Mi ángel.

Capítulo 1: Introducción al caos.

Valentino había sido muy ingenuo al pensar que podría ir a sacar a Angel Dust del hotel, así como si nada.

A pesar de que siguió trabajando para él en el estudio, Angel pasaba demasiado tiempo metido donde la princesa Morningstar y eso no le gustaba para nada, ¿acaso esa perra ya había olvidado quién era su dueño?

No quería admitirlo, pero estaba paranoico de estar perdiendo control sobre él, temía que su mina de oro se le pudiera ir de las manos. Tenía que darle una lección para que recordara su lugar y esta vez no hubo poder en el Infierno capaz de convencerlo de no ir y sacarlo así fuera a rastras de ese estúpido hotel, así que eso estaba dispuesto a hacer cuando llegó ahí, no le importó si tenía que derramar algo de sangre en el proceso, aunque estaba demasiado confiado de que eso no sería necesario, Angel no dejaría que la princesa se metiera a tratar de defenderlo y además de ella, no había nadie en ese sitio que le generara alguna preocupación, ni siquiera el Demonio de la Radio, luego de la derrota de este a manos de Adán, ninguno de los V's lo veía como una amenaza.

Al llegar ahí, para su sorpresa, fue recibido por la Princesa y la pareja de ésta, quien de inmediato se puso a la defensiva empuñando su lanza al verle; Charlie, por otro lado, se tensó al momento en que Valentino se plantó delante suyo, sabía que no era una buena señal que ese demonio hiciera acto de presencia y consideraba sumamente peligroso para sus huéspedes que él estuviera ahí.

— ¡Hey! ¿Puedo…? ¿Puedo ayudarte en algo? —Preguntó Charlie, tratando de apaciguar cualquier ápice de ira en su inesperado visitante.

—De hecho, sí, Princesita, vine a recoger algo que me pertenece y que quiero de regreso —Respondió Valentino con una sonrisa retorcida y ese tono pasivo agresivo que intentaba enmascarar sus violentos deseos—. Dile a mi pastelito de ángel que vine a buscarlo porque tiene que volver al trabajo.

—Oh… —Charlie desvió un poco la mirada, su suposición había sido correcta— Bueno, no creo que Angel se pueda ir en este momento porque aún no acabamos nuestra sesión del día y los huéspedes tienen que concluir con las actividades planeadas…

Valentino entrecerró los ojos ligeramente mientras su sonrisa se volvía más grande, mostrando su afilada dentadura de forma hostil.

—Creo que no me has entendido, rubiecita preciosa… No pregunté si Angel se puede ir, te estoy diciendo que vine por él y que va a irse conmigo.

—Y ella te dijo que no, eso tampoco es negociable —Intervino Vaggie, poniéndose en frente de Charlie, con aire amenazante.

—Niña, ¿crees que me intimidas con esa lanza celestial? Pfff… No creas que no nos enteramos del secreto para matar ángeles… Una bala sería mucho más rápida que tu ataque…

Tras escuchar aquello, Charlie apartó a Vaggie para protegerla y miró a Valentino bastante molesta.

—Suficiente, quiero que salgas de mi propiedad —Demandó ella con bastante seriedad—. Mientras Angel esté dentro de mi hotel, tiene toda la protección de la familia Morningstar, así que, como Princesa del Infierno, te ordeno que te vayas.

Valentino soltó una risotada denigrante ante las palabras de la rubia, cosa que no hizo más que avivar el enojo de ésta. Ese tipo estaba cruzando un límite que no estaba dispuesta a permitir que nadie traspasara.

En ese momento, detrás de ambas chicas apareció una sombra y de ella salió Alastor, el cual enarcó una ceja al darse cuenta de quién era el intruso.

— ¡Vaya, pero qué sorpresa! ¿Qué te ha traído a visitar el territorio del Demonio de la Radio? —Cuestionó con una sonrisa divertida.

—Vine por lo que me pertenece, así que apártate de mi camino o te volaré la cabeza, a ti y a todos los que quieran entrometerse —Y dicho eso, extrajo de entre su abrigo una pistola, la cual se notaba que había sido modificada con acero celestial.

Ante la acción amenazante, Alastor frunció el ceño e hizo aparecer varias sombras con el fin de proteger a las chicas y atacar a Valentino, aunque Charlie no quiso quedarse atrás y dejar al demonio de rojo expuesto al peligro, por lo que, al momento en que la polilla disparó la primera bala (que terminó impactando contra uno de los ventanales cuando Alastor la esquivó), la princesa se transformó en su forma demoníaca e invocó su tridente para poder pelear.

— ¡Vaggie, pon a salvo a todos adentro! —Le pidió a su novia, quien, con algo de preocupación por no poder acompañarla en la pelea, accedió y se dirigió al interior del hotel.

La joven ángel se volvió sobre sí misma un momento y lo último que vio fue a Charlie y Alastor lanzarse para atacar, mientras que Valentino sacaba una segunda arma.

Corrió tan rápido como pudo y llegó al salón principal del hotel, donde los huéspedes se encontraban haciendo las actividades del día, aunque ahora estaban notablemente preocupados por el bullicio que se escuchaba en el exterior.

— ¿Qué está pasando allá afuera? —Preguntó Niffty.

—Nos atacan, necesito que todos vayan a una zona segura —Indicó Vaggie, ante lo cual los presentes se miraron preocupados.

— ¿Y ahora quién es el pendejo de turno? —Inquirió Angel, sin entender por qué el hotel parecía ser el lugar favorito de cuanto descerebrado había en la ciudad para ir a joder.

Vaggie no respondió, sabía que, si le decía que se trataba de Valentino, Angel querría salir a tratar de pacificar su furia para que dejara en paz a Charlie y a los habitantes del hotel.

Sin embargo, no hubo necesidad de decirle nada, pues él mismo se percató de quién se trataba cuando miró a través de las ventanas la nube rojiza que empezó a rodear el edificio.

—No me jodas… —Murmuró con la voz temblorosa y una expresión de temor en su rostro, aunque luego algo en su cabeza hizo click y supo entonces que, quien se encontraba luchando afuera, era la Princesa— ¡PUTA MADRE, NO! ¿En qué carajos está pensado Charlie? ¡Tengo que detenerla antes de que Val la lastime!

En el momento que se dispuso a salir del hotel, Husk lo tomó de uno de los brazos para impedirlo.

—No, Angel, no salgas —Le dijo él, bastante serio.

—Angie, el pendejo de Valentino no es rival para Charlie —Señaló Cherri Bomb—, si sales a ponerte en medio, vas a complicar las cosas.

—Además Alastor está con ella, no te pongas en peligro, ese tipo puede lastimarte y entonces Charlie no podrá luchar contra él —Explicó Vaggie—. Lo mejor que puedes hacer para ayudarla es quedarte aquí, seguro.

— ¡P-P-PERO ES QUE USTEDES NO LO ENTIENDEN! Valentino tiene armas celestiales, ¡puede matar a otros demonios con una bala en el lugar correcto! —Angel comenzó a respirar agitadamente y se llevó una mano a la cabeza, mientras Husk lo mantenía sostenido por el otro brazo— ¡Además puede drogarlos con ese puto humo de mierda! ¡Ustedes no conocen a Val, él es muy peligroso!

—Nosotros también lo somos —Rápidamente intervino el gato demonio.

— ¡Matamos unos putos ángeles exorcistas, Valentino no es nada en comparación! —Exclamó Cherri, yendo a interponerse entre Angel y el camino hacia la puerta principal.

El demonio araña seguía bastante inseguro y ansioso, le preocupaba mucho Charlie, pues si bien sabía del gran poder que ella poseía, también sabía lo inocente e inexperta que era para pelear y pensaba que Valentino podía sacar ventaja de eso, incluso si Alastor estaba ahí para respaldarla.

En ese momento se escuchó un espantoso estruendo afuera y el suelo pareció vibrar ligeramente; también se oyeron detonaciones de las pistolas de Valentino, cosa que hizo crecer la angustia de Angel.

— ¡Déjenme salir! Me voy a ir con él para que detenga todo esto, por favor, déjenme ir —Trató de forcejear, pero Husk lo sujetó con firmeza y Cherri se le unió— ¡Cherri, Husk, suéltenme ya! ¡Val vino por mí, este problema es sólo mío, dejen que yo lo resuelva antes de que lastime a Charlie!

— ¡Deja de ser tan jodidamente necio, Angel! —Alegó una irritada Cherri y luego miró a Husk—, oye, ¿y si salimos y matamos a ese pendejo?

—Tentador —Replicó el gato demonio—, pero tenemos que cuidar que Angel no haga algo impulsivo.

Angel siguió forcejeando para que lo soltaran y Vaggie miró con preocupación a los otros huéspedes presentes, que parecían estar bastante asustados.

—Los nuevos, vengan por acá —Les indicó— Niffty, ayúdame a llevar a los demás al sótano y no salgan hasta que vayamos a buscarlos.

— ¡Cómo digas! —Exclamó la pequeña cíclope y comenzó a caminar rumbo al sótano, mientras que los huéspedes la seguían rápidamente.

Vaggie soltó un suspiro y luego se dirigió hacia donde estaban Angel, Husk y Cherri.

—Angel, en serio tienes que parar. No le des a ese tipo lo que quiere, eso sólo dejará a Charlie muy preocupada —Le explicó bastante seria—. Necesito que vayan los tres al sótano junto con los demás para que estén protegidos, si ustedes están a salvo, yo puedo ir a ayudar afuera con la pelea, no me puedo ir hasta asegurarme de que no correrán ningún peligro.

Angel le dio una mirada triste, no quería que la Princesa ni nadie de sus amigos saliera perjudicado por defenderlo.

—P-Pero… Es que Charlie… No puedo dejar que la lastimen por mi culpa…

—No olvides quién es el padre de Charlie, si ella estuviera realmente en peligro, Lucifer ya habría aparecido —Respondió Vaggie—, tranquilízate, ponte a salvo.

— ¡Escucha a Vaggie! Hay que ir con los demás —Le apoyó Cherri.

—Angel, ya vámonos, no me hagas tener que cargarte como un costal —Espetó Husk.

La demonio de cabello rosáceo y el felino llevaron a la araña una vez que dejó de oponer resistencia para seguirlos. No estaba muy seguro de si estaba tomando la decisión correcta, jamás se podría perdonar que sus amigos salieran heridos o mucho peor sólo por defenderlo, sentía que no valía tanto la pena como para llegar a eso, aunque el ver a tantas personas preocupadas por protegerlo le hacía replantearse ese pensamiento.

— ¿Por qué dejan que se arriesgue por mí? Incluso si yo no volviera, podrían conseguir fácilmente a cualquier otro tonto que ocupe mi lugar en este hotel —Murmuró Angel.

—Ella no es el tipo de persona que reemplaza a sus seres queridos, deberías saberlo ya —Replicó Husk—, además, tú no eres reemplazable para ninguno de nosotros.

—El capitán Pepe Grillo tiene razón —Afirmó Cherri—, no hay forma de que puedas ser reemplazado en la vida de ninguno de nosotros, Angie.

—Eres valioso e importante para todos aquí, espero que en algún momento puedas verte como nosotros te vemos y no como lo que Valentino te ha hecho creer que eres —Concluyó el gato demonio, ante lo cual el rostro de Angel se puso muy rojo y sus ojos se llenaron de brillo.

Una vez segura que ellos estarían a salvo, Vaggie fue a prisa hacia el exterior, donde Charlie seguía librando el acalorado combate.

— ¡No te vas a llevar a Angel! ¡¿Crees que no sé cómo lo vas a tratar cuando hayan salido de aquí?! —Prorrumpió la rubia, furiosa— ¡Antes podías hacer lo que quisieras porque él estaba indefenso, pero ya no más! ¡Angel nos tiene a todos nosotros para protegerlo de sabandijas como tú!

Valentino trataba de contener la sangre de una profunda herida que la joven le había hecho en el hombro y parte del pecho con su tridente, lo cual le estaba dificultando un poco el evadir las sombras de Alastor. Se dio cuenta entonces que su impulsividad le estaba costando bastante caro, la suerte no estuvo de su lado ya que no tenía a Angel cerca para usar su integridad como chantaje, no había podido prever cómo se darían las cosas y ahora podía comprobar lo dispuesta que estaba Charlie a proteger a ese demonio, además de que estaba pagando el precio de haber subestimado a Alastor y sus alcances por defender ese lugar y a sus habitantes.

Aunque no había sido inteligente al momento de ir a meterse ahí, no iba a ser tan estúpido como para seguir jugándose la vida peleando contra la princesa del Infierno y el Demonio de la Radio al mismo tiempo, arriesgándose además a que en cualquier momento llegase Lucifer a arrancarle la cabeza por atreverse a tocar a su hija; pero lo hecho, hecho estaba.

—No puedo perder contra una rubiecita estúpida que piensa que puede resolver todo con cancioncitas cursis — Protestó el demonio polilla en medio de sus jadeos de agotamiento—, mucho menos contra alguien tan insignificante como Alastor.

Charlie dejó de atacar al momento en que Valentino se derrumbó en el suelo sobre sus rodillas, Vaggie se acercó a ella para verificar que todo estuviera en orden; Alastor, por su lado, apresó a su oponente con ayuda de sus tentáculos, desprendiendo una ligera estática.

—Señoritas, creo que lo mejor será que acabemos con este individuo —Sugirió Alastor—. Si lo que quiere es a nuestro huésped estrella, nada garantiza que no volverá después para buscarlo y causarnos más molestias.

—No lo sé, ¿no es algo demasiado drástico…? —Murmuró Charlie, observando como Alastor estrujaba con fuerza el cuerpo de Valentino, juraría que escuchó crujir un par de huesos en ese momento.

—Creo que es bastante adecuado, querida —Opinó el Demonio de la Radio—. No podemos dejarlo ir y dar como mensaje que los Overlords pueden venir aquí, hacer destrozos y luego irse como si nada.

Charlie se quedó bastante pensativa al respecto, a decir verdad, estaba bastante enojada por el trato que Valentino le daba a Angel y por su descaro de ir a destruir el hotel y dañar a quienes lo habitaban, pero antes de que pudiera hacer saber su decisión, un rayo eléctrico salió de una de las cámaras de la calle aledaña al hotel y en un abrir y cerrar de ojos, Vox estaba a un lado de Valentino, con una expresión de absoluta seriedad.

— ¡Vaya! Qué sorpresa, estimado colega —Exclamó Alastor, con un fingido tono de júbilo— Llegas un poco tarde, esta pelea ya se terminó.

—Oh, Alastor, no vengo a pelear, vine a llevar a Val a casa —Aclaró el demonio-televisor.

—Creo que eso no se va a poder, él ahora tiene una deuda que solo puede pagar con su vida, así que tengo que eliminarlo —Explicó el demonio de rojo, ante lo cual Vox frunció el ceño, molesto.

Se tomó su tiempo para analizar la situación, a pesar de su ferviente deseo de asesinar a Alastor en ese momento, no quería que esa situación escalara y acabar muerto junto con Valentino si optaba por atacar, así que, maldiciendo en sus pensamientos el tener que "humillarse" ante ese par por la imprudencia de su socio y amigo, no le quedó opción más que tratar de negociar con Charlie, quien le parecía la más fácil de convencer.

—Estoy seguro de que la Princesa no comparte tu pensamiento, ya que ella cree en las segundas oportunidades, seguramente hay alguna cosa que podamos hacer para que le conceda una a mi estimado socio.

Charlie ponderó al respecto, ¿realmente había algo que ella pudiera querer de los V's?

—No sé, nada me asegura que después no va a querer venir a sacar a Angel del hotel con esta misma actitud agresiva —Respondió Charlie—. Lo único que quiero es que deje en paz a Angel, él piensa que puede tratarlo como un objeto de su propiedad, pero eso no es así, Angel no le pertenece.

—Bueno, en eso te equivocas, Princesa —Declaró Vox—. De hecho, Angel sí le pertenece porque hay un contrato de por medio.

—Aunque si lo matamos, ya no importaría ese contrato —Insinuó Alastor, ante lo cual Charlie abrió los ojos un poco más de lo normal.

Vox sintió nuevamente una oleada de ira recorrerle, por lo que su cuerpo desprendió un par de chispas eléctricas.

—Vamos, Majestad, yo sé que tú eres mucho más diplomática —Dijo, intentando lucir calmado—. Si el problema es ese contrato, Val puede olvidarse de él y romper todo vínculo con Angel de forma permanente.

Al oír eso, Valentino frunció el ceño, molesto.

—N-No digas pendejadas… Vox… No puedes… Disponer de mis putos contratos… A tu maldita voluntad… —Jadeó, pues a pesar del intenso dolor que sentía y la sensación de su propia sangre ahogándolo, no pudo evitar expresar su descontento. Intentó liberarse de las sombras con un movimiento violento, pero sólo consiguió hacerse más daño.

—Cierra tu puta boca, Valentino —Murmuró el mencionado, sin siquiera voltear a mirarlo. Era evidente que se hallaba colérico por encontrarse en esa situación tan patética y no planeaba escuchar lo que a él le pareciera bien o no.

Para Vox esa oferta traería una doble ganancia: conservar sus vidas y deshacerse de esa zorra adicta, que, si bien era una de las principales fuentes de ingresos de los V's, también le resultaba un dolor de cabeza y un estorbo entre él y Valentino.

—Entonces, ¿qué respondes, Princesa? —Cuestionó sin apartar sus ojos de la rubia.

—Mi respuesta es que sí —Contestó Charlie—. Quiero que ese contrato se rompa, que sea destruido y no quede un sólo vínculo entre Angel y ninguno de ustedes.

—Muy bien, ahora sólo dile a tu perro guardián que libere a Val y él deshará el contrato —Indicó Vox, ante lo cual Alastor frunció el ceño, desagradado.

—Al… Por favor, vamos a hacer las cosas a mi manera —Pidió la rubia y el demonio de rojo suspiró ligeramente decepcionado antes de liberar a Valentino del agarre de sus tentáculos, haciendo que este nuevamente cayera al piso mientras intentaba ganar un poco de aire.

Si el demonio polilla hubiese podido adivinar que todo eso terminaría así, quizá habría pensado dos veces antes de cometer semejante locura, bien dicen que la mejor manera de encontrar tu destino es tratando de evitarlo.

Ahora no sólo lo habían humillado, sino que Vox estaba furioso con él por lo que había causado y además tenía que acceder a dejar libre a Angel... Pensaba que aquello no se podía poner peor para él, pero así sería si no cumplía con el trato que su acompañante había puesto sobre la mesa, así que, de mala gana, accedió.

Hizo aparecer el contrato y comenzó a destruirlo.

—A partir de este momento… Angel Dust no me pertenece más —Dijo con la voz entrecortada por el dolor que sentía al tratar de respirar—. Es libre de hacer lo que le venga en gana… Y no tendrá más relación ni conmigo… Ni con la alianza de los V's

— ¿No hay letras pequeñas? ¿Cómo saber que ese es el verdadero contrato y que no hay otro de respaldo? —Cuestionó Vaggie con desconfianza.

—Sólo existe un contrato para cada alma, ese era el contrato de Angel y ahora ya no existe —Aclaró Vox—. Con esto ha quedado saldada la deuda de Val, ¿correcto? Un alma por otra.

—Así es, y como Angel no tiene nada que ver con él ahora, no quiero a ninguno de ustedes cerca de mi hotel ni acosando a mis huéspedes —Advirtió Charlie, con una voz muy seria, bastante extraña de escuchar en ella.

—Si vuelven por aquí o intentan alguna cosa como mandar gente a atacar este territorio, no habrá nada que puedan ofrecernos para salvar sus miserables vidas —Añadió Alastor con su sonrisa ladina y emitiendo más estática que antes.

Esas palabras hicieron enfurecer más a Vox, quien no podía más con tan degradante escenario; mientras se cuestionaba el cómo iba a afectar su reputación el que se supiera lo que había ocurrido ahí, se marchó con Valentino, pensando que pronto tendrían su oportunidad para vengarse de toda esa gente.

Una vez que las indeseadas visitas se retiraron, ambos demonios y la joven ángel entraron al hotel y tanto está última como la Princesa, se dirigieron al sótano para avisarle a los huéspedes que la situación había sido controlada. Charlie fue en búsqueda de Angel para dale la noticia de lo que había pasado.

— ¡Angel! ¡Angel, adivina qué pasó!

Al escuchar la voz de la rubia, el demonio araña se acercó a prisa a donde ella estaba y, sin darle oportunidad de hablar, comenzó a examinar su rostro para asegurarse de que no estaba lastimada.

— ¡Carajo, Charlie! Nunca vuelvas a hacer pendejadas tan peligrosas como esta de nuevo, ¡casi me muero del puto susto! —La regañó casi como si fuera su hermano mayor, ante lo cual Charlie sonrió y lo abrazó— ¿Ya se fue Val…? ¿Qué hiciste para convencerlo de que se fuera?

—No te preocupes por él, de ahora en adelante todo estará bien y nunca más te hará daño, ¿sabes por qué?

Angel negó, no sabía qué esperarse y la intriga lo ponía bastante ansioso. En eso se acercaron Husk y Cherri a escuchar de qué estaban hablando.

—No va a regresar por aquí ni te va a volver a molestar, porque el contrato que tenías con él fue destruido —Le explicó la rubia, ante lo cual la demonio del gran ojo rojo y el felino se sorprendieron de sobremanera, aunque Angel permaneció incrédulo ante su afirmación.

— ¿Cómo hicieron eso? —Cuestionó Husk, aún asombrado por la noticia.

—Oh… Eso no importa, lo importante es que ahora Angel tiene su libertad de regreso —Charlie devolvió su mirada hacia Angel, bastante emocionada— ¿Escuchaste? ¡Eres libre!

— ¿Libre…? —Murmuró el chico de pelaje blanco, aún sin acabar de creerlo.

Ahora, además de Charlie, Cherri y Husk, tuvieron que decírselo varias veces para que acabara de creérselo.

— ¡Eres libre Angel! —Una vez que pudo procesar esas palabras, un brillo llenó su mirada iluminando su rostro con una inmensa dicha, sintiendo que podía empezar a llorar, pero no lo hizo, solo esbozó una sonrisa y por primera vez en décadas, se sintió aliviado, se sintió realmente feliz.