El jueves en la madrugada Sesshoumaru estaba leyendo uno de los libros que le recomendó Rin sobre cultura inglesa, cuando otra vez escuchó los gritos de horror de su hermano. Los días anteriores lo había ignorado, pero hoy parecía el pretexto perfecto para echárselo en cara. Se levantó y se dirigió al cuarto de Inuyasha abriendo la puerta de golpe robándole así otro grito de espanto a su hermano.
—¡Ya cállate! ¡Me tienes harto!
—Sesshoumaru… ¡mañana voy a morir estoy seguro!
—¡De qué estás hablando, ya cierra el hocico!
—¡Tienes que ayudarme, no sé qué voy a hacer!
—Yo sí sé qué hacer, te romperé…
En eso un viento fugaz pasó entre ellos depositándoles tremendo zape a los dos, en medio de la habitación se encontraba su padre furioso. —¡Me pueden decir qué es este alboroto! ¡Son las 2 de la mañana! —Les gritó.
Segundos después entró corriendo Izayoi para abrazar a su hijo quien no dejaba de gimotear que se iba a morir mañana y como si fuera Sesshoumaru el único culpable de todo lo que le pasa al idiota de su hermano, su papá le mandó una mirada asesina.
—Explícate Inuyasha, si no quieres que te de verdaderas razones para estar chillando —Sesshoumaru ignoró la mirada de su padre y se acercó a su medio hermano, amenazante.
—Fue desde ese día que fuimos a la casa maldita… el domingo en la noche solo soñé con la fachada de la casa. El lunes, entré en ella y escuché el sonido de una pelotita rodando en el ático. El martes llegué al yakkaibeya y me detuve frente a las muñecas sin cabeza y hoy… hoy escuché cómo algo pesado se mecía atrás de mí, me giré y era la obasa con una soga al cuello colgada de la viga, comenzó a alzar su cabeza mientras repetía que no fue suficiente y antes de que pudiera ver sus ojos… desperté.
—Te ha maldecido —explicó Sesshoumaru con un dejo de aburrición en su voz, pero en su mente apareció la cara de Rin. —¿Y Rin? ¿Ella también tiene pesadillas?
—Mnnn no lo sé, no le he preguntado.
—Imbécil —exasperado gruñó mostrándole los colmillos, pero su padre fastidiado los detuvo pidiéndole a su hijo menor que les contara todo lo sucedido. Inuyasha prendió su computadora en lo que les relataba el pasado de la casa, después les mostró los videos donde aparece la psicofonía y la cara de la obasa. Izayoi estaba azul de la impresión y su padre se pinchaba la nariz.
—Inuyasha... hijo mío, a veces sí eres medio pendejo. A quién se le ocurre ir a una casa con tremendo pasado… Mañana en la mañana le hablaré a Mushin, dile a Miroku que iremos a su casa el sábado, también invita a Rin por si las dudas, hay que hacerles un oharai.
Sesshoumaru regresó a su habitación molesto de que le hubieran arruinado su clase de inglés con Rin, lo único bueno es que al menos la podría ver esa semana, ya que en la escuela nunca se veían. Tenía cierto temor a que, si se acercaba a ella en ese lugar, los acosadores de Rin aumentarían y ella ya tenía suficiente con los humanos de primer año.
El viernes en la escuela antes de que dieran inicio las clases, Inuyasha subió al segundo piso en busca del salón 2-A donde sabía que Miroku siempre estaba todas las mañanas platicando con Sango. En realidad, el salón de Miroku era el 2-B. Para su mala suerte no estaban solos los dos tortolitos, también los acompañaba la ruidosa de Kagome.
—Buenos y apestosos días —saludó mirando feo a Kagome.
—Pues ya ni tan buenos —contestó Kagome con cara de enfado que se desvaneció en el instante en que posó sus ojos en él —¡Inuyasha! ¡Quién es esa…!
Por instinto él se giró en busca de lo que sea que vio Kagome atrás de él, pero solo estaban los alumnos de segundo año, no había nadie más.
—¿Qué te pasó Inuyasha? Puedo sentir yo también una presencia maligna cerca de ti —Comentó Miroku analizándolo de pies a cabeza.
—Hasta yo sentí que el ambiente se ensombrecía cuando entraste, ¿estás bien? —Sango preguntó preocupada.
—De hecho, no, por eso vine a hablar contigo Miroku, mi papá le va a hablar hoy al señor Mushin para ir a tu casa el sábado a que nos hagan a mí y a Rin un oharai.
—¿Rin? ¿La half de primero? ¿Pues qué hicieron?
Él les contó todo y en su celular les mostro los videos, logrando que sus tres amigos gritaran de asombro ante la cara de la obasa.
—No sé si sea la misma persona, pero por un segundo vi a una mujer atrás de ti Inu —Kagome le tocó el hombro como si de verdad se preocupara por él.
—Pero no entiendo, —interrumpió Miroku —¿por qué llevaste a Rin a ese lugar? No me parece un lugar ideal para una cita.
—Es que quería impresionarla porque a ella le gustan esas cosas de miedo, ¡pero no le vayan a decir!
—Mmmm ya salió otra chica a la que quieres impresionar, como mi prima Kikyo se quedó con Naraku ahora andas buscando que un clavo saque a otro clavo, ¿verdad? —Kagome le restregó en cara el suceso más doloroso en su corta vida.
—Por qué mejor no vas de arrastrada con Koga que es el único hombre que te soporta ¡he! —Contestó él lo primero que se le vino a la mente que quizás podría molestar a Kagome.
—También Hojo —Respondió sinceramente Sango.
—No me ayudes Sango… —sollozó Inuyasha y la campana sonó poniendo fin a su pequeña discusión matutina.
A la hora del recreo le contó a Rin todo lo que pasó en la noche y también que el sábado pasarían por ella para ir a casa de Miroku.
—¿Oye y tú no tienes pesadillas?
—No lo sé, rara vez recuerdo lo que soñé… pero no me he sentido observada ni nada en particular —contestó Rin despreocupada.
—Por si las moscas, no te vayas a quedar dormida hoy por favor, distráete con el celular que te dio mi hermano.
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El viernes en la noche estaba más que ansioso, tenía muchísimo miedo de quedarse dormido. Él al ser un hanyou no necesitaba dormir tanto, pero llevaba toda la semana sin dormir bien por las pesadillas y estaba mentalmente exhausto, así que fue a tocar la puerta del cuarto de su hermano, al fin y al cabo, ese loco casi nunca dormía, quizá podía hacerle compañía.
—¡Qué quieres!
—Tengo miedo de quedarme dormido, déjame pasar —esperó unos minutos a que Sesshoumaru le contestara, pero al ver que lo había ignorado por completo, decidió chantajearlo —si me dejas pasar podemos ver videos de Rin… —la puerta se abrió lentamente y los ojos de enfado de su hermano se posaron en él.
—¿Cómo que videos de Rin?
—Ella es youtuber, ¿no sabías? —la verdad era que ni él debía saber eso.
Su hermano lo dejó pasar e Inuyasha le contó lo que descubrió de Rin, entonces su hermano también le compartió todo lo que Rin le dijo de su familia.
—No puede ser... ¿y si hacemos una fiesta en el Obon? Invitamos a la mamá de Rin, sin que ella lo sepa y así le daríamos una gran sorpresa, obviamente teniendo cuidado de que su familia japonesa no se entere, ¿qué te parece?
—Lo hablaré con padre. —Extrañamente su hermano no objetó ante su plan y pasaron toda la noche viendo los videos de "Entre cocodrilos y pantanos". Incluso había momentos en los que Sesshoumaru le traducía lo que decían en el video. Esa fue la primera vez que pasó un agradable momento con su hermano mayor sin acabar moliéndose a golpes.
El sábado 20 de abril se estacionaron frente a la humilde casa de los abuelos de Rin. Como hacía muy buen clima, las ventanas de la camioneta estaban abajo y el agudo oído canino de los hombres de la familia, alcanzó a escuchar una voz masculina gritando —…amigos hombres, ¡y quién te dio permiso de salir! Ya me dijo mi madre que te la pasas en la calle, pero sabes qué Rin, es mi culpa por haber tenido hijos con una puta, ¡mi penitencia será que tú sigas los mimos pasos que tu madre!
Ni si quiera lo pensó dos veces, Sesshoumaru ya estaba afuera del auto frente a la puerta de la casa cuando su papá lo tomó del hombro —Hijo regresa al auto, tú también Inuyasha, dejen que yo arregle esto.
Él ignoró por completo la orden de su padre, nada lo haría retroceder, él tenía que ver de frente a ese hombre. Tocó el timbre y se escuchó de nuevo la voz masculina gritar, ahora hasta un humano normal podía escuchar lo que decía. —¡Voy a poner en su lugar a esos descarados ya verás! —La voz del padre de Rin resonó tras la puerta de madera que estaba por abrirse, cuando frente a él se materializó el cuerpo de su madrasta y como lluvia ligera que apacigua un incendio saludó con una reverencia a ese hombre.
—Señor Akaboshi, es un gusto poder conocerle, somos la familia Taisho, estamos muy agradecidos de que le diera permiso a su hija de pasar este día con nosotros, ella ha ayudado mucho a mis hijos a aprender inglés, le estaremos eternamente agradecidos. Tome, le traje un warabimochi* que hacen en mi familia de Kioto, espero sea de su agrado —Izayoi extendió una caja con el mochi que se supone comerían con la familia de Miroku después del oharai.
El hombre con la boca abierta miró a Izayoi de arriba para abajo, luego a ellos y por último la camioneta —Muchas gracias señora Taisho —respondió con una reverencia aceptando el regalo — el placer es mío jejeje, Rin anda ya, no los hagas esperar.
Rin salió de la casa con los ojos desorbitados, claramente confundida por el cambio repentino en la actitud del padre.
—Señor Akaboshi, ¿a qué hora deberíamos regresar a Rin a su casa? —Su padre preguntó con esa sonrisa cálida que tanto lo caracterizaba.
—A la hora que guste señor Taisho, mientras que Rin no les cause molestias.
—Bueno, ¿qué le parece que la traigamos de vuelta a las 8 de la noche? Después de cenar.
—Claro que sí, muchas gracias por cuidar de ella.
Todos abordaron la camioneta mientras el hipócrita del padre los despedía con una sonrisa falsa desde la puerta.
Antes de llegar al templo Izaiyoi insistió en pasar por un pastel para no llegar con las manos vacías, dado que había tenido que sacrificar el warabimochi por el bien de Rin. Sesshoumaru no iba a agradecerle, pero sinceramente le sorprendía esa habilidad mágica que tenía esa mujer para manipular todo a su conveniencia sin derramar una sola gota de sudor, incluso después del divorcio de sus padres, logró limar asperezas con su madre y ahora parecían amigas de toda la vida.
En lo que su padre e Izayoi se bajaron a comprar el pastel, él notó que Rin y su hermano se habían quedado dormidos, pero algo en esa escena no estaba bien, tomó la cabeza de Rin con delicadeza para no despertarla y la jaló hacia él para que ahora se recargara en su brazo y no en el de su hermano.
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Sesshoumaru se sentó al fondo del del salón, al lado de su padre e Izayoi, observó Miroku junto con el monje Mushin realizar el oharai. Rin e Inuyasha trataban con todas sus fuerzas de permanecer en seiza mientras eran barridos con ramas y escuchaban el interminable cántico de "namu amida butsu" dirigido al espíritu aferrado al cuerpo de su hermano.
Cuando el oharai terminó, Rin intentó ponerse de pie fallando completamente al tener las piernas dormidas, pero antes de que su cara tocara el suelo, él ya la había cargado como princesa, ganándose los aspavientos de todos los presentes. Los ignoró por completo y salió con Rin en brazos del lugar para sentarla en una banca del jardín y así la circulación de la sangre en sus piernas volviera a la normalidad.
—Muchas gracias Sesshoumaru, se siente como hormiguitas en los pies, no estoy acostumbrada a pasar tanto tiempo en seiza… muchas gracias por todo en realidad, tu familia ha sido muy amable conmigo, no sé cómo compensarte…
—No es necesario —no necesitaba compensarle nada, él hacía lo que quería y punto. A lo lejos Izayoi los llamó para tomar café con el pastel. —¿Ya puedes caminar? —preguntó extendiendo la mano por instinto y ella la tomó con una deslumbrante sonrisa y así naturalmente de la mano regresaron al templo.
*Warabimochi: mochi aguadito casi transparente muy común en Kioto y normalmente espolvoreado con kinako (polvo de soja)
