A veces todo era demasiado.
La perfecta fachada casi imperturbable era algo que Hope había dominado durante su niñez, lamentablemente. Incluso se había esforzado para mejorarla después de la muerte de sus padres para que su familia no pudiera notar si algo le molestaba, solo lo usaba para cosas muy específicas para evitar ser descubierta. Permitiéndole ocultar lo importante.
Justo como lo había estado haciendo desde el instante en que volvió a su piel humana.
Ocultando lo mejor posible como su cuerpo se estremecía ante los ruidos fuertes, o se encogía en su sitio ante los aromas tan intensos que le llegaban como una marea y revolvían su estómago hasta el contiguo cambio a oro en sus ojos y colmillos que le obligaban a pasar por su garganta tragos de su propia sangre.
Ocultando todo para no molestar.
No quería la atención.
No sabía cómo tenerla a su alrededor sin que su mente comenzara a caer en la ansiedad de que en cualquier momento algo malo pasaría. No podía evitarlo. Estaba tan impreso en su ADN como el apego familiar.
El picor bajo su piel vibraba constantemente a cada minuto del día. En ocasiones era solo un zumbido pero en otros era tan intenso que podía sentirse casi enloqueciendo y su recurrencia era preocupante.
Si alguien le preguntara y ella fuera a responder sinceramente, muy posiblemente aceptaría que todo era demasiado.
Demasiado.
Pero había momentos en que el mundo se silenciaba. Su alrededor se difuminaba y sus sentidos solo tomaban lo que ni siquiera ella sabía que era importante, como si quisiera grabar el momento hasta el último detalle.
Una sonrisa suave apareció en su rostro porque como cada mañana, su día comenzaba con ese momento concentrado en la existencia de la morocha entre sus brazos.
El sol aun no salía y el silencio reinaba en la mansión en la que solo las chicas habían permanecido para el último día de visita. Imprescindible para la preparación del gran evento, había dicho Lizzie cuando su padre llamo molesto porque no les vio bajar de la camioneta escolar junto al resto de los chicos y la manada que había ido de visita para una fogata que termino algo tarde.
Su lobo ronroneo ante el aroma que dominaba su lecho y una suave sonrisa llena de satisfacción adorno su rostro que se restregó sutilmente entre los cabellos de la morocha que dormía plácidamente entre sus brazos. Aferrada a la mano que por costumbre se deslizaba por su abdomen.
El picor bajo su pie era algo manejable aunque evidente y los sonidos eran algo molestos y le obligaban a a luchar para concentrarse en su pulso y solo en ello. Aunque la verdad es que su atención termino en el de la bruja. Suponía que eso era lo que mantenía a su lobo quieto mientras ella dormía, su necesidad de resguardar a su alma gemela le impedía estar lejos dejándole tan indefensa.
El sonido del movimiento en la cercanía le hizo tensar al segundo y sus oídos se concentraron en ver de dónde venía el sonido. Relajándose al reconocer los pasos de Marcel que estaba estirándose en su habitación, preparándose para ir a ejercitarse.
Eso basto para que su lobo se relajara y entonces reclamara la libertad que deseaba. Por supuesto, se restregó un poco más contra el cuerpo de la bruja que suspiro y sonrió en sueños ante el afecto que ya reconocía.
Hope depósito un beso perezoso en el cuello de la sifon. Saboreando el sabor de su piel. Tomando una bocanada directa de su aroma y ronroneando palabras silenciosas antes de volver a besar la piel para luego deslizarse fuera de la cama y de la habitación.
Sin preocuparse por cambiarse o al menos usar calzado. Salió por las puertas traseras y camino hasta el bosque sin importar que sus pies pisaran la nieve que casi desaparecía bajo sus pasos.
Comenzando a desnudarse al momento en que paso la línea de los árboles que pronto ocultaron su desnudes pero no hizo lo mismo con el crujido de sus huesos.
A veces todo era demasiado…
Y otras veces era muy poco.
Como ese momento en la sala.
La chimenea crepitaba en un suave arrullo. El frío viento golpeaba los cristales en una firme caricia que llevaba los aromas del bosque al interior, sus tíos sabían de su gusto por el aroma así que no se preocuparon por cerrar las puertas traseras.
Inhaló profundamente con sus párpados caídos. Sintiendo como su lobo se concentraba en cada uno de los aromas que lo rodeaban y los saboreaba con suma lentitud. Suavemente abrió sus ojos y miro a su alrededor dejando ir una pequeña sonrisa.
Tirada en el suelo casi junto a la chimenea disfrutaba de la calidez y el contacto. La magia implícita en el toque de Josie que se hallaba sentada a su lado recargándose un poco en su costado mientras escuchaba atenta a Davina y Kol que estaban en el sofá central contándole sobre sus viajes por el mundo. Marcel bebía una copa con perfil elegante que se perdía levemente al verlo sentado en el suelo a los pies de su esposa que como una reina descansaba en un sofá con sus piernas cruzadas en alto y espalda recta sin dejar de acariciar su cuello. Su fluida sonrisa se concentraba en Lizzie que se hallaba a su lado mostrándole imágenes en su teléfono y le miraba casi con adoración y una sonrisa infantil.
Sus aromas viajaron profundamente en el pecho de la loba a la vez que sus ojos casi amenazantes ante su bajes y concentración, grababan cada centímetro de la imagen en su cabeza. La magia en ellos erizaba su piel como toques de electricidad que le hicieron estremecerse de buena manera.
Todas las sensaciones le golpeaban y le aturdían haciendo que se perdiera en el momento pero lo disfrutaba por completo.
-Cariño. Nunca me dijiste como tomaste a la manada bajo tu ala –. Dijo Rebekah mirándole directamente por un momento para luego volver sus ojos al teléfono de la rubia joven y hacer una mueca a la vez que está cuando le mostró algo.
El mundo siguió girando pero Hope pudo decir que su familia estaba atenta a sus próximas palabras. Tenían una idea pero nadie se los había aclarado.
-¿No querrás decir bajo su garra? –. Agrego Kol haciendo que sus cejas dieran un gracioso salto momentáneo que fue de maravilla con su sonrisa traviesa que provocó la propia en su sobrina a la vez que rodaba sus ojos.
Hope negó sonriendo ante sus payasadas al igual que su tía que le miro de reojo. Soltó un suspiro y hablo –Magia.
Su respuesta simple trajo la atención de Rebekah que se estiró a tomar su copa de la mesa de centro –¿Sin sangre o trozos de pelaje en el suelo?
-No. Nada –. Apretó sus labios por un momento pero al final se dio por vencida. Tomo su propia copa y miro el líquido que hizo girar dentro del cristal –El decidió que quería adoptarlos y lo hizo.
-¿Cómo? –. Pregunto la rubia comenzando a preocuparse. Sin saber que tan cómoda se sentía con la evidente entidad que tenía un sitio completo en su sobrina.
-Magia… –. La cobriza tomo un sorbo y le miro –Los sometió usando magia pura. Mi magia pura.
-Eso no es posible en tu forma lobuna –. Agrego Davina con su ceño levemente fruncido.
-Cierto pero encontró una válvula y la uso… –. Sus palabras aunque simples, que trato que fueran lo más ligeras posibles aún llamo demasiado la atención de su familia y hasta de las mellizas que jamás le habían preguntado de ello –Uso el vínculo.
-¿Tiene acceso a tu magia? –. Pregunto Marcel con rostro serio y su mirada casi feroz fijándose en la melliza.
Josie se encogió en su sitio y apretó sus labios a la vez que bajaba su mirada y recordaba lo que pasó aquel día. La sensación de esa fuerza brutal sin control naciendo de su pecho, y como no había sido la única vez que lo sintió.
Ella sabía la respuesta y sabía que era demasiado. No solo para los Mikaelson sino para cualquiera, la magia era propia y a nadie le gustaba que la tomaran y utilizarán sin permiso. Por eso los sifones no eran bien vistos en la comunidad.
-Lo tiene… –. Soltó con simpleza la cobriza. Volteo hacia la morocha y su brazo que se mantenía rodeando su cintura le apretó un poco para llamar su atención. Encontrándose con su mirada preocupada y culpable a la que enseguida le sonrió suavemente –Y no me molesta. De hecho, lo veo como un beneficio.
-¿Aún están conectadas? –. Pregunto Rebekah.
-Lo están… –. Afirmo Davina antes de que la pareja respondiera –Puedo sentirlo si me concentro lo suficiente aunque no sabría que es sin saber que debo de buscar.
-Ahora es más débil –. Agrego Josie tratando de darles algo de seguridad o tranquilidad de alguna forma.
-Pero no creo que desaparezca por completo. Tía Freya opina igual –. Confesó la cobriza y sonrió –Ya existía el vínculo solo lo hizo visible.
-Pero ¿Por qué…?
Davina negó silenciando a su cuñada –Las almas gemelas son tan diferentes y tienen tantos pros como contras que difieren dependiendo la pareja. No hay mucho material de apoyo pero estoy segura de que está no es la primera vez que esta… colaboración existe.
-Podríamos investigar un poco –. Soltó Kol siendo quizás el más calmado con el tema, o al menos eso parecía.
-Está bien. No lo veo como un problema –. Dijo Hope con seguridad recibiendo enseguida una mirada sorprendida de la morocha a la que le sonrió con suavidad –Es más una ganancia a mi parecer –. Se encogió de hombros con simpleza –No tendré que preocuparme de que algo te pase y no es como si no tuviera bastante para compartir. Quién sabe, quizás cuando esté más estable podamos probar transferirle a Lizzie.
Dejo de mirar a Josie que ansiosa deseaba negarse y en su lugar se enfrentó a su familia para asegurarles que hablaba enserio. Davina y Kol asintieron secamente mientras Rebekah y Marcel no estaban tan complacidos pero no dijeron nada.
-Ahh... Te preocupas por mí –. Soltó Lizzie rompiendo la tensión –Que linda.
-Eres un mal necesario –. Soltó con una sonrisa pícara.
La rubia dejo escapar una exclamación ofendida y llevo su mano a su pecho con fingido dolor –¿Cómo te atreves? Todavía que te di un baño.
-Me hiciste trencitas –. Refutó la cobriza con semblante molestó.
-Y te veías encantadora. Todo por eso ahora mostraré las fotos –. Dijo ofendida Lizzie y se apresuró a teclear en su teléfono.
-Uy. Quiero ver –. Rebekah sonrió ampliamente asomándose a su lado.
-Mándalas al grupo –. Exclamó Kol saltando en su sitio buscando a su alrededor su teléfono con una gran sonrisa en su rostro.
Hope gruño profundamente y rodo sus ojos negando en silencio pero su atención pronto fue llamada por Josie que seguía mirándole con aprensión. Le sonrió con suavidad intentando consolarle mientras buscaba las palabras adecuadas.
-Josie, querida –. Hablo Rebekah sosteniendo en sus manos el teléfono de la rubia joven sin dejar de mirar la pantalla a la que sonrió con picares que luego fue hacia la morocha –Podrías decirme ¿Por qué intentaste matar a mi sobrina?
Josie le miro confusa y sorprendida pero al momento de ver la pantalla sus mejillas se coloraron por completo y sus ojos se abrieron de más al ver la imagen donde la cobriza claramente estaba sumergida en su pecho.
-¡Te voy a matar...! –. Exclamó poniéndose de pie al igual que su hermana que pronto salió corriendo del lugar siendo perseguida por la morocha.
-¡No quemes nada! –. Grito Davina.
-¡No sangre en los muros! –. Agrego Rebekah riendo por lo bajo.
Hope se acercó un poco a ver la imagen sintiendo como sus propias mejillas se calentaban bajo la risa de su familia que también la veían a su lado.
Gritos de las brujas peleando se hicieron oír pronto y Kol soltó un suspiro satisfecho con una sonrisa paternal –Míralas. Planeando ya asesinatos fraternales con un toque de drama... encajan tan bien en la familia.
-Somos una terrible influencia –. Soltó Hope y nadie pudo refutarlo aunque todos sonrieron con juguetón orgullo arrogante.
xxxOxxxOxxx
Sus patas se enterraron en la tierra y la lanzaron al aire con cada empuje. La energía vibraba bajo su piel junto a la alegría que solo la libertad podía dar.
Su lobo estaba extasiado. Perdido entre todos los estímulos que golpeaban sus sentidos. Le divertía la caza que significaba descubrir que era cada uno de ellos. El instintivo dominio que impregnaba su pecho al pisar el bosque, sabiéndose la criatura más mortífera del sitio. Del pueblo.
Todo ello era embriagador.
Liberador.
Perderse en ello era único y adictivo.
Y lo necesitaba.
Desde que sus padres se habían ido lo necesitaba para silenciar el dolor. Desaparecer el vacío. Un escape de los recuerdos pero desde el vínculo, algo había cambiado. Los recuerdos volvían como cascadas. Llenando el vacío con viejos momentos que calentaban su ser pero también nuevos que había ignorado. Y el dolor grito a los cielos pero también se rio a carcajadas ante el afecto encontrado.
Todo era demasiado. No solo la energía sino también sus pensamientos. Sus sentimientos.
Necesitaba claridad y control.
Necesitaba correr y buscar todo ello con desesperación.
No debía correr todo el camino y dar un rodeo al bosque. No debía pero aun así lo hizo para tratar de no desgarrar o aferrarse. Su pesada respiración agitada era casi atronadora en el silencio abrumador del bosque que hace tan poco se había sumido en la oscuridad.
Sacudió la cabeza tratando de alejar los pensamientos sobre su alma gemela. El deseo de sangre y la furia en la propia ante recuerdos demasiado vividos. Pero sobretodo, luchar contra el dominio que no podía ni debía permitirse.
La posesión de Josie.
Por un largo rato se paseó en su lugar favorito. Ahí donde el riachuelo pasaba y sus patas no dejaron de golpear la fría superficie, una manera de mantenerse al frente de su mente mientras su lobo furioso luchaba por tomar, aferrarse, a la morocha.
No lo permitió.
Eventualmente, agotada troto hacia la cima del risco donde se echó a orillas del precipicio. Su cabeza casi colgando ante el paisaje del bosque y la escuela de fondo.
Su respiración se fue relajando hasta que la tormenta paso mientras su mirada se perdió en las lejanas luces.
El sonido del veloz romper el viento hizo que su oreja relajada y caída, se elevara un poco. Solo lo necesario para concentrarse en el lejano que se aproximaba demasiado rápido. Inhalo profundamente a la vez que su cuerpo se tensaba, listo para saltar pero al exhalar su ser dejo ir toda su fuerza y su boca chasqueo con desgana dejando que su lengua saliera casi por completo.
-Freya tenía razón... Tienes un complejo de reina que observa su dominio –. Soltó Kol saliendo de entre los arboles con un paso calmo. El lobo volteo a verlo pero no se movió de su sitio y una sonrisa suave apareció en el –Tu padre hacia lo mismo...
Se sentó a su lado con sus piernas colgando al vacío. Lo suficientemente cerca para percibir su calidez, posar su brazo sobre su lomo y perder sus dedos entre el suave pelaje entre sus orejas. Acariciando lentamente.
El lobo ronroneo y elevo su cabeza para recostarla sobre el regazo de su tío que siguió con el movimiento como si no hubiera pasado.
-Dirás que es injusto que te hable cuando sé que no puedes responderme... –. Susurro sin dejar de ver el paisaje. Sonriendo al sentir el pequeño gruñido –Pero no me importa –. Hope soltó un bufido y rodo sus ojos sintiendo la risilla traviesa de su tío, pero pronto el silencio volvió –Ha pasado el suficiente tiempo desde que vinimos al mundo para que poco nos preocupe, y eso incluye el tema de las almas gemelas...
Su cabeza se levantó un poco. Lo suficiente para mirarle aunque este no lo hizo ni cambio su postura o respiración, sin dejarle ver nada justo como le habían enseñado desde pequeña.
-He visto almas que se aman con locura o hasta ella... Que se odian con todo su ser sin poder vivir si el otro lo hace –. Una sonrisa pícara llena de malicia cruzo por su rostro pero pronto volvió a calmarse –Y otras que comparten una vida con un lazo único y profundo que siempre les conforto...
Esa insinuación provoco un gruñido insatisfecho del lobo que Hope no pudo silenciar aunque ella entendía a lo que se refería. Al escucharlo básicamente asintió secamente y se apresuró a someter a su lobo para que no saltara. Le obligo a quedarse quieto y escuchar aunque su mirada ámbar se clavó con intensidad en su tío.
Kol le retorno la mirada aunque la suya estaba llena de afecto desbordante –Lo único que puedo pedirte, princesa. Es que no vivas por ella.
El ceño del lobo frunció y su semblante se volvió amenazante pero Kol no retrocedió.
Un respingo sonriente escapo ante la intensidad de su sobrina. Un orgullo nació en él y casi le hizo reír con gusto pero se contuvo para solo darle ese pequeño gesto –Hope. He ido por este mundo hace mucho. He visto, olido, tocado... He disfrutado de toda la magia que este tiene y lo único que siempre he deseado para ti es que lo experimentes… –. Sus dedos sacudieron sus orejas juguetonamente –Que tengas la libertad de ser y vivir lo que tú quieras.
El lobo bajo su mirada y la ladeo un poco volviendo a mirar levemente el paisaje aunque su atención no estaba realmente ahí.
-He visto como la miras... como si fuera lo único que importa en el universo pero princesa... –. Paso su brazo sobre su cabeza. Abrazándole y llevándola hacia su abdomen, elevándola un poco para que le mirada –Tu importas... tienes algo estupendo aquí, algo por lo que nosotros matamos por conseguir... Disfrútalo. Vive algo más que Josie.
El semblante y la energía del lobo fueron disminuyendo conforme habían pasado las palabras de su tío. Al final, el profundo azul de Hope se fue mostrando bajo el tono dorado que se fue opacando.
Kol le sonrió ampliamente al verle y abrazo su cabeza estrujándola juguetonamente. Sacudiéndola un poco hasta que el lobo gruño molesto y comenzó a luchar para escapar de su agarre empujando su cuerpo hacia atrás con ayuda de sus poderosas patas pero el vampiro no se lo puso tan fácil hasta que le mordisqueo donde pudo.
-Auch...
Se quejó pero siguió sonriendo. En especial cuando le vio molesta, sacudiendo su pelaje despeinado para darle un bufido molesto y luego la espalda comenzando a andar. En un borrón, Kol estuvo a su lado y siguieron su camino.
Era hora de volver.
El refunfuño de su lobo era constante y retumbaba en sus oídos exasperándole, haciéndole menear su cabeza de lado a lado casi sacudiéndose sin real fuerza y dejando ir pequeño gruñidos molestos. Quejándose sin parar mientras intentaba razonar con él y hacerle entender lo que ya sabía.
Sus pasos no dudaron ni un poco o dejaron de mantener la fuerza en ellos, ni tampoco lo hicieron ante su tío que no dejaba de voltearle a ver como si fuera el cachorro más lindo del mundo.
Kol le sonreía entusiasmado sin dejar de verle en ningún momento y aunque no supiera lo que pasaba, admiraba fascinado la comunicación hasta casi aplaudir. Algo que su lobo tampoco aprecio mucho pero poco se quejó ante sus caricias vigorosas que sacudían sus orejas con su casi implícito "Buena chica".
Hope dejo ir un resoplido a la vez que su cabeza se vencía para dejar la discusión y sus ojos rodaban para luego mantenerse con su nada feliz semblante lleno de aburrición. Quejándose en silencio por sus infantiles acompañantes que siguieron jugueteando juntos por el camino donde le dejo el control al lobo que comenzó a luchar un poco contra las caricias pero sin real fuerza.
Realmente era un cachorro juguetón que empujaba el costado de Kol casi riendo al hacerlo chocar contra los árboles.
Pronto el juego fue acabando así como el bosque.
El viento golpeo sus rostros y enseguida el lobo se quedó quieto. Cerro sus ojos, bajo lentamente su pata junto a la otra y enterró sus garras en la tierra. Muy suavemente como si rascara solo un poco. La saliva se acumuló y le hizo pasar sonoramente, y sus ojos se abrieron llenos de entusiasmo que le hizo zapatear en su sitio con ansiedad, sus orejas bajaron por completo y en su rostro una gran sonrisa bobalicona sobresalió entre las sombras de los árboles que terminaban pero aún les mantenía ocultos a la vez que les daba la vista perfecta.
Kol vio todo el cambio de actitud, seguro de hasta sentir la alteración de su magia en su propia piel pero eso no le importo. Su atención fue hacia la mirada suave y tontorrona. Centrada en un solo punto sin que su alrededor importara en lo más mínimo mientras el azul y el dorado fluctuaban en esos ojos profundos llenos de determinación.
-Adoro a Josie –. Dijo mirando en la misma dirección que el lobo pero este aparto un poco su atención para centrarla en sus palabras –Realmente lo hago, y estoy feliz de que tu vinculo sea con una persona que es tan magnifica en su interior –. Le miro y sonrió con ternura –Dile lo que sientes, Hope. No es justo para ninguna que sigan en este va y viene… Quizás vaya bien, quizás no pero te aseguro que será liberador. Para las dos. Les dará el espacio para ser lo que sean con todo su ser… Ser sinceras sin dudar a cada palabra, a cada toque.
La tímida mirada ámbar se deslizo por el rostro del hombre que aún le sonreía, intentando darle la seguridad que evidentemente carecía por más que deseara fingir diferente, y termino cayendo en la lejana imagen de la morocha que sonreía mientras hablaba con Davina. Entusiasmada con sus manos luchando por no moverse como usualmente lo hacían cuando estaba emocionada pero se detenía a sí misma. Cada detalle. Su manera de mirar y de sonreír, su pequeño ceño fruncido al tratar de comprender algo y el pequeño salto en sus ojos que centellaban cuando lo hacían.
Todos esos detalles eran lo que le habían robado a Hope la respiración más de una vez. Su atención muchas más y sus latidos por millones pero la silenciosa presión que tanto deseaba apartar estaba ahí. Nunca se iba y sabía que nada cambiaria si ella no buscaba que pasara.
La comodidad no era algo que los Mikaelson aceptaran con simpleza. La duda en su núcleo era algo que detestaban y no podía evitar sentirlo corroyendo cada mirada en la que se perdía en Josie. Filtrando el miedo por sus venas hasta sus huesos marcados le gritaban a sus instintos que corrieran tan rápido como pudieran lejos de ella y todo lo que podía y no seria.
Su tío pudo ver todo en sus ojos. Pudo sentir el cambio en su latir y su respiración hasta como su cola cayó, y él lo hizo. Se interpuso en su mirada y clavo su rodilla en el suelo. Deslizando sus manos por su cabeza hasta llegar a sus mejillas que tomo con un poco más de firmeza y le hizo mirarle. Sonriéndole con la cómoda y paternal dulzura que quizás solo Davina había presenciado además de Hope.
-Te amo hasta matar, princesa –. Dijo con firmeza y acerco su frente que se recargaron juntas compartiendo calidez sin que sus miradas se apartaran en ningún momento –Eres todo para cada uno de nosotros y solo queremos que seas feliz... El cómo, es algo que tú tendrás que averiguar pero sin importar nada –. Hope acaricio su mejilla contra la suya hasta caer en su hombro empujándole con todo su peso que fue recibido con brazos abiertos por el castaño que le aferro con firmeza y susurro –Siempre y para siempre.
oooXoooXooo
El ver caer una mota de polvo bajo la tenue luz que apenas llega a colarse por una de las pequeñas ventanas casi pegadas al techo de cada rincón de la habitación, era el único entretenimiento disponible.
La tortura del primer par de días bajo el terrible ardor en sus venas donde su sangre parecía hervir, no era nada en comparación con el pasar de los días siendo olvidado por el mundo.
Una taza de expreso a la mañana y noche, era lo único que le mantenía con vida si es que se le podía llamar de esa forma a sus días. Ni siquiera era consiente de cuantos, solo sabía que pasaban por la luz del sol que llegaba a colarse por las ventanas que estuvieron ocultas al principio pero ya no más. Por fortuna, porque la desesperación de la oscuridad le hacía estremecer y pronto lo iba a enloquecer.
La noche llego y mirando la taza vacía de su cena sintió ese terrible cosquilleo de locura tras su cabeza. Susurrándole que luchara por la libertad que tanto se merecía, que arrancara la mano de la próxima persona que se acercara a alimentarle. Solo tenía que vaciar a quien fuera y su fuerza regresaría a la vez que la puerta estaría abierta sin magia que le asegurada, y sin importar la ausencia de su anillo se arriesgaría a correr hacia el bosque a toda velocidad. No era la primera vez que era un real ser de la noche. Podría hacerlo.
El plan comenzó a dar vueltas y vueltas en su cabeza. Cambiando las variables para estar preparado en caso de lo que sea mientras sus ojos se negaban a abandonar el interior de su taza vacía donde algunos toques rojos aún se distinguían y eran más entretenidos que la oscuridad en la que se hallaba.
Pero de pronto un sonido.
Un clic seguido de un pequeño chirrido a la vez que sus ojos iban hacia la puerta de la prisión que se abrió un poco sin que nadie le tocara. Miro a su alrededor con una sonrisa petulante adornando cada vez con mayor intensidad su rostro. Se puso de pie y sacudió la tierra de sus pantalones, arreglo su cabello con el pasar de sus dedos y sin más se dirigió hacia la puerta.
Deteniéndose en ella, mirándole con suspicacia con su sonrisa dudando un poco. Sus sentidos se agudizaron al máximo buscando alguna amenaza a su alrededor. Una trampa. Pero solo el silencio era audible y su sonrisa volvió a tomar fuerzas.
Abrió la jaula por completo sin salir.
Mirando aun con cierta duda el espacio, esperando un momento solo por cerciorarse hasta que inhalo profundo y dar un paso al frente sin pensarlo más. Suspirando aliviado al tener sus dos pies fuera sin que nada cambiara en su entorno, y entonces con mayor seguridad se dirigió a la puerta del calabozo donde estaba oculto en el fondo lejano y abandonado de los restos de la original mansión Salvatore.
La gruesa y pesada puerta de roble y metal crujió al abrirse cuando estuvo a la distancia de que tomara el pomo de la puerta. Y casi salto de gusto cuando vio el pasillo libre.
-Por esto es que salgo solo con brujas –. Dijo con una sonrisa orgullosa. Peinando de nuevo sus cabellos mientras salía de su prisión –Tan útiles e inteligentes... Tiempo bien perdido. Eso son ellas –. Mostro una mueca de aversión y una mirada de odio –Bueno, no todas... Quizás más adelante pueda...
-No es mío.
-¿Segura? Parece uno de tus tontos novios de juguete.
Las voces hicieron detener sus pasos al instante y confuso se giró para ver quién era sin lograr hacerlo aunque el sonido de los pasos que se aproximaban comenzó a ser más claro.
El ritmo lento de las zapatillas contrastaba con el acelerado ir de su cabeza que trataba de encontrar una explicación.
-No digas eso. Marcel te va a escuchar.
-Me temo que ya lo hice...
-Ups... Te amo, querido.
La cantarina voz de una mujer pronto fue opacada por la profunda carcajada que retumbo en el eco del pasillo.
No duro demasiado pero fue suficiente para que un gruñido escapara a la vez que sus colmillos se volvían visibles, al menos detectando ya desde donde provenían los sonidos.
-Oh. Espera. Tienes razón... Es mío.
Apenas si pudo sentir el cambio en el aire cuando algo se impactó contra su pecho, justo en el centro, haciendo crujir sus costillas y sin duda fracturar varias. Lanzándolo por aires varios metros para luego caer al suelo en un golpe sordo que le arranco el aire de sus pulmones que lucharon por volver a llenarse enseguida pero su deslizamiento, que poco a poco se fue deteniendo, levanto una nube de polvo que le asfixio hasta hacerle desesperar.
El sonido de zapatillas se detuvo según pudo captar antes de ser sujeto por el cuello, elevado en los aires y estrellado con firme suavidad contra la pared del pasillo. Jalo aire con fuerza y sus ojos volvieron a oscurecerse y sus venas a hincharse pero de pronto todo desapareció.
Aturdido se encontró frente a Kol Mikaelson que le sonrió levemente.
-Mhmm... Estoy seguro que es mío pero no puedo recordar quien o cuando –. Kol le miro con curiosidad detenidamente hasta que sus miradas se encontraron -Je. Problemas de una eternidad –. Se encogió de hombros y le sonrió ampliamente –Lo siento. No soy yo, eres tú que no eres lo suficientemente especial para fijarte en mi cabeza.
-Solo estás viejo –. Dijo la voz femenina que le hizo voltear y casi al instante sonreír galantemente hacia la hermosa rubia. Tomándose el tiempo de recorrerle lentamente con su mirada hasta que se topó con la mueca de desprecio que esta le profesaba –Deja de mirarme, o enterrare mis tacones en tus ojos. Tú decides.
Kol dejo ir una carcajada y palmeo su pecho haciendo que su atención regresara –Que agresiva, hermanita –. Siguió palmeando el pecho con ritmo pausado que poco a poco fue deteniéndose mientras la fuerza iba aumentado aunque no hasta el punto de herirlo –Ahora. ¿De dónde es que nos conocemos?
-Vamos Kol. Nos conocemos desde hace años… Somos grandes amigos, pasamos un verano juntos en el caribe ¿Recuerdas? –. Afirmo emocionado con una sonrisa orgullosa. Kol le miro a los ojos por varios segundos en silencio –Nos divertimos como nunca aunque bueno, no la pasamos entre sangre y demasiado ron.
-¿Ron…? –. Pregunto en un susurro con una pequeña luz de reconocimiento en sus ojos que pronto se abrieron a la vez que su sonrisa –¡Ron! Por supuesto. Ronnie.
-¿Lo conoces? –. Pregunto Rebekah mirando al hombre con desdén.
-Me llamo Sebastián –. Se presentó con su sonrisa disminuyendo por un segundo ante el evidente olvidó.
Algo que por supuesto no le importo a Kol que volteo hacia su hermana sonriendo con orgullo por su buena memoria –Lo hago. Fue en un crucero por el Caribe, bueno no uno real, fue muchos años antes de que se inventaran. Era pirata y nos la pasamos robando y matando, aderezándolo con unos cuantos barriles de ron.
-¿Dónde estaba? ¿Dónde estaban Nik y Elijah? Jamás te hubieran dejado andar con bribones de tan baja calaña –. Dijo la rubia mirando con más disgusto hacia el hombre que era firmemente sujeto contra la pared. Negándole la libertad que tanto ansiaba.
Kol se encogió de hombros –Me escape de los aburridos por un tiempo. Y estabas en un ataúd.
-Ah. Eso lo explica –. Dijo con un bufido –Bueno. Te dejo el manejo de "esto".
En un parpadeo desapareció dejando a los hombres solos que se miraban a los ojos y sonreían abiertamente.
-Wow. Que buenos tiempos eran –. Soltó Kol.
Asintió enseguida –Si que lo eran… es un placer verte de nuevo, pal –. Miro a su alrededor y su sonrisa se amplio al verse solos –Deberíamos ir a divertirnos y disfrutar como antes. Prometo que tendrás a la primera castaña que encontremos.
-Uff. Cuánto me alegro que mi esposa no pueda oírte –. Dijo con alivio.
-Pero yo si –. Canturreo Rebekah a la distancia.
Kol chasqueo con su boca imaginando lo que esto significaría pero volvió su atención al vampiro y sonrió tranquilamente –¿Eso es lo que hacías aquí? ¿Divertirte?
Hizo una pequeña mueca sonriente y se encogió de hombros –Ya me conoces. Me gusta saborear la magia y la piel joven.
Enseguida sintió como el agarre en su cuello se tensaba pero no le apretaba, en su lugar se alejo mientras Kol asentía con sus labios apretados pero aún en una sonrisa.
-Son solo niñas, sabes.
Se encogió de hombros –Quizás para estos tiempos pero para nosotros que venimos de mejores y más simples, ya son mujeres. Y ellas estaban más que dispuestas, déjame decirte.
-Mhmm… –. Kol siguió afirmando. Retrocediendo un paso. Mirándole a los ojos con firmeza –Divertido ¿Cierto?
Le miro confuso. Notando en su cuerpo lo que sus labios no decían pero aún así sonrió con fingida seguridad.
-Si. Divertido.
Al instante su pecho fue perforado por un puño y un quejido se hizo audible cuando su corazón fue sujeto con firmeza.
-¿Divertido? Eso fue lo que hiciste con Liz ¿Divertirte? –. Gruño en su cara con sus venas comenzando a oscurecerse –Solo diversión cuando jugaste con sus sentimientos y la convertiste en la burla de la escuela, no… O que me dices cuando estuviste a punto de morderla… El juego del conejo, cierto –. Apretó su corazón haciéndole gritar pero aflojó su agarre, dejándole respirar de nuevo mientras le miraba con miedo a lo que solo le sonrió abiertamente –Supongo que también fue divertido amenazar y casi atacar a Josie –. Apretó con más fuerza su órgano hasta sentir como sus dedos comenzaban a desgarrar el músculo. El grito resonó por todo el calabozo y si no fuera por la magia en las habitaciones sin duda ya hubiera despertado a todo el alumnado pero poco le importo. Kol sonreía sin real alegría solo deseos de sangre que sus ojos gritaban pero volvió a dejar ir la fuerza –Y supongo que la gran idea de batirte en duelo con MI sobrina también fue un gran juego, no.
-No. Espera. Eso no fue mi culpa… e-ella lo quiso… –. Exclamó lleno de pánico.
Kol asintió –Lo sé. Dijo que fuiste un excelente compañero de práctica pero sabes… –. Le miro con ferocidad –La cosa es que nadie puede hacer sangrar un Mikaelson sin que otro quiera retribución. Ya sé. Ideas arcaicas y demasiado nobles para la gran familia del mal pero que puedo decir –. Se encogió de hombros –Somos de la vieja escuela.
-Lo siento. Perdón. No la lastime, te lo juro –. Rogó con presura –Es tu sobrina… Jamás me atrevería a lastimar a tu familia, lo sabes, pal.
Kol asintió satisfecho y lentamente saco su mano de sus entrañas. Disfrutando de ver el dolor que borró la arrogancia de su rostro, a su parecer le queda mejor. Limpio la mano en su camisa y asintió una última vez para luego palmearle el hombro.
Este se relajo un poco. Su pecho destrozado se curaba lentamente y cada nuevo tejido dolía hasta lo más profundo pero respiraba aliviado. Mirando con temor a su creador pero aún con alivio.
Y entonces, la sonrisa de Kol se borró. Su mano perforó su abdomen y sus dedos se sacudieron entre sus intestinos con fuerza. Rompiendo y desgarrando mientras admiraba de la agonía del que ya no se podía mantener en pie por lo que lo ayudo, lo sujeto de los cabellos con su mano libre y lo mantuvo elevado. Saboreando cada grito y sangre derramada.
Se acercó a su oído y susurro con voz profunda –En tu honor, vamos a jugar un juego…
Sus miradas se cruzaron, una llena de miedo y la otra de sorna que le abandono para voltear hacia la oscuridad. Siendo imitado casi a la vez, con el horror filtrándose por el agonizante que se estremeció al ver un par de ojos ámbar brillando con intensidad.
Un gruñido resonó y grandes colmillos blancos se fueron haciendo visibles.
-Se llama "Atrapa el juguete masticable". Verás cómo te encanta –. Afirmo con una sonrisa hacia la gran loba que se acercaba y que ya estaba a solo un par de metros de ellos.
-No. No. Por favor… te lo ruego… te juro que jamás me volveré a meter con ella. No. Ni siquiera nos volveremos a ver, solo por favor, no dejes que me mate –. Lloriqueo con lágrimas corriendo por sus mejillas y sus temblorosas manos aferrándose al brazo que se mantenía en su interior.
Kol sonrió con una pequeña mueca –El problema, pal, no es que lucharas con mi sobrina –. Sebastián le miro confuso –Es que te atreviste a meterte con las mellizas y bueno, ellas son familia –. Apretó sus intestinos y con todas sus fuerzas tiro de su mano hacia fuera. Desgarrando todo –Sera mejor que corras rápido.
Y sin más, golpeo el suelo. Escupiendo sangre y ahogándose entre los quejidos de agonía que no pudo superar antes de que un potente ladrido se hiciera escuchar seguido por un gruñido y la imagen de un lobo lanzándose al ataque.
