mira con ojos entrecerrados pero pronto suspira y se encoge de hombros –Bueno, pudo ser peor… por un momento pensé que apoyarías a la babosa de tu cuello.
-¡Hey! –. Se quejó Hope saltando de su sitio mientras Josie se sonrojaba ante las risas bajas de sus amigos.
-Niégalo –. Le reto la rubia e hizo una mueca –Parece que estas a segundos de vacías a mi hermana, tengo miedo de ir al baño.
La cobriza puso los ojos en blanco y sonrió con arrogancia al acercarse a susurrar al oído de la bruja muy por lo bajo –Sin duda es un placer saborearle.
Al ver como su hermana se sonrojaba y sonreía levemente intentando controlar su emoción, suelta un nuevo resoplido al volver a ser ignorada por la pareja. Suspiro y puso los ojos en blanco a la vez que negaba –Al menos dime que sigues en pie para ayudar.
-Sip… espero que tu papá lo tome como servicio comunitario o algo así pero no importa. Yo te ayudo –. Afirmo la loba a la vez que jugueteaba haciéndole pequeñas cosquillas a la morena que saltaba entre sus brazos cada tanto mientras intentaba jugar.
Lizzie sonrió ampliamente –Yei. Porque tengo muchas ideas y necesito tu magia.
Hope frunció su ceño confusa al mirarle –¿No dirás a mí?
La rubia negó con fuerza –Nop. Solo tu magia… –. Le recorrió con su mirar e hizo una mueca –Tu sentido del gusto está muy atrofiado para algo más.
-¡Hey…!
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Hola!
Feliz año nuevo! Realmente les deseo solo lo mejor a ustedes y sus familias pero sobretodo, les deseo salud y seguridad.
Este año que pasó, con esta historia, lo que me plantee fue hacer algo que todos disfrutaran y que ayudaran a sobrellevar el díficil tiempo. Solo espero haberlo logrado y haber ayudado en aliviar un poco el estres del mundo.
Les mando besos y abrazos, y espero sus quejas por las tardanzas. Para no perder la costumbre, lo siento pero lo compense con longitud xD
