Fragilidad

Capítulo 22-2

El arte de matar las emociones

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-

Summary: ¿Amor? – bufó sarcásticamente- Lo que quiero es que te largues y me dejes en paz… -siseó con rabia contenida - ¿Es… realmente eso lo que deseas? ¿Serás feliz ahora Sasuke? ¿Dejarás que el odio te envenene el corazón? - ¿Qué hubiera pasado si Sasuke nunca se hubiese ido de Konoha?

•••

El departamento estaba oscuro cuando Sasuke empujó la puerta con el hombro y entró en silencio casi arrastrando los pies, se descalzó las botas enlodadas en el pequeño espacio que fungía como genkan sintiéndose irritado porque odiaba la suciedad, pero estaba simplemente demasiado extenuado para hacer algo al respecto.

La tenue luz del atardecer a punto de apagarse se filtraba a través de las persianas entreabiertas del ventanal, proyectando largas sombras de objetos sobre el suelo y las paredes, observó la estancia, creyó que se encontraría ya con Sakura como en los últimos días, casi se había acostumbrado a verla cocinando algo cuyo olor despertaría un apetito bestial en él, pero no había sonido alguno.

Solo su respiración pausada y el ligero eco de sus pasos sobre la madera haciéndole sentir inesperadamente solo.

Con un suspiro pesado, estiró la mano y encendió la luz, la repentina claridad iluminó el espacio vacío, revelando la austeridad del lugar no era un fanático de las decoraciones pero la firma de Sakura se filtraba entre los muros con discreción en forma de un cojín bordado sobre la cama, algunos implementos de color rosa en la cocina y el tierno peluche con forma de pato que había ganado en una máquina de garra hace unos días, tirado cerca del pie de la cama, se acercó a paso lento para recogerlo y lo dejó sobre la mesita presionando sin querer el control remoto de la televisión encendiéndola en el canal del noticiario de las cinco, no le dio importancia, el aire estaba frío y quieto, evidenciando que nadie había estado allí en todo el día.

Se quitó los guantes y los dejó caer sin ningún cuidado sobre la mesa con un sonido sordo.

La sangre seca en los nudillos se agrietó, dejando un ardor punzante sobre su piel, bajó la mirada a sus manos, observando los cortes en sus dedos y las marcas rojizas en sus muñecas por las ataduras de entrenamiento.

No le sorprendía.

Nishimura no era piadoso.

El hombre lo había empujado hasta el límite una y otra vez, sin darle tregua, a diferencia de sus "bonitos" entrenamientos con el equipo siete, los entrenamientos de alto nivel en ANBU eran brutales, despiadados, verdaderos sanguinarios.

No tenían nada que ver con cualquiera que sea el programa de entrenamiento con Kakashi, se atrevía a pensar que ni siquiera con Orochimaru habría tenido tal bestialidad.

Pero no se quejaba.

La disciplina implacable del capitán Nishimura era exactamente lo que necesitaba.

Sasuke lo respetaba, en parte porque el hombre era un veterano de ANBU, pero sobre todo porque había sido compañero de Itachi en el pasado… y lo despreciaba casi tanto como él.

Su odio hacia Itachi era diferente al suyo, no era nada personal.

Era un veneno frío, metódico alimentado por viejos rencores y prejuicios. Nishimura era un hombre observador de treinta y tantos que creía que su hermano mayor había sido demasiado blando para ser un ANBU, que su compasión lo hacía ineficiente en operaciones donde la piedad no tenía cabida, y le irritaba ser el único que parecía notar esa ausencia de frivolidad y sed de sangre que debería de tener un shinobi, decía que, aunque Itachi no lo demostrara, sus manos temblaban casi imperceptiblemente cuando tenía que asesinar a objetivos que suplicaban por sus vidas, Nishimura podía ver la duda en sus ojos negros aún cubiertos por la máscara.

Y creía que era un insulto para el ANBU que a un chiquillo blando como Itachi Uchiha haya sido considerado un prodigio.

Porque para Tenko Nishimura las emociones eran una debilidad.

"Ten cuidado o te arrastrarán al fracaso"

Eran una debilidad que no podía permitirse.

Caminó por el pasillo con los músculos tensos y doloridos, un calor sordo palpitaba en su costado derecho, donde uno de sus compañeros lo había derribado en una llave que le quitó el aire de los pulmones, los shinobi de operaciones especiales eran fornidos y duros, y ahora comprendía por qué.

Se desvistió con lentitud, sintiendo el ardor en cada fibra de su cuerpo haciéndole consciente de músculos que no sabía que tenía, la tela de la camiseta del uniforme se pegaba a su piel sudorosa, el olor metálico de la sangre impregnando la tela le llenó las fosas nasales haciéndole sentir un poco asqueado, se la quitó con un gesto seco y la dejó caer sobre la silla.

Luego le pediría a Sakura que lo curara.

El pensamiento surgió de manera automática y eso lo hizo detenerse.

¿Desde cuándo era tan fácil depender de ella?

Hasta hace unos meses, ni siquiera habría considerado mostrarle su dolor, apenas le dirigía la palabra, a Sasuke Uchiha no le gustaba mostrar debilidad, pero ahora, sin darse cuenta, se había vuelto algo natural si se trataba de ella.

Frunció el ceño y se sintió… frágil.

Recordó la misión en la frontera, la manera en que había roto la formación, la forma en que la sangre de Naoki había salpicado el suelo cuando prácticamente se dejó asesinar para proteger a la pelirosa.

Recordó la ira ciega que sintió en ese instante.

Y recordó cómo casi pone en peligro la vida de Neji por reaccionar de manera tan impulsiva corriendo por ella, dejando a su compañero atrás.

Se pasó la mano por el rostro con frustración.

Nishimura tenía razón.

No podía dejar que las emociones lo ablandaran.

Había una razón por la que ANBU tenía protocolos, se suponía que debían ser como las sombras, herramientas de Konoha, prioridad máxima en cada misión, la empatía y los sentimientos no debían interferir con el objetivo.

Él era un vengador.

Amaba a Sakura pero no podía permitirse actuar como un chiquillo enamorado.

El gesto en su rostro se endureció cuando entró al baño y abrió el grifo.

El vapor empezó a llenar el espacio mientras el agua caliente caía con fuerza en la bañera. Sasuke entró bajo la corriente sin vacilar, sintiendo el ardor de las heridas al contacto con el agua pero no se movió, dejó que el dolor se hundiera en su piel, soportándolo.

No le pediría a Sakura que lo curara.

Si dependía de ella todo el tiempo, su cuerpo nunca se acostumbraría a la exigencia de su entrenamiento y nunca se volvería más fuerte.

Nunca alcanzaría su meta.

El agua resbaló por su espalda, llevándose consigo el sudor y la sangre seca. Sasuke cerró los ojos y exhaló, intentando borrar los pensamientos que lo carcomían.

Pero no podía.

Sakura estaba allí, en su mente.

La idea de que su presencia se había convertido en algo esencial en su vida lo irritaba. No porque no la amara, porque lo hacía y demasiado aunque le costara admitirlo, lo era todo en su vida, sino porque sabía que era peligroso.

Ella se había vuelto su punto vulnerable.

Y eso lo hacía débil.

El vapor caliente se arremolinaba en el baño, condensándose en las paredes de azulejos blancos mientras Sasuke exhalaba con pesadez, su cuerpo se deslizó lentamente contra la pared resbaladiza de la ducha hasta que quedó sentado en el suelo, con las piernas extendidas y los codos apoyados sobre sus rodillas.

Dejó que el agua corriera sobre su piel, limpiando los rastros de sangre y sudor, pero el cansancio permanecía incrustado en sus músculos como una punzada persistente.

-¡Estoy en casa! ¡¿Sasuke-kun?!

La voz de Sakura resonó desde la entrada del departamento, clara y familiar.

Sasuke entreabrió los ojos, sintiendo un extraño alivio recorrerle el cuerpo con solo escucharla.

-¡Me estoy duchando!

-¡Vale!

El sonido de sus pasos fue amortiguado por la puerta cerrada.

Suspiró y dejó caer la cabeza hacia atrás, golpeando suavemente los azulejos cálidos por el vapor, la fatiga pesaba en sus huesos haciéndole sentir malhumorado y todas las soluciones que se le ocurrían de alguna forma u otra tenían que ver con la preciosa pelirosa de ojos jade que había elegido como mujer.

Rendido extendió la mano y abrió la llave de la bañera.

El agua comenzó a brotar con fuerza, llenando el ambiente con un sonido burbujeante y reconfortante a medida que se llenaba, vio el agua caer apenas parpadeando con la mente completamente en blanco, cuando estuvo lo suficientemente llena, se incorporó con esfuerzo, cerró el grifo y cerró los ojos dejándose relajar.

El agua caliente envolvió su cuerpo en un instante, relajando su espalda tensa y disipando la rigidez de sus extremidades adoloridas, cerró los ojos y apoyó un brazo sobre el borde de la bañera retirándose del rostro lo oscuros cabellos que le caían pegándose a su piel, dejando que el calor aliviara sus heridas mientras su mente volvía a divagar.

El aroma tenue de especias comenzó a filtrarse en el aire por debajo de la puerta.

Sin darse cuenta sintió su estómago rugir con fuerza.

No había comido nada desde el desayuno.

Un hambre feroz lo golpeó de repente, y un impulso casi instintivo lo hizo querer salir de inmediato.

Pensó en Sakura.

En su silueta moviéndose por la cocina, en su cabello rosado recogido en una coleta cayendo en mechones rebeldes sobre sus mejillas mientras cortaba los ingredientes completamente absorta en su tarea, en la forma en que tarareaba suavemente cuando pensaba que nadie la escuchaba.

No había manera de que ella supiera cuánto llenaba su vida.

No se dio cuenta en qué momento exacto había comenzado a extrañarla sin darse cuenta. En qué momento había empezado a ansiar que el día terminara solo para volver a casa y encontrarla allí, esperándolo con una sonrisa.

Sakura era la única persona que lograba sacarlo de la soledad sin siquiera intentarlo, amaba sus labios, sus besos dulces que siempre terminaban en algo más, enredados en sábanas, en jadeos entrecortados contra su suave piel desnuda entregándose al placer de tocarla, sentirla y escucharla gemir su nombre de formas que conseguían volverle loco, porque jamás creyó que el sexo pudiera sentirse así de bien, antes pensaba que no eran más que exageraciones, de esas cosas que todo el mundo finge que son mejores de lo que reamente son simplemente para encajar en la sociedad pero Sakura… tocarla iba más allá de cualquier mundana sensación de placer que pudiera sentir con nadie.

Incluso en el ANBU, incluso cuando Nishimura le repetía que no debía apegarse a nadie, que las emociones eran un obstáculo y que a su edad su cabeza tendría que estar enfocada sus objetivos y no entre las piernas de una señorita, su mente encontraba la forma de traicionarlo y volver a ella.

Eso lo molestaba.

Pero al mismo tiempo…

lo hacía querer salir del agua y verla de inmediato.

Después de unos minutos, decidió que no podía soportar más el hambre.

Sakura la molestia, su molestia.

Salió de la bañera y tomó una toalla, secándose de manera rápida antes de envolverla alrededor de su cadera

Apenas había dado un par de pasos cuando la puerta se abrió súbitamente.

Sakura entró al baño con expresión tensa, sus ojos verdes le observaron perplejos y temerosos, Sasuke sintió un ligero escalofrío al verla.

Estaba pálida.

No era un simple cansancio, era otra cosa, lo supo… porque era quien mejor la conocía.

Sakura intentó sonreírle, pero era más que una de esas muecas forzadas que tanto odiaba ver en ella.

-¿Estás bien?- preguntó él con seriedad.

-Sí- respondió ella de inmediato.

Rígida.

Sasuke bajó la mirada a su mano y vio el corte en su dedo.

Era un corte pequeño de poca profundidad pero era notorio lo mucho que había sangrado.

Noto entonces su otra mano, apretada contra su abdomen con fuerza, como si estuviera reprimiendo algo.

No dijo nada.

Solo tomó su mano con suavidad, con la misma delicadeza con la que a veces ella le quitaba los guantes al regresar a casa completamente jodido y sin aliento.

Ella no se movió, permaneció congelada con los ojos verdes cristalizados y horrorizados.

Él sacó una tirita del botiquín y la colocó sobre la herida.

-Ya está- dijo en voz baja.

Sakura asintió, pero sus dedos todavía estaban fríos y temblorosos.

-Gracias, cielo...

Sasuke alzó la mirada y la observó con atención.

-Hn.

Ella estaba temblando como una hoja.

•••

-¿Huele así de bien o solo me estoy muriendo de hambre?

Su voz, profunda y rasposa por el reciente baño caliente, se deslizó contra la piel de su nuca como una caricia, Sakura sintió un estremecimiento y los rosados cabellos de su piel erizarse cuando el pelinegro se inclinó sobre su hombro, su aliento cálido rozándole la mejilla mientras observaba cómo removía la carne con las verduras.

Ella rió con suavidad apegándose a su pecho cariñosamente, las mejillas encendiéndose ante el halago inesperado.

-Le he puesto mucho tomate- canturreó con un dejo de satisfacción.

Su voz aún llevaba un rastro de agobio, pero ya sonaba mucho más tranquila que hace cinco minutos.

Sasuke no respondió. En su lugar, simplemente se acercó más.

La rodeó con sus brazos desde atrás, encajando su cuerpo contra el suyo con una naturalidad pasmosa, su mentón descansó sobre la cabeza de Sakura y él cerró los ojos por un instante, inhalando profundamente su aroma.

Ese perfume sutil de cerezos entremezclado con el desinfectante del hospital.

Sakura exhaló despacio, apoyándose ligeramente en él, disfrutando de la manera en que su pecho cálido y firme la envolvía por completo.

-¿Qué pasa?- preguntó ella al notar su quietud.

Apagó la estufa y se giró entre sus brazos, sin romper el abrazo.

Sasuke no la soltó.

-¿Te duele mucho? ¿Es eso?

Sus dedos brillaron con el tentador resplandor verdoso de su chakra curativo mientras intentaba alcanzar un moretón en su hombro, pero él negó con un simple gesto, deteniéndola antes de que lo tocara.

-Estoy bien, si me curas nunca me acostumbraré.

No había dureza en su voz, pero Sakura ladeó el rostro con curiosidad, claramente desconcertada.

-¿Para qué acostumbrarte al dolor si puedo curarte?

Sonrió con dulzura, arrugando la nariz con esa ternura involuntaria que siempre lo desarmaba.

Maldita sea.

No era consciente del efecto que tenía sobre él.

Por un instante, Sasuke entendió perfectamente a Naruto cuando se quedaba en blanco viéndola, con esa cara de idiota completamente hipnotizado por ella, porque probablemente él tenía la misma expresión estúpida de baboso en ese momento.

Sakura era abrumadoramente hermosa.

Y la tenía solo para él.

Con un movimiento firme y decidido, Sasuke se inclinó sobre su rostro y la besó.

Lento, pero con hambre.

Adoraba probar su piel, deslizar su lengua entre sus labios y sentir cómo su aliento se entrecortaba bajo su toque.

Le gustaba perderse en ella.

Había contado con exactitud cuántos lunares tenía en su cuello, en sus clavículas, en la curva de su espalda, no había un solo sitio en su cuerpo que su boca no hubiera probado ya, porque besar a Sakura había escalado varios puestos entre sus cosas favoritas.

Cuando se separaron, ambos respiraban agitados.

-¿A qué vino eso?- susurró Sakura, sonrojada hasta las orejas.

-Me apetecía.

Su respuesta fue aparentemente indiferente, pero la arrogante sonrisa dibujándose en su rostro lo delataba.

Deslizó un mechón rosado tras su oreja, sin dejar de mirarla.

-¿Vamos a comer?

Sakura parpadeó, recuperando la compostura antes de asentir.

Le sirvió una generosa porción de carne y dejó la olla con arroz en el centro de la mesa frente a él.

-¿Y? ¿Qué tal estuvo? ¿Nishimura-san fue cruel hoy también? ¿Estás seguro de que no va a matarte algún día? No quiero enviudar a los quince ¿Sabes?

Su risa suave llenó el ambiente cuando Sasuke suspiró casi aliviado al probar el primer bocado.

-Y va a peor… no enviudarás a los quince, Sakura, quizás a los dieciséis- bromeó perdido en el sabor de la comida casera.

Por Dios, cuanto adoraba esas manos prodigiosas que le habían salvado de comer comida de la tienda de conveniencia el resto de su vida, no había esperado nada más.

Sakura sonrió, satisfecha al verlo comer con tanto entusiasmo que hasta le apetecía soltar alguna broma de mal gusto.

Se mantuvo en silencio probando su comida, estaba mejorando eso era un hecho, sonrió pero su expresión cambió cuando Sasuke habló de repente.

-¿Fuiste a ver a Naoki?

Sakura casi se atragantó con la sopa.

Sus ojos esquivaron los suyos por un breve segundo.

Sospechoso.

Sasuke entrecerró los ojos con interés, observándola con esa mirada que lo volvía imposible de leer.

No estaba celoso.

Sabía que Naoki tenía mucho más honor del que había pensado inicialmente y no intentaría nada, había aceptado la derrota con dignidad.

Pero algo en la reacción de Sakura… algo en su extraño comportamiento de hace rato en el baño… lo hacía sentir que algo estaba fuera de lugar.

Y entonces decidió picarla.

-¿No estarás teniendo una aventura con él, no? Como paso tanto tiempo fuera de casa...

Su sonrisa ladina se amplió cuando ella saltó en su sitio, levantando el rostro casi horrorizada.

-¡Claro que no!-indignada, le lanzó lo más próximo que tenía a la mano, una servilleta usada.

Sasuke soltó una breve risa contenida.

-¿P-por qué dices eso?

¿Por qué tan nerviosa?

Su sonrisa se disolvió en su expresión habitual, serena e inescrutable.

-¿Te dijo algo? Estás muy nerviosa, Sakura, comenzaré a sospechar que no es broma lo de ponerme los cuernos.

Sakura desvió la mirada.

-No pienses tonterías, él solo... te ha enviado sus saludos, dijo que le alegra que estemos bien… y me ha dado las gracias por salvarlo en la misión, y-yo también… le he agradecido…

-¿Ah, sí?

Su tono sonó tranquilo, pero un ardor molesto se encendió en el centro de su pecho.

Pensó en maneras en las que ella podría haber demostrado su "agradecimiento".

La imagen de Sakura inclinándose a darle un beso de despedida cruzó fugazmente por su mente.

Tch.

-¿No le habrás besado, no? ¿No te había estado rogando un beso la última vez que estuvieron juntos?- interrogó.

Sakura abrió los ojos como platos.

-Me enojaré si me entero de que le has dado un beso de despedida, no es válido, ni siquiera en la mejilla, confiesa ya.

Tomó sus palillos y la apuntó con ellos en una falsa indignación.

Sakura parpadeó antes de soltar una carcajada pero los ojos mieles de Naoki contemplándole con ternura cruzaron fugazmente en su memoria.

Le tocó la mano con delicadeza, haciéndole bajar el brazo.

-¿Y que harás si te digo que sí?- jugueteó con sus evidentes celos.

-Tendrás que compensarme- bien… la conversación estaba tomando un rumbo más interesante.

-¿Cómo?- humedeció sus labios y su ojos verdes se oscurecieron.

-Así- en un movimiento fugaz sus palillos tomaron todas las rodajas de tomate de su plato llevándolas a su boca.

Sakura rio escandalosamente como siempre, pero Sasuke adoraba ese sonido llenando por completo de calor la frivolidad de su casa.

•••

-Sasuke-kun algún día mi madre se dará cuenta de que estoy enviando a casa a un clon de sombra y nos va a matar a los dos- comentó con un deje divertido en su voz cantarina tumbada boca abajo con sus codos apoyados sobre la cama y los ojos verdes fijos en la televisión.

-Yo no te he pedido que te quedes- la picó.

-¿Ah no?- encorvó una rosada ceja casi indignada y se puso de pie observándole desde el borde de la cama con sus ojos verdes entrecerrados y sus mejillas infladas infantilmente, reprochándole- pues nos vemos otro día…

-Ven aquí, baka- pronunció divertido tirando con suavidad de su mano haciéndole tropezar con la cama y aterrizar en su pecho- tu madre es lista, pero tu padre es más distraído que Naruto, perfectamente equilibrado- murmuró deslizando besos por su cuello, sintiendo el aroma de sus cabellos rosas ligeramente húmedos por la ducha que se había dado hace un rato.

-¿Estás insinuando que Naruto y yo haríamos buena pareja?- rio elevando los brazos mientras le retiraba la camiseta.

-¿Estás de broma verdad? Naruto es un idiota, joder Sakura… me sigue asombrando lo redondas que son- comentó sujetando sus pechos entre sus manos y apretándolos con delicadeza, sus ojos desbordaban deseo.

Sakura estalló en una carcajada empujándole contra la cama y subiéndose a horcajadas sobre él entre risas ligeras.

-Pues se me ocurre una forma en la que podrás descansar… - susurró cerca de su oído deslizando sus labios sobre la piel de su mejilla en un movimiento descendente hacia su cuello sin dejar de susurrarle- disfrutar… - dejó un beso fugaz en la base del cuello- y tocarlas...

Sus ojos ónice se oscurecieron aún más si era posible, sintiéndola moverse con tortuosa lentitud sobre su regazo, rozando sus partes cubiertas tan solo por la ropa interior, sus manos no tardaron en hacer el trabajo sucio bajando el elástico de sus boxers para liberar su erección apartando sus bragas, la calidez de su intimidad lo estremeció al contacto con su piel haciéndole jadear y empujar sus caderas hacia ella como un reflejo, obediente masajeó sus pechos y un gemido gutural murió en su garganta contrario al fuerte gemido liberado por Sakura con la cara oculta en el hueco de su cuello cuando se introdujo completamente en ella haciéndole sentir llena, empezó a cabalgarlo a un ritmo que le hacia perder la consciencia de si mismo y sus gemidos incrementaron su volumen, por momentos se preguntaba si los vecinos cotillas los escuchaban pero muy poco le importó en ese momento si su vida sexual estaba volviéndose pública porque se prendó de sus ojos jade grabando para siempre en su memoria la imagen de su cuerpo sobre el suyo, el vaivén hipnótico de sus caderas mientras se entregaba a él sin reservas haciendo que todo a su al rededor se desvanezca.

Y entonces todo se trataba sobre ella.

Se inclinó hacia su cuerpo para atrapar sus labios, sus manos descendieron por su piel acariciándola con lentitud, guardando en sus manos su figura, moviéndose en una mágica sincronía que le hacía sentir estar soñando.

Amaba ese momento de conexión.

-Te amo, Sakura…

Ella se derritió entre sus brazos susurrándole palabras de amor entre lagrimeos.

Sabía que Nishimura se lo había aconsejado por una buena razón, pero viendo a Sakura descansar plácidamente sobre su pecho no se sintió capaz de matar sus emociones.

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Notas de la autora:

No los cansaré mucho con mis notas esta vez, solo diré que ame esté capítulo bueno, estos dos capítulos es que son un combo, esta semana es de capitulo doble he subido el 22 hace un rato y el 22-2 es este, decidí hacerlo así porque la historia es larga y pues avanzamos un poco más rápido de ese modo y tengo que aprovechar estos fugaces momentos de ligereza que tengo para poder actualizar!

¡Gracias por sus lecturas y sus amables reviews queme animan a seguir escribiendo!

Con cariño,

Azulen.