¡Buenas! Entre tantas cosas que tengo atrasadas (Trabajos de facultad y trabajos de oficina) No encontraba el tiempo para hacer las correcciones de mis historias :C

Pero mi jefe me regalo un día libre y aproveché :3

Espero que les esté yendo bien y puedan disfrutar de la lectura

Sin nada más que agregar... ¡Comenzamos!

Capítulo 7 - Confianza.

SANJI VINSMOKE.

Bobo, idiota, tarado, estúpido e inconsciente. No pude siquiera mirarlo durante toda la mañana, maldita sea la hora en que besé a Zoro. En el almuerzo me escondí de él, más para mi mala suerte nos volvimos a cruzar en los baños del sexto piso. Yo vine hasta aquí para no verlo y aun así me lo tope… ¿Hice algo malo en mi otra vida? ¿Me estás castigando por haberme reído de Luffy cuando escupió malteada por la nariz?

-Estás evitándome.

- ¡No! Tenía muchísimo trabajo pendiente – cerró la puerta tras de él.

- ¿Por eso has venido hasta el baño que nadie usa?

-Quería hacer mis necesidades en paz – asintió con la cabeza, la sonrisa en su rostro la odiaba. Es cómo si se burlara de mí, lo cual han hecho muchas veces a lo largo de mi vida y una más no me hará daño - ¿Para qué viniste tú hasta el baño que nadie usa?

-Para hablar contigo – lo mire a través del reflejo en el espejo – No quiero que las cosas sean incomodas entre nosotros. Somos compañeros de trabajo y lo que pasó lo hiciste sin pensar.

- ¿Cómo sabes?

- ¿Te sientes atraído por mí?

- ¡No! – Enarcó una ceja – Bueno, eres guapo – una carcajada abandono su boca.

-Vale. Entonces me besaste porque soy guapo – me crucé de brazos.

-Fueron muchas emociones juntas. Tienes razón, lo hice sin pensarlo y te pido disculpas por eso – asiente.

-Disculpas aceptadas.

- ¡Bien! – el tenerlo tan cerca me es perturbador. Porque a pesar de lo que acabo de decir, nuevamente quiero besarlo. Pero no sé si por volver a sentir la misma emoción de anoche o, por otro motivo - ¿Algo más? –pregunté al ver que no se iba.

-Sí, tengo una duda.

- ¿Cuál?

- ¿Fue bueno besarme? – su pregunta me descolocó, logrando que me sonroje.

- ¡¿Cómo podría saberlo?! ¡Ese beso duro un mili segundo!

-Claro, eso es cierto –se acercó despacio, me sentía una pequeña liebre frente a un enorme lobo a pesar de que éramos de la misma estatura.

- ¿Q-Qué haces? - Me giré para encararlo, con el trasero pegado a la mesada de mármol.

-Quiero comprobar algo – estaba demasiado cerca. Me alegra haber optado por la ensalada sin cebolla hoy, el aliento de Zoro olía a frutilla – puedes empujarme si te incomoda.

Cerré los ojos sin pensarlo demasiado, él beso mi boca, el muy maldito fácilmente ha de atar los tallos de la cereza con los dientes. Dejo mis rodillas temblando solamente con eso, me sostuvo por la cintura y al pegar nuestros cuerpos pude sentir el efecto que causo el beso en Zoro, aunque he de estar igual – Esto no está bien – mordió mí labio inferior, atrapándome nuevamente en su red. Lo dejé hacer conmigo lo que quisiera, por mucho tiempo he dejado de sentir esta adrenalina con Gin, estás ganas locas de querer arrancarle la ropa, jale su corbata y el rio.

-Si llegas a sacármela, ya no te dejaré volver a trabajar – su acento me erizo la piel. Casi gemí por ese simple motivo.

- ¿Por qué haces esto? – lo mire a los ojos, realmente es un hombre demasiado atractivo. Súper fuera de mi liga.

- ¿No te gusto? – Amago a soltarme, mis piernas fallaron y me pego aún más a su pecho – pensé que lo había hecho bien.

-Zoro, tengo novio – su sonrisa de lado, solo le agrega más sexapil.

- ¿Besa mejor que yo? –Me sonrojé – porque hace un segundo eso no importaba, tratabas de quitarme la corbata y se te hubiera dejado, ahora estaríamos teniendo sexo en uno de los cubículos.

- ¡Ya basta! –Lo empuje con toda la fuerza que tenía, no fue demasiado lejos y logre sujetarme del lavamanos para no trastabillar – ¡Eso fue tu culpa! Yo te besé por accidente, pero lo tuyo fue intencional.

-Tienes razón, lo hice a propósito – nuevamente se acercaba - ¿Quieres saber qué pasa cuando alguien te trata bien?

- ¿Qué?

-Dame una oportunidad – estaba en total shock – si no te gusta lo que hago, puedes hacer como si nada paso.

- ¿De qué diablos hablas?

- ¿Quieres tener sexo conmigo?

De la sorpresa e incertidumbre acepté. Quedamos de vernos en mi departamento y a la salida tuve que inventarle una excusa estúpida al Bonito para que no supiera nada o me regañaría por hacer algo tan zafado. Llegué, ordene todo, me preparé en la ducha como suelo hacerlo para estar con Gin y ya cambiado esperé a que llegara. Estaba demasiado ansioso, siempre me han gustado los juegos previos, más no el acto en sí, con mi novio duele y mucho. Jamás se me había cruzado por la cabeza hacerlo con alguien que no sea él de todas maneras.

El timbre me sobresalto, corrí hasta la entrada y al abrir la puerta me encontré cara a cara con el musculoso hombre de ojos casi tan oscuros cómo la noche – Se me hizo tarde, lo siento.

-No, no te preocupes – pasó y me siguió de cerca hasta la sala.

- ¿Puedo tomar una ducha primero? – asentí como un idiota y le indique donde debía ir.

- ¡Claro!

Sentado sobre el sofá sopese lo que estaba por hacer… ¿Valía la pena esto? ¿Lo hacía por curiosidad? ¿Para vengarme de Gin? ¿Por qué me atraía Zoro? ¿Por qué me dio esa sensación de seguridad nuevamente? ¿Qué es lo que me impulsa a hacer esta locura? – Disculpa – levanté la vista y mis ojos no estaban preparados para esa perfección – me podrías dar una toalla – lo recorrí de arriba abajo sin disimular. Él no estaba cohibido, por el contrario, parecía lo más natural del mundo, andar como Dios lo trajo a la tierra en la casa de su compañero de trabajo.

-Yo, sí, claro –me levanté para buscarla, el me siguió todo el camino con los ojos. Pues podía sentir su mirada quemar mi espalda.

- ¿Arriba o abajo? – hablo desde la sala. Estaba tan conmocionado aún, por lo que tardé en entenderlo. Una vez que le entregue lo que necesitaba respondí.

-Soy pasivo –sostuvo mi muñeca para evitar que me aleje.

-Genial, lo quieres aquí o en tu habitación.

-M-Mejor allá, la cama es cómoda y – sostuvo mi nuca, volviendo a pegar nuestros labios. La toalla terminó en el piso, yo sostenido en el aire por los fuertes brazos del pelo verde. Estábamos a mitad del trayecto cuando un golpe en la puerta nos interrumpió. Tratamos de ignorarlo, pero la voz de Gin fue como un balde de agua fría.

- ¿Ese es? - cubrí su boca con mi mano.

- ¡Sí, escóndete! –su ceja se arqueó. Me bajó al suelo, recogió la toalla y fue hacia mi habitación.

Los golpes eran cada vez más fuertes y la voz sonaba mucho más enojada por segundo. Lo saludé tranquilo y el comenzó con su drama de siempre, llamándome infiel y asegurando que yo tenía a alguien escondido aquí. Por primera vez en todo el tiempo que llevamos juntos, tenía razón.

Busco en el baño y encontró la ropa de Zoro en una silla.

- ¡Lo sabía! ¡¿Dónde escondes al maldito?! -me tiró las prendas y la hebilla del cinturón golpeó mis labios. Se acercó rápidamente, más no llego a tomarme del brazo, porque el guardia lo detuvo - ¡Tú!

¡Todo esto es culpa mía y merezco cualquier castigo! Soy un maldito lujurioso, al final mis familiares tenían razón. La pequeña zorra Vinsmoke...

ZORO RORONOA.

Me gusta besar; cuando era un adolescente flacucho me pasaba practicando las técnicas hasta que logre pulir mis habilidades. Pero Sanji no me dio tiempo de nada, si se fue con esa impresión mi reputación está en juego. Además de que, si se animó a besarme es porque ya comienza que dudar de su relación con el bruto. El me parece lindo, pero no estoy interesado en algo formal por ahora, eso sí; puedo aprovechar esto para tratar de alejarlo de ese infierno. Hacerlo recordar lo bonito que se siente cuando te quieres y otra persona respeta tu integridad. Mañana veré de tantear el terreno y ahí tomaré mi decisión.

Como esperaba me ignoró, hizo hasta lo imposible para no quedarse a solas conmigo. Tuve que seguirlo y esperar que se separe de todos para poder hablar. En el baño del sexto piso recién se animó a tratar lo de ayer. Se disculpó y a pesar de que lo correcto sería dejarlo ahí, quiero ver si puedo desenganchar su dependencia, y que sea libre. Aunque no podría decir que salió como pensaba. El besaba muy bien y rápidamente consiguió una reacción en mi cuerpo. Mi última aventura fue hace un mes y desde ahí no he tenido tiempo para ocuparme de mis necesidades. No estaría mal matar dos pájaros de un tiro, pero no aquí. Ya es lo suficientemente arriesgado tener algo con un compañero de trabajo, como para que nos agarren en pleno acto.

El salió primero de las oficinas, yo contaba los minutos para poder ir a verlo. Me tranquilice a ver que Trafalgar se iba con Luffy, de modo que este no aparezca de la nada en la casa de Sanji. Ahora es cuando maldigo por ser tacaño y no usar mi vehículo. Ya en el departamento las luces estaban encendidas, toque el timbre y tan rápido abrió la puerta que no pude evitar reír. Estaba súper ansioso, lo notaba por la manera en la que me miraba y eso me parecía tierno. Soy alguien seguro de mí mismo ahora, sé lo que puedo ofrecer y a pesar de que algunos lo catalogarían como soberbia, yo lo llamo confianza.

Su cuerpo es pequeño a comparación del mío, y para el rol que va a llevar le queda perfecto el tamaño. Lo levanté, encaminándome a la habitación de este, pero me detuve en seco al escuchar los golpes en la puerta y el grito de su novio al otro lado. No me parecía correcto dejarlo solo con ese abusivo, pero acepte su pedido, escondiéndome, sin perder un detalle de lo que pasaba. Los gritos de niño mimado me molestaron, saqué la cabeza un segundo y vi que apretaba mis pantalones entre sus manos. Me ajusté la toalla a la cintura, saliendo a defender al rubio antes de que lo golpee nuevamente.

- ¡Tú!

- ¡No es lo que piensas!

- ¿No pensabas acostarte con él? –No le respondió, eso lo enfureció - ¿Hace cuánto te follas al muñequito de aparador?

-Íbamos a empezar hoy, pero nos interrumpiste – su rostro se desfiguró nuevamente. Esté tipo tiene serios problemas de manejo de la ira. Trato de golpearme, pero si algo sé hacer es defenderme. Rápidamente logre reducirlo, dejándolo de bruces en el suelo. Prácticamente soy el doble de grande que él – Te equivocas si crees que eres dueño de alguien. Desde el momento en el que no supiste valorar a tu pareja, le diste total libertad para buscarse alguien mejor.

- ¡Cállate! ¡Eres basura! ¡Te gusta cogerte a hombres! ¡Eres un asco!

- ¿Qué? Eres igual tarado – miré a Sanji – Llama a la policía – ajuste mi agarre y le hable al demente - ¿O prefieres irte por las buenas y no regresar?

- ¡Suéltame! ¡Esa puta no vale la pena! – Tan fuerte torcí su brazo que se quejó - ¡Me voy! ¡Me voy!

Lo escolté a la puerta, prácticamente tirándolo al pasillo sin demasiado cuidado – No quiero volver a verte por aquí.

-Volverá solito, no tienes a nadie Sanji. Estarás siempre solo. Él no te va a durar mucho.

-Vete – los vecinos comenzaron a salir, por lo que cerré la puerta rápidamente. Evitando que cualquiera pudiera vernos a nosotros y solo se quedaran con la imagen del loco gritando a mitad del corredor.

Odio ver a la gente llorar, mucho más si es por alguien que no merece un solo segundo de su tiempo - ¿Qué he hecho? – me miró a los ojos, estos estaban rojos, derramando gotas saladas por montones – Todos tenían razón…

-No creas una sola palabra de lo dijo –me acerqué, más el retrocedió –Tu no vas a estar solo y no necesitas a alguien así en tu vida.

-Por favor vete – no es buena idea dejarlo solo – No quiero verte… ¡¿Por qué hiciste todo esto?! Él se puso así por mi culpa yo…

A pesar de su negativa, acorte la distancia y sujete sus manos – No es tu culpa. Sanji una persona que realmente te valora, nunca te haría daño. Ni física – tenía una marca roja en los labios, que mañana probablemente será morada – ni mentalmente.

-Gin solo… - trato de soltarse, lo dejé hacerlo – Está molesto…

-Le tienes miedo – sus ojos son grandes y azules, con las pestañas de una muñeca.

-Lo quiero mucho… Fue el primero en tratarme bonito.

-Pero ya no lo hace – acaricie su labio lastimado, el arrugo el gesto – te lo digo porque una vez estuve en tu lugar. No permitas que alguien se aproveche de tu cariño, eres libre y si quieren estar contigo deben respetar eso. Ten amigos, ríe, sal de fiesta.

-No tengo amigos... – seguro tu novio los habrá alejado a todos.

-Luffy es tu amigo – sonrió – yo también seré tu amigo, ¿Te parece?

-Estaba a un paso de acostarme contigo – cierto.

- ¿Amigos con derecho? - rio mientras se limpiaba la nariz.

-Ya no quiero tener sexo contigo Zoro. Fue un impulso, no se volverá a repetir.

-Entonces podremos ser amigos normales. Conozco mucha gente que puedo presentarte ¿Qué dices?

- ¿Son guapos? –algunos sí, pero todos son buenas personas.

-No tanto como yo – golpea mi pecho, yo aprovecho para limpiar a lágrima que resbalaba por su mejilla.

-Engreído. Le dije a Luffy que eras de mi equipo y no me creyó.

- ¿Qué?

-Nada, algo me decía que eras gay también.

-Yo no discrimino.

Esa noche no terminé teniendo sexo con mi compañero de trabajo, pero por lo menos logré lo principal. Sacarlo de la burbuja de dependencia y mostrarle un panorama distinto al que acostumbra. Espero que de ahora en adelante pueda comenzar a vivir. Me aseguraré de no darle tiempo para pensar en el loco.

LUFFY MONKEY.

Me sentí desolado cuando me confesó el motivo por el cual me rechazó. Valoraba su honestidad, pero si tenía novia no me hubiera seguido el juego. No dormí un sueño, solo tengo un recuerdo de algo parecido y fue como si volviera a tener 15 años y mi ex compañero volviera a reírse de mí por ser demasiado flaco. Torao no dijo eso, ni siquiera lo insinuó, pero mi cerebro fue automáticamente a ese momento sin dudar. Luego de esa vez, nunca más volví a mostrar interés por los chicos abiertamente.

No sabía lo que estaba pasando, me sentía dolido, aunque al mismo tiempo enojado conmigo mismo por dejarme llevar. Cuando te repiten constantemente que nadie gustará de ti, terminas creyéndolo y vives tu vida como si eso fuera verdad. Para mí, más allá de atraerme físicamente, no me interesa relacionarme con los hombres. Sanji es especial, es el mejor amigo que me pudo tocar. Pero lo que siento por Torao es diferente…

Por la noche no quise volver a hablar con él, sin contar el hecho de que no dormí prácticamente nada. De mañana muy temprano preparé todas mis cosas, me cambie y antes de que pudiera salir, él despertó. Le hable tan apagadamente que me desconocí a mí mismo. Hui por las escaleras sin detenerme ni un solo segundo.

Ya estaba llegando al trabajo cuando una moto cruzo el semáforo en rojo y me hizo volar. Solo me rozo, pero fue suficiente para tirarme por lo menos tres metros. El dolor era horrible, había mucha sangre y el joven que se acercó a auxiliarme se quitó el saco, lo colocó sobre mí, indicándome que no me moviera, que la ambulancia estaba en camino. Le hice caso, tratando de no pensar demasiado ya que todo me daba vueltas. Me llevaron en una camilla, colocándome un collarín y controlando mis signos vitales. El encargado sostenía mi mano, diciendo una y otra vez que no cerrara los ojos, pero no pude hacerlo, el dolor era horrible.

Desperté en una habitación completamente blanca, mi pierna derecha estaba pelada, con una herida espantosa a plena vista. El cuerpo entero me palpitaba a causa del golpe, además de que mi cerebro lo sentía muy pesado. Busque a tientas el interruptor para llamar al personal y un enfermero llego a los pocos minutos.

-Hola señor, soy Pedro. Se encuentra en el hospital Zou. ¿Recuerda lo que paso?

-Algo – toqué mi cabeza y una venda la cubría - ¿Y el conductor?

-Él está bien. Dijo que correría con los gastos de internación.

-Es lo menos que puede hacer – dije molesto - ¿Mis cosas dónde están?

Me las acercó en una bolsa, pero mi teléfono no estaba ahí. Se lo pregunté y dijo que solamente eso es lo que llegó conmigo. Se ofreció llamar a quien yo dijera para que viniera a cuidarme, solo pude pensar en Sanji. Le facilite el número y al momento se alejó para hacer la llamada. Al poco rato regreso, diciéndome que mi amigo vendría en el transcurso de la tarde, que si necesitaba algo lo volviera a contactar y en breve vendría un médico a revisarme.

El doctor que me atendió era muy amable, mi pierna había sufrido una abrasión a causa del rocé con el asfalto. Que gracias a Dios no me había roto ningún hueso, pero la recuperación de esa herida seria lenta. Eso me dejaría entre dos a tres semanas con un hermoso recuerdo de ese día… que permanecía en observación aun por el golpe en la cabeza, pero que en líneas generales estaba bien. Le agradecí por fuera, pero maldije al maldito que me atropello. Me recetó calmantes y antibióticos, además de una semana de internación para evitar inconvenientes.

A eso de las 16:30 llego Sanji. Como un endemoniado rompiendo el vaso de vidrio que descasaba en la mesita de entrada. Me preguntó si quería que el llame a mi hermano y le dije que sí, pero que no mencionará nada de eso a mis padres. No quiero preocupar a papá y menos con sus problemas del corazón. Ace también gritaba a través del teléfono, asegurando que llegaría mañana para cuidar de mí.

- ¿Cómo paso todo esto?

-Empezó con mi amigo diciéndome que quería la casa para el solo – se sonrojó y disculpó – Lo dije en broma, un loco paso en rojo.

-Me imagino que pondrás una denuncia.

-Sí, pero la policía aún no vino a verme.

- ¿Te sorprende?

-En lo más mínimo. La moto que me atropello se veía costosa – rio.

- ¿Tuviste tiempo de verla?

-Sí, de sobra mientras esperaba la ambulancia ¿Qué dijo Kalifa?

-Que le llevara tu justificativo médico– rodé los ojos.

-Puede mirar las noticias si desea verme volar o tal vez vaya a la oficina con esto al aire libre.

-Le quise decir zorra, pero me calle para que me diera permiso y así poder verte antes –le sonreí mientras sostenía mi mano - ¿Dónde te quedaste anoche?

-Te lo diré si tú me dices sobre tu amigo misterioso – no fue muy difícil sacarle la información. El muy loco había quedado con Zoro y Gin los había descubierto. Se armó un desastre, El moreno golpeo a loco y ahora está soltero oficialmente. Realmente esperaba que esta vez fuera para siempre su separación y no volviera corriendo a sus brazos.

Estuvimos hablando como locas charlatanas hasta que el estómago de Sanji rugió y fue a la cafetería a buscar comida. A los 15 minutos de eso la puerta se volvió a abrir abruptamente y antes de que pudiera decirle al acelerado este algo, los negros cabellos de Torao aparecieron frente a mí. Se veía preocupado, sus ojos recorrían mi cuerpo e incluso puedo jurar que contaba los golpes. Me pregunto por mi estado, recalcando lo que siempre he tenido presente. Mi suerte es una enorme bola de mierda

–Pero eso no explica porque estás aquí.

-Estaba preocupado –No podía creerlo. A pesar de que anoche él estaba pensando en alguien más cuando me besaba, ahora si se interesaba en mí.

Me negaba escucharlo, la idea de volver a ser rechazado me hacía sentir vergüenza – Me gustas – pero… si tú – Tuve un mal final con mi antigua novia y por momentos, la recuerdo– dijo final… entonces mientras me besaba pensaba en su ex… Su rostro me decía mucho más que sus palabras, lo veía triste de nuevo y detesto eso. La manera en la que se cubría las cejas me dio ternura, como si ocultara sus emociones con eso.

-Si te hago recordar cosas malas, no quiero estar cerca de ti.

-Por el contrario, yo –no alcanzó a terminar la oración porque Sanji llego en el peor momento, aterrado Torao salió corriendo, solo le dije gracias antes de que su figura desapareciera por la puerta.

- ¿Novedades? – me dijo el rubio.

- ¿No podrías haber tardado solo cinco minutos más?

Quería escuchar lo que tenía para decirme, pero sé que mientras haya personas alrededor eso no pasara. Al final le comenté que me quede en lo de Torao, aunque omití la parte del beso. Más que nada porque me sentía un bobo al haberlo hecho y, por otro lado, no quería que le pregunte nada. Creía muy capaz a este loco de ir a hacerle un millón de preguntas a un taciturno Law.

Mi hermano llego al día siguiente, me dio un regañón de aquellos al pensar que ni mire la calle al cruzar. Pero se calló cuando el médico le explico lo que había pasado. Él es muy protector, cuido de mí como si fuera un chiquillo de nuevo. Acomodando mis almohadas, limpiando mi cuerpo con toallas y contándome chistes para hacerme reír. Ambos nos sorprendimos la primera noche, cuando mi compañero apareció de nuevo, al principio era incomodo tenerlos a los dos aquí. Porque Ace trataba de sacarle conversación y él solo respondía con monosílabos. Pero a medida fueron pasando los días el ambiente se volvió más agradable, mi hermano se había acostumbrado a sus silencios y solo lo ocupaba para moverme.

-No necesitas venir todos los días – fue lo que le dije el viernes, el solo dijo lo sé - ¿Lo seguirás haciendo?

-Sí –ahora que Ace había ido a comer podíamos conversar - ¿Te molesta?

-Claro que no, pero pensé que estarías ocupado ¿Hubo problemas con los encargados del torneo?

-No, me hice las pruebas antes del pesaje – enarque una ceja.

-Obviamente estás limpio. ¿Te dijo algo tu entrenador?

-No hablamos mucho – estaba sentado alado de mi cama - ¿Cuánto tiempo más debes quedarte en el hospital?

-Creo que el domingo me darán el alta. Iré a casa de mis padres para recuperarme –asintió – tengo permiso en la oficina, una nueva recepcionista comenzará a cubrirme desde el lunes.

- ¿Renunciaste?

-No, pero no sé cuánto tiempo estaré de recuperación y Sanji no puede hacerlo todo solo – ahora que lo pienso el muy descarado no ha venido a verme - ¿Cómo van las cosas allá?

-Tu amigo se queda hasta tarde, y luego se va con Roronoa en auto – por favor dime que no se ha metido con el moreno de nuevo. Porque si es una aventura no hay drama, pero con alguien de la oficina no es buena idea… Aunque nosotros… - ¿Tienes fiebre?

- ¿Eh?

-Tus mejillas se han puesto rojas de repente. Llamaré a la enfermera – lo detuve sosteniendo su mano.

-No, no es necesario. Estoy bien –me frote el cachete. El unió su mano a la mía, sus dedos son ásperos, pero me agradan.

- ¿Seguro?

-100% seguro – su mano libre la llevo a sus cejas y yo reí – te ves adorable cuando haces eso – me sorprendí de mis palabras, todo mi rostro lo sentí caliente al instante. Trate de disculparme, más él le restó importancia. Asegurándome que estaría aquí el domingo para ayudarme con el traslado. De nuevo salió rápidamente y se disculpó con Ace al chocarle.

- ¿Qué le has hecho al pobre? – Él sonreía y miraba desde la puerta al pasillo.

Yo estaba aturdido, no quería sentir nada por Torao. Pero al mismo tiempo, todo lo que pasábamos juntos me gusta. Es un hombre sumamente extraño, aunque muy adorable. Es como un niño grande que no sabe cómo expresarse y eso lejos de molestarme, era lo que más me atrae. Ya no podía esperar al domingo para volver a verlo.

LAW TRAFALGAR.

¿Acaso acabo de decirle que me gusta? Soy un idiota, casi le conté sobre Ikkaku también. Definitivamente debo tener cuidado o acabaré mostrando un lado de mí que no es agradable. Ya no llevar su apellido ayuda bastante, pero tarde o temprano terminan dándose cuenta del origen. En mis antecedentes policiales aun figura el arresto que tuve cuando pelee con Doflamingo. Fue en defensa de terceros, pero eso no le importa a nadie. El solo hecho de ser cercano al hombre que quiso matar a su hermano me deja en una mala posición ante los ojos de las personas.

A la mañana siguiente en el trabajo revise mi celular, Sengoku había estado llamándome. Lo puse a cargar y aproveche el almuerzo para ponerme en contacto con él. Seguía molesto conmigo, me dijo que el pesaje seria el viernes de mañana y que más me valía estar limpio. Mi rutina continúa normal, salvo que a la salida iba a pasar una o dos horas con Luffy. Su hermano también estaba ahí, al principio me hablaba mucho; pero rápidamente se dio cuenta que no soy el mejor conversador del mundo y me utilizó de mula, haciéndome llevar a su hermanito de aquí para allá. No me molesta la verdad, me gustaba tener al pequeño de ojos grandes entre mis brazos.

Luego del pesaje me hicieron los análisis y por supuesto que dieron negativos a cualquier tipo de drogas, esperaba una disculpa por parte de mi entrenador, pero eso no paso. Solo me aviso que la pelea seria a las 21 horas el sábado y me esperaba ahí. No sabía ni contra quien tendría que combatir, el único dato que tenía era el lugar. Queda bastante cerca del hospital en que está Luffy. Esa noche de viernes lo visité, su compañía me gustaba y me daba energías. Le comenté mi día completo, él me dijo que tendría un remplazo y la sola idea no verlo tan de seguido me disgustaba. Me preguntó por el trabajo; lo único extraño ahí eran las salidas de Roronoa con su amigo, el resto seguía igual. Hablando de cosas que no cambian, sus mejillas rojas a pesar de que le quedan bonitas me preocupan, cuando era pequeño asociaba ese acto con la fiebre de Bepo, quise llamar a la enfermera para que lo revise, pero no me dejo. Su mano era pequeña a comparación de la mía, suave, él en sí es dulzura pura. Mis pensamientos comenzaron a divagar y a sabiendas de que Luffy reconoce algunas emociones oculté mis cejas. Me dijo adorable y luego se disculpó, podía sentir mi rostro arder, entonces para evitar vergüenzas me fui.

Esa noche en mi sueño solamente estaba el pequeño. Sentado en mi sofá viendo películas de acción y comiendo las galletas de frutilla. Riendo e invitándome a acomodarme a su lado. A medida que avanzaba para poder acercarme. él se iba alejando, hasta el punto en que la distancia que nos separaba es inmensa. La voz de mi tutor resonó en mi cabeza y me repetía que éramos iguales. Asustado me levante, cambie y fui a correr. Necesitaba mi mente al 100% para el encuentro de esta noche, tenía que terminar lo antes posible para poder alcanzar el horario de visita en el hospital.

El luchador contra el que me enfrentaba era Sogeking, su estilo de pelea no lo conocía. Era rápido y me dio bastantes problemas pues costaba dar un golpe. La única desventaja que tenía era su falta de concentración, lo supe cuando se descuidó un segundo, permitiéndome acertarle una patada que lo mando al suelo. No lo vencí con eso, y al final fui declarado ganador por puntos 10 – 9. Mi contrincante me tendió la mano y felicito, Sengoku a diferencia de las otras veces no subió, envió a Kobi en su lugar. Por primera vez desde que comencé, se me hizo difícil ganar.

En los vestidores me bañe rápido y al salir de las regaderas estaba mi entrenador, mirando el suelo mientras se rascaba la cabeza - ¿Qué quieres? – no estaba de buen humor.

-Lo siento chico – enarque una ceja y él me miró – ya sé todo sobre tu familia.

- ¿Qué?

-Corazón, Bepo, Ikkaku… Doflamingo – nuevamente comenzaba a sentirme enojado ¿Cómo lo supo?

- ¿Quién te lo dijo?

-Una enfermera del lugar de rehabilitación me dijo el apellido del muchacho al que fuiste a visitar – lo pase de largo, eso era algo que no pensaba discutir con él – No debí haberme metido, lamento eso.

-Aun así, fuiste a investigarlo –tire mis cosas dentro de mi bolso - ¿Qué más averiguaste de mí? – no lo miraba y no esperaba tampoco una respuesta de su parte. Así que cuando el apellido del que he estado huyendo resonó en las cuatro paredes me congelé.

-Law Donquixote. El joven que casi mata a su tutor a golpes y era muy conocido en el bajo mundo - mis manos comenzaron a entumecerse – Trate de buscarte como Trafalgar, pero mi amigo policía solo pudo encontrarte desde los 18 años.

- ¿Enserio Sengoku? – ahora si lo miraba, pero no era miedo o disgusto lo que reflejaban sus ojos sino lástima. Es algo que detesto mucho más que cualquier cosa - ¿Era tan importante husmear en mi vida?

- ¡Tenía que saber en qué andabas metido futura estrella! – Es una frase que ya me ha dicho antes, pero no le creí capaz de tanto.

-Te lo dije, mantente al margen de mi vida privada –bajo la cabeza con culpa. Yo solo suspire, ya sabía cómo continuaba esto – ¿Ahora qué? ¿Me echaras del gimnasio? Te ahorro el mal rato, renuncio.

- ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! ¡¿De qué hablas?! ¿Por qué lo haría?

- ¿Por qué fui capaz de casi matar a quien cuidó de mí? Soy una persona perturbada y peligrosa – los de la familia siempre dijeron eso, mis compañeros de escuela, mis antiguos jefes…

- ¡En defensa de tu figura paterna! Oye, enserio leí mucho sobre ti en estos días ¡Eres un puto héroe Law!

Una risa sarcástica abandono mis labios, el propio Corazón no me veía cómo eso – Seguro que si – termine de empacar todas mis cosas y él me detuvo. Se colocó frente a mí.

-Lo digo enserio – su rostro demostraba eso – Un joven de 17 fue capaz de reducir a un adulto, con conocimientos de artes marciales y cabeza de una de las familias más peligrosas del bajo mundo. No solo eres un genio, eres un héroe.

-Basta –es la primera persona que al saberlo no me mira con miedo - … ¿Entonces qué?

- ¿Estás molesto? – Asentí, más el rio - ¿Mucho?

-Sí.

La carcajada que soltó me obligo a esconder la sonrisa. Es agradable no sentirse juzgado Eres un pésimo mentiroso trato de tocar mi cabello de nuevo y lo esquive - ¡Rayos! Pensé que te agarraba con la guardia baja.

-Eso no pasará – agachó de nuevo la cabeza.

-Realmente lamento mucho haber sido un entrometido. También todo lo que dije en tu casa el lunes. Debí confiar más en ti –me crucé de brazos – no volverá a pasar Law ¿Puedo llamarte Law?

-Prefiero Trafalgar.

-De acuerdo ¿Te invito la cena como disculpa? – miré la hora y maldije al ver que eran las 10:30.

-Tengo que irme, será para la próxima – levanté mi bolso, caminando veloz hacia la salida.

- ¿Iras a ver a tu compañero? – lo mire por sobre mi hombro - ¡Ya, ya! ¡No me meto!

-Adiós viejo – se despidió con la mano y yo fui al hospital en moto. El horario de visita ya había pasado, pero intentaría verlo por lo menos unos minutos.

La chica de recepción me aviso que se encontraba solo, así que podría quedarme con él si lo deseaba. Yo asentí y caminé por los oscuros pasillos intentando no hacer demasiado ruido. Luffy dormía profundamente, así que deje mi bolso en el suelo con cuidado y me acomodé a su lado. Tomé su mano, la apretó de inmediato, pensé que había despertado, pero no fue así, entonces tuve que acercar más la silla y quedarme controlando sus sueños. Su rostro estaba en calma, las mejillas levemente sonrojadas y al tener los ojos cerrados las pestañas largas eran más evidentes. Su boca es pequeña, pero los labios son carnosos además de que se sentían suaves aquella vez. Recosté mi cabeza sobre el colchón y el sueño se apodero de mí, logrando quedarme dormido rápidamente, sujetando la mano de la persona que me inspiraba tanta confianza.

Esa noche soñé que lo perdía, que tenía un accidente y moría a escasos centímetros de mí. Pero luego alguien tras de mí acariciaba mi cabeza, no me molestaba, era agradable y no quería abrir los ojos por temor a que se detenga. Escuché una risa y supe que era real, sentí sus dedos bajar por mi mejilla y luego volver arriba. Recorrió la ceja, tan despacio que me dio piel de gallina. Por el rabillo pude ver su expresión, él notó eso y retiro su mano rápidamente - ¿Desde cuando estás despierto?

-Hace unos minutos – le dije, incorporándome, acomodando mi espalda y cuello. Seguía sujetándolo, ni siquiera intenté separarlo - ¿Dormiste bien?

-Bastante –sonrió – Vi tu pelea por teléfono ¿Te encuentras bien? Recibiste muchos golpes.

-Estoy bien.

Me pidió que lo ayudara a llegar al baño, lo hice y luego de que cerró la puerta volví a mi lugar. El doctor que lo ha estado atendiendo ingreso, intercambiamos saludos, esperando ambos a que Luffy saliera. Él me aviso que ya estaba, lo lleve nuevamente hasta su cama y el doctor comenzó a hablar. Ya le daba el alta, pero tenía reposo por dos semanas, debía estar constantemente haciéndose las curaciones y no podía realizar ningún esfuerzo.

-Por suerte para ti, tu novio podrá ayudarte – él se sonrojo de nuevo.

- ¡Él no! – trato de responder, más yo le resté importancia. No necesitábamos explicarle nada.

-Seguro –sorprendido me miró, yo solo me encogí de hombros en silencio - ¿Cuándo puede ir a casa?

-Solo necesita realizar los trámites y el pago – nos dieron el número que dejó el conductor de la moto, yo lo llamé. No hizo ningún comentario extra, aviso que en 30 minutos llegaba.

Era joven, no podía tener más de 20 años. Se presentó al hospital acompañado de sus padres, uno de ellos era un viejo amigo de Doflamingo. Tuvo que sostenerse de una pared cuando me vio parado junto a Luffy, fingió no conocerme. Se disculpó con él, rogándole que no pusiera una denuncia contra su hijo y a cambio le daría dinero. Dudo un poco, pero terminó aceptando al escuchar la suma. Se encontraba extremadamente nervioso al estar frente al torturador de su compañero de fechorías, que mantuvo a su familia tras la espalda.

- ¡Muchas gracias señor! – Exclamó la esposa al entregar el cheque – nos aseguraremos de que no vuelva a causar problemas.

-Eso espero – apretó mi mano y cuando enfoque mi mirada, arrugo las cejas. Gire la cabeza para dirigir mi vista hacia el otro lado – Podrías llegar a matar a alguien chiquillo.

-No lo hará – incluso la voz sigue siendo la misma, en aquella época lo consideraba un hombre engreído – Ya nos vamos – dejaron los papeles que demostraban que la cuenta estaba pagada sobre la cama, ahora estoy seguro que es mucho más que solo engreído. Esperaba alguna pregunta por parte de él, pero eso no paso. Solo me pidió que le acerque los documentos y si le podía prestar mi teléfono para llamar a su hermano. Lo hice y luego de que colgará me miro serio - ¿Qué?

-… ¿Por qué no quieres que vea tus expresiones?

-Costumbre.

-No me mal entiendas, tampoco es que sepa el significado de cada una y además es graciosa la manera en la que tapas tus cejas. Pero, me encantaría saber lo que pasa por tu cabeza – dejo de mirarme y acaricio sus manos – me agrada conocer más cosas sobre ti.

-… ¿Por qué?

-Porque me gustas – apretaba con fuerza las sábanas – sé que tal vez no de la misma manera que yo a ti, pero, aun así – volteo a mirarme y sonrió - ¿Crees que algún día podrías confiar en mí?

No necesita pedirme eso, ya lo hago. Desde Ikkaku no he vuelto a confiar en nadie, ni a acercarme demasiado por miedo a salir herido de nuevo o volver a quedarme solo. Luffy sin hacer esfuerzo alguno, solamente con su personalidad y trato, ha logrado que confié en él. Ahora necesito probárselo, no me gustaría volver a ser mal interpretado por mi actitud. Me acomodé a su lado, sujetando su mano y sentándome en el sofá para quedar más a su altura – No soy una persona buena –¿Cómo puedo darme a entender sin revelar demasiado? – Sé que no puedo darle a nadie una relación normal, porque…

-Oye –afianzo el contacto, logrando que por fin lo mirara – No es necesario que te abras aun, puedo esperar. Cuando sientas la confianza suficiente.

-Es que yo confió en ti – sonrió, la mano que tenía libre la subió a mi mejilla. En ningún momento sentí la necesidad de alejarme.

-No en mí, en ti mismo – no entendía. Él iba a continuar hablando, pero la puerta se abrió y su hermano entró acelerado. Ambos nos alejamos de manera automática, sin que hubiera ningún tipo de contacto entre nosotros.

- ¡Hola! Lamento molestar, pero – otras personas entraron tras él, igual o más exaltadas que Ace.

- ¡Papá, Mamá!

- ¡Mi niño! – me aleje un poco de su lado para dejarlos pasar, pero como sujetó mi mano no llegue a ir muy lejos.

Los padres a mi primera impresión me parecieron agradables, aunque luego de escuchar cómo se trataban, supe de donde había sacado su manera de ser Luffy.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Hasta acá el capítulo de hoy, espero que les haya gustado :3

Nos vemos en el siguiente