*Kawara soba: un platillo muy popular de Yamaguchi que lleva soba verde, carne de res y huevo revuelto frito y cortados en tiritas.
*Supongo que muchos ya lo saben, pero por si las dudas, Hitler comentó en su libro de Mein Kampf que quería estudiar arte, pero la academia de bellas artes de Viena, lo rechazó dos veces. Hace muchos años mi maestro de foto nos dijo que él no reprobaba a nadie porque no quería que por su culpa saliera otro Hitler :D
Inuyasha salió por la ventana también, siguiendo el rastro de su hermano, aunque ya sabía dónde estaba.
Se acercó al hospital con cuidado de que nadie lo viera, desde el primer piso era visible una única ventana abierta en el cuarto piso; donde descansaba Rin, ahí entendió el porqué su hermano estuvo todo el tiempo en la ventana durante la visita, probablemente aprovechando la distracción de todos y así quitar el seguro para poder entrar después. De un brinco llegó al marco de la ventana y casi se va de espaldas cuando lo primero que vio fue a su hermano sentado en una silla, pero descansando el torso en la cama de Rin, también notó que la mano de Sesshoumaru sostenía a la pequeña mano de su amiga.
Esperó un momento a que Sesshoumaru se irguiera y de un golpe lo mandara de regreso a casa, pero él no se movió «está dormido» concluyó. Al ver esa escena no sabía ni qué pensar, ese hombre frente a él era un completo desconocido.
Abatido, bajó la mirada y de un salto se alejó del hospital.
Sus garras abrían la tersa y blanca piel del cuello, inyectándole veneno. Tenía un enorme deseo de arrancarle la cabeza, pero él no era estúpido, no podía acabar en la cárcel para youkais a tan temprana edad, así que la soltó.
—Maldita sea Sesshoumaru, —Kagura lo miró con ojos llorosos desde el piso —voy a estar vomitando toda la semana por tu culpa.
—Una desgracia que no sea por más días.
—Vaya, entonces lo que suponía es verdad, estás enamorado de la zorrita sangre sucia.
«Enamorado» repitió en su mente, cómo odiaba esa palabra, hasta donde había observado a los humanos, cuando ellos describían a alguien enamorado, normalmente la persona presentaba síntomas de estupidez, secuestro emocional y raciocinio completamente nublado; síntomas que no describían su estado actual. Desde que conoció a Rin sintió como si debiera estudiar más, esforzarse más, independizarse y todo porque ahora ya tenía un objetivo claro y a corto plazo: regresar a Rin con su mamá para que fuera feliz.
—Enamorada estás tú, de alguien que no existe —espetó él antes de darle la espalda y alejarse del almacén de deportes dejando a una envenenada Kagura en el piso. Ahora seguía Yura, Toran y las otras dos gatitas de quienes no recordaba sus nombres. Lamentablemente cuando llegó al comedor, descubrió que su hermano y su séquito de tarados ya habían tomado cartas en el asunto, se estaban bajando al nivel de las gatas, jalándose de la greña, rasguñando y mordiendo.
—Métete con una de tu tamaño jirafona —Sango trapeaba el suelo con Toran agarrándola del cabello mientras Toran rasguñaba las piernas de Sango. Yura y Kagome peleaban como un par de hámsteres. Su hermano y Miroku estaban en una batalla campal lanzándose comida con las otras dos gatitas y el hermano mayor de éstas mientras el resto de los alumnos le echaban porras a su favorito. Hasta que un pudin cayó en la cara de la maestra Kaede.
Él regresó a su salón y unas horas después se enteró de que varios alumnos de diferentes años habían acabado en enfermería, luego en detención y finalmente suspendidos por 3 días a partir del lunes, ese viernes les dieron chance de acabar lo que quedaba de las clases.
El lunes Rin regresó a la escuela, Sesshoumaru sabía que ahora estaba completamente sola y todo porque el descerebrado de su hermano no pensó las cosas bien y todos los amigos de Rin estaban suspendidos, por lo que a la hora del recreo bajó al primer piso, tenía que dejar en claro que Rin era intocable y todo aquel que se metiera con ella, se metía con él.
Los mocosos abrían paso como olas ante Moisés, boquiabiertos lo miraban, algunos disimuladamente y otros descaradamente. Cuando llegó a la puerta del salón y la llamó por su nombre los aspavientos no se hicieron esperar. Rin salió asustada hecha bolita, tratando de desaparecer.
Caminaron en silencio rumbo a la parte trasera de la escuela donde había algo de pasto y poca gente, ahí Sesshoumaru le indicó que se sentara. —Mi hermano y su séquito están suspendidos junto con los gatos y Yura; regresan el jueves. Kagura será expulsada de la escuela, ya que ella fue la autora intelectual del incidente —Le explicó en lo que Rin comía su almuerzo.
—Oh no, ¿por mi culpa?
Sesshoumaru levantó una ceja, ¿cómo que por su culpa? Si la misma Kagura había cavado su tumba —Ella debe responsabilizarse de sus acciones.
—Sí, pero entiendo por qué lo hizo, Kagura creyó que yo te estaba alejando de ella. Además, no fue tan grave y ustedes ya están por terminar la prepa, esto puede afectarle para cuando quiera entrar a alguna universidad…
—Sus razones no justifican sus acciones y mandar a alguien al hospital es lo suficientemente grave como para ser expulsado —Sentenció molesto viendo la cara de Rin y prestándole especial atención a ese labio partido que se esforzaba por comer el bento y al ojo morado que le quedó después de la hinchazón.
—Entiendo, pero... ella se veía muy triste, creo que quitarle la oportunidad de acabar la prepa solo la amargaría más. Hitler nos enseñó a nunca negarle la educación a nadie…*
No pudo evitar sonreír ante la extraña comparación entre ambos personajes, aunque él estaba seguro de que Kagura no se convertiría en Hitler 2 solo porque la expulsasen de la prepa. Sin embargo, si esto iba a mermar la tranquilidad de Rin, entonces hablaría con su padre para que transfirieran a Kagura a otra prepa muy lejos de Miyoshi y si es posible de las tierras del oeste, al fin de cuentas, aparte de su hermano Naraku, nadie la iba a extrañar. —Hablaré con padre para ver qué puede hacer.
—¿De verdad? ¡Eres el mejor! —Gritó Rin genuinamente feliz. Él no entendía por qué ella se preocupaba por el bienestar de su agresora, pero quizá era algo de los humanos… no. De las humanas… no, no. Había mujeres humanas sumamente vengativas.
—Oye, —continuó Rin, ahora en un tono más serio —perdón por traerte problemas con tu novia, no entiendo en qué parte de los videos Kagura malinterpretó las cosas, porque ya los volví a ver y en ningún lado salimos haciendo cosas malas…
—¿Novia?
—Ella dijo algo así como: "¡qué hacías con mi hombre, zorrita, él me pertenece!" mientras me golpeaba.
—Yo no le pertenezco a nadie.
—Heeee... ¿Entonces no tienes novia?
—Nunca he tenido novia, la mayoría de los youkais no tienen novia, ha de ser cosa de humanos.
—Pero, tu papá...
—Izayoi nunca fue su novia. Creo que desde que la vio, en su mente ya estaban casados o algo así.
—Humm... ¿entonces todas esas cosas que me dijiste que has hecho, han sido con mujeres que no son tus novias?
—Sí. — «¡No!» su mente le gritó que mintiera, por alguna razón sentía que en esta ocasión no debía decir la verdad. No estaba acostumbrado sentirse avergonzado por sus acciones y no iba a empezar ahora, pero…. ese sentimiento de que algo no estaba bien le estrujó el pecho.
Abrió la boca para objetar justo cuando sonó el timbre del recreo y tuvieron que regresar a sus clases.
Al día siguiente Sesshoumaru volvió a pasar por Rin a la hora del recreo. Como ya estaban en junio, se le ocurrió que debía mostrarle a Rin un lugar muy especial, tenía que asegurarse de que el tiempo en que Rin pasara en Japón, fuera el mejor, antes de que lograse regresarla al lado de su madre. —Rin, ¿crees que el sábado te den permiso de dormir fuera?
—Sí digo que será con los Taisho, seguro sí, ya sabes que el abuelo esté empecinado en que conquiste a alguno de los dos. Dioses, siento que al darle por su lado al abuelo me estoy convirtiendo en lo que dijo Kagura.
—Ignóralos.
—Pero bueno, ¿a dónde vamos a ir el sábado?
—A Yamaguchi otra vez, pero el lugar es sorpresa, además encontré otro lugar cerca de ahí, donde se dice que salen orbes.
—Oh qué genial, a Kagome le encantan las sorpresas —Rin junto sus manitas denotando lo feliz que le hacía la idea del viaje.
«Me lleva la chingada…» maldijo él en su mente. Sesshoumaru no disfrutaba de pasar el tiempo con su hermano y sus amigos, pero al ver a Rin sonriendo ilusionada, no le quedó de otra que planear el viaje para toda la jauría.
A su padre le pareció una buena idea cuando le contó sobre el viaje que quería hacer, sobre todo porque iban a ir muchas personas, así que les puso una de las HiAace de la compañía con chofer y toda la cosa.
—El señor Hanebara estará al pendiente de ustedes, así que ni se te ocurra intentar algo con Rin. —Su padre no perdió la oportunidad para amenazarlo.
—Alucinas —respondió él aburrido y cansado de los mismos disparates de siempre. No iba a negarlo, Rin era una chica muy atractiva y a pesar de que muchos de sus compañeros decían que era fea, el cuerpo de todos reaccionaba contradiciéndolos cada vez que la veían cerca. Pero eso no significaba que él iba a sobrepasarse… solo aquella vez que lamió su cara… y en el hospital que lamió su mano… pero nada más. Rin no era una Kagura con la que se podía jugar. Rin era especial y debía hacerla feliz… y punto.
Para el miércoles sus compañeros del salón ya se habían acostumbrado a la presencia imponente del inugami, de vez en cuando lo miraban con adoración y algunas chicas no disimulaban sus miradas lascivas. Esto le incomodaba un poco a Rin, pero las comprendía, la verdad era que Sesshoumaru era un hombre demasiado hermoso como para no babear por él. Recientemente ella también acababa suspirando cada que veía los videos o fotos donde él aparecía.
—¿Rin?
—¿M? Ay perdón, me distraje un poco, ¿entonces tienes una casa frente a la playa? ¡Qué envidia!
—Sí, hablé con padre y vamos a ir todos, las rémoras de mi hermano también.
—Las ¿qué?
—¿No has visto los pececillos que siguen a todos lados a los tiburones?
—¡Aaaa! Jajajaja ¡Oye, yo soy uno de esos pececillos!
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El jueves los castigados regresaron a la escuela. Inuyasha y Kagome se sorprendieron al ver a Kaede con un pache en el ojo. —Es temporal, —les explicó Rin —tiene una infección en el ojo por un pudin con bacterias que le cayó en la cara… durante la pelea en el comedor.
—Ay no puede ser Inuyasha, hay que disculparnos —comentó Kagome visiblemente angustiada.
—Estoy de acuerdo, ve antes de que empiecen las clases —contestó Inuyasha.
—¡Por qué yo, si yo no aventé comida!
Después de 3 días de relativo silencio, los gritos de ese par habían vuelto al aula y por alguna razón, eso le daba mucha felicidad a Rin, «que no se pierdan estas bonitas tradiciones» pensó al verlos discutir.
A la hora del recreo Sesshoumaru ya no pasó por ella, y es que era obvio, solo lo había hecho para que no estuviera sola después de lo sucedido, pero Rin no pudo evitar sentirse triste, esos tres días en los que pasó a solas con su amigo, habían estado geniales. Obviamente quería mucho a su otro grupo de amigos y estaba sumamente conmovida de que ellos se hubiesen metido en problemas por defenderla, pero no podía negar que Taisho mayor guardaba un lugar muy especial en su corazón.
El sábado Inuyasha y Kagome peleaban por poner la mejor canción, el señor Hanebara hacía su mayor esfuerzo por mantener la calma, Sango y Miroku iban en los asientos de hasta atrás para poder manosearse sin ser interrumpidos y Rin iba con Sesshoumaru en los asientos de en medio. Esta vez ella había investigado una receta irresistible para perros, le hizo unas galletas sabor mantequilla de maní con un toque de miel maple, aprovechando que Sesshoumaru era un youkai y no enfermaba como los perros comunes. Al parecer las galletas fueron un éxito total ya que hasta Kagome comía de la bolsa que le había dado a Inuyasha. Sesshoumaru rápidamente arrasó con su bolsa y de ahí guardo silencio mientras miraba el paisaje, probablemente huyendo mentalmente de la discusión musical.
—Oye Sesshoumaru, ¿y tú no tienes algún tipo de música en especial que te guste? —Preguntó Rin para romper el silencio
—Me gusta la música clásica.
—No esperaba que dijeras otra cosa jajaja
—Y el metal.
—¡Qué! Eso no me lo esperaba.
—¿Por qué? La música clásica es básicamente metal, pero sin electricidad.
—Oh, quizá deba prestarle más a tención…
—¿Y a ti qué te gusta?
—De todo supongo, aunque bueno mi favorita es el blues, ya sé, muy cliché de mi por venir de Luisiana, pero… pues crecí escuchando eso por todos lados —y así como de costumbre, Rin se la pasó platicándole sobre la música de Luisiana a un muy callado Sesshoumaru.
Mientras tanto, Inuyasha se burlaba de todas las canciones que ponía Kagome y la parejita de atrás iban sospechosamente calladitos.
Se hospedaron en un pequeño Ryokan, las chicas se quedarían en un cuarto y los chicos en otro. Después de que se instalaron, salieron a dar la vuelta al pueblo, a cenar kawara soba* y por último se dirigieron al lugar sorpresa del que solo sabían el chofer y Sesshoumaru.
