La sensación cálida y sobrecogedora volvió a estremecer su ser.

Esa extraña sensación de confort que desde hace días llevaba en aumento junto a la soledad y tristeza que bien sabia de dónde venían y que nunca le abandonaban. No desde hace años aunque sin duda se habían acallado por la presencia de cierta morocha, o quizás no les había sentido por estar tan enfocada en ella.

El solo pensar en que las cosas volvieran a su normalidad le desanimo pero por fortuna, el silencio o el imaginario sentir de una caricia jugando con sus cabellos le dieron consuelo.

Se concentró en la sensación de esos dedos cálidos y alargados que se perdían entre sus mechones. Que parecían intentar formar una trenza, o al menos eso era lo que le decían sus recuerdos.

Lo que fuera no importaba.

Permaneció inmóvil asegurándose de no perderlo mientras sus dedos chasqueaban a un lento ritmo. Un latir calmo y descuidado en el que apenas liberaba magia.

-¿Qué opinas? ¿Te gusta más el azul o el verde? –. Pregunto Marcel arrancándole de su ensoñación.

Hope dio un pequeño respingo ante eso para luego dejar ir un suspiro desanimado. La caricia se fue y mientras se enderezaba en su asiento no pudo evitar darle una mirada molesta a su hermano.

-El que sea está bien.

-¡No es cierto! Necesito el que combine mejor, lo demás se verán como basura –. Se defendió el moreno casi ofendido.

-¿Para qué? Lo va a ignorar y realmente no es como si fuera una sorpresa lo que vas a darle.

-Claro que lo es.

-Son joyas. Siempre le das joyas en navidad –. Dijo con sonrisa burlona.

Marcel iba a responder, o al menos a intentarlo pero término dejando caer sus hombros a la vez que se le escapaba todo el aire de su cuerpo –Ya sé… pero ¿Qué se supone que se le da a la mujer que lo tiene todo…? Estúpida fortuna familiar.

Mascullo con rencor lo último.

Hope sonrió un poco y había estado a punto de responderle pero se obligó a apretar los labios y mirarle con tristeza. Solo había una cosa que su tía deseaba más que todo el universo, y era imposible.

Su hermano le vio de la misma forma sabiéndolo bien –La inmortalidad está sobrevalorada.

-Lo es… –. Dio un pequeño asentimiento –Pero encontraremos la respuesta, ya verás. Tienes a las mejores brujas en ello –. Le sonrió un poco y choco sus hombros con cierta fuerza.

El sonrió y rodeo sus hombros con su brazo –No tengo dudas, después serán insoportables.

-Y no podrás quejarte ni un poco –. Afirmo sonriendo con arrogancia.

Rodo sus ojos aunque nunca dejó de sonreír para luego lanzar el moño, que básicamente hacia desaparecer su mano, hacia su espalda. Desechando la idea con una mueca.

-Tienes razón. No es como si el estuche no fuera obvio.

Hizo una leve mueca y meneo su cabeza –Quizás puedas, no sé, planear una búsqueda del tesoro o algo así.

Su hermano frunció su ceño por un momento para luego comenzar a asentir con una sonrisa más animada –Eso no suena tan mal. Me gusta. Podría ser a nivel mundial.

-Nop. Quiero pasar navidad con mi tía.

Se encogió de hombros y asintió –Si. Está bien… Conseguiré una caja con cerradura de rompecabezas o jugare en el cementerio local. Lo que sea más divertido.

Hope sonrió enseguida –Por más divertido que suene el ver como se volverá loca contra la caja, no quiero que asuste a mis amigos así que mejor el cementerio.

Marcel sonrió con ternura al también imaginar la escena de su esposa contra la caja –Tan encantadora.

La imagen era idéntica en sus mentes. Rebekah destrozando la caja con una gran piedra luego de tres intentos, pero sin duda la forma de verle no era igual.

La cobriza elevo su ceja sonriendo forzadamente sin encontrar el encanto. Hasta que la imagen se deformo y le mostro a Josie con un lindo puchero pronunciado y mirada concentrada, y fue entonces que su sonrisa fue casi idéntica a la de su hermano.

-Quizás para su cumpleaños… –. Susurro para sí misma.

-¡No me robes las ideas! –. Se quejó el moreno enseguida.

-Fue mi idea y solo es un préstamo que te costara un favor en el futuro –. Soltó con arrogancia y sonrisa orgullosa ante el gruñido de su hermano.

-Suficiente –. Este se levantó con ceño fruncido y comenzó a andar hacia la pared cubierta de armas frente a ellos –Vamos a jugar un rato mientras te escondemos.

La cobriza dejo ir un suspiro –Por favor, aguanta mucho.

-Tranquila, no dejare que te claven los colmillos.

-Puedo defenderme sola –. Mascullo molesta mientras elegía una espada de una mano imitándole.

El dejo ir una risa falsa –Oh. Si, claro. Por eso parecías un cervatillo arrinconado hace un rato.

Ella gruño en respuesta haciéndolo soltar una carcajada. Provocando un refunfuño bajo mientras rodaba los ojos y apretaba su agarre en el mango del arma afilada que lucía tan tentadora para atravesarle.

-Usemos escudos. Hace mucho no lo intentamos.

Acepto el objeto entregado sin pensar. Deteniéndose antes de ajustar los amarres alrededor de su antebrazo izquierdo que reviso en silencio con el ceño levemente fruncido.

-¿Qué pasa? –. Pregunto Marcel al verle.

-El vínculo… las barreras eliminaron el hechizo de ocultación de tía Freya –. Dejo ir un suspiro profundo –Hace mucho que no lo había visto…

Su mente se perdió en la sensación firme y cálida. Concentrándose en sentir el flujo de magia y el potente pulso de Josie que le robo un ronroneo a su lobo. Disparando la necesidad de tenerle entre sus brazos, de sentirle.

El sintió el cambio en su cuerpo y sonrió levemente –¿Cómo es?

Dejo ir un suspiro tembloroso a la vez que sus ojos se cerraban y se obligaba en volver y permanecer en el sótano –Como un cable grueso de metal enrollado con firmeza desde mi dedo meñique hasta mi pecho…

-Y… ¿Cómo se siente?

-Poderoso. Delicado –. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro –Magnifico… Reconfortante. Enloquecedor… Es todo y nada… Perfecto.

Marcel amplio su sonrisa aunque su ceño se frunció por un momento –¿Enloquecedor?

-Si… es como sí Josie estuviera sosteniendo mi mano y como no está solo me hace desear que lo haga –. Explico a la vez que volvía a mirarle ladeando un poco su cabeza.

-¿Qué es? –. Pegunto al verle girar su mano.

-Ya no es tan nítido… Solo hasta la muñeca, de ahí hacia arriba es casi transparente –. Susurro.

Marcel amarro su escudo y ella le imito aunque no dejaba de ver el vínculo debilitado. Sintiendo cierta ansiedad y aumento en la necesidad de correr hacia la sifón y no dejarle ir pero se negó a ello aunque su mirada se clavó en la entrada con intensidad.

-El hechizo debe estar por terminar –. Dijo este irrumpiendo en su vista. Casi bloqueándole el paso hacia la entrada.

-Si… –. Soltó sin animo aferrándose a su espada a la que miro intentando concentrarse en lo que fuera.

-Ahora entiendo porque vuelves a usar tu mascara.

-¿Mascara? –. Pregunto confusa.

Marcel asintió a la vez que retrocedía algunos pasos sin darle la espalda y elevaba su arma –Si. Esa de no quiero nada y no importa. De no lo necesito, estoy perfecta sola.

Hope fue endureciendo sus facciones y le miro amenazantemente a la vez que elevaba su arma un poco pero le apuntaba claramente.

-Así que… ¿Vas a luchar o qué? –. Pregunto su hermano con sorna pero evidente significado.

-No lo entenderías –. Mascullo.

-Pues entonces explícame, porque desde donde lo veo solo eres una estúpida cobarde.

Un gruñido bajo escapo de la cobriza antes de lanzarse al ataque provocando que sus aceros chocaran atronadoramente pero ni eso quito la sonrisa del rostro de Marcel que sin miedo le enfrento.

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Uno de los tantos salones en la parte trasera de la mansión se convirtió en un vestidor de lujo a merced del hermoso paisaje invernal con la nieve blanca cubriendo el jardín y la copa de los arboles pero aun permitiendo un toque de color en las cosas que mostraban a cualquiera de lo que se trataba. Todo claro desde los ventanales que casi eran la pared por completo haciendo que la luz fuera perfecta para su objetivo.

Grandes espejos de cuerpo entero se encontraban a su lado, levemente ladeados para que la luz iluminara sin problemas al usuario pero no arruinara la imagen a sus ojos o los demás. Al otro lado, hileras y más hileras de telas de todos los tipos con los colores perfectos para la época adornaban casi de un extremo a otro.

El vestidor construido con gruesas cortinas rojas permitía la visión de un clásico desordenado y pequeño de los años victorianos aunque la realidad era otra con espacio suficiente para un sofá, una pequeña tarima y un espejo completo. Mientras que afuera había una pasarela que iba por el centro de la habitación dejando en la parte trasera escaleras y más escaleras donde la mitad era para mostrar zapatos y la otra junto a la ventana, las joyas que aprovechaban la luz para engrandecer su belleza aunque no fuera necesario.

Todo ello dejo sin palabras a las mellizas, que aturdidas entraron al sitio y giraron sin saber bien en que fijarse mientras el movimiento de tener todo listo seguía por algunos momentos más hasta que termino y la multitud desapareció dejando solo a Allison con dos de sus ayudantes a su lado.

Rebekah se acomodó en un alargado sofá semicircular frente a la pasarela y soltó un suspiro cansino. Elevando su mano que enseguida estuvo ocupada por una copa de champagne que la única mesera del sitio proporciono en silencio así como desapareció.

Allison se acercó con paso seguro y sonrisa amplia al ver como las chicas sin palabras comenzaban a tener la confianza para rondar el sitio.

Al menos Lizzie lo hizo y arrastro a su hermana con ella. Ninguna sin saber realmente donde fijar su atención así que como niñas iban de un lugar a otro en cuanto algo les llamaba.

La morena se dejó caer junto a la rubia a la vez que una copa ya le era ofrecida y que tomo sin pensar.

Les miro de reojo pero el reflejo de la seriedad era obvia en su rostro –Parecen amables...

Rebekah les miro con afecto y una suave sonrisa –Son maravillosas.

Al sentir la calidez irradiando de la rubia, le miro con intensidad tratando de hallar alguna debilidad en el sentir. Enfrentándose pronto a un frio y protector semblante, tan firme y seguro que pronto le debilito hasta hacerle sonreir con simpleza.

-¿Algo que deba saber? –. Pregunto cómo sí la anterior lucha no hubiera ocurrido.

-Mantenlo juvenil –. Rebekah miro hacia las chicas y volvió a sonreir ampliamente al verlas maravilladas por los diamantes –Y cuidado con Lizzie, tiene pasión por las joyas como yo.

Allison siguió su mirada y no pudo evitar sonreir al ver como la rubia luchaba por elegir un solo anillo para cada dedo -Sin lugar a dudas.

-Y cuidado con Josie –. Sus palabras guiaron la atención de la diseñadora hacia la morocha que tranquilamente pero con grandes ojos miraba cada detalle en cada joya que llamaba su atención –Es de Hope.

La sonrisa se fue desvaneciendo conforme su rostro volvió hacia Rebekah y le miro con cierta fiereza por un momento pero al ver la calma en sus ojos, inhalo profundo y suavizo su semblante. Sonriendo suavemente por un momento.

-Debidamente anotado.

-Bien, porque odiaría que te destrozaran porque no sabes comportarte –. Dijo Rebekah con burla.

-Oh. Eso no cambiara. No lo ha hecho en más de 100 años pero estoy segura que sobreviviré a un poco de juguetona furia canina –. Sonrió arrogante a la vez que llevaba su copa hasta sus labios y daba un sorbo.

Rebekah soltó una carcajada asintiendo para luego imitarle y beber de su propia bebida.

Josie dejo la emoción del momento y miro hacia puerta deseando ir y buscar a la cobriza. Hablar con ella y quizás tomar su mano, esperando que eso bastara para calmar la inquietud de su interior aunque sabía que no era muy posible.

Unió sus manos sobre su vientre y apretó en secreto. Luchando por no derrumbarse y llorar ante la frustración. Gritar ante el enojo de todo lo que iba mal y la desesperación de no poder arreglarlo.

Quería arreglarlo.

Necesitaba arreglarlo.

Pero simplemente no sabía cómo, o para empezar que había ido mal. Solo la frialdad en su pecho era clara. Y a cada segundo más que pasaba se volvía más envolvente hasta que lo sintió entre sus huesos.

Y el vacío fue claro.

El silencio ensordecedor en su pecho le robo una dolorosa exclamación silenciosa.

Y miro con más intensidad hacia la puerta. Pensando en correr tras ella aunque no supiera a donde o porque se había ido.

Lizzie tomo su mano y la apretó llamando su atención. Mirándole con ojos cargados de preocupación que vagamente intento apaciguar con una sonrisa forzada y tan falsa que ni siquiera se sorprendió de que su hermana o quien fuera no la creyera.

Quizás sintiendo su necesidad le aferro con un poco más de fuerza y le guio hacia los vestidos. Apartando de su vista la puerta que tanto le llamaba. Convenciéndole con su mirada de quedarse a su lado. De que después podía ser el mejor momento.

Y le creyó.

Le creyó simplemente porque no tenía las palabras para decir lo que quería decir porque simplemente no sabía que decir.

Se dejó aferrar y le siguió. Moviéndose solo para convencerse de no haberse congelado en el sitio. Y miro sin mirar. Solo estando por estar.

-¿Deberíamos…? -. Pregunto Allison a voz alta y tono animado.

Bebiendo el ultimo sorbo de su copa que entrego a la mesera en cuanto se puso de pie y comenzó a andar hacia las chicas. Notando enseguida como solo una le esperaba con excitación clara. Toco el brazo de la morocha. Girándole para que su atención volviera a los vestidos en lugar de Rebekah que le miraba con curiosidad.

Sabiendo lo que había pasado. Suponiendo lo que sentía, la Mikaelson no pudo evitar preguntarse y probar que su confianza no era en vano. Queriendo asegurarse antes de permitir un daño mayor y ayudar en infringirlo, que eso sería más que peor.

Quizás Klaus fuera el vengativo impulsivo pero sabía bien que Hope era la silenciosa rencorosa. Y después de tanto, jamás podría ella misma perdonarse por dañarle.

-Comencemos contigo –. Soltó Allison mirando hacia ella.

Claramente escaneándole de pies a cabeza con una falsa y seca sonrisa amable que no inspiro nada en la sifón más que tensión.

Allison tomo su mano y le guío hacia el vestidor con una sonrisa amable. Entrando por un costado desde donde aún eran visibles las filas de vestidos y su hermana.

-Hora de quitarte la ropa –. La morocha salto un poco con ojos entrecerrados con malestar. No claro si por la petición o solo la diseñadora que ni se inmutó. Le soltó y saco de su bolsillo una cinta –A tomar medidas.

Ella asintió sin real convicción y obedeció con cierta renuencia bajo la atenta mirada de la morena que golpeteaba su mentón con su delicado dedo. Asintiendo conforme la piel se iba exponiendo.

En silencio, Josie subió a la pequeña tarima y Allison no dudo en acercarse. Acomodando sus extremidades para que los números anotados por uno de sus asistentes fueran más que exactos.

Lizzie entro al vestidor siguiendo la fila de vestidos. Fingiendo estar en su mente dándoles la espalda pero en secreto tratando de asegurarse de que su hermana no destruyera a la morena que trabajaba en silencio.

-Listo –. Dijo pronto volviendo a sonreírle –Tienes un cuerpo maravilloso... Espero que no tengas prejuicios contra lo ajustado porque sin duda planeo explotarlo. Si. La imagen está viniendo a mí.

Su tono perdido fue obvio pero la morocha no se detuvo en ello. Apresurándose a tomar su ropa y volver a usarla.

Allison suspiro al verle –¿Siempre eres tan animada al elegir vestidos?

-¿Tendré elección? –. Pregunto secamente sin voltear.

-No realmente –. Soltó con sinceridad encogiéndose de hombros sin realmente lamentarlo.

-Eso imaginé. Da igual, no –. Respondió con tono mordaz que sacó una sonrisa de la diseñadora.

-Calma, Jo –. Dijo Lizzie intentando reprenderle a lo que su hermana solo rodó los ojos haciéndole bufar.

Volteo hacia la diseñadora que juguetonamente le señalo la tarima con un movimiento de su cabeza. La rubia asintió y comenzó a quitarse la ropa.

-Lo siento por ella. Solo está malhumorada por culpa del felpudo. Nada personal –. Dijo con una sonrisa casi angelical.

Allison negó sonriendo –Oh. Eso explica mucho. Los Mikaelson tienden a provocar eso pero te daré un consejo.

Josie volteo a verle con un pequeño puchero serio, ojos entrecerrados y tan poca amabilidad en su mirar que cualquier otro se hubiera alejado entendiendo el mensaje pero por el contrario la morena se acercó.

-Escapa ahora –. Dijo con simpleza provocando que la morocha se tendrá enseguida y le mirada con dureza –No me mal entiendas. Amar a un Mikaelson es magnífico pero también la peor sensación. Cada uno tiene fantasmas a su espalda que no saben controlar o soportar, y sí no puedes lidiar con ello –. Borro su sonrisa suave y le miro con fiereza y cierto toque despectivo –Sera mejor que te des por vencida ahora antes de que sea peor. Para las dos, quiero decir.

Su semblante volvió a cambiar a uno amable aunque sus ojos no perdieron su seriedad y amenaza sutil.

Josie apretó sus puños y su puchero aumento conforme su ceño se fue frunciendo con mayor firmeza. Lizzie vio la lucha de miradas en silencio sin saber exactamente qué hacer o decir. Dejando ir un suspiro cuando su hermana dejo ir un bufido despectivo y salió del vestidor a toda velocidad.

Respirando profundo con fuerza y enojo concentrado en su magia que cimbraba bajo su piel. Chocando con Rebekah que miraba con fiereza hacia el vestidor pero cuando sus miradas se unieron le sonrió con suavidad.

Acomodo sus cabellos en una delicada caricia y le miro con pesadumbre –Me gustaría decir que no tiene razón pero no mentiré –. Le rodeo entre sus brazos desprendiendo un sentimiento maternal que ayudo a la bruja a calmar su enojo y dejar que sus lágrimas se acumularán –Los fantasmas que le siguen, duelen a cada segundo. Y cada que se permite ignorarlos lo suficiente para disfrutar la vida, le pesan un mundo cuando regresan. No lo controla y no sé si algún día podrá hacerlo. Son parte de quién es...

Josie se recargo en su hombro. Cubriendo sus ojos. Dejando que sus lágrimas caían ante la sola idea pero no le sorprendió. Solo le dolió que tuviera que dolerle pero no le atemorizó.

Y dejando que sus lágrimas fueran tomadas por la blusa de la mujer, tomo una decisión y no se permitió llorar más.

oooXoooXooo

El sonido de la espada chocando contra la mesa seguido por un estruendo algo más ruidoso del escudo. Marcel se detuvo por un momento mirando las armas y sonrió sutilmente con su atención puesta en su hermana que tenía la espada y rodilla clavada en el suelo mientras respiraba agitadamente con su mirada perdida.

Gruño por lo bajo al moverse incomodo con un tajando ensangrentado en su espalda que ardía mientras comenzaba a alejarse –Con todo lo que dijiste... lo que te hace sentir... Pensé que valdría lo suficiente para que lucharas por ella.

Hope le vio partir en silencio. Mirando hacia su espalda mientras se alejaba aunque su mirada no estaba en su ser. Concentrándose en un punto en la oscuridad del pasillo por unos instantes para luego bajar su mirar y encontrar su vínculo que brillaba en un hermoso tono carmesí.

Trato de ignorarlo mientras desataba el escudo que sin cuidado abandono en la única mesa del lugar. Hizo una leve mueca ante el corte en su costado pero siguió su camino con sus ojos sin poder alejarse de su mano.

Siguiendo cada hilo que se aferraba a su piel con firmeza, que quizás si fuera corpóreo le causaría daño aunque dudaba que le importara. Amando la suave sensación que le apretaba, realmente recordándole a ir de la mano con la morocha. Una sensación que no tenía la fortuna de haber conocido demasiado pero sí lo suficiente como para que no pudiera apartarle de su cabeza.

Al entrar al oscuro pasillo, sus sentidos fueron despertando.

Siendo el primero su olfato que le hizo estremecer y apretar su puño ante el cargado aroma a sangre fijada en la piedra. Lo suficientemente potente para hacerle caer sus hombros y mirar con tristeza el hilo rojo mientras recordaba quien era y lo que ello traía.

Siguió andando. Intentando hacer a un lado la sensación en su hombro de un toque que parecía quererle hacer voltear pero se negó sin ánimos y acelero su paso deseando solo dejar el sitio atrás. Sintiendo con claridad cuando su piel se erizo al comenzar a cruzar por las barreras.

El tirón se desvaneció como si le dejara ir. Sus pasos se detuvieron al momento, no queriendo que le abandonara. Con duda, volteando a su espalda. Mirando la oscuridad con tristeza.

Pasos firmes llamaron su atención pero se negó a girar. Sintiendo que si lo hacía, aquello que le acompañaba le dejaría por completo y eso en el fondo le aterraba pero la atracción que causo el perfume que le envolvió. Bloqueo la sangre y ansiedad para hacerle notar y caer en la presencia de Josie que se acercó mirándole con seriedad.

Su mano, un poco oculta por su cuerpo, se escondió mejor sutilmente al ir a su espalda. No deseando que la viera. Insegura de que tal vez mostrara todo lo que sentía.

Cuanto sentía, y que esto le presionara de alguna manera.

Y entonces se dio cuenta que no quería ver el vínculo en Josie.

No quería saber lo dispar que sin duda seria.

No quería volver a sentir como su corazón se rompía aunque ya sabía la verdad.

Así que dio unos pasos más y termino de pasar las barreras, tensándose ante el golpe de la magia a la que no le costó acostumbrarse aunque presiono su ser en todas las direcciones. Dejando ir un suspiro. Viendo de reojo su mano de vuelta a la normalidad.

-Hope.

Regreso su atención a la morocha y le miro con amabilidad –¿Terminaste de elegir tan pronto?

-Si. No... Solo me tomaron medidas y luego me ignoraron. Debo regresar a probar opciones en un rato –. Respondió por inercia aunque algo aturdida por la pregunta inesperada.

-Mhmm... –. La cobriza siguió su camino siendo seguida –Hablare con tía Rebekah para que se calme. Enloquece un poco con eso de encontrar el vestido perfecto y se olvida que no es para ella.

Josie se encogió de hombros –No. Está bien. Es lo mismo que ir de compras con mamá y Lizzie, y se está divirtiendo.

-Lo imagino –. Sonrió tranquilamente y saco su teléfono del bolsillo de su pantalón –Pero prefiero algo que te haga sonreir a ti y no a ellas –. La sifón le miro de reojo con una pequeña sonrisa oculta –Le enviare un mensaje a Ally para que controle la situación.

Enseguida la sonrisa en la bruja se desvaneció y entrecerró sus ojos con dureza viendo como el número era fácilmente encontrado –¿Quién es ella? ¿Y por qué tienes su número?

La atención de la cobriza estaba en el aparato así que no vio el malestar en la morocha aunque escucho la dureza en su voz. Algo que no le sorprendió conociendo el gusto, y facilidad, de la mujer para molestar a los demás.

-Amiga de la familia... ahm. Ex de Kol... parte del linaje de tía Rebekah...

-Ahora entiendo porque no me agrada. Team Davina por siempre –. Refunfuño haciendo reír a la loba.

-Tengo algo de dudas sobre la elección de Lizzie –. Soltó juguetonamente –Es asesora de imagen de clientes muy exclusivos y diseñadora reconocida... es su tipo de persona.

Comenzaron a subir las escaleras mientras Josie dejaba ir un bufido lleno de desagrado.

-Si. Es su tipo. Le llamo ángel.

Hope rio por lo bajo negando un poco –Por supuesto que lo hizo… pero es genial cuando la conoces.

-No quiero y tú… –. Volteo a verle con seriedad –¿Qué tan bien la conoces?

Abrió la puerta de su habitación y le dio el paso a la vez que se encogía de hombros –De toda la vida. Siempre ha estado a cargo de nuestra ropa... nada llega a nosotros sin pasar por su inspección.

-¿Inspección?

-De moda, maldiciones y venenos. Lo básico –. Dijo tranquilamente –Es muy protectora. Es familia aunque tía Davina no la soporta mucho.

-Estoy con ella.

Refunfuño por lo bajo pero con un poco menos de molestia.

Con una pequeña sonrisa animada al conocer un poco más del lado privado de la loba, y por supuesto, el saber que solo le veía como familia.

Sacudió su cabeza al recordar porque le había buscado.

Se irguió tan alta como era e inhalo profundo llenándose de valor.

-Hope –. Soltó con seriedad que se desvaneció de su rostro al verle quitarse la blusa. Enseguida corrió a su lado y sin pensar toco su piel –¿Qué paso?

La loba hizo una pequeña mueca ante su tono preocupado –No es nada. Estábamos jugando con espadas.

La bruja hizo un hechizo sin tomar magia de ella pero la cobriza sintió claramente como salía del vínculo. Mostrándole cuanto le había asustado, y eso no le gusto.

-¿Por qué no se ha curado?

-El sótano tiene barreras anti-magia... –. Se giró un poco y llevo su mano hacia la mejilla de la morocha que se recargo en el toque. Le guio para que dejara de ver la herida y se concentrara en su mirar suave –Jo. Está bien. No es grave, con mi habilidad y tú hechizo en unos segundos desaparecerá.

Josie le miro con un puchero –¿Duele?

Un pequeño resoplido escapo por su nariz mientras luchaba por no derretirse ante la ternura que el sifón destilaba. Le sonrió suavemente –No. Ya no... Hiciste que el dolor se fuera.

-Bien –. Susurro. Vio como la herida comenzaba a cerrarse para luego volver a perderse en los cobalto que le miraban curiosos mientras ella cerraba su agarre alrededor de su cintura y le acercaba sin problemas –Eso me trae a lo que quería decir.

-¿Qué es…? –. Pregunto ladeando su cabeza.

Robándole una pequeña sonrisa a la bruja que se aclaró un poco la garganta y volvió a la seriedad.

-No voy a dejarte. No me vas a apartar y si no quieres decirme que te tuvo tan molesta, está bien. Pero nos vamos a acurrucar hasta que te sientas mejor y eso no está a discusión ¿Entendido? –. Soltó casi gritando aunque poco a poco fue perdiendo algo de seguridad pero no se detuvo.

Ignorando la sonrisa suave que rompía el rostro de la cobriza, o como había hecho tropezar su corazón

Hope dio un pequeño respingo risueño para luego sonreírle con dulzura –Si alfa.

La morocha dio un pequeño saltillo sorprendida por el tono firme pero pronto sonrió feliz –Bien. Ahora, a la cama.

Josie soltó su agarre pero enseguida tomo su mano. Apretándola con firmeza, robándole un suspiro silencioso, mientras le conducía hacia la gran cama en el centro de la habitación. Descuidadamente se quitó los zapatos y la loba le imito.

Siguiéndole en su ascenso por el lecho hasta que se acomodaron sobre las almohadas. Girándose para mirarse y acercarse hasta que la morocha le tuvo por completo al alcance de sus brazos, compartiendo su calidez.

-Lamento haberte lastimado –. Susurro mirándole a los ojos intentando mostrarle la culpa y arrepentimiento que se arremolinaba en su pecho.

Josie le miro con dulzura por un momento aunque el siguiente se concentró sus cabellos que cepillo con sus dedos lentamente en una caricia que atravesó su ser hasta el lobo que ronroneo –Esta bien –. Se encogió un poco de hombros –No estas acostumbrada y me preocupo demasiado.

-No es excusa –. Dijo con firmeza. Sin desear ser alguien más que menospreciara su forma de ser que ella tanto adoraba –Disculpa. No quería pero explote un poco.

Quizás lo pudo sentir. Quizás lo entendió pero la más joven no pudo evitar sonrojarse un poco ante lo que su mirada le ofrecía. Sintiendo su pecho tartamudear y su estómago caer.

-Olvídalo. Te perdono –. Soltó casi rehuyendo de la intensidad del cobalto. Encogiéndose un poco en su sitio pero a la vez acercándose un poco más.

Hope soltó un suspiro y dejo caer su mirada mientras su mente se apartaba.

La morocha noto el cambio en las facciones y voz, e instintivamente se acercó más hasta que casi le escondió en el hueco de su cuello y su aliento acaricio su piel. Abrazándole con firme ternura y preparándose para soportar lo que fuera que le aquejaba como si fuera una herida propia.

No.

Ver esa tristeza en sus ojos era su propia herida.

Ignorando como su calor. Su aroma que se impregno lentamente en la oscuridad ayudaba tanto en la cicatrización del corazón de la cobriza que sonrió apenas un poco pero volvió a mirarle directo a los ojos. Permitiéndole entrar en su oscuridad sin miedo.

Sabiendo bien que podía soportarlo aunque para aprender eso. Confiar en ello, le costaba. No por Josie sino por ella misma. El miedo a que le despreciara.

-Esta época me pone de mal humor. La alegría de todo… yo… me hace enojar…

Se obligó a decir antes de que el miedo la silenciara. Sintiendo como su pecho se oprimía y sus deseos de cerrar los ojos lo eran todo pero no se lo permitió, queriendo ver con claridad el cambio en las facciones o lo que fuera que la sifón le diera.

-Porque sientes más la ausencia de los que faltan.

Las palabras le llegaron con facilidad a Josie a sus labios a la vez que una calidez le impregnaba sin saber bien de donde o a quien pertenecía pero lleno tanto su pecho que hizo brillar hermosamente el tono caoba en su mirada que jamás se apartó de la cobriza que asintió en silencio encogiéndose un poco en su sitio.

Le sonrió un poco tratando de animarle y acuno su mejilla a la vez que su rostro se acercó un poco más mientras la loba cerraba sus ojos disfrutando de su calidez –Es normal pero no te aísles. Aun sí solo quieres gritar o golpear algo, solo, déjame estar ahí para ti.

Josie unió sus frentes a la vez que sus ojos se cerraban. Permitiéndose envolverse y disfrutar de todas las sensaciones que el estar tan cerca de la cobriza le traía. Y como ella, Hope se perdió en todo el sentir que acelero su corazón torpemente.

-No quiero molestar –. Logro susurrar.

En el mismo tono, la voz de la morocha le respondió –No lo haces. Quiero estar a tu lado y cuando termines abrazarte para recordarte que no estás sola.

-No lo estoy. Te tengo

La seguridad fue más que tangible en todo el ser de la cobriza y vibro por su vínculo hasta estremecer a la morocha que en silencio reafirmo el sentir con su semblante, y su propia manera de sacudir la conexión impregnándola con aun más calidez.

Hope deseo tanto besarle.

Probarle con acciones cuanto confiaba en ella y no solo con palabras aunque creía que su sentir ya mostraba lo suficiente pero a la vez le parecía tan insuficiente para Josie.

Deseo darle más.

Darle todo.

Y por un segundo sus ojos se clavaron en sus labios pero al siguiente la razón detuvo el movimiento en su ser aunque no por completo. No podía por completo.

Lo necesitaba.

La certeza de tenerle, o quizás de pertenecerle fue demasiada y el deseo de acción todavía más así que no pudo evitarlo y al menos permitió que sus labios se unieran con la frente de la morocha que dio un suspiro tembloroso.

-Siempre –. Susurro contra su piel.

Josie sonrió suavemente –Siempre y para siempre.

Un respingo risueño y silenciosamente encantado escapo de la cobriza que volvió a mirarle a la vez que se dejaba apretar entre los brazos de la morocha. Dejándose llevar hasta que esta le oculto contra su pecho e inhalo profundo por instinto mientras su lobo se regodeaba, al igual que su alma.

O la misma sifón que le apretó y respiro su perfume con una sonrisa, depositando un beso en su frente aunque sus labios deseaban hacer contacto con otra parte de su ser por lo que al acomodar su mejilla contra sus cabellos, un puchero le acompaño junto a una brillante mirada atontada.

-Mhmm… eso incluye cuando sea tu turno con Allison –. Soltó de la nada con severidad.

-Por supuesto –. Afirmo por inercia sin entender por qué del tono aunque supuso que solo era la poca animosidad que ya se había ganado la mujer. Realmente tampoco le importaba, ella aceptaría lo que fuera que quisiera la morocha con tal de robarle unos minutos de su presencia –Espero que eso evite un poco su acoso.

-Oh. Lo hará… o la asare a fuego lento –. Dijo con firmeza.

Hope sonrió tontamente –Tu dulzura me matara algún día.