Capítulo 17

* * * P.V.A * * *

Abro la puerta del bar rápido para refugiarme del frío viento de la calle, dejando atrás las bajas temperaturas de esta noche, para las cuales son necesarias algo más que la chaqueta que llevo.

Pronto la música inunda mis oídos mientras echo un vistazo alrededor para encontrar a Genji, dándome cuenta de que hoy hay algo menos de gente de lo que es costumbre, y de que Genji no está en la barra, sólo Ushiyama. En cuanto él me ve acercarme me sonríe y viene a mi encuentro después de acabar de servir unas copas.

-Hola, ¿dónde está Genji? –Le pregunto inclinándome sobre la barra para que me oiga.

-Está abajo con tu hermano, hace poco llegó para hablar con él.

Asiento mientras mi mente se preocupa automáticamente, pasando detrás de la barra para encaminarme a la zona de abajo donde también hay almacenes, rogando porque Tamao haya calmado su fuero interno y no vuelvan a pelearse hoy también.

En cuanto voy bajando las escaleras escucho levemente las voces de ambos, con lo que ralentizo mi paso para no interrumpirlos, hasta que me dejo ver a mitad de la escalera y me calmo al ver que ambos se dan la mano, haciendo las paces.

Sonrío cuando veo aquel gesto y termino de bajar para acercarme, haciendo que se den cuenta de que estoy allí y se separen para mirarme. Me coloco al lado de mi hermano y le paso un brazo para rodearlo por los hombros, hablando con una leve sonrisa.

-Espero que eso signifique que todo está bien otra vez, y no habrá más peleas.

-Está todo arreglado. –Responde Tamao, a la vez que me abraza por la cintura con un brazo unos segundos, para después soltarme y mirarme a los ojos. –También te debo a ti una disculpa por cómo te traté el otro día; he sido un gilipollas tratándote así, sé que pretendías ayudar. Perdóname, Airi.

Siento una gran ternura y tristeza al ver su semblante serio, conociendo bien lo que está sufriendo, y a qué se ha debido todo este comportamiento, con lo que sonrío levemente antes de hablar.

-Tranquilo, Tamao. No tienes que pedirme perdón.

Él asiente y me susurra un gracias antes de que ambos nos abracemos con cariño durante unos minutos. Cuando nos separamos Tamao vuelve a hablar, recomponiéndose para abandonar aquella atmósfera, supongo algo incómoda al estar ante Genji.

-Bueno, vuelvo arriba antes de que Ruka empiece. Os veo luego.

Ninguno decimos nada mientras lo vemos subir las escaleras, quedando unos breves minutos en un incómodo silencio, antes de que yo lo rompa con un susurro no muy convencido, a causa del miedo por su reacción, puesto que ambos sabemos qué quiero saber y de qué quiero hablar.

-¿Cómo van las cosas?

-Como siempre, no pasa nada. Las cosas de mi padre no son asunto tuyo. –Me responde borde, empezando a caminar para subir las escaleras y aparcar el tema de la Yakuza.

-Sé lo que pasa, Genji. El bar está en territorio que ellos quieren y están conquistando a base de palizas y extorsiones.

-Cállate. No sabes nada de esos temas.

Su respuesta indiferente y seca me mosquea más, y le sigo con decisión hasta salir de nuevo al bar, detrás de la barra, agarrándole del brazo para que me mire antes de hablar con firmeza.

-Sé más de lo que crees, y no voy a dejar el tema aparcado como tú, y esperar que las cosas se desmadren y te hagan daño.

-Métete en tus asuntos.

Tras una fría mirada se suelta de mi agarre y se marcha a trabajar, haciendo que hinche mi pecho de aire con enfado, saliendo después de la barra con premura para irme del local, pero al salir de la zona de los camareros y pasar cerca del corredor que lleva a los baños y al otro almacén, la voz de Theia hace que me detenga para encararla, sintiendo automáticamente después que mi cabreo aumenta.

-¿Problemas en el paraíso?

-Déjame en paz, no estoy de humor. –Contesto de mala gana a su sonrisa ácida y burlona, amagando con seguir mi camino, pero vuelve a hablar y me detengo.

-Dicen que, si los problemas en una relación persisten y no se logran solucionar, lo mejor es dejarlo.

-Nosotros estamos muy bien, no te hagas ilusiones –replico sin poderme contener, sintiendo como me enciendo por dentro a cada segundo de aquella estúpida sonrisa-. Igualmente, que él se enrollara contigo hace años no significa que vaya a pasar lo mismo ahora.

Theia ríe ante mi comentario con una mordacidad encubierta que odio, pero no tanto como la forma en que me mira, con un deje de chulería y pena socarrona mientras me responde acercándose unos pasos.

-Si lo tienes tan claro, ¿por qué estás celosa?

-Porque no me gusta que una buscona esté zorreando con mi novio.

Enseguida veo como ella se cabrea por mi comentario, y ambas nos acercamos más mientras nos envalentonamos a causa de la rabia, fulminándonos con la mirada.

-Si yo le zorreo, como tú dices, es porque veo que está interesado en mí y le gusto, bonita. Quién sabe, quizás el día menos pensado acabamos montándonoslo en el almacén porque Genji acaba harto de una histérica como tú.

Sin pensar en nada más que en el asco que le tengo, le suelto un puñetazo con todas mis ganas y la golpeo en la cara, haciendo que casi se caiga al suelo y empiece a sangrar por la nariz. No obstante, Theia viene a devolverme el golpe llena de rabia mientras me dice que soy una puta loca, y ambas nos enzarzamos con velocidad, haciendo que la gente de nuestro alrededor empiece a mirarnos y a tratar de pararnos hasta que Ushiyama y Genji llegan a separarnos.

Ushiyama agarra a Theia y le dice que se calme mientras Genji me aleja tras agarrarme por detrás de la cintura, girándome para mirarme a la cara y sujetar mi rostro para examinar mi labio inferior, el cual sangra tras un golpe que no pude esquivar.

No dejo que me toque y aparto su mano con brusquedad sin decir nada, girando sobre mis talones para abandonar el lugar con velocidad.


Enciendo un cigarro tras acabar de beberme la tercera cerveza, aún sintiéndome enfadada por lo que pasó en el bar, y con certeza no me dejará dormir bien esta noche, así que como mañana no tengo que madrugar pienso beber hasta emborracharme y olvidarme de todo el mundo.

En cuanto doy la segunda calada al cigarro llaman a la puerta, y al saber que debe ser mi hermano o Genji, ni me inmuto, continuando centrada en fumar, aunque vuelven a llamar de nuevo.

-Airi, abre la puerta, sé que estás ahí. No voy a irme hasta que abras.

La voz de Genji al otro lado no hace que me mueva, pero miro el reloj del móvil para ver la hora que es, cerciorándome de que sólo ha pasado una hora desde que me fui del bar. Pronto vuele a hablar, está vez con un tono menos frío.

-Ábreme la puerta, por favor.

Doy la última calada antes de levantarme y rendirme ante sus palabras, abriendo con indiferencia y dejando que pase para recuperar mi cigarro.

-¿Qué ha pasado en el bar? ¿Por qué os habéis pegado? –Pregunta serio mientras me mira fumar impasible, sentándome de nuevo.

-Me provocó y no pude resistirme, ni quise, en realidad. Supongo que se me ha pegado de vosotros.

-Oye, siento lo de antes, no debería ser tan borde –dice, y supongo que al verme cabreada con él, haciendo que fije mis ojos en los suyos al fin y vuelva a hablar-. Supongo que lo de Theia ha sido por lo de siempre, pero no tienes que preocuparte por eso. Te quiero.

Cuando escucho eso mientras me mira a los ojos pierdo el enfado y suspiro sonoramente, ignorando el asunto de Theia para hablarle de lo que realmente me tiene en vilo, sincerándome.

-Me preocupa lo de los Yashaki, y que todo ese asunto pueda salpicarte a ti, como ya pasó hace tres años, Genji. Hablé con Ken y me contó lo que ocurre. No le eches la bronca. –Añado tras un silencio, haciendo que él tome la palabra sin mal humor, sentándose a mi lado antes de hablar.

-No pasará nada, el bar está fuera de negocios de la mafia, mi padre lo dejó limpio, pero aún así van a venir un par de sus hombres a vigilar y eso. Está vez nadie vendrá a por mí.

No me convence mucho lo que dice, pero no puedo hacer más que resignarme y dejarme vencer, puesto que no puedo hacer nada y estoy harta de discutir con él.

Después de mirarnos uno segundos me acerco y lo abrazo sin decir nada, sintiendo como él me responde con fuerza poco después.