Chelmey no terminaba de creer la historia que le estaban contando Emmy y el profesor. Si se la hubiera contado otra persona, probablemente no les habría creído. Pero el profesor Layton no era ningún alborotador, era una persona de confianza, que había ayudado a la policía a resolver muchos casos, tanto a él como a su cuñado.
Así que tomó buena nota de sus palabras y lo comunicó a central. Layton estaba seguro de que los periódicos no tardarían en hacer eco de aquello. Se preguntaba si eso era justo lo que Amy quería. Había hecho un gran espectáculo.
Aunque tampoco es que pudieran acusarla de matar a Katrielle, debido a que la persona que estaba describiendo no dejaba de ser la niña que estaba sentada con él mientras tenían aquella conversación. Layton sabía que los viajes en el tiempo eran posibles… y la idea de que le hubieran arrebatado a un ser querido por segunda vez, le aterrorizaba.
Por otro lado, como Emmy le dijo cuando salían, esta vez estaban hablando del futuro, y no del pasado… lo que les daba más posibilidades. Katrielle seguía con vida, a su lado, y eso implicaba que no tenía por qué acabar siendo la jovencita que habían visto morir en el fondo del falso Londres.
— Bueno, ya lo hemos notificado… supongo que eso cubrirá su ausencia por estos dos meses… — Señaló Emmy. — ¿Qué debemos hacer ahora? ¿Alguna pista sobre Amy?
— Ella se ocupará. — Sentenció Layton.
— ¿Qué quieres decir, Papá? — Katrielle aferraba su oso de peluche en aquel momento. Estaba con el miedo en el cuerpo aún.
— Si está tan empeñada en que caigamos en su juego… querrá llevarlo a su escenario… y se asegurará de que sepamos dónde es.
— Como hizo con el futuro Londres. — Asintió Emmy. — Ella nos guio a todos allí…
— ¿Pero no sería mejor intentar encontrarla nosotros? — Señaló Katrielle. — Pillarla desprevenida.
— Un caballero debe ser paciente, Katrielle. Confía en mí. Debemos esperar nuestro momento y, entonces…
— Tendremos que darle la vuelta a la tortilla. — Emmy sonrió, con expresión confiada. — No importa cuanto sepa de ti. Estoy segura de que te ha subestimado.
— Me halagas, Emmy. — Layton negó con la cabeza. — Pero no debemos tomárnosla a la ligera.
Los siguientes dos días fueron un completo silencio. Pero fue bueno para que el profesor recuperase todas sus facultades. La noticia de la reaparición del profesor Layton se hizo eco, pero él no dio demasiados detalles a los periodistas. Katrielle no se separaba de él, casi parecía darle miedo que desapareciese repentinamente.
El primer indicio del siguiente movimiento de Amy llegó en el correo… y no fue nada sutil. Un sobre con tres entradas para un espectáculo de magia… su propio espectáculo de magia. En Montedore.
— Creo que le ha arrojado el guante profesor. — Emmy se cruzó de brazos. — ¿Nos ponemos en marcha? ¿Está seguro de que no quiere llamar a la policía?
— Sí a las dos cuestiones, Emmy. — Respondió Hershel. — Pero llamaré a Randall. Hace tiempo que no hablamos.
— ¿Podremos pasar la tarde en su casa? — Katrielle sonrió. — Siempre me ha gustado pasar el rato con la tía Angela.
— No creo que les suponga un problema, Kat. — Sonrió Layton. — El espectáculo es esta noche… Ve a tu cuarto a prepararte.
Emmy observó a Kat irse a su habitación antes de atreverse a dar un largo suspiro. Había algo que le llevaba dando vueltas a su cabeza desde hacía bastante tiempo.
— Profesor, aún no he tenido tiempo de darle las gracias.
— ¿Por qué, Emmy?
— Por confiar en mí, después de lo que le hice. — Reconoció, mordiéndose el labio.
— Emmy, sé lo que hiciste y por qué. No te culpé entonces, y sigo sin hacerlo. Por la familia… podemos hacer estupideces.
— Supongo que sí… — Reconoció Emmy.
— Por eso mismo quiero pedirte algo, Emmy. — Hershel se mostró serio. — Te pido que lo entiendas si hago algo por mi hija que crees que no debiera.
— Profesor… Puedo entender que haría cualquier cosa por proteger a Katrielle. Apenas es una cría… — Emmy sonrió. — Me recuerda mucho a Luke, ¿Sabe? Ese afán de investigación… y ese talento que claramente ha heredado de usted…
— Es una chica muy especial, sí. — Admitió él. — Pero me parte el corazón ponerla en peligro de esa manera.
— Pero ella es justo como usted, profesor… — Sentenció Emmy.
— No me quito de la cabeza lo que vimos en aquella celda.
— Eso no va a ocurrir… — Reflexionó Emmy. — Aquella Katrielle no le tenía a usted.
El traqueteo del Laytonmovil, de camino a Montedore, no parecía molestar a Katrielle, que se había dormido plácidamente en el asiento de atrás. La ciudad se encontraba ya muy cerca.
— Usted ya estuvo en aquella ciudad bajo Londres, ¿Cierto, profesor? — Layton asintió. — Y también estuvimos aquí en Montedore, cuando sucedió el incidente de la máscara del caos.
— Amy parece querer llevarme a lugares en los que ya he vivido algunas de mis aventuras.
— ¿Por qué querría?
— Me hace pensar que su motivación para vengarse tiene que ver con esas aventuras. — Sugirió Layton.
— Sigues sin tener idea de quién, es…
— Ni la más mínima… Pienso que, si hubiera visto a alguien como ella, me acordaría… no es precisamente discreta.
Emmy estaba de acuerdo. Si había algo que podía decir sobre Amy sin miedo a equivocarse era que quería que la mirasen todo el tiempo. Su peinado, su ropa, su actitud. Sólo le faltaba llevar un cartel de neón con su nombre a rastras.
En cualquier caso, no iban a resolver sus dudas sobre la misteriosa mujer simplemente divagando. Estaba claro que iban a tener que aproximarse más a ella. Emmy no dejaba de pensar que había desperdiciado el tiempo en el que la había tenido cerca.
Layton negó, como si hubiera leído sus pensamientos, y se encaminó hacia la mansión Ledore. Angela, Randall y Henry estaban particularmente contentos de verlos. El último se acercó a Layton pasado un rato.
— ¿No te encanta cómo sonríe, Hershel?
Henry estaba mirando a Angela, que mantenía su mano unida a la de Randall mientras conversaban con Emmy. Layton sólo sonrió y asintió, acercándose a sus viejos amigos. Emmy sí que se mantuvo un poco al margen, apoyada en el balcón, mirando hacia el exterior. Podía ver la plaza… y en ella, el escenario en el que Amy iba a hacer su espectáculo de magia.
— Tú tampoco te la quitas de la cabeza, ¿Verdad?
— Kat… Pensaba que ibas a pasar la tarde con Angela…
— Sí, pero… no dejo de pensar en Amy. — Negó. — Me siento tonta… no suelo equivocarme con la gente.
— Kat, eres joven… tienes tiempo de sobra para aprender a distinguir a la gente que no es de fiar… Nadie es infalible en eso… ni siquiera tu padre.
— ¿Lo dices por ti?
— ¿Te conto eso?
— Os escuché hablar antes. — Kat se encogió de hombros. — Y no creo que mi padre se equivocara contigo.
— Claro que se equivocó… estaba tramando a sus espaldas todo el tiempo…
— Pudo no ver lo que tramabas… pero sí vio cómo eras en el fondo…
Emmy apartó la mirada. Kat había tocado en un asunto sensible. Estaba claro que Layton y Kat veían en ella a una buena persona, pero ella no estaba tan segura de ser digna de esa confianza.
Tomaron una cena ligera antes de dirigirse a la plaza del pueblo. Henry había avisado a las autoridades locales por si acaso. Lo cierto es que, aún a pesar de que Layton no hubiera querido involucrar a Scotland Yard en el asunto, Henry no permitiría que las cosas se saliesen de control.
Randall parecía casi emocionado ante la perspectiva de ver a la prestidigitadora en acción. Él mismo había sido el caballero enmascarado, así que se preguntaba si podrían llegar a sorprenderlo después de ver lo que él mismo había sido capaz de hacer durante sus "prodigios."
Casi toda la ciudad de Montedore se había reunido frente al escenario para observar el espectáculo. El escenario permaneció en silencio durante los primeros minutos, en completa quietud hasta que un foco se proyectó a uno de los edificios cercanos.
Amy se encontraba allí de pie, con su elegante traje blanco impoluto y su fedora. Llevaba un antifaz negr0, pero aun así, pero era imposible confundirla. Randall se estremeció.
— Ese traje me trae malos recuerdos. — Susurró.
Layton no pudo evitar el paralelismo con los prodigios que había llevado a cabo su amigo cuando fue el caballero enmascarado. Amy empezó a andar… por el aire. Y eso provocó que Layton se estremeciera.
Comenzó a bajar lo que parecían unas inexistentes escaleras hasta llegar al escenario. Layton se esforzó, pero no logró ver los hilos que sabía que la debían estar conectando a alguna grúa o dispositivo oculto. Amy se posicionó en el centro de la plaza y, ante los aplausos del público, comenzó con su número.
Amy parecía saberse todos los trucos clásicos, y alguno más. Pero era, sin duda, el empaque del número era lo que más llamaba la atención de la gente. Amy era carismática y conseguía que la gente la atendiera en todo momento. Algo tan manido como sacar una paloma de una chistera parecía más espectacular con la sazón adecuada.
— Y para mi siguiente truco… Necesitaré a un voluntario.
El dedo de Amy iba a apuntar directamente hacia el grupo de Layton. Algo que él ya había anticipado. Su dedo estaba a punto de detenerse sobre Angela cuando alguien de entre el público se acercó en primer lugar y se subió al escenario.
— Vaya, qué valor. — Amy sonrió. — Porque no nos dice su nombre, caballero…
Antes de que su interlocutor pudiera hablar, Amy continuó.
— Aunque agradecería que antes de hacerlo, se quitase esa máscara que lleva… debe ser muy pesado tratar de moverse con ella.
— Vaya… veo que tiene buen ojo… — Respondió el hombre.
— No soy fácil de engañar… así que… si me disculpa.
Layton empezó a forjar una sospecha que terminó de cumplirse cuando la figura se cubrió con una capa al quitarse la máscara anodina y ponerse otra en su lugar. Jean Descole. Su hermano mayor. Que en aquel momento no dudó en sacar una espada de debajo de su capa y atacar a Amy.
— Vaya, que momento tan intenso… y yo sin una tubería. — Amy tomó su bastón y, tal y como había hecho en la celda, desplegó la espada oculta y la giró en la mano. — No se alarmen, todo esto forma parte del número.
— ¿Están compinchados? — Emmy apretó los puños.
— Lo dudo. — Layton mostró una seriedad total al respecto. — Descole tenía intereses personales conmigo… jamás involucraría a otros por voluntad propia.
— Amy no debe querer que nadie más intervenga. — sugirió Angela.
Lo cierto es que, mientras hablaban, los dos contendientes habían empezado el duelo a espada. Y Amy… estaba sonriendo. Lo que provocó que Descole, que aparentemente estaba furioso de base, se pusiera aún más en guardia.
— Ya empezaba a pensar que no ibas a venir… Un duelo a espada con Jean Descole… hacía tantísimo tiempo que quería hacer esto.
— ¿Esto es un juego para ti? — Bufó él, provocando que las dos espadas se quedaran clavadas, momento en el que pudieron mirarse fijamente.
— Uno en el que me lo estoy pasando muy bien, de hecho… — Sonrió Amy. — Sabía que vendrías corriendo en cuanto supieras que había secuestrado a tu querido hermano…
— No sabes nada sobre mí. — Exclamó Descole, rompiendo el bloqueo para tomar algo de distancia.
— Sé muchas cosas sobre ti… Jean… ¿Prefieres Desmond… o quizá… Hershel?
— Que sepas un puñado de nombres no significa que me conozcas. — Descole escupió las palabras mientras la embestía en una estocada.
Amy dio un salto para levantar la pierna, pisar su espada y golpearle con el codo. Descole tropezó y cayó entre en público.
— Y con esto, querido público, hemos terminado por esta noche. Espero que hayáis disfrutado… volveremos a vernos mañana.
Chasqueó los dedos y una intensa humareda llenó el escenario antes de hacerla desaparecer. Descole se incorporó y trató de huir, pero Layton no tardó en seguirlo. Descole siempre había sido un gran maestro del escapismo, pero estaba malherido por su combate con Amy, así que terminó arrinconándolo en un callejón sin salida.
— No creas que me has vencido, Layton… — Exclamó, llevando la mano al mango de su espada.
— No tengo ninguna intención de vencerte, Descole. — Layton se cruzó de brazos. — Sólo quiero que me respondas a una pregunta.
— ¿Qué pregunta?
— Lo que te dijo Amy sobre el escenario… sobre el motivo de tu presencia aquí… ¿Es cierto?
— ¿Qué vine para protegerte? No seas ridículo. — Descole apartó la mirada. — Sólo yo puedo vencerte. Nadie más.
— Eso no pareció importarte cuando me enfrenté a Don Paolo.
— Ese simple no valía mi tiempo, ni el tuyo tampoco.
— He intentado localizarte desde que ocurrió el incidente con Bronev. — Le expresó Layton. — Ni siquiera pude darte las gracias por tu ayuda.
— ¿Por qué deberías agradecerme nada? Tú sólo fuiste un peón en mi plan.
— Te diré lo que creo, Descole. — Layton se cruzó de brazos. — Creo que Amy tenía razón, sí que te molesta que alguien me haya tenido secuestrado… sí que estás enfadado con ella. Porque eres mi hermano y te preocupas por mí.
Descole no contestó.
— Ya hemos colaborado antes. — Añadió Layton. — Y algo que tengo muy claro es que valoras mi talento tanto como yo valoro el tuyo.
— ¿Dónde quieres llegar, Layton?
— No tienes que decirme tus motivos si no quieres… pero estoy seguro de que quieres averiguar qué pasa con Amy tanto como yo. — Extendió la mano. — ¿Querrías hacerlo juntos?
