ADVERTENCIA: Abuso, Muerte de un personaje, Referencias sexuales.


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¿Cómo puede sonreír así?

Es escalofriante...

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-¡Toneri!

Un hombre de piel pálida entró a la alcoba del aludido, quien se deleitaba con el cuerpo de un muchacho, mordiendo su cuello mientras lo penetraba.

-Ayu... - se atrevió a susurrar, teniendo la esperanza de que el recién llegado lo salvaría.

Para su mala suerte, Toneri, en un arranque de ira, le cortó la cabeza con sus garras, manchando su cuerpo desnudo y las sábanas blancas de su cama con su sangre.

-¿Qué? – cuestionó con frialdad, girándose hacia la puerta.

-Lord Momoshiki quiere hablar contigo.

Chasqueó la lengua. Salió del cuerpo del muchacho y se arrastró en el colchón hacia la orilla izquierda. Levantándose, caminó hacia su armario. Tomó las primeras prendas blancas que vio y se vistió, sin importarle que su piel tuviera todavía la sangre caliente.

Eso hizo sonreír al sujeto que lo esperaba en la puerta.

Una vez que se colocó unas pantuflas grises, siguió a su acompañante hacia otro cuarto, más grande, decorado con muebles finos que servían para presumir durante las fiestas. Otro hombre de piel pálida y ojos blancos lo esperaba, sentado en un cómodo sillón de cojines rosas y detalles dorados.

-¿A qué debo su honorable visita, lord Momoshiki? – cuestionó Toneri, sonriendo de lado.

-Recibí un fascinante mensaje de un sabueso. – respondió. – Parece que tu hermanita Sakura no ha dejado de meterse donde no la llaman.

-¿A qué se refiere? – interrogó el otro tipo.

-Tuvo una reunión con Naruto e Izumi Uchiha. – respondió seriamente. - Presentó a un testigo que aseguró ver a Toneri en el balcón de la sala de ejecución del refugio.

-¿Su nombre?

-El sabueso juró que te lo traería personalmente. Quiere que sea una sorpresa.

Toneri sonrió, chasqueando los dedos. Un par de puertas se abrieron a los lados de la estancia, dejando entrar a varias jovencitas que servían en el castillo, asemejándose físicamente. Cada una tenía el cabello largo, de un color diferente, y grandes pechos. Momoshiki se giró hacia ellas y entornó los ojos.

Todas le recordaban a Hinata, la esposa de Naruto Uchiha.

-Escoge a la que quieras. – dijo Toneri, rodeando el sillón y aproximándose a una chica de largo cabello negro, tomando sus pechos con fuerza.

Las chicas a los lados empezaron a temblar.

-Te dejaré fornicar hasta que quedes satisfecho.

-No, gracias. – dijo Momoshiki, levantándose del sillón y abriendo la puerta. – Urashiki, asegúrate que las demás regresen a sus trabajos.

El mencionado soltó un suspiro de fastidio. Y gritando amenazas a diestra y siniestra, consiguió que las jovencitas salieran corriendo del cuarto. Ellos fueron los últimos en salir, viendo como Toneri acorralaba a la joven que aun sostenía, hacia la pared más cercana, besándola con brusquedad y destrozando su uniforme de mucama.

-Ya que este es tu tercer día en mi castillo... - le susurró, hipnotizándola con sus claros ojos azules, desapareciendo su voluntad de negarse a sus caprichos. - seré amable.

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Hinata Uchiha miraba entristecida las gotas de lluvia que se deslizaban por el cristal de la ventana del carruaje, apoyando el peso de su cabeza en su mano izquierda.

Sin importar cuanta amabilidad recibiera de parte de quienes estaban a su alrededor, no se sentía satisfecha.

A ella, lo único que le interesaba, era tener en su poder a ese muchacho llamado Sasuke, ardiendo en ira al recordar como Sakura se interpuso en su camino.

-¿Hinata?

Naruto la sacó de sus pensamientos, obligándola a voltear hacia él.

-¿Estás bien? Has estado muy callada desde la comida.

Sonrió, observando de reojo a su marido. Era un buen hombre. El más bondadoso que había conocido en su vida.

Entonces... ¿Por qué de repente la atraía estar con un sirviente? ¿Solo porque era algo tentador y prohibido?

Devolvió sus ojos blancos al rostro de su esposo. Se sentó a horcajadas sobre sus piernas y devoró sus labios con pasión, siendo correspondida y tocada por sus manos con gentileza.

Por lo pronto, se conformaría con el amor de Naruto. Luego encontraría la manera de convertir a Sasuke en su amante.

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Cuatro días después de la reunión de los hermanos Uchiha, la rutina de las áreas del castillo Izanagi volvió a la normalidad.

A excepción de la extrema vigilancia que Itachi imponía sobre Sasuke, la retadora estadía de Izumi y Sasori y de una inesperada herida que lastimó gravemente la mano izquierda de Osamu.

Según habían escuchado, gracias a los chismes que rondaban en el castillo, el día de la reunión, el muchacho se esforzó tanto por llevar unos platos pesados al fregadero de la cocina, que terminó tirándolos todos sin querer, cortándose los dedos.

De ahí provino el ensordecedor ruido que escucharon con Izumi, antes de los reclamos de Sakura dirigidos hacia Sasori. Desde entonces; por petición de la pelirrosa, todos le ayudaban cuando terminaban sus labores, siguiendo sus amables instrucciones.

-Si yo estuviera en su lugar, me la pasaría llorando. - comentó Takeshi, parado junto al gran mueble de madera de pino que Kensuke y Sasuke limpiaban en ese momento.

Al otro lado, Osamu probaba los diferentes platillos de sus aprendices, pidiendo asistencia para escribir puntos buenos y malos en un pergamino.

-¿Cómo puede sonreír así? Es escalofriante...

De pronto, una charola metálica lo golpeó en la cabeza. Quejándose, llevó sus manos a su revoltoso cabello negro y le gruñó a Kensuke, parado en el cuarto escalón de una pequeña escalera de madera.

-¡Maldito! ¡Lo hiciste a propósito!

-A mi me parece que esa cosa quería estar contigo. - replicó el muchacho de cabello castaño, sacándole la lengua y bajando de la escalera.

Después de doblarla, recibiendo más insultos de Takeshi, se dirigió a Sasuke.

-¿Cómo estás? - cuestionó, sonriendo con tristeza y silenciando al joven a sus espaldas.

El mencionado, encontrándose agachado para limpiar el lado izquierdo del mueble, se incorporó.

-Itachi nos contó lo que pasó con Naruto-sama.

Sus ojos negros se abrieron como platos.

-"Si me conceden un mes más para pensarlo, yo mismo me encargaré de destruir el refugio de los carniceros".

-Por favor, no te sientas culpable por sus palabras. - prosiguió Kensuke. - La mayoría de nosotros hemos pasado por esa experiencia. – bufó y sonrió con amargura. - Y también... nos sentimos derrotados cuando su majestad Naruto decide posponer el juicio.

Sasuke frunció el ceño. Arrojó de mala manera la tela que usó para limpiar el mueble y se marchó.

-¡O-Oye...! - exclamó Takeshi, mirándolo sorprendido.

-Ser un rey no le da derecho a tratar a sus súbditos como escoria. - fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

Mientras sus compañeros intercambiaban miradas de preocupación, él trataba de tranquilizarse, caminando sin ninguna dirección por los pasillos del castillo.

Cuando se dio cuenta, había terminado sin querer en la puerta de la alcoba de Sakura.

La última vez que pasaron tiempo juntos, le quitó una parte de su uniforme para enseñarle la rama rosada de cerezo que tenía en su espalda, detrás de su hombro derecho.

-"Es una marca especial. Un hechizo que te protegerá, siempre y cuando tú no quieras que te toquen. También... te permite recordar cosas de tu vida anterior en forma de sueños. Entre más frecuentes sean, más pronto estarás de recuperarlos".

Por lo menos ya sabía porque soñaba cada noche con doncellas, teniendo más curiosidad por su vida anterior.

Antes de convertirse en un campesino del reino de Tsukuyomi.

Antes de ser el mejor amigo de Karin y el proveedor de ingredientes extravagantes de la señora Mito.

Antes de terminar en la oscuridad del refugio de los carniceros.

-"Si me conceden un mes más para pensarlo, yo mismo me encargaré de destruir el refugio de los carniceros".

La sangre le hirvió por esa miserable promesa sin valor. Revolviéndose el cabello, dio media vuelta para ir a las escaleras. Sin embargo...

-¡¿Hasta cuándo seguirás así?!

...su paso fue detenido por la iracunda voz de Sasori. Aproximándose a la puerta del cuarto de la reina, notó que estaba entreabierta, observando la acalorada discusión que tenían frente a la mesa circular.

-¡¿En serio estás dispuesta a morir para ver de nuevo a tu amado?!

-¡No es asunto tuyo! - exclamó la pelirrosa, poniéndose de pie.

-¡Claro que lo es! - replicó, imitándola. - ¡Mi abuela te enseñó ese hechizo!

-¡Pero no estuviste conmigo cuando sucedió!

-¡Y no sabes cómo me arrepiento...! - confesó, silenciando a Sakura y confundiendo más a Sasuke. Sobre todo, cuando la tomó de su brazo izquierdo para atraerla hacia él y abrazarla. - Y lo terrible que me siento por no ser un monstruo y darte de mí calor.

Enojada, la dama lo empujó.

-No lo necesito. Estoy bien con mi cuerpo frío. Así he estado por 60 años y así seguiré.

Escuchar aquello aturdió a Sasuke, recordando nuevamente las palabras de la mujer monstruo.

-"Puedo ver algo especial en ti. Un secreto que ha estado escondido desde hace muchos años. Y que solo saldrá en el momento indicado".

-Entonces... ¿Sakura si me marcó? - pensó, retrocediendo y llevándose su mano izquierda a su hombro derecho. - Si eso es cierto... la mujer a la que veo en mis sueños es...

De pronto, sintió un fuerte golpe en la cabeza, cayendo inconsciente en la espalda de alguien más.

Fin del capítulo.