¡Volví! En teoría debería estar bien editado, pero conmigo nunca se sabe. Soy especialista en hacer desaparecer palabras D:

Disfruten el capítulo... ¡COMENZAMOS!

Capitulo 12 - Acciones precipitadas.

ZORO RORONOA.

No sabía cómo iba a reaccionar y fiel a su papel de niño corrió a sus brazos, llorando a mares ni bien la tuvo cerca. Me tranquilizó ver que no la había rechazado, los llevé hasta la habitación que compartíamos y los dejé solos para que pudieran conversar en paz. Mihawk bajó a buscar algo, pegó una carcajada al verme sentado sobre un barril, pidiéndome ayuda para que dejará en paz a los hermanos.

- ¿Estás preocupado?

-Ya no. La recibió mejor de lo que esperaba – asintió con la cabeza y golpeó mi hombro suavemente.

-Ella quiere llevarlo a vivir a su lado – reí.

-No creo que vaya – El mayor enarcó una ceja – No la ve hace mucho tiempo y tuvieron problemas en el pasado. Además, no es seguro que vaya a la casa de una persona que es prácticamente desconocida para él.

-Es su familia – abrí la boca para decir algo más, pero no se me ocurrió como refutar eso – Además, de ese modo ya no tendrás que estar al pendiente de su bienestar. Sé que es tu amigo y has hecho todo lo que estaba en tus manos para ayudarle; pero mereces recuperar tu vida.

-No me molesta cuidarlo, es como si estuviera ayudando a mi yo del pasado.

-Sabes que no es lo mismo, y deberías dejar de mentirte – Decir que su comentario me tomó por sorpresa sería poco ¿Mentirme? ¿Yo? Es un acto desinteresado el que hago por Sanji, no espero nada de él y sé que soy perfectamente capaz de protegerlo.

-A veces pienso que estás algo loco – se encogió de hombros – No porque me gusten los hombres también, me sentiré atraído por todos – una sonrisa torcida adorno su rostro.

-Yo no dije nada – me sentí indignado de que siquiera supusiera eso, yo a Sanji lo veo como un amigo y hago lo que cualquier amigo haría por otro.

Al no saber que responderle, además de que sus suposiciones me molestaran mucho más de lo que estaba dispuesto admitir, regresé a mi lugar. No había terminado de acomodar mi cuerpo en el asiento cuando la puerta se abrió. En su mano estaba el bolso que tiempo atrás, le había ayudado a traer de ese destrozado departamento. La pregunta me pareció estúpida al salir de mi boca, la respuesta era obvia. Su hermana aseguro que ellos lo cuidarían y a pesar de que creía que lo harían, no estaba tranquilo.

No me miraba, la mujer era quien hablaba y al intentar entender que pasaba por su cabeza, me alejó. Sé que no estaba bien, su rostro me lo decía, justamente por eso quería hablar con él. Cortó cualquier posibilidad de comunicación – Gracias por todo – su sonrisa no me gustaba, no era sincera – Eres un gran amigo – por algún motivo no me sentía así. Su delicado cuerpo desapareció por la puerta de la escalera y tarde unos minutos en procesar que se había ido de verdad.

Mihawk apareció para sacarme de la vorágine de pensamientos que nublaban mi mente. Me tendió un poco de cerveza y se acomodó en el rincón que ocupaba yo antes que se marchara - ¿Todo bien?

-Si – miré el cuarto que ocupábamos y suspiré.

-No es cierto – voltee para enfrentarlo – Tal vez nunca lo notaste, porque estabas muy preocupado por su seguridad. Pero desde que decidiste ayudar a una persona que no fuera tu familia, supe que había algo especial en ese chico.

-Enserio, basta. Lo hice porque me vi reflejado en él, por nada más – a veces odiaba los gestos de este señor, no emite palabra, pero es como si adivinara lo que quiero decir – Ahora se acabó, solo lo veré en el trabajo.

-No irá mañana.

- ¿Qué?

-Eso le dijo a la chica con quien hablaba por teléfono.

Cuando amague a tomar el móvil, me sentí un idiota. Acababa de irse y ya pensaba en llamarlo – Seguro va a recuperar tiempo con su hermana – seguro que eso hará. Cualquier cosa, veré de hablar con Luffy mañana.

Al día siguiente las preguntas del chico me tomaron desprevenido, él sabía mucho menos que yo. Lo llamó incontables veces, pero jamás le contesto, yo no me anime a hacerlo ¿Será que se molestó porque me contacte con su hermana? Pero no se veía enfadado, más bien… dolido. Maldije por lo bajo y esperé que su mejor amigo tuviera suerte. Trafalgar se sorprendió por mi actitud, aunque le reste importancia y evité mirar en su dirección para no quedar al descubierto – No… No pasó nada.

A mí no me gusta Sanji Vinsmoke, solo me preocupa. Nada más y nada menos…

LUFFY MONKEY.

Tardé un rato en conciliar el sueño, pero lo conseguí. Aunque desperté temprano sin saber muy bien que hacer. Salí en cuclillas de la habitación y encontré a Torao profundamente dormido sobre el sofá. Tenía los brazos cruzados, solo que esta vez su semblante era más relajado. Preparé algo de café, saqué todo lo necesario para hacerle su jugo verde, más esperaré a que despierte o el sonido de la maquina lo hará.

Busqué mis cosas del tendedero y fui a bañarme. Justo terminé de vestirme cuando escuche su voz en el pasillo - ¿Qué paso? – nunca me cansaré de decir que tiene muy hermosos rasgos en el rostro; a pesar de estar recién despierto. Su voz sonaba aún más ronca y solo podía sonreír al verlo. Le dije lo del batido y que no quería despertarlo, pero el aclaró que debía hacerlo.

Yo prefería no estar demasiado tiempo en esta zona, aun no tengo la confianza que debería y de ser posible, evitaré este lugar si no está Torao. Fue su turno de bañarse, utilice ese tiempo para terminar de hacerle su batido e incluso me sobraron algunos minutos para poder admirarlo al salir de la ducha. Hablamos un poco de Sanji y Zoro, esperaba que ese loco no haya hecho una locura - ¿Salen juntos?

-Con Sanji todo puede llegar a pasar – a veces no dimensiona lo que hace o las consecuencias que esto trae.

A pesar de su insinuación, no pensaba regresar a este lugar. Terminé de recoger mis cosas y salí al pasillo a esperarlo. La nueva vecina de Torao se veía como alguien adorable, pero nada más al saludarla comenzó a hablar hasta por los codos – Hasta luego señora – le dijo el moreno cuando la vio y estiro suavemente de mi mano para que lo siguiera. Le tocó el peor vecino para conversar a la pobre.

En la oficina nos encontramos con Zoro, pero no había rastros de mi amigo. Casi me caí de espaldas al escuchar que se marchó con uno de su familia. Pero me tranquiliza un poco saber que se trata de Reiju. Es la única que ha hecho un intento para volver a verlo y por eso le doy algo de mérito. Eso sí, no estaré en paz hasta saber qué paso. A pesar de mis incontables intentos, no me contesto el teléfono y yo busqué el número que había guardado en mi agenda del antiguo clon de Sanji.

Con mi mochila en mano salí a la calle, decidido a recargar algo de datos para llamarla y al estar cerca del portón, alguien detuvo mi caminata; era Torao - ¿Qué paso?

-No tienes donde ir ¿Qué harás?

-Despreocúpate, ya veré qué hacer – esa respuesta no le gusto, lo noté en sus cejas.

– Si no tienes donde ir, puedes quedarte en mi departamento – su ofrecimiento me parecía tierno, pero ahora solo deseo encontrar a mi amigo – Espera un segundo – enarqué una ceja y él se regresó corriendo al edificio, a los pocos minutos volvió a salir, entregándome la llave extra de su departamento – Si no encuentras donde quedarte, por favor llámame o ve allá.

-Torao.

-Promételo – sonreí.

-Está bien – su gesto no se suavizo – lo prometo – asintió y giró sobre sus talones – te aviso cualquier cosa – Solo volteo un poco la cabeza, asintiendo antes de desaparecer por las puertas. Puede parecer un chico rudo por fuera, pero es adorable cuando no intenta mantener las apariencias.

Ya cargados los datos procedí a llamar al número que había registrado en mi teléfono y a los pocos segundos me atendió una mujer, me identifique, preguntándole si era Reiju. Ella asintió y me dijo que enviaría una dirección, me esperaba ahí para poder llevarme hasta su hermano. No dude mucho y tome un taxi, no era muy lejos de aquí, me tomaría cerca de media hora llegar hasta allá. Es una zona bastante bonita, tenía guardia en la entrada y el complejo era cerrado. Pregunté por la señora Vinsmoke, pero no había nadie con ese apellido ahí – Viene junto a mi Hatchan.

-Está bien señora Charlotte – me dejó pasar el portón de seguridad y una vez adentro ella me invitó a seguirla. No fuimos a su departamento directamente, pasamos primero por el comedor y pidió un café para ambos. La dejé hacer lo que quería hasta que me cansé de tantas vueltas.

- ¿Dónde está Sanji?

-Se quedará conmigo – eso no era lo que me interesaba.

-Quiero ver a mi amigo – ella frunció el ceño – no me interesa alejarlo de ti, solo quiero saber si está bien, si necesita algo.

-Yo lo voy a cuidar, conmigo no le va a faltar nada – comenzaba a dolerme la cabeza.

-Mira Reiju, no dudo de tus intensiones y sé que lo vas a ayudar. Pero quiero verlo, estoy muy preocupado por él. No tengo idea si ya te lo comentó, ha estado teniendo muchísimos problemas por culpa de su anterior pareja y necesito saber si está bien – suspiró.

-Algo alcanzo a decirme, pero no lo suficiente – sus manos apretaron la servilleta sobre la mesa - ¿Le ha hecho daño?

-Muchísimo, por eso quiero verlo – asintió.

-Está bien, te llevaré con él.

Una vez que pago la cuenta, fuimos en ascensor hasta su piso. Colocó la llave en la cerradura y me invitó a pasar. Nada más al cruzar el umbral, vi la cara de sorpresa en Sanji, el corrió hasta mí, abrazándome fuertemente. Pinché su costado y le llamé la atención por ser tan ingrato. Él se disculpó y antes de que pudiera decir algo más, me pidió que me quede a dormir. Su hermana acepto e incluso me ofreció mudarme al departamento de alado. Por un momento pensé en la petición de Torao, pero prefiero estar lejos de ese lugar. Cuando Reiju abandonó la habitación le dije a Sanji que tenía que hacer una llamada, quería avisarle al peleador que estaba bien. Lo note preocupado y no deseo seguir causándole problemas.

Con una advertencia a mi amigo, de que debía contarme absolutamente todo, caminé hasta su pequeño baño y cerré la puerta – Hola – se escuchaba una niña gritar en el fondo.

-Quería avisarte que encontré a Sanji – me dijo que se alegraba, ya que me veía demasiado alterado en el almuerzo – me voy a quedar a cuidarlo por ahora.

-Mejor, así estarás más tranquilo – reí.

–Nunca hay tranquilidad con este loco. Solo para eso llamaba, no me parece dejarte con la preocupación de si estoy bien o no.

-Ahora sé que estás en buena compañía, gracias por avisar – Reiju comenzó a llamarnos a ambos para cenar.

-No es nada, tengo que ir a comer. Que tengas dulces sueños – igual, fue todo lo que salió de su boca, ya que interrumpí la llamada cuando Sanji atropello el baño.

- ¡Es comida china! ¡Vamos que no quiero quedarme sin los rollos primavera! – rodé los ojos y asentí. Dejé que jalara mi mano, llevándome a rastras hasta el comedor.

Conocí al esposo de Reiju, se notaba cuanto la quería por su manera de cuidarla, y ayudarla. Era entrenador de Jiujitsu, además de que su amigo era policía. Por eso sé que Sanji estará súper seguro siempre y cuando esté con ellos. Comenzaron a hablar de su época de niños, logrando que los ojos de mi amigo se iluminen al revivir los recuerdos que tenía con su casi gemela. Ambos reían a todo pulmón, como si nunca hubieran estado separados y eso me hacía feliz. Hace semanas que veo la luz apagarse en los ojos del rubio – ¿Cómo te enteraste donde estaba? – le pregunté, ya que no conocía la historia detrás de su reencuentro aún.

-Me llamó un hombre misterioso a casa de papá cuando fui por mis últimas cosas, tenía un acento súper llamativo – por la cara de Sanji supe que le afectaba – Pregunto por papá y dijo "Soy amigo de Sanji y quería hablar con él" – era graciosa su manera de compartir su experiencia conociendo a Zoro, pero no podía concentrarme demasiado al ver el rostro compungido de mi casi hermano – Katakuri no alcanzo a verlo ya que no salió, pero es muy llamativo.

-Los vi cuando llegaron, pensé que era su novio por como lo trataba.

- ¡¿Cómo supiste que era el?!

-Porque ustedes son casi iguales – ambos reían, más la sonrisa de Sanji era más falsa que mis ganas de hacer ejercicio.

- ¡Sí! – Por fin la pelo rosa volteo a ver a su hermano y rápidamente su semblante cambio – ¿Qué tienes? ¿Dijimos algo malo?

- ¡No! ¡Estoy bien! Solo algo cansado, si nos disculpan Luffy y yo vamos a descansar – cogió mi plato y el suyo. Lavó todo, les agradeció por la comida y puso algo de dinero para pagar su parte y la mía.

Ya en la habitación se fue directo al colchón cuando la puerta se cerró – ¿Sanji? – Estaba conteniendo sus lágrimas – ¿Qué ocurrió?

-Soy un idiota… – me acomodé a su lado en la cama. Acaricie su cabeza y el recargo la misma sobre mi pecho.

-No entiendo.

-Estoy enamorado de Zoro.

Por la manera de contarlo, se notaba que realmente le había calado hasta los huesos el guardia y aunque se negara a aceptar que su percepción de lo que paso ayer era algo extremista, no había manera de discutir sus pensamientos. Es lógico todo el cariño por Zoro, lo ayudo, cuido, protegió y se preocupó por él, mucho más que cualquier persona antes. Además de que es sumamente guapo, caballeroso y amable – No eres el único Sanji, todos hemos sido flechados por Zoro alguna vez.

-Al menos ustedes no fueron una molestia para él – rodé los ojos y se enojó conmigo – ¡Llamo a casa de mi padre con tal de deshacerse de mí!

-Ni siquiera pienso discutirlo de nuevo, no creo que lo haya hecho con esa intención. Tienes que dejar de ser tan pesimista – el continuo con su actitud de mártir y solo me provocaba darle un coscorrón.

-Piénsalo, es un tipo extranjero, buen mozo, alto y de imponentes ojos negros. Podría tener a la mujer u hombre que quisiera ¿Por qué elegiría al idiota que tiene un ex enfermo mental? – Si pone a Gin dentro de la ecuación si es más jodido.

-Eres muy guapo – su mirada de gato enojado casi me saco una carcajada - ¡¿Qué?! Es cierto, además… No te habría ayudado si no le gustaras un poquito.

-Hablar contigo me está deprimiendo… mejor cambiemos de tema – se cruzó de brazos, pero sonrió con un gesto travieso pintado en el rostro – Como tu novio, por ejemplo.

-Aún no es mi novio Sanji, aunque ya que lo mencionas – le aventé una almohada y busque algo más para tirarle sin hacerle daño - ¡¿Cómo se te ocurre poner un condón en mi bolsillo?!

- ¿Lo encontraste? – Preguntó con falsa inocencia.

- ¡Torao lo hizo!, no supe como mirarlo a la cara y ya de por sí me sentía horrible ayer.

-Lo siento bonito, no sabía que él lo encontraría. Nunca me dijiste que tocaba tus pantalones – los colores subieron rápidamente a mis mejillas y no supe que contestar. Su risa normalmente me habría molestado, pero hace mucho que no lo siento tan tranquilo y no deseo arruinarlo. Esta noche dejaré que sea nuevamente él. Mi mejor y más risueño amigo.

A la mañana siguiente el esposo de Reiju nos llevó a la oficina, solamente Zoro se hallaba vigilando la puerta. Sanji y el moreno prácticamente se ignoraron, además Torao no apareció en todo el día. Le llamé al celular, pero este daba apagado, además de la dirección de su departamento no sabía cómo encontrarlo.

- ¿Estás preocupado? – mi amigo caminaba tomado de mi brazo hasta él auto que nos esperaba en la puerta.

-Un poco – miré mi teléfono, al marcar su número me envió directamente a buzón.

-Tal vez lo dejo sin carga – espero que sea eso y no algo malo.

No regreso a la oficina, no volvió a encender el teléfono y mucho menos se contactó conmigo. Incluso abandonó el alquiler sin dar detalles.. Fue como si se lo hubiera tragado la mismísima tierra. Ace me dijo que había cancelado sus encuentros hasta próximo aviso, renuncio a Water Seven y la única explicación que nos dieron fue – Tendrán un nuevo compañero mañana -

Sanji intento como pudo levantarme el ánimo, pero no podía dejar de preguntarme ¿qué había pasado? Pasé un mes completo sin tener noticias de Torao y cuando las tuve no eran de la manera que uno pensaría. Vinieron en forma de un entrenador preocupado, con la dirección de un centro de rehabilitación y un horario específico.

-Por favor ve a verlo – fue todo lo que Sengoku me dijo esa tarde y ni bien tuve esa información, le pedí a alguien en quien confiaba que me acompañará. Zoro dijo que si…

El lugar es sumamente espeluznante por fuera. Con el guardia a mi lado no me siento tan vulnerable, pero no creo poder venir aquí solo, por más que quisiera volverlo a ver. La recepcionista era una mujer mayor y para mi extraña sorpresa alguien amable a pesar de su apariencia fría.

-Me dijeron que aquí podría encontrar a Law Trafalgar – ella asintió, tomó el teléfono y llamó a alguien. Le aclaró que venía a verlo un joven, pidiéndome al cortar que lo esperara en la otra habitación.

- ¿Seguro que es aquí? – Me encogí de hombros.

-Eso fue lo que me dijo su entrenador – el de pelo verde asintió, mirando sobre mi hombro a una persona que se paseaba por el pasillo de aquí para allá.

-Que horrible lugar – no pude hacer otra cosa que asentir.

-Gracias por acompañarme.

-No tenía nada mejor que hacer – le restó importancia y sonrió.

- ¿Cómo me encontraron? – fue lo primero que escuché con su grave voz.

- ¡Torao! – tenía ojeras bajo los ojos y una mano vendada hasta el codo - ¿Qué te…?

-Deben irse… - No me miraba siquiera, solo le hablaba a Zoro, como si yo no existiera – Ahora.

-Quiero hablar contigo – se dio media vuelta, dejándonos admirar su espalda que portaba el logotipo de la clínica.

-Yo no – Camine hasta su lado, lo sujete de la mano sana y este me alejó – No regresen.

Me dolió, creo que el no haberlo vuelto a ver hubiera sido menos perjudicial. Apreté mis dedos alrededor de mi mochila y lo pasé de largo para salir por la puerta sin volver a mirar atrás. Tal vez si lo hubiera hecho, podría haber evitado lo que pasó.

LAW TRAFALGAR

Estacionó en la esquina que le indiqué, me siguió de cerca mientras yo caminaba escaneando el lugar en busca de un cabello lamido. Lo divisé a mitad de cuadra y creo que él también me vio, sobre todo porque comenzó a correr. No fue difícil alcanzarlo.

- ¡Donquixote! Tanto tiempo – lo sujete del cuello de su abrigo.

- ¿Dónde está? – se encogió de hombros - Habla, porque sé que eres el único cerca que le venderá esa basura – Caribou temblaba.

-Mi mercancía es de la mejor calidad – levante sus pies del piso con mi agarre – ¡Vale, fue a buscar algo de dinero en aquel edificio! – Me enseñó un lugar abandonado que resaltaba entre toda la basura – Aunque tal vez ya haya conseguido lo que buscaba.

Lo tiré al suelo sin escuchar una sola palabra salir de su boca cómo queja; Sengoku me siguió en silencio también. Estaba lleno de drogadictos esparcidos en los pasillos, algunas mujeres teniendo relaciones en las esquinas y por supuesto jeringas en cada paso que daba – Ten cuidado - No necesitaba decírmelo, conozco esta clase de basureros a la perfección.

Fui abriendo cada una de las puertas hasta que en una de ellas encontré un cuerpo desnudo tirado sobre un colchón apestoso. No había nadie más, solamente él y claramente pude diferenciar el rostro aún a pesar de la poca luz. Corrí a su lado, le tome el pulso y al encontrarlo cargué su delgada anatomía fuera de aquí. El cabello blanco, ya llega a sus hombros.

En el auto lo cubrimos con una manta y Sengoku piso el acelerador con dirección al hospital más cercano. En la recepción lo llevaron directo en una camilla a quien sabe dónde, no me dejaron pasar y luego el entrenador logró convencerlos de no llamar a la policía diciendo que yo era hermano de Bepo. Tuvo una sobre dosis, lograron salvarlo de puro milagro y lo transfirieron a una sala a las ocho de la mañana, habían pasado dos horas desde que salió de terapia intensiva y seguía inconsciente.

-Son las diez de la mañana a chico – mire el reloj en la pared y asentí – Deberías llamar a tu trabajo.

-… Debería haber estado ahí – trato inútilmente de quitarme la culpa, pero nada de lo que diga me hará cambiar de parecer. Me distraje con Luffy, con las peleas. Yo soy lo único que le queda y lo descuidé. Casi volví a perder a otro hermano por una tontería. Su cuerpo en la camilla me hizo recordar a Ikkaku, a Penguin… La imagen de un miembro de tu familia con el cuerpo destrozado es imposible de olvidar.

-Trafalgar, no puedes estar todo el día con él – … ahí es donde se equivoca.

Llame a Water Seven y renuncie. Por suerte Sengoku no estaba cerca o trataría de convencerme que no lo hiciera. Busqué un nuevo centro al cual pudiera llevar a Bepo y de paso consulté si tenían algún puesto disponible, de lo que fuera. Conseguí uno de asistente. La paga no era muy buena, pero podría ayudarlo las 24hs hasta que se haya recuperado. La enfermera me dijo que debería quedarse en el hospital por lo menos dos días y de ahí podría tomar mi decisión.

Cuando despertó por fin, se veía sumamente desorientado. Reconocía mi rostro por lo menos, pero su cerebro seguro sufrió muchos daños a causa de las drogas. Ni bien le dieron el alta lo saqué directo al nuevo centro y agilice todos mis pendientes para poder estar a su lado lo antes posible. En cuatro días había cambiado de trabajo, me mudé a un departamento cerca de Bepo, cambie mi número de teléfono y no volví a hablar con Luffy.

Sengoku me siguió en todo momento, trató de convencerme de no tirar mi vida por la borda, pero él no sabe lo que Bepo significa para mí. El lugar no era tan bonito como el anterior, pero por lo menos aquí podía cuidarlo de cerca. Acababa de acostar a mi amigo para que duerma cuando me llamó la recepcionista. Estuve preocupado de que Pica nos hubiera encontrado y mandara a alguien para cerciorarse de que éramos nosotros.

Enorme fue mi sorpresa al verlo. Ni siquiera podía mirarlo a la cara por la vergüenza que siento, le di esperanzas y ahora tengo que deshacer todo. Estoy seguro que mi actitud puede alejarlo, y eso es exactamente lo que quiero. Si no estoy cerca, él estará seguro. Escuche sus pasos y como la puerta se cerraba tras de Luffy - ¿Ya estás feliz? – la voz de Roronoa me sacó del trance – Ese chico te ha buscado por cielo y tierra. Incluso vino a este lugar a pesar de estar muerto de miedo para verte.

-No se lo pedí.

-No, claro que no. Tampoco valías el esfuerzo – golpeó mi hombro al pasar y cuando salió escuche que lo llamaba. Sus pasos eran cada vez más lejanos, mis manos cada vez las sentía menos, mis oídos zumban.

Permanecí en la recepción de invitados por algunos minutos tratando de calmarme, pero cuando comencé a hacerlo el otro guardia de Water Seven regresó. "No lo encuentro" fue todo lo que dijo y me mostró el teléfono de Luffy que llevaba en la mano.

-Si no tuvieras su móvil podrías llamarlo – traté de sonar despreocupado.

- ¡Lo encontré en el suelo! – eso me sobresaltó - ¡Ayúdame a buscarlo!

Corrí al cuarto de seguridad y le pedí al encargado que revisará las cámaras cerca de donde lo vimos por última vez. Saliendo del cuarto fue sorprendido por un adicto que ingreso hace unos días. Lo golpeó y la arrastró por el pasillo hasta su habitación. No dude en ir a buscarlo usando toda la fuerza que tenía en mis piernas. La puerta estaba atorada con algo del otro lado y con Roronoa nos encargamos de tumbarla. Su cabeza estaba sangrando, la ropa la tenía desarreglada y el paciente seguía husmeando en su mochila buscando algo.

El guardia de la clínica que nos había seguido sujetó al hombre y yo me acerqué a Luffy. Lo cargué en mis brazos hasta la enfermería, pudiendo sentir que estaba mucho más delgado, además de que su cabeza seguía sangrando. Fueron necesarios siete puntos para cerrar la herida y debíamos esperar a que despierte para moverlo. Eso ya lo sabía, pero ni siquiera había tenido el coraje de tratarlo yo.

-No eres necesario aquí – Dijo Roronoa.

-No me iré hasta que despierte – sujetó mi muñeca y yo lo miré frunciendo el ceño.

-Primero lo tratas como si no importará y ahora finges preocupación – me zafe de su agarre - … Tú no sabes fingir nada.

-Cállate – Los apetitosos labios de Luffy estaban blancos, instintivamente los acaricié. Ahora que lo tengo cerca me doy cuenta de cuánto lo he extrañado. Sin saberlo ansiaba verlo.

El moreno salió por la puerta dejándonos solos y yo comencé a analizar lo que había hecho desde el accidente de Bepo. Admito que actúe de manera impulsiva, no pensé las cosas y tome decisiones apresuradas. Es cierto que él corre peligro estando cerca de mí, pero también lo hace si está lejos. No sé en qué quedó lo de su amigo, ni si encontró departamento o como terminó el asunto del novio psicópata.

A medida que mi mente se perdía mis manos también, no las saqué de su rostro hasta que sentí que las detenían y alejaban de la piel suave. Estaba despierto, algo aturdido pero consciente - ¿Cómo te sientes? – trate de ayudarlo a incorporarse, pero rechazó mi toque.

-Siento que alguien jugó fútbol con mi cerebro – cerró despacio los ojos y frunció el ceño - ¿Qué paso? - Le expliqué la situación y solo parpadeo cansado – Me descuide.

Fue todo lo que dijo, yo quería decirle más cosas, pedirle perdón por mi actitud y por haber desaparecido, pero todo quedó en nada cuando mi amigo ingreso a la enfermería seguido de uno de los enfermeros - ¡¿Estás bien?!

Estaba preocupado, ni siquiera se percató de la presencia de Luffy – Yo sí – Suspiro aliviado.

- ¡Me preocupe sabes! ¡por un segundo pensé que te lastimaron a ti y! – miró a la persona en la camilla, se sonrojó y le pidió disculpas por molestar. A pesar de todo lo que ha tenido que pasar es un chico atento y amable.

-No es molestia – giré mi rostro y cuando nuestras miradas se encontraron él me esquivó – Ya estoy bien y puedo irme – intentó levantarse, pero tuvo un mareo y no se cayó porque yo lo evité.

-Ve a buscar a la doctora – le dije a mi amigo y este obedeció. Trató de alejarme, pero solo conseguía desorientar más su golpeada cabeza – Espera al médico.

-No quiero seguir molestando – si me mirara sabría que no es así. Pero ya no lo hace.

Cuando Bepo regresó con la doctora y revisó completamente la herida, le indicó que podía retirarse. Qué llamaría a su novio que lo esperaba afuera y debía evitar agacharse o hacer movimientos bruscos por ahora. La mención de la relación con Roronoa no me gustó y el hecho de que esta vez él no intentará desmentirlo tampoco.

-Su novio es muy guapo – le dijo mi amigo a modo de halago - ¡Lo siento, hable sin pensar!

-No dijiste mentiras – le habló alegre Luffy. El de pelo verde ingresó por la puerta y lo ayudó a ponerse en pie, a él no le rechazó – Me quedó claro el mensaje Trafalgar – un nudo se formó en mi garganta al oírlo llamarme así – No volveré a molestarte – se volteó hacia Bepo – Un placer.

- ¡Igual! – Le dijo este emocionado haciendo una leve reverencia mientras ellos se retiraban – Es muy tierno – seguía mirando hacia la puerta – Quería saber si sus pestañas eran de verdad.

-Son reales – una imagen de él aquella noche en su casa apareció en mi cabeza… ¿Qué estoy haciendo? Corrí tras ellos para aclarar las cosas. Voy a ayudar a mi amigo, pero no quiero perderlo todo, al menos no a Luffy…

SANJI VINSMOKE

Volver a vivir con mi hermana, verla todos los días y poder conversar con ella me gusta, Katakuri y su amigo son agradables también. El bonito viene y va conmigo todos los días. No he vuelto a saber nada de Gin y las cosas en el trabajo están normales a pesar de que Trafalgar desapareció. Pero hay algo que no me permite estar tranquilo. ¿Por qué estoy tan al pendiente de lo que haga o deje de hacer el musgo?

Quisiera que volviéramos a ser amigos por lo menos. Pero eso también implicaría que me podría enamorar aún más de él y eso sería catastrófico.

Yo estoy tranquilo, pero el bonito no. Fue a buscar a su novio con Zoro, quería acompañarlo, pero no me animo a estar demasiado tiempo cerca de ese guardia. A las 10.30pm recibo una llamada del teléfono de mi amigo y al contestar no fue su voz la que me saludo – Sanji…

- ¿Qué le pasó a Luffy? ¿Por qué tienes su móvil?

-Hubo un accidente en la clínica – me levanté de un tirón y agarré mi bolso.

- ¡Pasa la dirección!

-Olvídalo, es un lugar peligroso – suspiré molesto.

- ¡Me importa un cuerno! ¿Cómo está? ¿Qué paso? ¿De qué clínica me hablas? – estaba preocupado por mi amigo y aunque nunca se lo diré, por él también.

-Aún no despierta y lo llevaré a un hospital cuándo me autoricen, un loco lo golpeo para robarle pero salió mal y no sabrás dónde estamos ahora porque vendrías como cometa a verlo y es peligroso – ¡Lo golpearon al punto de dejarlo inconsciente, tengo que ir!

- ¡Te lo suplicó, dime donde están! Prometo no ir solo, pero no puedo dejarlo a su suerte y más si sé que se encuentra herido.

-Te avisaré cuando estemos en el hospital, aquí no quiero que vengas.

- ¡¿Por qué te importa lo que pueda pasarme?! ¡Ya no tienes la obligación de cuidarme y!

-Nunca me sentí obligado a nada, lo hice porque quise – esas palabras me dejaron sin habla, él tampoco dijo nada después. Una voz femenina en el fondo le dijo que su novio había despertado y luego de eso colgó sin despedirse.

Estaba en shock, tanto por la noticia de Luffy como por su declaración. Si de verdad no se sintió obligado a nada, ¿por qué llamó a mi padre? ¿Qué fue lo que lo impulso a hacer algo tan extremo?

Cuando lo comenté a mi hermana lo que pasó, ella llamó a su esposo para que me llevaran al hospital. Le avisé que aún esperaba que me digan en cual centro estarían y ambos se sentaron a esperar conmigo. A los 20 minutos dijo que lo llevarían a Black Drum por mensaje y al rato partimos para allá. Estaba ansioso, demasiado la verdad y eso nunca termina bien…

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo.