Capítulo 32
* * * P.V.G * * *
Aparco la moto en el mismo lugar de siempre, en una de las calles paralelas al bar, y sin ganas de trabajar me dirijo al local tras quitarme el casco, colocando después mi pelo con la mano.
Son las seis en punto, y como era de esperar, Ushiyama ya ha abierto al público, aunque aún no haya nadie dentro todavía, y él y su sobrina estén en la barra hablando tranquilamente después de haber puesto todo en orden y no tener trabajo que hacer.
-Hola. –Saludo sin mucho afán, evitando mirar a Theia, porque no se corta y sonríe de esa forma tan descarada, aunque su tío esté delante.
-¿Qué tal va Ken? –Pregunta Ushiyama, antes de que desaparezca por el pasillo para ir al almacén
-Está mucho mejor. La semana que viene saldrá del hospital.
-Genial, habrá que darle una buena bienvenida.
Yo asiento, pero no correspondo la alegre sonrisa que él dibuja, y antes de meterme en el pasillo veo como Theia se mete en el que lleva a las escaleras para hablar por el móvil cuando la llaman. Cada vez que la veo alejarse de mí respiro con alivio, porque no se rinde haga lo que haga.
Cuando vuelvo veo que Ruka y Serizawa salen del backstage. Supongo que ahora que ha acabado su ensayo, se irán hasta que le toque actuar de noche en una colaboración con un grupo de amigos suyos que tienen una banda de rap.
Los tres nos miramos, pero no nos saludamos. Desde lo que pasó hace una semana Ruka ha pasado de hablarme salvo para lo necesario, y Serizawa preferirá mantenerse al margen para no perder los estribos. Es mejor así.
De repente se abre la puerta del bar y para mi sorpresa entra Airi, quien rápidamente localiza a su hermano y amiga, y se esfuerza en pasar de mí para ir hacia ellos. Yo por mi parte trato de hacer lo mismo, aunque me cuesta enormemente, pero pronto me distraigo cuando Theia sale de detrás de la barra y se acerca mientras guarda el móvil.
Pasa un segundo antes de que me hable, y veo como contempla a Airi un segundo, quien ahora está sola con Tamao, esperando a Ruka de nuevo. Theia sonríe levemente con algo de malicia, lo que no me gusta nada. A saber qué coño está pensando.
-Me acaban de llamar para una prueba para un trabajo, y sería esta tarde. Volvería dentro de unas horas. Para las horas de más jaleo estaría aquí. ¿Qué me dices?
-Vete, no hay problema.
-Gracias, jefe.
Ella me sonríe con su típica forma cargada de intenciones, y después corre a besarme rápidamente antes de que pueda reaccionar, con pasión y brusquedad, tal y como le gusta. No tardo mucho en separarme, y sin que le diga nada ella vuelve a sonreír y se marcha, dejándome maldecir interiormente.
Pronto veo como Tamao y Airi hablan algo. Lo han visto todo fijo, y es evidente porque ella tiene otra cara, abatida y triste. Parece que quiere marcharse, pero su hermano no la deja, agarrándola del brazo y volviendo a decirle algo con firmeza, pero Airi pasa y se suelta del agarre para ir hacia la salida.
Tamao se queda parado un segundo tras nombrarla para que pare, pero enseguida veo como aprieta los puños y empieza a caminar con decisión hacia mí. Su cara ya me avanza que está cabreado y viene a buscar bronca, pero me doy la vuelta y me apoyo en la barra, ignorándolo.
-¡Tú! –Me grita mientras me gira bruscamente y me agarra de la pechera, haciendo que Airi se gire y venga corriendo. -¡Eres un miserable!
-Tamao, por favor, ¡para! –Le suplica Airi mientras llora, tratando de ponerse en medio, pero él pasa de ella y me agarra más fuerte.
-Si vuelvo a ver a mi hermana llorando por tu puta culpa, te juro que no van a hacer falta yakuzas para que acabes muerto, cabrón.
Sin que pueda replicar, él me suelta con la misma violencia y agarra a Airi del brazo para llevársela con él, saliendo del bar rápido, aunque antes ella se vuelve y me mira un segundo como disculpándose, aún con los ojos llenos de lágrimas. Un instante después Theia se acerca rápido a mí. Parece que lo ha visto todo.
-¿Genji, estás bien? –Pregunta con preocupación mientras posa sus manos en mi pecho, hablando de nuevo. –No te preocupes. Esa idiota no debería haber venido sabiendo lo que pasa.
Alzo mi mirada y fijo mis ojos en los suyos sintiendo una gran rabia dentro, y sin pensarlo la separo bruscamente haciendo que sus manos dejen de tocarme, y la empujo contra la pared más cercana, agarrándola después del cuello.
-Ni se te ocurra hablar de ella, y ni se te ocurra volver a intentar nada conmigo nunca más, o tendrás un problema, ¿te queda claro de una puta vez? Déjame en paz.
Ella asiente, y por primera vez veo su cara asustada y sin ápice de gilipolleces ni sonrisitas, entonces la suelto y empujo a Ushiyama, quien vino rápido en cuanto me vio agarrarla. Ambos se quedan allí quietos viéndome marchar, y con el mismo cabreo desaparezco tras la barra para bajar al almacén de abajo y no acabar pegando a nadie ni montando una escena arriba. Esto harto de gilipolleces.
* * * P.V.A * * *
Salgo de la estación y me abrocho el abrigo ante la baja temperatura de la noche, y comienzo a caminar rumbo a mi casa, sintiendo que el dolor de cabeza aumenta con el frío, no obstante, no aprieto el paso. Estoy demasiado cansada para correr.
Sólo con pensar que mañana tengo que volver a ir a trabajar hace que las pocas ganas que tengo de vivir se me vayan, encima debo estudiar para los tres exámenes que me quedan. Este cuatrimestre va a irme fatal, apenas puedo concentrarme, pero al menos estudiar y trabajar me distraen y dejo de pensar, y doy gracias por ello, porque es lo único que me está salvando de la absoluta decadencia.
Me esfuerzo por dejar de pensar en mi dolor y tristeza, y en cuanto entro en mi barrio, en las primeras callejuelas cercanas al bar de Genji donde no hay nadie a estas horas, empiezo a rayarme cuando unos pasos me siguen.
Me giro levemente y veo a un hombre caminando rápido tras de mí, lo que me hace acelerar con el miedo haciendo que mi corazón palpite fuerte. Me sigue, no hay duda cuando hago un giro estúpido para rodear un edificio y acabar en una calle más grande y luminosa, pero entonces alguien aparece frente a mí para hacerme parar.
El desconocido sonríe de una forma que me produce un escalofrío, y poco después una voz que me resulta familiar aparece tras de mí. Es el mafioso ese grandote que fue a bar, uno de los jefes, que se acerca junto con el tío que me perseguía antes.
-¡Qué sorpresa! Si es la novia de Takiya. Bueno, bonita, no voy a mentirte… estábamos buscándote. Tu novio es un cabrón con suerte y nos está costando un poco hacerle entrar en razón y colaborar, y había pensado que quizás tú podrías ayudarnos.
Sin poder echarme más hacia atrás, acabo apoyada contra la pared del callejón donde me han llevado, y tratando de controlar mi miedo y respiración, contesto con un murmullo mientras el hombre se apoya en la pared, acercándose más.
-No quiere verme. Ya no estamos juntos.
-¿En serio? Bueno, cariño, mejor para ti porque ese niñato va a acabar muy mal y sólo iba a darte problemas. Además, eres muy joven y bonita para ir de luto, ¿sabes? Has hecho bien en dejarlo.
Me callo y mi pecho se agita por su comentario y el terror que me causa pensar en eso, a la vez que bajo la mirada con tristeza al pensar de nuevo en Genji y en lo que lo echo de menos. El tío parece leerme la mente, y habla con fingida sorpresa.
-No me digas que él te ha dejado a ti. ¿En serio? Qué gilipollas –agrega riéndose cuando asiento-. Bueno, acaba de ganarse otra razón para que le pegue un tiro. Lo haré por ti, preciosa, y esta vez no se va a escapar.
-No por favor, no le hagáis daño. –Suplico de inmediato, mirando al tipo a los ojos.
-Nada me gustaría más que complacerte, pero tiene que pagar como todos, cielo. Ya se ha reído de nosotros mucho.
-Por favor. Yo pagaré por él, haré lo que sea, pero no le hagáis daño, por favor. –Lloro al no ser capaz de aguantar más la presión del miedo.
-Es mucho dinero, no creo que puedas pagarlo tú, cariño. –Habla con una fingida ternura, y después de verme llorar unos segundos, vuelve a hablar. –Espera, quizás podamos hacer algo, ya que lo quieres tanto y yo no quiero verte sufrir, guapa. Una universitaria que trabaja en un supermercado no suele tener mucho dinero, pero podrías pagarnos su deuda trabajando para Kuroki. A él le gustará la idea en cuanto te vea.
-¿Trabajar dónde? –Pregunto con miedo y voz temblorosa.
-En uno de los clubs nocturnos de Kuroki. Tú trabajas para él y él se olvida de Takiya. ¿Qué dices, guapa?
-Yo no soy una prostituta. –Logro susurrar tras unos instantes, sintiéndome en una terrible encrucijada, pero el hombre salta enseguida al oírme decir eso.
-¡Oh, no, claro que no! Nada de eso, guapa. Sólo tendrías que servir copas, sonreír a la clientela, ser amable y darles conversación a los habladores. Seguro que agradecen tener una conversación culta con una chica lista, para variar, cariño. Sólo eso, te lo prometo, y Takiya estará a salvo.
Veo como sonríe abiertamente, con esa pizca de maldad encubierta mientras se lleva la mano derecha al corazón en un teatral gesto solemne, y tras pensar un poco, hablo mirándole con desconfianza, pero acabo aceptando. Si puedo salvarlo tengo que intentarlo, si no, no me lo perdonaré nunca si le pasa algo.
-Está bien. Lo haré.
-¡Estupendo! Mira, cielo, sabemos donde vives y eso, así que te pasaremos a recoger mañana para que empieces.
-¡No! –replico rápido-. Mejor dime dónde tengo que ir y a qué hora. Prefiero ir yo.
-Como quieras, cielo. Está es la dirección del club –dice sacándose una tarjeta del bolsillo de la chaqueta donde pone gentlemen night club, y la dirección en una calle de Shinjuku. –Pásate a las 9.
En cuanto asiento los tres tíos empiezan a alejarse rápido, y yo me quedo mirando la tarjeta negra de letras blancas, pensando con miedo dónde demonios me estoy metiendo.
