Royal Exchange

Capítulo veintiséis: El juego se acabó

Kohaku se congeló, sintiendo su corazón bombear con fuerza en su pecho.

Todo se quedó en silencio.

Senku y Yuzuriha se veían sumamente confundidos, y Lillian estaba peor que ellos, atónita, sumamente descolocada, escaneando su rostro con completa confusión y hasta miedo.

En ese momento, Kohaku pensó en unas palabras de Ruri.

—Nuestra tía sabe quien eres, Kohaku… y creo que estaría feliz de conocerte —le había dicho su hermana con una sonrisa—. Si se da la oportunidad… Te recomendaría que intentes decirle la verdad… Creo que no nos arrepentiremos.

Kohaku apretó los puños, antes de lanzarse a abrazar a Lillian, que solo se congeló, demasiado sorprendida para reaccionar.

—Tía Lillian… no soy Ruri-nee, pero… soy Kohaku… —admitió en un susurro, hablando en su oído, y la escuchó jadear—. Por favor… no me delates… N-no quiero que nadie más sepa…

Una vez más, todo se quedó en silencio, y Senku y Yuzuriha intercambiaron miradas, aún más confundidos que antes.

—T-tú… —Finalmente, Lillian habló, con voz temblorosa, pero fuerte para que todos la oigan—. Tú no puedes ser Ruri… —Kohaku se apartó de golpe, mirándola con miedo.

Lillian sonrió, con lágrimas en los ojos.

—¡E-estás tan cambiada, sobrinita! —Rio fuerte y falsamente, volviendo a abrazarla—. ¡Ha-hace tanto que no te veo que hasta me pareciste otra persona por un momento, JA, JA, JA! —Rio de forma aún más fuerte y aún más falsa, pero luego la abrazó de forma más suave, acariciando su cabello—. Oh, Kohaku… —susurró con voz llorosa—. ¿R-realmente eres tú? Después de todos estos años…

Kohaku sintió sus propios ojos aguarse, pero tenía que esforzarse por mantenerse en su papel, por lo que se apartó de su tía frotándose los ojos.

—He… He cambiado mucho en este último año, ja… M-me corté el cabello…

—Eso veo… —Lillian la miró con ojos suaves.

—Eh… ¿Qué rayos pasa aquí? —Senku frotó su oído con aburrimiento.

—Oh, nada, solo una bromita. ¡JA, JA, JA! —Lillian rio demasiado fuerte y nerviosamente, pero Senku solo encogió los hombros.

—A veces eres tan rara como el viejo, cielos. Aunque agradezco el cambio de tema, así que… ¡adiós! —Rápidamente se escapó, seguramente sin querer que su madre recordara que hace un minuto estaba regañándolo por sobrepasarse con su prometida.

—¡O-oye, espera un minuto! ¡Aún no he terminado contigo! —exclamó Lillian, pero luego bufó—. Con más razón debería castigarlo ahora por pasarse con mi sobrinita menor…

—¿Sobrina menor? —Yuzuriha ladeó la cabeza.

—Eh… C-claro, porque tengo otra prima, ya sabes, que tiene una hija mayor que Ruri, sí, eso. ¡JA, JA, JA! —Volvió a reír de esa forma tan obviamente falsa—. ¿Nos dejas solas, querida? Quiero hablar con mi sobrinita de cómo lidiar con los impulsos adolescentes…

—Oh, por supuesto, me retiró. Le avisaré a la costurera real que la princesa estará con usted, duquesa. —Yuzuriha hizo una reverencia y se marchó.

Kohaku miró preocupada a su tía mientras ella tomaba varias respiraciones, como para calmarse y organizar su mente.

Finalmente, Lillian la miró con ojos serios y llorosos.

—¿Realmente eres tú… Kohaku?...

Kohaku asintió lentamente, sintiendo sus propios ojos aguarse porque por fin podía conocer a su otra familiar a la que le importaba al menos un poco, a diferencia de su padre.

—Ruri-nee me estuvo buscando por años… y hace un año me encontró y me dijo todo y luego… p-pasaron muchas cosas y… a-aquí estoy. —Sonrió, nerviosa.

Lillian frotó sus ojos con fuerza.

—Siempre sospeché que ella sabía… Dios, y yo negándole todo. —Apretó los lados de su rostro con culpa—. Ambas deben odiarme…

—No, nada de eso. —Negó con la cabeza—. Eres lo único que nos queda de nuestra madre… Q-quería conocerte, p-pero… me puse nerviosa, planeaba evitarte, p-pero ahora… E-estoy algo feliz de que me hayas descubierto, ja… —Secó sus ojos con fuerza—. Aunque te pido que no le digas nada a nadie… y por eso no quería decírtelo, porque ahora tengo que pedirte que no le digas ni a tu esposo ni a tu hijo…

Lillian hizo una mueca, pensativa.

—Mira, creo que tenemos mucho de qué hablar, pequeña… ¿Por qué no vas a tu habitación, te arreglas un poco… —Sonrió divertida al ver su estado despeinado y desarreglado, y Kohaku se sonrojó profundamente— y yo voy por té y bocadillos y nos sentamos a hablar bien ¿sí?

Kohaku sonrió suavemente y asintió, sonrojada, pero agradecida.

Hizo lo que le pidió, fue a su habitación, se dio un baño rápido y se cambió a algo más cómodo, se ató el cabello en su coleta rebelde de siempre y se sentó a esperar a su tía, que llegó rápidamente con té y bocadillos y se sentó frente a ella.

Se quedaron en silencio al principio, y Kohaku tomó varios bocadillos y comió rápidamente, hasta que comenzó a notar la mirada de Lillian fija en ella.

—¿T-todo está bien?...

—Lo siento, es solo que… Eres tan linda. —Sonrió, frotando sus ojos—. Solo te vi una vez, cuando eras una bebé, t-te pareces mucho a tu mamá y a tu hermana… —Sollozó sin dejar de sonreír, y Kohaku volvió a sonreír con ojos llorosos—. Siempre quise poder conocerte… ¡Pero bien, este es el momento perfecto para saber más de ti! Y t-también para que me expliques cómo es que ahora estás aquí fingiendo ser Ruri… —La miró preocupada.

—Bueno… Es una larga historia… Resulta que Ruri-nee te escuchó a ti y al rey hablar sobre mí, ahí fue que ella confirmó sus sospechas nacidas de un recuerdo borroso, y ahí fue que empezó a buscarme…

Continuó contándole toda la historia con bastante detalle, ya que sabía que podía confiar en su tía, y además quería que Lillian confiará en ella, que la quisiera… Era su tía, una conexión con la madre que nunca conoció, quería poder conocerla más y generar un lazo.

Cuando le contó del amor entre Chrome y Ruri, los ojos de Lillian se iluminaron.

Bien, no parecía molesta por ahora, eso era buena señal.

Continuó contándole cómo idearon cambiar de lugares para que Ruri pudiera estar con quien amaba, y cómo ella había practicado para suplantar a su hermana, narrándole lo que aprendió y las dificultades que vivió hasta llegar a los últimos acontecimientos.

—Ja, lo cierto es que creí que esto era un sacrificio de mi parte, que estaba condenándome a la infelicidad para poder ver felices a Chrome y Ruri-nee, pero… Senku es la persona más increíble que he conocido… —Sonrió suavemente—. Sé que seré feliz a su lado… Lo amo.

Lillian sonó su nariz ruidosamente en un pañuelo, su rostro empapado en lágrimas y su sonrisa enorme e imborrable.

—¡Ay, Dios! ¡Ya sabía yo que Senku solo podría ser conquistado por una chica muy especial, por eso tuve mis dudas sobre su matrimonio con Ruri, pero vaya que has hecho todo un trabajito con ese muchacho, Kohaku! Se nota que te ama también, ji, ji… Pero eso hace que me pregunte… ¿Por qué no quieres que sepa la verdad?

Kohaku se estremeció.

¿Por qué todos querían interrogarla sobre eso?...

—Yo… S-supongo que estoy asustada por cómo podría reaccionar… Él no se tomó muy bien cuando pasó todo el asunto de Chrome que te conté.

Lillian la miró con el rostro en blanco.

—Kohaku, mi pequeña, hay una cosa llamada "celos" que hace que hasta los hombres más inteligentes y racionales actúen como monos enloquecidos, mi vida. A Byakuya también solía pasarle, es adorable, pero molesto. —Rio—. Senku se parece mucho a su padre en muchas cosas, creo que lo has interpretado mal.

—¡¿Q-qué dices? Pero en ese momento él no sentía nada por mí…

—Ay, mi pequeña. —Lillian la miró divertida—. Si Senku se atrevió a confesar que le gustas recientemente, seguro lleva pensándolo prácticamente desde que te conoció. Confía en mí, conozco a ese muchacho. —Kohaku se sonrojó, apartando la mirada, pensativa—. Y porque lo conozco, es que estoy segura de que a él no le molestará que hayas hecho esto… Querida, lo hiciste por la felicidad de tu hermana… —La miró con ojos suaves y Kohaku sintió sus ojos aguarse—. Él entenderá.

Kohaku no supo qué decir, a lo que Lillian se sentó a su lado y la abrazó en silencio un largo rato, solo tarareando, aunque luego le propuso cantarle y Kohaku aceptó la oferta encantada, y cantaron y hasta bailaron juntas.

Ah… se sentía realmente bien tener más familia.

Y pensar que el plan había sido evitarla y no decirle nada…

Ja, realmente estuvo equivocada con eso…

Y quizás estuvo equivocada en querer seguir manteniéndole el secreto a Senku…

Quizás era hora de decirle la verdad.

.

Al día siguiente, Kohaku fue a ver a Ruri para ayudar en los preparativos de la boda, pero sobre todo para darle la noticia de que ya había tomado una decisión: le diría la verdad a Senku.

Estuvo ayudando a sus tíos a preparar el altar, cortando la madera del árbol que talaron para la ocasión, escogiendo las telas más bonitas y decorando con flores y caracoles, e incluso algunas perlas que tomó del palacio. Ayudó a preparar la comida, y a bordar algunos detalles en el vestido de Ruri, aunque ella no fuera la mejor costurera, pero era lindo colaborar.

Quería hacer mucho más, pero sabía que no podía estar mucho fuera del palacio, así que al final Ruri la invitó a recoger las flores para su ramo en frente de la casa, y allí Kohaku decidió darle la noticia.

—Invitaré a Senku a tu boda con Chrome —soltó de golpe, y Ruri dejó caer todas las flores que tenía en manos, boquiabierta—. Por fin le diré la verdad, ya lo he decidido.

—¡Oh, Kohaku! —La abrazó de inmediato—. ¡Estoy muy orgullosa! Primero la noticia de que la tía Lillian vendrá y ahora esto, sin duda será mi boda soñada. —Sonrió suavemente—. Solo lamento que papá no pueda estar allí…

—Ruri-nee, sabes que papá es un bastardo sin corazón que nos separó.

—No es que lo perdoné, pero… no puedo evitar quererlo… —Bajó la mirada.

—¡Nuestro padre no tiene corazón alguno, no merece tu amor, seré feliz de echarlo del palacio cuando me vuelva la reina! —Cruzó los brazos, dándole la espalda a Ruri, que solo pudo suspirar y abrazarla cariñosamente desde atrás.

—No pienses en cosas malas, Kohaku, intenta pensar en las cosas buenas… Me casaré con quien amo, te casarás con quien amas… Tía Lillian sabe la verdad, pronto Senku lo sabrá y claro que ya también le podrán decir a tu futuro suegro, Byakuya-san. Y pronto Senku y tú serán los reyes, podrán ayudar a Akari y quizás incluso exista un futuro donde podamos salir del anonimato y ya no tengas que fingir que eres yo… Las cosas buenas pasan en la vida, eso lo confirmé cuando pude encontrarte. —Rio suavemente.

La mirada de Kohaku se ablandó.

—Tienes razón… Las cosas buenas pasan. —Sonrió—. Tu boda mañana será un sueño hecho realidad, eso lo sé. Lamento si arruine el estado de ánimo, quiero que estés feliz.

—Estoy feliz, porque estás aquí conmigo. —Ambas sonrieron felizmente.

En cuanto terminaron de juntar las flores, sin embargo, tuvieron que despedirse, y Kohaku volvió al palacio decidida a decirle a Senku la verdad esa misma noche.

Dio un par de vueltas en su habitación, pensando cómo decirle, pero luego se dio cuenta de que solo tenía que ser sincera, así que tomó aire, se armó de valor y se dirigió a la puerta para salir de su habitación.

Apenas abrió la puerta, sin embargo, se encontró con su padre.

Bajó la mirada de inmediato, frunciendo el ceño profundamente.

"Agh. ¿Qué quiere ahora?"

De repente, su padre dio un paso hacia ella y… la abrazó… La envolvió en sus brazos con fuerza, enterrando el rostro en la coronilla de su cabeza.

Kohaku parpadeó, confundida.

—¿P-papá?...

Lo escuchó tomar aire bruscamente.

—Siempre quise… abrazarte así… Kohaku…

Ella jadeó, intentando zafar de su agarre, pero su padre la mantuvo abrazada a él.

—¿C-cómo…?...

—Fui a verte… a la granja… Quería ver a mi pequeña… y resulta que las vi a las dos… Mis dos hijas… conspirando en mi contra… —Por fin la soltó, y Kohaku retrocedió horrorizada.

Detrás de su padre, Ibara emergió desde las sombras, una sonrisa macabra en su rostro.

—¿Con que quieres echarlo del palacio luego de volverte reina, eh? Eso era justo lo que se esperaba de una princesa rechazada… y es algo que no se puede perdonar. —Chasqueó los dedos, y dos guardias de elite emergieron detrás de él.

Los guardias la capturaron, cada uno tomó un brazo, y Kohaku no pudo ni reaccionar, demasiado sorprendida, demasiado horrorizada, simplemente mirando con incredulidad y profunda ira a ese hombre que se hacía llamar su padre y no dejaba de arruinar su vida.

—No puedo enojarme contigo, entiendo que me odies… pero no te dejaré ser la reina. —Por fin, Kokuyo alzó la mirada, sus ojos aguados, pero implacables—. Volverás a la granja, donde serás vigilada todos los días y a todas horas, hasta que te consiga un esposo que te llevé fuera de Akari, para que aprendas tu lugar. Y en cuanto a Ruri…

—¡No! ¡No, por favor! —En ese momento, la voz de Ruri se hizo oír en el palacio por primera vez en meses, y Kohaku miró aterrada como Ruri era metida en la habitación siendo arrastrada del brazo por un muy sonriente Mozu y otro par de soldados elites.

Las dos se miraron con horror y tristeza.

—Ruri volverá a su papel y se casará con Lord Senku para gobernar Akari en un futuro lejano, cuando yo lo determine. —Las miró con decepción—. Las perdonó, son mis hijas y las amo… pero este juego se acabó. Ambas deben conocer su lugar.

Los guardias arrastraron a Kohaku fuera, y ella ni siquiera pudo reaccionar, pero, al llegar a la puerta, finalmente reaccionó y miró atrás, viendo la mirada de Kokuyo clavada en ella.

—Tú no eres mi padre —susurró—. Jasper lo es. Tú no me amas, él sí. Y él jamás me haría esto… así que jamás te atrevas a volver a decir que soy tu hija. —Lo miró con odio puro—. Tú solo eres el hombre que arruinó mi vida y la de mi hermana… y siempre te voy a odiar.

Lágrimas fueron derramadas por Kohaku, por Ruri, y por Kokuyo, pero ninguno dijo nada más.

Continuará...

Holaaaaa :D

Les dije q se venian cositas interesantes ;D

Je, je...

Bueno, gracias por su apoyo y espero q les haya gustado uwu

Por fin estamos entrando en la recta final del fic OwO

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!