El baile estaba justo sobre ellos, y Josie no podría desear más que ya pasara.
Estaba agotada. Su hermana le agotaba. El evento le agotaba pero por fortuna, al menos le daba un pretexto para estar cerca del alfa que ayudaba con la planeación.
Despertar sin Hope era frío y las noches demasiado largas. Inquietas y atemorizantes. Las pesadillas rondaban.
El sentimiento inquietante y triste ante la soledad de la oscuridad. Era una ausencia que pesaba demasiado, cómo jamás se había permitido sentir con libertad. Era un tirón obvio que iba perdiendo intensidad pero lo sentía asfixiando su corazón negándole la paz que se supone la noche debía ofrecer.
Y hoy tendría que volver a soportarlo.
Solo de pensarlo su cuerpo se tensó. Su cerebro lucho para ignorarlo. Y su corazón se sacudió con la suficiente fuerza para hacerle apretar el portapapeles contra su cuerpo.
Al siguiente instante unos brazos se deslizaron por su cintura y le apretaron contra un pecho suave. La calidez le rodeo en un segundo.
-Hola love.
Hope le apretujo y depósito un beso en su cuello robándole una sonrisa suave y un suspiro mientras no podía evitar acomodarse mejor entre sus brazos.
-¿Cómo fueron tus clases?
-Inútiles. Se nota que las vacaciones están casi aquí –. Respondió la morocha riendo levemente.
La ceja de la loba se elevó a la vez que sonreía con un toque de sorna –Entonces estuvo bien, no.
-No… –. Lloriqueo recargando su peso casi por completo –Solo son más oportunidades para que Lizzie cambie algo.
Un resoplido risueño le sacudió a la vez que le apretaban un poco más –Lo imaginé. Lo bueno es que la ayuda está en camino.
Josie volteo a verle con un ceño fruncido y sonrisa mutada con una mueca pequeña.
-Josie… ¡Josie! –. Le llamo Lizzie corriendo hacia ella con su carpeta algo desordenada pero firmemente sujeta como si fuera un salvavidas y una mirada algo inquieta –Cambiare el blanco… y creo que agregaré el azul… ¿Quizás…?
La pareja le miro con miedo y se abrazaron con más fuerza. Aferrándose a ellas y su momento.
Pero pronto, una sonrisa se abrió paso en el rostro de Hope.
-Tuturu… –. Canturreo.
-No más cambios de colores, querida. Son perfectos.
Lizzie derrapó en su camino hacia su hermana para girar y ver a Rebekah y Marcel que iban abriendo el mar de estudiantes por el pasillo. Su sonrisa rompió su rostro en el momento en que vio a la rubia y enseguida desvío su carrera para lanzarse a sus brazos.
-Respira cariño –. Rebekah le apretó entre sus brazos y le estrujó amorosamente. Se alejó un poco y le miro a los ojos notando la ansiedad, le sonrió con suavidad y comenzó a peinar sus cabellos –Eres la jefa, Elizabeth. No puedes perder la calma, tú marcas el ritmo así que respira. Puedes hacerlo, yo lo creo y tú debes sentirlo. Créelo.
La chica asintió dudosamente al principio pero poco a poco comenzó a hacerlo con más confianza sin dejar de ver los ojos azules de la mayor que trato de infundirle confianza solo con la fuerza de ellos.
Marcel sonrió mirando a su esposa pero pronto siguió su camino hacia el grupo de chicos –Bien chicos. Son mi plan de escape así que me ocuparé de ustedes –. El grupo rio por lo bajo pero asintió –Un baile es importante. Es magia pura y para ello hay que vestirse para conquistar… Iremos por camisas. Vamos.
Para su sorpresa todos los chicos se pusieron de pie incluyendo los de la manada, cosa que sin duda no esperaba pero no dijo nada y solo asintió dándose la vuelta. Liderando el grupo hacia fuera mientras se apresuraba a enviar un mensaje de advertencia a su sastre.
Hope sonrió y deslizó sus manos por la cintura de la morocha, le dio la vuelta y tomo una de sus manos –Ven conmigo.
Josie sonrió y volteo a ver de reojo a su hermana que estaba ocupada hablando sin parar a la mujer que le escuchaba atentamente. Sin pensar siguió a la cobriza y rio por lo bajo asintiendo cuando le pidió silencio con su dedo antes de murmurar un hechizo de invisibilidad.
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Una apacible sonrisa fue recibida por la fría caricia del día invernal que le robo un temblor en su cuerpo que poco le molesto pero de inmediato recibió un abrigo que cubrió sus hombros dándole un calor y aroma bien conocido que le reconforto aún más que el estar rodeada del silencio del bosque. Apretó las solapas en sus puños con un silencioso temor instintivo a perderlo pero lo ignoro para concentrarse en disfrutar del ambiente con sus ojos cerrados.
Dejando que la calma le inundara hasta que fue roto por el seco crujir de huesos a pasos de distancia.
Al girar, el desconcierto fue borrado ante la sorpresa que le hizo sonreir ampliamente ante el hermoso lobo de manto blanquizco con toques grisáceos que se mimetizaba casi perfectamente con la nieve que ocultaba levemente el verde y café. El dorado centello al encontrarse con su atención y se sacudió con orgullo y un toque de arrogancia antes de correr hacia ella con emoción mal contenida.
Josie se arrodillo para recibirle, chocando contra su cuerpo que le empujó hacia el suelo y salto restregándose y empujándole cada tanto entre caricias y pequeños empujes de respuesta. La risa libre resonó por el bosque y el lobo no pudo estar más complacido pero la emoción se fue calmando hasta que solo le admiro con todos sus sentidos aumentados.
Conectaron sus rostros y cegaron al mundo para disfrutar de la calma que la otra inspiraba y el enternecimiento vibrante en sus pechos que hacia brillar sus ojos y sonrisas.
Suspiros escaparon rodeándoles con un vapor cálido que se disolvió a los segundos.
Hope se alejó un poco y miro directamente a sus ojos antes de restregarse suavemente contra su mejilla. Su semblante lleno de alegre dulzura fue transmitido en una juguetona lamida a la punta de la nariz de la bruja que dio un quejido y retrocedió riendo por lo bajo.
El lobo se alejó permitiendo que Josie se pusiera de pie y en cuanto lo hizo retrocedió algunos más sin dejar de verle. Saltando en el mismo sitio con emoción, golpeando con sus patas la nieve y retando al bajar su cabeza para luego dar un nuevo salto que solo se ganó un ceño confuso y una sonrisa que parecía no poder mermar.
-¿Qué es? –. Siguió saltando ante la pregunta y hasta aumento la energía, volteando una y otra vez hacia donde había cambiado –¿Quieres que te siga?
Un resoplido se hizo oír y la loba salto para dar algunas volteretas como si persiguiera su cola que solo lograron más risas. Cosa que no le agrado y le hizo soltar un bufido a la vez que miraba a la bruja con un puchero malhumorado haciéndole derretir, entonces entrecerró sus ojos y se apresuró hacia la retaguardia de esta y con poca delicadeza comenzó a empujarle con su cabeza.
Haciendo saltar a la bruja que al fin avanzo.
-Ey. No... Espera... Ok. Ahí voy –. Se quejó riendo entre empujones que se volvieron amables al avanzar pero no dejaron de ser firmes. La morocha negó rodando sus ojos –Eres una mandona... ¿Quieres que vaya por tu ropa o que...?
El volumen se fue perdiendo al ver un pequeño trineo de un rojo encendido con moños dorados que brillaban mágicamente decorando sus costados. Los arneses sueltos en la nieve dibujaban un pequeño diseño casi oculto que la loba jalaba rítmicamente mientras observaba como el rostro de la bruja se iluminaba y llenaba de sonrisas con toques claros de felicidad que le parecieron la imagen más preciosa del mundo.
-¿Para qué es esto? –. Susurro Josie al voltear a verle y enseguida la loba se apresuró hacia la parte trasera del trineo que golpeo con sus patas delanteras al saltar haciendo crujir la madera que miro con una pequeña sospecha por un segundo antes de volver su atención a la morocha frente a la que dejo caer su lengua y jadeo con silenciosa ansiedad y emoción.
Una ceja de la bruja se elevó y fingiendo ignorancia en su voz pregunto –¿Quieres que suba?
Hope dio un ladrido y un pequeño salto sobre sus patas antes de apresurarse de nuevo al frente y arrastrarse en varias ocasiones hasta que logro acomodarse en los arneses. Sin importar la suciedad que ahora le cubría se elevó con orgullo y dio algunos pasos presumidos, probando el agarre y moviendo el trineo como si intentara tentar a la bruja.
No tenía que hacerlo.
-¿Vamos a dar una vuelta? –. Pregunto con emoción contenida la sifón a la vez que se acercaba al trineo.
Una risilla escapo de ella al ver una manta mullida y peluda en blanco cubriendo el asiento, con un gorro de Santa Claus decorando el centro junto un ramo de muérdago que le hizo sonrojar. Se acomodó en el asiento y hasta se puso el gorro, manteniendo el ramo entre sus manos y en cuanto la calidez les impregno estos brillaron para convertirse en pequeñas rosas rojas de un color intenso.
Sonriendo espero a que el trayecto comenzara pero no lo hizo, confusa miro hacia la loba que miro fijamente un punto a sus pies y cuando lo siguió noto como no estaba bien cubierta, se cubrió y espero pero nada.
La loba dio varios respingos hasta que la bruja estuvo perfectamente protegida del clima invernal y entonces comenzó a correr por un camino marcado por ella misma aquella mañana.
Avanzo con buena velocidad pero sumo cuidado. Siempre mirando de reojo que su pasajera estuviera bien y eso era algo que Josie noto y que le hizo sonreír a la vez que negaba en silencio. Sintiendo con claridad la personalidad protectora de la cobriza que le parecía tan encantadora.
Su vínculo se calentó hasta ser casi tangible y un poco visible, el color era intenso y la cuerda lucia fuerte aunque ya no era tan claro a sus ojos como al inicio. Sabía que lo estaban perdiendo. Que la magia se estaba difuminando día a día luego de haber cumplido su cometido. Y aunque lo sabía, no por ello le agradaba. Teniendo la firme sensación de estar perdiendo algo que con temor imaginaba imposible de recuperar.
Aparto su mirada y se obligó en concentrarse en el paisaje tan navideño con los arboles apenas mostrando el verde de sus ramas bajo el blanco de la nieve y el café de sus troncos rompiendo la claridad de esta. El sol en lo alto que apenas comenzaba a moverse de lo alto daba unos toques cálidos que dio toques mágicos con resplandores.
Era la perfecta imagen invernal y le encantaba.
Lo hizo a un más cuando el ritmo bajo y entro en un claro muy pequeño dónde pinos resguardaban el espacio dejando solo un camino de entrada y el precipicio con la postal de la escuela y el lejano pueblo. Copas de los árboles cubiertas de nieve hasta donde sus ojos llegaban a ver. Una manta a cuadros en tonos rojos contrastaba con el entorno encantadoramente y luces alrededor del espacio apenas dándoles un pequeño resplandor.
El trineo se detuvo pero la bruja no se movió de su asiento por varios segundos hasta que reacciono, o al menos su cuerpo lo hizo para moverse y caminar hasta un lugar central.
La brisa acaricio su rostro con cierta rudeza pero no le hizo apartar la mirada del paisaje que recorrió lentamente con sus ojos. Instintivamente jugando a tratar de identificar los lugares más distantes, le hacía sentir como una niña que admiraba por primera vez una maqueta de su hogar, y le quito el aliento aunque le dio una sonrisa.
-Es hermoso, no.
De entre los arbustos cercanos, Hope salió con su uniforme impecable aunque no así su piel. Eso no evito que se acercara sigilosamente por instinto, con mirada cálida completamente perdida en la presencia de la morocha. Su piel cosquilleo ante la presencia de su magia, no tan intensa como la propia pero igual de única. Ronroneando ante su dulce aroma que perfectamente combinada con el ambiente y le daba un toque propio que simplemente le enloquecía tanto como le sometía.
Al encontrarse demasiado cerca. Al notar con claridad la calidez de la bruja acariciando su piel. Su latir tumbando en sus oídos conduciendo al propio a imitarle, calmando su mente turbulenta hasta hacerle soltar un suspiro y las palabras sin pensar.
Maldiciendo al ver como su voz perturbo a la morocha que volteo a verle, pero cuando su sonrisa brillo solo para ella, no pudo evitar sentirse el ser más bendecido de la tierra.
-¿Cómo encontraste este lugar?
Se encogió apenas perceptiblemente de hombros, avanzando hasta que este rozo el de la morocha y por un momento detuvo sus pasos pero se obligó a dar unos más. Tratando de darle espacio. Intentando silenciar el gruñido posesivo que le urgía a tomarle entre sus brazos. Así que avanzo hasta que solo un paso le separaba del vacío y su mirar cayo en la escuela.
-En una carrera intentando huir…
Josie se acercó solo medio paso y se aferró con temor silencioso a su blusa, apretando su puño hasta que sus nudillos perdieron color –¿De qué huías?
-De todo… Las voces. Los susurros… Las expectativas. La responsabilidad… La soledad. La pertenencia… De mí –. Una pequeña sonrisa triste apareció en su rostro mientras la morocha apretaba aún más su agarre. Tirando sin pensar –A veces todo es demasiado y lo siento todo.
Al sentir su silencioso llamado. Su vibrante ansiedad y su profundo puchero. La cobriza retrocedió, simplemente dejando que el tirón le guiara. Dejando la decisión de donde debía permanecer a la morocha que le llevo a su lado y al ver que no había renuencia, soltó un suspiro profundo y aflojo su puchero.
Como si nada, la loba volteo a verle –Vengo aquí siempre. Me tomo un momento para respirar… Ignorar el mundo y apagar mi cerebro, y ya está. A veces tomo una siesta ahí.
Señalo con su mirada y sonrisa descarada al sitio donde había estado y el color desapareció de la bruja, haciéndole reír mientras esta solo podía ver la caída que se perdía entre las copas blanquizcas de los árboles.
-No –. Soltó con firmeza silenciando la risa. La loba entrecerró su mirar tratando de oponerse en silencio pero esta no retrocedió –No, y es mi última palabra.
-P-pero… me gusta la brisa –. Dejo ir junto al reto en su rostro y la fuerza en su ser, dejándole con solo un pequeño puchero.
Josie negó con firmeza –Hazlo más atrás, no necesitas estar en la orilla. Puedes lastimarte.
Hope soltó un pequeño bufido malhumorado y murmuro –A lo mucho me rompería las piernas… no es nada…
-Así sea solo un rasguño. No quiero que nada te pase –. Giro hacia ella y se aferró a su brazo –¿Okay…?
Ni siquiera tuvo que voltear a verle para saber que su puchero estaba ahí, o siquiera pensó en negarse. Volteo a verle y con sonrisa leve aunque mirada desanimada dio un firme asentimiento seco –Okay.
La sonrisa en Josie fue enorme, y el desánimo se borró del azul que se suavizo al instante.
La cobriza soltó su brazo, tomando su mano en cuanto esta termino de deslizarse por su extremidad. Sonriendo con más calidez a la vez que giro un poco hacia la manta –Anda. Tengo más mantas así que podemos sentarnos un rato… Supuse que necesitabas escapar un poco.
-Gracias –. Dijo está dejándose llevar.
-Es mi placer –. Afirmo con una sonrisa orgullosa aunque sus mejillas se sonrojaron levemente al ver el brillo en los ojos caobas que tanto le encantaban y que de hecho, hicieron ronronear a su lobo y que el deseo de alardear y complacer se acumulara en su pecho pero refunfuño alejando la idea mientras se separaba para tomar algunas cosas del trineo…
Un respingo sonoro seguido de un pequeño gruñido amenazante dibujo una cálida sonrisa en Josie que volteo levemente hacia Hope que se encogió en su sitio, mirando hacia su taza humeante con agresividad casi asesina de sus ojos dorados que perdían algo de fuerza ante la punta de su lengua fuera de sus labios dejando que la fría brisa le diera cierto consuelo aunque su puchero no desapareció pronto.
Entre una montaña de mullidas mantas y cojines, la morocha se encontró disfrutando de una taza de cocoa caliente con malvaviscos. Riendo por lo bajo mientras aprendía que al parecer el abandonar su taza de café sobre la mesa un gran rato era algo que la loba hacia apropósito; o por su propia imagen de ser convertida en un apretado taquito alargado de mantas gracias a la sobreprotectora que solo le dejo los brazos libres aunque sus hombros fueron ocultados por otro par de mantas.
Suspirando suavemente con su pulso calmado como hace tanto no recordaba sentirlo mientras sus ojos seguían en la bella imagen que iba cambiando ante el avance del sol. Mostrando una nueva postal a cada fracción de hora. El brillo y las sombras en la nieve. Los sonidos del bosque que jamás se había tomado el tiempo de disfrutar.
No sabía cuánto tenían ahí y cuanto se había perdido de la vida en la escuela pero realmente no quería pensarlo ni preocuparse por ello.
Solo quería disfrutar.
Solo quería estar en el momento.
Estar en la calidez que rodeaba y que rondaba su interior haciendo todo perfecto. Tan fácil. Tan maravilloso y perfecto. El lugar indicando que le hacia sonreir sin que lo supiera aunque podía sentirlo en su pecho.
Y toda la sensación del momento le encantaba.
Una mueca malhumorada apareció en el rostro de Hope al escucharle y al notarle solo pudo reír a carcajada abierta haciéndole soltar un respingo que no apago la silenciosa sonrisa oculta que no dejaba de seguirle mientras se doblaba por el esfuerzo. Levantando sus manos al ver sus ojos en ella para luego lanzarse a rodearle en un abrazo como silenciosa disculpa aunque no detuvo su risa, en especial cuando vio la taza siento casi clavada en la nieve.
Poco a poco la risa se fue perdiendo pero la sonrisa no se desvaneció. Hope se inclinó levemente hacia ella y recargo en su mano que aunque se metió en la nieve le rozaba lo suficiente como para que fuera el retorno de un abrazo que ella se negaba a dejar ir así que se acomodó recargándose por completo en la loba y en silencio admiraron el paisaje.
Por supuesto, el tiempo llego a su fin y tuvieron que volver a la escuela.
Separándose casi al instante en que entraron. Tiradas hacia diferentes sitios por sus obligaciones pero no sin antes aferrarse a la imagen de la otra y darse una sonrisa. Una mirada cargada de algo que hizo dar volteretas a sus estómagos.
Aturdiéndoles hasta que volvieron a ser consientes cuando el escenario que rodeaba a cada una, era muy diferente de lo último que recordaban.
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Un suspiro escapo de Josie mientras no dejaba de mirar hacia atrás mientras se apresuraba por el pasillo alejándose lo más posible del comedor que comenzaba a tener algunas transformaciones menores o marcas de las que tendría. O alejarse de su hermana que realmente parecía un espantapájaros enojado que Rebekah intentaba tranquilizar y por momentos lo hacía, mientras estaba a su alrededor, solo bastaba que le sintiera y Lizzie se relajaba lo suficiente para que nadie temblara de miedo.
Era bueno el sentir en su vínculo. Cálido y casi doloroso. Recordándoles cuanta falta les hacia su mamá pero como usualmente hacían cuando sentían ese malestar, lo ignoraron y se aferraron solo al feliz.
Se alejó tan rápido como pudo.
Instintivamente hiendo hacia el patio lateral mientras una suave sonrisa se hacía presente en su rostro el vínculo con su hermana se hacía a un lado para darle paso al ronroneo en su pecho que hizo tartamudear su corazón y robarle el aliento en el momento en que sus ojos se posaron sobre una cabellera cobriza.
Se mantuvo a un costado casi oculta por las flores que rodeaban la escuela. Muy cerca de la puerta principal por la que había escapado pero que dejo a su espalda. Avanzando pasos distraídamente. El sonido de golpes y gruñidos era seguido por risas escandalosas sin que importara la oscuridad de la noche. No era ningún problema para la manada que jugaba un agresivo pero liberar partido de wickery.
Ver como se movían sin reprimirse era algo sorprendente. Eran veloces, no tanto como un vampiro pero lo suficiente como para que se perdieran cuando tenían campo abierto aunque era raro. Cuando parecía que alguien se escapaba en una carrera de pronto era golpeado con la suficiente brutalidad para que el sonido de los huesos fuera evidente.
El juego era entretenido y reñido pero la atención de la morocha estaba sobre la cobriza que por primera vez jugaba wickery pero conocía bien las reglas y se movía con una agilidad más que sorprendente. Lo mejor, sin duda, era verle por primera vez mezclarse con otros. Ver la comodidad que había a su alrededor sin que tratara de apartarlos y con evidente familiaridad. Desarrollando una familiaridad que le hacia reír con los demás.
-¿Y… Ya tiene pareja?
Salió de su ensoñación con un leve salto y con solo una mirada de reojo vio quien apareció a su lado aunque realmente no tenía que hacerlo. Reconoció la voz al momento, lo que le arranco un resoplido por lo bajo e instintivamente cruzo sus brazos sobre su abdomen en un agarre levemente apretado.
-Realmente no tengo ganas de hacer… lo que sea que estés haciendo, Penélope –. Soltó con firmeza.
La bruja se encogió de hombros con su usual sonrisa pícara que Josie sabía que tenía –No estoy haciendo nada. Solo me pregunto hasta cuando seguirás sin dar el paso.
Enseguida sacudió su cabeza sonriendo forzadamente un poco a la vez que se encogía –N-no sé de lo que hablas…
Penélope la miro de reojo y suspiro por lo bajo –Claro que lo sabes… –. Sus ojos se centraron en la cobriza que seguía jugando. Endureció su semblante y apretó sus puños –Lo has sabido desde que llegue aquí hace cuatro años y lo he sabido desde hace tres, así que fingir ignorancia no funcionara conmigo.
Los labios de Josie se abrieron levemente a la vez que volteaba hacia la morena que no le miraba –Pen…
Volteo a verle y negó sonriendo un poco –No. Está bien, Jojo.
La culpa lleno a la morocha haciéndole encogerse un poco más. Intentando huir comenzó a andar hacia el muelle, o quizás solo le hizo sentir peor el estar viendo a la cobriza.
Penélope se mantuvo a su lado sabiendo lo que trataba. Conociéndole lo suficiente como para saber que le hacía sentir incomoda. Soltó un pequeño resoplido risueño que realmente no era tan animado como quería pero aun así sonrió –No lo voy a negar, cuando me di cuenta enloquecí y estúpidamente trate de competir… no sé… –. Se encogió de hombros –Quizás a mi yo de ese tiempo le consolaría la existencia de su vínculo pero ahora yo solo… lo entiendo, sabes.
A la vez, voltearon a ver a la cobriza que corrió y con todas sus fuerzas tacleo a Jed con el que rodo por el césped para al final dejarlo bajo ella. No lo sometió más que unos segundos y se puso de pie en cuanto se cercioro de que estaba en control, y le ofreció la mano. Sonriendo con leve burla solo hasta que este acepto su agarre y se rio sonoramente mientras se quejaba del golpe.
-¿Cómo no enamorarte de ella…? –. Soltó la morena sonriendo con suavidad al ver a la loba fijarse entre jugadas que todos estuvieran bien –Si es perfecta para ti…
Sin borrar su gesto volteo hacia Josie que estaba sin palabras ante el o sus palabras. Ignorando como está mantenía apretada su mano con todas sus fuerzas al lado contrario. Una dolorosa muestra del malestar que oprimía su pecho.
Penélope dio un respingo alejando lo más posible su malestar de su voz a la vez que le miraba con incredulidad –Eso me lleva a mi pregunta. ¿Por qué no le has pedido que sea tu acompañante…? O mejor aún, tu novia.
La morocha bajo su mirada y negó –No es tan fácil…
-No lo es… ¿Enserio? –. Soltó con clara incredulidad molesta –Jo, literalmente comparten un ancestral y único vínculo que dice que son perfectas la una para la otra ¿Qué…?
-Justo por eso –. Dejo ir Josie con cierta brusquedad –¿Quién dice que lo que siento…? Toda esta intensidad y locura, dulzura, estupidez… Necesidad… No es todo producto de la magia –. Le sonrió con tristeza y ojos húmedos llenos de confusión y molestia hasta desesperación por toda la inseguridad que le impregnaba –¿Quién dice que todo lo que me da, no lo es…?
Penélope dejo de sonreir y se acercó para encararle ahora que se detuvo casi sobre el muelle. Posando sus manos sobre sus brazos que froto con firmeza afectuosa –Sus miradas… –. Sonrió con labios apretados y se encogió de hombros –Tan simple como eso… No sé cómo, no espera, supongo que tiene que ver con su carácter solitario, pero Hope siempre te ha mirada así. Como si fueras la flor más hermosa del mundo y la única ante ella… Como su sol personal que le hace iluminarse apenas te ve cruzar.
-Hope siempre te ha mirado como tú la miras a ella cuando crees que nadie te ve.
Josie le miro aturdida y trato de hablar negando con un poco con torpeza en su movimiento y su mirar pero no logro que ningún sonido fluyera.
-No tengas miedo y acéptalo –. La morena le apretó un poco –Porque te doy mi palabra, esa cachorrita es tuya. Y lo sé porque literalmente me lanzo hasta el otro lado de un aula con su propia mano luego de que rompí tu corazón –. Josie se sorprendió y quiso preguntar pero Penélope negó –Historia divertida para otro día. Ahora solo importa inspirarte para que te atrevas –. Le sonrió con dulzura mirándole a los ojos –Atrévete, Jojo.
-Una de ustedes tiene que dar el primer paso, y apuesto que no será la alfa, así que te va a tocar confiar en todo lo que sientes, lo que te muestra y lanzarte. Porque si no, vinculo o no, se pueden perder y eso sería muy triste –. Deslizo sus manos hasta tomar las de la morocha que estaba sumida en sus pensamientos con su mirar caída. Les dio un apretón haciendo que sus ojos se encontraran –Es tu media naranja. Tu alma gemela y vale la pena correr el riesgo, no crees.
Josie sonrió con algunas lagrimillas escapando de sus parpados.
Penélope las atrapo con caricias en sus mejillas donde sus manos se detuvieron. Acunándole el rostro mientras le miraba con dulzura y sentía como su corazón se rompía lentamente aunque sonreía –No le tengas miedo, Jojo. El amor está ahí solo debes tomarlo…
La morocha se lanzó a sus brazos y le aferro con fuerza, escondiéndose entre sus cabellos y soltando un suspiro suave. La bruja se sorprendió y se congelo por un segundo pero pronto reacciono a retornar el agarre, rodeando con naturalidad su cintura a la vez que se relajaba escondiéndose en su hombro y cerro sus ojos tratando de silenciar sus recuerdos.
-Tú y tú directa forma de decir las cosas…
-Es un don –. Susurro con presunción en su voz.
Josie sonrió –Lo extrañe… te extrañe, Penny.
La bruja apretó su agarre y trato de sonreír aunque sus ojos se estaban llenando de lágrimas pero las mantuvo con todas sus fuerzas –También te extrañe, Jojo.
Se perdieron en el momento.
En la bella imagen que ofrecían con los leves reflejos del cercano lago les daba gracias a la luna cercana que parecía enorme aunque no estuviera completamente visible. La nieve en los árboles y el suelo tintineaba con pequeños toques de color iluminando un poco más la tierra apenas visible en algunos sitios o el inicio bosque aledaño.
Ignorando el mundo aunque esté aún les percibía con demasiada claridad.
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Rebekah se removió en su cama con cierto malestar. Sintiendo que algo no era como debía ser, y al principio lo atribuyó al próximo evento que no estaba por completo en sus manos. No es que desconfiara de Lizzie para que fuera estupendo pero las limitaciones a las que les obligaba el tacaño director, no eran de su agrado pero no era eso lo que rondaba en su cabeza sin dejarle acurrucarse cómodamente en los brazos de su esposo.
No. Había algo más que no le dejaba perderse entre sus sueños y entonces lo noto.
Un sonido lejano pero no tanto dónde se suponía que debía reinar el silencio.
Dio un resoplido pequeño antes de deslizarse cuidadosamente fuera del agarre de Marcel que frunció su ceño pero no despertó. Se cercioró de ello antes de ponerse de pie, calzarse sus mullidas pantuflas y cubrir su camisón de seda en negro con una bata del mismo material que se amoldó a su figura de una manera exquisita al ser amarrada alrededor de su cintura.
Abandono su habitación y con pasos delicados y muy silenciosos recorrió el pasillo como si fuera una pasarela. Bajando por las escaleras con sus dedos apenas rozando el pasamano en una pose elegante que había desarrollado y perfeccionado a lo largo de los años.
Deteniéndose en el marco de la cocina. Sonriendo con dulzura casi al instante mientras se recargaba en la madera ladrando levemente su cuerpo. Cruzando sus brazos sobre su pecho con la misma delicadeza con la que sus ojos recorrieron el perfil de su sobrina.
Iluminado solo con la luz del monitor de su computadora que delineaba perfectamente cada línea y la dureza en ellas. Dándole un pequeño vuelco cálido ante las similitudes que siempre encontraba sin buscar y que eran tan magníficas como dolorosas. Su hermano estaba ahí. Su mejor amiga estaba ahí con clara nitidez y hasta Elijah en el sutil movimiento de su nariz arrugándose también existía.
Nunca podía dejar de maravillarse con las vidas que su sobrina mantenía. Los recuerdos y la nostalgia que despertaba con simpleza.
Hope suspiro pesadamente y empujó a un lado la computadora. Recostándose en la isla de mármol sin dejar de ver la pantalla con su ceño levemente fruncido aunque esto fue ignorado por su tía que elevó sus cejas al enterarse de lo que hacía tan tarde en la noche.
La mujer se acercó sin tratar de ocultar su presencia aunque dudaba que su sobrina fuera ajena a ella, y al llegar a su lado dejo que sus dedos se deslizaran por sus cabellos ondulados y algo alborotados luego de su carrera.
La cobriza cerró sus ojos y suspiro con comodidad ante el cálido toque que se mantuvo por silenciosos minutos que le llenaron de consuelo.
-¿Estás segura? Cariño –. No pudo evitar preguntar Rebekah, en apenas un susurro.
Hope abrió sus ojos que instintivamente volvieron a fijarse en la pantalla brillante y dejo ir un nuevo suspiro profundo tan cargado del sentir en su pecho que casi le asfixiaba.
-No… –. Susurro con voz profunda que apenas pudo pasar por el nudo de su garganta –Pero supongo que eso lo hace correcto…
La imagen que vio horas atrás volvió a saltar frente a sus párpados. Haciéndole fruncir más el ceño mientras apretaba sus dientes y se negaba a gruñir, maldecir o lo que fuera tanto como lo deseaba. Justo como en aquel momento en que tuvo que obligarse a callar.
-No puedo atarla…
-Pero ya lo está –. Dijo su tía sin dejar de jugar con su cabello. Sintiendo la tristeza que está destilaba y tanto de silenciaba dejar ir.
-No. No lo es…
Rebekah suspiro y se acercó el medio paso que le alejaba del cuerpo de su sobrina para poder rodearle entre sus brazos. Llevarle a qué se ocultara en su pecho mientras le apretaba maternalmente intentando protegerle aunque sabía que no podía. No en esto.
Hope se aferró a ella con fuerza que poco a poco se iba incrementando mientras luchaba por no dejar que la humedad en sus ojos oscurecidos humedeciera la seda.
Mientras los ojos claros de su tía recorrían la pantalla luminosa con dudosa renuencia a las palabras, las posibilidades.
"Gracias por confiar tu futuro en nosotros.
La universidad de New Orleans ha aceptado tu aplicación."
