Ahora sí cumplí con mi semana. Lo pasé por cuanto filtro de ortografía encontré, pues con la dislexia me como más palabras que acentos... Si ven algo raro me avisan.

Sin nada más que agregar... ¡Comenzamos!

CAPÍTULO 11 - Malos entendidos.

ZORO RORONOA.

Tal como esperaba mi hermana y sobrina se enamoraron rápidamente de Sanji. Kuina estaba fascinada por su rostro, siempre le han gustado las cosas bonitas y si algo tiene él, es belleza.

-Es más lindo en persona – me recalco Tashigi cuando nos quedamos solos.

-Y eso que ahora tiene ojeras – la ayude a preparar la mesa.

- ¿No te estarás enamorando, verdad bobo?

- ¡¿Qué?! ¿Enserio? Solo estoy siendo un buen amigo – suspiró – No tengo cabeza para el amor ahora.

-Nunca más le volviste a dar la posibilidad – le resté importancia y terminé de poner todo en su lugar para ir a buscar a Sanji.

Kuina chocó conmigo al salir corriendo de su habitación, eso me sorprendió, aunque más grande fue el susto al escuchar el golpe seco que vino de esta. El rubio estaba sentado sobre el suelo, quejándose y moviendo las pestañas. Era el berrinche clásico de un niño pequeño, por lo cual me reí de él. Trató de atacarme, más le salió mal la jugada y casi volvió a caer, por suerte reaccioné a tiempo; evitando que eso pasara. No sé cómo logré soportar las ganas que tuve de besarle ahí mismo. Al final mi hermana empezó a tener razón y eso me asustó. Sí él no se hubiera separado rápidamente estoy más que seguro que terminaría cediendo.

Escuché la voz de mi cuñado y no me pasó desapercibida la mirada de desprecio que le dirigió a Sanji. Más se comportó como una persona decente y no hizo ningún comentario fuera de lugar, hasta que sus prejuicios pudieron más que él. Cuando usó de excusa la orientación sexual para prestar ayuda, la vena de mi frente casi estalló. En el pasado ya habíamos tenido roces con respecto a eso, ya que él no veía nada bien que fuera bisexual y me lo ha comentado en múltiples ocasiones.

Mi acompañante tocó suavemente mi pierna y me susurró que preferiría volver al bar, que quedarse a incomodar. Yo accedí, pero primero tendría una charla agradable con Smoker - ¿Podemos hablar?

Me miró serio, más asintió y me guió a su oficina. Una vez allí habló tranquilo – No dije nada que no fuera cierto.

- ¿Tienes una idea de lo que siente?

-Obviamente no, pero – lo corté.

-Un maniático lo ha estado siguiendo, no tiene una familia que lo respalde y yo pensé que tu lado humano podría más que tu prejuicio.

-No dije que no lo ayudaría, no sabes lo delicado que es ese tema en mi círculo social.

-No necesitas ser muy específico, sólo buscar al enfermo que se esconde tras la autoridad de su padre – suelta un suspiro largo.

-Zoro, yo no soy tu enemigo. Cambié mi mentalidad porque tengo una buena mujer a mi lado, pero no todos gozan de esa suerte. Haré mi mayor esfuerzo y encontraré al chico, más que eso no puedo hacer – le agradecí, más no fue para nada sincero.

Me retiré prácticamente sin despedirme de él, con mi hermana y sobrina, si fui más agradable. Pero esa sensación de rabia no se iba. Incluso Sanji pudo notar mi mal humor, tratando de minimizar el mal rato que le hizo pasar – No te molestes con él por ser así. Mi padre también es militar ¿Por qué crees que me echaron de casa? – no había tristeza en su rostro, solo resignación.

-Lo siento – Ni siquiera pensé en porque me disculpaba, yo no era culpable de nada. Además, es exactamente como le dijo Kuina, tiene un rostro bonito y es amable. Las demás personas no le interesan, sólo a quienes considera cercanos.

...

El domingo mi cuñado me llamó, dijo que había encontrado algo, pero no eran buenas noticias. El jefe de policía que es padre de ese enfermo tiene un amigo con aún más influencia que cualquiera de sus conocidos. El General Jude Vinsmoke lo respalda y hay poco que Smoker pueda hacer si alguien de su calibre está de por medio – Ese hombre es el padre de tu amigo Zoro.

- ¿Qué? - No recuerdo haber escuchado su apellido antes...

-El General es el padre de tu amigo. Deduzco que si habla directamente con él podrá ayudarlo – lo dudo...

- ¿Podrías conseguir su número?

-Seguro ¿No lo tiene él?

-Es algo difícil ¿cuándo lo tengas me lo pasas?

-De acuerdo – se despidió y cortó la llamada.

Era el teléfono de una casa, al llamar ahí la mujer que me atendió se identificó como Reiju y dijo que su padre no se encontraba, que le dejara un mensaje, ella se lo pasaría – Soy amigo de Sanji y quería hablar con él – algo se cayó al otro lado de la línea.

- ¡¿Tienes contacto con mi hermano?! –no sé si debería meterme en este terreno.

-Algo así, quisiera hablar con el señor sobre un problema que está teniendo.

- ¡¿Él está bien?! ¡Quisiera verlo! ¡Dime dónde verlo e iré yo misma! – me hizo recordar a Tashigi cuando retomé el contacto.

-Yo – dude, lo poco que ha mencionado de su familia no es bueno.

- ¡Te lo ruego!

-Está bien – le di la dirección del bar, ella dijo que mañana estaría por aquí. No tuve el valor de decirle lo que había hecho.

Esto iba más allá de lo que me pidió. El lunes no lograba concentrarme, solo pensar en que a la salida de aquí la veríamos me tenía preocupado. Sanji lo noto, más no supe como mencionar lo de su hermana sin alterarlo. Ya a la salida me avisó que Luffy iría con nosotros y eso me tranquilizó, pero al ver la cara que traía Trafalgar, supe que no pasaría.

- ¿Qué pasó entre ustedes? – Él decía nada, más a leguas se notaba que era falso – Deberías tratar de animarla, es tu novio después de todo.

Lo negó, más para mí seguía siendo claro que había algo entre ellos, además después de que Sanji lo insinuara, varias piezas encajaron a la perfección. Arreglar los problemas de ellos era mucho más sencillo para mí que mencionarle al rubio que había invitado a su hermana sin su consentimiento. Incluso pare en una tienda a la salida para comprar dulces y aplacar algo de la ira que tendrá ni bien lleguemos al bar. Ellos se retiraron a los minutos de haber llegado y cuando la pequeña cabeza volteo en mi dirección supe que sería mi fin - ¿Roronoa? – ya no puedo hacer nada, solo retrasarlo.

-Hice una estupidez – trato de hacerme hablar – En el bar lo sabrás – Los mensajes por parte de su hermana comenzaron hace 15 minutos y al no obtener respuesta de mi parte me llamó. Atendí, indicando que llegaríamos en breve. Eso sorprendió al rubio, más no me preguntó nada. Estacioné y lo detuve justo antes de ingresar al local – Lo siento mucho, de antemano te pido perdón – él levanto una ceja, restándole importancia y extendiendo su mano hasta tocar el picaporte.

-De verdad estás muy extraño Zoro – la barra se podía ver desde la entrada, y el hecho de que se haya congelado quiere decir que la reconoció.

-Reiju... – los colores desaparecieron de su rostro. La música era baja, pero aun de esa manera retumbaba en mis oídos. Me reprendí mentalmente, más me dije que lo hecho, hecho está y solo me queda afrontar las consecuencias.

LUFFY MONKEY

Me arme de valor para poder realizar la pregunta que rondaba en mi cabeza, quiero decir. Jamás lo había hecho y sería la primera persona que realmente me importaba. Respire profundo y solté de un sopetón – ¿Saldrías conmigo? – estaba desconcertado, lo notaba en su expresión, más no vacile. Quería una cita real con Torao - ¡Ya sabes! A pasear, comer, ver alguna película... - no hablaba – Cosas así – podía sentir los colores viajar por mi rostro, las manos me picaron de la ansiedad "Algo así como novios" susurre para mí mismo - ¡Verás yo!

Para mi sorpresa absoluta lo acepto, no creo que me haya escuchado, al menos rogaba porque no fuera así. Dije algunas tonterías de por medio a causa de la emoción, más él no pareció molestarse por eso; al contrario, una pequeña sonrisa asomaba en sus labios. Su color favorito es negro y amarillo, aunque eso no me sorprende; le gustan las películas de misterio y Michael Jackson. Yo le comenté sobre mis dibujos, incluso hice un retrato de su rostro para que vea ese lado de mí - ¿Dónde estudiaste? – estaba concentrada haciendo los detalles, nunca lo he hecho. Siempre aprendí solo - ¿No has pensado dedicarte a eso? – no podría desprenderme de mis dibujos, son muy míos y tal vez a nadie le parezcan lo suficiente.

Me gusta su cara, hay muchos detalles que lo hacen agradable a la vista. Los más llamativos de todos para mí son sus ojos. Que podrían ver hasta tu alma con una sola mirada. Su comentario sobre dibujar a otras personas me causo gracia, y al levantar la cabeza comprendí, que no era el único con complejos – Me gusta la tuya – delineaba con los dedos la cicatriz de su pecho, no quiero que piense en el pasado que le hace mal – Yo tengo una peor – inmediatamente enfocó su atención en mí – si vieras la espantosa costra que hay bajo estos pantalones tendrías arcadas - es horrible, pero no me trae malos recuerdos.

- ¿Me la mostrarás? – su comentario me descoloco, pero casi me reí por la mirada infantil en su rostro.

- ¿Quieres ver eso? Ni siquiera quiero verla – rápidamente sacudió la cabeza y dijo que así estaba bien.

Fui a bañarme, pasándole mi ropa por la puerta entre abierta como la última vez. Me duche rápidamente, colocándome las prendas que me prestó para salir a encontrarme con Torao sostenido en condón a mitad de la sala – Estaba en tu pantalón – ¡¿Qué?! ¡Eso es imposible! ¡Yo nunca...! SANJI... ¡Mataré a ese loco mañana! No podía verlo a la cara, tenía demasiada vergüenza cuando pasó junto a mí para entrar al baño. Tardo muchísimo ahí dentro, eso me dio tiempo suficiente para buscar las cosas y sacarlas hasta la sala. Yo dormiría ahí o de lo contrario haría alguna estupidez en la habitación ajena - ¿Qué haces? – Su voz me asustó. Use de excusa que yo si cabía en el sofá, además que la última vez se veía súper incómodo sobre este y quiero que duerma bien – Nunca duermo bien.

No me gusta eso, no lo dejaré aquí a sabiendas que la pasara mal. Lo lleve a rastras a la habitación, bueno en realidad dejó que lo arrastrara ya que jamás podría hacerlo si él no me dejara. Lo empujé a la cama y mientras caía se sostuvo de la cintura, llevándome también – Tú dormirás aquí – no di mi brazo a torcer. Más no esperaba que girara tan fácilmente conmigo, dejándome contra el colchón en un parpadeo. La manera en la que miraba me gustaba, podía sentir el calor recorrerme el cuerpo.

-Quien aún está recuperándose eres tú. Así que te quedarás en la cama – no quería dejarlo ir, la pregunta de quedarse a dormir conmigo sonaba mejor en mi cabeza, y era mucho peor de la manera en la que él lo dijo. Podía sentir mi corazón latir rápidamente, nunca me ha pasado esto -... Está bien.

Mi mano seguía sosteniendo su remera, no le permitía alejarse o acomodarse. Por lo cual tuve que soltarlo a regañadientes. Le tomó mucho tiempo, hubo un momento en el que deseaba que no lo hiciera, más al final pasó – iré a buscar lo que llevé a la sala – se puso de pie y me ayudó a imitarlo. Mi corazón latía desbocado, seguía zumbando en mis oídos fuertemente, cómo un tambor. Camine despacio, diciéndome una y otra vez que debía tranquilizarme o me volvería loco. Al voltear casi choque con Torao - ¡Mi Dios! – Estaba cerca - ¿Qué ocurre? – Me quito todo de las manos, bajándolo de nuevo en el sofá - ¿Qué?

No pude terminar de hablar, había acortado la distancia y sostenía mi rostro con una de sus grandes manos – Quiero besarte... - no encontraba las palabras - ¿Puedo?

-... Si – me encantaba el sabor de sus labios, la textura era igual que su personalidad. Áspera, pero al mismo tiempo muy agradable.

Había cerrado los ojos automáticamente cuando sentí su boca sobre la mía, no sabía qué hacer con mis manos tampoco, quería tocarlo, pero temía su reacción. Apreté la remera que llevaba puesta para quitarme la ansiedad, aunque todos mis pensamientos pasaron a segundo plano una vez que sujetó mi cintura, pegando mi cuerpo al suyo. Ambos nos dejamos llevar, cuando nos separamos por falta de aire no supe qué cara poner.

Pegué mi rostro a su pecho, sin saber que decir – Hmm, ¿C? ¿Cómo estuvo?

-Tienes los labios suaves – mis orejas estaban hirviendo, por suerte cambió el tema – dame las cosas, te ayudo a llevarlas – Me hice a un lado para dejarlo pasar, aun con la cabeza agachada. Podía ver de la cintura para abajo, él recogió todo y fue a la habitación, regresó a los pocos segundos y tomó mi mano - ¿Estás bien? – Asentí, más la vergüenza no me permitía mirarlo - ¿Te incomodé?

- ¡No! ¡Claro que no yo! – maldije a todos mis complejos y me armé de valor para encararlo. Él tenía una expresión neutra, si no fuera por el pequeño movimiento de sus cejas pasaría desapercibida su preocupación – No me hagas caso, vayamos a la cama. Digo a dormir ya, se nos hará tarde.

Me fui hasta el lado en el cual podía quedarme de costado mirando la pared, le dije buenas noches y fingí dormir rápidamente. No sé si podrá ver a través de mi farsa, pero seguía demasiado avergonzado para entablar una conversación seria con él. Yo quería seguir besándolo, incluso puedo jurar que era capaz de pasar a otro nivel si lo llegaba a proponer. Mis padres no criaron a un chico tan abierto y tampoco sabía nada sobre Torao más allá de lo básico. No juzgo a las personas que se acuestan con sus parejas a los días de empezar, así que espero que ellas no me juzguen a mí y el hombre a mi lado tampoco lo haga.

- ¿Seguro que estás bien? – Su voz me sobresaltó – desde el beso has actuado extraño – Fingí un ronquido, sentí su peso abandonar el espacio a mi lado y oí sus pisadas hasta quedar frente a mí – Eres un pésimo actor – abrí mis ojos, él se hallaba en cuclillas junto a la cama.

Me sentía un idiota, totalmente chapado a la antigua – Lo siento – arqueo una de sus cejas.

- ¿Por qué?

Los colores se apoderaron de mi rostro, lo sabía por el calor que sentía en las orejas – Porque yo... no sé si pueda acostarme contigo aún.

-Iré a la sala, no necesitas disculparte – si hubiera estado sentado me habría caído de espalda.

- ¡No me refiero a eso! Hablo del... Sexo – cerré los ojos por la vergüenza – soy chapado a la antigua.

-Mentiría si dijera que no me gusta la idea, pero jamás me enojaría porque no quisieras hacerlo aún conmigo.

- ¿No? – Negó con la cabeza.

-No somos niños, además no estoy apurado. Dejemos que las cosas vayan a su ritmo – para ser alguien tan hermético, lo expresó diez veces mejor que yo.

-Gracias – suaviza su expresión – por ser así.

-Descansa, estaré en la sala si necesitas algo.

Evité que se alejara y lo besé con suavidad, nada muy osado, aunque para mí estado actual era un milagro – Igual.

Se levantó de golpe, cubrió sus cejas y salió disparado por la puerta. Para ser cien por ciento sincero, estaría más calmado si ese condón no hubiera aparecido en mi bolsillo. Mañana me las vas a pagar Sanji.

LAW TRAFALGAR.

Tenía muchísimas ganas de besarlo ahí mismo, pero no quería incomodar ni ponerlo nervioso nuevamente. Lo dejé pasar, mirándolo desde la puerta mientras caminaba hacia el sofá, ahí fue cuando recién me percate de lo idiota que soy algunas veces. Lo seguí en silencio y ni bien volteo a mirarme le pedí su permiso para hacerlo, él accedió. Sus labios eran suaves, dulces, mi cerebro se apagó por unos segundos y volví a mis cinco sentidos al escucharlo suspirar. No se escuchaba molesto, más no volvió a mirarme a los ojos desde el beso - ¿Te incomodé? – tal vez me deje llevar y pase la línea...

Él me aclaró que no, volvió a levantar el rostro, pero algo estaba mal. Así mismo fue y aterrizó en la cama dándome la espalda, además de que por más que preguntara una y otra vez no me decía nada. Tuve que colocarme en cuclillas frente a él para que se sincerara conmigo – Eres un pésimo actor – se disculpó, más seguía sin entender su comportamiento. Si no se sentía cómodo, yo voy a la sala y listo, me aclaro que se refería al sexo. La idea de intimar con Luffy no me disgustaba en lo más mínimo. Pero no estoy apurado, por el contrario, puedo esperar el tiempo que sea necesario, no es un tema demasiado importante para mí y ya no soy un niño. Le deseé buenas noches, más él se comportó de manera adorable, por lo cual huí de ahí para que no viera mi rostro, cuando estoy con Luffy me siento al descubierto y eso... me preocupa.

Esa noche no recuerdo mi sueño, pero si la sensación de sus labios sobre los míos. Desperté a causa del fuerte olor a café, me levanté en un impulso y paseé mis ojos por la habitación. Esta estaba vacía, por lo cual lo llame, escuche su voz en el pasillo - ¿Qué pasó? – Acaba de salir de la ducha, tenía los cabellos de la nuca mojados.

-Hola – sonrío. Se ve bonito por las mañanas también

-Buen día – mire la hora y aún era temprano – Iba a preparar el batido verde, pero no quería despertarte.

-Debiste hacerlo – ya tenía el uniforme puesto - ¿Entrarás antes?

-No quiero estar aquí cuando salgas, aun no me gusta la zona – puedo ver el miedo en sus ojos – Iremos juntos, así de paso trato de adelantar algo de trabajo.

-Seguro – fui a mi habitación por la toalla, me di una ducha rápida y al salir le dije que me esperará. El batido verde ya estaba sobre la mesada, él me miraba de pies a cabeza – No me tardo – Asintió, pero se quedó callado, desayunamos mientras él me comentaba que volvería a buscar departamentos ahora. Su amigo se estaba quedando con Zoro y no sería la tercera persona en ese trío - ¿Salen juntos? – se encogió de hombros.

-Con Sanji todo puede llegar a pasar – lo dijo serio – solo espero que no se meta en problemas.

-El apartamento de al lado sigue vacío – agrandó los ojos – y no hubo otro incidente desde que está en la cárcel.

-No lo sé yo... No me siento seguro aquí – yo estoy aquí, comenté. Más con eso solo logré que me asegurara no querer entrometerse más en la vida de los demás – de todas maneras, gracias por preocuparte.

-Avísame si puedo ayudar en algo – asintió y rápidamente cambió el tema.

Recogió todas sus cosas y salió primero por la puerta. Saludo a la vecina que estaba sentada en su puerta mirando hacia la calle tomando un té caliente. Desde donde estaba podía ver las intenciones de la mujer; quería entablar una conversación, pero no tengo ganas de volver a llegar tarde. Yo no dije hola, muy por el contrario, me despedí y tomé la mano de mi compañero, susurrando un vamos casi inaudible.

Asintió, correspondió mi agarre – Un gusto señora, ¡Hasta la próxima! – bajamos las escaleras de ese modo, sin soltarnos. Ya junto a la motocicleta me anime a aclarar.

-Habla demasiado – le dije. Él se montó a mi espalda, sujetándome por la cintura.

-Lo noté – no podía verlo, pero por su voz supe que estaba riendo. Pese a lo que yo espero de alguien que acaba de sufrir un accidente contra una moto, Luffy no se mostraba para nada preocupado. No trataba de ahogarme como la primera vez que se subió, si no fuera por su cercanía ni siquiera lo notaría.

Llegamos justo para mi hora, como de costumbre Zoro ya se encontraba ahí. Más esta vez no estaba acompañado de Sanji, cuando su amigo le pregunto por él, le dijo que hoy no vendría a trabajar. Pero cree que está bien, su hermana lo acompañará hasta la noche - ¿Hermana?

-Sí, seguramente te lo contará todo si le llamas – Luffy estaba súper preocupado, lo podía notar en su rostro. En el almuerzo intento comunicarse muchas veces con Sanji, pero no lo consiguió. Le pregunto a Zoro si podía ir al bar con él esa noche, así hablaba con su amigo, más este le dijo que recogió todas sus cosas ayer.

- ¡¿Qué?! ¿Dónde se está quedando ahora?

-Dijo que iría con su hermana.

- Dijiste hermana específicamente verdad. Ellos son muchos, pero solo hay una mujer. No sé si llego a contarte algo, pero no se lleva bien con su familia – el de pelo verde lo pensó un momento.

-Reiju es la mujer que vino ayer, se iba a quedar con ella y su esposo – la expresión de Luffy se relajó un poco al escuchar ese nombre, pero sé que no estará tranquilo hasta que hable con su amigo.

- ¡Gracias! Si sabes algo más de él me avisas por favor – Este asintió, más hizo una mueca extraña que él no alcanzó a ver. A la salida se despidió de ambos, pero al no estar Sanji, no sé dónde se quedará.

Lo alcancé poco antes del portón que daba a la calle, me dijo que no me preocupara y eso lejos de funcionar empeoró todo – Si no tienes donde ir, puedes quedarte en mi departamento -Agradeció, supuestamente se las arreglaría de algún modo. Lo hice esperarme unos minutos y fui a mi casillero a buscar la llave de repuesto, se la entregué y tuve que hacerlo prometer que me buscaría si pasaba algo.

Al regresar a mi puesto suspire, mire por la ventana como la figura del chico desaparecía en la esquina - ¿Crees que lo encontrará? – La pregunta me tomo desprevenido.

-... Seguro.

- ¡Maldición! – en todo este tiempo jamás había escuchado a Zoro quejarse o siquiera mostrarse disgustado.

- ¿Paso algo?

-No... No pasó nada – Tal vez no sea el más brillante leyendo a las personas. Pero incluso yo sé que algo malo ocurrió entre ellos. Si no quiere hablar, no voy a preguntar. De todas maneras, solo me preocupa el hecho de que Luffy se podrá ansioso y él debe cuidar su salud.

A la salida me llamo Sengoku, estoy desaparecido desde ayer y eso es raro en mí. Fui hasta su casa, ya que me cito ahí. Al llegar estaba su amigo y la pequeña niña que adoptó. Esta nada más al verme vino corriendo y se lanzó cual avión contra mí. A pesar de tener solo 4 años es rápida – Hola Tama – cuando sonrió note que le faltaba el diente del frente.

- ¡Tío Law mira! – Me enseñó el billete de cinco dólares que su padre le había dado – El hada de los dientes me lo regalo.

-Qué bueno – Mire a los adultos y salude con la mano.

-Vamos a pedir algo para la cena ¿Quieres hamburguesa? – lo mire serio.

- ¿No te gusta? – Pregunto Garp y Sengoku río con fuerza.

-Solo bromeo. Odia la comida chatarra. Hay carne con ensalada para ti – asentí y los seguí a ambos luego de dejar a Tama en el sofá.

Ellos hablaban sobre su vida mientras yo me limitaba a escuchar. No soy de prestarles demasiada atención cuando están juntos, pero al escucharlos hablar de una tal Reiju, mi mente automáticamente asocio el nombre - ¿Quién es?

-Es una chica que alquila uno de nuestros departamentos – Me miro fijo - ¿Por?

- ¿Su apellido es Vinsmoke?

-No, yo le digo señora Charlotte – no es la misma entonces - ¿Me dirás algo además del interrogatorio?

-No – ambos rodaron los ojos al mismo tiempo y ahí se notó la amistad de años.

-En fin, ella alquilo un departamento más al lado del suyo y tuve que realizar todos los arreglos ya que estaba en mal estado. Encima en tiempo récord.

- ¿Cuánto le cobras de alquiler? Si no es caro puedes salir de esa pocilga Trafalgar.

-Paso – Frunció el ceño.

-Podría hacerle un precio especial si algún día accede.

-No me mudare – solo me ignora y continúan como si nada. Mientras comentaban sobre lo cansados que estaban ambos mi teléfono sonó, era Luffy. Había encontrado a su amigo y él se quedaría a cuidarlo también. Me dijo nuevamente que no me preocupara y luego de despedirse colgó. Por lo menos ahora estoy mucho más tranquilo, estará con alguien que lo aprecia. Solo me queda averiguar para que me cito Sengoku...

Garp y Tama se fueron cerca de las 23hs. Mi entrenador camino hasta mi lado, dudando sobre si sentarse o no, optando por lo segundo – Me llamaron de la clínica – enarque una ceja. No entendía a que se refería.

- ¿Qué?

-En la que tu amigo estaba internado – no veía motivo por el cual lo llamarían a él, siendo que yo pago la cuota – Su padre fue a visitarlo esta mañana y escapo hace unas horas – mi cuerpo fue más rápido que mi mente, me coloque de pie en un salto.

-No puede ser... Quien dice ser su padre está preso – toco mi hombro y me indico que tomara asiento, yo lo ignore y camine hacia la puerta. Si lo que dice es verdad, sé perfectamente a donde fue Bepo.

-De no ser porque un amigo que trabaja ahí, te hubieras enterado recién cuando regresaras a verlo – Me gritaba Sengoku mientras me seguía.

Es evidente que está huyendo de Pica. Ese hombre es una basura de persona. Doflamingo es un nene de mamá a su lado. Metió a mis amigos en las drogas y los prostituía a cambio de unos billetes para mantener su posición y adicción. Ikkaku se suicidó a causa de eso, temo que Bepo haga lo mismo por miedo.

Sé dónde puedo encontrar a su proveedor anterior, tengo que evitar que cometa una locura. Mi entrenador alcanzó a pararme, pero tuvo que empujar la moto que comenzaba a acelerar para poder hacerlo, me puse de pie sin dificultad, pero el sacó las llaves de la ranura.

-Dame esa llave – hable en tono frío, aunque mis manos temblaban.

- ¡No! Si quieres ir a buscarlo lo harás conmigo ¿Entendido?

-No sabes lo que dices, ese lugar es peligroso – el guardo la llave en el bolsillo de su pantalón y se encaminó a su auto.

-Claro que lo sé, por eso mismo no dejaré que vayas solo y menos en ese estado.

Tuve sentimientos encontrados, me molestó que no me dejara hacer lo que tenía pensado, pero me alegró que se preocupara por mí y me ayudará. Me cubrirá la espalda de ser necesario, ya que con ese idiota nunca se sabe que esperar.

Sanji Vinsmoke

Nunca hubiera esperado volver a verla luego de tantos años, mucho menos en esté lugar y bajo las circunstancias actuales. De todos mis hermanos Reiju siempre fue mi favorita, mi cómplice y mi amiga. Por eso me dolió tanto cuando se quedó callada, dejando que papá me tirara a la calle cual perro rastrero. Gritándome que era una vergüenza y algunas cosas más que prefiero olvidar.

Ella seguía igual de hermosa, solíamos confundir a sus amigos cuando me ponía peluca, ya que somos prácticamente iguales, solo que ella si nació niña y pueden gustarle los chicos sin que nadie la mire extraño. No supe nada de ella desde que Luffy me aviso que vivía a unos 30 minutos de la oficina, nunca quise volver a mirarla. Creí que el resentimiento seguiría conmigo, me juraba a mí mismo que la odiaba. Pero...

Dudó un poco, permaneció de pie junto a la barra sin hacer otra cosa que sonreír con algo de melancolía. La volví a ver luego de ocho años y lo primero que me nació hacer, fue correr hasta sus brazos y esconderme como cuando éramos niños. Me recibió con un fuerte abrazo, llorando a mares como unos críos. Escuché que hablaba con alguien, yo solo me quedé ahí siguiendo sus pasos hacia donde fuera que iba.

Trató de separarse, más no la dejé, me afirmó que se quedaría y quería verme bien. Ambos estábamos rojos a causa del llanto, pero ella se veía bonita – Como has crecido... - acarició mi mejilla – ¡Perdóname, tenía miedo... yo!

-No te preocupes, pensé que seguía enojado, pero por lo que veo me equivoqué... – sujeté su mano – temía que me rechaces de nuevo.

- ¡Claro que no! Te busqué mucho, me mudé a la misma ciudad donde trabajas con tal de estar cerca.

-Sí, Luffy me contó que lo contactaste.

- ¡Nunca me dijo donde vivías o tu número siquiera! Y para colmo hace un mes más o menos dejó de contestarme.

-Yo se lo pedí. Él solo me estaba cuidando y perdió su Móvil.

- ¡Dios! Katakuri casi va hasta la comisaría para poner la denuncia a pedido mío – no sé quién es ese – Perdón, Katakuri es mi esposo. Esta afuera esperándome por si el encuentro no salía bien.

- ¿Zoro te dijo dónde encontrarme?

Me comentó que ese loco se atrevió a llamar a casa de mi padre para tratar de que este me ayude. Eso solo se justifica por culpa de todo lo que ha tenido que soportar. Desde que me ayuda únicamente le he traído problemas, el innombrable lo ha acosado, destruido su auto y quien sabe que cosas más – Por suerte tu novio no dudo en llamar, cualquier otro no se hubiera atrevido.

-No es mi novio, y creo que después de lo soportado ni siquiera querrá ser mi amigo.

- ¿Qué?

-Es sumamente largo de explicar y – por ahora tengo que alejarme de Zoro para no molestarlo más. Ha de estar harto de todo esto - ... no sé cómo pedirte esto, pero.

-Quiero que vengas a vivir conmigo y Katakuri – me quitó las palabras de la boca. Estaba por rogarle que me deje quedar ahí – Aun no tenemos hijos, y ya lo hablamos. No quiero que volvamos a estar separados. Hubo muchísimos problemas en casa desde que te fuiste y me gustaría recuperar el tiempo perdido.

-Si no es molestia para ustedes yo, acepto. Aunque tienes que saber muchas cosas antes de decidirte tenerme cerca – tengo que contarle sobre Gin, pero como lo tomará me preocupa.

-El muchacho me contó algo sobre un ex novio problemático. Nosotros te vamos a cuidar, Katakuri es profesor de Jiujitsu y su amigo es policía. Verás que estarás seguro en casa, te lo prometo.

-Gracias – acaricio mi mejilla.

-Te extrañe mucho llorón – sonreí y descanse el peso de mi cabeza en su mano. Estaba feliz de tenerla cerca, pero mi pecho me molestaba. Tenía una amarga sensación de culpa mezclada con tristeza, no necesitó decirme que estaba harto de todo, capté la indirecta, la entiendo y me alejaré de su lado. Estará mil veces mejor sin mí.

Con ayuda de mi hermana junté todas las cosas que tenía en la habitación. Una vez que estábamos preparados para partir salimos del cuarto, Zoro esperaba pacientemente al final del pasillo. Su rostro fue de asombro total a ver mi bolso, yo alcancé a bajar la cabeza - ¿Te vas? – Asentí, ni siquiera me atrevía a mirarlo por culpa de la vergüenza – ¡Es peligroso!

-No te preocupes, nosotros lo vamos a cuidar bien – mi hermana paso su brazo tras mis hombros y habló con el moreno en mi lugar.

Podía sentir sus ojos en mi rostro, yo no lo miré. Le agradeció el haberla llamado y le dijo que si quería podía visitarnos cuando quisiera. Por suerte no le aclaro dirección ni nada, así por lo menos no se sentirá obligado a ir. Nos despedimos, más no llegué a ir muy lejos, porque sujetó mi mano - ¿Podemos hablar?

-... No me siento bien ahora, prometo no volver a molestarte y lamento mucho todos los problemas que te cause.

-Sanji, enserio no – me zafé de su agarre.

-Gracias por todo – sonreí para mí mismo – Eres un gran amigo – Reiju sujetó mi mano y caminó conmigo. Definitivamente soy un grandísimo idiota, ahora me doy cuenta de que... me enamoré de la persona que me tendió su apoyo cuando más lo necesite y solo le cause problemas.

- ¿Estás bien? – alcancé a decirle que sí. Pero mis emociones eran un caos. El esposo de mi hermana era un sujeto muy agradable, era guapo y la trataba como una reina.

Cuando me despedí del padre de Zoro aproveché y avisé en recursos humanos que no iría al día siguiente. Inventé una excusa estúpida y use toda la mañana para quedarme en cama, la tarde para organizar las cosas en el cuarto que me prestaron y por la noche, mi hermana ingreso a la casa con mi mejor amigo a su lado. Me sorprendí y alegre al verlo ahí; corrí hasta su lado, abrazándolo con fuerza. Él me correspondió y pellizco mi costado antes de separarse – ¡Eres un maldito ingrato! ¡Estaba muy preocupada por ti! ¡No contestas las llamadas y Zoro me dice que saliste de ahí con tu hermana!

- ¡Lo siento!

- ¡Quédate a dormir! ¡Tenemos un colchón extra! – Reiju hablo alto, sobresaltándonos a ambos. Luffy dudó un momento, miró una llave que tenía en las manos y asintió a los segundos.

-Gracias, solo será por hoy – aún se paseaba con su mochila a cuestas. Sé que no ha traído casi nada de casa de sus padres, y lo que más me gustaría es que él se quedara a mi lado.

-Sanji se quedará en el departamento de alado, pueden compartirlo si quieren – él negó con la cabeza, pero yo me uní a la sugerencia de mi hermana. Por lo que termino cediendo.

-De nuevo muchas gracias – Reiju le sonrió y nos dejó solos, ya que su esposo la llamaba – Tengo que hacer una llamada, pero ni bien vuelva me tendrás que contar absolutamente todo ¿Entendido?

-Si mi capitán – pellizco mi mejilla y sonrió.

-Ya vuelvo.

Si soy sincero conmigo mismo, aquí estaré mejor cuidado y en teoría no estoy molestando a nadie. Eso sí, lastimosamente extraño al musgo con acento sexy y brazos de infarto. Maldita sea la hora en la que me enamore de él.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Hasta acá el capítulo 11. Nos vemos en el siguiente :D