Fragilidad
Capítulo 22
Dolorosamente Rota
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-
Summary: ¿Amor? – bufó sarcásticamente- Lo que quiero es que te largues y me dejes en paz… -siseó con rabia contenida - ¿Es… realmente eso lo que deseas? ¿Serás feliz ahora Sasuke? ¿Dejarás que el odio te envenene el corazón? - ¿Qué hubiera pasado si Sasuke nunca se hubiese ido de Konoha?
•••
El despacho de la Quinta Hokage estaba inundado por la luz de la mañana, pero la atmósfera dentro de la sala no era cálida ni acogedora. Tsunade los observaba con una expresión severa, sus ojos ámbar evaluando cada detalle de sus rostros como quien espera una confesión antes de la pregunta.
-Buenos días, Tsunade-sama- saludó Sakura con respeto, aunque en su voz se percibía un matiz de inquietud.
Sasuke se mantuvo en silencio, sosteniendo la mirada de la Hokage con la misma impasibilidad de siempre.
Pero ella no tardó en centrarse en él.
-Es bueno verlos recuperados- declaró con tono firme antes de fijar sus ojos en el joven Uchiha-¿Cómo sigues de la pierna?
Sasuke no parpadeó siquiera ante la pregunta, su expresión permaneció neutra, imperturbable.
-Está perfectamente- respondió sin más, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra- ¿Por qué nos llamaste? Pensé que estaríamos sin misiones hasta que Naoki se recuperara por completo.
-S-Sí… yo tengo observación de cirugía con Shizune-san en quince minutos- intervino Sakura con cierta timidez, enderezándose instintivamente cuando la Hokage le dirigió una mirada escrutadora.
Tsunade entrecerró los ojos.
-Sé perfectamente lo que estudiarás hoy, yo misma le asigné la lección a Shizune.
El aire en la habitación se sintió más pesado.
-Los he citado para informarles que Kumogakure ha solicitado el traslado de Naoki de manera oficial- anunció sin rodeos- Las investigaciones han concluido y su madre está presionando para llevarlo a casa en cuanto despierte, así que he tomado la decisión de disolver el Equipo 7.
El silencio fue inmediato.
-¡¿Qué?!-Sakura dio un paso adelante, sus ojos verdes brillando con incredulidad- P-Pero… ¿por qué? ¿Qué hay de Kakashi-sensei? ¿Y nosotros? ¿Naruto?
-No se precipiten- advirtió la Hokage con calma, pero su tono dejó en claro que no había margen para la discusión- He enviado a Kakashi a una misión urgente relacionada con el ataque de Akatsuki que sufrieron en la frontera, estará fuera de la aldea por varios meses.
Sasuke no reaccionó visiblemente, pero sus dedos se cerraron sutilmente en su costado.
-Por cierto- prosiguió Tsunade, sin perder su temple- felicidades por una misión exitosa, pero no puedo felicitarlos por haber abandonado sus posiciones, priorizar a sus compañeros es importante, a todos- enfatizo mirando directamente a Sasuke, reprobatoria.
Se había enterado de que dejó a Neji tirado para ir tras Sakura, lo más probable, así que el cumplido anterior sonó tan frío y calculado que ninguno de los dos supo cómo responder de inmediato, nerviosa Sakura le dio una mirada de soslayo a Sasuke quien permaneció inexpresivo.
-En fin… Lo hiciste bien, Kakashi también ha hecho observaciones positivas sobre tu progreso y por eso hemos decidido retirarte la tutela- añadió con una sonrisa apenas perceptible- Hemos comprobado tu lealtad a la aldea, Sasuke, has demostrado tu valía como un shinobi brillante y como recompensa puedes volver a hacer lo que quieras, excepto abandonar la aldea, claro está- añadió con diversión.
Un silencio denso se instaló en la habitación, Sasuke a penas pestañeo esperando que continuase.
-Puedes regresar a tu departamento o quedarte en casa de Kakashi si así lo prefieres- añadió con un deje de burla en la voz- Dijo que no tenía inconveniente en seguir hospedándote.
-¡Eso es genial Sasuke-kun!- celebró la pelirosa por él y giró la cabeza rápidamente hacia Sasuke, su rostro iluminado con una sonrisa que contenía una mezcla de alivio y felicidad genuina, él simplemente asintió con seriedad.
Tsunade se aclaró la garganta llamando la atención de la jovencita.
-A pesar de la disolución del equipo, seguirán siendo asignados juntos en misiones de dos, además de colaborar con otros escuadrones según sea necesario, como chunin han demostrado su competencia manejando una misión que ascendió a rango S sin bajas, debo admitir que estoy más que impresionada.
Sakura sonrió con orgullo, pero Sasuke apenas reaccionó, como si toda esa información fuera esperada.
-¿Puedo seguir usando las salas de entrenamiento del ANBU?- preguntó de repente haciendo caso omiso a todo el discurso, su voz tranquila pero firme.
Tsunade arqueó una ceja.
-No necesitas la supervisión de Kakashi para seguir entrenando con el ANBU, pero he pedido a Nishimura que te asista en las salas de alto nivel.
Sasuke asintió con aprobación.
-¿Había más salas?
Tsunade suspiró y se reclinó en su silla con aire despreocupado.
-Por supuesto que hay más salas, de momento solo se te ha permitido usar las salas introductorias- sonrió de medio lado cuando los ojos de Sasuke se ampliaron ligeramente por la sorpresa y la expectación y deslizó sus ojos brevemente hacia el reloj de pared antes de pronunciar:
-Si tienes prisa, puedes retirarte, Sakura, aún tengo un par de cosas que discutir con Sasuke.
La kunoichi dudó por un instante y desvió la mirada hacia él, como si intentara preguntarle en silencio si estaba bien con eso. Sasuke sostuvo su mirada por un segundo y en un gesto casi imperceptible, asintió con una pequeña sonrisa tranquilizadora.
Aquello fue suficiente.
-Entonces, me retiro. Nos vemos después, Sasuke-kun- dijo con suavidad antes de inclinarse en una respetuosa reverencia hacia la Hokage y salir del despacho con paso ligero.
Cuando la puerta se cerró, Tsunade cambió su expresión por una más fría y seria que afiló la mirada del pelinegro con cierta desconfianza, observó de pies a cabeza al chico con detenimiento antes de pronunciar, sin rodeos:
-Quiero que te unas al ANBU.
El Uchiha frunció el ceño levemente.
-¿Qué? Si me uno al ANBU… no podré hacer más misiones con Sakura.
-Tu hermano tuvo misiones como Chunin y ANBU al mismo tiempo- le recordó- no es más que un cambio de uniforme y una máscara.
Su mirada afilada se clavó en él con un atisbo de diversión.
-Ohh ya veo… - sonrió maliciosa- ¿Es que temes extrañarla demasiado?
Sasuke resopló con un deje de fastidio.
-No es eso… Sakura es una kunoichi competente y trabajamos bien en equipo- admitió con gesto altivo sin ánimos de dejarse fastidiar por la mujer.
Tsunade lo observó por un momento antes de asentir con lentitud.
-No lo niego, su trabajo en equipo es excepcional, espero que Naruto pueda seguirles el ritmo cuando regrese.
-Hn.
-Entonces ¿Qué dices? Si aceptas trabajar bajo mis órdenes directas, te asignaré al escuadrón de Nishimura y él se encargará de tu entrenamiento en ausencia de Kakashi, al trabajar con mi escuadrón personal de operaciones especiales tendrás acceso a las salas de nivel más alto, solo los shinobis más talentosos son elegidos para encargos especiales del Hokage.
-Algo me dice que utilizas a la guardia personal como mandaderos- espetó y mantuvo la mirada fija en ella durante unos segundos antes de responder nuevamente:
-Lo pensaré.
Tsunade sonrió con cierta satisfacción.
-Quiero una respuesta mañana a primera hora- le indicó, con un brillo desafiante en la mirada-Pero si eres incapaz de decidir por ti mismo, pídele su opinión a Sakura.
Sasuke apretó la mandíbula, crispadao y le lanzó una mirada que era casi una advertencia.
-Olvídalo, acepto.
Tsunade soltó una risa baja antes de asentir.
-Entonces, ya puedes irte.
Sasuke giró sobre sus talones sin más palabras, cruzando la puerta con la mente aún inmersa en todo lo que acababa de escuchar.
Ahora era un ANBU.
Estaba un paso más cerca de superar a Itachi.
•••
Todo parecía tan silencioso a esas horas de la tarde, solo el murmullo lejano de los pasillos y el tenue zumbido de la luz blanca pegada al techo acompañaban el suave repiqueteo de la llovizna contra las ventanas, la primavera comenzaba a tocar puertas pero eso no conseguía mejorarle el humor.
Sakura se detuvo frente a la puerta, su mano temblorosa a medio camino del picaporte negándose a obedecer las órdenes de su cerebro, no estaba segura de por qué sentía tanta inquietud.
Tomó un respiro profundo y abrió la puerta tras unos suaves golpes a la madera.
-Ho-hola… ¿Cómo has estado?
-Dormido- respondió con una risilla y su típica sonrisa despreocupada- ¿Qué te trae por aquí, Sakura?
Naoki estaba recostado en la cama, con algunas vendas rodeando su torso pero ya muchas menos que antes, una vía intravenosa en su brazo izquierdo aportaba los nutrientes necesarios a su cuerpo para que se recuperase, sus ojos claros vagaron un segundo por el techo hasta que se giró lentamente hacia ella, con una expresión tranquila, aunque cansada.
-¿Me estoy muriendo otra vez o realmente viniste a verme?- bromeó con voz ronca y algo más de insistencia ante su absorto silencio.
Sakura esbozó una pequeña sonrisa despejándose.
-No exageres, Shizune-san dijo que estás estable- escuchó su risa apagada y un tanto forzada.
-Sí, claro… establemente hecho pedazos- puso los ojos en blanco palmeando un sitio a su lado en la cama.
Sakura negó con la cabeza y caminó hasta quedar de pie junto a su cama dudando de si sentarse a su lado o no, finalmente con una mirada indecisa tomó asiento en el borde del colchón.
-¿Te sientes mejor?
Él suspiró, moviendo un poco los dedos sobre las sábanas.
-¿Aparte de que cada vez que respiro siento que me arrolló un camión? Estoy bien, Sakura, no te preocupes.
Sakura frunció el ceño.
-No bromees con eso… técnicamente moriste… Naoki-kun.
El peliplata la miró por un momento y luego desvió la vista hacia la ventana, observando la lluvia resbalar por el vidrio.
-Lo sé, pero tú me salvaste, gracias.
-¡No!- saltó repentinamente- s-soy yo quien… quien está agradecida… tú, fuiste realmente valiente, Naoki-kun…
-No es así… no lo tomes personal… solo no quería volver a pasar por lo mismo, es muy duro perder a un compañero ¿sabes?- se aclaró la garganta repiqueteando con los dedos sobre su muslo cubierto por una manta verde olivo, Sakura descendió su mirada cabizbaja.
-Aún así, gracias por todo.
-Estamos a mano.
Se instaló un silencio tenso entre ambos.
Sakura se mordió el labio, sin saber qué más decir.
El aire en la habitación se sentía denso, incómodo, pero no porque él estuviera herido, sino porque ambos eran conscientes de lo que había ocurrido entre los dos.
Porque él le había confesado su amor creyendo que iba a morir.
Y ella no había podido responder.
Sakura jugueteó con los dedos nerviosamente, sintiendo el peso de las palabras sin pronunciar flotando entre ellos, quería decir algo, cualquier cosa que pudiera disipar la incomodidad, pero nada parecía suficiente.
Pero como siempre, Naoki parecía poder leerle el pensamiento.
-Y… hm… ¿Cómo está Sasuke?
Sakura parpadeó y alzó sus ojos jade hacia él casi sorprendida.
-Despertó hace más de una semana, está muy bien, en casa quejándose porque no tenemos misiones- sonrió.
Naoki asintió con una pequeña sonrisa aliviada.
-Me alegra escucharlo, me alegra que ambos estén bien.
Sakura sintió un nudo formarse en su garganta, había algo en la forma en que lo dijo… en su tono sereno y resignado que le dolió.
Naoki suspiró y giró la cabeza para mirarla directamente.
-Oye… sobre lo que te dije antes…
Sakura tensó los hombros.
-Naoki-kun…
-Déjame terminar, por favor.
Ella cerró la boca y él continuó, con una sonrisa cansada pero sincera.
-No quiero que pienses demasiado en eso.
Sakura sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
-¿Qué…?
-Es mejor si lo olvidas- dijo él con suavidad y cierta tristeza impregnada en su pequeña sonrisa sincera- sé muy bien cuanto amas a Sasuke, solo… fue algo que… quería que supieras, no quería morir sin haberte dicho lo que siento por ti- susurró desviando sus ojos mieles hacia su regazo, sonrojado- pero no quiero que se convierta en algo que nos haga daño… ni arruinar la posibilidad de ser amigos, no creí que sobreviviría para pedir disculpas, ni tengo la intención de alejarte de él.
Los ojos de Sakura se abrieron un poco.
-Naoki-kun yo…
-Voy a volver a casa pronto- la interrumpió, con una sonrisa triste- Kumogakure no está tan lejos como parece, pero sé que no será fácil volver a verte y lo último que quiero es que la última vez que hablemos termine siendo una conversación incómoda- rio contenidamente.
Sakura no desprendió sus ojos de él.
-No me gusta la idea de olvidarlo.
Naoki soltó una risa baja.
-Entonces… recuérdalo como algo bonito, como un momento que simplemente… existió, sin necesidad de cambiar nada- deslizó su mano hasta sostener la suya con delicadeza- recuérdame como el tonto que te hacía reír.
Sakura apretó su mano entrelazando sus dedos despacio asintiendo con una sonrisa sincera.
-Siempre me hiciste sentir que todo era más sencillo.
-Eso es porque lo es, Sakura, nosotros somos los que complicamos todo cuando pensamos de más, es por esa gran frente tuya, tienes mucho espacio para pensar y por eso eres una cerebrito- bromeó.
Ella levantó la vista, omitiendo el mal chiste con los ojos brillando por la humedad que amenazaba con convertirse en lágrimas.
-Voy a extrañarte- confesó- y-yo- mordió sus labios y apretó su mano- yo también sentí algo por ti.
Naoki sonrió, pero en su mirada había una tristeza callada.
-Lo sé, Sakura... entonces… ¿Amigos?
Sakura sintió el pecho apretado, no quería que esto se sintiera como un adiós definitivo, pero en cierto modo una parte de si sabía que lo era, que no volvería a verlo.
Asintió con un nudo en la garganta, la brisa se coló por la ventana revolviéndole los cabellos platinados y un rayo de sol iluminó sus ojos mieles que la contemplaban con cariño genuino.
-Prométeme que te cuidarás-susurró ella.
-Prométeme lo mismo.
-Lo prometo.
Naoki levantó la mano que sostenía la suya deslizándola en el aire hasta alcanzar su rostro y acunar su mejilla y ella posó su mano sobre la suya sintiendo su calor una última vez.
-No importa qué pase- dijo él- siempre voy a estar agradecido por haber podido conocerte.
Las lágrimas finalmente escaparon de los ojos de Sakura, deslizándose silenciosamente por sus mejillas hasta enredarse en la mano con la que Naoki le acariciaba dulcemente el rostro.
-Yo también…
•••
La brisa helada de marzo se sentía como una caricia sobre la piel descubierta de sus brazos pero no sentía frío, al menos no en el cuerpo.
Era su pecho.
Se sentía vacío.
Sentía como si algo dentro de ella hubiera sido arrancado con un movimiento demasiado brusco para no dejar marca, algo que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Sakura caminaba con pasos lentos, el eco de sus pisadas resonando en las calles vacías mojadas por la llovizna, las luces mortecinas de los faroles teñían el empedrado con reflejos dorados, distorsionados por los charcos que aún quedaban en la calzada, la aldea estaba en calma, la mayoría de los habitantes ya resguardados en sus casas y en esa soledad encontraba el espacio para perderse en sus pensamientos, sus ojos viajaron por el camino y entonces la vio.
La banca.
Acarició la piedra con las yemas de sus dedos gélidos y pensamientos intrusivos de su desesperación al rogarle a Sasuke quedarse con ella por algún motivo la hicieron sentir diminuta y un tanto patética.
Había pensado que ver a Naoki y agradecerle le daría paz a su consciencia, que con esa despedida lograría cerrar algo dentro de sí, pero ahora que lo había hecho, se sentía más desolada de lo que había esperado.
¿Por qué le dolía tanto?
Ella amaba a Sasuke.
Lo había amado desde hace tanto que ya ni siquiera estaba segura de cuál fue el momento exacto en el que su corazón decidió que la palabra correcta para describir sus sentimientos era amor, lo amaba con una certeza tan firme que de haberse ido esa noche habría soportado años de distancia, de indiferencia, de dolor y de espera, su corazón latía por él y para él y nunca había dudado de eso.
Entonces ¿Por qué sentía un vacío en su pecho al pensar en Naoki?
¿Por qué su partida dolía como si estuviera perdiendo algo irremplazable?
Apretó las manos en los bolsillos de su vestido rojo, sintiendo cómo las uñas se clavaban en la tela.
Era ridículo.
Naoki era su amigo, su compañero, había sido una presencia importante en su vida en los últimos meses, pero… no más que eso ¿Verdad?
No quería sentir la incómoda sensación de creer que su corazón estaba traicionando a Sasuke, mucho menos ahora que por fin era correspondida… no quería que este sentimiento incierto manchara todo lo que habían construido, le había costado tanto construir su relación y aun así… en algún punto, sin que se diera cuenta, Naoki se había vuelto especial para ella.
Una parte de su alma había respondido a su calidez, a su facilidad para hacerla reír, a la forma en que la miraba con una honestidad que no exigía nada a cambio, ahora que se iba, sentía que algo dentro de ella se desmoronaba, como si estuviera dejando ir una versión de sí misma que solo existía en su compañía.
Tal vez… no era amor.
Tal vez era simplemente la tristeza de perder a alguien que le importaba más de lo que había querido admitir.
Pero… si no era amor ¿Por qué tenía que recordarse a sí misma que se suponía amaba a Sasuke?
Un suspiro tembloroso escapó de sus labios cuando levantó la vista y se dio cuenta de que el sol estaba cayendo, el cielo estaba despejado ahora permitiéndole emitir sus últimos rayo de luz del día, la lluvia había cesado y la luna intentaba iluminar el camino con una luz pálida y solitaria del lado contrario…
Contempló los astros, sol y luna…
Había tomado una decisión.
Naoki era parte de su vida, como el sol iluminándolo todo, pero su corazón pertenecía a Sasuke… elegía su luz como a la luna.
Aun así, no podía evitar sentir que, en algún rincón de su alma, algo quedaba atrás con la partida de Naoki, como el calor del sol permanece en las noches de verano, algo que no podía nombrar la acompañaría como un eco silencioso en sus noches más frías.
Cerró los ojos un momento y permitió que la brisa helada la envolviera, como si con eso pudiera arrancar el peso de su pecho y se levantó de la banca emprendiendo camino hacia el departamento de Sasuke, seguramente estaría muerto de hambre…
Quiso pensar en él.
Pero la tristeza seguía ahí, latente, recordándole que algunas despedidas dejan cicatrices que tardan en sanar.
Porque quizás el dolor era una parte esencial de ella misma… quizás era su naturaleza estar rota.
Dolorosamente rota.
•••
-¡Estoy en casa! ¡¿Sasuke-kun?!
-¡Me estoy duchando!
-¡Vale!
Se descalzó dejando sus zapatos junto a los de Sasuke llenos de lodo y dejó escapar un suspiro mientras dejaba la bolsa de compras sobre la encimera de la pequeña cocina, desató las mangas del cárdigan atado en su cintura, todavía estaba húmedo por la llovizna, lo colgó en un gancho tras la puerta con la chaqueta habitual de su novio.
En su mente, el eco de su conversación con Naoki aún pesaba, enredándose con la sensación sofocante de estar de vuelta en las paredes del departamento, tomó una inhalación profunda, no podía permitirse que Sasuke se diera cuenta de su estado de ánimo o habría preguntas que no sabía como responder sin parecer una idiota infiel e indecisa.
Pero eso no importaba ahora.
Momento presente.
Se encontraba en el departamento en el que Sasuke vivía de vez en cuando, cuando no estaba en casa de Kakashi y por lo tanto, donde ella terminaba siempre al final del día últimamente, desde que había salido del hospital.
A Sasuke le gustaba la idea de permanecer en su departamento los días que tuviera entrenamiento con el ANBU porque le quedaba mucho más cerca de la torre principal que la extremadamente lejana y tranquila casa de Kakashi en la que se refugiaba en sus días libres y cuando entrenara con su maestro, si es que volvía algún día.
Sin pensarlo demasiado, comenzó a sacar los ingredientes de la bolsa, colocando cada cosa en su lugar con una familiaridad que le pareció… extraña.
No era su casa y sin embargo, conocía cada rincón de esa cocina como si ya fuera suya, sabía dónde estaba cada cuchillo, cada especia que ella misma había comprado, sabía cuánto tardaba en calentarse el agua en la vieja tetera que Sasuke no sabía que tenía y también cuánto arroz cocinaba para que Sasuke comiera sin que sobrara ni un grano.
Se movía con naturalidad, casi con devoción y lo había hecho con una felicidad genuina… hasta esa mañana.
¿Qué le pasaba?
Sacudió la cabeza, cerrando los ojos con fuerza.
No.
No podía pensar en eso.
No era como si Sasuke se lo hubiera pedido.
No era como si ella…
Mordiéndose el labio, llenó una olla con agua y la puso a calentar, el sonido del fuego crepitando rompió el silencio de la casa, pero no pudo borrar la sensación amarga que se enroscaba en su pecho.
Sasuke odiaba cocinar y ella…
Lo amaba.
Amaba a Sasuke con todo su ser, con una pasión que parecía consumir lentamente su voluntad, y ahora estaba aquí, en su vida, en su día a día, viéndole despertar, entrenar, regresar cubierto de sudor y con la mirada oscura como la noche cansada, sus manos le buscaban en las noches frías y reclamaban su cuerpo como suyo.
Se escabullía de casa tan solo para sumergirse en el encanto de su diaria fantasía… comportándose como una devota recién casada.
Y sin embargo, a veces sentía que no estaba en absoluto con él.
Algo había cambiado en el transcurso de esa semana.
Al principio, pensó que era el ANBU.
Desde el día en el que ingresó… Sasuke se había vuelto más distante, más callado, más… como antes, pero ya no era simplemente la persona reservada que ella conocía, ahora, en ocasiones, se encontraba con sus ojos negros helados fijos en ella… escrutándola, sin tener alguna idea de lo que sea que estuviese cruzando su mente.
Y eso la aterraba.
Sakura se aferró al cuchillo mientras comenzaba a cortar las verduras, el sonido rítmico de la hoja chocando contra la tabla llenando el espacio solo decorado por el sonido lejano de la regadera y la televisión encendida, se obligó a concentrarse en sus movimientos, en la cadencia automática de la cocina.
Esto estaba bien.
Todo estaba bien.
Sasuke había regresado cada noche, comía la comida que ella preparaba, dormía en la misma cama que ella, a veces en su departamento, a veces se colaba por su balcón, aunque a veces pasaban horas sin hablar, aunque en ocasiones él la miraba con una expresión que no lograba descifrar…
Seguía regresando.
Eso significaba algo ¿no?
Pero entonces ¿Por qué sentía que cuanto más se aferraba a él más lejos parecía estar?
Las dudas la asfixiaban, pero no podía permitirse mostrarlas.
No podía arruinar esto.
Respiró hondo, obligándose a sonreír mientras terminaba de preparar la comida, cuando Sasuke saliera de la ducha, todo estaría listo y ella le diría que tenía que comer antes de que se fuera a dormir o incluso entrenar de nuevo o estudiar esos inmensos manuales y protocolos del Anbu.
Se aseguraría de que descansara lo suficiente, se aseguraría de que…
…de que no la dejara atrás.
El peso asfixiante de sus sentimientos hacía crujir su corazón como si estuviera atrapado en un puño invisible, la presión en su pecho la mantenía en vilo y su mente, enredada en pensamientos confusos, nubló sus reflejos haciendo resbalar el cuchillo en sus manos.
Un ardor agudo recorrió su dedo y antes de que pudiera procesarlo, su mano se agitó por reflejo, apretando la herida sangrante, abundantes ríos rojos empezaron a deslizarse por su piel... espeso, cálido y pegajoso.
El estómago se le revolvió al instante.
Su respiración se volvió errática cuando sus ojos quedaron fijos en el carmesí que manchaba su piel, era solo una cortada superficial, había tenido heridas peores, pero su cerebro la traicionó y la arrastró de vuelta, a ese momento, a esa nieve teñida de rojo.
A la cabeza de Gaiya y su mirada horrorizada.
A la sangre sobre el blanco inmaculado.
La sangre caliente derramándose de Naoki.
La risa maniaca de Hidan resonando en su mente.
Sakura jadeó, tropezando torpemente hacia el fregadero sintiéndose repentinamente paranoica, abrió el grifo y dejó que el agua fría cayera sobre la herida, viendo cómo el líquido rojizo se deslizaba por el desagüe en espirales, pero el sonido del agua no era suficiente para ahogar los recuerdos que la acosaban haciéndole sentir que el hombre malo rompería la puerta con su guadaña en cualquier momento para acabar con ellos.
El aliento de Naoki entrecortado, su cuerpo convulsionando por el dolor.
La forma en que Hidan se movía con deleite, hundiendo la hoja en su piel una y otra vez.
La sangre… Dios, la sangre.
Su visión se nubló, el asco le subió por la garganta y se llevó la mano libre a la boca, ahogando un grito de horror.
Todo su cuerpo empezó a temblar descontroladamente.
No. No. No.
Esto no estaba pasando.
Sakura cerró los ojos con fuerza, tratando de obligar a su mente a escapar de la trampa de sus recuerdos, trauma.
Su piel ardía, el olor del hierro impregnaba su nariz aunque supiera que no estaba allí provocándole ganas de vomitar, el hedor volvió a ella como ese día.
No podía respirar.
El agua seguía corriendo, arrastrando la sangre, y aun así, sentía que jamás desaparecería.
Recordó la mirada de su maestra Tsunade en aquel entonces, cuando le contó de la parálisis que la había atrapado al ver la sangre y la vida abandonar el cuerpo de su amado.
¿Le estaba ocurriendo lo mismo?
No.
No podía permitirse algo así.
No cuando su deber era salvar vidas.
Su maestra podía, ella también.
Forzó una respiración profunda, sus dedos aferrándose al borde del fregadero con una fuerza temblorosa, su cuerpo estaba sacudido por un escalofrío implacable, pero se obligó a concentrarse en lo real, en lo tangible.
El agua.
El frío en su piel
El suelo bajo sus pies.
Después de unos segundos que se sintieron eternos, logró recuperar el control, aunque su pecho aún subía y bajaba con violencia, miró su dedo herido ya sin el flujo de sangre y exhaló con temblores aún presentes en su cuerpo.
-No es nada, solo es un corte…
Se obligó a moverse, como si no acabara de sufrir un ataque de pánico, disimulando la calma que no sentía, sus pasos, aunque tambaleantes, la llevaron fuera de la cocina y por el pasillo en dirección al baño.
Su mano aún temblaba cuando giró la perilla de la puerta y entró.
-Sakura.
La voz de Sasuke la tomó desprevenida, había olvidado completamente que él estaba ahí.
Levantó la vista rápidamente, sus ojos aún algo vidriosos encontrándose con la figura de Sasuke de pie en el centro del baño, solo tenía una toalla envuelta alrededor de la cadera, su piel aún húmeda por el vapor de la ducha y su cabello oscuro, mojado, se pegaba ligeramente a su frente.
-¿Estás bien?- preguntó él, su tono neutro, pero con un dejo de sospecha.
Sakura parpadeó y forzó una sonrisa.
-Sí -respondió con rapidez, demasiado rápido- Solo me corté haciendo la cena, necesito una tirita.
Sasuke no dijo nada, sus ojos como ónices se deslizaron hasta su mano herida y luego volvieron a su rostro pálido.
Por un segundo, Sakura pensó que él iba a cuestionarla, pero en lugar de eso, se acercó con una calma que le resultó desconcertante y tomó su mano sin previo aviso.
Ella se tensó al contacto de sus dedos calidos sobre su piel, el silencio se ciñó sobre ellos mientras el sacaba una tirita del botiquín y la despegaba con facilidad para colocársela sobre el corte acariciando su dedo despacito.
Sakura lo observó, aun sintiendo su corazón desbocado en el pecho, sintió como si sus pies volvieran a tocar tierra cuando su mirada jade se cruzó con sus ojos negros preocupados.
Sasuke rara vez era tan… ¿Cuál era la palabra?
Cuidadoso.
Pero era asi con ella desde que empezaron a salir.
-Ya está- dijo sin más, antes de girarse para tomar su ropa y desatar la toalla de su cadera para vestirse.
Sakura exhaló, todavía sintiendo el temblor residual en su cuerpo.
-Gracias cielo…
-Hn.
Sasuke deslizó la ropa interior y se puso la camisa negra que usaba como pijama sobre la piel húmeda, deslizándola sobre su torso e hizo lo mismo con sus pantalones.
-¿Segura que estás bien? - preguntó de nuevo, esta vez sin mirarla, mientras revolvía su cabello con la toalla para secarlo graciosamente.
Sakura suspiró riendo con suavidad, su espalda pegada a la puerta del baño.
Tensa.
-Sí, solo… dolió un poco- respondió Sakura con una sonrisa débil, esperando que la creyera.
Pero Sasuke no era tonto.
Sabía que ella había soportado huesos rotos sin emitir un solo sonido de dolor, que esa excusa era una mentira descarada intentando esconder otra clase de dolor.
Aun así, no dijo nada.
.
.
.
.
Notas de la autora:
Uff tengo una ligera inseguridad acerca de cómo estoy redactando la historia, esta es una de las historias más complejas que he escrito porque en cuanto a las emociones de los personajes es necesario profundizar de esta forma, la historia mete mucha introspección para que se entiendan ciertos aspectos, y se que hay escenas, detalles, actitudes sobre Sakura y sobre Sasuke y sobre su relación que no están bien en una relación sana porque intento redactar una relación intensa de aprendizaje y en la redacción parecen hermosas escenas románticas pero muchas de estas actitudes no deben romantizarse como la escena del capítulo anterior cuando Sasuke por reflejo empuja y lastima la muñeca de Sakura porque tiene impulsos hostiles al estar todo el tiempo en estado de alerta, Sasuke es un personaje que tiene mucha paranoia muchas issues contenidas que no quiere hacerle daño pero de algún modo acaba lastimandola y ella se lo guarda, y si, le pide perdón por eso y hasta admite que la quiere pero ella no debió callar sobre eso y dejarse deslumbrar por un "te quiero" quería hablarles sobre ese punto porque no quiero que las chicas e incluso chicos entre mis lectores romanticen conductas negativas, la historia es así, va avanzando despacito porque están madurando, al menos en el aspecto emocional/mental de los personajes esa parte de la historia es muy humana es un arco muy transitorio, tiene muchísimos altibajos, es solo que esto no es como un libro que van a leer de corrido, es algo que voy actualizando semana a semana o cuando más puedo y en el camino no quiero darles un mensaje equivocado.
¡Gracias por leer!
Con cariño,
Azulen.
