¡Hola! Volví con esta historia, que ya tengo casi terminada. Porque la otra me está costando escribirla D:

Aquí le presento a los últimos personajes de Pequeños mundos. Espero que disfruten y sin mas dilación, ¡comenzamos!

Capítulo 3 - Problemas similares.

SANJI VINSMOKE

Amo mi trabajo y amo quien soy ahora gracias a los Gold, podrán decir lo que quieran de ser un simple recepcionista, pero me encanta tratar con las personas. Porque hay una gran diferencia entre mi vieja casa y la nueva. Allá todos me hacían de menos, aquí nadie me juzga. El ser el único sentimental entre los Vinsmoke, me trajo muchas más consecuencias de las que debería. Hizo que mi padre me detestara, mis hermanos son peores que mi progenitor, mamá ya no estaba viva cuando mi padre me boto de casa y Reiju... Pues ella solo guardó silencio, cómo siempre. Por suerte mi mejor amigo Luffy le hablo de mí a su familia y ellos me recibieron con los brazos abiertos. Tengo un novio, se llama Gin, Luffy lo odia y se alegra de que viva lejos. Suelo ir a su casa los fines de semana, más cada vez lo siento distante y con peor humor. Tiene un carácter explosivo, a veces se molesta conmigo y me sujeta con fuerza, pero eso es solamente porque lo provoco, con este sentimentalismo exagerado que siempre tuve.

Entró en crisis cuando le dije que tenía que regresar antes el sábado, y eso que le explique lo que paso. Le mostré las noticias y todo, pero no escuchaba razones. No me prohibió ir a verlo, pero sí me dio la indirecta que no se quedaría así. Si no fuera tan urgente, no me animaría a dejarlo sólo este fin de semana, pero mi bonito me necesita y yo estaré ahí para él. En la parada de buses continuamos discutiendo, la bofetada que me dio me tomo por sorpresa jamás me había pegado antes y luego de que lo hiciera se disculpó un millón de veces y me deseo buen viaje, recomendándome que me amaba. Besando los mismos labios que acababa de magullar.

En el trayecto sentí como alguien se acomodaba a mi lado, no quería voltear a ver la manera en la que seguramente estaba mirando mi mejilla, más algo frío hizo contacto con esta y voltee sorprendido – Deberías mantener esto ahí, hasta que la hinchazón baje – esa voz la conozco.

- ¿Zoro? – sentí vergüenza de que mi compañero de trabajo me viera en este estado. El no movía la lata fría de mi mejilla, recién la soltó cuando mi mano se cerró sobre el metal – Gra. Gracias.

-Sabes – no me atreví a mirarlo – alguien que te quiere, no te trata de esa manera.

-Él me quiere – siempre me lo repito, pero hay veces en las que yo mismo lo dudo – solo estaba molesto.

-Lo dudo – me entrega un chocolate – no es la primera vez que los veo discutir, más es la única vez que te ha pegado – me sorprende su comentario, está vez lo miro a la cara – mi hermana es vecina de tu pareja, las veces que la visito los veo y escucho discutir.

- ¿Desde cuándo?

-Mi hermana vive ahí hace 3 años.

-Yo salgo con él hace 1 año y medio – asiente - ¿Desde ahí? – La forma en la que se ríe me molesta, como si supiera algo que yo no - ¡¿Zoro?!

-Perdón, me enteré desde que comencé a trabajar en Water Seven. Te reconocí al instante – yo no recuerdo haberlo visto antes.

-Pero solo entraste hace 7 meses.

-Lo sé, también llevo la cuenta - ¿Me está tomando el pelo?

-Si viniste para molestarme, te ruego que te cambies de asiento.

-Me bajo en esta parada, solo quería entregarte eso – se pone de pie y despeina mi cabello antes de irse – nos vemos el lunes.

Esto es lo más extraño e incómodo que me ha pasado. Con Gin hemos discutido desde el inicio y saber que alguien más a quien conozco, sabe de eso me molesta. Mi vida privada quisiera que se quedara solo para mí. Máximo Luffy, el resto no necesita saberlo y tampoco es que le vaya a contar todo lo que pasa con mi pareja a mi amigo.

ZORO RORONOA

- ¡Tengo que ayudarlo! ¡Es mi amigo! – La discusión del departamento continuo al de mi hermana se repetía con frecuencia. El tema siempre era el mismo.

- ¡¿Te importa más él que yo verdad?! ¡Tú eres mío Sanji! ¡Solo yo estaré para ti!

Mi hermana estaba muda, tapaba los oídos de mi sobrina para que no escuchara el alboroto que tenía su vecino. Escuchamos un portazo y luego todo fue absoluto silencio. Tashigi renegó y luego mando a Kuina a jugar para quedarse a solas conmigo.

-Te juro que siento lastima por ese muchacho, es súper lindo y tiene que aguantar a ese idiota – yo opino lo mismo. Conozco a la víctima, el ruidoso y gracioso Sanji Vinsmoke, uno de los recepcionistas de la empresa para la que trabajo.

-Ya se dará cuenta de las cosas, no creo que sea tan tonto – le resté importancia, conozco de sobra lo que una mala relación puede causar y tarde o temprano terminas entendiendo que mereces algo mejor. Una vez que conoces tu verdadero valor, te marchas para no regresar.

-Cada fin de semana es lo mismo, lo hace venir de quien sabe dónde para tratarlo como un trapo ¡Ush! Te juro que uno de estos días iré a cantarle sus cuatro verdades.

-No te metas Tashigi, mientras no haya agresiones físicas no debes intervenir – frunció el ceño - ¿Qué?

- ¡Si me llegas a venir con alguien de ese calibre nuevamente lo empujo por las escaleras! – reí, es un tema sensible para ella.

-Ya estoy curado – terminé de tomar mi café y me despedí de ambas para ir a la estación. Debo regresar hoy para ayudar a mi padre con la licorería.

Mientras esperaba el bus que me llevaría, pude ver al vecino de mi hermana alterado nuevamente, intercambiando palabras con su pareja. Estaban apartados de todos, no se escuchaba lo que decían, pero si resonó el ruido seco que ocasionó la cachetada recibida por mi compañero de oficina. No hubo una sola persona que se acercará para ver qué pasaba y siento que traeré más problemas si lo hago yo ahora. Cuando llego mi transporte y vi que el también subiría a ese, compre una lata de gaseosa helada y un chocolate de la tienda, fui el último en subir.

No me gusta meterme en los asuntos de otros, pero sé perfectamente lo difícil que es salir de donde él está. Esa sensación de que esa persona es la única que te va a amar y si lo dejas ir te quedaras solo. Respiré profundo y me acerqué. Rápidamente se puso a la defensiva, le dije lo que nadie quiere escuchar, le entregué las cosas que le compré y me bajé en la parada cerca del local de mi padre. Sanji es un hombre gracioso, muy bonito e interesante. Espero que aproveche mi consejo y comience a ver por el mismo.

LUFFY MONKEY.

Comí todo lo que me había traído y cuando termine de lavar lo que use, él salió de su habitación ya con otra ropa. Me pregunto el horario en que vendría Sanji. Yo buscaba la manera de preguntar por la chica sin ser un entrometido, pero él lo respondió todo sin pelos en la boca. Bien a su estilo, como si no fuera importante. Al aclarar que era su hermanastra, me sorprendí. Yo no sabía nada de su familia, y el que esa chica se haya comportado de ese modo, quiere decir que lo ve con otros ojos. Los hermanos no hacen esa clase de pataletas a esta edad.

Nos llevamos muchos más años de los que pensaba. Parece mi con-tempo o máximo él de Ace, pero por lo que veo estaba equivocado. Al hablarle sobre eso, me pareció que lo puse de mal humor, su rostro había cambiado. Recuerdo bien la charla que tuvimos en la universidad antes de abandonarla y él se apega mucho a la descripción, las llamadas micro expresiones que delatan los cambios de estado de ánimo. Le mostré a lo que me refería y cuando quise sobrar de mi conocimiento me cerró la boca. Yo ni siquiera había terminado una carrera y él ya se recibió en medicina. No busca oficio en eso, pero tampoco disfruta de pelear, y dice que tiene problemas de dinero, pero no se dedica a lo que realmente le dará plata... entonces no entiendo. Su pasado lo pone en estado de alerta y yo sigo insistiendo en traerle malos recuerdos, por querer aprender más de él.

Ahora cambiaré y hablaré del presente. Pregunté en qué podía ayudarlo, más solamente hablo de Sengoku y de que él se encargaría de todo. La manera tan loable en la que habla de que prefiere tener problemas a dejar que los abusivos lastimen a otros me llevo a nuestra época de instituto otra vez. Bueno la mía, pues él ya era un universitario. Solía defender a quien era molestado y más de una vez termino en peleas que no tenían nada que ver con él, ahora que lo pienso; ya en aquella época acaba los pleitos rápidamente. Nunca físicamente, los destruía moralmente sin levantar la mano.

Por impulso quise apoyar mi mano en su hombro y decirle que era genial, más al ver la manera en la que se alejaba me llevo a golpearme mentalmente por bruto. Trate de disculparme por mi impulsividad y termine diciendo más tonterías de las necesarias. Soy alguien… demasiado expresivo a veces y él, por el contrario, evita completamente el contacto.

- ¡No, no me refiero a tocar! ¡Sino a apoyar! ¡No! ¡Quiero decir! ¡Ash! ¡Olvídalo! – al voltear para evitar mirar su rostro, alcance a ver su reflejo en el espejo y una diminuta sonrisa se podía apreciar en la comisura de sus labios.

-Entendí – se colocó de pie y fue a buscar algo junto al televisor. Cuando regreso a mi lado me tendió el control remoto - ¿Quieres ver algo para pasar el rato?

- ¡Seguro! – el sonrojo continuaba en mis mejillas, coloque una película de acción y me dispuse a mirarla.

Él no se quejó de mi selección, más la manera en la que enarcaba una ceja en cada escena de pelea me parecía graciosa. Quise preguntar, pero tenía vergüenza de volver a decir alguna tontería y preferí quedarme en silencio. No me incomodaba estar así con Torao, por el contrario, es como si fuera lo más natural del mundo. Es extraño...

Sanji me aviso que llegaba en quince minutos, yo se lo dije a mi compañero y luego de me prestara su habitación me cambie de ropa. Se ofreció a acompañarme, nos despidió una vez que me subí al taxi con mi amigo. Este movía las cejas de arriba abajo cuando estuvimos solos en el vehículo. Le indico al chófer donde debía llevarnos y luego de que se pusiera en marcha comenzó a interrogarme. Pero una marca violeta en su mejilla me llamo la atención.

- ¡¿Qué te paso?!

- ¿Esto? No es nada, una anciana loca en el bus me golpeo con su bolsa –me parece que no es eso y no quiero decir lo que estoy pensando.

- ¿Sanji? Dime por favor que no es lo que creo – su sonrisa era tan falsa como su historia - ¡Bonito! Te juro que es eso ¿Qué más seria sino?

-Espero, por tu bien que sea solo eso. Porque donde me entere qué tuvo algo que ver, lo iré a poner en su lugar. Así como Law dijo, no me gustan las injusticias.

- ¿Law? – Dije su nombre sin pensarlo – Nunca nos dijeron su nombre.

-Ya lo conocíamos de antes ¿lo olvidas?

-Siempre lo llamaban Donquixote en el instituto, en la oficina le dicen Trafalgar y tú lo apodaste cómo Torao, pero ¿ahora ya es Law? - ¡¿Por qué le dije así?!

- ¡No me cambies el tema! ¡Estábamos hablando de ti!

Antes de que pudiéramos continuar con la discusión, el taxista nos indicó que llegamos. Le pagamos y Sanji me ayudo a bajar mis cosas. No me dejó volver a tocar el tema de su mejilla, pero eso no se me ha olvidado. Su novio es un idiota supremo y si realmente osó a ponerle una mano encima, lo voy a matar. Luego de todo lo que le ha pasado en la vida, Sanji merece el cielo y mucho más. Esa noche le comenté todo lo que había ocurrido, como fue desde aquella vez que me topé con uno de los clientes, hasta el día de ayer. Se enamoró de la manera en que Torao me defendió y luego de que le insistiera accedió a no decirle nada. No quiero causarle más problemas y no creo que le agrade si alguien comienza a interrogarlo. Porque si hay algo que adora hacer mi amigo es hablar hasta por los codos y eso es lo que menos le gusta a nuestro antiguo conocido.

El domingo comenzamos a buscar un nuevo departamento para mí y fuimos anotando todas las opciones que nos parecían interesantes. Vimos cinco, pero ninguno estaba dentro de mis posibilidades. Así que por ahora me quedaré con mi amigo hasta que encuentre algo que cumpla con las tres "B" bueno, bonito y barato. Espero no generarle problemas innecesarios al pobre, o en el peor de los casos, poner al tarado de Gin en su lugar.

El lunes fuimos juntos a la oficina, salude a Zoro y Torao, más Sanji paso de largo y ni siquiera los miró. Me sorprendió, ya que esperaba que le hiciera caras al guardia, más fue todo lo contrario. No levantó su vista en ningún momento de su computadora, salvo para atender a algún cliente. Me dijo que estaba bien y que solo quería acelerar su trabajo atrasado. Me preocupo demasiado su comportamiento, es una persona demasiado sociable y ahora se estaba comportando retraído. Incluso me pidió cambiar turnos de almuerzo, claramente acepte. Así podría conversar un poco con Zoro, quien siempre se me hizo muy agradable, además de apuesto.

Aunque el destino no deseaba que eso pasará, ya que los guardias hicieron lo mismo que nosotros. Torao y yo salimos primero. Le pregunte si quería sentarse conmigo y el acepto. Para mi buena suerte, las secretarias de presidencia ni se acercaron. Son mujeres muy bonitas, pero en demasía odiosas. La única que lo intento fue Alvida, más al ver el poco interés del guardia hacia ella volvió a su mesa – ¿Tuviste algún problema? – Negó con la cabeza – ¿ninguna noticia de tu entrenador o algo así?

-No, por ahora fue catalogado como defensa propia. Tengo que ir al pesaje para la siguiente pelea el viernes – No sé a qué se refiere, ¿Pesaje? ¿Para qué?

- ¡Nada que incluya una balanza puede ser bueno!– Enarcó una ceja – es un chiste – me rasqué la cabeza.

-No veo lo gracioso, si estoy por encima del peso de mi categoría me descalifican. Tengo que tener menos de 83.9 – ¡Ahhh! Ahora tiene sentido.

- ¿Cuánto tienes?

-Ochenta la última vez que me pese – ¡Nunca estuve ni cerca de ese peso! - ¿Y cuánto mides?

-1.91 – ¿Usando unos tacones podría estar cerca de su mentón? - ¿Qué tienes?

- ¿Eh?

-Tus expresiones son graciosas, más no sé qué significan la mayoría de ellas - ¿Acaba de decir que mi rostro le causa risa? – estás haciendo otra ahora.

- ¡Ish! ¡Soy una persona muy expresiva vale! –Le resta importancia a mi comentario y continúa comiendo tranquilamente. Las miradas de los demás en mi me desagradan, más a Torao no le incomodan en lo absoluto. Sobre todo, porque realmente parece como si le importara poco o nada lo que pasa a su alrededor. Me gustaría ser más como el en este momento.

El resto del almuerzo lo pase haciendo preguntas sobre el deporte que practica. Respondió algunas de ellas más detalladamente. Es un novato, tiene un total de siete peleas oficiales, de las cuales no ha perdido ninguna. Practicó Kung Fu desde los diez años, más tuvo que ampliar sus conocimientos hace un par de años, por lo que ahora maneja un poco de Judo y Kick boxing. Aún no ha logrado ingresar a las MMA, más está en competencia para ganar un pequeño torneo y de ese modo hacerse un lugar en las ligas grandes. Para mi mala suerte, quede con más curiosidad que antes respecto a él. Es una caja de sorpresas, y el hecho de que sea tan hermético lo vuelve más tentador de averiguar.

Las semanas pasaron con más calma, hablo con Torao todos los días en el almuerzo, no había vuelto a saber de Trébol y su séquito desde que me quede a vivir con Sanji. Visite a mis padres y Ace el fin de semana, él casi me ahorca por no haberle contado con más detalles lo que ocurrió en mi departamento, así que como "pago" por no haberle dicho nada a mis padres, me hizo prometer que lo acompañaría a una pelea. Es un fanático de toda esa violencia y como tenía curiosidad debido a Torao acepte. Tenía dos entradas y cuando nos ubicamos en la tercera línea cerca de la (No sé cuál es el nombre del lugar donde deben entrar los peleadores), ya estaba casi lleno – ¡Una de las nuevas promesas juega hoy!

- ¿Ah sí? – Le reste importancia.

- ¡Sí! Hubo algunos chismes sobre que sería descalificado, pero no paso a mayores – No puede ser… No creo, es imposible que sea –El cirujano de la muerte barrera el suelo con El tramposo de la hiena. Sabes creo que vive en el mismo lugar que tu Lu ¿No lo has visto de casualidad?

- ¿Es una jodida broma verdad?

- ¡Ay! ¡Solo tenía curiosidad! Capaz hayas visto a su novia y todo – lo ignoré, no quería pesar sobre eso ahora, solo necesitaba confirmar mis sospechas y cuando anunciaron que los peleadores ingresarían no pude despegar mi vista de lo que pasaría.

Supuse que Torao tendría un buen físico y demás, pero verlo solo en unos shorts blancos, con el torso completamente desnudo, exponiendo todos sus tatuajes y los guantes me sorprendió. El sujeto con el que se enfrentaría se veía muy aterrador, pero eso no parecía afectar a mí compañero. Cuando la hiena ingreso y comenzó a levantar las manos para saludar a la gente, me pregunte si el introvertido de Torao haría lo mismo, obviamente eso no paso. Solo levanto una mano y se concentró 100% en su pelea. Esta no duró demasiado, bastó una patada alta directo a la cabeza del contrincante para que este perdiera el conocimiento y declararan al cirujano cómo ganador.

Típico de él, no celebro ni se emocionó. Pero el entrenador subió junto a él para hacerlo en su lugar, levantando uno de sus brazos. Mi hermano se decepcionó. Esperaba ver más que solamente eso, ciertamente aún quedaban peleas esa noche, aunque como él es tan fanático la única que le interesaba realmente ver, lo dejó con ganas. Cuando me levanté para ir al baño, nuestras miradas se encontraron, había sorpresa en sus ojos, le sonreí, salude con la mano y seguí mi camino hacia afuera. Ya en el pasillo, me tropecé con un STAFF del equipo perdedor y al pedir disculpas por la molestia, este me empujo con fuerza, mucha más de la necesaria; por lo que veo no solo el deportista es de moral cuestionable. Un muchacho que estaba tras de mi me sostuvo y luego le reclamo al tarado que se tranquilice.

- ¡Cállate! –Le levantó la voz - ¡No es contigo el problema!

-Fue un accidente – volví a repetir y nuevamente me disculpe. A pesar de que quien debería haberlo hecho era ese sujeto.

- ¡Mira lo que has hecho! – recogió su teléfono del suelo y me mostró la pantalla destruida. Más personas se acercaban a presenciar la escena que estaba montando - ¿Cómo me lo vas a pagar?

-Yo –el joven se había puesto entre el grandulón y yo. De igual manera era mucho más grande que nosotros juntos – llévalo a un técnico y pagare los gastos si quieres. Pero fue un accidente, no necesitas comportarte como un demente – esa palabra lo molesto aún más, empujo al muchacho y este fue de bruces al suelo. Parándose frente a mí, chocando nuestras cabezas.

-Cuida tus palabras flaco – odio ese término, pero no alcanzo a decirlo completo. Ya que lo alejaron de mí, tomándolo por cuello. Sorprendido me hice para atrás y al ver quien me lo había sacado de encima me calmé.

Torao lo sostuvo hasta que se tranquilizó. Lo alejo de nosotros con mucha facilidad y luego de inspeccionar mi frente, ayudar al pobre que me había defendido antes que él, le arrojó la toalla que traía sobre su hombro al demente – Te recomiendo que salgas a tomar aire – tiene un rostro parecido al de aquella noche. No levanto la voz siquiera, es increíble el auto control que posee.

Se colocó entre nosotros hasta que los de seguridad sacaron a rastras al agresor, los organizadores del evento se acercaron y nos pidieron disculpas. Ofreciéndonos atención médica y unas entradas gratis, asegurándonos de que esto no se quedaría sin consecuencias. Los curiosos en vez de ayudar, se la pasaron grabando y sacando fotos hasta que fuimos llevados a los vestidores para ser atendidos - ¿Estás bien? – Torao se había quedado a mi lado, mirando mi rostro con una expresión extraña para él.

-Sí, gracias a Dios él intervino y no paso a mayores.

Una vez que nos revisaron y se percataron de que la caída le había causado un esguince a mi primer protector llamaron a los encargados del gimnasio que causo el alboroto. Sancionándolos frente a nosotros, ayudando a Yosaku (El muchacho) a volver junto a sus amigos y trayendo a mi hermano junto a mí, se marcharon. Quedando en el vestidor solo Torao, Ace, Sengoku y yo…

- ¡Oh por Dios! – Ace corrió a mi lado, sujetando mi rostro para girarlo de un lado a otro observando el moratón que se formaba en mi frente - ¿Qué paso? ¡Te fuiste supuestamente al baño! ¡¿Cómo haces para que siempre te ocurra una catástrofe?!

-Hubo un inconveniente lamentable – El entrenador de Torao no parece tener más de 40 años, aunque soy muy malo con las edades. Es muy efusivo al hablar y trata al guardia como si fuera su hermano pequeño. Le explico la situación, entregándole las entradas a un más que satisfecho fanático de la MMA. Mientras ellos hablaban sobre eso, yo tenía al cirujano a mi lado.

-Estoy bien – el hombro me molestaba un poco, pero la cabeza la sentía normal. Estaba alterado por lo ocurrido, nada además de eso estaba fuera de lugar.

-Déjame ver – fruncí los labios, pero obedecí, levantado la manga de mi remera blanca para enseñar el área golpeada – no se lo mostraste al médico – ya me estaba reclamando, los moretones son algo normal para mí.

-No creí que fuera importante – sus dedos bordearon el área afectada y suspiro.

-Todos los golpes son importantes Luffy – al estar tan cerca podía ver con más definición su piel. Había cortes viejos, y muchas más cicatrices de las que recordaba en su torso, estas se esconden bajo los tatuajes. No parecían cortes de cirugía, eran extraños. Casi por inercia mi mano se acercó a la más llamativa de todas, cruzaba prácticamente la zona de su pectoral izquierdo. Esta vez no detuvo mi acción, tal vez no la vio venir. Su piel estaba caliente y el corazón galopaba bajo mi tacto.

- ¿Qué te ocurrió? – dirigió la vista hacia abajo, sujeto el dorso de mi mano con la suya suavemente y negó con la cabeza.

-No te gustará la respuesta – por un segundo sentí que todo alrededor de nosotros desaparecía, solo estábamos los dos.

- ¡LA SIGUIENTE PELEA YA ESTÁ POR COMENZAR! ¡OCUPEN SUS ASIENTOS! –Me devolvió a la realidad el grito del anunciador por los parlantes, aleje mi mano y me sonroje por mi atrevida actitud.

-Lo-Lo siento – estaba sumamente nervioso – ¡de nuevo te cause problemas, juro que no volverá a pasar!

- ¡Lu tenemos que volver! Un gusto señor – mire a mi hermano y él le hablaba al entrenador de Torao.

-Sólo dime Sengoku. señor me hace sentir viejo.

-Entonces puede decirme Señor Ace, me gusta parecer mayor – me golpee la frente al ver el poco tacto que tiene mi hermano a veces y eso ocasionó que me quejará por la herida. Torao sujetó mi mano nuevamente, recordándome que tenía que tener cuidado – Nos vamos ¡Que tengas mucha suerte en tus siguientes peleas! – le hizo una "V" con los dedos a mi compañero y esté solo enarco una ceja.

-Gracias – me soltó y con un hormigueo en el estómago volvimos a nuestros lugares. La piel de Torao se sentía como agua a una temperatura ideal.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo :3