Todos los personajes que aparecen en este fanfic son propiedad exclusivo de Rumiko Takahashi, pero teniendo en cuenta que no voy a sacar ningún bien económico con esto solo lo hago pura diversión.

Capítulo 17 El diario de Ranma.


Apenas había dormido esa noche de nuevo, sus pensamientos estaban demasiado preocupados.

Tendría que arriesgarse como fuera, no le quedaba de otra.

Pero se haría vulnerable a sí mismo ante ella.

Se revelaría todos sus pensamientos privados, sus miedos, sus esperanzas e incluso sus fantasías más íntimas a ella.

Siempre había sabido que ella podía ser su perdición para él.

Ella le daba fuerza.

Una fuerza casi infinita, cuando estaba con él, a su lado.

Pero también podía quitarle todo lo que tenía, la energía, el corazón, las ganas de vivir.

Ella tenía todo el poder, para manejarlo como si fuera una marioneta sin voluntad, y lo que más le asustaba era que a él no le importaba.

Porque él mismo le había dado los hilos a ella.

Lo que ella hiciera con él estaba escrito en las estrellas, pero él no sabía leerlas.

Sólo el tiempo diría si ella lo aceptaría y prometería protegerla de todo peligro o se lo regresaría destrozado a él.

Suspirando pesadamente, se levantó, Sota no tardaría en venir a buscar la ropa para Akane.

Otra cosa que no le dejaba tranquilo a él.

¡Otro tipo que se ponía a buscar en su armario e incluso a mirar y tocar su ropa interior! Eso le carcomía hasta los huesos, porque implicaba varias cosas a la vez.

En primer lugar, tal y como ella había dicho ayer, no era la primera vez que Sota tenía que hacer algo así.

En segundo lugar, los dos estaban tan cómodos el uno con el otro que no parecía importarles.

Y en tercer lugar esto era lo que más le molestaba, habían sido pareja por aquella ocasión, ¡seguramente Sota había visto algo más que la ropa interior de ella en un cajón!

Siempre parecía tan natural cuando los dos se abrazaban para saludarse o despedirse, cuando Sota le daba un besito en la frente o Akane le daba uno en la mejilla.

No había nada tenso en ello, como si estuvieran acostumbrados a intercambiar tanta intimidad.

En realidad no le importaba, pues era más bien como hermanos que se dejaban abrazar por un familiar.

Pero a veces, en pequeños momentos como ése, le molestaba.

Le molestaba que nunca se hubiera atrevido a arriesgarse.

Había habido suficientes, y lo sabía y lo molestaba que no fuera él quien recibía esos abrazos y besos de ella... oh, cuánto los anhelaba.

Aquel tierno y corto beso que ella le había dado lo había excitado.

Sabía que no había nada en el mundo que pudiera hacerle más adicto que ella.

Sus labios habían sido tan suaves, su cálido aliento en su cara justo antes de tocarle le había provocado descargas eléctricas por todo el cuerpo.

Su corazón no había querido calmarse por la excitación, ni siquiera mucho tiempo después, y creía sentir todavía el cosquilleo en los labios.

Habría jurado que le había sabido un poco dulce, pero cómo podía haberlo saboreado, sólo había sido tan... tan... breve.

No obstante, seguía pasándose la lengua y los dedos por los labios de vez en cuando, como si pudiera quedarse en el momento.

Tras un rápido desayuno y una visita aún más rápida al baño, se vistió y cogió el Plan B de la tabla suelta bajo el futón y se lo metió cuidadosamente en la camisa.

Desde que se había mudado a esta habitación para dar a sus padres y a sí mismo un poco más de intimidad.

¿Y qué hombre adulto querría compartir habitación con sus padres?

La había guardado aquí.

Por suerte, nadie lo había encontrado tampoco, sería la primera vez que alguien que no fuera él vería su contenido.

Sin tiempo para pensar en ello, bajó las escaleras para dejar entrar a Sota.

Ya había llamado al timbre por segunda vez.

Después de que Sota volviera a salir de la habitación de Akane con una enorme bolsa bajo el brazo porque pensaba que no sabía qué quería ponerse Akane se dirigieron al hospital.

Cuando llegaron a la habitación de Akane, apenas pudieron ver al doctor Tofu terminando de examinar las manos de Akane, que aún parecían temblar.

"Buenos días a los dos". -saludó cariñosamente Akane con una amplia sonrisa, evidentemente contenta de que la dejaran salir cuanto antes.

Los dos jóvenes le devolvieron el saludo y le preguntaron cómo estaba.

Cuando el médico le dijo que aún debía tener un poco de cuidado debido a su costilla rota y a su falta de energía, Akane intentó levantarse de la cama.

"¡Qué acabo de decir Akane, aún tienes que ir más despacio, tus piernas aún son bastante inestables!". -la reprendió Tofu y la apoyó bajo los brazos.

"Pero no puedo cambiarme en la cama y realmente no quiero quedarme aquí más tiempo del necesario. Estoy bien, de verdad". -intentó tranquilizarle, pero se dio cuenta de lo inestable que estaba sobre sus pies.

"Está bien, tal vez podrías ayudarme a entrar en el baño y Sota podría poner mi bolsa allí. Así estaré bien". -dicho y hecho.

Cuando Akane hubo desaparecido en el baño, Tofu se volvió hacia los dos muchachos.

"No importa lo que diga, NO está muy bien. Todavía está muy débil, ¡se está recuperando de una operación en los pulmones! Así que, por favor, asegúrense de que no se altere, no se esfuerce demasiado y, si algo va mal, tráiganmela a mí o al hospital inmediatamente, aunque ella se oponga, ¿entendido?". -preguntó con mirada firme.

"¡Por supuesto! La vigilaré de cerca. De todas formas, el dojo estará cerrado las próximas dos semanas y ella no tiene clases. Mañana, los chicos incluyendo aquí a Ranma se van a una excursión deportiva de cinco días a las montañas y las chicas están libres, y la semana que viene es al revés. Por supuesto, ella sólo irá si su estado se lo permite. La llevaré conmigo hasta que vuelvan los Tendos esta noche y Kasumi podrá cuidarla entonces. le daré todas las instrucciones médicas". -respondió Sota con firmeza.

"Um... Tofu, ¿podrías ayudarme un momento?". -llegó tímidamente desde el baño, con la puerta abierta apenas un resquicio.

"Claro, ¿qué pasa, Akane?".

"¿Quieres pasar, por favor?".

Una vez en el baño, vio su problema: le temblaban tanto las manos que no podía abrocharse el sujetador ella sola.

Enganchó los extremos y la ayudó a ponerse la camiseta blanca de tirantes, por suerte ya llevaba puesto el pantalón gris de jogging.

"La verdad es que no sé si ha sido buena idea soltarte ahora". -dijo Tofu mientras tanto.

"¡Sí que lo es! Siempre dicen que uno se siente mejor cuando está cómodo en su entorno y yo me siento más incómoda aquí que en cualquier otro sitio. Así que no debería estar aquí. Te prometo que tendré cuidado y, si pasa algo, vendré enseguida a verte o te llamaré, como siempre he hecho... Gracias por todo". -le sonrió con cautela.

Él no pudo evitar sonreír también y darle un rápido abrazo.

"Bueno, vamos entonces, tu acompañante ya te está esperando". -esto la hizo soltar una risita y él la ayudó a salir del baño.

"Entonces, ¿cómo te imaginabas que debía llevarte, Belleza? Si no, puede que no lleguemos a casa hasta Navidad". -bromeó Sota, que la sostuvo con un brazo durante todo el camino de salida del hospital.

"No, estoy bien, no soy tan lenta". -refunfuñó Akane.

"¡¿Perdona?! Si camináramos más despacio, ¡estaríamos caminando hacia atrás! Así que o te portas bien ahora y me dejas llevarte o te llevo de vuelta, ¿qué te parece?". -dijo Sota con un poco de presión en la voz.

"¡Eso es chantaje!".

"Si". -y con eso ya la había levantado en sus brazos.

Ranma caminó junto a los dos todo el tiempo, más o menos observándolos.

Por un momento pensó que le gustaría llevarla en sus brazos, o al menos sostenerla, pero por lo demás estaba más preocupado por su plan B.

Quería dárselo cuando llegaran a la casa de Sota.

Luego se despediría, haría la maleta y tendría que ir a la estación de tren, donde se reuniría con sus compañeros y profesores para ir a la excursión antes mencionada.

No volvería hasta el viernes por la tarde, tiempo suficiente para que lo repasaran todo con detalle y tomaran una decisión.

Pero ya sabía que le volvería loco no verla en cinco días, no hablar con ella mientras estuviera ocupada.

Tan ensimismado en sus pensamientos, ni siquiera se dio cuenta de que finalmente llegaron a la propiedad de Sota y de que Akane ya le había hablado varias veces.

"Ranma, ¿estás bien?".

"¡Ah, sí!... Sólo he estado un poco preocupado".

"Déjame adivinar, aún no has hecho la maleta y ahora estás pensando en qué más necesitas". -ella le sonrió dulcemente.

"Algo así. ¿Podría hablar contigo un momento, no tardaré mucho, podríamos sentarnos aquí en el banco si no puedes o no quieres estar de pie?". -le preguntó él, cada vez más tranquilo.

"Claro, no hay problema". -ahora ella le miraba con cierta preocupación, ¿no se encontraba tan bien después de todo?

Sota la acomodó en el banco y le dijo que lo llamara si necesitaba ayuda para caminar, él prepararía un poco de té en la casa.

Ranma se sentó a su lado a cierta distancia y parecía estar cada vez más nervioso.

Puso una de sus temblorosas manos sobre la de él y la apretó breve y suavemente.

"¿Qué pasa Ranma, estás realmente bien? Estás sudando y temblando un poco, ¿pasa algo? Quieres recostarte, tal vez te contagiaste algo en el hospital". -sus ojos ahora lo miraban con preocupación y le acarició suavemente el brazo.

"A-Aka-ne, yo... Dios, ¡me estás matando!". -consiguió decir y puso la otra mano sobre la de ella para sujetarla a su brazo.

¡Cómo iba a concentrarse así cuando ella lo tocaba con tanta ternura! Ya había renunciado a ocultar su cara roja desde el principio, porque probablemente no podría deshacerse de ella en las próximas horas.

"Hace tanto tiempo que tengo que decirte algo. Siempre pensé que era valiente, que no me acobardaría ante nada, que podría luchar para salir de cualquier cosa. Porque eso es lo único en lo que soy realmente buena".

"Eso no es cierto, puedes hacer mucho más".

"Por favor, Akane, déjame terminar, esto ya se está poniendo bastante difícil". -ella lo miró confundida, pero asintió y él continuó.

"Desde que te vi por primera vez cuando me sonreíste y me ofreciste tu amistad, he sentido algo por tí. Empezó con un cosquilleo en el estómago y con el tiempo se convirtió en algo más profundo, más sólido, algo que incluso la palabra amor se quedaría corta... No sólo eres guapa, sino también inteligente, valiente, desinteresada, llena de pasión y tantas otras cosas maravillosas que me llevaría días enumerarlas todas. No me canso de mirarte, observarte, escucharte o simplemente estar cerca de tí y no puedo imaginar que eso vaya a ser así nunca más. Me sorprendes una y otra vez y me gusta. Me encanta todo de tí, cómo te las arreglas para dejar que tantas emociones revoloteen por tú cara a la vez, cómo nunca haces lo imposible por nadie, cómo no eres una de esas muñecas de moda, sino una maldita diosa de la lucha. No me había dado cuenta de que las artes marciales podían ser tan sexys hasta que te vi hacerlo... No puedo decirte cuánto lo siento por todo, mis abusos e insultos, las locas prometidas, todas las situaciones peligrosas en las que te puse y, sobre todo, siento sí te herí con mis palabras y acciones. Esa nunca fue mí intención, sólo fui... un estúpido, no supe cómo lidiar con todos esos sentimientos y el miedo a que me rechazaras, a que no sintieras lo mismo por mí. Cuando supe que nuestro compromiso se había cancelado y que tú lo habías pedido, fue como sí me hubieran ensartado el corazón, nunca había sentido tanto dolor. Eres la única mujer que he querido a mi lado y sigo queriéndola. Cuando dije que te quería, lo decía en serio. Lo dije porque realmente lo siento así y nada menos. También sé que debe ser difícil para tí creerme ahora después de todo lo que ha pasado, pero quiero que sepas que les dije a Shampoo y a Ukyo que estoy contigo. Y también se lo deje claro a los demás, sí vuelve a pasar".

Sacó su Plan B de la camisa y se lo entregó.

"Quiero que lo leas con atención, TODO. Eres la primera y la única que lo leerá y espero que me entiendas mejor y me creas. Estaré fuera toda la semana, así que tendrás tiempo".

Akane estaba demasiado abrumada por todo lo que había oído antes, su cerebro parecía incapaz de seguir procesando la información.

Se le quedó mirando un rato, la forma en que se miraba las manos mientras le contaba todo aquello.

Cuando le puso el libro en las manos, ella lo miró fijamente hasta que se dio cuenta de lo que le acababa de dar.

"Ranma... es esto... ¿es esto un diario?". -preguntó ella, confundida y sorprendida.

"Sí, es mí diario. Después de que me maldijeran, el tipo de Jusenkyo dijo que podría ayudarme a procesarlo todo. Lo acepté, pero empecé a escribir en él poco después. Nadie lo sabe, ni siquiera papá. Sólo te pido que lo cuides bien, hay algunas cosas muy... cosas muy embarazosas y yo".

"¡No puedo hacer eso, no puedo leer tú diario Ranma tú diario! Lo".

"Pero por favor, confío en tí. Eres la única en la que confío plenamente y tienes que leerlo por favor, es importante para mí, para nosotros, si es que alguna vez va a haber tal cosa. No quiero presionarte, por favor, piénsalo y nos vemos el viernes, ¿entiendes?". -la miró suplicante.

Akane sólo pudo asentir de nuevo, no sabía qué más decir.

Ranma por su parte parecía satisfecho, sonrió y se despidió dándole un beso en la mejilla y mientras salía corriendo por la puerta gritó.

"¡Que te mejores pronto y hasta el viernes, Akane!".

Desde que Ranma se había despedido tan apresuradamente, ella no se había atrevido a mirar el diario de su ex.

Sus piernas habían recuperado un poco más de fuerza y por eso se paseaba nerviosa arriba y abajo por su habitación.

Kasumi y Sota la habían cuidado con cariño, pero ahora sólo quería estar sola.

Necesitaba pensar, estar sola para tomar una decisión realmente importante.

Ella misma tenía un diario y sabía que si alguien se atrevía a leerlo, tendría que matarlo.

Había demasiadas cosas personales en él, pensamientos íntimos, momentos que había grabado y que no podía compartir con nadie más.

¿Y Ranma quería que lo leyera sí no, no le había rogado leer su diario?

Se lo habían dado para ayudarse a sí mismo a aceptar su maldición, como una especie de terapia para ayudarle a encontrar la aceptación, si ella había entendido bien.

Siempre se había preguntado cómo era capaz de llevarlo tan bien.

Cuántas veces había intentado imaginar lo que debía ser no saber nunca cuándo ibas a cambiar de sexo de repente.

En un momento vas por la calle desprevenido como una mujer con vestido o falda y te saludan amistosamente, y al siguiente te salpican con agua, te transforman en un hombre vestido de mujer y te llaman bicho raro.

¿Qué había de justo en eso? No podía evitarlo, no lo quería y ya había hecho Dios sabe qué para deshacerlo.

Por mucho que lo intentara, no podía ponerse en su lugar.

Sabía que si fuera ella la que tuviera la maldición, definitivamente NO sería capaz de sobrellevarlo tan bien como él.

Él era mucho más fuerte que ella, no sólo físicamente, sino también mental y espiritualmente.

Esa era también la razón por la que seguía siendo reacia a leer su diario.

Tenía miedo, miedo de que el contenido la trastornara demasiado, de que la llenara de tristeza y compasión por él y no volviera a verlo igual, ya no como ese hombre orgulloso, fuerte, servicial, cariñoso y a veces algo tímido e ingenuo al que había llegado a querer tanto.

¿Y si destruía todo lo que habían construido a lo largo de los años?

Por fin habían conseguido liberarse de las ataduras de sus familias.

Eran amigos, podían pasar tiempo juntos y disfrutarlo.

Ella había sido tan sorprendida por todas sus confesiones.

¡Ranma hablando de sentimientos, SUS sentimientos por ELLA, AKANE! Y luego sentimientos como esos.

Cómo había deseado oír tales palabras de su boca hacía mucho tiempo atrás, se había atrevido a esperar una y otra vez, sólo para sentirse amargamente decepcionada.

Una vez había sido una chica orgullosa, siendo la primera de sus amigas en tener un novio estable que no paraba de colmarla de cumplidos y luego toda la horda que la retaba a duelo sólo para que la dejara salir con ella.

Pero entonces llegó Ranma con su arrogancia y sus palabras desagradables y aunque con el tiempo llegó a conocerle mejor y supo que en realidad era un gran tipo, sus palabras dejaron pequeños arañazos en su autoestima.

Hasta que ya casi no valía la pena mencionarlo y se preguntaba si debía poner en peligro su recién adquirido ego con tanta facilidad.

Por fin se había convertido en una mujer orgullosa, seguía pensando que no era muy atractiva y que no podía seguir el ritmo de sus hermanas, pero sabía que no era fea ni estaba demasiado gorda para llevar una falda corta.

Con dedos temblorosos, acarició suavemente el cuero marrón desgastado de la cubierta y se preguntó si merecía la pena.

"¡No te enterarás si eres demasiado cobarde! Eres una Tendo y una maldita artista marcial, ¡no retrocederemos ante un desafío! Además... ¿no vale la pena? ¿No debería tener otra oportunidad?". -susurró en voz baja para sí misma.

Repentinamente decidida, cogió el libro y una antorcha y desapareció en su armario.

Una vez acomodada, dirigió el haz de luz hacia la primera página, que estaba garabateada con una letra muy familiar, y empezó a leer.

Continuará.


Hola a todos lo que leen esta historia el día de hoy 19 de marzo.

El día de hoy es un día muy especial para mi y todos se preguntarán por qué el día de hoy 19 de marzo es porque cerebro el día de mi Santo San José y el 21 de marzo mi cumpleaños doble celebración espero poder tener muchas felicitaciones y si no me conformo tener muchas visitas llegar el día de hoy 200, nos vemos hasta la próxima actualización, gracias por sus comentarios y también gracias a los que le dan favs y follows a mi historia, espero que siga siendo de su agrado hasta la próxima.