¡Hola! En teoría tenia que subir el capitulo el sábado, pero pasaron cosas y... De la nada ya era lunes. Pero bueno, podría haber sido peor :D
Espero que disfruten el capítulo igual. Sin nada más que agregar, ¡COMENZAMOS!
CAPITULO 8 - Esto es muy loco.
SANJI VINSMOKE.
Zoro se quedó a dormir esa noche, no hicimos nada indebido y sinceramente no me nacía hacerlo. Seguía triste por lo de Gin, aunque me aclaro que era algo normal y que con el tiempo aprendería a ser feliz sin necesitar de alguien. Él se retiró primero, yo llegue a la oficina una hora después. Como no había señales del Bonito y Trafalgar me imagine que él habría hecho algo parecido, alegrándome de que al fin se animara a hacer algo con un quien le gusta además de admirarlo de lejos. Pero grande fue mi sorpresa al ver que nunca aparecieron.
Llamé a Luffy, pero su teléfono daba apagado, pregunté en recursos humanos si sabían algo de Él, aunque la respuesta fue la misma. Cuando estaba por llamar a tía para consultar, mi móvil sonó y el número me era desconocido, demasiado largo también - ¿Señor Sanji Vinsmoke?
-Él habla – al otro lado de la línea me avisaron que mi amigo había sido atropellado por una moto, que no me podía dar muchos detalles por teléfono, pero que estaba bien. Él había dado mi número como contacto de emergencia. Le agradecí y luego de que me dijera en que hospital se encontraba colgó.
Le avisé a Kalifa de Recursos Humanos lo que había pasado, me pidió el comprobante firmado por el médico y luego de mucho insistir, con algo de ayuda de Zoro me permitió ir a verlo antes de mi salida – Él está bien – me comía las uñas a causa de la ansiedad – Seguramente Trafalgar lo acompaña.
-No seas bobo – lo pensé por un momento - ¿Por qué dices eso?
-Ayer se fueron juntos -¿Entonces qué demonio paso? Si estaba con él, como es que una moto lo atropelló.
No paraba de rogarle al reloj que pasara más rápido. Cuando Trafalgar apareció por la puerta me asuste, ya que eso significaba que él se encuentra solo. En el almuerzo no pude probar bocado, y nada más al llegar la hora que me autorizaron salir, tomé un taxi con destino al hospital. Al ver su cara toda golpeada y la pierna con una herida a carne viva me sentí fatal… soy un pésimo amigo. Lo dejé a su suerte, solo para poder acostarme con un cabeza de musgo.
Hablamos sobre el accidente, sobre lo que paso anoche, sobre un montón de cosas, haciendo que la hora pasara volando. Cuando mi estómago me reclamó el no haber comido nada, fui a la cafetería por un sándwich, aprovechando para salir al balcón a atender la llamada que me llegaba.
- ¿Cómo se encuentra Luffy?
- ¿Zoro? ¿Cómo conseguiste mi número?
-Kalifa es una mujer muy amable –rodé los ojos. Es tan fácil la pobre…
-Le coqueteaste y te lo dio ¿Verdad?
-No, solo le dije que eras amigo mío y había perdido el número.
- ¡Ja! –Respiré profundo – Está bien, No se ha roto nada – froté mis ojos.
-Me alegra, ya podrás estar más tranquilo. Trafalgar también estaba como loco, mirando el reloj en la pared – una moto frenaba y se estacionaba mal justo bajo el balcón en el que me encontraba, el conductor bajó con casco y todo.
- ¿Ah sí? ¿Y eso?
-No lo sé. Desde que le comenté del accidente de Luffy se puso así. Creo que son amigos –bufé. Amigos, seguro que sí - ¿No lo son?
-Que yo sepa no, el iba en el mismo instituto que nosotros – un momento…
Creo que ya lo recuerdo, Donquixote … Lu lo uso como inspiración para uno de los personajes de sus historietas. Le gustaba el estilo que tenía y solía hacer bocetos sobre él. Siempre me juro que no le gustaba, que solo le parecía llamativo su estilo, que quedaba genial para uno de los matones.
- ¿Sanji? ¿Sigues ahí?
- ¿Eh? Ah sí, debo volver junto a Luffy. Le diré que llamaste, se pondrá feliz.
- ¿De acuerdo? Cuídate. Cuando él se recupere te llevaré a conocer a mis amigos.
-Es un trato –ambos nos despedimos y colgué la llamada.
En la habitación la escena era graciosa, la manera de comportarse del alto con cara de pocos amigos me causo gracia. Ahora se me hacía evidente que él siente algo más que amistad por Trafalgar y Law… bueno, nunca logré entender que es lo que piensa.
Ace llegó al día siguiente para ser mi remplazo, él prometió cuidar de mi amigo hasta que se pusiera bien. Considerando lo protector que es con su hermano, sé que estará en buenas manos.
La oficina se sentía vacía sin Luffy, y aunque me moría de ganas por interrogar al posible pretendiente, me aguante. En el almuerzo le comenté sobre el estado de mi amigo a Zoro y le rogué que fuera quien entregara el justificativo a Kalifa, sonriendo acepto. Me pregunto mis planes para esa noche y al asegurarle que no iría al hospital me invitó a un bar. Por primera vez en mucho tiempo salí con otras personas que no fueran miembros de la familia Gold o mi novio. Al principio me sentí cohibido, aunque rápidamente los amigos de Zoro me hicieron parte de la conversación. Éramos 15, 6 mujeres y 9 hombres. Todos de diferentes colores y razas, pero muy agradables. No tomé más de dos cervezas ya que al día siguiente había que trabajar, pero como soy pésimo para el alcohol, este rápidamente me subió. Por suerte el musgo no tomó nada y me llevo a mi casa sin demasiados problemas.
A la mañana siguiente se burló de mi actitud de borracho, ofreciéndome otra salida. Considerando lo bien que la había pasado acepte. Está vez eran otros amigos, aunque igual de simpáticos. Así fuimos repitiendo las salidas hasta el viernes y aunque todas las tardes llamé a Ace para hablar con Luffy, siempre estaba durmiendo o en el baño. Así que me prometí a mí mismo, que mañana que tengo libre iré a verlo.
- ¿Qué tienes? – Pearl, uno de los amigos de Zoro se había acercado. Era guapo, aunque efectivamente como dijo el altanero. Ninguno tanto como él.
- ¡Nada! Solo estaba pensando –me tendió una cerveza y acepte.
-Deberías relajarte. ¡Es viernes! –dijo animado. Él tenía razón, mi amigo estaba en buenas manos y yo no había sabido nada de Gin.
-Cierto – levante la botella y el brindó conmigo.
-Realmente tenía razón – lo miré sin comprender – Si pareces un muñequito de porcelana – así solía llamarme mi ex novio.
- ¿Qué?
-Nada – le dio un sorbo a su cerveza y se levantó de mi lado. Su manera de tratarme me sorprendió, comencé a sentirme incómodo. Tome unos tragos de botella y rápidamente me maree. Sosteniéndome con fuerza del aparador, el lugar se comenzaba a volver borroso y antes de que pudiera comprender que pasaba, perdí la conciencia.
…
Me sentí embotado al despertar, no reconocí el lugar en el que estaba. Las luces estaban apagadas y al tratar de levantarme me di cuenta de que estaba prácticamente desnudo, solo cubierto con mis calzones. Busqué a tientas el interruptor de la luz y cuando lo encontré, logré iluminar todo. En un sofá de tres plazas estaba durmiendo Zoro, tenía el torso desnudo y la cabeza echada para atrás. Me cubrí con las mantas para poder preguntarle qué fue lo que paso. Este se levantó sobresaltado, tenía un golpe en el labio inferior
- ¿Estás bien? – sujetó mi rostro y movió mi cabeza de un lado para otro.
-Mareado – hizo un gesto de alivio - ¿Qué pasó?
-Ese idiota te drogó - ¿Quién? – El supuesto amigo de Yosaku, ¡Menudo tarado!
- ¿Pearl? ¿No es amigo tuyo?
-Jamás sería amigo de alguien así – se alejó, saco unas ropas de su ropero y me las presto – te vomitaste encima, toma estas.
-No entiendo nada –salió por la puerta, me tendió una botella de agua.
Me explico vagamente como es que me había encontrado en el estacionamiento del bar, siendo arrastrado por Pearl. Que supuestamente me estaba ayudando porque estaba borracho, pero para Zoro era más que evidente que eso no me pasaba. Discutió con él y luego cargo conmigo hasta su departamento. Una vez aquí vomite y tuvo que limpiar el desastre y a mí. Por lo cual estaba desnudo. ¿Quién era ese loco y porque me hizo eso? Que yo sepa, no le debo nada a nadie.
ZORO RORONOA
Desde aquella vez en su departamento me dedique a ayudar a Sanji, aumentando su círculo de conocidos y tratando de que se relacione con la mayor cantidad de personas posibles. Cada día qué salíamos de la oficina, íbamos a un bar y le presentaba a todos aquellos que considero fiables. Él hablaba constantemente de Luffy y su familia, más jamás menciono nada de la suya. Eso me sorprendía, yo tuve la bendición de tener tutores amorosos a su manera, sin contar el hecho de que mi hermana ha sido mí sostén emocional siempre.
Aprendí muchas cosas esta semana sobre él. Es un mal bebedor; un borracho coqueto, le gusta relacionarse con las personas, aunque no es fanático de ser el centro de atención. El viernes tenía que ayudar a Mihawk en su bodega, por lo cual pactamos la salida de ese día en el bar que dirigía junto con su amigo de la infancia. El lugar estaba lleno, Yosaku había traído a tres de sus amigos a la reunión, uno de los cuales no conocía y justamente ese es quien se había interesado inmediatamente en Sanji.
No paraba de mirarlo, e intentar acercarse a él. Los que considero cercanos no me preocupan, pero aquellas personas ajenas a mis círculos siempre me inspiran recelo, capaz si lo llego a conocer mejor, pueda confiar. Los vi tomando a ambos en la barra, así que le pedí al viejo Shanks que no le quitara la vista de encima. El asintió y yo volví al depósito a ayudar a Mihawk.
-Ya te dije que no necesitas ayudarme, podré estar viejo, pero soy fuerte.
-Lo sé, pero yo lo soy más – Golpeó mi tobillo y me indicó donde debía dejar el contenedor.
-Tu nuevo amigo es simpático – se refería a Sanji – me recuerda mucho a ti sabes.
-Es igual de tarado que yo – me miró sorprendido – nada, olvídalo.
Cuando ya iba acomodando el tercer barril ingreso apurado uno de los ayudantes del bar, diciéndome que el señor Shanks me llamaba urgente. Asentí, mi tutor también se había preocupado, por lo cual me siguió. Me avisó que mi amigo había salido con el muchacho que debía vigilar y que no lo veía muy bien. Le agradecí, mientras que iba corriendo al estacionamiento. Lo llevaba prácticamente a rastras hasta un auto, levanté la voz para llamarlo. No contestó, ni siquiera movió un sólo músculo. Repetí la acción a la vez que acortaba la distancia entre nosotros. Una vez que lo montó en su carro los alcancé.
- ¿Sanji? – Pearl volteo y sonrió, no me agradaba.
-Está borracho, lo llevaré a su casa – lo hice a un lado, abrí la puerta del acompañante y me coloqué en cuclillas junto a él. No respondía a ningún estímulo.
- ¿Qué le hiciste? – lo empuje, luego procedí a tratar de sacarlo del vehículo, el dueño me sostuvo por la muñeca.
-Nada, estábamos hablando y se quedó dormido – no me gusta que me traten por idiota – por eso lo acercaré a su casa.
-Gracias por tu amabilidad, pero lo llevaré yo – le quite el cinturón de seguridad, no se movía - ¿Qué le diste?
- ¿De qué hablas? Yo no hice nada – lo cargue en brazos aun a pesar de las quejas de Pearl – Oye, yo dije que lo haría.
-Por tu bien, márchate – no dijo nada, solo azotó la puerta de su auto y se marchó sin rechistar.
Con ayuda de Mihawk y su amigo tratamos de despertarlo, pero nada funcionaba. Respiraba con normalidad, por lo cual no creímos necesario llevarlo a un hospital, pero si teníamos que sacarlo de aquí. Conduje hasta mi casa, lo baje con cuidado de no golpear su cabeza y ya cuando estábamos en la puerta de mi habitación comenzó a retorcerse, me dio un codazo en el labio, para después vomitar sobre su ropa y parte de la mía.
Maldije mi mala suerte, lo lleve al baño, tuve que bañarlo, evitando que se ahogara y una vez que estuvo limpio dude mucho si bajarlo en mi cama. No quería que vomitara ahí, al final no me quedo de otra y lo coloque casi al borde, en caso de que lo hiciera, todo terminaría en el suelo al estar de costado. Arregle el desastre que causo y me di una ducha también. Cansado me tiré sobre el sofá, quedándome dormido rápidamente.
…
Sanji me despertó al día siguiente, se veía relativamente bien, le preste algo de ropa y le traje agua para mejorar su semblante. Este acepto y luego de que le comentara todo, se quedó pensativo - ¿Qué paso entre ustedes?
-Nada, me animo al verme triste, me dio un trago – se sostuvo la cabeza – después ya es borroso.
-Maldito… - rumie entre dientes.
- ¿Por qué hizo eso? Ni siquiera lo conozco – abrazo sus delgados brazos - ¡Dios! ¡Me siento del asco!
Despeine sus cabellos – Todo está bien – las cortinas de sus ojos se batieron una y otra vez.
-Me llamo muñeco de porcelana – me acomodé a su lado.
-Bueno, tienes ojos grandes con pestañas largas y eres blanco como la leche – negó con la cabeza - ¿Qué?
-Gin siempre me decía así… - ¿su novio? - Eres mi muñequito de porcelana…
-No creerás que – comenzó a morder la uña de su dedo gordo, lo detuve. Suele lastimarse los dedos al hacerlo – ¿Tranquilo si? Te ayudaré a averiguar que paso.
-Gracias – Sí ese loco fue capaz de algo como lo que estamos pensando, es mucho más peligroso de lo que imaginaba. Por ahora estaré al pendiente de todo.
LUFFY MONKEY.
El viernes y sábado pasó relativamente rápido. Yo seguía sin teléfono, así que dependía 100% de Ace para poder comunicarme con los demás, salvo por Torao, quien vino cada uno de los días. No tenía noticias de Sanji y al preguntar por él, mi hermano esquivaba el tema, por más que insistiera no me daba ninguna noticia de él.
La noche de la pelea de Torao, Ace se mandó a mudar, me dijo la página que trasmitía el combate, pero no se quedó para verlo. Definitivamente no es un deporte que me apasione, mucho menos al ver la cantidad de golpes que recibió. Por suerte todo termino bien y acabo ganando. Durante el festejo su entrenador no apareció, por lo cual supuse que seguía enojado.
Al estar solo le pregunté a la enfermera si podía usar el teléfono para llamar a un móvil, ella me dijo que sí. Volví a intentar comunicarme con mi amigo, pero nada… Estaba muy preocupado, pero con el estado que me mandaba y gracias a los antibióticos, quedé profundamente dormido.
Al despertar sentí un peso extra, por lo cual trate de palpar con mi mano que era, solo que no pude moverla. Dirigí mi vista hacia ahí, para ver que me inmovilizaba y morí de ternura al ver a Torao dormir, su semblante estaba calmado, sin contar el hecho de que su cabello era súper suave. La expresión en su rostro mientras duerme es relajada, cuando mis ojos se enfocaron el los suyos pude ver que se movía y dejé de tocarlo.
Su espalda tronó cuando se levantó, más su mano permanecía sujetando la mía. Me gusta su compañía, tengo personas que se interesan por mí, pero se siente diferente cuando es él. Una vez que me aseguró de nuevo que estaba bien le pedí ayuda, y a los pocos minutos el doctor apareció. Tenía el alta médica por fin, más al ver que confundían nuestra relación me preocupé, no quería incomodarlo nuevamente. Ni siquiera le importó, siguió conversando sin prestar atención al hecho de que lo habían llamado mi novio…
Desde el teléfono de Torao llamé al conductor de la moto, ya que dijo que se haría cargo de todo. Pero grande fue mi sorpresa al ver lo joven que era, incluso vino acompañado de sus padres. Definitivamente por la pinta que traían se notaba el dinero que había detrás de todo.
Terminé aceptando al ver lo afectado que se veía el papá del niño, me pagaron una buena suma y se ofrecieron a pagar todo lo que necesitara. Cuando la madre me entregó el cheque miré a la persona que sostenía mi mano, nuevamente tenía una expresión extraña en su rostro y al mostrársela el giro la cabeza. Traté de restarle importancia, pero me gustaría saber lo que piensa… – Podrías llegar a matar a alguien chiquillo.
-No lo hará – el señor tenía una voz grave, con un evidente tono de superioridad. La expresión de mi acompañante no se relajó para nada hasta que volvimos a estar solos.
Llamé a Ace para consultar cuando vendría a buscarme y luego de que se disculpara muchas veces, sin decirme el motivo, me dijo que llegaba en media hora más o menos. Quiero preguntar por su comportamiento, pero sin llegar a incomodarlo. El motivo por el cual busca esconder sus expresiones, lo catalogo como costumbre… más eso solo me parece una barrera gigante para mantener a todos lejos.
-Porque me gustas – me separé de él, sujetando con fuerza las sábanas para darme valor. No sé si podría decir que estoy enamorado o simplemente interesado, porque es la primera vez que me pasa. Pero sí quiero que vea en mi alguien en quien confiar. No se considera alguien bueno y para mí ninguna relación podría catalogarse como normal. Ya que cada una tiene sus peculiaridades, solo quiero que se sienta seguro de expresar lo que siente.
Ace llegó para arruinar el ambiente, y detrás de él nuestros padres… - ¡Mi niño! – Torao trató de alejarse, más no lo permití. Quería que se quede conmigo.
- ¡Hola! ¿Cómo se enteraron? – Mamá me dio un pinchazo en el brazo, yo me quejé y la persona que sujetaba mi mano colocó la suya entre nosotros – ¡Estoy bien! – el comentario era para Torao, más Rouge ignoró eso y me reclamó por no haberles dicho nada.
- ¡¿Te imaginas como nos pusimos con la noticia?! – me disculpé con ambos, realmente lo último que quería era preocuparlos – Tu también señor – le apuntó a Ace – ¡Tendrías que habérnoslo dicho ese día! – Él solo bajo la cabeza.
-Es un hospital amor, además nuestra pequeño está bien – mi padre acaricio mi mejilla y estiro un poco mi cachete con más fuerza de la necesaria - ¿Cómo te sientes?
-Feliz de poder irme al fin – este dirigió sus ojos hacia mi acompañante – Mamá, papá, él es Torao. Es mí -.
-Es su novio – Él tarado de mi hermano hablo tan rápido que no me dio tiempo – les dije que estaba bien cuidado.
- ¡Oye! No la escuchen, solo somos amigos – los saludo a ambos con una inclinación de cabeza, papá permaneció callado, mirándolo fijamente.
-Disculpa, de casualidad no eres el hijo de Rocinante.
-… - el agarré de mi mano cedió – Lo soy…
- ¡Lo sabía! Soy amigo de tu padre, mándale mis saludos cuando lo veas – solo asintió con la cabeza, más nuevamente tenía un semblante melancólico… - Dile que Roger Gold quiere saber cómo sigue.
-Pa ¿Cuándo nos vamos a casa?
Hice todo lo posible para desviar la conversación. Sé que su pasado o sus lazos con este no son un tema agradable para él. Con ayuda de ellos abandoné el hospital y Torao se despidió de nosotros cuando ya estaba en el auto de mis padres. No dijo absolutamente nada sobre el tema, yo moría de ganas por saber más.
Una vez llegamos a nuestro hogar, y me acomodaron en la antigua habitación de la abuela que se encontraba en el primer piso, cada uno regreso a sus actividades. Llamé a mi padre antes de que se marche y le pedí hablar a solas.
- ¿Quieres saber más de tu amigo verdad?
-Si… - el estiró mi cachete - Conoces a su padre dijiste.
-Sí, éramos buenos amigos. Luego de que se reencontrara con su hermano perdí contacto con él y lo volví a encontrar hace un año más o menos. Estaba casado con una linda mujer, y enfermo, me preocupé al verlo. Pero me dijo que era más feliz que nunca, me enseñó una foto de su hijo y su hija. Por eso lo reconocí y tuvimos que despedirnos, ya que él tenía una cita en el médico.
-No me lo creo – las coincidencias son muchísimas – Torao iba al mismo instituto que Sanji y yo.
- ¿En serio? ¿Son amigos desde ahí? – Bueno, técnicamente hablando, ya no era un estudiante.
-No, nos conocimos bien hace poco. Está trabajando como guardia en Water Seven.
- ¡Eso es genial! Capaz ustedes terminen siendo buenos amigos como su padre y yo – se colocó de pie y volvió a estirar mi cachete, me quejé – o algo más.
- ¡PÁ! – rió de mí y se despidió con un abrazo.
-Para mí siempre serás mi bebé, ¿lo sabes verdad? – asentí y dejé que se fuera.
Desde la noticia de mi origen biológico todo ha sido una locura, aunque tenga muchas dudas sobre todo eso, realmente no quiero pensar demasiado. Soy un Gold de corazón, aunque no haya nacido del vientre de Rouge o Roger no tenga relación de sangre conmigo. sin importar lo que digan, ellos son mi familia.
Ya era de noche cuando mamá me paso la llamada de Sanji a nuestro teléfono fijo. Le reclamé el ser un pésimo amigo y no llamarme por lo menos una vez, él dijo que insistió mucho a través de Ace, pero jamás logro comunicarse conmigo - ¿De verdad?
- ¡Sí! Incluso iba a ir ayer, pero tuve un problema y no pude.
- ¿Problema? ¿Estás bien?
-Sí, es algo muy largo y tedioso de contar por teléfono. Te juro que el próximo viernes estoy por casa y nos pondremos al día. Siento que me estoy volviendo loco.
-Mañana mismo compraré un teléfono nuevo y te llamaré cuando salgas de la oficina.
-Por favor. Porque no sé qué le ocurre a tu hermano.
-Yo tampoco, pero lo voy a averiguar – conversamos un rato más antes de que colgará.
Para mi mala suerte no logré toparme con Ace hasta el viernes, era como si estuviera evitándome. Mamá dice que salía en horarios extraños y regresaba bien entrada la noche. Que incluso para lo particular que era mi hermano, también la estaba preocupando.
Sanji llego el viernes casi de noche y le rogué que esperara conmigo a que llegara mi hermano, pero me comentó que estaba muy cansado y solo deseaba dormir hasta el día siguiente. Lo acompañe hasta cerca de la media noche, y fui solo a mi enfrentarlo.
Ese viernes tuve que esperarlo escondido entre las sombras en la sala de nuestro hogar, él entraba a hurtadillas, mirando sobre sus hombros constantemente. Una vez que la puerta estaba cerrada suspiro, yo aproveche eso para aclararme la garganta y lograr que me mirara.
- ¡Lu!
- ¿Se puede saber qué demonios te pasa Ace?
-N, Nada – me crucé de brazos.
-Eres un pésimo mentiroso – fruncí el ceño - ¿Por qué no me dijiste que Sanji me llamaba? ¿Por qué te estás escabullendo de la casa? ¿Por qué no me hablas?
-… ¡Te estoy cuidando! ¡Ese, ese loco dijo que te lastimaría si volvías a acercarte a Sanji!
- ¿De qué demonios hablas? ¿Quién?
-El enfermo ese que tiene de novio.
- ¿Gin? – Asintió - ¿Qué tiene que ver el en todo esto?
-Desde tu accidente ha estado viniendo constantemente a atormentar, fue a mi trabajo, vino a casa, incluso apareció en el hospital.
- ¿Para qué?
-No lo sé, me he vuelto loco. Tengo miedo que algún día aparezca a terminar lo que no logró.
-Ok… Ace, a mí me atropello un niño que nada tiene que ver.
- ¡Sí! Enviado por él – señalo hacia la puerta.
-Imposible, incluso sus padres vinieron a rogarme que no lo lleve a juicio – tenía las uñas comidas, ojeras bajo los ojos y muchísimo miedo pintado en sus facciones - ¿De verdad fue a verte? – asintió y se acomodó en el sofá.
-Te juró que ya no sé qué hacer… He ido a la policía más no me han prestado atención. Quieren pruebas y no tengo nada. Todas sus amenazas son verbales, en el hospital te sentía seguro, Trafalgar estaba ahí todos los días y le tiene miedo. Pero aquí no hay nadie que pueda cuidarte. Marco ha hecho guardia mientras no estoy.
- ¿Has puesto a tu amigo a montar guardia fuera de casa?
- ¡Claro! El me lo debe – negué con la cabeza.
-No me hará nada, ese tipo solo es un cobarde – sujeté sus manos – no le tengo miedo, no se lo tengas tu – él agarro mi rostro.
-Lu, nosotros moriríamos si te llega a pasar algo.
-No pasará nada sí. Yo estoy bien, tengo todas mis extremidades funcionando. Esto solo es algo superficial y sanará mucho más rápido de lo que crees – miró la venda que cubría mi herida.
-Por favor, ten más cuidado.
-Lo tendré – acaricie su cabeza – mañana te disculparas con Sanji, está dormido en mi habitación – se alarmó – nada va a pasar Ace, Gin solo lo ha hecho para molestarte. Terminaron y busca atormentar a todo el que esté cerca del rubio por gusto.
- ¿Terminaron? – Asentí - ¿Definitivamente? – repetí la acción.
-Ahora quiero que vayas y cuentes hasta un millón para poder dormir tranquilo ¿Sí?
-De acuerdo – me ayudo a volver a mi habitación, se despidió y cerró la puerta.
Me quedé preocupado por lo que dijo ¿Serán esos los problemas que ha estado teniendo mi amigo está semana? ¿Qué Gin insiste e insiste en fastidiarlo? Lo veía igual de agotado que Ace, con grandes bolsas negras bajo los ojos y un poco más flaco. Mañana deberé ponerme al día y descubrir realmente que está pasando mientras yo estoy en cama.
Por la mañana papá y mamá fueron temprano para pasar el día entero con la abuela, por lo que en la casa nos quedamos solo los tres mosqueteros. Mi hermano vino a despertarnos a eso de las 10 de la mañana para poder desayunar juntos y aprovecho eso para disculparse con Sanji, comentándole el motivo por el cual se había comportado tan mal con él. Este no le reclamó, por el contrario, dijo que lo entendía y pidió perdón por causarle molestias. Mi amigo estaba igual o más extraño que él, mucho más callado de lo normal.
A las una de la tarde mi hermano fue a trabajar y rogándonos que cualquier cosa extraña, no dudáramos en llamar. Esperé a que saliera por la puerta para interrogar a mi amigo exhaustivamente – ¡Ahora si señorito!
Comenzó a llorar, descolocándome por completo; como pude caminé a su lado y lo abracé - ¡Dios esto es un infierno! – las gotas saladas corrían a mares por su mejilla.
-¿Qué está pasando? – peine suavemente sus cabellos, tratando de calmarlo.
- ¡Gin está loco, ahora sí estoy seguro de eso! – Acaricie sus mejillas – ha ido a mi casa muchísimas veces, rompió los vidrios del auto de Zoro, me han llegado regalos con ratas muertas a la oficina.
- ¿Qué? ¿Por qué no lo has denunciado?
- ¡Claro que lo hice! ¡Su padre es sargento de la policía! ¡Cada una de las denuncias desaparece, que supuestamente no hay registros y que se yo cuanta basura más! ¡Duermo con un cochino cuchillo bajo mi almohada bonito!
No podía creerlo - ¿Qué vas a hacer?
- ¡No lo sé! Por ahora estoy durmiendo en la bodega del padre de Zoro – lo apreté más fuerte.
-Es de no creer… Siempre supe que estaba mal de su cabeza, pero no creí que a ese punto.
Me comentó que en un bar lo habían drogado y de no ser por el moreno, jura que tal vez no estaría contando el cuento. Encima ahora se enteró de que también amenaza a Ace y a mí. Está desesperado, pensó que sería más seguro aquí, ya que papá conoce mucha gente, por lo cual en teoría no se animaría a molestar, pero ya ve que no es así - ¿No puedes llamar a tu novio?
- ¿Qué novio?
-Trafalgar, por lo menos sí está aquí podrá cuidarnos o darle la paliza de su vida.
-Primero que nada, no es mi novio – limpiaba los mocos de su nariz, yo suspiré – y segundo, perdí su número cuando cambie mi móvil.
- ¡Entonces estamos jodidos!
-Ya, deja de ser tan dramático. Estaremos bien Sanji, llamare al Tío Rayleigh, lo invitaré a quedarse el fin de semana ¿Sí?
-Dile que traiga su escopeta y si puede le dispare ¡un imbécil menos en el mundo! – rodé los ojos y fui junto al teléfono a buscar el contacto en la libreta de la mesa de entrada. Ya en el pasillo escuché movimientos que venían de la cocina, como en teoría, solo estábamos Sanji y yo, me asusté. El timbre sonó una vez y mi cuerpo se congeló, sentí rápidamente el abrazo de mi amigo a mi espalda - ¡Es él! – chillo bajito en mi oído.
Intentando hacer le menor ruido posible, miramos por la mirilla de la puerta y me tranquilice muchísimo al ver a Torao parado fuera. Le abrí rápidamente, jalando su cuerpo dentro de la casa, para después pasarle seguro – ¡No sé qué haces aquí, pero me alegra! – nos escondimos tras el – Hay alguien en la cocina – nos hizo una señal para guardar silencio, dejándonos solos para ir a investigar.
Escuchamos platos romperse, como una silla se caía y al cabo de un minuto, Torao salía de ahí sosteniendo un gato, el cual se sacudía tratando de zafarse – Tu hermano me llamo, dijo que viniera para cuidarte – nosotros suspiramos cayendo sentados en el suelo - ¿De esto?
- ¡Casi nos matas de un infarto! – Me quejé – baja al gato afuera – Este regreso sobre sus pasos, la puerta con salida al patio fue abierta, pero él no volvía - ¿Torao? – todo estaba en absoluto silencio.
Sanji me dijo que espere, fue a ver qué ocurría, grito, y regresó con un palo de escoba en la mano, colocándose frente a mí - ¡Quédate Quieto Lu! – no entendía nada, y mi compañero seguía sin regresar del exterior. El escándalo en mi patio trasero no pasó desapercibido para los vecinos, porque a los 5 minutos llegó la policía. Yo estaba aún sentado en el suelo, ellos ingresaron a la fuerza, siendo guiados por Sanji - ¡Son cinco!
Con ayuda de uno de los oficiales me puse de pie, según ellos habían capturado a dos, los trajeron a rastras dentro de la casa, más yo tuve que intervenir para que no siguieran lastimando a Torao, el tenía sangre en la cabeza, además de estar esposado - ¡Él no! – Lo abracé y el policía en vez de soltarlo me empujo, ganándose una respuesta automática del peleador quien lo hizo a un lado con su hombro, volví a repetir que él estaba con nosotros y mi amigo me secundo, logrando así que lo soltaran por fin. Se frotó las muñecas, caminando hasta mi para ver cómo me encontraba – estoy bien – giro hacia el agente para reclamarle.
- ¡Dejaron que uno se escape por detenerme! – el otro chico era joven, no parecía siquiera ser mayor de edad. Jamás iba a imaginar que se encontraría con un luchador profesional al ingresar en este terreno. La sangre de su cabeza no paraba de brotar, agarre un trapo de cocina y lo puse ahí.
-Vamos al hospital a que te revisen ¿sí? – colocó un cabello tras mi oreja y asintió. Sostuvo a Sanji del brazo y lo llevo con nosotros hacia la ambulancia que había afuera. Por lo menos había hecho algo bien, trayendo al personal médico con ellos.
Cocieron la herida de Torao luego de desinfectarla, cuatro puntos en total. Justo donde inicia el cuero cabelludo. Le tomaron las declaraciones al igual que a nosotros y nuevamente Sanji colocó como principal sospechoso a Gin. Dijeron que lo investigarían, por ahora solo podían considerarlo como un allanamiento fallido por falta de pruebas. Las heridas en mis piernas me palpitaban, los paramédicos se ofrecieron a hacerme las curaciones y luego de acabar se marcharon. Una patrulla quedo vigilando la casa por si regresaban. Mamá, papá y Ace llamaron para avisar que ya estaban en camino.
- ¿Cómo encontraste la casa? – Sanji estaba súper alterado y no es para menos. Torao le mostró el mensaje de mi hermano con la dirección de la casa más la ubicación del GPS – ¡Amo a ese bombero! – exclamó.
-Ahora comprendo porque la urgencia – le tendí un vaso con agua y el me pidió que me sentara.
-No sé qué habríamos hecho sin ti – le di un analgésico para los dolores, él se colocó de pie, me agradeció, más esta vez me llevo hasta el sofá, esperando parado frente a mí – ya, ya – obedecí – solo estoy preocupado por tu herida.
-Estoy bien, no esperaba el primer golpe – su expresión de siempre desesperaba a Sanji.
- ¡Aun así los hiciste puré! Sentí pena por ellos un momento – comenzó a describir el escenario que vio en el patio y era sumamente gracioso como lo planteaba, con sonidos especiales de por medio.
A mitad de la explicación llego Ace, corrió a abrazarnos y le agradeció de mil maneras a Torao por haber venido sin pedirle demasiadas explicaciones. Luego papá, mamá y el tío Rayleigh, hicieron acto de presencia. Todos escuchaban atentos lo que decía Sanji sobre lo que ocurrió, llenando de halagos al peleador, él solo asentía, permaneciendo en completo silencio a no ser que le preguntaran algo. Había un fanático más de este dentro de mi casa ahora, mi hermano y el hermano de Rouge comenzaron a hablar sobre las peleas que tuvo en el campeonato, ante un horrorizado Roger.
-No me gusta la violencia – afirmó el.
-A mí tampoco – aclaro Torao.
- ¿Entonces porque lo haces? – lo increpó.
-Porque necesito el dinero – ambos estaban serios.
Para romper la tensión que se había formado mamá dijo que ordenaría pizzas. Obligando a su hermano, esposo e hijo que la ayudaran. A Sanji lo mando a bañar porque supuestamente lo veía con la misma ropa desde ayer y al poco rato, estábamos completamente solos en la sala.
-Lamento lo de mi padre – negó con la cabeza – el renuncio a todo eso luego de ser un matón en la escuela y ahora es algo así como un pacifista.
El pelinegro miraba sus manos golpeadas – por lo menos pudo parar.
-Es un deporte Torao, siempre habrá violencia en esa clase de cosas. Al igual que el fútbol americano, el soccer, el baloncesto y cualquier otra actividad que sea de contacto. No es que vayas por ahí golpeando a cuanta persona encuentres.
-Lo hice esta tarde – cierto, pero por un motivo – y aquella vez en el complejo de departamentos.
-Ambas veces fue para defender a alguien – me miro a los ojos, tomando mi mano.
- ¿No tienes miedo? – Negué – ¿y si algún día llego a lastimarte?
-No lo harás – acaricie con mí pulgar el dorso de su mano – confío en ti.
No pudimos seguir hablando ya que todos regresaron, papá decidió salir a fumar al patio y para mi sorpresa, Torao fue a acompañarlo. Estuvieron hablando mucho rato, quería ver qué pasaba, más mamá me insto a tener paciencia, que confiara en Roger. No regresaron cuando la pizza llego, le guardé dos pedazos a cada uno y me quedé al pendiente. Muero de ganas por saber lo que pasa.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Nos vemos en el siguiente capítulo :#
