El lunes a la salida de la escuela Inuyasha caminaba a su lado en un silencio muy inusual en él. —¿Sucede algo? Hoy estás muy callado —preocupada, Rin comenzó la conversación.
—¿Mmm? Oye, ¿estás ocupada el sábado?
—De hecho, sí. Voy a dar clases de inglés… a tu hermano.
—¡Qué! —Inuyasha exclamó atónito deteniendo su andar por completo.
—Sí, me dijo que iba a estudiar la universidad en Inglaterra y que le enseñara inglés.
—¡Pero cómo! ¡Qué! O sea, ¿cómo?
—No entiendo...
Inuyasha se veía frustrado, pasó sus garras por su melena y rascó una de sus orejitas —Lo que quiero decir es, ¿cuándo hablaste con él? ¿Cómo sabes qué es mi hermano?
—Ah, pues es que fui a la biblioteca el sábado pasado y lo encontré en el pasillo de libros de inglés. Al principio creí que eras tú, pero me di cuenta de mi error ante la ausencia de orejitas, luego noté que tenía muchos libros en inglés y pues yo inicié la conversación… pasamos todo el día hablando y me pidió que fuera su maestra de inglés.
Su nuevo amigo boquiabierto y mudo dio unos pasos hacia atrás hasta que su espalda chocó con un árbol.
—¿Te llevas mal con él? —preguntó ella un poco preocupada por la reacción.
—Sí, pero no, —Inuyasha pinchó el puente de su nariz como tratando de concentrarse —él no habla, con nadie. No tiene amigos… ¿cómo le hiciste para que hablara?
—Quizá exageré un poco al decir que hablamos todo el día, en realidad yo hablaba y él me escuchaba, de vez en cuando respondía con monosílabos o frases certeras y concisas.
—A mí nunca me ha respondido con "frases certeras", más bien con golpes certeros…
Rin soltó una carcajada.
Inuyasha no pudo evitar sonreír al ver a una mujer reír tan libre y despreocupadamente, era algo que sólo se veía en las películas occidentales, donde las mujeres no siempre tenían que actuar igual a las demás y tapar sus discretas risas con la mano.
—Sabes, aunque no soporto a ese imbécil, en parte me alegra que tenga un nuevo amigo con quien hablar.
—No puedo creer que se lleven tan mal. A mí me pareció una persona sumamente amable y considerada.
—Dioses, ¡détente! El adjetivo "amable" jamás podrá calificar al sustantivo Sesshoumaru, creo que voy a vomitar.
Rin volvió a reír —Detente tú, ya me duelen las mejillas de tanto reír… pero, ¿qué querías hacer el sábado? Tengo libre el domingo.
—Ah, cierto, el sábado... bueno no sé si te gusten estas cosas, pero como eres una mujer muy rarita, pensé que quizás te gustaría acompañarme a una akiya* que se dice "embrujada".
Rin se sorprendió gratamente, nunca imaginó que Inuyasha pudiera estar interesado en lo mismo que ella —¡Me encantaría!, vamos el domingo! No puedo creer que tengamos esto en común, ¡qué emocionante!
Inuyasha no dijo nada, pero la verdad es que a él nunca le había llamado la atención el terror, no podía decirle que en realidad estuvo investigando sobre ella en internet hasta dar con el canal de youtube y estaba usando esa información para poder acercarse más a Rin.
—Pero a qué te refieres con "mujer rarita", yo soy una mujer normal —la voz de Rin lo sacó de sus maléficas maquinaciones.
—Quizá al otro lado del charco, pero aquí las mujeres quieren lucir tiernas, aniñadas, dulces y bueno en general no es bueno resaltar.
—Hmmmm, entiendo, pero he visto a muchos tipos de mujeres aquí también, como la chica de segundo que es campeona de artes marciales…
—Ah, Sango, ella no es de las "normales" de hecho por eso no tiene amigos, su única amiga es Kagome, pero pues Kagome es amiga de todos; por eso me cae mal.
—Oh es verdad, Kagome es de las pocas chicas del salón que no me ha hecho bullying y ¿por qué te cae mal?
—Pues por falsa, yo he visto cómo es en realidad; gritona y enojona, pero solo cuando está frente a mí o Sango. Frente a los demás siempre finge ser linda y perfecta.
—Pero quizás eso es porque con ustedes se siente en confianza de ser ella misma, eso es algo muy lindo, ¿no?
—¡No, no lo es! Ya no quiero hablar de la apestosa de Kagome, nos vemos el domingo entonces. —Sentenció él y reanudaron su viaje hacia la casa de Rin hablando de otras cosas de la escuela.
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Durante la cena Inuyasha estaba más concentrado en cómo evidenciar a su hermano que en el yakibifun, su platillo favorito.
—Voy a salir con la chica nueva el domingo —soltó al aire con la mirada fija en su hermano esperando ver cualquier tipo de reacción en sus facciones, pero fuera de una minúscula alteración en la respiración, no notó nada más.
—¡Ho! —sus padres contestaron al unísono inmediatamente interesados en el tema.
—Vamos a ir a una casa embrujada —continuó molesto al no haber conseguido ni siquiera que su hermano lo volteara a ver.
—No creo que sea un lugar adecuado para conquistar una chica —comentó su padre.
A Inuyasha se le escapó medio camarón de la boca por la impresión —Hey hey, yo nunca dije que la quería conquistar, estoy siendo amable con ella porque sé lo que se siente ser el paria de la sociedad. Además, a ella le gustan las cosas de terror.
—Mmmm —respondieron de nuevo sus papás al unísono con una sonrisita que no le agradó para nada.
Intranquilo, molesto… quizás hasta desconcertado estaba Sesshoumaru al enterarse de que su hermano iba a tener una cita con Rin. Y es que no combinaban en lo absoluto, Rin era tan alegre, libre, inteligente y al mismo tiempo inocente. Por otro lado, su hermano era un bruto, desconsiderado e infantil; la bella y la bestia. ¿Si en Disney funcionaba, en la vida real también? «ojalá que no» pensó.
El sábado a las 9 ya estaba sentado en las mesas de trabajo de la biblioteca, creyó que llegar una hora antes le ayudaría a centrarse, pero no podía quitarse esa sensación de incomodidad ni leyendo a Hegel, quizá si iba por algo más ligero…
Cerró su libro de Fenomenología del espíritu y fue a buscar alguna novela boba que lo entretuviera lo suficiente como para tranquilizarlo. Agarró un best seller de Toshiga, un famoso escritor kitsune alabado tanto entre youkais como entre humanos.
"…era un cúmulo de contradicciones, valiente pero tímida, soez pero tierna, desvergonzada pero antisocial; un juego de maajan*(麻雀) donde estaba claro que perdería y sin siquiera conocer las reglas, desplacé la primera ficha de madera en completa obscuridad…"
«Suficiente» su mente gritó, fastidiado y cerró el libro en la página 30, ni siquiera se molestó en dejar un separador.
Asqueado de tanta cursilería sin sentido, se levantó de su asiento para devolver el cutre libro al ahora bautizado por él "pasillo de las lecturas kitsch". Cuando iba de regreso, ese aroma llegó a su nariz, ella ya había llegado.
—¡Buenos días! —La deslumbrante sonrisa de Rin casi lo deja ciego y contradictoriamente nubló su mente por unos segundos.
Tomó asiento y su cuerpo se relajó de inmediato en presencia de su maestra, estaba a punto de contestar el saludo cuando su mente le recordó que Rin se vería con su hermano mañana. —Mañana te verás con mi hermano —afirmó a secas esforzándose un poco por mantener su semblante neutro, cosa que normalmente no representaba un reto para él.
—¡Sí! Estoy muy feliz porque vamos a ir a una casa que se dice embrujada, nunca me imaginé que Inuyasha y yo compartiéramos el gusto por el misterio —contestó ella completamente ajena a la molestia que él sentía.
Ciertamente no convivía mucho con su hermano, pero lo conocía lo suficiente como para saber que el terror nunca formó parte de sus intereses. —Mmm. ¿Te gusta?
La sonrisa en la cara de Rin se esfumó, ni él mismo supo muy bien por qué preguntó eso, pero era algo que quería saber y no iba a quedarse con la duda.
—No... bueno, es muy lindo, pero no lo conozco lo suficiente como para saber si me gusta.
—No necesitas conocer a alguien para saber si te gusta físicamente.
—Tienes razón, físicamente me gustan muchísimas personas, tú incluido. Hasta Sango me gusta. Pero yo soy de esas personas que no pueden tener algo con alguien si no hay sentimientos de por medio, ¿me entiendes?
—No. —contestó de inmediato, aunque su mente se quedó fijada en la confesión que ella acababa de hacer. Muchas mujeres le habían dicho que él les gustaba, pero siempre esperaban una respuesta por parte de él. Nunca se lo habían dicho así, como si nada y sin esperar nada a cambio.
—¿No? Me imagino entonces que tú sí puedes acostarte con alguien que solo te gusta físicamente, aunque no sientas nada por ella.
—No soy humano, esos sentimientos de "amor" son inútiles en el objetivo de procrear.
—Oye qué interesante, ¿entonces los youkais japoneses no se pueden enamorar? Porque en EUA sí hay algunos que se enamoran y bastante profundo.
El estúpido libro de Toshiga llegó a su mente seguido de la boba sonrisa de su padre cuando contempla a Izayoi. —Algunos débiles sí caen presa de esos sentimientos.
—Jajaja No sé si sea una debilidad o una fortaleza, pero al ver como acabaron mis papás, la verdad es que yo tampoco tengo ganas de experimentarlo en carne propia.
—Hablando de tus papás, ayer dijiste que viniste con engaños aquí…
Rin le explicó todo de su familia, desde que sus papás se conocieron cuando su mamá se fue a estudiar un año a la universidad de Osaka, donde conoció a su papá y acabaron enamorados, para terminar, casándose después de terminar la carrera. También le explicó cómo las diferencias culturales eran demasiadas y ninguno de los dos quería ceder y finalmente la furtiva huida de su papá.
Después de quedarse un rato en silencio analizando toda la situación, se le ocurrió que lo único que podía hacer por ella ahorita, era prestarle su celular, ya para todo lo demás consultaría con el padre de Koga. —Vamos a fuera. —Sin dar mayor explicación, la tomó de la muñeca y la soltó cuando estuvieron en el área verde del edificio. —Toma —dijo extendiéndole el celular.
—No entiendo —contestó Rin confundida, pero aun así tomó el celular que se le ofrecía.
—Llama a tu madre.
Rin se llevó el celular al pecho, tratando de calmar su acelerado corazón y pensar en qué le diría a su madre, ni si quiera estaba segura de recodar bien el número.
Entre que las lágrimas no la dejaban ver bien la pantalla y entre que buscaba la lada para Luisiana perdió unos cuantos minutos, sin embargo, Sesshoumaru nunca la presionó para que se apurara ni hizo algún comentario, simplemente esperó a su lado en silencio.
Después de varios intentos fallidos, la llamada entró y la voz extrañada de su mamá fue como una cobija que cubría su congelado corazón.
—¿Mamá?
—¡Dios mío Rin! ¿Están bien? ¿Les han hecho algo? Dime por favor que todos están bien.
—Mamá, estamos bien, Hiroaki y Hideaki están yendo a la primaria, yo entré a la preparatoria, estamos viviendo con los abuelos y a papá casi no lo vemos, creo que está trabajando en Tokio.
—Yo intenté de inmediato ir a buscarlos a Japón, pero tus abuelos llamaron a la policía y me arrestaron, me dijeron que yo no tenía la patria potestad y no podía acercarme a ustedes, a la semana regresé a Luisiana y aquí me he estado viendo con abogados, pero al parecer no hay casos de éxito sobre padres extranjeros que recuperen a sus hijos una vez que pisan suelo nippon. Pero no me rendiré, te juro que yo no los he olvidado, yo no los abandoné, no sé qué te haya dicho tu padre, pero todo es mentira, ¡no le creas nada por favor!
—Padre dijo que te habías ido con otro hombre y…
—Pero ¡qué otro hombre! Con trabajos tengo tiempo para dormir… Rin, yo te amo a ti y a tus hermanos más que a nada en el mundo, no lo olviden por favor, pase lo que pase yo siempre estaré aquí para ustedes.
—¡Yo sabía que era mentira! Nunca debí subirme en ese avión, perdóname mamá nunca me imaginé que papá nos fuera a hacer esto…
—No te preocupes mi amor, todo estará bien, Voy a planear otro viaje a Japón y espero verte pronto.
Rin estuvo un poco más hablando con su madre, hasta que finalmente le dijo que ese celular era de un amigo que se lo había prestado y que quizá la llamada fuera a salir cara, así que le colgaría, pero que cualquier cosa estarían en contacto.
—Muchas gracias Sesshoumaru, no sabes lo feliz que me has hecho. —Con lágrimas de desconsuelo le devolvió el teléfono y lo abrazó, sabía que estaba mal, que no debía andar por ahí tocando japoneses sin su permiso, pero en ese momento realmente necesitaba un abrazo o estaba segura de que caería al suelo, ya después le pediría perdón a Sesshoumaru por su atrevimiento.
Para su grata sorpresa, una mano cálida se depositó en su espalda.
*Akiya: Casas vacías, abandonadas.
*Yakibifun: Fideos de arroz, con camarones, carne de res, pimiento, zanahoria, cebolla entre otras cosas.
*Maajan(麻雀): es un juego de mesa de origen chino medianamente popular entre los japoneses, sobre todo los mayores.
